2. Desecha las fábulas profanas y
de viejas. Ejercítate para la
piedad; porque el ejercicio
corporal para poco es
provechoso, pero la piedad
para todo aprovecha, pues
tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera.
3. Ejercicio—entrenar, disciplinarse en
preparación para algo 1 Co. 9:22-27
Piedad—comportamiento que refleja
creencias y actitudes religiosas
correctas
4. El mandato revela que no estamos
automáticamente entrenados para la
piedad.
◦ Normalmente estamos entrenados para hacer
lo malo por nuestra anterior manera de vivir.
(2 Pedro 2:14)
◦ Debemos establecer una nueva rutina en
nuestras vidas para ser piadosos.
5. El ejercicio tiene que ser constante
para que sea beneficioso.
◦ Con largos períodos de inactividad nos
ponemos más débiles y susceptibles a las
tentaciones y el pecado.
◦ Cuando nos disciplinamos en las actividades
que nos conducen a vivir más como Cristo,
salimos fortalecidos en la fe.
6. Las disciplinas que practicamos tienen
que reflejar un rechazo total de las
creencias del mundo.
◦ El mundo tiene creencias que van en contra
de la Palabra de Dios.
◦ La piedad se obtiene viviendo conforme a la
Palabra de Dios. (Hebreos 5:11-14)
7. Disciplinarnos para una vida piadosa nos
trae beneficios para esta vida terrenal y
nuestra vida eternal. (1 Timoteo 6:3-8;
Hebreos 12:11)
9. Desarrollar un deseo de acercarse a Dios y
obedecerlo.
Estudiar el ejemplo de Jesús y de la iglesia
primitiva en cuanto a la vida disciplinada.
Tomar la decisión de desechar los malos
hábitos que impiden tu crecimiento espiritual.
Crear los hábitos en tu vida que permitirían
que la fe se fortalezca.
No permitir que nada ni nadie se interfiera en
los hábitos que estableces en tu vida.
Compartir con otro creyente los hábitos que
has desarrollado para que se anime a hacer lo
mismo.
10. Desarrollar un deseo de acercarse a Dios y
obedecerlo.
Estudiar el ejemplo de Jesús y de la iglesia
primitiva en cuanto a la vida disciplinada.
Tomar la decisión de desechar los malos
hábitos que impiden tu crecimiento espiritual.
Crear los hábitos en tu vida que permitirían
que la fe se fortalezca.
No permitir que nada ni nadie se interfiera en
los hábitos que estableces en tu vida.
Compartir con otro creyente los hábitos que
has desarrollado para que se anime a hacer lo
mismo.