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CUENTOS
Nueve CUENTOS ANDINOS
DESDE SORAS
[Cuentos andinos desde Soras son una serie de 9
cuentos que Alfredo L. Vásquez, narra, su
representación esta en el siglo 20 y los parajes se
ubican en Perú, aun cuando los nombres no
necesariamente son exactos, no tiene nada que ver
son la realidad, son solamente cuentos.
Escrito Por Alfredo L. Vásquez
1/1/2010
2. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
INDICE
Una Pregunta Frecuente En La Clase De Estadística. .
El Camión Mixto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Conversando Con Don Alfredo
Puca
El Primer Beso
Mi Dólar
La Señorita Agripina
Potajes De Abancay
La Matajari.Con…
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Escrito por Alfredo L. Vásquez año 2010
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3. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Este cuento está dedicado a AVB Y CAEHDV
A Lupe, que me alentó a escribir
A mis Cuatro hijo y seis nietos.
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4. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Una Pregunta Frecuente…
En la clase de Estadística
E n el segundo gobierno de Fernando Belaunde,
Alberto que era un joven ingeniero, recién
graduado en la Universidad del Cusco, tenía
un año de experiencia y tenía un proyecto, había
escuchado que en la ciudad de Lima había un
convento, un claustro del conocimiento y la ciencia,
un lugar secreto, ubicado al fondo de la ciudad de
Lima, donde no había casas, solo había quietud y
silencio, la casa que servía de refugio a la ciencia
había sido alguna vez de un rico y viejo avaro, que la
había puesto en venta ya que pensaba viajar por el
mundo disfrutando de su tiempo y su fortuna. La casa
era añosa y bien dispuesta, al borde de la piscina,
había dos aulas de cartón, bien construidas, ya que
tenía aire acondicionado, el grass siempre verde
rodeaba las aulas, la biblioteca y la cafetería. Se
respiraba quietud y paz.
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5. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Los 70 alumnos dispuestos en dos aulas de 35
alumnos cada una llamadas aula A y aula B, se
presentaron con terno al primer día de clases, y
todos los días de clase, el uniforme era terno, con
chaleco mejor, Alberto fue hasta el local,
acompañado por Don Alberto, su padre y por don
Hugo su hermano, quienes le preguntaron, por
tratarse del primer día de clases crees que el horario
será reducido?. Alberto pregunto a la secretaria de
recepción, cuáles eran las costumbres en la Escuela,
ella dijo que todo era normal desde el primer día.
Ya en la primera clase, entro el primer profesor de la
Escuela, en la primera clase de la maestría, y dijo, soy
vuestro profesor el doctor, Coco Arequipa, nací en
Talavera de la Reyna, he estudiado en la UNI
(universidad de ingeniería) y continuo diciendo,
tengo un bachillerato en ciencias mención en
Electrónica, soy ingeniero Electro-mecánico, tengo un
máster en Administración en Escáner, tengo un MBA
en Penn State University, y un Doctorado del MIT, en
ciencia de la Administración, actualmente sigo un
curso a distancia de un post doctoral en la
universidad de ….California los Ángeles. (Mierda
pensó Alberto, -Yo solo traigo un bachillerato de
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ingeniería, como podre hablar en esta clase, desde
ese día su segundo nombre era mudo)
La clase se inicio con estas palabras, señores pasemos
lista, Señor A, fulanito, Señor b, zutanito, Señor C
señor, etc. hasta que llego a la Z, señor Z bueno
continuo con su acento americano, un poco gringo,
quienes de ustedes estudiaron estadística en la
universidad, luego de eso, levantaron la mano, el
100% de los alumnos, -que bien- dijo, el primer
capítulo de estadística descriptiva esta dictado,
bueno veamos, quienes han estudiado dos cursos de
estadística en en la universidad, levantaron la mano,
el 90 % de los alumnos, incluido Alberto. Alberto solo
había estudiado un curso de estadística, pero como
todo el mundo levantaba la mano, tenía que hacerlo,
incluso debía reis aun cuando no entendiera los
chistes porque todo el mundo reía, ere el famoso
efecto de imitación, -OH, qué bien, ahora damos por
dictado el capitulo 2, Que rápido se avanza este
curso-, luego dijo, a ver tu, Alberto, no?, si si, claro,
-dime que es Distribución de Frecuencia1-, se hizo un
1
Distribución de frecuencias es como se denomina en estadística a la
agrupación de datos en categorías mutuamente excluyentes que
indican el número de observaciones en cada categoría. Esto significa
una de las cosas más importantes de la matemática, su estadística con
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silencio, Alberto, no sabía ni su nombre, el profesor
continuo mirando la lista de los alumnos, que tenían
un currículo resumido, con datos como universidad
de origen, edad, dirección, teléfono, profesión,
experiencia, fotografía, etc. Y vio que había una linda
chica, que había estudiado estadística en la
Universidad de la Molina, y le dijo, -a ver tu
Marianella, dime que es distribución de frecuencia.
Marianella, sin tomar aire respondió como una
máquina, lo hizo de inmediato y definió así,
distribución de frecuencia es una … que viene del
griego, ,,,lalalalala lala y del Latín tru¡ ibus, que
significa babababa bla a bla bla diríamos entonces
la agrupación de datos. La distribución de frecuencias presenta las
observaciones clasificadas de modo que se pueda ver el número
existente en cada clase. Elementos fundamentales para elaborar una
distribución de frecuencia: 1) RANGO. Es una medida de dispersión que
se obtiene como la diferencia entre el número mayor y el número
menor de los datos. R = N_max - N_min Ejemplo. Dados los números: 5,
10, 12, 8, 13, 9, 15. R= 15- 5. 2) AMPLITUD TOTAL. Simplemente se
obtiene sumándole 1 al rango. AT = (R+1). 3) LAS CLASES. Están
formadas por dos extremos. el menor se llama límite inferior el mayor
se llama límite superior. hay distintos tipos de clases. Ej. Notas (20-26)
Edades (20-26.5) Salarios (20-26.99). 4) EL NUMERO DE CLASES. Se
determina a través de la formula de Sturges, la cual es válida cuando el
No de observaciones es menor o igual a 500. Formula. Nc= 1 + 3.33log (
N ) Donde: Nc es el número de clases. N es la cantidad de muestras
tomadas. 5) VALOR DEL INTERVALO O AMPLITUD. Se Obtiene por
medio de la ecuación de dicta: Vi = AT / Nc. Donde: Vi es el valor de
intervalo AT es la amplitud total Nc es el número de clase
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que si juntamos estos tres vocablos, distribución de
frecuencia significa bla blabala … es todo profesor.
Muy bien buena definición Marianella, ahora
volvamos al señor Alberto, que significa distribución
de frecuencia y apareció otro silencio, bueno,
Marianella tu qué opinas y Marianella con esa voz
aguda que la caracterizaba, repitió la definición
exacta que a los oídos de Alberto llegaban algo así
como el Chino, era un lenguaje ininteligible, era
rápido, very very fast, pero no era de este mundo,
pertenecía a los ovnis. Por tercera vez dijo,
Alberrstho que es Distribución de Frecuencia, y dale
con el silencio, por tercera vez pidió a Marianella que
respondiera y ella dale con su vocecita chillona, en
tono bien alto, la Dis…de Frec.. es bla bla bla, bla y
mas blas. Y nuevamente muy bien dijo el profesor
Coco.
El DOCTOR COCO CEREBRO AREQUIPA ES UN
MAYORISTA DEL CONOCIMIENTO.
La clase continuo, el profesor dibujo en la pizarra
acrílica, que es, como es, de donde viene y cuáles son
los datos que la forman y como se usa, diagramó,
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saco sus copias en ingles, luego saco su
retroproyector, su laminas de auto ayuda, su
mensaje filosófico al final de la clase, que decía,
Vivamos un solo día a la vez, ESOPO, siglo V antes de
Cristo. La clase termino a las 12 30 de la mañana,
todos salieron de la clase rumbo a sus casas. Alberto
se encontró con su padre en el parqueo, de la
Escuela, luego se fueron a almorzar, un lomo a la
Parrilla en el Restaurant el Rincón Gaucho, con la
idea de un buen comienzo, una nueva etapa, una
nueva era en la vida de Alberto, durante el almuerzo
no se comento el incidente de la distribución de
frecuencia, solo se hablo del profesor, que tenía un
currículo impresionante, un cerebro cargado de
conocimientos, listo para servir como hub un
mayorista de conocimientos, que era conectado a los
nuevos container en el salón de clase, los
contenedores eran cerebros blancos, llenos de deseo
de conocimientos.
Se dictaban 5 cursos de manera simultánea por cada
semestre académico. Las clases eran diarias de lunes
a viernes, solo por las mañanas, cada curso, según los
créditos que poseía, tenían mayor o menor número
de horas semanales, pero por lo general eran 5 horas
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de clase diarias, con lo cual se estudiaba en clase 25
horas, mas 25 horas de preparación en casa, era un
modelo de estudio a tiempo completo, a su vez
requería de 12 horas de repaso por los controles de
lectura que eran cada día. Con lo cual la carga
académica llegaba a las 622 horas por semana, que
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Esos tiempos de estudiante eran épocas de abstinencia, la mejor
amiga se llamaba Manuela, y todos los alumnos eran un poco
mexicanos y agradecidos todos los domingos repetían, gracias mano,
aun cuando en el libro de Cómo Estudiar de Harry Maddox, y su
método de estudio de EPL2R, que sintetizaba los conocimientos, así
como en su página 86, hablaba que un estudiante debería tener al
menos una relación sexual por semana, no había tiempo, si se
visitaba el baño, se debía ir con una copia de microeconomía, si se
hacía el amor era tipo gallo, o al estilo Napoleón, un minuto en plena
guerra de estudios, más rápido mejor, la pose del magister era
paradito y rapidito, no había tiempo para el romance, entre caso y
caso un polvorete paraguayo. Había que ahorrar tiempo, Alberto
tenía una amigo que para entonces estaba casado y le decía,
-hermano a mi mujer no la veo ni los domingos, ella cree que tengo
otra, y pensar que todo el tiempo la paso estudiando-, Hubo un caso
muy curioso, en el salón habían tres muchachos apodados “Los
Chiclayanos” cuando volvieron a su tierra en las primeras vacaciones
de junio, embarazaron a sus enamoradas en primera, es así que el día
de la clausura no asistieron por que estaban en el hospital
acompañando a sus esposas a dar a luz. Toda la gente era conocida
como corre caminos, había gente que se las ingeniaba en un
burdelito de la Victoria, llevados por un parroquiano de nombre ruso,
Etosky, pero era una tarea doblemente cara, a) se debía pagar, b) no
había tiempo suficiente para viajar hasta la rica Vicki. Había gente
que se las ingeniaba para arrecharse con una secretaria, pero solo era
eso, calentarse. Porque quien pagaba todo era Manuela. Claro que
hay gente que se alababa con una chinita de la cafetería, pero nadie
vio nada más que unos besitos volados a la hora de tomar café. Las
enamoradas tuvieron que ser calmadas por el Padre Iglesias, toda vez
que ya había un rumor de abandono por walk over. Venus y sus
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venía a ser una carga completa a dedicación
exclusiva, un buen método inventado en el Eton
Collage3, la escuela de reyes de Inglaterra.
Llego el segundo lunes, eran las 8 de la mañana,
cuando, la voz optimista de Coco Arequipa, profesor
titular del curso cuando como era costumbre dijo, en
cada carpeta encontraran una hoja con preguntas,
por favor respondan tienen 4 minutos, es vuestro
control de lectura para la clase de hoy. El tiempo
paso como un santiamén, los 4 minutos volaron, las
hojas ya estaban en poder del profesor, la prueba fue
tan rápida que no permitió ni siquiera sufrir. Fue una
muerte súbita, una matanza generalizada, era una
bomba atómica, disparada en medio del salón, nadie
se dio cuenta, todos estaban jalados.
amigas estaban out. La Costa Verde quedaba muy lejos, las chicas
debían venir a la puerta de la escuela para recibir su buena cuenta,
eran tiempos de crisis. La gente provinciana como Alberto, estaba
más jodida, sin plata y sin tiempo y con mucha timidez.
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http://www.etoncollege.com/
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Con la misma flema que lo caracterizaba y siempre
con voz impostada y dejo gringo, llamo lista,
reconoció a los alumnos, los husmeo, releyó los
resúmenes de cada alumno, y continuo así:
-Albesrtho, dígame que es distribución de frecuencia,
Alberto nada de nada, con tanto material de lectura
que recibió, más o menos unos 20 kilos de peso en
libros y copias, no había tenido tiempo para leer la
definición de distribución de frecuencia. Y al igual
que la primera clase, Coco, llamo en voz alta a
Marianella, para que con su voz característica
repitiera una y otra vez la famosa definición, sin que
Alberto pudiera alcanzar a escuchar dichas palabras
dado que estaban en 75 rpm y Alberto tenía un oído
que solo captaba discos de 45 rpm, la velocidad de la
voz era un problema y el otro era la pronunciación,
ella hablaba en limeño y Alberto solo escuchaba en
Cusqueño, por ejemplo una metralleta en Lima suena
ratatata, en Cusco una metralleta suena, ra, silencio
ta, silencio ta, pausa, ta, doble silencio ta.
EL TIEMPO EN LA SIERRA ES DIFERENTE AL TIEMPO
EN LA COSTA
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Muy bien escribió Albert Einstein, que el tiempo era
relativo, y dependía del medio ambiente que lo
rodeaba, en Cusco una hora dura 120 minutos, en
Lima una hora de tiempo solo dura 30 minutos, la
intensidad de la vida se nota, cuando en el Cusco te
levantas, das una vuelta y es las siete de la mañana y
tomas desayuno, en Lima cuando te levantas, das
una vuelta y es las 11 de la mañana y todavía no has
tomado desayuno. Las variables de velocidad,
también están adaptadas a las unidades de entrada y
salida de la información, todo esto le jugaba una
mala pasada y en contra de Alberto que no entendía
la vocecilla de Marianella, que chillaba una y otra vez,
tal como el primer día, ella repitió tres veces, sin
poder convencer a Alberto de su mensaje.
La segunda semana fue más pesada que la primera,
mas casos, mas controles de lectura, la ballena Azul
dictaba un curso de Economía, y era demandante de
tiempo, el librito de Le Roy Miller, sin decir nada de
Gato Gordo, que enseñaba PRINCIPIA, en la era
prehistórica de la Tecnología de la Información, claro
aquello era más complicado aun, con sus problemas
de aplicación, aun cuando solo era un curso de un
crédito. Las clases del Padrecito Iglesias eran más
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divertidas pero también tenían sus controles diarios,
allí se controlaba la ortografía, de manera diaria, las
clases eran muy divertidas, la metodología era un
curso interesante, cada uno debía redactar un caso,
muchos de los casos fueron publicados en un libro,
que dio la vuelta al mundo. Las clases áridas eran de
un profesor que quería hablar casi como colombiano,
cruce con español, era la de Lucho Galarreta, eran las
clases de administración, este señor, no explico que
era el estado del arte, y cada día nos enseñaba algo,
diferente pero completamente diferente a lo que
había dicho el día anterior, con lo cual confundía a
Alberto, que tenia base matemática pura, y había
recibido una enseñanza determinantica al extremo,
sin espacio para otras aplicaciones, en cambio las
explicaciones de Lucho Galarreta, eran de carácter
descriptivo, y por su baja formación científica dado
que era un profesor empírico, y su descredito por su
conducta arribista, su discurso era totalmente
dudoso, a eso había que sumarle las tareas de
estadística que eran llevadas por un jefe de prácticas
cusqueño pero limeñizado, las primeras practicas de
estadística eran deterministicas, es decir con una sola
y única respuesta exacta, lo cual hacia que Alberto
disfrutara de la practica.
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Sin embargo llego la tercera semana, con el Lunes
por delante, con Coco Arequipeño, allí en clase, antes
que los alumnos, el profesor parecía dormir en la
escuela, nadie lo venia llegar, el ya estaba allí,
esperando, sonriente, con su dinámico optimismo, en
esos días no se sabía por qué tanta exaltación en su
rostro, esos días él fue designado el primer decano
de la escuela proveniente de los alumnos que
salieron de la misma escuela y que habían
demostrado que tenían vuelo internacional. Llamo
lista y dijo, Alberto, que es distribución de frecuencia,
pucha otra semana mas y sin saber qué diablos es
eso, todo el salón estallo en risas, Marianella no
hablo, canto, una y otra vez, canto la distribución en
diferentes tonos, lo hablo despacito, lo susurro, lo
canto en son de salsa, lo dijo como pachanga, y
finalmente lo susurro a los oídos de Alberto, pero
nada de nada, Alberto no comprendía esas palabras.
Sus compañeros de grupo, La Lupita, el Chino, el Rey
y Garganta de Lata, todos trataban de ayudar para
que pueda responder las preguntas del profesor,
pero Alberto nada…..
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Es día fue terrible, había que leer el material de la
semana y prepararse para la semana 4ta, que venía
con la clásica pregunta de Coco, la decisión fue
practica, ir a la biblioteca y pedir 5 libros de
estadística, luego de revisarlos se fue a la librería
Virrey, donde compro 3 libros, Murray Spiegel de la
colección Shaum, Yamamoto y Berenson, M. L, ya
tenía material de lectura extra, ahora venia lo bueno,
prepararse leyendo y resumiendo, haciendo los
ejercicios de todo ese material estadístico.
Al material semanal que era abundante, había que
agregar las lecturas extras de estadística, cada día
avanzando hasta que llegue el lunes de la cuarta
semana, ese día ya llegaba y llego, el profesor como
siempre ya estaba en clase con esa sonrisa tan
característica con sus gruesos lentes de poto de
botella de vino, su pelo peinado al estilo de los años
60, Alberto llego más temprano que de costumbre,
estaba preparándose para la única pregunta que
nublaba su mente, y la metralleta de respuestas
acertadas de Marianella, Bueno, dijo, Señor A, Señor
A1, Señor….Vargas, Señor Velásquez, el cielo se
nublo, el aire acondicionado se apago, miles de
abejas hacían vuelo en el salón, no se escuchaba
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nada, no se auditaba la pregunta, oh, otra vez, ¿Qué
dijo?, ¿Qué pregunto?, el silencio no existía todo era
perturbado, otra vez, en eso como al fondo Coco,
seguía llamando lista señor Zapata, señor Zuenaga, y
bueno, ahora veremos el capitulo 6 sobre el Árbol de
Decisiones, combinando con un poco de
probabilidades, así como veremos algo de variables
no para métricas, mientras tanto, Alberto pensaba, y
a qué hora viene la pregunta, aquí tengo cuatro
fichas resumen de cuatro autores diferentes con
respuestas sobre el tema, ya que dispare, y nada, la
clase continuo, la mandíbula de Alberto estaba
totalmente entumecida, rígida por la tremenda
tensión, Claudio Morales, un compañero que se
sentaba a la diestra de Alberto le dijo con esa
naturalidad de la gente de la costa, Alberto, dime,
hoy día te bañaste? ¿Por qué?, porque estas oliendo
fuerte. El baño había ocurrido muy de mañana, como
cada día, con el apuro Alberto no uso su
desodorante, la gran tensión de la mañana, el aire
acondicionado que había dejado de funcionar, hizo
que funcionaran los ventiladores laterales que eran
extractores de aire con un motor bullicioso, que a los
oídos de Alberto sonaban como un zumbido similar al
de abejas, el calor dentro de su cuerpo era excesivo,
tenía fiebre, era por una gripe que venía silenciosa. El
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mundo ese día no podía ser peor.
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EL MODELO RACIOCINIO OPERACIÓN Y RESPUESTA
Su fortaleza en su natal Cusco, eran las matemáticas,
en la escuela las matemáticas no se usaban para
nada o casi nada, los procesos determinanticos no
eran de aplicación en los modelos probabilísticos de
Coco Arequipa, el mundo de ser una maquinaria
perfecta, paso a ser una gelatina, lleno de teorías
contradictoria, muchos modelos diferentes, no había
una respuesta única, Karl Poppe4, era el héroe y el
antípoda era nada menos que Thomas Kuhn5 y la
relatividad en las decisiones del ser humano, los
casos, no eran problemas que se sujetaran al clásico
modelo primarioso de: Problema; Raciocinio,
4
Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra,
ahora clásica, La lógica de la investigación científica, cuya primera
edición se publicó en alemán (Logik der Forschung) en 1934. En ella el
filósofo austriaco aborda el problema de los límites entre la ciencia y la
metafísica, y se propone la búsqueda de un llamado criterio de
demarcación entre las mismas que permita, de forma tan objetiva
como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas
que no lo son.
5
Thomas Kuhn, en su influyente obra La estructura de las revoluciones
científicas argumentó que pocas veces los científicos han actuado
siguiendo estrictamente los postulados popperianos del falsacionismo.
Por el contrario, Kuhn defiende la tesis de que la ciencia ha avanzado a
través de paradigmas que dominan la mentalidad de cada época: los
nuevos desarrollos científicos son únicamente examinados a la luz del
paradigma en uso y sólo raramente ocurre una revolución que
cuestiona el paradigma mismo.
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Operación y Respuesta, modelo que le había dado
tantas satisfacciones y primeros lugares a Alberto,
ahora debía competir con teorías desconocidas, en
las cuales no creía, debía romper paradigmas, el
mundo no podría tener dos respuestas, bueno, dos
podría ser cuando trabajaba en raíz de 2 es mas
menos 1,4142, pero cinco respuestas diferentes en
los CASOS y todas validas, había las respuestas
optimas y las respuestas sub optimas que también
eran bien recibidas. Los grupos que llevaban a clase
respuestas optimas tenias buenas notas y los
alumnos que traían respuestas sub optimas también
pasaban de ciclo, ¿Qué pasa?, se preguntaba Alberto
al mismo tiempo sintió que el mundo se acabo.
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ALEX FORTON UN CASO TIPICO
Lo peor de todo fue cuando el Dr. Chirimoya dijo,
mañana tenemos un control de lectura de este librito
y dio 180 páginas por leer, la noche fue en blanco,
una noche de boleto, que no alcanzo para leer sino
120 páginas, una lectura sin método, querer digerir
todo ese material era casi imposible, cuando Alberto
bajaba de su Volkswagen, vio que Alex Forton, un
compañero machazo, estaba en su carro, con una
cara de -es mi último día en el planeta-, sus ojos
estaban llorosos, era un caso que se veía critico,
Alberto se acerco y le dijo:
-Hola compadre, porque no bajas.
-No hermano, esto se acabo, sabes que anoche he
leído toda la noche y solo he avanzado 80 páginas,
pero eso no es todo, no he entendido nada, el libro
dice que hay una curva del costo marginal que es la
primera derivada de la curva total y otra curva que
representa el costo medio, que se intercepta en el
largo plazo en un lugar llamado mínimo, no entiendo
nada, para mí la única curva marginal que existe es
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en la carretera marginal de la selva que la construye
Belaunde, y pienso que no hay una curva sino
muchas curvas, mira para mí el mínimo es aquel que
me dice el mecánico de mi carro, su mínimo esta bajo
ó su mínimo esta alto y cuando me afina el mínimo
se queda en su sitio, así que ese mínimo, como se va
a cruzar con el de la marginal, si yo nunca he viajado
a la selva y si viajo tendría que hacerlo con permiso
de mis jefes.
No hermano, este libro no es para mí, es mas ya no
entrare a la clase, esperare que el Gordo tome el
control y luego entro, es decir si entro, pero lo que yo
quiero es…y empezó a llorar a moco tendido, ya no
había el machazo, ahora era María Magdalena en
semana santa, una transformación total, le salió la
humanidad por delante, su carácter divino, se fue al
tacho, lloraba y lloraba, luego llego Claudio y otros
que se dieron cuenta del asunto hacían un coro de
ruegos para que Forton dejara de llorar, alguien trajo
un vaso de agua para calmarlo, y bueno, después de
haber recuperado la compostura, con la promesa del
grupo de gente que lo rodeaba que en el control de
lectura todos le apoyarían en la solución de los
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problemas, se levanto y bajo del auto, paso por el
baño y entro al salón renovado.
En el grupo de Peñaherrera, todo era felicidad, todos
se veían frescos, y cuando Alberto les pregunto sobre
el Libro, sabían los contenidos de todos los capítulos,
que había pasado, otro golpe bajo para Alberto, su
amigo, el más fuerte del salón, se había derrumbado,
los otro que se veían más o menos débiles estaban
optimistas y bien dormidos, conversaban con
entusiasmo y esperaban la llegada del control de
lectura sin ninguna aflicción. Que pasa aquí, el
mundo es de los débiles, y los fuertes quedaron en
último plano, esto sí que es el fin de los fines, se
acabo todo, vino el control de lectura, mientras se
ayudaba a Forton a superar su drama, se venció el
plazo de 10 minutos, el día continuaba, ya sin
sentido.
RESULTADOS DE LOS PARCIALES
La crisis llego para Alberto la semana 6 semana de
exámenes parciales de Estadística, por ningún lado se
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veía la pregunta tan estudiada la distribución de
frecuencia, en el examen había solo problemas, que
aun cuando solamente uno era de carácter
deterministico, el resto lo pudo resolver con la
aplicación de lógica formal y probabilidades. La nota
llego la semana siete en voz alta, Acosta 11, Alatrista
08, Alexander 06, …… …. Vargas 11, Velásquez 17,
¿qué? ¿Velasquez 17?, no puede ser, me equivoque,
¿usted 17?, nooo, aquí hay un error. Coco Arequipa,
pensó “si usted no sabe ni siquiera que es
distribución de frecuencia, menos podría saber
resolver este examen que es una tranca, una tuca
especialmente preparada para bajar al llano a los
estudiantes, es un examen filtro, que hace que el
alumno se retire, se sienta un cuaderno en blanco, es
mas sienta que es el ultimo ser del planeta tierra y
que los otros 4 mil millones están antes que usted en
el orden de meritos”. Continuo con la entrega de
notas y reinicio sus clases de la manera
acostumbrada preguntando, señor delegado, ¿qué
hora es en el norte?, ¿qué hora es en el sur?, ¿a qué
hora empezamos nuestros trabajos de instrucción en
nuestro venerable salón?… -son las 8.30 profesor-,
dijo el delegado con tono de sopa, -en ese caso
escuchemos la primera plana del capítulo 8-….
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25. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Alberto se estaba bañando para ir a clases de la
semana siete cuando le entro la tembladera, no
podía controlar su mano, y no era un ejercicio
solitario, se trataba de otra sensación, se puso a
llorar, en la bañera, -mi mama decía-, ¿donde esta
mi vida?, han destruido mi vida, me han hecho ver la
luz, yo estaba tan bien calientito en mi ignorancia de
la vida que todo me parecía simple, ahora lo veo toda
tan complejo, con respuestas relativas, con
probabilidades, el mundo no es perfecto. ¿Qué pasa?
y buuuu buuu buuuu, el llanto estaba encima, ya no
voy a clase, mis 5,000 dólares de pago por el primer
ciclo se van al agua, que pena, quiero volver a ser un
ingeniero, ya no quiero ser magister, buu. En eso, la
puerta del baño, uno de sus hermanos toca la puerta
con total indiferencia al drama en el vaso de agua,
Albert, tu carro está impidiendo el paso de otro
vehículo en el garaje, baja para cambiarlo de lugar…
Qué mundo tan jodido, no dejan siquiera llorar, otros
están más apurados que yo, pensaba Alberto. Salió
de la ducha, subió al auto y otra vez a la escuela.
Ya en la escuela, pasado el bache, converso con el
Padre Iglesias, y le pidió su opinión, ¿qué pasaba en
su vida por que había perdido la brújula?, el padre le
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Escrito por Alfredo L. Vásquez año 2010
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26. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
dijo de manera lacónica, ese -es el modelo-, se está
cargando a los burros hasta saber cuanto pueden
resistir, es decir se está midiendo su capacidad de
respuesta al estrés, los que pasan esta etapa, están
listos para gobernar las empresas, gobernar el país,
es un tema de resiliencia6 aplicada a seres humanos,
solo se quedaran en la escuela aquellas personas que
tengan capacidades de soportar grandes presiones, y
se sobrepongan, que respondan positivamente a la
adversidad, -gracias padre-, -no hay porque hijo-, se
despidieron, -ah y no te olvides de dos temas- dijo,
-una es el método y otra es el equipo, forma bien tu
equipo y trabaja con método-.
La solución estaba en el método, dos personal se
repartían un trabajo, cada una solo debía hacer el
50% del trabajo, como formaban un equipo,
integraban sus soluciones y en pocos minutos tenían
el 100% del trabajo, bueno que pasaba con el equipo
6
En psicología, el término resiliencia se refiere a la capacidad de los
sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Cuando un
sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia
adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar
fortalecido por los mismos. El concepto de resiliencia se corresponde
aproximadamente con el término «entereza»
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27. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
de Peñaherrera, él era una persona ya madura, que
lideraba a dos equipos, que los hacía trabajar en
conjunto, he allí la respuesta a la interrogante que el
grupo Peñaherrera, se veía tan disipada el día del
control de lectura del Gordo, su equipo funcionaba,
los ocho trabajaban en equipo, nadie leía todo el
libro, cada uno leía una parte, luego cada uno hacia
un resumen, que era explicado a sus compañeros de
equipo, luego todos se iban a dormir, habían leído el
100% del libro, era un método de lectura colectiva,
buen punto. Ósea ellos trabajaban con método y en
equipo, claves para el éxito. El modelo el grupo PH
era un secreto, nadie lo sabía.
ESTÁ BIEN PERO PORQUE TREINTA
Mientras tanto en Roma, las clases de estadística
continuaban, el duelo del profesor y el alumno, se
mantenía en riguroso secreto, en duelo ALBERTUS
VERSUS COCUS, estaba solo en la mente de Alberto,
soñaba con ese día que pudiese decir, profesor
agárreme este pañuelo, se trata de un duelo, semana
8, 9, 10, y nada, no llegaba el día, las lecturas de
estadística, eran las preferidas de Alberto, los cinco
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28. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
libros que tenía en su biblioteca ahora eran 7 libros,
eran una motivación negativa, pero motivación
finalmente, la semana once apareció el día, el
Profesor como de costumbre, hacia una pequeña
semblanza de los alumnos caídos en el examen
parcial, y que ya no asistían a las clases, a ver decía,
cuantos sobrevivientes, Velázquez sigue usted aquí,
(el 17 había sido corregido y bajado a 14), aun así era
una buena nota para parciales, Alberto tenía otras
notas como 07, y otras por el estilo. El profesor dijo,
vamos estudiar la muestra, ustedes saben lo que es
una muestra jajajaja, si dijo Marianella, es la bla bla
bla bla, muy bien dijo el profesor, y saben lo que es
una población, si dijo Barturen, -es Splach splach
splash-, -muy bien- dijo Cocus. Ahora para extraer la
muestra o para determinar el tamaño de muestra7 se
aplica la raíz cuadra de la población y esta es
7
Como hemos visto el principal escollo que se presenta a la hora
de predeterminar el tamaño de muestra necesario para un
estudio, una vez que disponemos de las fórmulas, las tablas o el
programa adecuado, lo encontramos en que hay que aventurar
valores de parámetros que lamentablemente van a ser a su vez
calculados en el propio estudio y es éste un círculo vicioso que no
tiene salida, a pesar de que algunos autores hayan propuesto
insistentemente soluciones algo descabelladas. Así resulta curiosa
la afirmación sostenida por algunos de que para estimar una
proporción desconocida, con una precisión dada, el tamaño de
muestra mínimo necesario se obtiene suponiendo un valor de
p=0.5, basándose en que para estimar una proporción P con
margen de tolerancia D la fórmula que proporciona el tamaño de
muestra es:
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29. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
afectada por el coeficiente de error dividido entre el
coeficiente de confiabilidad, siempre que el resultado
de la raíz cuadrada se igual o mayor que 30.
- Alberto alzo la mano tímidamente, y
pregunto, dijo usted 30 profesor,
- Si, treinta, un tres seguido por un cero,
se lee treinta.
-
- donde Z=1.96 para =0.05.
- Para D fijo esa fórmula toma su valor máximo con P=0.5. Pero D es
la tolerancia en la estimación de la proporción y está claro que la
magnitud de esa tolerancia no se puede fijar si no tenemos alguna
idea respecto a la proporción a estimar. Un margen de tolerancia
del 1% puede ser aceptable en la estimación de un porcentaje del
50%, o por ejemplo en un porcentaje del 20%, es decir que el
intervalo de confianza de la estimación estaría en este último caso
entre el 19% y el 21%. Pero esa misma tolerancia es
probablemente inadmisible para estimar un porcentaje del 2%, ya
que entonces el margen absoluto del 1% constituye la mitad del
valor estimado. El propio sentido común nos dice que para
estimar sucesos infrecuentes necesitaremos tamaños de muestra
mayores que para estimar sucesos frecuentes.
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30. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
- Disculpe profesor, y de donde sale el
numero 30.
- Como de donde sale, de la formula pues.
Dijo el profesor con la cacha que lo
caracterizaba.
- Pero en todo caso, quisiera saber cómo
entra 30 en la formula, cual es el origen
de ese número.
(Todo el salón se reía a mandíbula
batiente, no se sabía si 30 entraba o
salía de la ecuación, es más había
algunos avispados que le daban un
doble sentido, uno llego a decia, como
va a salir si todavía no le entro)
- Jaja ja ja, ya con sonrisa un poco
nerviosa, veamos que dijeron sobre ese
30
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31. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
tema mis profesores de la Penn State.
Proyecto sus cuadernos en la pared y
aparecía la formula seca, sin explicación
del origen del numero 30.
- Bueno como tu vez en gringolandia usan
la misma fórmula, -ratificó-, y 30 sale de
allí.
- No, profesor, así no es, dijo Alberto. E
inicio un discurso, el profesor,
Kalinoswky dijo que una buena base
muestral debía ser mejor que 20 en
1936, y todos trabajaban con esa base,
luego que apareció la computadora en
1940, el 20 fue remplazado por 60, pero
el proceso era muy complejo, la muestra
mínima resultaba grande y no todos
tenían acceso a las computadoras, que
recién hacían su aparición así que en
1950 T.H. Yamamoto propuso volver a la
teoría inicial de Kalinoswky mejorando
el numero es decir paso de 60 a 35, pero
aun así en 1952, corrige su formula y
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32. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
aplica basado en el numero 30, articulo
que fue publicado en National
Geografic8, y fue aceptado en los
congresos de estadística de 1960,
quedando el numero empírico de 30
como un numero generalmente
aceptado, debajo del cual las
distorsiones en la aplicación estadística
eran números muy grandes…
- Basta, basta dijo el profesor, veo que
has estado leyendo, muy bien te felicito
por la explicación, yo también he leído
algo por el estilo, solo quería saber
cuánto sabias tu.
- Gracias profesor-
Al final de la clase, el profesor, le dijo a Alberto,
8
Para este cuento, se toma el nombre de National Geografic como una
referencia tecnológica, no hay ningún estudio verdadero en ese
sentido. http://ngenespanol.com/
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33. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
- Así que 30 no? -De donde sale 30, muy
buena pregunta, no se me había ocurrido
averiguar de dónde sale, pero lo haré.
-
- Punto a tu favor de Alberto, le dijo, (de su
condición de lenteja paso a una condición
del vaquero de western Italiana9, Ringo,
mato de una sola bala en el centro de los
dos ojos. El profesor estaba muerto en el
salón).
Fin
9
El western europeo, más conocido como spaghetti western, es un
particular subgénero del western que estuvo de moda en las décadas
de los años 1960 y 1970, aunque en ésta última década el spaghetti
western ya se encontraba en decadencia. Puesto que la mayoría de
estas películas fueron financiadas por compañías italianas o españolas,
el género adquirió rápidamente el nombre de spaghetti western
(«western espagueti» en castellano) cuando se trataba de películas
italianas o chorizo western cuando se trataba de películas españolas. La
mayoría se rodaron en Cinecittà (Italia) y en Almería (España), aunque
muchas tuvieron como escenario Hoyo de Manzanares.[1] Es muy
famoso el desierto de Tabernas debido a que allí se rodaron películas
famosas de este subgénero.
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34. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
El
Camión
Mixto
(Cuento Andino)
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35. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
El Camión Mixto
Escrito por
Alfredo L. Vásquez
2009
P asaron casi como 15 años desde que nació y
era la época de estar pensando en besar a
una chica. Era costumbre en aquella época
que los niños de familias más acomodadas fuesen a
estudiar a una ciudad más grande que la que había
en la zona, por lo cual se escogía Cusco, ésta era una
tradición que venía desde la época de la colonia, tal
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36. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
vez desde antes, no lo sé, cuando la gente asistía a
los yachaywasi[1] del Cusco ciudad Imperial, así
fueron al Cusco los abuelos de Jaime, Leoncio y
mamá Hono, la edad de asistir al colegio era desde
los 11 años.
Sólo se retornaba a casa en navidad, el viaje de
estudios duraba 9 meses de abril a diciembre, pero
cuando llegaba el fin de año escolar, los niños
retornaban a su casa rural, para pasar allí los tres
meses de vacaciones escolares. El solo hecho que
existiera la oportunidad de volver a casa ya era una
esperanza suficiente para poder estudiar tranquilo.
La regla se repetía cada año, abril a diciembre a
estudiar, de enero a marzo a retozar en el campo. En
Lima había el verano y en la sierra llegaban las lluvias,
con su alegría, con pastos verdes con animales
gordos, con leche en las ubres de las vaca, en los
andes eran vacaciones de primavera, el cielo se vestía
de gris, llovía, caía granizo, pero había sol radiante,
era un contraste permanente.
Todos los animales parián, lo hacían las vacas, las
yeguas, las burras; había nacimientos por doquier, los
potrillos, los becerros, etc., estaban allí, para alegría
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37. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
de los propietarios, los potros se ponían briosos, los
toros peleaban entre ellos, había competencia para
el apareamiento. La llegada de las vacaciones
excitaba a todos, era una alegría general, las huertas
también se ponían a producir duraznos, manzanos,
peras y peritas, y en las zonas más bajas había tunas
y capulíes, como todo en los Andes, el cañón del rio
Soras era maravilloso, un lugar privilegiado por tener
diversos pisos ecológicos.
El viaje del Cusco a Puquio
El viaje del Cusco a Puquio fue más o menos
interesante, Jaime viajaba en el ultimo asiento de un
ómnibus de marca Pegaso de la compañía Morales
Morralitos, ya tenía 14 años luego de las vacaciones
cumpliría 15 y eso lo hacía sentir hombrecito, es decir
podía fumar un cigarrillo, y lo hacía en el mismísimo
bus, era una época de libertad, nadie protestaba.
Llegado a Puquio se encontró con su señor padre,
que se alegro de verlo tan crecido, se preocupo un
poco por su peso y dijo “estas vacaciones te
alimentaras ¡muy bien!.”
Luego de unos minutos fueron a buscar al propietario
del camión mixto, para que les diera fecha de viaje
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Escrito por Alfredo L. Vásquez año 2010
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38. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
para ir a Soras, así como contratar dos asientos
preferentes, que generalmente eran en la primera
fila, esos asientos eran mullidos, y con respaldar
también mullido. En cambio los asientos de la
segunda fila, eran solo una tabla delgada para casi
sentarse, sin espaldar, los asientos de la tercera y la
cuarta fila eran como de los parques, eran bancas
largas con respaldar, el propietario del mixto tenía
una política de marketing perfectamente
diferenciado, clasificando a sus clientes por precios y
calidad.
En la segunda fila viajaban desconocidos
La parte delantera del camión mixto era para llevar
pasajeros, y la parte trasera era para llevar carga,
algunos pasajeros pobres y animales. Toda la gente
acostumbraba a viajar con sus animales, ya sea de ida
o de vuelta, si viajaban de Lima, llevaban pollitos, si
viajaban hacia Lima, llevaban corderos, chanchos,
gallinas gordas, cuyes, etc. Don Alfredo compro los
asientos más caros, al lado del chofer. En la primera
fila de derecha a Izquierda estaban cinco personas, el
tío Calderón que viajaba semi parado, Don Alfredo,
su hijo Jaime, el chofer, y la querida de turno del
chofer, que estaba sentada sobre la caja de
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39. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
herramientas, sobre un cuero de oveja sin trasquilar.
La querida era una buena moza que no tenia plata
para su pasaje y el pago lo realizaba en especies y
servicios personalísimos al chofer propietario.
En la segunda fila viajaban desconocidos que
solamente utilizaban el bus para recorridos más
cortos, los pasajeros viajaban mirando para atrás,
sobre esa diminuta tabla que se decía asiento,
colocando dos de sus cuatro letras, no podían
depositar todo el culo, eran pasajeros semi parados.
La tercera y cuarta fila que poseía los asientos
corridos de listones de madera, de manera
anatómica, no tenían numeración, eran aptos para
gordas y flacas, para madres con hijos, para padres
sin hijos, eran una especie de asiento totalmente
adaptada a los rigores de ese viaje, que duraba 14
horas como mínimo para un recorrido de 180
kilómetros. Respecto a los pasajeros, en la tercera fila
mirando hacia adelante estaba la señora Zenaida con
su hija una flaquita de 14 años recién cumplidos, en
el viaje del año anterior parecía sólo una niña, pero
esta vez la mocosa estaba en su punto. Saludaba con
coquetería, sus ojos reclamaban ser vistos, su sonrisa
era nerviosa, y su ¡hola! era de tono suave y gentil.
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40. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
En estos viajes, la hora de salida no existía, el camión
partía cuando se llenaba, y se llegaba cuando el rio
permitiera el paso, no había puente, ni carretera
afirmada, ni trocha, cada chofer hacía su propia ruta
para atravesar la puna desértica. Finalmente el carro
partió a las doce del medio día aun cuando se había
anunciado partiría muy de mañana.
Si papá contestaba el ayudante
El chofer don Galindo empezó a gritar a su ayudante,
el ayudante aguantando a pie firme todos los gritos,
eran una especie de código de star up, un código de
arranque, el chofer gritaba cada cosa, verificando su
estricto cumplimiento, el dialogo era así:
-Webas, ¿Ya pusiste petróleo?
- Si papá contestaba el ayudante.
-Ya llenaste el cilindro con el petróleo,
- Si jefe repetía.
-¡Oye oye!, ¿subiste la llave de ruedas
y la gata?
-Si jefe- dijo.
-Oye cabrón, por tu culpa estamos
saliendo tan tarde, porque no
llamabas rápido a los pasajeros, ¿A
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41. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
qué hora llegaremos al
Carhuarazo[2]?, eres, un triste y pobre
huevas.
El rio, ¿Cómo estará? – si jefe ¿Cómo
estará?
Oye sonso, no te pido que me refutes,
te estoy preguntando
¿Cómo estará el rio Coñane?
-Estará cargado Jefe. Respondió
tímidamente el ayudante.
¿Qué cosa? – No papá, el rio estará
bajo nomas. Respondió el ayudante
achicándose, humillándose para
satisfacer a su furioso patrón.
-Ah. Ya, dijo el patrón como quien
domina a la naturaleza, al dominar a
su ayudante. Sin embargo profirió otra
maldición y amenaza, -“pobre de ti
nomas que el rio este cargado, webas
con boca salada”.
En ese instante, se quedo un eco en el cerebro de
Jaime, boca salada. ¡Boca Salada!, boca salada,
pensaba una y otra vez, Jaime, la única vez que besó
una chica, no sintió el sabor salado, más bien la boca
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42. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
no tenia sabor, ¿Por qué dirá este señor boca
salada?, seguro que el chofer beso a alguien después
del almuerzo, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. Jaime reía al
interior.
Compadre Galindo, Inquirió Don Alfredo,
-ya no reniegue más, y pongámonos
de viaje-, el chofer respondió, como
todo buen comerciante cuando el
cliente es mayorista.
-Si don Alfredito, ya falta poco para
partir,
Acelero su camión Ford F600, y arranco el viaje. Ya en
la primera curva el chofer justifico su conducta
diciendo, - Resulta compadre que este ayudante es
muy descuidado, se debe chequear todo, es muy
sonso, si no lo ajusto ésta mierda no trabaja y le
gusta que lo putee, solo así trabaja tranquilo. Así es
don Alfredo, no es por nada, es por su bien nomas
que lo sacudo. Mire usted, a este cholo yo lo recogí
cuando tenía 7 años, así chiquito nomas era[3], y
mire usted a este animalón en lo que se ha
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43. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
convertido, tiene 18 años, antes no cargaba ni una
llanta, ahora véalo usted carga solito el cilindro, y las
llantas de repuesto. Su mama me lo entrego, con tal
que le enseñe a trabajar-; ya le he dicho, “si tu
trabajas bien a los 21 años te enseñare a manejar y
cuando tengas 25 te daré dinero para que saques tu
brevete”. Ahora, ya sabe de mecánica, sabe prender
el carro, come lo que yo como, siempre le dejo mi
plato (con sobras) medio lleno, ¿Usted cree? que si
no comiera no estaría así de grande y fuerte. No don
Alfredo, a este muchacho lo crio bien, pero eso sí, si
le doy un poco de cuerda se malogra.
-Este cholo es para rigor compadre-
Ya eran como las nueve de la noche, el viaje era lento
por la carretera principal que terminaba en Negro
Mayo, desde allí una trocha infernal, llena de baches,
era preferible cruzar la pampa por entre la paja
brava, pasaron por Pallcca, y llegaron hasta el rio
Sayhua, el primero de tres ríos que debían atravesar
por pleno vado improvisado. Los otros ríos eran el
Coñane y el Huancane. El rio mas pendejo era el
Coñane, el más profundo era el Huancane, el Sayhua
era tranquilo, pero esta vez estaba cargado y lleno de
piedras, había un rum rum del golpeteo de las
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44. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
piedras al fondo del rio, se sentía bastante cargado.
Se inicio el proceso de vadeo, se debía cruzar sin
marcas ni señales, por donde sabia don Galindo,
apoyado por su ayudante.
Antes de aventarse a cruzar el rio el chofer paró
bruscamente e inicio una especie de oración soez:
No te dije carajo,
No te dije, en la noche carga el rio, y tú
me dijistes,
-no pasa nada, papá-.
Me engañaste, carajo, y yo confiando
en ti, boca salada, ya no se te puede
creer, antes cuando eras chiquito,
carajo que buen pronostico tenias del
clima, estas como el huevo cuanto
más cocido más duro, y tu cuanto más
grande mas cojudo.
-Bájate rápido carajo y fíjate por
donde se puede pasar, y sácate el
pantalón pasa por el rio y fíjate bien
por donde pasara la llanta, quítate
también los zapatos, porque no te voy
a comprar otros hasta el próximo año,
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45. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
tú crees que cago plata o que, y por
otro lado si te duermes con el
pantalón mojado te jodes, y yo no
tengo plata para cuidar enfermos.
El ayudante bajo del camión cruzo el rio el agua le
llegaba a los muslos, a su regreso, se acerco al chofer
y le dijo:
-papa piedra grande hay al centro.
-Y que chucha quieres que haga
huevón, sácalas pues, o quieres que yo
las saque-, ¡camina por cada huella y
saca todas esas piedras!, yo te
alumbrare con los faros del carro,
-Si papa- dijo el ayudante en tono
sumiso y se metió al rio.
Pasaba una y otra vez por las gélidas aguas del
riachuelo, buscaba con los pies las piedras que
pudiesen interrumpir el paso del camión, regreso
tiritando y dijo:
-ya papá, ya está limpio el rio-.
Don Pancho Galindo metió suavemente el camión en
el rio, cuando se escucho un ruido sordo, las piedras
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46. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
se estaban moviendo lo que genero un grito general
de los pasajeros, un grito de desesperación -¡la
lloclla! decían-. Otros decían -¡Don Pancho acelere!,
se viene la lloclla-. Don Pancho con sus 45 años bien
curtidos, se asusto, y metió la pata en el acelerador,
lo que genero que el camión patinara, y acabo
ahogando el motor, el que se apago en pleno rio. Un
apagón general, no había motor, no había luz, la
oscuridad era total.
En ese momento hubo dos fenómenos, un silencio y
una penumbra totales, en eso, se sintió el susurro del
rio, no había lloclla, el ruido de las llantas fue
confundido con el ruido del huayco o lloclla, que es
un aluvión de piedras y lodo que arrasa con todo a su
paso, este fenómeno es muy temido en la sierra por
la fuerza descomunal que posee, arrasando todo ser
viviente a su paso.
Jaimito no le respondió nada.
Don Alfredo Dijo:
-Compadre Galindo; ¿Qué haremos?
-Bueno veré si puedo encender el carro- ,
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47. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Y el carro no daba señales de vida. Don Alfredo se fijo
a un costado y el rio estaba allí, presto a ingresar a la
caseta. ¡Carajo! exclamo don Alfredo, -el rio no nos
deja salir-. El chofer le dio al arranque por segunda
vez y nada, por tercera vez y nada, finalmente dijo,
señores pasajeros, acomódense, aquí dormiremos
hasta mañana, cuando amanezca sacaremos el carro
del rio.
Don Alfredo encendió sin invitar un cigarrillo inca sin
filtro y fumo para apaciguar los ánimos, el chofer se
llevo a su pasajera a dormir en la canastilla que esta
sobre la caseta, el Niño Jaimito se acomodo para
dormir, cuando una sombra, se acerco por la espalda
y dijo:
¿Alguien dormirá en el asiento[4] del Piloto? Jaimito
no le respondió nada.
La recién llegada al asiento delantero era la flaquita
Paqui, que hasta esa noche pasaba como niña, pero
ya tenía 14 añitos. La noche era oscura, fría, sin
oxigeno, por los 3,500 metros sobre el nivel del mar,
atrapados dentro de un camión viejo, llamado mixto,
el camión estaba atrapado por el rio.
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48. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Ella se acomodo, en el asiento del piloto, jugueteo un
poco a ser la conductora, traía como apoyo para el
frio un pequeño chal, mientras Jaimito tenia, un
tremendo poncho de Villa, y un poncho fino de color
nogal, tejido en Pampachiri, de pura alpaca, que
servía como corta viento y como impermeable. Que
podría querer una chica en esas alturas. –Calor-, calor
humano, porque el frio era terrible, así que se acerco
un poco y se acomodo en el hombro de Jaimito,
diciendo,
-Tú serás mi almohada-.
Jaimito le ofreció parte del poncho de villa, como
abrigo. Ella respondió
-Bueno-
Y cubrió su cuerpito, con el enorme poncho.
Al momento de acomodarse, Jaimito roso las tetitas
de Paqui, quien no dijo nada, las tetitas estaban
duritas, eran pequeñas y firmes, tenían un calor
templadito, solo fue un roce casual, ahora vino otro
roce intencional, queriendo explorar mas de esos
pechitos, y ella nada, en silencio cómplice.
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49. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Jaimito que era diestro de nacimiento, se convirtió de
pronto en zurdo, manejaba la mano izquierda con
una expertis, de artista, exploro, las tetitas sobre la
chompa, al principio sólo eran roces, luego cambio y
busco bajo la chompa, cada paso era lento como los
de una iguana, sobre el sostén, De pronto Jaimito ya
estaba buscando las tiras del sostén, cada vez sentía
más escalofríos, no sabía cuando terminaría esa
exploración, no se sabía hasta donde aceptaría la
pequeña Paqui, cuando diría basta, cuanto estaba
permitido. El cuerpo de Jaime estaba reclinado sobre
su costado derecha de modo que su única mano libre
era la izquierda, y su único punto de contacto era su
mano izquierda, no podía haber más, no se podía
abrazar, no se podía puntear, lo único permitido era
juguetear con la mano izquierda de manera muy
discreta.
La mano ya había tocado un hombro desnudo, la
redondez del hombro, su textura, su suavidad, había
excitado mucho mas a Jaime, allí estaban las tiritas
del sostén, bien templado, allí roso nuevamente la
copa del sostén, y advirtió que estaba flojo, listo para
ser invadido. LA bajada de mano desde el hombro
que ya era una proeza hasta encontrarse
directamente con el pezón, fue un viaje lento, sin
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agresión, más bien con timidez, como pidiendo
permiso a cada centímetro cuadrado de piel ganado,
No había resistencia de parte de ella, solo había una
mano que guiaba a la mano visitante a volver al
hombro, y el viaje al pezón volvía a repetirse,
temblando de emoción, lamiendo la piel con los
dedos, bajo el sostén, luego sin sostén, la tarea se
volvió más libre, como para pasear, la teta izquierda
luego su hermanita la derecha. El pezoncillo, durito,
el paseo era como pasear por las colinas, se subía a
una colina, se bajaba a un valle, se subía a otra colina,
luego se subía a una súper colinita, al mismísimo
pezón, allí ya no era la mano, eran tres dedos los que
jugueteaban, sintonizando una radio imaginaria,
Jaimito tenía ganas de tirarse encima, pero no se
podía, la noche era oscuro pero había temor en el
ambiente, el pantalón de Jaime parecía un circo de
julio, tenía una carpa bien instalada. El cuerpecito
apoyaba la acción, si ella quería mostrar la teta
izquierda se movía a un lado, cuando quería se movía
al otro lado para facilitar la exploración de la teta
derecha. Por suerte no había botones molestosos, la
exploración siguió el curso de arriba hacia abajo.
El viaje a la zona roja
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El viaje a la zona roja, fue mucho pero mucho más
lenta, siempre con la política de navegando con
bandera de cojudo, oh, qué casualidad que hago
aquí, ya cerca de la cintura estaba el pantalón blue
jeans, con su correa y botón de metal, totalmente
cerrado, la mano izquierda no era experta en
botones, la chibola apoyo con todo, desabotono,
aflojo la correa. Que sorpresa, el camino estaba
dirigido. Allí se encontraba un calzoncito diminuto y
una pequeña chuchita bien mojada. La mano se
quedo allí, explorando, curioseando, mirando con los
dedos, una hora, otra hora, la noche oscura era la
cómplice, pero todo movimiento era despacito,
lento, lentísimo, que no se notara, no había ruidos,
no había suspiros, no había nada solo el silencio y la
noche, el cuerpito estaba de bruces, de espaldas, de
costado, Paqui era una contorsionista, solo las
cabezas de los actores estaban afuera. El jugueteo
continuo hasta las 4 de la madrugada, la noche era la
amiga. A esa hora don Alfredo encendió un fosforo,
para encender un cigarrillo, que ilumino todo el local,
evidenciando las posturas bajo el poncho de villa.
El viejo zorro, también estaba excitado y emocionado
por los avances de su pupilo, imaginando que estaría
sucediendo bajo tremendo poncho, ¿Se imaginaria la
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escena de sexo seguro? o que estaría pensando;
luego de encender el cigarro no dijo nada. Esa
Mañana Don Alfredo lloro en silencio diciendo, ya me
puedo morir, mi hijo menor ya es un hombre y se
puede defender solo.
Al terminar su cigarrillo, llamo al Chofer, y le dijo,
¡compadre es hora que empecemos a trabajar!, -si
compadre- se oyó una voz a lo lejos.
Jaimito se convirtió en zurdo en materia amatoria,
reconoció nuevamente todo ese cuerpecito, de pies a
cabeza, el cuerpito apoyaba en la segunda
exploración acercando la parte que quería o que
faltaba repasar. Había momentos que la mano estaba
rígida y solo se movía el cuerpo, se acercaba la
vaginita, se daba vuelta y mostraba el culito, en fin,
fue una hazaña total.
Las 4 con 20 fue el final de la faena, la luna había
salido e iluminaba el campo de batalla, el rio estaba
allí, ronroneando, relajando, salpicando, susurrando.
Entre van y vienen llego las 5 am. Hora que todo el
mundo estaba despierto, tratando de salir, del
camión. El chofer bajo de su escondite y a la primera
prendió el camión, que bramaba al puro estilo de los
camiones Ford, luego de calentarlo por unos 10
minutos intento moverlo y el camión salió despacito
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53. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
del atolladero, ya en tierra, el chofer dijo debemos
esperar para que las fajas se sequen, como se han
remojado toda la noche, estas no querrán trabajar.
Todo el mundo bajo del camión a buscarse acomodar
el cuerpo, a orinar, a peinarse, a estirar las piernas, a
lo que sea pero todo el mundo bajo, una señora, ya
estaba buscando leña para hacer hervir agua, para
los cafecitos de cebada.
Jaimito se puso su poncho de alpaca color nogal, para
que sirviera de cortaviento, trato sin éxito de doblar
el pesado poncho de villa dentro del camión, a esa
hora el ayudante ya había puesto dos piedras
grandes para que sirvieran de cuña al camión, la
gente bajaba y deambulaba, buscando un lugar
“ispaycunaypac”[5] decían. Hacia un frio del
demonio, y Don Alfredo dijo “La mañana está más
fría que la difunta rata”
Jaimito seguía a don Alfredo, que caminaba despacio,
pero Jaimito estaba agitado por las hormonas recién
instaladas en su cuerpo, le gano el paso a su padre,
ya estaba en un santiamén explorando la carretera,
caminando lo suficiente hasta una lomada desde la
cual se observaba muy bien el amanecer andino.
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54. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Cada vez que Jaime hablaba salía vapor de sus labios
por el contraste entre el frio del medio ambiente y el
calor del aliento, parecía que fumara un cigarrillo,
parecía que todo el mundo fumaba, el vapor salía de
todos los labios. Desde la loma, vio de reojo al
camión mixto, que estaba al borde del rio, toda la
gente estaba a un lado del camino, el lucero de la
mañana estaba allí presente en el horizonte sin
nubes mientras el resto de las estrellas ya estaban
apagadas. Regresó al camino, con las botas mojadas
por el rocío de la mañana que estaba sobre el
pajonal, en ese instante el viejo Alfredo lo vio y le
recomendó no mojar los zapatos porque cogería un
resfrío, si es que el agua llegaba hasta los pies.
Sería muy bueno pensar en hacerlos casar
Luego de la charla informativa, don Alfredo entro de
lleno al asunto que le preocupaba y le dijo a Jaimito,
de la manera más explícita posible; he hablado con
doña Zenaida quien me ha dicho:
“Don Alfredito,
-parece que nuestros hijos se entienden muy bien,
sería muy bueno pensar en hacerlos casar”
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55. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Don Alfredo dijo que le respondió así: “Doña Zenaida,
los niños todavía están tiernos, yo también vi lo que
usted vio, ellos solo se estaban calentando porque la
noche estaba muy fría, y si de matrimonio se trata,
esperemos que cumplan los 25 años, mientras tanto
que estudien una profesión” El dialogo se habría
llevado en un ambiente cortante de parte de don
Alfredo y meloso y complaciente de parte de doña
Zenaida.
Don Alfredo, volvió a conversar de manera directa
con su benjamín, diciéndole,
-Jaimito, eres un perfecto Jaimito, todavía no
terminas la secundaria y ya estas metiendo la mano.
Y la chiquita esa para lo que había tenido gracia,
¡mocosa
-ah…! Papá, hablo Jaimito como si llorara.
-Déjate de cojudeces hijo,
Anoche no te dije nada, para no despertar sospechas
en la vieja, pero a quien se le ocurre meter la mano
delante de tantos testigos, prácticamente diste un
espectáculo para todo el camión y alguno de ellos
hasta podría especular y decir que no solo fue la
mano, recuerda que es una mocosa menor de edad.
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56. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
-Papá, yo también soy menor de edad.
-Bueno eso te salva de ir preso, pero
no te salva que la vieja te haga casar a
la fuerza, eso se llama corralito.
-¿Qué? Dijo Jaime
-Claro hijo, la familia de la chica
Se confabula para que un día tu solo,
ella sola, en su casa y jugando primero
con la manito y luego cuando estas
mas entusiasmado, entran en la casa
el juez, la policía y el alcalde. En ese
momento te jodes para siempre, y
tienes que cargar con el bulto.
- Ya papá, no papá, no sabía papá.
Replico Jaime
¡No sabía! Como no sabía, muy bien
que sabias, le metías mano como
maestro, y la mocosa gemía como
gata.
En ese preciso instante rugió nuevamente el camión
mixto, ¡Todos arriba! Gritó Lavanco el ayudante.
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FIN…
[1]Yachaywasi es Escuela en quechua.
[2] Carhuarazo es un Nevado, considerado
Apu tutelar de la zona de Puquio y Lucanas.
Apu, es un dios de la mitología pre colombina.
[3] Así chiquito nomas era, señalaba 70
centímetros del suelo.
[4] Comentario: El asiento de los camiones
Ford, convertidos en mixtos, son de una sola
pieza, que comparten el chofer y los pasajeros
a su derecha, (No son butacas como los
automóviles modernos)
[5] Ispaycunaypac significa estoy buscando un
lugar para orinar.
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Conversando con
Don Alfredo
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Conversando con
Don Alfredo
Huañuruscarjanquiña
Estaba de presidente del Perú Oscar R. Benavides y el
mundo sin saberlo aguardaba su primera guerra
mundial, corría el día del cumpleaños de mi madre
7/12/1913, me pusieron por nombre Luis Alfredo, era
el tercero de los hijos, de Doña Leocadia Bustamante
Rosas, ese día llovía a cantaros, estaba la familia
haciendo preparativos para viajar a la estancia de
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Pinturcha, el viaje se retrasó con mi llegada, pero en
enero del 14, yo ya estaba en Pinturcha, en compañía
de mi padre Don Guillermo Antonio Vásquez
Gutiérrez.
Doña Virginia Aragüena de la familia de mi padre
festejaba mi llegada. Tenía un mozo que me
acompañaba a todo lado él se llamaba Zacarías,
tendría 2 años más que yo, él era mi compañero de
juegos, mi asistente, mi maestro, ya que me
enseñaba a montar a caballo.
Recuerdo una vez, cuando tenía cinco años,
habíamos ido a Aputayca por los caballos de papá
Guillermo cuando pasamos por la pampa de
Tirascaychi, una explanada de unos 500 metros de
largo, especialmente utilizada para la siembra por
raimi[1]; ese año la cebada ya estaba cosechada y la
pista de carrera estaba disponible, y cada uno de los
centauros disponía de lindos caballos, sin pensarlo
dos veces iniciamos la carrera, cuando estábamos a
mitad del camino había un montículo de paja de
cebada, que decidimos saltar cual campeones de
equitación.
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Pinturcha, Alfa cancha, Papa
Huana, Quépaya, Molleyoc,
Aputayca, Huiluchapampa,
Coñane, Jotinta, Larcay, El
Frente, Huayana
Cuando estábamos sobre el obstáculo, para sorpresa
nuestra salieron despavoridos de dentro de la paja
una familia entera de chanchos, esto espantó a mi
caballo derribándome en el acto. Como no era un
jinete experto caí de mala manera y perdí el
conocimiento, Zacarías que tenia la responsabilidad
de devolverme a casa sano y salvo utilizo el único
liquido que había en la zona para poder despertarme,
sus propios orines, ¡me orino en la cara¡ para poder
despertarme y me dijo justificándose:
huañuruscarjanquiña, es decir, ya estabas en peligro
de muerte, por lo que tuve que actuar de inmediato.
Los días en el pueblo se iniciaban muy temprano,
alrededor de las cuatro de la mañana, había que
apoyar en la producción en ese tiempo hubieron
cambios en la familia, primero que tenia hermanos
menores, segundo mi padre ya no vivía con mi
madre, tercero teníamos una madrastra en casa, y la
leche ya no era tan abundante como hubiéramos
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62. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
querido, sin embargo el personal de servicio se daba
maña para poder alimentarnos como era debido.
Alguna vez mi padre se confundía de hora y nos
levantaba a las tres de la mañana, (la costumbre de
levantarse temprano la he conservado), nuestro
padre estableció que quien estuviera listo para partir
más temprano iría a la chacra más cercana, este reto
era muy divertido, ya que obligaba a establecer
juegos de estrategia, que permitieran ser mas
eficiente y veloz, recuerdo que muchas veces amarre
los pantalones a mi hermano para que no pudiera
vestirse con facilidad, otras veces yo dormía con el
pantalón puesto, para salir disparado a ver nuestras
chacras, traer los daños, y/o llevar nuestro ganado a
pastar.
Esos días no comprendía, pero luego de unos años lo
comprendí a cabalidad, mi padre estaba forjando
hombres de verdad, estaba templando nuestro
carácter, estaba creando una disciplina, un estilo de
vida, que me acompaño por siempre.
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Tu hijo no sabe pronunciar bien
las vocales, el ha aprendido la
“O”, antes de la “A”
En aquellos días había personal de servicio en la casa
que con más eficiencia podrían haber hecho nuestra
tarea diaria, sin embargo éramos nosotros los que
hacíamos la tarea.
Fuimos creciendo y era Pinturcha, Alfacancha,
PapaHuana, Quepaya, Molleyoc, Aputayca,
Huiluchapampa, Ccoñane, Jotinta, Larcay, El Frente,
Huayana, la cruz de Tranca Pata, a la entrada del
Pueblo, Loren Soras y Hanan Soras lugares que
íbamos descubriendo, que nos identificaba, y que
después nos identificaría con mi querido Soras.
Cuando en la parte alta de Soras llovía en exceso el
agua se conducía por un dren construido y daba un
salto de 30 metros de altura antes de llegar al
pueblo, luego del salto el agua desaparecía en un
sumidero gigantesco conocido como Ancaypahua,
este fenómeno lo veíamos algunos años, era un
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64. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
espectáculo maravilloso, era un desagüe artificial de
avenidas extra-ordinarias.
Recuerdo una anécdota que me ocurrió cuando tenía
7 años, estábamos en la casa de campo de unos
primos de mi padre en Tumire, era la casa de Justo
Faro y estaba a un kilómetro de mi casa, cuando
llegamos, había gran cantidad de duraznos maduros
en los árboles de la huerta Chica y como era natural
mi padre me ordenó que fuera a casa por un cuchillo
para pelar esas frutas y comerlas como es debido, fui
a casa y volví con un cuchillo, mi padre me volvió a
ordenar, pidió que trajera mas cuchillos por que los
comensales eran varios, volví a casa, cuando llegue a
la casa de campo con las ansias de comer todos los
duraznos que pudiese, una tía, pidió servilletas, a lo
que respondí con un “Oc”, que era el vocablo que
representaba la rebeldía y el fastidio.
El tío Justo que escucho mis respuesta a la tía, le dijo
en tono irónico y provocador a mi padre: tu hijo no
sabe pronunciar bien las vocales, el ha aprendido la
“O” antes de la “A”; por este atrevimiento fui
castigado públicamente, a no comer los duraznos,
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65. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
con los que sueño hasta hoy. Ese día fui al borde del
camino a consolarme, cuando paso un hombre
arreando un burro cargado de tunas, que las traía de
Llamaja, la parte baja de Soras, le compre por valor
de 5 centavos 30 tunas y comí, pelándolas
lentamente con mi navaja, pensando que eran los
deliciosos duraznos, desde ese día nunca me separe
de mi navaja, la Swiss army knife, la de color rojo,
que se convirtió en un clásico de la familia. Esto era
para poder comer los duraznos, si se volvía a
presentar la oportunidad.
Cuando tenía 8 años acompañé a mi padre a Puquio,
en ese pueblo conocí la escuela, donde solo estuve
un día, no aguante la idea de estar lejos de mi familia.
Le rogué a papá Guille para que no me dejara, por lo
que volvimos a Soras.
Mi fiambre fue gallina, cancha y humitas dulces.
Luego de algunos años llegó a Soras José María
Arguedas que venía acompañando a su padre que era
ganadero, él, un niño de mi edad, sabía leer, lo cual
me llamo mucho la atención, con José María, nos
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66. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
hicimos compadres espirituales eran épocas de
carnaval, día de compadres.
Cuando yo ya tenía 13 años le pedí a mi padre que
me enseñaran a leer; a lo cual él accedió. Con este
motivo fuimos a Andahuaylas, distante unos 150 Km.
al norte, allá viajamos con una larga comitiva,
pasamos por muchos lugares, como Larcay, Chicha,
Pampachiri, Campanayocc, Queñohuaran, el viaje fue
a caballo, recuerdo como si fuera hoy el fiambre que
me puso mi mamá, era gallina cocida, cancha de maíz
chullpi y humitas dulces frías.
Nuestra primera parada fue al salir del puente de
Larcay, allí en plena subida, merendamos, cada uno
de su propio cocaví, mi padre, mi hermano y yo.
Cuando me aproximaba a Andahuaylas me llamo
mucho la atención la larga bajada desde
Huancabamba, el pueblo se veía chiquito, al primero
que reconocí fue a mi primo Abraham Padilla que nos
había tomado la delantera, dijo que cuando me vio,
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67. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
mi cara le parecía una manzana roja de California,
habría sido por el tremendo viaje y la altura.
“Le pegaste a mi padre, le pegaste a mi hermano,
ahora deseo que me pegues a mí. Tenorio Puma.”Nos
alojamos en casa del Director de la escuela mixta,
Don Lázaro Carrillo, llegue y sufrí un trauma, los más
pequeños que yo ya sabían leer y escribir, por esta
razón me sentí desubicado en el primer grado de
primaria, Don Lázaro que era un educador nato, y
hombre de buen talento para la educación, me puso
en tercer año, de frente sin pasar por los primeros
niveles, con la condición que me igualara, así superé
mi trauma y pase tres años en Andahuaylas, al final,
fueron los únicos tres años que estudie en mi vida, le
di duro a la tabla de multiplicar, y a la caligrafía, con
gran voluntad.
Termine de estudiar en Andacho, y volví a mi pueblo
a la edad de 17 años, era 1,930, un año
particularmente difícil, había persecución política; en
mi pueblo algunas personas notables fueron
acusadas, acosadas y perseguidas por la
gendarmería, ese año me incorpore a la fuerza
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68. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
laboral, a las actividades, productivas de mi papá, era
el principal amansador de caballos, el chucarero;
tenía un machito negro, era un mulo mañoso,
especialmente mañoso, para ser cabalgado sólo por
mí, esos años teníamos una recua de mulas, para
hacer comercio con la costa, una buena crianza de
caballos, burros, ovejas, ganado vacuno, todo
marchaba bien, yo era el rey emergente del pueblo,
me sentía el más grande y poderoso, tenía fuerza,
talla, energía y valor.
Un buen día que llegaba de Aputayca cabalgando mi
mulo escuche que en una cantina alguien era
maltratado física y verbalmente, al estar cerca note
que el ofendido era papá Guille, lo que me enfureció,
así que entre cabalgado a la cantina y apreté las
espuelas y mi animal arremetió contra Seferino Puma
el ofensor, el papá de los Puma, este era un viejito,
muy fuerte, que fue reducido por mi ímpetu, pero la
cosa no quedo allí, al día siguiente recibí una
papeleta del hijo mayor, de Seferino alguien llamado
Severino Puma, este muchacho tenía fama de ser
camorrero, chato y fuerte, era el gallito del pueblo
quien quería medir fuerzas, la cita era a solas, sin
testigos, a espaldas de la iglesia, frente al coso, allí
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69. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
nos enfrentamos, el hombre se saco el saco,
quedando en mangas de camisa, yo, para dar la
contra me abotone el saco, él gallo vino como una
tromba, le hice un quite y cayó al suelo, una vez en el
suelo le di, le di como a bombo de fiesta, le rompí un
par de costillas, el tabique nasal, le deje muchos
moretones, (calma, calma, así era la época no me
estén criticando) lo mande a recuperarse en cama.
Una mujer de talla pequeña, de
gustos refinados y etiqueta
aprendida en escuela, le
gustaba disfrutar del sexo.
Al día siguiente recibí otra papeleta, en tono más
fuerte que el anterior, y esta decía:
“Le pegaste a mi padre, le pegaste a
mi hermano, ahora deseo que me
pegues a mí. Tenorio Puma.”
En el lugar de siempre detrás de la iglesia, vi y tasé al
muchacho de nombre Tenorio Puma, este gallo era
menos gallo que su padre y su hermano que habían
caído con relativa facilidad, así que confiaba en mis
fuerzas, esta excesiva confianza hizo que me acercase
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70. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
demasiado a este contrincante que me engancho un
derechazo, convirtiendo mi ojo izquierdo en una
manzana verde y abultada, esto me enfureció y le
pegué una golpiza de padre y señor mío.
Al final cuando la pelea casi había terminado
apareció mi tía, Virginia trayendo una jarra de agua al
mismo tiempo que pedía calma, mi tía me acerco un
vaso de agua para mi y otro para el caído en
combate, a lo que llevado por la furia dije, tía a este
perro no le demos ni agua.
Los días eran felices, la caja, la economía y las
finanzas de casa estaban cada vez mejor, no faltaban
las tareas ni los trabajos, nuestro engreído burro
hechor no procreaba, las mulas que esperábamos
criar nacían, teníamos un potro burrero, que
tampoco era muy efectivo, la tropa que si funcionaba
era la de caballos castaños, que trajimos de la costa,
eran unos lindos caballitos de paso, crías de un potro
que mi padre había truequeado por 20 toros grandes.
Nuestra tropa de cerriles era hermosa los caballos los
teníamos en Pajchilo, Ccoñani, Totoral, era una época
de bonanza.
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71. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Fueron varios años de trabajo, y como siempre
ocurre en la vida, los cambios se presentaron sin
avisar, el primer cambio fue el de mi madrastra que
era la adoración de papá una mujer de talla pequeña,
gustos refinados y etiqueta aprendida, que gustaba
disfrutar del sexo en grupo, (no por nada estábamos
en los locos años 20s) la fortuna que había en casa
era sustraída sistemáticamente en complicidad de su
hermana y cuñado.
Todo a espaldas de papá que no sabía del asunto,
cuando mi viejo se entero de las travesuras y
triquiñuelas de doña Sarilla, se le cayó el mundo, le
cogió una depresión, ya no trabajaba a gusto.
Al poco tiempo expulsó a la infiel fuera de la vista
pero no de su corazón, la doña cambio de residencia
de Soras se fue a Puquio, llevándose a su hermana,
cuñado y más de la mitad de la fortuna.
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72. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
Mi papá no dejó de tomar, hasta el día que murió,
tomaba día y noche, quería ahogar a las penas, pero
las malditas sabían nadar.
La madrastra no quedo satisfecha con la resolución
adoptada y me inventó una conspiración contra el
gobierno. La gendarmería llego a Soras a buscarme,
pero fuimos alertados oportunamente de los motivos
de esa comisión, por lo que tuve que refugiarme en la
casa de campo de mi tío, Justo, (aquel de los
duraznos cuando fui niño).
Mi tío tenía cinco hijas casi de mi edad que se
turnaban para llevarme el almuerzo a unas cuevas
que estaban cerca de la casa, esto ocurría una vez al
día, la situación era sumamente aburrida, ya que no
podía salir de mi escondite, un día que me llevo el
almuerzo una de mis primas, de la conversación
fuimos al juego y del juego fuimos al fuego, ese único
día que estuvimos juntos sucedió todo lo que debía
suceder.
Cansado de vivir en el refugio 1,935 un día salí y me
entregue a la gendarmería con la condición de que
no ser esposado y les prometí que no escaparía, ese
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73. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
viaje lo hice en mi ya famoso machito negro.
Realmente no escape por qué no quise.
El segundo cambio se produjo cuando llegamos a
Puquio, sería liberado solo si prometía no volver a
Soras, por un buen tiempo, mi madrastra tenía la
secreta esperanza de poder volver con mi padre y su
aparente obstáculo era yo, nunca hubo reconciliación
entre ellos, estando en Puquio decidí seguir viaje a
Lima, la ciudad del gran desafío.
Cuando llegué a Lima me volví a encontrar con mi
primo y paisano Abraham Padilla con quien entramos
a trabajar de ayudantes de sastre, la paga era poca,
pero daba oportunidad de estudiar en la escuela
nocturna, yo tenía poca paciencia, para ser sastrecillo
valiente, así que iba buscando diferentes
oportunidades, hasta que mi tío Manuel Bustamante,
me recomendó para trabajar con un “Turco” que era
dueño en una nueva fábrica de medias que habían
traído a Lima, vía el Callao.
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74. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
El primer día de trabajo conocí a un español de
apellido Ferradas que huía de la guerra española, él
era obrero como yo, él me enseño a economizar en la
hora del almuerzo, este señor solo pedía, un trozo de
chicharrón, sacaba un pan grande del bolsillo, abría el
pan e introducía el chicharrón con una porción de
camote frito, todo esto lo partía y lo compartía
diciendo, este es el mejor almuerzo del mundo. Este
ritual lo hicimos por semanas, la paga era escasa,
había que ahorrar.
El sueldo que ganaba era de un sol diario, después de
algunas semanas de trabajo el Italiano Squilachi que
habían contratado para hacer el montaje de la fabrica
me identifico, y me pidió para ser su ayudante, como
mi desempeño cada vez era mejor, el Italiano
Squilachi me aumento a cinco soles por día.
La maquinaria ya funcionaba y fueron contratadas
cientos de mujeres para trabajar con las mulitas. Se
les decía mulitas a las maquinas tejedoras, que eran
operadas por generalmente por una obrera yo
trabajaba de ayudante del mecánico de
mantenimiento de las mulitas, estas por la calidad del
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75. Nueve Cuentos Andinos desde SORAS
hilo se paraban con bastante frecuencia, los dueños
de la fabrica habían definido su política salarial:
pagarían a destajo, es decir pagaban mas a mayor
producción, las obreras fueron capacitadas, y empezó
la producción.
Donde y cuando se paraba una maquina, yo era
solicitado, tanto que me convertí en el hombre más
popular de la fábrica todas me llamaban Alfredito,
Alpi, Alfre, lo que llenaba mi ego, poco a poco perdí
mi natural timidez de serranito, ya era nuevamente el
rey, el dueño del desarmador y el alicate, esta súbita
popularidad, un salario cinco veces superior al
promedio de los obreros, me permitieron conocer y
redescubrir el sexo, corría el año 1,938. Todas las
chicas querían mi compañía, todas deseaban que
estuviera a sus lados, el interés era al ayudante de
mecánico no al hombre.
Los lugares de mi predilección fueron la playa, los
carnavales de Barranco; adopte un estilo de
gentleman. Cada día era solicitado por mis
compañeras de trabajo, a las que complacía, lo que
hasta hoy no me explico es como salve de contraer
cualquier clase de enfermedad de transmisión sexual,
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eso muy iba bien, el jefe de mantenimiento, el
Italiano creyó cumplida su misión en Lima y se
disponía a partir a su país, él me ofreció el puesto de
jefe de mantenimiento, con una paga de 14 soles
diarios, al mismo tiempo que me ofrecía él puesto,
me dijo: piénsalo y me das la respuesta mañana; salí
a pasear al Jirón de la Unión, pensando que la
inspiración me llegaría de golpe, y llegó, allí me
encontré en forma casual con el hermano del
diputado por mi zona un señor Calle, con quien
comente el asunto que me afligía, él me pregunto en
que trabajaba, a lo que respondí con lujo de detalles,
yo no sabía ese momento, este señor estaba
reclutando gente para la policía, y me dijo en tono
convincente:
“Alfredo, no sigas en ese trabajo te vas a
volver tuberculoso” Alfredo, no sigas en ese
trabajo te vas a volver tuberculoso Mientras
yo pensaba -este como sabe de mi vida
nocturna-, él continuo diciendo: Hermano
deja ese trabajo, por que los tejidos
desprenden un polvillo que entra en los
pulmones y te jodes para siempre. Que te
parece si te recomiendo para la escuela de
policía, allá estudias 6 meses y te haces
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asignar a nuestro pueblo, en condición de
autoridad te ira mejor sobre todo con tu
salud.
La idea me pareció estupenda, en ese momento
asocie, alto pago con alto riesgo, y pensé me
pagarían bien por que el trabajo, que haría sería de
riesgo; dadas esas condiciones preferí renunciar, es
así que me aliste en la escuela de policía.
Termine el curso de Policía, me destaque como
furriel, al tiempo que pedía mi cambio para mi
pueblo, en el escalafón de policía, no había plaza
para mi pueblo y solo había plazas para Chalhuanca,
lugar al que fui con el mayor agrado por estar cerca
de mi casa, con la ilusión de volver al terruño, una
vez que me instale en Chalhuanca, lleve conmigo mi
nuevo estilo citadino, mi clase de nuevo gentleman.
Yo no era un bailarín es mas no bailaba ni cantaba,
pero si era un buen organizador, cada sábado
organizábamos las famosas sabatinas, tanto en
Chalhuanca Abancay, Talavera, ó Grau, teníamos un
equipo de música portátil, una victrola de buena
calidad, a la que sacábamos buen provecho. Fui
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encomendado a diferentes comisiones y misiones,
para establecer la verdad en un sin número de casos,
que es historia aparte, mi condición de buen jinete
me permitía viajar a todos esos lugares con relativa
facilidad.
Me hice popular entre las damas de la zona, seria por
el estilo o por cualquier otra causa, los niños venían
con juicios, los pedidos de pensión eran cosa de
todos los días, los malentendidos eran frecuentes
aun cuando jamás conté a nadie sobre mi vida.
Estando en Chalhuanca, caí enfermo, una mula del
puesto me pateo de mala manera, y la herida se
complico, el Dr. Díaz quien luego fue mi compadre en
Abancay me atendía a diario, mi única hermana
Marina fue a visitarme, mi querida madre también y
se quedo acompañándome 45 días hasta que me
recuperé de mis dolencias, mi padre también estuvo
conmigo en esos momentos. pero me recuperé y
salve.
Estando ya recuperado deje el puesto de Chalhuanca
y me destacaron a Andacho, allí ya tenía 29 años, era
un muchachón cotizado, lucía un bigote siempre bien
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recortado y pintado de acuerdo la moda de la época,
yo siempre negué lo de la pintura, pero era una
buena estrategia de conquista, las damas siempre
querían acercarse a ver mi bigote, la segunda guerra
estaba en todo su furor, las provisiones escaseaban, y
se corría toda clase de rumores sobre la bomba
atómica y el fin del mundo.
Había conocido a Agripina en Pampachiri, pero no
éramos amigos, esta segunda ves que la veía, me
impresiono mucho, ya que se trataba de una mujer
dueña de sí, poseía simpatía, natural, inteligencia
superior, y cultura, ella era la presidenta de un club
de señoritas que hacían poesía, tocaba música
europea en una mandolín, jugaba tenis en el club
social, era la mujer ideal, y quede totalmente
enamorado, sin embargo no había forma de
acercarse, ya que era muy sobrada, así que utilice
una estrategia militar, conquiste al papá de Pina, a
don Leoncio Espinoza, él estaba techando su casa en
la Quinta No Me Olvides, cuando me presente con
dos peones para ayudar en las labores del techado.
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Ya cumplidos los 30, pensé en casarme, así le
propuse a Pina, quien me acepto con cierta demora.
Así llegue al día de mi matrimonio el 18 de Marzo del
44, con los antecedentes que les fui contando, había
muchas, señoritas que me deseaban soltero, o mejor
dicho no deseaban que me case, pero yo estaba
enamorado y me quería casar, y me case y fui muy
feliz.
FIN
[1] Raimi, es una costumbre andina, es la siembra colectiva del
Perú profundo, que pertenece a muchos propietarios, se
comparte las tareas, y los beneficios. Con participaciones
previamente definidas (accionistas y dividendos)
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