1. RELATO DE MI NIÑEZ
La comodidad de mi casa, mi almohada blanda y mis sabanas suaves, se veían
interrumpidas de pronto por un sonoro golpeteo en la puerta de mi habitación,
despertando de manera abrupta, recordé de pronto la cita que el día anterior habíamos
pactado, como siempre puntual, al otro lado de la puerta se encontraba mi adorado
abuelito esperando mi respuesta, sin preocuparme por los regaños de mi madre al
pisar el suelo helado, me levante de un salto corrí a abrazar a mi viejecito, que con su
enorme sonrisa y su dulce mirada me recibía entre sus brazos.
Todo comenzaba por la tarea de geografía de aquel año escolar n donde tenía que
identificar los puntos cardinales y para ello necesitaba saber por dónde salía el sol,
para lo cual mi abuelo se ofreció a ayudarme. La luna aun reinaba ese momento y el
viento soplaba aire fresco, mi abuelo tomó una manta y me envolvió en ella, como
siempre distraído jamás se fijó en mis pies descalzos que nos ganó un gran regaño por
parte de mi abuela por el resfriado que pesqué después, pero nada sería tan grande
para opacar ese momento mágico que estaba a punto de suceder.
Salimos al patio, mi abuelo eligió una rama del árbol cómoda y yo me trepe en mi
favorita, nuestros hombros permanecían juntos y yo podía acurrucarme en él, casi de
inmediato, un pequeño rayo de luz se asomaba por entre esas hermosas montañas, se
escuchaba el sonido de los pájaros, se sentía la frescura del viento, el calor de mi
abuelo y el aroma que se respiraba era limpio, permanecimos en silencio solo
contemplando el hermoso paisaje, el precioso amanecer. La incomparable vista del sol
asomándose, detallaba las razones por las cuales viví una niñez plena, feliz, llena de
amor y de bellezas.
Mi pueblito, mi hogar hasta ahora me llenó de cosas buenas, aprendí a valorar a mi
familia, a respetar a mis mayores, a ser honesta, a ser educada, a ser fuerte e
independiente, porque a pesar de que superan enormemente los días felices en mi
vida, también hubo nubes grises, como la partida de mis viejos, el momento más
doloroso de mi existencia, pero sé que desde el cielo me ven y me bendicen y yo los
llevare por siempre en mi corazón.
Mi camino por la vida aun es largo, mis metas me esperan, mis cartuaventuras como
me llama mi mamá se siguen acumulando y todas, las contare… Continuará