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Buenos Aires en la placita de Flórez.

Un campo es el corazón, un campo que tiene flores, que se engalana con ellas
porque son sus ilusiones, con cuyo perfume alienta, cuyo perfume es su goce,
cuyo perfume embalsama del corazón las regiones. Juan Valera

Cinco y media de la mañana día fresco y despejado para la placita de Flórez
de Medellín, lugar antiguo donde se guardan memorias de tan alegre y tan
hostil pasado, tan concurrido, tan hablado y sin pensármelo me encuentro acá
sentado.

Mirando desde afuera su fachada notamos que no es una gran obra
arquitectónica, comparándola con el moderno colegio que queda a su lado, nos
damos cuenta del tiempo pasado, pues 120 años de historia no pueden
compararse con la joven institución, ubicada entre la calle 50 Colombia (sur),
carrera 40 (Occidente), calle 50ª (norte) y carrera 39 Giraldo (oriente), ocupa
toda una manzana y tiene fácil acceso, muchas rutas de buses cruzan aquellas
vías.

Cada mañana, gran cantidad de campesinos madrugan a la ciudad, a llevar la
cosecha para devolverse con pan, con grandes esfuerzos nuestros amigos de
ruana y sombrero llegan con la papa, el maíz, la verbena y como no podían
faltar con el símbolo de nuestra tierra, llegan las gran homenajeadas en nuestra
feria, las bellas flores, de tantos colores, con tantos olores, representando la
pureza y hermosura de nuestro campo.

Un poco más tarde y un tanto más moderno comienza a llegar el resto de
artículos que rondan por la placita, ya no es en un carrito acabado o en camión
contratado, ahora es un turbo recién comprado. Con llantas nuevas y sin placa
llega un carro naranja a la plaza, de él se baja un señor flaco y alargado con un
gran peinado, saluda muy cordial y llama a sus empleados, luego de un saludo
generoso comienzan a descargar el carro hermoso, salsa, mantequilla, azúcar
y sal algunos productos que pude notar. Dando vueltas al mercado me
encuentro del otro lado, donde con un charco de sangre me sorprende un
animal gigante, veo un toro en el lomo de un señor que con gran esfuerzo va
cumpliendo su labor, doy permiso al viejo que pasa trotando y al animal me
quedo mirando, un rastro de sangre el suelo es lo primero que veo, y como un
niño tras su papá yo sigo la huella del gran animal, una carnicería era de
esperarse, que gran mercado el que veo a mi lado.

Sigo caminando hasta una esquina donde me encuentro un señor y una cocina,
el festival de la grasa había llegado, morcilla, empanadas y chorizo todos los
fritos para comer estaban listos, después de pensarlo un rato cojo un chorizo,
pido un chocolate y como todos los presentes me pongo a desayunar . Ya con
un poco más de gente en la plaza va cambiando el ambiente, los vendedores
comienzan a ofrecer sus productos y los compradores a indagar por precios,
contrario a lo que pensaba el negocio que más se mueve es el de los
alimentos, pues tiene lógica más que flores se necesitan es frijoles.

El segundo nivel se encuentra algo más raro, oficinas, centros de salud,
peluquería, zapatería y esotéricos algo muy distinto a las flores, pero quizá no
a la plaza de Flórez pues esta recibe su nombre por quien dono el terreno
Rafael Flórez y no por la actividad comercial de las flores, cosa de la que me
entero en la oficina de la administración del recinto. Sus colores amarillo y
verde dan la impresión de un espacio agradable y pacifico, pero el mal estado
de sus paredes demuestra la edad del edificio, la visión desde arriba no es muy
buena pues solo se ven locales comerciales y uno que otro callejón por donde
pasa un transeúnte.

Tímidamente nos acercamos a un negocio, una señora con una voz muy paisa
nos atiende, entablamos una conversación donde pudimos extraer bastante
información, ella es la propietaria del negocio “y casi todos son de gente
humilde como yo” afirmo, nos cuenta que las flores las traen de Santa Elena y
que sus principales clientes son floristerías y funerarias situadas a lo largo de la
ciudad “como uno no tiene modo si no para estar aquí le toca venderles bien
barato, para que ellos las vendan bien caras en otros lados”; adentrándonos en
otros temas la cuestionamos sobre algunos significado de las flores, donde ella
respondió que no sabía específicamente que significaba cada una pero que
más o menos sabia en que ocasión usarlas, rosas rojas para matrimonios y
declaraciones, rosas rosadas para reconciliación, blancas para funerales entre
otros ejemplos, al finalizar el diálogo se nota gustosa por este y se despidió
muy gentil, nos retiramos pero luego de hacerle una compra, pues después ir a
la plaza de Flórez lo mínimo es comprar una flor.

Diez de la mañana, se nota un crecimiento grande en el comercio a
comparación de la madrugada, pues la gente de buenos aires y Boston van a
comprar los ingredientes para almorzar, guiándonos por una              buena
señalización encontramos el baño, entramos, paredes sucias que dan mal
aspecto y baños sin asear como era de esperar, esto no tiene gran relevancia
al menos en el de los hombres que por nuestra condición y personalidad no
necesitamos mucho aseo, seguimos nuestro recorrido hasta salir de la plaza,
analizamos su alrededor para entender la situación, ni un carro lujoso se ve
pasar, todo esto por en buenos aires quedar, colegios y bares uno al lado del
otro, negocios informales y basura de todo esto se logra ver.

De salida nos encontramos después de ver dos mundos interactuar el
campesino y el de la ciudad, entre flores y abarrotes debemos partir y cada uno
sus deberes ir a cumplir, fue una bella mañana donde conocimos mas de
nuestra bella cultura y nuestra gran ciudad.

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  • 2. quedo mirando, un rastro de sangre el suelo es lo primero que veo, y como un niño tras su papá yo sigo la huella del gran animal, una carnicería era de esperarse, que gran mercado el que veo a mi lado. Sigo caminando hasta una esquina donde me encuentro un señor y una cocina, el festival de la grasa había llegado, morcilla, empanadas y chorizo todos los fritos para comer estaban listos, después de pensarlo un rato cojo un chorizo, pido un chocolate y como todos los presentes me pongo a desayunar . Ya con un poco más de gente en la plaza va cambiando el ambiente, los vendedores comienzan a ofrecer sus productos y los compradores a indagar por precios, contrario a lo que pensaba el negocio que más se mueve es el de los alimentos, pues tiene lógica más que flores se necesitan es frijoles. El segundo nivel se encuentra algo más raro, oficinas, centros de salud, peluquería, zapatería y esotéricos algo muy distinto a las flores, pero quizá no a la plaza de Flórez pues esta recibe su nombre por quien dono el terreno Rafael Flórez y no por la actividad comercial de las flores, cosa de la que me entero en la oficina de la administración del recinto. Sus colores amarillo y verde dan la impresión de un espacio agradable y pacifico, pero el mal estado de sus paredes demuestra la edad del edificio, la visión desde arriba no es muy buena pues solo se ven locales comerciales y uno que otro callejón por donde pasa un transeúnte. Tímidamente nos acercamos a un negocio, una señora con una voz muy paisa nos atiende, entablamos una conversación donde pudimos extraer bastante información, ella es la propietaria del negocio “y casi todos son de gente humilde como yo” afirmo, nos cuenta que las flores las traen de Santa Elena y que sus principales clientes son floristerías y funerarias situadas a lo largo de la ciudad “como uno no tiene modo si no para estar aquí le toca venderles bien barato, para que ellos las vendan bien caras en otros lados”; adentrándonos en otros temas la cuestionamos sobre algunos significado de las flores, donde ella respondió que no sabía específicamente que significaba cada una pero que más o menos sabia en que ocasión usarlas, rosas rojas para matrimonios y declaraciones, rosas rosadas para reconciliación, blancas para funerales entre otros ejemplos, al finalizar el diálogo se nota gustosa por este y se despidió
  • 3. muy gentil, nos retiramos pero luego de hacerle una compra, pues después ir a la plaza de Flórez lo mínimo es comprar una flor. Diez de la mañana, se nota un crecimiento grande en el comercio a comparación de la madrugada, pues la gente de buenos aires y Boston van a comprar los ingredientes para almorzar, guiándonos por una buena señalización encontramos el baño, entramos, paredes sucias que dan mal aspecto y baños sin asear como era de esperar, esto no tiene gran relevancia al menos en el de los hombres que por nuestra condición y personalidad no necesitamos mucho aseo, seguimos nuestro recorrido hasta salir de la plaza, analizamos su alrededor para entender la situación, ni un carro lujoso se ve pasar, todo esto por en buenos aires quedar, colegios y bares uno al lado del otro, negocios informales y basura de todo esto se logra ver. De salida nos encontramos después de ver dos mundos interactuar el campesino y el de la ciudad, entre flores y abarrotes debemos partir y cada uno sus deberes ir a cumplir, fue una bella mañana donde conocimos mas de nuestra bella cultura y nuestra gran ciudad.