2. Cuando yo era chico me encantaban
los circos. Lo que más me gustaba
de los animales mi preferido era el
elefante durante la función la
enorme vestía impresionaba a
todos por su peso, por su tamaño y
su descomunal fuerza.
3. Pero después de la función y hasta
un rato de volver al escenario uno
podía encontrar elefante detrás de
la carpa principal.
4. Me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar
un árbol de cuajo podía arrancar a la estaca y huir. El
misterio era evidente: ¿Por qué el elefante no huía ,
sim podría arrancar la estaca con el mismo esfuerzo
que yo necesitaría para romper un fosforo? ¿Qué
fuerza misteriosa lo mantenía atado entonces mis
padres, maestros y tíos, buscando respuesta a ese
misterio no tuve una coherente.
5. Alguien me explico que el elefante no escapaba porque estaba
amaestrado e hice entonces la pregunta obvia “ y si esta amaestrado, ¿
porque lo encadenan?.
A prueba de su fuerza cada uno de nosotros es un poco como ese
elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan
libertad. Creemos que no podemos con un montón de cosas, porque
simplemente una vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra
mente esas palabras: no puedo, nunca podre. La única manera de saber
cuáles son nuestras limitaciones ahora es intentar de nuevo poniendo
en ello todo el corazón.