4. Juan Ruiz, mejor conocido como El Arcipreste de Hita, vivió a mediados del siglo XIV, no se conoce con exactitud el año de su nacimiento, pero estuvo en torno al 1330, y murió hacia el 1388. En El libro de buen Amor expone que pasó su niñez en Alcalá de Henares, el lugar donde nació, pero pasó el resto de su vida entre los pueblos de Alcalá de Henares e un pueblo de Guadalajara llamado Hita, de ahí su nombre. Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita además se cree que fue jurista, un personaje relacionado con las leyes.
5. No se puede saber, a través de escritos, su biografía a ciencia cierta. Según algunos historiadores parece ser que lo escribió en la cárcel, durante los doce o trece años que duró el castigo impuesto por el poderoso arzobispo cardenal de Toledo, don Gil, quien, a su vez, fue consagrado por uno de los papas espurios de Aviñón que hubo en aquel tiempo.
6. Solo escribió un único libro, el libro del buen amor, pero es por él por el que ha pasado a la historia de la literatura española medieval. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se considera como el primer poeta lírico español, con una gran cultura, con un lenguaje rico, que repite el mismo concepto de distintas maneras, recursos que se relacionan con la técnica del sermón. Su lenguaje es popular y coloquial, muy vivo y creador, e incluye frases hechas del árabe andalusí de su día. Al final de su libro declaró que cualquiera podía añadir o corregirlo con la única condición de que supiera hacerlo bien.
7. Del Libro de buen amor existen tres códices: el de Salamanca o S, considerado el mejor de este prodigioso poema. Los otros dos códices son Gayoso o G, y el de Toledo o T. El poema consta de 1.728 estrofas y es una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida autobiografía amorosa del propio autor, en la que aparecen representadas a través de sus amantes todas las capas de la sociedad medieval española. Así, se recogen composiciones líricas profanas al lado de otras religiosas. Sin duda, el Arcipreste constituye una de las cumbres de la literatura española.
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9. El Libro de buen amor abarca los intentos de seducción por parte del arcipreste, intentos que suelen acabar en fracaso. Así le ocurre inicialmente con una "dueña" y con una mujer llamada doña Cruz, que acaba entendiéndose con Ferrán García, el propio mensajero del arcipreste enamorado. Las primeras experiencias con varias damas resultan fatídicas, por lo cual tiene una discusión con el amor en la que nos informa sobre los peligros del loco amor, y acerca de las ventajas del buen amor. En esta obra Juan Ruiz se ofrece como protagonista de su obra narrándonos la obra en primera o tercera persona en la mayoría de los pasajes. En la cuarta aventura la ficción del yo se traslada a la figura de don Melón de la Huerta, quien requiere de amores y acaba casándose con Doña Endrina.
10. En la quinta aventura el arcipreste consigue seducir a una dama pero cuando estaba “a punto de caramelo” la dama muere y él se queda con las ganas. En la sexta aventura entran la boba, la fea, la chata de Malangosto y la vaquera de Ríofrío, (las cuatro serranas). Mención especial merece la lucha entre Don Carnal y Doña Cuaresma, cada uno dirigiendo su propio ejército de animales en la que Don carnal sale vencedor. A continuación se suceden otras aventuras amorosas, en las que desfilan diversas mujeres: una dueña, una viuda, una monja, una mora y, finalmente, las serranas. Al morir Trotaconventos su recadera. Después del discurso sobre las armas que los cristianos han de usar para luchar contra los enemigos de la Fe. Viene la fallida, decimoquinta y última aventura a causa de la indiscreción del recadero. Después de esto se despide con unas estrofas.
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12. -Don Carnal: Su personaje simboliza a la carne por lo cual está en plena disputa con Doña Cuaresma. -Doña Cuaresma: Su personaje simboliza el periodo en el que no se puede consumir carne por lo que siempre está en disputa con Doña Cuaresma. -Don Melón : Es la parte consciente del Arcipreste. Esta casado con Doña Endrina.
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14. La extraordinaria capacidad de captación de la realidad por parte del Arcipreste da al libro un carácter documental sobre la sociedad de su tiempo. Por él conocemos las costumbres de la ciudad y del campo, los productos que éste ofrece en las distintas estaciones, los manjares que se degustaban o las golosinas que elaboraban las monjas, los vestidos y cosméticos de las mujeres, las costumbres de los clérigos... Incluso detalles más concretos, como el amancebamiento del rey Alfonso XI, están aludidos hábilmente en el libro. El engarce concreto de la obra en una sociedad en que conviven tras castas cristianos, moros y judíos posibilita también el conocimiento de ciertas costumbres hebreas y musulmanas: la mención, por ejemplo, de la fidelidad de los judíos a su Pascua de pan ácimo, o la descripción de los instrumentos que sirven y los que no para cantares arábigos, son una muestra.