1. LA AJORCA DE ORO
Becquer en esta leyenda cuenta la historia de dos enamorados que vivían en Toledo, se llamaban
María y Pedro Alfonso.
Un día, Pedro preguntó a María qué le pasaba, que por qué lloraba. Ella, al principio, se negaba a
contestarle pero, ante su insistencia, terminó diciéndole que se había obsesionado con una ajorca
(una pulsera rígida, de aro) que llevaba la Virgen. Se la describía con tal pasión, que por un
momento a Pedro se le ocurrió conseguirla por cualquier medio. Al preguntarle qué Virgen tenía la
ajorca, ella le contestó que la del Sagrario (patrona de Toledo), tras lo que él sintió un escalofrío y le
dijo que a cualquier otra se la hubiera robado aunque le costara la vida, pero que a la patrona,
imposible.
No sabe el autor qué pasó, pero el caso es que, a la hora de terminar la última jornada de la octava
dedicada a la Virgen del Sagrario, Pedro estaba en la catedral escondido a la espera de que se
vaciara y cerraran la misma.
Nos hace el autor una descripción de la Catedral de Toledo, del ambiente, de cómo la luz se colaba
por las vidrieras de colores dando al lugar un aspecto fantasmagórico, de los bosques de columnas,
de las tallas y sepulturas existentes... Lo hace para que podamos comprender mejor lo que sucederá
a continuación.
Cuando ya la catedral estaba vacía y en silencio, aunque Pedro oía ruidos por todas partes, se
decidió a cometer el delito para el que estaba allí. Trepó por la valla hasta llegar al altar, y llegó
hasta donde se encontraba la imagen. Todo le parecía espectral, menos la imagen de la patrona, que
le parecía que le sonreía. Con los ojos cerrados, para no ver que le miraba, cogió la ajorca. El
problema sobrevino cuando tuvo que bajar, que necesitaba tener los ojos abiertos. Al abrirlos,
descubrió con horror, que todas las figuras de la catedral (reyes, obispos, arzobispos, gárgolas...)
habían cobrado vida y le rodeaban para impedir su huida.
Con un grito de terror, se desmayó ante el altar. Allí le encontraron por la mañana, con la ajorca en
la mano, y repitiendo “suya, suya...”. Había enloquecido.
IDEAS PRINCIPALES
1. No se puede hacer cualquier cosa por amor.
2. Si hacemos algo que va contra nuestra conciencia no seremos felices.
3. El miedo nos puede hacer enloquecer.