Este documento argumenta que dar más tiempo a la enseñanza permite evitar la fragmentación de conocimientos y abordar temas en su complejidad. Esto permite a estudiantes y maestros dedicar el tiempo necesario para leer libros completos, discutir interpretaciones, y revisar trabajos escritos para corregir errores. También involucra a los estudiantes en la lectura y escritura desde el principio para que puedan practicar fuera del aula y darle sentido al lenguaje más allá de la escuela.