SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 19
Don Bernardo, un anciano agricultor de Campeche, ya no podía con las tareas del campo. Desde joven había
sido labrador y se había agotado en largas jornadas sin descanso. Con el fruto de su trabajo apenas había
logrado construir una casita, donde vivía con Lola, su mujer.
En el último año había sembrado apenas algunos cultivos para el alimento cotidiano y sus tierras se veían
secas y vacías. Sin embargo, ambos eran muy felices allí y amaban su pequeño mundo, veían el amanecer y
el atardecer, cortaban flores silvestres, andaban despacito e iban a un pozo donde se filtraba el agua más
pura y deliciosa del mundo.


Una mañana vieron llegar a unos de a caballo. Al frente venía el poderoso cacique de la hacienda cercana
que cada vez agrandaba más su propiedad. ―¿Qué se le ofrece Don?‖ preguntó don Bernardo. El cacique le
explicó: ―Ya reporté al gobierno que su tierra está inútil y vengo a tomar posesión de ella. Ustedes los viejos
ya no tienen nada que hacer.‖ ―¡No es justo‖ replicó el anciano. Cuando doña Lola quiso intervenir, el cacique
la interrumpió: ―Esto es cosa de hombres‖.


Por la tarde él y su esposa fueron a ver al presidente municipal. Éste, que se había puesto de acuerdo con el
cacique, confirmó la decisión. ―Así es. Tienen dos días para dejar libre el terreno.‖


Cuando llegaron a casa, don Bernardo estaba llorando. ―No te agüites, viejo‖ dijo su mujer, mientras
acomodaba en la mesa de la cocina unos cigarrillos, un tarro de miel, un rollo de galletas, un plato con jícama
picada y una jarra con agua de horchata. ―¿A quién invitaste?‖, preguntó don Bernardo. ―Vámonos a dormir‖ le
respondió ella.
Al día siguiente, cuando despertó, se asomó por la ventana para ver sus tierras por última vez antes de
empacar. El terreno era ahora un vergel lleno de flores y árboles con fruta lista para cortar. Su esposa se
acercó a la ventana y lo rodeó con su abrazo. ―¡Ay vieja, necesito lentes!‖ comentó don Bernardo. ―No mi
amor, lo que estás viendo es la purita realidad‖. ―¿Y quién hizo todo esto?‖ preguntó. ―Fueron los aluxes‖
respondió ella.
Doña Lola le explicó que los aluxes son miles de duendes indígenas que viven en la selva maya. Salen a jugar
a la luz de la luna, chapotean en el agua y ríen con voz cantarina. Si alguna persona los trata mal, le hacen la
vida de cuadritos. Pero si los trata bien, le conceden sus deseos. Ellos habían sembrado la milpa de don
Bernardo.


Cuando el cacique llegó a tomar posesión, supo que ya nada podía hacer; el plantío de don Bernardo era el
más bonito de todos. Sin decir palabra regresó a la hacienda. Nunca encontró la paz, los traviesos aluxes no
lo dejan dormir: noche tras noche tiran piedritas contra sus ventanas, saltan sobre las teclas del piano y le
jalan las cobijas.


—Adaptación de un cuento original de Manuel Anzures incluido en el libro Suspira el viento(1914).




Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto
EL BUEY TRABAJADOR

En un hermoso establo de la estepas vivían juntos un buey y un burro. Mientras el burro flojeaba casi todo el
día y se limitaba a transportar muy de vez en cuando a su amo, el buey vivía jornadas agotadoras de
esfuerzo: labraba la tierra, llevaba en su lomo pesadas cargas y hasta tenía que ayudar a sacar el agua de
una noria. Una tarde llegó muy cansado al establo, comió una abundante ración de paja, bebió agua suficiente
y empezó a quedarse dormido cuando de repente se sobresaltó.
—¿Qué te pasa? —le preguntó el burro.
—Acabo de recordar que mañana tengo que levantarme muy temprano, pues debo ayudar a labrar el gran
terreno que hay pasando la laguna, y ya no aguanto la fatiga —respondió el buey.
—No te preocupes, yo voy a enseñarte cómo puedes quedar libre de ese trabajo — dijo el burro.
—¿Cómo?
—Es muy fácil. Mañana, cuando el patrón venga por ti comienza a caminar sólo sobre tres patas. El amo
creerá que tienes lastimada la cuarta y te dejará descansar todo el día —explicó el habilidoso jumento.
Aquella noche el buey no logró conciliar el sueño pensando qué hacer al día siguiente. Así vio ocultarse la
luna y salir el sol. Si ya de por sí estaba cansado, ahora tenía todavía menos energías.
El gallo cantó y el patrón de los animales se acercó al establo para despertar al buey. Siguiendo los malos
consejos del burro, cuando éste se incorporó hizo como que cojeaba. El dueño del establo lo vio con
detenimiento y le dijo:
—Mmm… creo que has estado trabajando de más estas semanas y haré venir al veterinario para que te
revise esa pata. Pero el terreno que hay pasando la laguna no puede quedarse sin labrar… ¡Ya tengo la
solución! En esta ocasión serás tú quien me ayude —dijo mirando al burro.
Espantado por la perspectiva de trabajar todo un día el burro pegó un rebuzno que se oyó muy lejos y cuando
recuperó la compostura se dirigió al amo:
—Patrón, patrón, el buey no está enfermo de la pata, yo le aconsejé que mintiera para no ir a trabajar —le
explicó.
—¿De manera que le estuviste dando malos consejos para que sea igual de flojo que tú? —comentó el amo y
se quedó pensando un largo rato.
Ambos animales esperaban temerosos la decisión de su dueño hasta que éste finalmente habló.
—Bueno, los dos podrían merecer una buena paliza por mentirme. Pero he tomado otra decisión. Tú, buey, te
has esforzado más de lo que puedes y mereces un descanso. Y tú, burro, necesitas hacer algo por cambiar
de vida. Así que mientras el buey toma unas vacaciones me ayudarás a labrar la tierra —comentó.
—¿Y cuando terminen las vacaciones? —cuestionaron los animales a coro.
—Entonces todos los días iremos los tres a labrar para conocer juntos la alegría del esfuerzo (y también la del
descanso).
—Cuento de Belarús
LA ROCA MISTERIOSA
En aquel pueblo de África a nadie le gustaba trabajar. Daban las doce del día y la mayor parte de las
personas estaban acostadas. Todo estaba sucio y desordenado en sus casas que, por fuera, parecían
abandonadas. Aunque contaban con lo necesario para poner pequeñas granjas, eso era lo que menos
querían. Preferían comer cualquier cosa que encontraran tirada en el suelo. Las callejuelas estaban en total
descuido. Habían crecido hierbas y arbustos en las banquetas. La basura se acumulaba en las esquinas y
abundaban las serpientes, las ratas y los escorpiones.
Entre todos ellos sólo había un hombre trabajador que había reunido una considerable fortuna. Le
desesperaba la situación y se cansaba de pedir a los demás que hicieran algo para vivir mejor.
        —¿Para qué? Si así estamos bien —respondían a coro y luego gritaban: —Tenemos sueño. Tenemos
sueño. Tenemos sueño.
        De repente iban cayendo al piso y quedaban profundamente dormidos.
El hombre trabajador pensó en un plan para hacerlos reaccionar. Al pueblo sólo se llegaba por un camino.
Pensó en obstruirlo y ver qué pasaba.
Con la ayuda de dos amigos colocó una enorme piedra en medio del camino. ―Como ahora les resultará difícil
pasar por aquí, con seguridad se empeñarán en moverla y así harán algo de ejercicio‖ pensó.
Pero no fue así. Cuando los flojos habitantes del pueblo vieron la piedra preferían tratar de brincarla o de
plano mejor no salir del pueblo.
        —¿Para qué queremos salir, si se duerme bien en todas partes? —decían.
Pasó tanto tiempo que hasta crecieron plantas sobre la piedra que cada vez se acomodaba mejor en el
terreno. Una tarde Totsi, un viajero que deseaba visitar a un familiar que tenía en aquel pueblo, recorrió el
mismo camino. Al ver la piedra pensó que era un peligroso obstáculo y que sin duda alguien podría tropezarse
con ella.
―¿Qué haré? Parece muy pesada. Bueno, voy a intentar moverla‖ se dijo. Dejó su morral en el piso y comenzó
a empujar. La piedra se mantenía firme en su lugar. Lo intentó una y otra vez durante todo el día, sin éxito.
Por la noche comenzó a llover y se refugió en una cueva cercana.
Al día siguiente, con la salida del sol, reanudó su tarea. El agua de la lluvia había aflojado la tierra así que
poco a poco logró mover la piedra y apartarla a un lado del camino.
Para su sorpresa encontró que abajo de ella, enterrado en un agujero, había un cofrecillo lleno de zafiros. Lo
sacó y lo miró con mucha atención preguntándose quién lo había puesto allí.
—Fui yo —dijo el hombre trabajador que andaba casualmente por allí.
—¿Y para qué? —preguntó Totsi.
—Para enseñar a los habitantes de este pueblo que quien se empeña consigue una recompensa. Veo que no
aprovecharon la lección, pero al menos tú me has demostrado que en este sitio sigue
La rana y la serpiente

Un bebé rana saltaba por el campo, feliz de haber dejadode ser renacuajo, cuando se encontró con un ser
muy raro que se arrastraba por el piso. Al principio se asustó mucho, pues jamás en su corta vida terrestre
había visto un gusano tan largo y tan gordo.
Además, el ruido que hacía al meter y sacar la lengua de su boca era como para ponerle la piel de gallina a
cualquier rana. Se trataba en verdad de un bicho raro, pero tenía, eso sí, los colores más hermosos que el
bebé rana había visto jamás. Este vistoso colorido alegró inmensamente al bebé rana y le hizo abandonar de
un momento a otro sus temores. Fue así como se acercó y le habló.
–¡Hola! –dijo el bebé rana, con el tono de voz más natural y selvático que encontró–. ¿Quién eres tú? ¿Qué
haces arrastrándote por el piso?
–Soy un bebé serpiente –contestó el ser, con una voz llena de silbidos, como si el aire se le escapara sin
control por entre los dientes–. Las serpientes caminamos así.
–¿Quieres que te enseñe?
–¡Sí, sí! –exclamó el bebé rana, impulsándose hacia arriba con sus dos larguísimas patas traseras, en señal
de alegría.
El bebé serpiente le dio entonces unas cuantas clases del secreto arte dearrastrarse por el piso, en el que
ninguna rana se había aventurado hasta entonces. Luego de un par de horas de intentos fallidos, en los que el
bebé rana tragó tierra por montones y terminó con la cabeza clavada en el suelo y sus largas patas
agitándose en el aire, pudo por fin avanzar algunos metros, aunque de forma bastante cómica. –Ahora yo
quiero enseñarte a saltar. ¿Te gustaría? –le preguntó el bebé rana a su nuevo amigo.
–¡Encantado! –repuso el bebé serpiente, haciendo remolinos en el suelo, de la emoción.
Y el bebé rana le enseñó entonces al bebé serpiente el difícil arte de caminar saltando, en el que ninguna
serpiente se había aventurado hasta entonces. Para el bebé serpiente fue tan difícil aprender a saltar como
para el bebé rana aprender a arrastrarse por el piso. Fueron precisas más de dos horas para que el bebé
serpiente pudiera despegar del suelo por completo su larguísimo cuerpo. Al fin lo logró, pero se veía tan
gracioso cuando se elevaba, y chapoteaba tan fuertemente entre el barro después de cada salto, que los dos
amigos no podían menos que reírse a carcajadas.
Así pasaron toda la mañana, divirtiéndose como enanos y burlándose amistosamente el uno del otro. Y
hubieran seguido todo el día si sus respectivos estómagos no hubieran empezado a crujir, recordándoles que
era hora de comer.
–¡Nos vemos mañana a la misma hora! –dijeron al despedirse. –¡Hola mamá, mira lo que aprendí a hacer! –
gritó el bebé rana al entrar a su casa. Y de inmediato se puso a arrastrarse por el piso, orgulloso de lo que
había aprendido.
–¿Quién te enseñó a hacer eso? –gritó la mamá rana furiosa, tan furiosa que el bebé rana quedó paralizado
del susto. –Un bebé serpiente de colores que conocí esta mañana –contestó atemorizado el bebé rana.
–¿No sabes que la familia serpiente y la familia rana somos enemigas? –siguió tronando mamá rana–.Te
prohíbo terminantemente que te vuelvas a ver con ese bebé serpiente. –¿Por qué?
–Porque las serpientes no nos gustan, y punto. Son venenosas y malvadas. Además, nos tienen odio.
–Pero si el bebé serpiente no me odia. Él es mi amigo –replicó el bebé rana, con lágrimas en los ojos.
–No sabes lo que dices. Y deja ya de quejarte, ¿está bien? El bebé rana no probó ni una sola de las deliciosas
moscas que su mamá le tenía para el almuerzo. Se le había quitado el hambre y no entendía por qué. (Lo que
pasaba era que estaba triste y no lo sabía). Cuando el bebé serpiente llegó a su casa, le ocurrió algo similar. –
¿Quién te enseñó a saltar de esa manera tan ridícula? –le preguntó su mamá, parándose en la cola de la
rabia.
–Un bebé rana graciosísimo que conocí esta mañana. –¡Las ranas y las serpientes no pueden andar juntas!
¡Qué vergüenza! ¡La próxima vez que te encuentres con ese bebé rana, mátalo y cómetelo!
–¿Por qué? –preguntó el bebé serpiente, aterrado.
–Porque las serpientes siempre han matado y se han comido a las ranas. Así ha sido y tiene que seguir
siendo siempre. Ni falta hace decir cómo se sintió el bebé serpiente de sólo imaginarse matando a su amigo y
luego comiéndoselo como si nada.
Al día siguiente, a la hora de la cita, el bebé rana y el bebé serpiente no se saludaron. Se mantuvieron
alejados el uno del otro, mirándose con desconfianza y recelo, aunque con una profunda tristeza en el
corazón. Y así ha seguidosiendodesdeentonces. —Cuentotradicionalafricano




FRASES
"¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".
—Albert Einstein


"No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo. "
— Voltaire




Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto
La séptimacarrera


Escocia tuvo un rey llamado Roberto. Su reino estaba amenazado por Inglaterra, cuyo monarca había enviado
a un ejército para apropiarse de sus tierras. Los escoceses ya estaban cansados
y el reino poco a poco caía en la pobreza.
Roberto quería hacer la paz, pero tomar las armas le parecía inadecuado. Así que un día envió un emisario a
la corte del rey enemigo para proponerle que resolvieran todo mediante una competencia de caballos. Si
Roberto ganaba, los invasores se irían de sus tierras. Si Roberto perdía, se las entregaría.
La carrera se llevó a cabo. Roberto perdió, pero le pidió una nueva oportunidad al enemigo.
—Piensa que mi patria está en juego —dijo al otro rey.
Seguro de que Roberto no lo lograría, el enemigo le dio cinco oportunidades más.
En todas lo venció.


Una tarde de lluvia Roberto se refugió en una caverna, triste y sin esperanza. Entonces, sobre su cabeza vio a
una araña muy pequeña que trataba de tejer su tela entre dos paredes. En seis ocasiones intentó tender el
hilo de un extremo a otro, pero no lo logró. ―Pobre animalillo‖ pensó el rey ―tú sabes lo que son seis derrotas
seguidas‖.
Pero entonces notó que la araña lo estaba intentando de nuevo y observó con gran interés lo que ocurría.
―¿Volverá a fallar?‖ se preguntó. Pero en la séptima ocasión la araña consiguió su objetivo y siguió tejiendo.
Inspirado por ese hecho pensó: ―Si ella lo hizo ¿por qué no pruebo una vez más?‖
Con ánimo renovado fue en busca del monarca inglés y le pidió una última oportunidad.


—Si en esta ocasión pierdo, me iré para siempre a las montañas —le informó.
—Pobre ingenuo. Te la daré para mostrarte que las tierras no son para ti —respondió, confiado, el
contrincante.
En la séptima carrera Roberto puso todo su entusiasmo. Su caballo parecía compartirlo con él. Uno y otro
dieron lo mejor que tenían de sí hasta casi perder el aliento. Para sorpresa de todos, fueron los primeros en
llegar a la meta.
El rey de Inglaterra admiró la perseverancia del contrincante. Como hombre de honor que era, poco después
reconoció la independencia de Escocia. Hasta la fecha quienes viven allí recuerdan a la esforzada araña que
inspiró la última carrera.


                                                                                            —Leyendaescocesa
FRASES
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes
luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.


—Bertolt Brecht


La gota horada la roca, no por su fuerza, sino por su perseverancia.


—Publio Ovidio Nasón


Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.‖


—Hermann Hesse


Vuelve a emprender veinte veces tu obra. Púlela sin cesar y vuélvela a pulir.


—Nicolás Boileau


La victoria es del más perseverante.


—Napoleón


El secreto de los grandes corazones se encuentra en una palabra: Perseverar


—Víctor Hugo


Perseverar es perseguir alguna cosa y luchar contra todo.


—Paul Valéry


Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.


—Julio Cortázar


No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos la que hace a los hombres superiores.


—Friedrich Nietzsche


El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.


—Miguel de Unamuno
Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto




DE LOS APENINOS A LOS ANDES
    Marco tenía once años y vivía en Génova, Italia. Su padre trabajaba en una fábrica, pero no ganaba
suficiente y sus deudas crecían. Por esa razón, la madre decidió partir a Buenos Aires, Argentina, para
emplearse en la casa de una familia pues los sueldos que pagaban allí eran buenos. Pensaba ahorrar alguna
suma y luego regresar. Aunque le dio tristeza separarse de los suyos, partió llena de esperanza. Por fortuna
encontró un buen trabajo con los señores Mequínez. Cada mes escribía a Génova y les enviaba todas sus
ganancias.
En una ocasión les mandó una nota diciéndoles que se sentía enferma. Luego sus cartas dejaron de llegar.
Ellos le escribieron, pero no tuvieron respuesta. Trataron de averiguar qué ocurría, mas nadie pudo
informarles.           La         única             solución       era            ir       a        buscarla          hasta       Buenos            Aires.
Como       ni    el     padre      ni     el        hijo   mayor       podían            abandonar        su     trabajo,      Marcó        se    ofreció.
—Iré            a            Buenos                   Aires.           Estoy                   seguro            de            hallarla            —dijo.
Aunque su padre no estaba convencido, le dio permiso. Con escasas prendas de ropa y unas monedas,
abordó          el      barco            de          un        capitán            amigo             que     se         dirigía      a        Argentina.
A bordo del navío tenía miedo y tristeza. Se sentía solo, alejado de sus seres queridos y rumbo a un destino
extraño.             Comenzó              a             dudar,            quizá                su         madre          ya            no         vivía…
El viaje duró 27 días. Al desembarcar se vio en una enorme ciudad llena de nombres raros. Preguntando llegó
a     la   dirección         de     su        madre.       Tocó        la     campanilla             y    una     señorita       abrió      la    puerta.
—¿Vive                  aquí                   la               familia                   Mequínez?                   —preguntó                    Marco.
—No,                 ahora              somos                  otros               los              inquilinos            —respondió                 ella.
—¿Dónde                han           ido?               Mamá              trabaja               con         ellos             —inquirió            Marco.
—Están                                                                       en                                                                  Córdoba.
La señorita y su padre le explicaron cómo llegar allí, aunque era difícil pues quedaba muy lejos. Le regalaron
algunas                        monedas                            y                        le                     desearon                         suerte.
Muy cansado, Marco abordó una barcaza de vela que transportaba fruta a lo largo de un río enorme y
peligroso. A veces pensaba en darse por vencido. Pero sus compañeros de viaje lo animaban:
—¡Ánimo!              Debes             ser           valiente           y             estar         orgulloso         de         tu         búsqueda.
La barcaza llegó a Rosario. Aún lo esperaba un largo camino por tierra hacia Córdoba. Desesperado, se sentó
a llorar en la calle. Entonces, por pura suerte, se encontró a un viejo marinero que conoció en el viaje que lo
había traído de Europa. Éste lo presentó con otros camaradas genoveses que vivían allí, y entre todos
reunieron el dinero para comprarle un pasaje de tren.
En el vagón Marco se sentía mareado y muy débil. Lo asustaba estar tan lejos de Génova. Creía que las
fuerzas         no       le        alcanzarían        para          llegar.            Pero       una         vez         más          lo       logró.
En Córdoba buscó la casa de la familia Mequínez, pero en ella le dijeron que se habían ido a su estancia de
Tucumán,                           a                       500                           leguas                       de                          allí.
¿Cómo ir tan lejos? Una buena mujer le informó que al día siguiente un comerciante partiría rumbo a esa
zona.     Tal      vez     podría      llevarlo    consigo         en       la    carreta      tirada        por    dos    grandes            bueyes.
El carretero era un hombre duro, pero Marco lo convenció y así comenzó su nuevo viaje. A cambio de llevarlo
le exigían un trabajo agotador: cargar forraje e ir por agua para los animales. No lo trataban muy bien que
digamos. La situación se prolongó casi por un mes. No dormía, comía mal y en una ocasión hasta tuvo tantita
calentura.
En un punto del camino le indicaron que se bajara, pues ellos no llegaban directamente a Tucumán.
El pequeño siguió el resto del trayecto a pie. Las plantas le ardían de tanto andar y le parecía muy remota la
posibilidad                   de                  hallar                     bien                    a                su                       mamá.
No estaba tan equivocado, pues la señora llevaba varias semanas en cama, enferma y angustiada por
encontrarse lejos de su familia. A pesar de que los señores Mequínez la cuidaban con mucho cariño nada
parecía         animarla           y     se       resistía          a        la          operación           necesaria          para          curarla.
Pero una mañana el pequeño Marco llegó a la casa donde se encontraba, casi descalzo y con su ropa rota. Al
verlo, su madre no podía creerlo. Llena de felicidad por estar de nuevo junto a su pequeño, lo abrazó muy
fuerte y le dio muchos besos. Admirando su ejemplo de templanza y tenacidad decidió aceptar la operación.
Ésta fue todo un éxito. A los pocos días la señora se hallaba restablecida y feliz de tener a su hijo al lado.
Marco         se         inclinó       para       darle           gracias           al        doctor,         pero        éste          le       dijo:
—Levántate muchacho. Eres todo un héroe. Tú fuerza la ha salvado y la aventura que viviste te dio el temple
necesario                para              enfrentar                 la                vida              y            sus                    desafíos.
—Adaptación          del      cuento       homónimo              incluido         en      Corazón        de        Edmundo         de         Amicis.



—Adaptación del cuento homónimo incluido en Corazón de Edmundo de Amicis.
Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más,
incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que su
imagen, en condición de póster y exhibiendo un insólito gesto de burla,
se ha visto elevada a la dignidad de icono doméstico, junto a los ídolos de
la canción y los astros de Hollywood.

Sin embargo, no son su genio científico ni su talla humana los que mejor
lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra
su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein
campeón del pacifismo se le recuerda aún como al «padre de la bomba»;
y todavía es corriente que se le atribuya la demostración del principio de
que «todo es relativo» a él, que luchó encarnizadamente contra la
posibilidad de que conocer la realidad significara jugar con ella a la gallina
ciega.

Albert Einstein nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879.
Fue el hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos
ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al siguiente año se
trasladaron a Munich, en donde el padre se estableció, junto con su
hermano Jakob, como comerciante en las novedades electrotécnicas de
la época.

El pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un
desarrollo intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el
hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la
de la relatividad: «un adulto normal no se inquieta por los problemas que
plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que
saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el
contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a
plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido
mayor».
Albert Einstein en 1947

En 1894, las dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada
desde 1881, por el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán;
Einstein permaneció en Munich para terminar sus estudios secundarios,
reuniéndose con sus padres al año siguiente. En el otoño de 1896, inició
sus estudios superiores en la EidgenossischeTechnischeHochschule de
Zurich, en donde fue alumno del matemático HermannMinkowski, quien
posteriormente generalizó el formalismo cuatridimensional introducido
por las teorías de su antiguo alumno. El 23 de junio de 1902, empezó a
prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual
de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903, contrajo matrimonio con
MilevaMaric, antigua compañera de estudios en Zurich, con quien tuvo
dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en
1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima
Elsa.

Durante 1905, publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el
primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y
los cuatro restantes acabaron por imponer un cambio radical en la
imagen que la ciencia ofrece del universo. De éstos, el primero
proporcionaba una explicación teórica, en términos estadísticos, del
movimiento browniano, y el segundo daba una interpretación del efecto
fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada por
cuantos individuales, más tarde denominados fotones; los dos trabajos
restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad,
estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de
materia y su masa m, en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c
es la velocidad de la luz, que se supone constante.




Einstein con Elsa, su segunda esposa

El esfuerzo de Einstein lo situó inmediatamente entre los más eminentes
de los físicos europeos, pero el reconocimiento público del verdadero
alcance de sus teorías tardó en llegar; el Premio Nobel de Física, que se le
concedió en 1921 lo fue exclusivamente «por sus trabajos sobre el
movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico». En
1909, inició su carrera de docente universitario en Zurich, pasando luego
a Praga y regresando de nuevo a Zurich en 1912 para ser profesor del
Politécnico, en donde había realizado sus estudios. En 1914 pasó a Berlín
como miembro de la Academia de Ciencias prusiana. El estallido de la
Primera Guerra Mundial le forzó a separarse de su familia, por entonces
de vacaciones en Suiza y que ya no volvió a reunirse con él.

Contra el sentir generalizado de la comunidad académica berlinesa,
Einstein se manifestó por entonces abiertamente antibelicista, influido en
sus actitudes por las doctrinas pacifistas de RomainRolland. En el plano
científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916, en el
perfeccionamiento de la teoría general de la relatividad, basada en el
postulado de que la gravedad no es una fuerza sino un campo creado por
la presencia de una masa en el continuum espacio-tiempo. La
confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al fotografiarse el eclipse
solar del 29 de mayo; The Times lo presentó como el nuevo Newton y su
fama internacional creció, forzándole a multiplicar sus conferencias de
divulgación por todo el mundo y popularizando su imagen de viajero de
la tercera clase de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo.

Durante la siguiente década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar
una relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción
gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el
objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que,
supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos
del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos
estelares. Tal investigación, que ocupó el resto de su vida, resultó
infructuosa y acabó por acarrearle el extrañamiento respecto del resto de
la comunidad científica.




Einstein tocando el violín, una de sus aficiones favoritas

A partir de 1933, con el acceso de Hitler al poder, su soledad se vio
agravada por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y
trasladarse a Estados Unidos, en donde pasó los últimos veinticinco años
de su vida en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton, ciudad en
la que murió el 18 de abril de 1955.

Einstein dijo una vez que la política poseía un valor pasajero, mientras
que una ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos años de su
vida, la amargura por no hallar la fórmula que revelase el secreto de la
unidad del mundo hubo de acentuarse por la necesidad en que se sintió
de intervenir dramáticamente en la esfera de lo político. En 1939, a
instancias de los físicos Leo Szilard y Paul Wigner, y convencido de la
posibilidad de que los alemanes estuvieran en condiciones de fabricar
una bomba atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a
emprender un programa de investigación sobre la energía atómica.

Luego de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los
científicos que buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba
y propuso la formación de un gobierno mundial a partir del embrión
constituido por las Naciones Unidas. Pero sus propuestas en pro de que
la humanidad evitara las amenazas de destrucción individual y colectiva,
formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia, religión y
socialismo, recibieron de los políticos un rechazo comparable a las
críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus sucesivas
versiones de la idea de un campo unificado.




Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia
cercana al monte Athos llamada Estagira, de donde proviene su
sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte
de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno.
Nicómaco pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba
descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía
de generación en generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue
iniciado de niño en los secretos de la medicina y de ahí le vino su afición a
la investigación experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y
madre en plena adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual pudo
mostrar años después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado
Nicanor.
Aristóteles

En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue
enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué
clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a
juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus
escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra
parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que Aristóteles iba a iniciar su
propio sistema filosófico fundándolo en una profunda critica al platónico.
Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las
dificultades de Platón para insertar su mundo eidético, el de las ideas, en
el mundo real obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como
«sustancia», «esencia» y «forma» que le alejarían definitivamente de la
Academia. En cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual
Aristóteles se marchó de Atenas despechado porque Platón, a su muerte,
designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia. En
su condición de macedonio Aristóteles no era legalmente elegible para
ese puesto.

Alejandro Magno en el horizonte

A la muerte de Platón, ocurrida en el 348, Aristóteles contaba treinta y
seis años de edad, habla pasado veinte de ellos simultaneando la
enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse,
sin oficio ni beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando
supo que Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más
detalles, eunuco) que se habla apoderado del sector noroeste de Asia
Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos discípulos de la
Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus dominios.
Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Xenócrates de Calcedonia,
un colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del
legado aristotélico.

El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la
enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la
reproducción, ya que primero se casó con una sobrina de Hermias
llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco
después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le
dio un hijo, Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio
Aristóteles dejó escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete
años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían
tener una y otra cuando se unió a ellas.
Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene
(isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la
biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo de
Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo
Alejandro, a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de
la relación entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han
borrado todo rastro de verdad. Pero de ser cierto el carácter que sus
contemporáneos atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de
arrogante, bebedor, cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo
alguno de la influencia que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como
tampoco se advierte la influencia de Alejandro sobre su maestro en el
terreno político, pues Aristóteles seguía predicando la superioridad de las
ciudades estado cuando su presunto discípulo estaba poniendo ya las
bases de un imperio universal sin el que, al decir de los historiadores, la
civilización helénica hubiera sucumbido mucho antes.

La vuelta a casa

Poco después de la muerte de Filipo, Alejandro hizo ejecutar a un sobrino
de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor.
Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió
un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas
para fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución
pedagógica que durante años habría de competir con la Academia
platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Xenócrates de
Calcedonia.

Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de
Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a
cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye
el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta
posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a
las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que
no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción
de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian.
Como él mismo dice, los seres pueden ser móviles e inmóviles, y al
mismo tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que
estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres
inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y
separados, la teología.
Platón y Aristóteles en La Escuela de Atenas, de Rafael

La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso
esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Y
durante ese período su autoridad llegó a quedar tan establecida e
incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en
la filosofía todo intento de avance intelectual ha tenido que empezar con
un ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos.

Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta
alcanzar su actual preeminencia es tan asombroso que, aun descontando
lo que la leyenda haya podido añadir, parece un argumento de novela de
aventuras.

La aventura de los manuscritos

Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una oleada
de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes,
hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de
impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates,
Aristóteles se exilió a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la
tradición, Aristóteles le cedió sus obras a Teofrasto, el cual se las cedió a
su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis
sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen
en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la
biblioteca de Pérgamo.

Muchos años después, los herederos de Neleo se las vendieron a
Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86
a.C., en plena ocupación romana, Sila se enteró de la existencia de esas
cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por
Tiranión el Gramático. De mano en mano, esas obras fueron sufriendo
sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por
Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su
edición definitiva. A él se debe, por ejemplo, la invención del término
«metafísica», título bajo el que se agrupan los libros VII, VIII y IX y que
significa, sencillamente, que salen a continuación de la física.

Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del
resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien
entrado el siglo XIII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las
conoció a través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170
obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que
vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. La mayoría de ellas
proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser
utilizados como tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio,
todas las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas para el
público general en forma de diálogos, se han perdido.




    Inicio     Buscador        Índice alfabético     Recomendar
Lecturas

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (19)

Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre
Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombreHistoria de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre
Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre
 
Fabula la familia topo y el lirón
Fabula la familia topo y el lirónFabula la familia topo y el lirón
Fabula la familia topo y el lirón
 
Cuentos tradicionales
Cuentos tradicionalesCuentos tradicionales
Cuentos tradicionales
 
Un gran susto en pajonal
Un gran susto en pajonalUn gran susto en pajonal
Un gran susto en pajonal
 
Jugamos con los cuentos
Jugamos con los cuentosJugamos con los cuentos
Jugamos con los cuentos
 
cuento infantil "El ratoncito dormilon"
cuento infantil "El ratoncito dormilon"cuento infantil "El ratoncito dormilon"
cuento infantil "El ratoncito dormilon"
 
RevisTula septiembre de 2014
RevisTula septiembre de 2014RevisTula septiembre de 2014
RevisTula septiembre de 2014
 
Pba dx grado 4
Pba dx grado 4Pba dx grado 4
Pba dx grado 4
 
Leng6 b prueba-periodo1
Leng6 b prueba-periodo1Leng6 b prueba-periodo1
Leng6 b prueba-periodo1
 
Antología guía 1
Antología guía 1Antología guía 1
Antología guía 1
 
200611252114240.perico trepa por chile resumen
200611252114240.perico trepa por chile resumen200611252114240.perico trepa por chile resumen
200611252114240.perico trepa por chile resumen
 
Literatura infantil(cuentos,poemas y fabulas)
Literatura infantil(cuentos,poemas y fabulas)Literatura infantil(cuentos,poemas y fabulas)
Literatura infantil(cuentos,poemas y fabulas)
 
Fabulas fontaine
Fabulas fontaineFabulas fontaine
Fabulas fontaine
 
cuentos5c
cuentos5ccuentos5c
cuentos5c
 
Taller 3: Lectura Caperucitas
Taller 3: Lectura Caperucitas Taller 3: Lectura Caperucitas
Taller 3: Lectura Caperucitas
 
Fabulas
FabulasFabulas
Fabulas
 
El patito feo
El patito feoEl patito feo
El patito feo
 
El patito feo
El patito feoEl patito feo
El patito feo
 
CERTAMEN LITERARIO 2013 C.E.I.P.MIGUEL DE CERVANTES FUENGIROLA
CERTAMEN LITERARIO 2013 C.E.I.P.MIGUEL DE CERVANTES FUENGIROLACERTAMEN LITERARIO 2013 C.E.I.P.MIGUEL DE CERVANTES FUENGIROLA
CERTAMEN LITERARIO 2013 C.E.I.P.MIGUEL DE CERVANTES FUENGIROLA
 

Destacado

Dibujos vacaciones de verano
Dibujos vacaciones de veranoDibujos vacaciones de verano
Dibujos vacaciones de veranoSEHACESABER.ORG
 
Concurso Postales Adinkra
Concurso Postales AdinkraConcurso Postales Adinkra
Concurso Postales AdinkraSEHACESABER.ORG
 
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo Blanco
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo BlancoGuía lectura_Una Pluma De Cuervo Blanco
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo BlancoSEHACESABER.ORG
 
¿cómo eran antes los televisores?
¿cómo eran antes los televisores?¿cómo eran antes los televisores?
¿cómo eran antes los televisores?SEHACESABER.ORG
 

Destacado (7)

Dibujos El verano
Dibujos El veranoDibujos El verano
Dibujos El verano
 
Pizarras Digitales
Pizarras DigitalesPizarras Digitales
Pizarras Digitales
 
Dibujos vacaciones de verano
Dibujos vacaciones de veranoDibujos vacaciones de verano
Dibujos vacaciones de verano
 
Concurso Postales Adinkra
Concurso Postales AdinkraConcurso Postales Adinkra
Concurso Postales Adinkra
 
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo Blanco
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo BlancoGuía lectura_Una Pluma De Cuervo Blanco
Guía lectura_Una Pluma De Cuervo Blanco
 
¿cómo eran antes los televisores?
¿cómo eran antes los televisores?¿cómo eran antes los televisores?
¿cómo eran antes los televisores?
 
¿Quién era Gandhi?
¿Quién era Gandhi?¿Quién era Gandhi?
¿Quién era Gandhi?
 

Similar a Lecturas

CUENTOS CORTOS Y MAS.docx
CUENTOS CORTOS Y MAS.docxCUENTOS CORTOS Y MAS.docx
CUENTOS CORTOS Y MAS.docxfilokoopy
 
portafolio de evidencia de cosmovision.pdf
portafolio de evidencia de cosmovision.pdfportafolio de evidencia de cosmovision.pdf
portafolio de evidencia de cosmovision.pdfMiguelDeLaCruz359229
 
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos populares
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos popularesejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos populares
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos popularesLuz Suarez Mendoza
 
Que paso en la laguna
Que paso en la lagunaQue paso en la laguna
Que paso en la lagunacarmensotelo1
 
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02Nilda Paris
 
cuantos animados para impresion
cuantos animados para impresion cuantos animados para impresion
cuantos animados para impresion Angeliica
 
Fabulas dia del libro000
Fabulas dia del libro000Fabulas dia del libro000
Fabulas dia del libro000Carolina v
 
Album de preparacion pactica parvularia
Album de preparacion pactica parvulariaAlbum de preparacion pactica parvularia
Album de preparacion pactica parvulariaGoogle Corporation
 
Compilación de cuentos
Compilación de cuentosCompilación de cuentos
Compilación de cuentosGiandiegozs
 
a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!Angeliica
 
a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!Angeliica
 
Guia de orientacion septimo
Guia de orientacion septimoGuia de orientacion septimo
Guia de orientacion septimoKarina Perez
 
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIO
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIORecursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIO
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIOIsidoraDapollonio
 

Similar a Lecturas (20)

Lectura recreativa.
Lectura recreativa.Lectura recreativa.
Lectura recreativa.
 
CUENTOS CORTOS Y MAS.docx
CUENTOS CORTOS Y MAS.docxCUENTOS CORTOS Y MAS.docx
CUENTOS CORTOS Y MAS.docx
 
El elefante bernardo
El elefante bernardoEl elefante bernardo
El elefante bernardo
 
portafolio de evidencia de cosmovision.pdf
portafolio de evidencia de cosmovision.pdfportafolio de evidencia de cosmovision.pdf
portafolio de evidencia de cosmovision.pdf
 
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos populares
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos popularesejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos populares
ejemplos Textos literarios, Textos dramaticos y textos populares
 
Valores de parender
Valores de parenderValores de parender
Valores de parender
 
Que paso en la laguna
Que paso en la lagunaQue paso en la laguna
Que paso en la laguna
 
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02
Cdocumentsandsettingsfamiliamisdocumentosacontarcuentos 091120221456-phpapp02
 
cuantos animados para impresion
cuantos animados para impresion cuantos animados para impresion
cuantos animados para impresion
 
Laura cuentos
Laura cuentosLaura cuentos
Laura cuentos
 
Fabulas dia del libro000
Fabulas dia del libro000Fabulas dia del libro000
Fabulas dia del libro000
 
Album de preparacion pactica parvularia
Album de preparacion pactica parvulariaAlbum de preparacion pactica parvularia
Album de preparacion pactica parvularia
 
Antología de cuentos
Antología de cuentosAntología de cuentos
Antología de cuentos
 
Compilación de cuentos
Compilación de cuentosCompilación de cuentos
Compilación de cuentos
 
Cuentos en un minuto
Cuentos en un minutoCuentos en un minuto
Cuentos en un minuto
 
a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!
 
a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!a contar cuentos !!!
a contar cuentos !!!
 
Guia de orientacion septimo
Guia de orientacion septimoGuia de orientacion septimo
Guia de orientacion septimo
 
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIO
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIORecursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIO
Recursos Literarios (DIARIO ISIDORA DAPOLLONIO
 
Cuentos
CuentosCuentos
Cuentos
 

Último

Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
4º SOY LECTOR PART2- MD EDUCATIVO.p df PARTE
4º SOY LECTOR PART2- MD  EDUCATIVO.p df PARTE4º SOY LECTOR PART2- MD  EDUCATIVO.p df PARTE
4º SOY LECTOR PART2- MD EDUCATIVO.p df PARTESaraNolasco4
 
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docx
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docxMODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docx
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docxRAMON EUSTAQUIO CARO BAYONA
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxMartín Ramírez
 
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docx
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docxIII SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docx
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docxMaritza438836
 
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdf
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdfPresentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdf
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdfSarayLuciaSnchezFigu
 
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxSIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxLudy Ventocilla Napanga
 
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdf
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdfsesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdf
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdfpatriciavsquezbecerr
 
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfssuser50d1252
 
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfFisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfcoloncopias5
 
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materialesTécnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materialesRaquel Martín Contreras
 
Concurso José María Arguedas nacional.pptx
Concurso José María Arguedas nacional.pptxConcurso José María Arguedas nacional.pptx
Concurso José María Arguedas nacional.pptxkeithgiancarloroquef
 
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfTema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfDaniel Ángel Corral de la Mata, Ph.D.
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfManuel Molina
 
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Angélica Soledad Vega Ramírez
 
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación iniciallibro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicialLorenaSanchez350426
 
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsaManejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsaLuis Minaya
 

Último (20)

Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
4º SOY LECTOR PART2- MD EDUCATIVO.p df PARTE
4º SOY LECTOR PART2- MD  EDUCATIVO.p df PARTE4º SOY LECTOR PART2- MD  EDUCATIVO.p df PARTE
4º SOY LECTOR PART2- MD EDUCATIVO.p df PARTE
 
TL/CNL – 2.ª FASE .
TL/CNL – 2.ª FASE                       .TL/CNL – 2.ª FASE                       .
TL/CNL – 2.ª FASE .
 
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docx
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docxMODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docx
MODELO DE INFORME DE INDAGACION CIENTIFICA .docx
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
 
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docx
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docxIII SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docx
III SEGUNDO CICLO PLAN DE TUTORÍA 2024.docx
 
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdf
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdfPresentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdf
Presentacion minimalista aesthetic simple beige_20240415_224856_0000.pdf
 
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxSIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
 
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
 
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdf
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdfsesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdf
sesión de aprendizaje 4 E1 Exposición oral.pdf
 
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
 
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfFisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
 
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materialesTécnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
Técnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
 
Concurso José María Arguedas nacional.pptx
Concurso José María Arguedas nacional.pptxConcurso José María Arguedas nacional.pptx
Concurso José María Arguedas nacional.pptx
 
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfTema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
 
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
 
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación iniciallibro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
 
recursos naturales america cuarto basico
recursos naturales america cuarto basicorecursos naturales america cuarto basico
recursos naturales america cuarto basico
 
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsaManejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
Manejo del Dengue, generalidades, actualización marzo 2024 minsa
 

Lecturas

  • 1. Don Bernardo, un anciano agricultor de Campeche, ya no podía con las tareas del campo. Desde joven había sido labrador y se había agotado en largas jornadas sin descanso. Con el fruto de su trabajo apenas había logrado construir una casita, donde vivía con Lola, su mujer. En el último año había sembrado apenas algunos cultivos para el alimento cotidiano y sus tierras se veían secas y vacías. Sin embargo, ambos eran muy felices allí y amaban su pequeño mundo, veían el amanecer y el atardecer, cortaban flores silvestres, andaban despacito e iban a un pozo donde se filtraba el agua más pura y deliciosa del mundo. Una mañana vieron llegar a unos de a caballo. Al frente venía el poderoso cacique de la hacienda cercana que cada vez agrandaba más su propiedad. ―¿Qué se le ofrece Don?‖ preguntó don Bernardo. El cacique le explicó: ―Ya reporté al gobierno que su tierra está inútil y vengo a tomar posesión de ella. Ustedes los viejos ya no tienen nada que hacer.‖ ―¡No es justo‖ replicó el anciano. Cuando doña Lola quiso intervenir, el cacique la interrumpió: ―Esto es cosa de hombres‖. Por la tarde él y su esposa fueron a ver al presidente municipal. Éste, que se había puesto de acuerdo con el cacique, confirmó la decisión. ―Así es. Tienen dos días para dejar libre el terreno.‖ Cuando llegaron a casa, don Bernardo estaba llorando. ―No te agüites, viejo‖ dijo su mujer, mientras acomodaba en la mesa de la cocina unos cigarrillos, un tarro de miel, un rollo de galletas, un plato con jícama picada y una jarra con agua de horchata. ―¿A quién invitaste?‖, preguntó don Bernardo. ―Vámonos a dormir‖ le respondió ella. Al día siguiente, cuando despertó, se asomó por la ventana para ver sus tierras por última vez antes de empacar. El terreno era ahora un vergel lleno de flores y árboles con fruta lista para cortar. Su esposa se acercó a la ventana y lo rodeó con su abrazo. ―¡Ay vieja, necesito lentes!‖ comentó don Bernardo. ―No mi amor, lo que estás viendo es la purita realidad‖. ―¿Y quién hizo todo esto?‖ preguntó. ―Fueron los aluxes‖ respondió ella. Doña Lola le explicó que los aluxes son miles de duendes indígenas que viven en la selva maya. Salen a jugar a la luz de la luna, chapotean en el agua y ríen con voz cantarina. Si alguna persona los trata mal, le hacen la vida de cuadritos. Pero si los trata bien, le conceden sus deseos. Ellos habían sembrado la milpa de don Bernardo. Cuando el cacique llegó a tomar posesión, supo que ya nada podía hacer; el plantío de don Bernardo era el más bonito de todos. Sin decir palabra regresó a la hacienda. Nunca encontró la paz, los traviesos aluxes no lo dejan dormir: noche tras noche tiran piedritas contra sus ventanas, saltan sobre las teclas del piano y le jalan las cobijas. —Adaptación de un cuento original de Manuel Anzures incluido en el libro Suspira el viento(1914). Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto
  • 2. EL BUEY TRABAJADOR En un hermoso establo de la estepas vivían juntos un buey y un burro. Mientras el burro flojeaba casi todo el día y se limitaba a transportar muy de vez en cuando a su amo, el buey vivía jornadas agotadoras de esfuerzo: labraba la tierra, llevaba en su lomo pesadas cargas y hasta tenía que ayudar a sacar el agua de una noria. Una tarde llegó muy cansado al establo, comió una abundante ración de paja, bebió agua suficiente y empezó a quedarse dormido cuando de repente se sobresaltó. —¿Qué te pasa? —le preguntó el burro. —Acabo de recordar que mañana tengo que levantarme muy temprano, pues debo ayudar a labrar el gran terreno que hay pasando la laguna, y ya no aguanto la fatiga —respondió el buey. —No te preocupes, yo voy a enseñarte cómo puedes quedar libre de ese trabajo — dijo el burro. —¿Cómo? —Es muy fácil. Mañana, cuando el patrón venga por ti comienza a caminar sólo sobre tres patas. El amo creerá que tienes lastimada la cuarta y te dejará descansar todo el día —explicó el habilidoso jumento. Aquella noche el buey no logró conciliar el sueño pensando qué hacer al día siguiente. Así vio ocultarse la luna y salir el sol. Si ya de por sí estaba cansado, ahora tenía todavía menos energías. El gallo cantó y el patrón de los animales se acercó al establo para despertar al buey. Siguiendo los malos consejos del burro, cuando éste se incorporó hizo como que cojeaba. El dueño del establo lo vio con detenimiento y le dijo: —Mmm… creo que has estado trabajando de más estas semanas y haré venir al veterinario para que te revise esa pata. Pero el terreno que hay pasando la laguna no puede quedarse sin labrar… ¡Ya tengo la solución! En esta ocasión serás tú quien me ayude —dijo mirando al burro. Espantado por la perspectiva de trabajar todo un día el burro pegó un rebuzno que se oyó muy lejos y cuando recuperó la compostura se dirigió al amo: —Patrón, patrón, el buey no está enfermo de la pata, yo le aconsejé que mintiera para no ir a trabajar —le explicó. —¿De manera que le estuviste dando malos consejos para que sea igual de flojo que tú? —comentó el amo y se quedó pensando un largo rato. Ambos animales esperaban temerosos la decisión de su dueño hasta que éste finalmente habló. —Bueno, los dos podrían merecer una buena paliza por mentirme. Pero he tomado otra decisión. Tú, buey, te has esforzado más de lo que puedes y mereces un descanso. Y tú, burro, necesitas hacer algo por cambiar de vida. Así que mientras el buey toma unas vacaciones me ayudarás a labrar la tierra —comentó. —¿Y cuando terminen las vacaciones? —cuestionaron los animales a coro. —Entonces todos los días iremos los tres a labrar para conocer juntos la alegría del esfuerzo (y también la del descanso). —Cuento de Belarús
  • 3. LA ROCA MISTERIOSA En aquel pueblo de África a nadie le gustaba trabajar. Daban las doce del día y la mayor parte de las personas estaban acostadas. Todo estaba sucio y desordenado en sus casas que, por fuera, parecían abandonadas. Aunque contaban con lo necesario para poner pequeñas granjas, eso era lo que menos querían. Preferían comer cualquier cosa que encontraran tirada en el suelo. Las callejuelas estaban en total descuido. Habían crecido hierbas y arbustos en las banquetas. La basura se acumulaba en las esquinas y abundaban las serpientes, las ratas y los escorpiones. Entre todos ellos sólo había un hombre trabajador que había reunido una considerable fortuna. Le desesperaba la situación y se cansaba de pedir a los demás que hicieran algo para vivir mejor. —¿Para qué? Si así estamos bien —respondían a coro y luego gritaban: —Tenemos sueño. Tenemos sueño. Tenemos sueño. De repente iban cayendo al piso y quedaban profundamente dormidos. El hombre trabajador pensó en un plan para hacerlos reaccionar. Al pueblo sólo se llegaba por un camino. Pensó en obstruirlo y ver qué pasaba. Con la ayuda de dos amigos colocó una enorme piedra en medio del camino. ―Como ahora les resultará difícil pasar por aquí, con seguridad se empeñarán en moverla y así harán algo de ejercicio‖ pensó. Pero no fue así. Cuando los flojos habitantes del pueblo vieron la piedra preferían tratar de brincarla o de plano mejor no salir del pueblo. —¿Para qué queremos salir, si se duerme bien en todas partes? —decían. Pasó tanto tiempo que hasta crecieron plantas sobre la piedra que cada vez se acomodaba mejor en el terreno. Una tarde Totsi, un viajero que deseaba visitar a un familiar que tenía en aquel pueblo, recorrió el mismo camino. Al ver la piedra pensó que era un peligroso obstáculo y que sin duda alguien podría tropezarse con ella. ―¿Qué haré? Parece muy pesada. Bueno, voy a intentar moverla‖ se dijo. Dejó su morral en el piso y comenzó a empujar. La piedra se mantenía firme en su lugar. Lo intentó una y otra vez durante todo el día, sin éxito. Por la noche comenzó a llover y se refugió en una cueva cercana. Al día siguiente, con la salida del sol, reanudó su tarea. El agua de la lluvia había aflojado la tierra así que poco a poco logró mover la piedra y apartarla a un lado del camino. Para su sorpresa encontró que abajo de ella, enterrado en un agujero, había un cofrecillo lleno de zafiros. Lo sacó y lo miró con mucha atención preguntándose quién lo había puesto allí. —Fui yo —dijo el hombre trabajador que andaba casualmente por allí. —¿Y para qué? —preguntó Totsi. —Para enseñar a los habitantes de este pueblo que quien se empeña consigue una recompensa. Veo que no aprovecharon la lección, pero al menos tú me has demostrado que en este sitio sigue
  • 4. La rana y la serpiente Un bebé rana saltaba por el campo, feliz de haber dejadode ser renacuajo, cuando se encontró con un ser muy raro que se arrastraba por el piso. Al principio se asustó mucho, pues jamás en su corta vida terrestre había visto un gusano tan largo y tan gordo. Además, el ruido que hacía al meter y sacar la lengua de su boca era como para ponerle la piel de gallina a cualquier rana. Se trataba en verdad de un bicho raro, pero tenía, eso sí, los colores más hermosos que el bebé rana había visto jamás. Este vistoso colorido alegró inmensamente al bebé rana y le hizo abandonar de un momento a otro sus temores. Fue así como se acercó y le habló. –¡Hola! –dijo el bebé rana, con el tono de voz más natural y selvático que encontró–. ¿Quién eres tú? ¿Qué haces arrastrándote por el piso? –Soy un bebé serpiente –contestó el ser, con una voz llena de silbidos, como si el aire se le escapara sin control por entre los dientes–. Las serpientes caminamos así. –¿Quieres que te enseñe? –¡Sí, sí! –exclamó el bebé rana, impulsándose hacia arriba con sus dos larguísimas patas traseras, en señal de alegría. El bebé serpiente le dio entonces unas cuantas clases del secreto arte dearrastrarse por el piso, en el que ninguna rana se había aventurado hasta entonces. Luego de un par de horas de intentos fallidos, en los que el bebé rana tragó tierra por montones y terminó con la cabeza clavada en el suelo y sus largas patas agitándose en el aire, pudo por fin avanzar algunos metros, aunque de forma bastante cómica. –Ahora yo quiero enseñarte a saltar. ¿Te gustaría? –le preguntó el bebé rana a su nuevo amigo. –¡Encantado! –repuso el bebé serpiente, haciendo remolinos en el suelo, de la emoción. Y el bebé rana le enseñó entonces al bebé serpiente el difícil arte de caminar saltando, en el que ninguna serpiente se había aventurado hasta entonces. Para el bebé serpiente fue tan difícil aprender a saltar como para el bebé rana aprender a arrastrarse por el piso. Fueron precisas más de dos horas para que el bebé serpiente pudiera despegar del suelo por completo su larguísimo cuerpo. Al fin lo logró, pero se veía tan gracioso cuando se elevaba, y chapoteaba tan fuertemente entre el barro después de cada salto, que los dos amigos no podían menos que reírse a carcajadas. Así pasaron toda la mañana, divirtiéndose como enanos y burlándose amistosamente el uno del otro. Y hubieran seguido todo el día si sus respectivos estómagos no hubieran empezado a crujir, recordándoles que era hora de comer. –¡Nos vemos mañana a la misma hora! –dijeron al despedirse. –¡Hola mamá, mira lo que aprendí a hacer! – gritó el bebé rana al entrar a su casa. Y de inmediato se puso a arrastrarse por el piso, orgulloso de lo que había aprendido. –¿Quién te enseñó a hacer eso? –gritó la mamá rana furiosa, tan furiosa que el bebé rana quedó paralizado del susto. –Un bebé serpiente de colores que conocí esta mañana –contestó atemorizado el bebé rana. –¿No sabes que la familia serpiente y la familia rana somos enemigas? –siguió tronando mamá rana–.Te prohíbo terminantemente que te vuelvas a ver con ese bebé serpiente. –¿Por qué? –Porque las serpientes no nos gustan, y punto. Son venenosas y malvadas. Además, nos tienen odio. –Pero si el bebé serpiente no me odia. Él es mi amigo –replicó el bebé rana, con lágrimas en los ojos. –No sabes lo que dices. Y deja ya de quejarte, ¿está bien? El bebé rana no probó ni una sola de las deliciosas moscas que su mamá le tenía para el almuerzo. Se le había quitado el hambre y no entendía por qué. (Lo que pasaba era que estaba triste y no lo sabía). Cuando el bebé serpiente llegó a su casa, le ocurrió algo similar. – ¿Quién te enseñó a saltar de esa manera tan ridícula? –le preguntó su mamá, parándose en la cola de la rabia.
  • 5. –Un bebé rana graciosísimo que conocí esta mañana. –¡Las ranas y las serpientes no pueden andar juntas! ¡Qué vergüenza! ¡La próxima vez que te encuentres con ese bebé rana, mátalo y cómetelo! –¿Por qué? –preguntó el bebé serpiente, aterrado. –Porque las serpientes siempre han matado y se han comido a las ranas. Así ha sido y tiene que seguir siendo siempre. Ni falta hace decir cómo se sintió el bebé serpiente de sólo imaginarse matando a su amigo y luego comiéndoselo como si nada. Al día siguiente, a la hora de la cita, el bebé rana y el bebé serpiente no se saludaron. Se mantuvieron alejados el uno del otro, mirándose con desconfianza y recelo, aunque con una profunda tristeza en el corazón. Y así ha seguidosiendodesdeentonces. —Cuentotradicionalafricano FRASES "¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". —Albert Einstein "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo. " — Voltaire Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto
  • 6. La séptimacarrera Escocia tuvo un rey llamado Roberto. Su reino estaba amenazado por Inglaterra, cuyo monarca había enviado a un ejército para apropiarse de sus tierras. Los escoceses ya estaban cansados y el reino poco a poco caía en la pobreza. Roberto quería hacer la paz, pero tomar las armas le parecía inadecuado. Así que un día envió un emisario a la corte del rey enemigo para proponerle que resolvieran todo mediante una competencia de caballos. Si Roberto ganaba, los invasores se irían de sus tierras. Si Roberto perdía, se las entregaría. La carrera se llevó a cabo. Roberto perdió, pero le pidió una nueva oportunidad al enemigo. —Piensa que mi patria está en juego —dijo al otro rey. Seguro de que Roberto no lo lograría, el enemigo le dio cinco oportunidades más. En todas lo venció. Una tarde de lluvia Roberto se refugió en una caverna, triste y sin esperanza. Entonces, sobre su cabeza vio a una araña muy pequeña que trataba de tejer su tela entre dos paredes. En seis ocasiones intentó tender el hilo de un extremo a otro, pero no lo logró. ―Pobre animalillo‖ pensó el rey ―tú sabes lo que son seis derrotas seguidas‖. Pero entonces notó que la araña lo estaba intentando de nuevo y observó con gran interés lo que ocurría. ―¿Volverá a fallar?‖ se preguntó. Pero en la séptima ocasión la araña consiguió su objetivo y siguió tejiendo. Inspirado por ese hecho pensó: ―Si ella lo hizo ¿por qué no pruebo una vez más?‖ Con ánimo renovado fue en busca del monarca inglés y le pidió una última oportunidad. —Si en esta ocasión pierdo, me iré para siempre a las montañas —le informó. —Pobre ingenuo. Te la daré para mostrarte que las tierras no son para ti —respondió, confiado, el contrincante. En la séptima carrera Roberto puso todo su entusiasmo. Su caballo parecía compartirlo con él. Uno y otro dieron lo mejor que tenían de sí hasta casi perder el aliento. Para sorpresa de todos, fueron los primeros en llegar a la meta. El rey de Inglaterra admiró la perseverancia del contrincante. Como hombre de honor que era, poco después reconoció la independencia de Escocia. Hasta la fecha quienes viven allí recuerdan a la esforzada araña que inspiró la última carrera. —Leyendaescocesa
  • 7. FRASES Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. —Bertolt Brecht La gota horada la roca, no por su fuerza, sino por su perseverancia. —Publio Ovidio Nasón Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.‖ —Hermann Hesse Vuelve a emprender veinte veces tu obra. Púlela sin cesar y vuélvela a pulir. —Nicolás Boileau La victoria es del más perseverante. —Napoleón El secreto de los grandes corazones se encuentra en una palabra: Perseverar —Víctor Hugo Perseverar es perseguir alguna cosa y luchar contra todo. —Paul Valéry Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo. —Julio Cortázar No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos la que hace a los hombres superiores. —Friedrich Nietzsche El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura. —Miguel de Unamuno
  • 8. Copyright © 2011 fundaciontelevisa.org. Todos los derechos reservados.Contacto DE LOS APENINOS A LOS ANDES Marco tenía once años y vivía en Génova, Italia. Su padre trabajaba en una fábrica, pero no ganaba suficiente y sus deudas crecían. Por esa razón, la madre decidió partir a Buenos Aires, Argentina, para emplearse en la casa de una familia pues los sueldos que pagaban allí eran buenos. Pensaba ahorrar alguna suma y luego regresar. Aunque le dio tristeza separarse de los suyos, partió llena de esperanza. Por fortuna encontró un buen trabajo con los señores Mequínez. Cada mes escribía a Génova y les enviaba todas sus ganancias. En una ocasión les mandó una nota diciéndoles que se sentía enferma. Luego sus cartas dejaron de llegar. Ellos le escribieron, pero no tuvieron respuesta. Trataron de averiguar qué ocurría, mas nadie pudo informarles. La única solución era ir a buscarla hasta Buenos Aires. Como ni el padre ni el hijo mayor podían abandonar su trabajo, Marcó se ofreció. —Iré a Buenos Aires. Estoy seguro de hallarla —dijo. Aunque su padre no estaba convencido, le dio permiso. Con escasas prendas de ropa y unas monedas, abordó el barco de un capitán amigo que se dirigía a Argentina. A bordo del navío tenía miedo y tristeza. Se sentía solo, alejado de sus seres queridos y rumbo a un destino extraño. Comenzó a dudar, quizá su madre ya no vivía… El viaje duró 27 días. Al desembarcar se vio en una enorme ciudad llena de nombres raros. Preguntando llegó a la dirección de su madre. Tocó la campanilla y una señorita abrió la puerta. —¿Vive aquí la familia Mequínez? —preguntó Marco. —No, ahora somos otros los inquilinos —respondió ella. —¿Dónde han ido? Mamá trabaja con ellos —inquirió Marco. —Están en Córdoba. La señorita y su padre le explicaron cómo llegar allí, aunque era difícil pues quedaba muy lejos. Le regalaron algunas monedas y le desearon suerte. Muy cansado, Marco abordó una barcaza de vela que transportaba fruta a lo largo de un río enorme y peligroso. A veces pensaba en darse por vencido. Pero sus compañeros de viaje lo animaban: —¡Ánimo! Debes ser valiente y estar orgulloso de tu búsqueda. La barcaza llegó a Rosario. Aún lo esperaba un largo camino por tierra hacia Córdoba. Desesperado, se sentó a llorar en la calle. Entonces, por pura suerte, se encontró a un viejo marinero que conoció en el viaje que lo
  • 9. había traído de Europa. Éste lo presentó con otros camaradas genoveses que vivían allí, y entre todos reunieron el dinero para comprarle un pasaje de tren. En el vagón Marco se sentía mareado y muy débil. Lo asustaba estar tan lejos de Génova. Creía que las fuerzas no le alcanzarían para llegar. Pero una vez más lo logró. En Córdoba buscó la casa de la familia Mequínez, pero en ella le dijeron que se habían ido a su estancia de Tucumán, a 500 leguas de allí. ¿Cómo ir tan lejos? Una buena mujer le informó que al día siguiente un comerciante partiría rumbo a esa zona. Tal vez podría llevarlo consigo en la carreta tirada por dos grandes bueyes. El carretero era un hombre duro, pero Marco lo convenció y así comenzó su nuevo viaje. A cambio de llevarlo le exigían un trabajo agotador: cargar forraje e ir por agua para los animales. No lo trataban muy bien que digamos. La situación se prolongó casi por un mes. No dormía, comía mal y en una ocasión hasta tuvo tantita calentura. En un punto del camino le indicaron que se bajara, pues ellos no llegaban directamente a Tucumán. El pequeño siguió el resto del trayecto a pie. Las plantas le ardían de tanto andar y le parecía muy remota la posibilidad de hallar bien a su mamá. No estaba tan equivocado, pues la señora llevaba varias semanas en cama, enferma y angustiada por encontrarse lejos de su familia. A pesar de que los señores Mequínez la cuidaban con mucho cariño nada parecía animarla y se resistía a la operación necesaria para curarla. Pero una mañana el pequeño Marco llegó a la casa donde se encontraba, casi descalzo y con su ropa rota. Al verlo, su madre no podía creerlo. Llena de felicidad por estar de nuevo junto a su pequeño, lo abrazó muy fuerte y le dio muchos besos. Admirando su ejemplo de templanza y tenacidad decidió aceptar la operación. Ésta fue todo un éxito. A los pocos días la señora se hallaba restablecida y feliz de tener a su hijo al lado. Marco se inclinó para darle gracias al doctor, pero éste le dijo: —Levántate muchacho. Eres todo un héroe. Tú fuerza la ha salvado y la aventura que viviste te dio el temple necesario para enfrentar la vida y sus desafíos. —Adaptación del cuento homónimo incluido en Corazón de Edmundo de Amicis. —Adaptación del cuento homónimo incluido en Corazón de Edmundo de Amicis.
  • 10. Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que su imagen, en condición de póster y exhibiendo un insólito gesto de burla, se ha visto elevada a la dignidad de icono doméstico, junto a los ídolos de la canción y los astros de Hollywood. Sin embargo, no son su genio científico ni su talla humana los que mejor lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo se le recuerda aún como al «padre de la bomba»; y todavía es corriente que se le atribuya la demostración del principio de que «todo es relativo» a él, que luchó encarnizadamente contra la posibilidad de que conocer la realidad significara jugar con ella a la gallina ciega. Albert Einstein nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el padre se estableció, junto con su hermano Jakob, como comerciante en las novedades electrotécnicas de la época. El pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la de la relatividad: «un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor».
  • 11. Albert Einstein en 1947 En 1894, las dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada desde 1881, por el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán; Einstein permaneció en Munich para terminar sus estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al año siguiente. En el otoño de 1896, inició sus estudios superiores en la EidgenossischeTechnischeHochschule de Zurich, en donde fue alumno del matemático HermannMinkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo cuatridimensional introducido por las teorías de su antiguo alumno. El 23 de junio de 1902, empezó a prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903, contrajo matrimonio con MilevaMaric, antigua compañera de estudios en Zurich, con quien tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en 1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima Elsa. Durante 1905, publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y los cuatro restantes acabaron por imponer un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del universo. De éstos, el primero
  • 12. proporcionaba una explicación teórica, en términos estadísticos, del movimiento browniano, y el segundo daba una interpretación del efecto fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada por cuantos individuales, más tarde denominados fotones; los dos trabajos restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad, estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de materia y su masa m, en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c es la velocidad de la luz, que se supone constante. Einstein con Elsa, su segunda esposa El esfuerzo de Einstein lo situó inmediatamente entre los más eminentes de los físicos europeos, pero el reconocimiento público del verdadero alcance de sus teorías tardó en llegar; el Premio Nobel de Física, que se le concedió en 1921 lo fue exclusivamente «por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico». En 1909, inició su carrera de docente universitario en Zurich, pasando luego a Praga y regresando de nuevo a Zurich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en donde había realizado sus estudios. En 1914 pasó a Berlín como miembro de la Academia de Ciencias prusiana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a separarse de su familia, por entonces de vacaciones en Suiza y que ya no volvió a reunirse con él. Contra el sentir generalizado de la comunidad académica berlinesa, Einstein se manifestó por entonces abiertamente antibelicista, influido en sus actitudes por las doctrinas pacifistas de RomainRolland. En el plano científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916, en el perfeccionamiento de la teoría general de la relatividad, basada en el postulado de que la gravedad no es una fuerza sino un campo creado por la presencia de una masa en el continuum espacio-tiempo. La confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al fotografiarse el eclipse solar del 29 de mayo; The Times lo presentó como el nuevo Newton y su fama internacional creció, forzándole a multiplicar sus conferencias de
  • 13. divulgación por todo el mundo y popularizando su imagen de viajero de la tercera clase de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo. Durante la siguiente década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar una relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares. Tal investigación, que ocupó el resto de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle el extrañamiento respecto del resto de la comunidad científica. Einstein tocando el violín, una de sus aficiones favoritas A partir de 1933, con el acceso de Hitler al poder, su soledad se vio agravada por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y trasladarse a Estados Unidos, en donde pasó los últimos veinticinco años de su vida en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton, ciudad en la que murió el 18 de abril de 1955. Einstein dijo una vez que la política poseía un valor pasajero, mientras que una ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos años de su vida, la amargura por no hallar la fórmula que revelase el secreto de la unidad del mundo hubo de acentuarse por la necesidad en que se sintió de intervenir dramáticamente en la esfera de lo político. En 1939, a instancias de los físicos Leo Szilard y Paul Wigner, y convencido de la posibilidad de que los alemanes estuvieran en condiciones de fabricar una bomba atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a emprender un programa de investigación sobre la energía atómica. Luego de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los
  • 14. científicos que buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba y propuso la formación de un gobierno mundial a partir del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las amenazas de destrucción individual y colectiva, formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia, religión y socialismo, recibieron de los políticos un rechazo comparable a las críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus sucesivas versiones de la idea de un campo unificado. Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia cercana al monte Athos llamada Estagira, de donde proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina y de ahí le vino su afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y madre en plena adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual pudo mostrar años después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor.
  • 15. Aristóteles En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que Aristóteles iba a iniciar su propio sistema filosófico fundándolo en una profunda critica al platónico. Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades de Platón para insertar su mundo eidético, el de las ideas, en el mundo real obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como «sustancia», «esencia» y «forma» que le alejarían definitivamente de la Academia. En cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual Aristóteles se marchó de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia. En su condición de macedonio Aristóteles no era legalmente elegible para ese puesto. Alejandro Magno en el horizonte A la muerte de Platón, ocurrida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis años de edad, habla pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Xenócrates de Calcedonia, un colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico. El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la reproducción, ya que primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo, Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían tener una y otra cuando se unió a ellas.
  • 16. Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene (isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo de Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo rastro de verdad. Pero de ser cierto el carácter que sus contemporáneos atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor, cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la influencia de Alejandro sobre su maestro en el terreno político, pues Aristóteles seguía predicando la superioridad de las ciudades estado cuando su presunto discípulo estaba poniendo ya las bases de un imperio universal sin el que, al decir de los historiadores, la civilización helénica hubiera sucumbido mucho antes. La vuelta a casa Poco después de la muerte de Filipo, Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años habría de competir con la Academia platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Xenócrates de Calcedonia. Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Como él mismo dice, los seres pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología.
  • 17. Platón y Aristóteles en La Escuela de Atenas, de Rafael La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Y durante ese período su autoridad llegó a quedar tan establecida e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en la filosofía todo intento de avance intelectual ha tenido que empezar con un ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos. Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta alcanzar su actual preeminencia es tan asombroso que, aun descontando lo que la leyenda haya podido añadir, parece un argumento de novela de aventuras. La aventura de los manuscritos Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una oleada de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles le cedió sus obras a Teofrasto, el cual se las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo. Muchos años después, los herederos de Neleo se las vendieron a Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena ocupación romana, Sila se enteró de la existencia de esas cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por
  • 18. Tiranión el Gramático. De mano en mano, esas obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva. A él se debe, por ejemplo, la invención del término «metafísica», título bajo el que se agrupan los libros VII, VIII y IX y que significa, sencillamente, que salen a continuación de la física. Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo XIII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, todas las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas para el público general en forma de diálogos, se han perdido. Inicio Buscador Índice alfabético Recomendar