2. Resistencia Aeróbica:
Se trata de la capacidad de una persona de desarrollar un esfuerzo de intensidad reducida o media
durante un tiempo prolongado. Dicha capacidad depende de la gestión del oxígeno: es decir, del
equilibrio que el sujeto consigue realizar entre la necesidad de oxígeno por la actividad y el consumo
que efectivamente realiza.
Una persona con buena resistencia aeróbica puede tolerar la fatiga que genera el ejercicio, logrando
mantener el ritmo y la intensidad durante un tiempo considerable. Quien tiene una elevada
resistencia aeróbica, de este modo, no experimenta una caída relevante del rendimiento físico aún
cuando pasan los minutos.
Potencia Anaeróbica:
Se conoce como ejercicio anaeróbico a aquella actividad física de duración reducida pero gran
intensidad, en la que el metabolismo de los músculos no apela al oxígeno en el intercambio
de energía. Con esto en mente, podemos indicar que la potencia anaeróbica es el poder del ser
humano para ejecutar una actividad física intensa y breve.
La intensidad de los ejercicios suele medirse de acuerdo a las pulsaciones por minuto que registra el
deportista. Cuando esas pulsaciones son más de 170 por minuto, se calificará al ejercicio como
intenso y exigirá que la persona cuente con una potencia anaeróbica adecuada para soportarlo.