generalidades de parasitologia, parasitologia de botero
Trastornos mentales y su abordaje desde la farmacología
1. TRASTORNOS MENTALES Y SU ABORDAJE DESDE LA FARMACOLOGÍA
Maestrante : Betty J.
Pacheco S.
Profesor : M.Sc. Brayner
López
Caracas, 30 de Septiembre
de 2015
Maestría en Orientación de la conducta
Psiquiatría Básica
2. TRASTORNO MENTAL
Son afecciones o síndromes psíquicos y
comportamentales, radicalmente opuestos a
los propios de los individuos que gozan de
buena salud mental. En general, son causa
de angustia y deterioro en importantes áreas
del funcionamiento psíquico, afectando
al equilibrio emocional, al rendimiento
intelectual y al comportamiento social
adaptativo.
3. Sistemas de clasificación a nivel
internacional
DSM V – Manual
diagnóstico y estadístico
de enfermedades
mentales. Desarrollado
por la Asociación
Americana de Psiquiatría.
Ya va por su quinta
edición.
Se trata de un catálogo de
enfermedades mentales
basados en conductas
observables, con lo cual
se facilita el estudio y
diagnostico de todos los
trastornos.
4. Sistemas de clasificación a nivel
internacional
CIE 10 – Clasificación
estadística internacional de
enfermedades de salud.
Elaborada por la Organización
mundial de la Salud. Tiene un
capítulo dedicado a los
trastornos mentales y del
comportamiento. Va por su
décima revisión.
Tiene unas categorías que se
parecen bastante a las
del DSM-IV (aunque no son
las mismas y no se codifican
en 5 ejes). Así pues, un mismo
paciente se puede codificar
según el sistema del DSM-IV o
V , o el de la CIE-10 (los más
usados) u otros de uso local en
ciertos países.
5. Al codificar un diagnóstico en
cualquiera de los dos sistemas
referidos puede saberse con
cierta fiabilidad y validez, lo
que le pasa al paciente y
cual puede ser el tratamiento
más recomendable para él .
6. Farmacología
La farmacología es
la ciencia que estudia el origen,
las acciones y las propiedades
que las sustancias químicas
ejercen sobre los organismos
vivos. Se considera la
farmacología como el estudio
de los fármacos, sea que ésas
tengan efectos beneficiosos o
bien tóxicos. Tiene aplicaciones
clínicas cuando las sustancias
son utilizadas en el diagnóstico,
prevención, tratamiento y alivio
de síntomas de
una enfermedad.
8. 1.- F00 –F09
Trastornos mentales orgánicos incluidos los
sintomáticos
La mayoría de los trastornos mentales orgánicos
pueden comenzar a cualquier edad, excepto quizás
durante la primera infancia. En la práctica, la mayoría
de estos trastornos tienden a empezar en la edad
adulta. Algunos de estos trastornos son
aparentemente irreversibles y progresivos y otros son
transitorios o responden a tratamientos específicos.
El uso del término "orgánico" significa que el
síndrome clasificado como tal puede ser atribuido a
un trastorno o enfermedad cerebral orgánico o
sistémico diagnosticable en sí mismo. El término
"sintomático" se utiliza para los trastornos mentales
orgánicos en los cuales la afectación cerebral es
secundaria a un trastorno o enfermedad sistémico
extracerebral.
9. F00 Demencia en la enfermedad de Alzheimer
F01 Demencia vascular.
F02 Demencia en enfermedades clasificadas en otro lugar
F03 Demencia sin especificación
F04 Síndrome amnésico orgánico no inducido por alcohol u
otras sustancias psicótropas
F05 Delirium no inducido por alcohol u otras sustancias
psicótropas
F06 Otros trastornos mentales debidos a lesión o disfunción
cerebral o a enfermedad somática
F07 Trastornos de la personalidad y del comportamiento
debidos a enfermedad, lesión o disfunción cerebral.
F09 Trastorno mental orgánico o sintomático sin
especificación
10. F00 a F03 : Demencias
Abordaje desde la farmacología
Demencia
La demencia es un síndrome debido a una enfermedad del cerebro,
generalmente de naturaleza crónica o progresiva, en la que hay
déficits de múltiples funciones corticales superiores, entre ellas la
memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo,
la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La conciencia
permanece clara. El déficit cognoscitivo se acompaña por lo
general, y ocasionalmente es precedido, de un deterioro en el
control emocional, del comportamiento social o de la motivación.
Este síndrome se presenta en la enfermedad de Alzheimer, en la
enfermedad vasculocerebral y en otras condiciones que afectan al
cerebro de forma primaria o secundaria.
La demencia produce un deterioro intelectual apreciable que
repercute en la actividad cotidiana del enfermo, por ejemplo, en el
aseo personal, en el vestirse, en el comer o en las funciones
excretoras. Este deterioro de la actividad cotidiana depende mucho
de factores socioculturales. Los cambios en el modo como el
enfermo desempeña su actividad social, tales como el conservar o
el buscar un empleo, no deben de ser utilizados como pautas para
el diagnóstico, porque hay grandes diferencias transculturales y
factores externos que repercuten en el mercado laboral.
11. •Tratamiento farmacológico
Manejo del déficit cognitivo: En la Enfermedad de Alzheimer el déficit de
Acetilcolina es el principal responsable de los síntomas, y se correlaciona
directamente con el trastorno de memoria. El tratamiento sintomático de la
EA se focaliza en estrategias para aumentar la neurotransmisión
colinérgica. Se sabe que los precursores de la acetilcolina (Ach) como la
lecitina y la colina son inefectivos, ya que no aumentan la Ach a nivel de
Sistema Nervioso Central. Las principales drogas en uso para aumentar la
neurotransmisión colinérgica son los inhibidores de la acetilcolinesterasa.
Dentro de este grupo, las drogas más importantes son:
- Tacrina: Anticolinesterásico no selectivo, reversible. Tiene una vida media
plasmática de 2-4 horas, por lo que debe darse en 4 tomas diarias. Es
efectivo en dosis de160 mg/día, pero tiene mala tolerancia gastrointestinal
(nauseas, vómitos, diarrea). Debe controlarse enzimas hepáticas
semanalmente, pues produce alza de transaminasas en el 30% de los
casos. Actualmente casi no se usa, pues ha sido reemplazado por el
donepezil.
- Donepezil (5 y 10 mg): Inhibidor reversible y selectivo de la
acetilcolinesterasa. Tiene mínimos efectos colinérgicos periféricos, y una
larga vida media lo que permite su administración diaria en monodosis. Es
bien tolerada, los efectos adversos más frecuentes son nauseas, vómitos,
diarrea e insomnio.. Aprobada en USA.
12. Las siguientes drogas pueden tener algún efecto para disminuir
la progresión de la enfermedad:
Alfa-tocoferol (vitamina E) y selegilina.
Efecto antioxidante, Idebenona, Propentofilina, Ginkgo Biloba,
entre otras.
En el anciano con demencia las dosis de medicamentos deben
regularse, en la literatura se hace énfasis en el trabajo con el
cuidador y la aplicación de técnicas específicas (cognitivo
conductuales) en el paciente.
13. El tratamiento de otras afecciones, asociadas o no a la demencia, como
la anemia, la depresión, las deficiencias nutricionales, los trastornos
tiroideoso las infecciones, también pueden mejorar o reducir los síntomas
propios de la enfermedad.
En general, se suelen emplear algunos medicamentos para controlar los
problemas de conducta derivados de la pérdida de las capacidades
cognitivas del sujeto, que tienen como fin reducir la confusión, la
impulsividad, la ansiedad, e incluso la agresividad de los pacientes, como:
Antipsicóticos (haloperidol).
Antidepresivos (fluoxetina, citalopram, paroxetina).
Sedantes o neurolépticos (risperidona, olanzapina).
Medicamentos que actúan sobre la serotonina (trazodona).
Ansiolíticos (alprazolam, diazepam).
Benzodiacepinas, para aliviar los trastornos del sueño (lorazepam,
triazolam).
Inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezil, galantamina).
La psicoterapia no resulta efectiva para estos pacientes, ya que les puede
generar ansiedad y mayor confusión.
14. 1.- Psicosis : Recomendable el uso de
neurolépticos a bajas dosis . Los compuestos
anti colinérgicos son mal tolerados. Conviene
evitar el uso prolongado de anti psicóticos
debido a su toxicidad en estos sujetos.
2.- Agitación: Evitar la administración de
benzodiacepinas en el demente agitado ya
que agrava los trastornos cognitivos siendo
preferible el uso de neurolépticos a bajas
dosis.
15. 3.- Depresión: El tratamiento con fàrmacos
antidepresivos debe realizarse con dosis
inicialmente reducidas, los antidepresivos con
efectos anti colinérgicos no son
recomendables por peligro de delirium. Se
recomienda nortriptilina, mianserina o los
inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina. En demencia asociada a infección
por VIH el metilfenadato a dosis menores a 30
mg/d produce mejoría .
16. F04 Síndrome amnésico orgánico no inducido por alcohol u otras
sustancias psicótropas
Síndrome caracterizado por un deterioro marcado de
la memoria para hechos remotos, en el cual la
memoria para hechos inmediatos está conservada.
También está disminuida la capacidad para aprender
cosas nuevas, lo que da lugar a una amnesia
anterógrada y a una desorientación en el tiempo.
Forma parte del síndrome una amnesia retrógrada.
Presencia de confabulaciones aunque de forma
inconstante. La percepción y otras funciones
cognoscitivas, incluyendo la inteligencia, están bien
conservadas. El pronóstico depende del curso de la
lesión básica (normalmente afecta al sistema
hipotálamo-diencefálico o a la región del hipocampo).
La recuperación completa es, en principio, posible.
17. F05 Delirium no inducido por alcohol u otras
sustancias psicótropas
Síndrome cerebral orgánico que carece de una etiología específica,
caracterizado por la presencia simultánea de trastornos de la
conciencia y atención, de la percepción, del pensamiento, de la
memoria, de la psicomotilidad, de las emociones y del ciclo sueño-
vigilia. Puede presentarse en cualquier edad, pero es más
frecuente después de los 60 años.
El cuadro de delirium es transitorio y de intensidad fluctuante. La
mayoría de los casos se recuperan en cuatro semanas o menos.
Sin embargo, no es raro que el delirium persista con fluctuaciones
incluso durante seis meses, en especial cuando ha surgido en el
curso de una enfermedad hepática crónica, carcinoma o
endocarditis bacteriana subaguda.
La distinción que se hace algunas veces entre el delirium agudo y
subagudo no tiene gran relevancia clínica y el trastorno ha de ser
concebido como un síndrome unitario cuya intensidad puede ir de
leve a muy grave. Un delirium puede superponerse o evolucionar
hacia una demencia.
18. F06 Otros trastornos mentales debidos a lesión o
disfunción cerebral o a enfermedad somática
Trastornos mentales causados por alteraciones
cerebrales debidas a enfermedad cerebral
primaria, a enfermedad sistémica o de otra
naturaleza que afecta secundariamente al cerebro
o a una sustancia tóxica exógena (excluyendo el
alcohol y las sustancias psicotropas clasificados
en F10-F19). Estos trastornos tienen en común el
que sus rasgos clínicos no permiten por sí
mismos hacer un diagnóstico de presunción de un
trastorno mental orgánico, como demencia o
delirium. Por el contrario, sus manifestaciones
clínicas se parecen o son idénticas a aquellas de
los trastornos no considerados como "orgánicos"
en el sentido específico.
19. Tratamiento farmacológico
En los trastornos anteriormente
descritos los medicamentos que
reducen los síntomas de los
trastornos psicóticos tales como :
agitación, delirios , alucinaciones
y trastornos del pensamiento son
los fármacos neurolépticos.
Entre ellos : Fenotiacinas,
Tioxantenos, dibenzoxacepinas,
Butirofenonas, Dihidroindolonas,
Dibenzodiacepinas,
Difenilbutilpiperidinas.
20. F07 Trastornos de la personalidad y del comportamiento
debidos a enfermedades, lesiones o disfunciones
cerebrales
Alteración de la personalidad y del
comportamiento puede ser debida a una
enfermedad, una lesión o una disfunción
cerebral puede ser de carácter residual
concomitante con una enfermedad daño o
disfunción cerebral. En algunos casos las
características concretas de las
manifestaciones de estos trastornos de la
personalidad y del comportamiento residuales
o concomitantes pueden sugerir el tipo o
localización de la afección cerebral.
22. F10-F19 Trastornos mentales y del comportamiento
debidos al consumo de sustancias psicotropas
Trastornos cuya
gravedad va desde la
intoxicación no
complicada y el
consumo perjudicial
hasta cuadros
psicóticos y de
demencia manifiestos.
Todos ellos son
secundarios al
consumo de una o más
sustancias psicótropas
(aun cuando hayan sido
prescritas por un
24. Aspecto Farmacológico
Hay medicamentos, como la metadona, la buprenorfina y
la naltrexona, que se usan para tratar a personas adictas a
las sustancias opioides, mientras que para los adictos al
tabaco existen preparados de nicotina (parches, chicles,
pastillas y vaporizador nasal) además de los
medicamentos vareniclina y bupropión. El disulfiram, el
acamprosato y la naltrexona son medicamentos usados
para tratar la dependencia al alcohol, la cual se presenta
comúnmente junto con otras drogadicciones. De hecho, la
mayoría de las personas con adicción severa son
consumidores de diversas drogas y requieren tratamiento
para todas las sustancias que abusan. Incluso se ha
comprobado que las personas que tienen problemas con
el alcoholismo y el tabaquismo pueden recibir tratamiento
simultáneamente para ambos problemas.
25. Los medicamentos psicoactivos, como los antidepresivos, los ansiolíticos, los estabilizadores del
estado de ánimo o los anti psicóticos pueden ser críticos para el éxito del tratamiento cuando los
pacientes tienen trastornos mentales simultáneos, tales como depresión, trastorno de ansiedad
(incluyendo el trastorno de estrés postraumático), trastorno bipolar o esquizofrenia.
Las terapias de la conducta pueden ayudar a motivar a los toxicómanos a participar en el
tratamiento para las drogas, ofrecen estrategias para afrontar el deseo de consumirlas, enseñan
maneras de evitar las drogas y prevenir las recaídas, y ayudan en el manejo de las recaídas en
caso de que éstas ocurran. Las terapias de la conducta también pueden ayudar a mejorar las
destrezas de comunicación, las relaciones interpersonales y la crianza de hijos, así como la
dinámica familiar.
Muchos programas de tratamiento emplean terapias tanto individuales como de grupo. La terapia
de grupo puede brindar refuerzo social y ayudar a fomentar la abstinencia y un estilo de vida sin
drogas. Algunos de los tratamientos conductuales más establecidos, como el manejo de
contingencias y la terapia cognitiva conductual también se están adaptando para uso con grupos
a fin de mejorar la eficacia y el ahorro de costos. Sin embargo, sobre todo en adolescentes,
puede haber un peligro de efectos iatrogénicos o involuntarios del tratamiento en grupo; es por
ello que los terapeutas capacitados deben estar al tanto de tales efectos y monitorearlos.
El tratamiento del abuso y la adicción a las drogas se efectúa en distintos entornos
usando una variedad de enfoques farmacológicos y conductuales.
Puesto que trabajan en distintos aspectos de la adicción, las combinaciones de terapias de la
conducta y medicamentos (cuando los hay) por lo general parecen ser más eficaces que
cualquier enfoque usado por sí solo.
26. F20-29 Esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos
de ideas delirantes.
Este trastorno se caracteriza por distorsiones fundamentales y típicas de la percepción, del pensamiento y de las
emociones, estas últimas en forma de embotamiento o falta de adecuación de las mismas. En general, se
conservan tanto la claridad de la conciencia como la capacidad intelectual, aunque con el paso del tiempo
pueden presentarse déficits cognoscitivos. El trastorno compromete las funciones esenciales que dan a la
persona normal la vivencia de su individualidad, singularidad y dominio de sí misma. El enfermo cree que sus
pensamientos, sentimientos y actos más íntimos son conocidos o compartidos por otros y pueden presentarse
ideas delirantes en torno a la existencia de fuerzas naturales o sobrenaturales capaces de influir, de forma a
menudo bizarra, en los actos y pensamientos del individuo afectado. Este se siente el centro de todo lo que
sucede.
Son frecuentes las alucinaciones, especialmente las auditivas, que pueden comentar la propia conducta o los
pensamientos propios del enfermo. Suelen presentarse además otros trastornos de la percepción: los colores o
los sonidos pueden parecer excesivamente vividos o tener sus cualidades y características alteradas y detalles
irrelevantes de hechos cotidianos pueden parecer más importantes que la situación u objeto principal. La
perplejidad es frecuente ya desde el comienzo, la cual suele acompañarse de la creencia de que las situaciones
cotidianas tienen un significado especial, por lo general siniestro y dirigido contra el propio enfermo. En el
trastorno del pensamiento característico de la esquizofrenia los aspectos periféricos e irrelevantes de un
concepto, que en la actividad mental normal están soterrados, afloran a la superficie y son utilizados en lugar de
los elementos pertinentes y adecuados para la situación. Así el pensamiento se vuelve vago, elíptico y oscuro y
su expresión verbal es a veces incomprensible. Son frecuentes los bloqueos e interpolaciones en el curso del
pensamiento y el enfermo puede estar convencido de que un agente extraño está grabando sus pensamientos.
Las características más importantes de la afectividad son la superficialidad, su carácter caprichoso y la
incongruencia. La ambivalencia y el trastorno de la voluntad se manifiestan como inercia, negativismo o estupor.
Pueden presentarse también síntomas catatónicos.
El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento conductal o insidioso con un desarrollo
gradual de ideas y de una conducta extraña. El curso también presenta una gran variabilidad y no es
inevitablemente crónico y deteriorante (debe especificarse con un quinto carácter). Un porcentaje de casos, que
varía en las diferentes culturas y poblaciones, evoluciona hacia una recuperación completa o casi completa.
Ambos sexos se afectan aproximadamente por igual, pero el comienzo tiende a ser más tardío en las mujeres.
27. Farmacología
Para tratar los síntomas de esquizofrenia, como
alucinaciones, delirios, dificultad para comunicarse y
problemas de movimiento:
El nuevo anti psicótico olanzapina (Zyprexa®) actúa casi con
la misma eficacia que el antipsicótico antiguo haloperidol
(Haldol®).
Para tratar los síntomas de esquizofrenia consistentes en
dificultad para mostrar las emociones y dificultad para
interactuar con otros:
Los antipsicóticos nuevos aripiprazol (Abilify®), olanzapina
(Zyprexa®) y risperidona (Risperdal®) son más eficaces que
el antipsicótico antiguo haloperidol (Haldol®).
Para tratar los síntomas generales de salud mental (como
ansiedad, culpa, tensión, atención deficiente y poco juicio) en
las personas con esquizofrenia:
El antipsicótico nuevo olanzapina (Zyprexa®) es más eficaz
que el antipsicótico antiguo haloperidol (Haldol®).
28. F31 Trastorno bipolar
Trastorno caracterizado por la presencia de episodios
reiterados (es decir, al menos dos) en los que el estado de
ánimo y los niveles de actividad del enfermo están
profundamente alterados, de forma que en ocasiones la
alteración consiste en una exaltación del estado de ánimo y
un aumento de la vitalidad y del nivel de actividad (manía o
hipomanía) y en otras, en una disminución del estado de
ánimo y un descenso de la vitalidad y de la actividad
(depresión). Lo característico es que se produzca una
recuperación completa entre los episodios aislados. A
diferencia de otros trastornos del humor (afectivos) la
incidencia en ambos sexos es aproximadamente la misma.
Dado que los enfermos que sufren únicamente episodios
repetidos de manía son relativamente escasos y de
características muy parecidas (antecedentes familiares,
personalidad pre mórbida, edad de comienzo y pronóstico a
largo plazo) al resto de los enfermos que tienen al menos
episodios ocasionales de depresión, estos enfermos se
clasifican como otro trastorno bipolar
29. Farmacología
Para tratar los síntomas de manía
del trastorno bipolar:
Los antipsicóticos nuevos
aripiprazol (Abilify®), olanzapina
(Zyprexa®) y risperidona
(Risperdal®) parecen tener la
misma eficacia que el
antipsicótico antiguo haloperidol
(Haldol®), pero se necesita
investigar más para saberlo con
certeza.
30. A los pacientes con
trastorno bipolar se les
prescriben normalmente
unos medicamentos
conocidos como
“estabilizadores del humor”
para controlar las
oscilaciones de humor.
Estos tratamientos son en
su mayoría continuados
durante un largo periodo de
tiempo (años). Se pueden
añadir otras terapias,
normalmente para periodos
más cortos, para tratar
episodios de depresión o
manía que se produzcan a
pesar del tratamiento con un
estabilizador del humor.
31. Antipsicóticos
La medicación antipsicótica atípica también se emplea
para el tratamiento del trastorno bipolar. Estos productos
resultan muy útiles para el tratamiento de la manía aguda y
para ayudar a aliviar síntomas psicóticos durante los
periodos de eutimia.
Litio
El litio se utiliza desde hace mucho tiempo como
tratamiento de primera línea para el control de la manía y
para evitar la repetición tanto de periodos maníacos como
depresivos.
Anticonvulsivos
Los anticonvulsivos también actúan como estabilizadores
del humor, especialmente en pacientes que no responden
adecuadamente. En ocasiones se emplean en combinación
con el litio o como una alternativa. Existe una nueva
generación de terapia anticonvulsiva que también resulta
eficaz para estabilizar las oscilaciones del humor.
Benzodiazepinas
Las benzodiazepinas de alta potencia pueden resultar
útiles para mejorar el sueño de los pacientes que sufren de
insomnio. No obstante, al ser medicamentos que pueden
crear adicción, se suelen prescribir para periodos cortos.
32. F33 Trastorno depresivo recurrente
Trastorno que se caracteriza por la aparición de episodios repetidos de
depresión, que pueden presentar los rasgos de episodio depresivo leve
(F32.0), moderado (F32.1) o grave (F32.2 y F32.3), pero sin antecedentes
de episodios aislados de exaltación del estado de ánimo o aumento de la
vitalidad suficientes para satisfacer las pautas de manía F30.1 y F30.2. No
obstante, pueden haberse presentado episodios breves de elevación ligera
del estado de ánimo o hiperactividad (que satisface las pautas de
hipomanía F30.0) inmediatamente después de un episodio depresivo, a
veces precipitados por el tratamiento antidepresivo. La edad de comienzo y
la gravedad, duración y frecuencia de los episodios depresivos pueden ser
muy variables. Los episodios también suelen tener una duración de tres a
doce meses (duración media de seis meses), pero las recaídas son menos
frecuentes. La recuperación suele ser completa; un pequeño número de
enfermos queda crónicamente deprimido, en especial si se trata de
personas de edad avanzada (en estos casos ha de utilizarse también esta
categoría). A menudo acontecimientos vitales estresantes son capaces de
precipitar episodios aislados con independencia de su gravedad y en
muchas culturas son dos veces más frecuentes en las mujeres que en los
varones, tanto los episodios aislados como cuando se trata de depresiones
persistentes.
33. Tratamiento farmacológico
El tratamiento contra la depresión es
de dos
tipos: farmacológico y psicoterapi
a. Dependiendo del problema puede
ser necesario uno u otro, o una
combinación de los dos. Cuando los
casos son graves existe otro tipo: la
terapia electroconvulsiva o
electroshock. En general, el
tratamiento farmacológico es
necesario. En una primera fase se
medica de forma intensa al enfermo
para conseguir que los síntomas
desaparezcan y se pueda iniciar la
recuperación del enfermo. En una
segunda fase se suministran
fármacos para impedir la
manifestación de la enfermedad.
34. Tratamiento farmacológico con antidepresivos: Los
antidepresivos se utilizan para corregir desequilibrios en los
niveles de las sustancias químicas del cerebro,
especialmente la serotonina, un químico cerebral que
transmite mensajes en el área del cerebro que controla las
emociones, la temperatura corporal, el apetito, los niveles
hormonales el sueño y la presión sanguínea. Los
antidepresivos actúan incrementando los niveles de
serotonina en las células del cerebro. Cada clase de
antidepresivos lo hace de una forma distinta. No suelen
provocar dependencia. Normalmente tienen efecto entre tres
y seis semanas después de iniciar el tratamiento. Si no se
han producido avances en este tiempo, el médico suele optar
por cambiar el tratamiento, añadiendo más dosis u optando
por otro antidepresivo. Entre sus efectos secundarios más
comunes se encuentran el insomnio, nerviosismo, disfunción
sexual, nauseas, mareos o aumento de peso.
35. Se recomienda iniciar el tratamiento con un
inhibidor selectivo de recaptura de serotonina.
Se debe informar al paciente y familiares sobre el
medicamento para promover su adherencia.
En casos de pacientes con otras patologías no
psiquiátricas se sugiere el uso de sertralina o
citalopram pues tienen menos grado de
interacciones farmacológicas y efectos
secundarios severos.
La respuesta antidepresiva se genera a la tercera
semana después del tratamiento. Se deben ajustar
las dosis y revisar la duración entre 8 a 12 meses
de ser necesario por recaídas, la duración puede
ser mayor
36. F40-49 Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones
estresantes y somatomorfos
Las formas más leves de estos trastornos se ven principalmente en asistencia primaria y en ellas
son frecuentes las mezclas de síntomas (la coexistencia de angustia y depresión es, con mucho,
la más frecuente).
F40 Trastornos de ansiedad fóbica
Trastornos la ansiedad que se ponen en marcha exclusiva o predominantemente en ciertas
situaciones bien definidas o frente a objetos (externos al enfermo) que no son en sí mismos
generalmente peligrosos. En consecuencia, éstos se evitan de un modo específico o si acaso
son afrontados con temor. La preocupación del enfermo puede centrarse en síntomas aislados
tales como palpitaciones o sensación de desvanecimiento y a menudo se acompaña de miedos
secundarios a morirse, a perder el control o a volverse loco. La ansiedad no se alivia por saber
que otras personas no consideran dicha situación como peligrosa o amenazante. Por lo general,
el imaginar la situación fóbica desencadena una ansiedad anticipatoria.
F40.0 Agorafobia
El término "agorafobia" se utiliza aquí con un sentido más amplio que el original y que el utilizado
aún en algunos países. Se incluyen en él no sólo los temores a lugares abiertos, sino también
otros relacionados con ellos, como temores a las multitudes y a la dificultad para poder escapar
inmediatamente a un lugar seguro (por lo general el hogar). El término abarca un conjunto de
fobias relacionadas entre sí, a veces solapadas, entre ellos temores a salir del hogar, a entrar en
tiendas o almacenes, a las multitudes, a los lugares públicos y a viajar solo en trenes, autobuses
o aviones. Aunque la gravedad de la ansiedad y la intensidad de la conducta de evitación son
variables, éste es el más incapacitarte de los trastornos fóbicos y algunos individuos llegan a
quedar completamente confinados en su casa.
37. F40.1 Fobias sociales : suelen comenzar en la adolescencia y giran en torno al miedo a ser
enjuiciado por otras personas en el seno de un grupo comparativamente pequeño (a diferencia
de las multitudes) y suelen llevar a evitar situaciones sociales determinadas. Al contrario que la
mayoría de las fobias, las fobias sociales se presentan con igual frecuencia en varones y en
mujeres. Algunas de las fobias sociales son restringidas (por ejemplo, a comer en público, a
hablar en público o a encuentros con el sexo contrario), otras son difusas y abarcan casi todas
las situaciones sociales fuera del círculo familiar. El temor a vomitar en público puede ser
importante. El contacto visual directo puede ser particularmente molesto en determinadas
culturas. Las fobias sociales suelen acompañarse de una baja estimación de sí mismo y de
miedo a las críticas. Puede manifestarse como preocupación a ruborizarse, a tener temblor de
manos, nauseas o necesidad imperiosa de micción y a veces la persona está convencida de que
el problema primario es alguna de estas manifestaciones secundarias de su ansiedad. Los
síntomas pueden desembocar en crisis de pánico. La conducta de evitación suele ser intensa y
en los casos extremos puede llevar a un aislamiento social casi absoluto.
F40.2 Fobias específicas (aisladas)Fobias restringidas a situaciones muy específicas tales como a
la proximidad de animales determinados, las alturas, los truenos, la oscuridad, a viajar en avión,
a los espacios cerrados, a tener que utilizar urinarios públicos, a ingerir ciertos alimentos, a
acudir al dentista, a la visión de sangre o de heridas o al contagio de enfermedades concretas.
Aunque la situación desencadenante sea muy específica y concreta, su presencia puede
producir pánico como en la agorafobia y en las fobias sociales. Las fobias específicas suelen
presentarse por primera vez en la infancia o al comienzo de la vida adulta y, si no son tratadas,
pueden persistir durante décadas. El grado de incapacidad que producen depende de lo fácil que
sea para el enfermo evitar la situación fóbica. El temor a la situación fóbica tiende a ser estable,
al contrario de lo que sucede en la agorafobia. Son ejemplos de objetos fóbicos el temor a las
radiaciones, a las infecciones venéreas y más recientemente al sida.
38. Farmacoterapia
Los antidepresivos se desarrollaron para tratar la depresión, pero también ayudan
en el tratamiento de las personas con trastornos de ansiedad. Los inhibidores de la
recaptura de la serotonina (ISRS) como la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft),
el escitalopram (Lexapro), la paroxetina (Paxil) y el citalopram (Celexa) se
prescriben con frecuencia para el trastorno de pánico, el trastorno obsesivo
compulsivo, el trastorno de estrés postraumático y la fobia social.
La venlafaxina (Effexor) un inhibidor selectivo de la recaptura de la serotonina y
noradrenalina se utiliza comúnmente para tratar el trastorno de ansiedad
generalizado. El antidepresivo bupropion (Wellbutrin) también se utiliza en
ocasiones. En el tratamiento de los trastornos de ansiedad, los antidepresivos
generalmente se inician con dosis bajas y luego se aumentan con el tiempo.
Algunos antidepresivos tricíclicos funcionan bien para la ansiedad. Por ejemplo, la
imipramina (Tofranil) se prescribe para el trastorno de pánico y trastorno de
ansiedad generalizada. La clomipramina (Anafranil) se utiliza para tratar el trastorno
obsesivo compulsivo. Los antidepresivos tricíclicos también se inician con dosis
bajas y su dosis se aumenta con el tiempo.
Los inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) se utilizan también para los
trastornos de ansiedad.
39. LAS BENZODIACEPINAS (MEDICAMENTOS
CONTRA LA ANSIEDAD/ANSIOLÍTICOS)
Los medicamentos contra la ansiedad llamados
benzodiacepinas pueden empezar a trabajar con
mayor rapidez que los antidepresivos. Los que se
utilizan para tratar los trastornos de ansiedad
incluyen:
El clonazepam (Klonopin), que se utiliza para la
fobia social y el trastorno de ansiedad generalizada
Lorazepam (Ativan), que se utiliza para el trastorno
de pánico
Alprazolam (Xanax), que se utiliza para el trastorno
de pánico y trastorno de ansiedad generalizada.
La buspirona (Buspar) es un medicamento contra la
ansiedad que se usa para tratar el trastorno de
ansiedad generalizado. La buspirona a diferencia de
las benzodiazepinas, necesita al menos dos
semanas para comenzar a trabajar adecuadamente.
40. LOS BETA-BLOQUEADORES
Los beta-bloqueantes controlan algunos
de los síntomas físicos de la ansiedad,
como el temblor y sudoración. El
propranolol (Inderal) es un beta-
bloqueante que suele utilizarse para
tratar enfermedades del corazón y la
presión arterial alta. El medicamento
también ayuda a las personas que
tienen problemas físicos relacionados
con la ansiedad. Por ejemplo, cuando
una persona con fobia social tiene que
enfrentarse a una situación estresante,
como dar un discurso, o asistir a una
reunión importante, el médico puede
prescribir un beta-bloqueador. Tomar el
medicamento durante un corto período
de tiempo puede ayudar a la persona a
mantener los síntomas físicos bajo
control.
41. F50-59 Trastornos del comportamiento asociados a
disfunciones fisiológicas y a factores somáticos
F50 Trastornos de la conducta alimentaria
Aquí se agrupan dos síndromes importantes y
claramente delimitados: la anorexia nerviosa y
la bulimia nerviosa, además de otros
trastornos bulímicos menos específicos y de la
obesidad relacionada con alteraciones
psicológicas. Asimismo, incluye una breve
descripción de los vómitos que acompañan a
trastornos psicológicos.
42. F50.0 Anorexia nerviosa
Trastorno caracterizado por la presencia de una pérdida deliberada de peso,
inducida o mantenida por el mismo enfermo. El trastorno aparece con mayor
frecuencia en muchachas adolescentes y mujeres jóvenes, aunque en raras
ocasiones pueden verse afectados varones adolescentes y jóvenes, así como niños
prepúberes o mujeres maduras hasta la menopausia. La anorexia nerviosa
constituye un síndrome independiente, en el siguiente sentido:
F50.2 Bulimia nerviosa
Síndrome caracterizado por episodios repetidos de ingesta excesiva de alimentos y
por una preocupación exagerada por el control del peso corporal lo que lleva al
enfermo a adoptar medidas extremas para mitigar el aumento de peso producido
por la ingesta de comida. Este término debería restringirse a las formas del trastorno
que estén relacionadas con la anorexia nerviosa por el hecho de compartir la misma
psicopatología. La distribución por edades y sexo es similar a la de la anorexia
nerviosa aunque la edad de presentación tiende a ser ligeramente más tardía. El
trastorno puede ser considerado como una secuela de la anorexia nerviosa
persistente (aunque también puede darse la secuencia contraria). A primera vista, un
enfermo previamente anoréxico puede parecer que está mejorando a medida que
gana peso e incluso recupera la menstruación si es mujer, pero entonces surge una
forma maligna de comportamiento caracterizado por sobrealimentación y vómitos.
Los vómitos repetidos pueden dar lugar a trastornos del equilibrio electrolítico, a
complicaciones somáticas (letanía, crisis comiciales, arritmias cardíacas o debilidad
muscular) y a una mayor pérdida de peso.
43. Farmacoterapia
El tratamiento con antidepresivos: En la anorexia,
una vez controladas las alteraciones electrolíticas y
con un peso normalizado se usará clomipramina,
fluoxetina durante 6 a 8 meses, paroxetína o
fluvoxamina durante 24 meses. Con la fluoxetina es
importante controlar el efecto supresor del apetito. En
la bulimia el tratamiento de elección es la fluoxetina,
con una frecuente disminución de atracones y vómitos
autoinducidos.
Otras opciones terapéuticas incluyen imipramina o
IMAO (trancilpromina, de uso muy restrictivo, a nivel
hospitalario por el alto riesgo de interacciones
alimentarias) si fallan los anteriores. El perfil
psicológico de las candidatas a buena respuesta a
serotoninérgicos incluye a las pacientes
colaboradoras y responsables con patología obsesiva
o depresiva manifiesta.
Benzodiazepinas: Clorazepato, Diazepam o
alprazolam (dosis según peso y estado clínico) en
ansiedad severa en ambas patologías.
44. F60-F62 Trastornos de la personalidad y del
comportamiento del adulto
Incluye diversas alteraciones y modos de
comportamiento que tienen relevancia clínica
por sí mismos, que tienden a ser persistentes
y son la expresión de un estilo de vida y de la
manera característica que el individuo tiene de
relacionarse consigo mismo y con los demás.
Algunas de estas alteraciones y modos de
comportamiento aparecen en estadios
precoces del desarrollo del individuo, como
resultado tanto de factores constitucionales
como de experiencias vividas, mientras que
otros se adquieren más tarde a lo largo de la
vida.
45. Farmacoterapia
A partir de 1990 la psiquiatría dispone de
fármacos cada vez más eficaces y mejor
tolerados, con pocos efectos secundarios, que
permiten realizar un tratamiento efectivo de los
síntomas que presentan los pacientes con
trastornos de la personalidad. La Noción de
“tratamiento psicofarmacológico de los
trastornos de la personalidad” es
relativamente nueva y muy controvertida.
46. Trastorno límite: la estrategia en cuanto al uso de fármacos debe centrarse en la
identificación de los síntomas diana: trastornos del ánimo (litio, carmabacepina,
IMAO, tricíclicos), trastornos del pensamiento (dosis bajas de neurolépticos no
sedantes), conducta impulsiva y de rabia (clomipramina, fluoxetina, anticonvulsivos).
Trastorno de personalidad paranoide: Fenotiacinas a dosis bajas, tranquilizantes
menores o antidepresivos pueden ser beneficiosos.
Trastorno disocial : El tratamiento medicamentoso ha sido poco concluyente. El
carbonato de litio y el propanolol parecen ejercer un efecto anti agresivo y podrían
servir para el paciente agresivo y violento. Los anticonvulsivos podrían ser útiles
para un subgrupo de pacientes con conducta impulsiva explosiva.
Trastorno narcisista : No hay intervenciones farmacológicas específicas, a veces se
emplean medicamentos para tratar síntomas como depresión (antidepresivos),
labilidad afectiva (litio) o la exagerada vulnerabilidad al rechazo (IMAOS).
49. F63 Trastornos de los hábitos y del control de los
impulsos
Incluye ciertos trastornos de comportamiento que
no son clasificables en otros apartados. Están
caracterizados por actos repetidos que no tienen
una motivación racional clara y que generalmente
dañan los intereses del propio enfermo y de los
demás. El enfermo suele decir que el
comportamiento se acompaña de impulsos a la
acción que no pueden ser controlados La
etiología de estos trastornos no está clara y se
agrupan juntos debido a las grandes semejanzas
descriptivas, pero no porque se sepa que
comparten cualquier otro rasgo importante.
50. Farmacoterapia
En el tratamiento de los
trastornos del control de los
impulsos se han utilizado
distintos fármacos: neurolépticos
convencionales, nuevos
antipsicóticos, inhibidores
selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS), agonistas
serotoninérgicos,
betabloqueantes, naltrexona,
estimulantes centrales,
antiandrogénicos, litio y
antiepilépticos. En la actualidad
existe un creciente interés por
los nuevos anticonvulsivantes,
ya que se existen algunos
estudios controlados que
sugieren que tienen efectividad
terapéutica.
51. Los medicamentos como los
inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina
(ISRS) que se utilizan para tratar
la depresión y otros trastornos han
sido eficaces en el tratamiento de
la conducta impulsiva. Aparte de
eso, los medicamentos de control
de impulsos incluyen los fármacos
antipsicóticos, anticonvulsivos y el
litio. Las benzodiazepinas han
demostrado aliviar los síntomas de
este trastorno. Aparte de esto, la
psicoterapia y la terapia conductual
se utiliza también para tratar estos
trastornos. De hecho, la terapia del
comportamiento y la terapia familiar
se ha observado que es
especialmente útil en el tratamiento
de piromanía en los niños.
52. REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
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Graw –Hill.
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Especiales de Psiquiatria 2009;37(4):205-212
VALLEJO-RUILOBA, J. (2002). Introducción a la psicopatología y la
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