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“Varias máscaras para una farsa”
Daniel Dagna
Comedia dramática en ocho cuadros
(Esta obra fue inspirada en el universo de John M. Synge)
Personajes:
MOLLY- MARIA- SONIA- SAUL- LUCIA- MIGUEL- PEDRO- JUAN-
DOLORES- CRIS-SUSANA- HONOR- NELLY- SARA- VIUDA QUIN- MAHON
Época:
Corre el año 1850 en un pequeño país que no es más que una isla grande.
PRIMER CUADRO (MOLLY y MARIA) (Al fondo y entre la penumbra se divisan
sombras. Cuerpos andrajosos se mueven penosamente. Algunos caen pesados al
suelo. Algunos dificultosamente ponen de pie a los caídos. Todos continúan su
lenta y trabajosa marcha.
En primer plano, iluminados por la tenue e intermitente luz que nos regala un
pequeño fuego, encontramos a MOLLY sentada en una piedra. Es una mujer que
ronda los cuarenta años, y que viste más pulcramente que MARIA. MARIA es una
anciana mujer de edad indeterminada que viste muy andrajosamente.)
MARIA (grita desaforada hacia el off):- ¡Martín! ¡La puta que te parió, Martín!
MOLLY (se levanta y libera la piedra):- Así me gusta, María. Así debe tratarse a un
hombre que acaba de estar a mis pies, rogándome que me vaya con él para
convertirme en una vieja desgraciada y vagabunda como vos.
MARIA (desafiante):- Cuando se te arrugue la piel de tu cara, Molly, en todo el
país no habrá nadie que pueda competir con vos como vieja bruja reseca… ¡Ya lo
creo que harían una buena pareja!
MOLLY (se le acerca desafiante):- ¡No tenés vergüenza! Creer que yo pueda
parecerme a vos alguna vez.
MARIA:- Las gorditas como vos son las que se arrugan más pronto y ese cabello
rubión que tenés, pronto se parecerá a un manojo de pasto seco que los corderos
dejan e lado. ¡Ah, es mejor tener un rostro como el mío, al que el hombre se
acostumbra por largo tiempo, y no enloquecer a los idiotas durante un corto tiempo
para convertirse luego en algo que hacer correr de susto a los niños cuando se
acerca!
MOLLY:- ¡Que Dios me proteja de una mujer que fue ciega toda su vida y que
ahora con luz en los ojos sigue ciega de corazón!
MARIA:- ¡Ojalá Dios me volviera a quitar la vista para no ver tu grasoso rostro al
lado del rostro sucio de ese cretino que vivió toda su ciega vida conmigo!
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MOLLY:- No necesitás volver a quedarte ciega para no ver lo que con los vista no
verás nunca.
MARIA:- Conozco a las mujerzuelas como vos, se venden por un pedazo de pan y
una buena botella de licor barato. (La corre a MOLLY y ambas desaparecen.)
(APAGÓN)
SEGUNDO CUADRO (SAUL y SONIA. LUCIA. MIGUEL, PEDRO, JUAN.
DOLORES. CRIS) (La taberna de esta pequeña aldea queda a pocos kilómetros
del único puerto que tiene este humilde país. Es muy rústica y desaliñada. SONIA
ordena y limpia una estantería. SAUL entra casi corriendo.)
SAUL:- ¿Dónde está él? No lo vi en el camino.
SONIA:- ¿Cómo ibas a verlo si hace media hora que es de noche?
SAUL:- Estuve un rato fuera sin saber si era mejor seguir de largo o entrar a verte,
Sonia. Se oía respirar y suspirar las vacas en la quietud del aire, y desde el portón
hasta el puente ni el más leve rumor de un paso que se moviera por alguna parte.
SONIA:- Fue arriba, al cruce de los caminos, para encontrarse con Pedro y Juan,
juntos van a ir al velatorio de Catalina Cassidy.
SAUL:- ¿Y piensa ir tan lejos en la oscuridad de la noche?
SONIA:- La oscuridad de la noche está llena de sombras moviéndose desde la
llanura hasta el puerto.
SAUL:- El hambre los espanta. Por eso debemos esconder bien nuestra poca
comida. A la Viuda Quin le robaron un pan que había dejado cerca de la ventana
abierta.
SONIA:- Pobre gente. Perdieron varias cosechas y nadie los ayudó.
SAUL:- Por estos tiempos nadie ayuda a nadie. Cada uno debe bastarse por sí
mismo. Él no debería dejarte sola…
SONIA:- Si, ¿no te parece que son largas ahora las noches para dejar a una pobre
muchacha sola, contando las horas hasta el amanecer?
SAUL:- Cuando nos casemos no tendrás quejas, porque no me darán ganas de
irme a beber a velatorios o casamientos en plena noche.
SONIA:- Estás muy seguro de que me voy a casar con vos.
SAUL:- ¿Acaso no hicimos un buen trato? Ahora sólo esperamos que el padre
Reilly consiga el permiso de los obispos.
SONIA:- Es asombroso que esos santos te tengan en cuenta… (Ambos son
sorprendidos por unos gritos que vienen de afuera.)
SAUL (muy asustado):- Alguien viene. Alguien anda por ahí afuera. ¿No será el
padre Reilly?
SONIA (muy asustada):- ¡Callate! No hablés. Pueden ser campesinos que van
hacia el puerto.
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SAUL:- ¿Dónde me puedo esconder? Si es el padre no nos va a dejar casar. No
nos pueden ver solos. (Antes de que SAUL logre esconderse en alguna parte, en
el marco de la puerta se dibuja la figura de una lánguida mujer.)
LUCIA (gimiendo con fuerza y dolorosamente):- Buenas noches…
SONIA (sin perder el miedo y con aspereza):- Ya estamos cerrados.
LUCIA:- No tengan miedo…
SONIA:- No tenemos miedo.
SAUL:- No tenemos miedo, simplemente, estamos cerrados.
LUCIA (sin dejar de quejarse por sus dolores físicos):- Solo deseo descansar unos
minutos, les prometo que después sigo camino…
SONIA:- No tenemos nada para comer. Solo whisky de contrabando.
LUCIA:- Solo quisiera sentarme en aquel banco y beber un poco de agua.
Solamente eso. Un poco de agua y descansar. Llevo días caminado. Sin parar.
Nadie me recibe. Nadie me ayuda.
SAUL:- Faltan dieciséis kilómetros para el puerto. Hoy es martes y el próximo
barco zarpa el viernes. Todavía tiene tiempo…
LUCIA:- No voy hacia el puerto.
SONIA (le entrega un vaso con agua):- Siéntese. Se puede quedar sólo un
momento. Tengo que acostarme. Mañana ni bien amanezca tengo que abrir y aquí
los días son muy largos. Si no descansamos bien de noche al otro día no servimos
para nada.
SAUL:- Mañana todos tenemos que trabajar.
LUCIA: Mucha gente se quedó sin nada.
SAUL:- No es nuestra culpa.
SONIA:- Tal vez no sea culpa de nadie.
LUCIA: Alguien siempre tiene la culpa.
SONIA:- Disculpe la curiosidad, si no va hacia el puerto: ¿qué hace de noche sola
por los caminos?
LUCIA:- Estoy buscando a mi hija.
SAUL:- Por aquí no vimos a ningún desconocido.
SONIA:- Por el contrario, vemos pasar a tantos, que no podríamos distinguir a
unos de otros. Sobre todo porque tienen un aspecto similar, parecen ánimas que
las lleva el viento.
SAUL:- Casi no despegan los pies del piso. Todos van hacia el puerto. Noche tras
noche, como en precesión. Todos yendo hacia el puerto.
LUCIA (angustiosamente):- Mi hija es una mujer muy hermosa. De largos y
sedosos cabellos. De figura ligera y de formas contorneadas. De hermosos ojos,
oscuros, profundos.
SONIA:- Por aquí, yo no vi a ninguna mujer con esas características.
SAUL:- Yo lo único extraño que vi cuando venía para acá fue la figura de un
hombre entre aquellos matorrales.
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SONIA (con curiosidad):- ¿Qué decís? ¿Lo que viste era un hombre?
SAUL:- No pude alcanzar a verlo, pero oí sus quejidos…
LUCIA:- ¿Cómo sabe que era un hombre?
SONIA:- ¿Cómo sabés que era un hombre?
SAUL (dudando):- Bueno, no sé, me pareció, por los quejidos…
LUCIA (se pone de pie):- ¿Dónde escuchó los quejidos?
SAUL:- Allí. Entre los matorrales que rodean el bosque, muy cerca de la zanja…
(LUCIA, con las pocas fuerzas que le quedan, energizada por la esperanza, y
quejándose por sus dolores físicos, sale presurosa hacia el exterior.)
SAUL (levanta la voz para que LUCIA la escuche.):- ¡No pude verlo! ¡Oí sus
quejidos! (A SONIA.) Debe ser un hombre joven por las palabras que decía.
SONIA:- ¿Y no te acercaste a ver si estaba herido o qué le pasaba?
SAUL:- No, Sonia, estaba muy oscuro.
SONIA:- Si está herido, mal herido, y durante la noche muere; ¿qué le vas a decir
al Juez?
SAUL:- No pensé en eso. Por amor de Dios, no le digas a nadie que hablé de
esto. No se lo digas ni siquiera a tu papá. Si llega a saberlo va a hablar toda la
noche sobre esto en el velatorio.
SONIA:- A lo mejor se lo digo y a lo mejor no.
SAUL:- Ya vienen. Por favor, no digas nada.
SONIA:- A lo mejor sí, a lo mejor no. (SONIA se dirige detrás del mostrador.)
(MIGUEL, tabernero grueso y jovial, entra seguido de PEDRO, joven y
desconfiado, y por JUAN, grueso y enamoradizo, de alrededor de cincuenta años.)
Hombres(al unísono.):- ¡Salud! ¡Qué Dios bendiga esta casa!
MIGUEL (a los hombres que intentan acercarse al mostrador):- Siéntense y
descansen. (Se encuentra con la mirada de SAUL.) ¿Cómo te va, Saúl? ¿Venís
con nosotros al velatorio de Catalina?
SAUL:- No, Miguel. Me voy a casa a meterme en la cama en seguida.
SONIA (a MIGUEL):- Vos tampoco deberías mandarte a mudar dejándome toda la
noche sola.
MIGUEL:- ¿No es acaso lo mismo que me vaya toda la noche o parte de ella?
¿Qué clase de hija sos que pretendés que vuelva por la noche solo y después de
haber bebido unas copas?
SONIA:- Seré una hija rara, pero vos como padre sos más raro todavía. Me vas a
dejar sola durante toda la noche, con los perros que ladran, con los terneros
mugiendo y las sombras moviéndose entre la oscuridad, hasta que me castañeen
los dientes de miedo.
PEDRO (galante):- ¿Qué puede pasarte a vos, una mujer espléndida, hermosa y
con tanta fuerza que puede dejar fuera de combate a cualquiera de nosotros?
SONIA:- Durante toda la noche pasan arrastrando sus pies los pobres y
hambrientos campesinos.
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MIGUEL:- Si tenés tanto miedo que se quede Saúl. Me parece que ésa es la
voluntad de Dios. (Todos se vuelven hacia SAUL.)
SAUL:- Lo haría con mucho gusto, Miguel, pero tengo miedo del padre Reilly.
¿Qué dirían los obispos?
JUAN:- ¡Vamos Saúl! ¿No me digas que le tenés miedo a unos pocos muertos de
hambre que merodean por la noche?
SAUL:- El padre Reilly puede…
MIGUEL:- ¡Por Dios! ¿No podés quedarte tirado en aquél banco mientras ella
duerme en su cuarto? No dudo que lo harás porque me dijeron que hay un tipo
raro allá arriba, entre los matorrales, medio loco o medio muerto, metido en la
zanja, y me parece que ella estaría más segura con alguien aquí.
SAUL (con voz desesperada y quejumbrosa):- Tengo miedo del padre Reilly, ya se
lo dije. No me tiente ahora que estamos por casarnos.
JUAN:- Encerralo en el otro cuarto. Se quedará aquí y no tendrá que confesarle
ningún pecado al cura.
MIGUEL (a SAUL, interponiéndose entre él y la puerta):- ¡De acá no salís!
SAUL:- No me detenga, Miguel. Déjeme salir por esa puerta, se lo pido por Dios.
(Intenta escaparse.) Déjeme salir, por favor, déjeme salir.
MIGUEL:- (Lo empuja sobre un banco) ¡Basta de barullo! ¡Sentate ahí!
(En ese preciso instante entra DOLORES. Extraviada, extasiada.)
JUAN (asombrado):- ¡Uia!, ¿y ésta flor de que planta se calló?
DOLORES (confundiendo a JUAN con Neisi):- ¡Hola, mi amor! ¡Estaba segura de
que hoy te iba a encontrar!
SONIA (mirando a SAUL):- ¿Es ella? (SAUL transmite dudas a través de sus
gestos.)
JUAN (a DOLORES):- De haber sabido que me andabas buscando hubiera ido
hacia tu encuentro.
DOLORES:- ¡Estaba segura! Lo que yo había creído ver no era verdad. ¡Estaba
segura de que mis ojos me mentían! Por eso llevo años buscándote. (Todos
escuchan sus palabras con asombro.) Me recorrí todo el país. Desde el puerto
hasta los acantilados. Desde el bosque hasta la llanura. Vi comer la última papa.
Vi llorar a una madre al encontrar a su pequeño muerto entre los cueros de ovejas.
Ví al padre cargar a su último hijo sobre sus hombros y hacer de la noche su largo
camino hacia el puerto. Caminé largas noches, entre el frío y la lluvia, al lado de
los campesinos hambrientos, desde la llanura hasta el puerto. Pregunté por todos
lados y todos me decían que habías muerto. ¡Yo sabía que no era cierto! ¡Mi
corazón me lo decía a gritos! Sabía que en alguna parte nos íbamos a volver a
encontrar. Para irnos juntos a los bosques. ¡Lejos del castillo, lejos del rey! (Llena
de amor.) Yo sólo quiero ser tu reina. Sólo quiero vivir a tu lado. Sin tu calor. Sin tu
aliento. Sin tu mirada. Yo no me veo, no me siento, no soy, no vivo… Si no me
mirás no soy.
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JUAN (le sigue el juego y le acaricia el rostro.):- No sabía por dónde buscarte.
SONIA (a JUAN.):- ¡No te burles de ella!
MIGUEL (a SONIA.):- ¿Por qué te metés donde no te llaman?
JUAN (seduciendo deliberadamente a DOLORES.):- Ahora que estamos juntos
nadie nos va a separar, por lo menos por esta noche, vení, vamos para mi casa.
DOLORES:- ¡Sí, vayamos a nuestro bosque! Al lugar de dónde nunca deberíamos
haber salido…
JUAN:- Vayamos ahora mismo. (Ambos se encaminan hacia la puerta.)
MIGUEL (a JUAN):- Nos vemos en el velorio.
(JUAN asiente con la cabeza y sale llevando de la mano a DOLORES.)
SONIA (furiosa con los hombres.):- ¡Qué hijo de su buena madre!
PEDRO:- No veo nada de malo en lo que hizo Juan.
MIGUEL:- ¡Ni yo!
PEDRO:- Simplemente le siguió el juego a una mujerzuela.
SONIA (creciendo en su enojo.):- ¡No es ninguna mujerzuela! Es una pobre
muchacha que anda perdida, ¿no es cierto Saúl?
SAUL:- No lo sé.
SONIA (áspera.):- ¡Sí que lo sabés! Es la pobre muchacha…
SAUL:- De lo único que estoy seguro es de que si el padre Reilly me encuentra
aquí no va a gestionar el permiso y no me voy a poder casar. (Ve la puerta libre y
corre en un intento de escapar.)
MIGUEL (lo toma de la chaqueta y lo retiene.):- ¿Te querés ir, eh?
SAUL:- ¡Por favor, déjeme ir viejo pagano; déjeme ir o conseguiré que lo maldigan
los sacerdotes y los purpurados de Roma! (Con un rápido movimiento se quita la
chaqueta y huye sin ella. La chaqueta queda en manos de MIGUEL. Todos ríen.)
(En ese instante aparece CRIS por la puerta que viera salir presuroso a SAUL.)
CRIS (con visibles muestras de cansancio y de dolor.):- ¡Salud a todos!
Todos:- ¡Salud!
CRIS (se acerca al mostrador.):- Un vaso de cerveza, por favor, patrona. (Deja
una moneda sobre el mostrador y se deja caer en una silla.)
SONIA (le sirve.):- ¿Usted es uno de los hojalateros que están acampados detrás
del bosque?
CRIS:- No; pero estoy rendido de tanto andar.
MIGUEL (con tono protector.):- Acérquese entonces al fuego. Está medio muerto
de frío.
CRIS:- Que Dios se lo pague. (Bebe.)¿Viene a menudo la policía por aquí, patrón?
MIGUEL (todos rodean a CRIS.) :- ¿Por qué habría de vigilarnos la policía cuando
en cuatro kilómetros a la redonda no hay ninguna casa que no esté habitada por
Cristianos de buena fe?, con excepción de una viuda.
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CRIS (con alivio.):- Entonces es una casa segura. (Se quita las botas y se
masajea los pies cansados y doloridos. Extrae un pedazo de pan he intenta
comer.)
PEDRO (muy cerca de él.):- ¿Tiene miedo de la policía? ¿Lo buscan?
CRIS:- Buscan a muchos.
PEDRO:- A muchos, sin duda, después de la pérdida de la última cosecha de
papa y de la hambruna… ¿Supongo que será por alguna ratería?
CRIS (tristemente.):- Creía yo que la palabra era otra y más importante. ¿Ratero?
¿Yo? El hijo de un granjero rico, (con repentino remordimiento), que en paz
descanse. ¿Ratero, yo, que podría haberle comprado esta vieja casa con una
parte del dinero que llevaba en el bolsillo sin que notara la falta?
MIGUEL (impresionado.):- Si no es por robar, debe ser por algo grande.
CRIS (con temor.):- Sí, debe ser por algo grande.
PEDRO (crece en su curiosidad.):- Tiene aspecto de algo desfachatado, perdone,
pero, tal vez haya violado a alguna muchacha en una noche desierta.
CRIS (con temor.):- ¡Dios no lo permita! Siempre fui un muchacho decente.
PEDRO:- ¿Robó guineas de oro de una caja fuerte?
CRIS:- No, señor; ni centavos.
MIGUEL:- ¿Se casó con tres mujeres al mismo tiempo?
CRIS:- Si no me casé con una menos lo haría con tres.
MIGUEL:- ¿Le robó el pan a la Viuda Quin?
CRIS:- Todavía me queda dinero para comprar mi propia comida.
SONIA (desafiante.):- ¡Entonces no hizo nada!
CRIS (ofendido y con mucho miedo.):- Es falta de compasión decir eso a un pobre
viajero abandonado y huérfano, que dejó atrás la cárcel y tiene la horca por
delante y el infierno abierto debajo de sus pies.
SONIA (hace un ademán a los hombres para que se callen.):- Habla por hablar.
No hizo absolutamente nada. Un muchacho suave como usted no sería capaz de
cortarle el cuello a un carnero.
CRIS (con miedo.):- No sabe lo que dice.
SONIA (simulando ira.):- No sé lo que digo, ¿eh? ¿Quiere que le dé un palo en la
cabeza con el mango de la escoba?
CRIS (ante la risa de todos, muy asustado se arroja debajo de la otra mesa.):- ¡No
me pegue! ¡El lunes hizo una semana que maté a mi padre por eso mismo!
SONIA (con desconcertado asombro.):- ¿Mató a su padre, dice?
CRIS (con miedo.):- Sí, eso hice.
PEDRO (retrocede con asombro.):- ¡Qué coraje!
MIGUEL (con evidente respeto y asombro.):- Es un crimen que lleva a la horca.
Debe haber tenido buenas razones para hacer semejante cosa.
CRIS (en un tono muy razonable.):- Era un hombre sucio, que Dios lo perdone, y
estaba poniéndose viejo y gruñón, tanto que yo ya no podía aguantarlo.
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SONIA:- ¿Y le pegó un tiro?
CRIS:- Nunca tuve armas.
MIGUEL:- ¿Fue quizá con un cuchillo?
CRIS (envalentonado por el respeto de los demás.):- ¿Me toma usted por un
matarife?
SONIA:- Supongo que no lo habrá colgado.
CRIS:- Por supuesto que no. (Sale de debajo de la mesa.) No hice más que
levantar el azadón y dejar caer el filo sobre el borde de su cráneo y se desplomó a
mis pies como un saco vacío, sin dejar escapar ni un gruñido, ni un quejido.
MIGUEL:- ¿Lo enterró allí mismo?
CRIS (con aire reflexivo.):- Sí; lo enterré allí mismo. ¿Acaso no estaba escardando
el campo?
MIGUEL:- ¿Y nadie lo siguió en estos ocho días que falta de su casa?
CRIS:- Nadie. Y eso que marché casi siempre de día para no tener que lidiar con
los pobres hambrientos que caminan de noche.
MIGUEL:- ¿Y dónde cometió el crimen?
CRIS (lo mira con desconfianza.):- Muy lejos de aquí. En un rincón desolado de
los altos montes.
PEDRO (aprueba con la cabeza.):- Es un hombre reservado. Este muchacho sería
el indicado para mozo. Nadie se atrevió a detenerlo. (A MIGUEL.) Si lo tuvieras en
la casa nadie se atrevería a entrar a husmear, aunque los perros estuvieran
lamiendo el whisky de contrabando escondido en el pozo de basura del corral del
fondo. Me parece que un muchacho capaz de matar a su padre haría frente al
mismo diablo con toda su astucia y su horquilla hasta en las puertas del infierno.
SONIA:- Tiene razón y si estuviera él en la casa no les tendría miedo a los
hambrientos que andan dando vueltas ni a los muertos que caminan.
CRIS (envalentonado por la sorpresa y el triunfo.):- Bueno…
MIGUEL (con deferencia.):- ¿Le parece bien quedarse aquí de mozo?
SAUL (se hace visible por la puerta. Se había quedado afuera pero atento a todo
lo que estaba ocurriendo adentro.):- Me parece un individuo dudoso para traerlo a
una casa decente y tranquila con una muchacha como Sonia.
SONIA (con mucha aspereza.):- ¡Querés callarte! ¿Quién está hablando con vos?
SAUL (sin despegarse de la puerta.):- Un asesino sangriento como ése.
SONIA (con violencia.):- ¡Callate, no queremos saber nada con tus tonterías
puritanas! (A CRIS, casi con dulzura.):- Y usted, joven, haría bien en quedarse,
vamos a tratar de complacerlo en todas sus necesidades.
CRIS (sobrecogido de asombro.):- ¿Estaré seguro aquí de los tentáculos de la
ley?
MIGUEL:- Por supuesto que sí.
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SONIA (sumamente amable y persuasiva.):- Quédese un tiempo con nosotros.
¿No está cansado de andar con los pies ensangrentados y llenos de ampollas y el
cuerpo tan sucio como el de un carnero del monte?
CRIS (mira a su alrededor con satisfacción.):- Es una linda habitación y si no me
están engañando me parece que voy a quedarme.
PEDRO (de un salto se pone de pie.):- ¡Muy bien! ¡A ponernos en movimiento!
Esta noche Sonia estará tranquila con un hombre que mató al padre para cuidarla.
Vamos, Miguel, antes que hayan bebido lo mejor del velatorio.
MIGUEL (se dirige a la puerta seguido por PEDRO.):- Disculpe, pero, ¿cómo se
llama usted?
CRIS:- Cristóbal Mahon.
Hombres:- Quede usted con Dios. (Cuando se dirigen hacia la puerta casi
atropellan a MARIA que entra presurosa con un jarro de lata en una mano.)
MIGUEL:- ¡Hola, María!
MARIA:- Benditos los ojos que lo ven.
MIGUEL (a SONIA.):- Dejé en el primer estante del mostrador lo reservado para
María.
(MIGUEL y PEDRO salen, SAUL se sienta.)
MARIA (a SONIA, con dulzura amarga.): Tu padre sí que es un hombre que vale la
pena… (Le extiende el jarro.)
SONIA (tomando el jarro y dejándolo sobre el mostrador.):- Lo dice porque no vive
con él. (Busca dentro del mostrador y extrae un jarro similar al que le diera MARIA.
Encuentra por alguna parte un embudo de lata y comienza a traspasar líquido de
su jarro al jarro vacío de MARIA.)
MARIA (no quita la vista de los jarros ni por un segundo.):- ¡Más quisiera vivir con
un hombre así! Los kilos que tiene de más no son gordura en exceso, más bien es
bondad en exceso. No como mi Martín que es flaco por donde se lo mire. Ahora,
por culpa del sacerdote y su agua bendita que nos devolvió la vista, se dio cuenta
de que yo era vieja y fea, me dejó y anda detrás de Molly. Esa gordita jovencita
que no vale nada. ¡Dios no mira para estos lados! Si mirara para aquí retrocedería
el tiempo un mes atrás. Y yo y mi Martín volveríamos a ser ciegos y entraríamos a
la iglesia a que el cura Reilly nos ponga un anillo de lata.
SONIA (terminó de traspasar el líquido y guardó todo en su lugar. Dándole el jarro
rebosante de líquido.):- Aquí tiene, llévelo con cuidado que está demasiado lleno.
MARIA (toma el jarro con mucho cuidado.):- ¡Gracias, Sonia! Está tan lleno que si
no tomo medidas rápidamente no lo voy a poder llevar. (MARIA en un golpe de
vista se da cuenta de la presencia de los dos hombres.) ¡A la salud de todos!
(Bebe un buen trago y emprende su salida.) Buenas noches y gracias… (Sale ante
la mirada de CRIS, quien no comprende claramente lo ocurrido.)
SONIA (luego de una pequeña pausa, a CRIS):- Le guardamos las sobras de
bebidas… (CRIS ahora comprende.)
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SAUL (luego de un breve silencio, a SONIA):- ¿Querés que me quede con vos
para cuidarte?
SONIA (con aspereza.) ¡Andate con el padre Reilly (burlonamente) y que él te
reciba en su sagrada familia!
SAUL:- Si me encuentro con la Viuda Quin le puedo pedir que…
SONIA (muy áspera.):- ¡Te digo que te vayas y dejés de hacer tanto lío! (Lo
empuja afuera y tranca la puerta.) Ese hombre sacaría de quicio hasta los mismos
santos.
(APAGÓN)
TERCER CUADRO (MARIA y DOLORES) (Al fondo y entre la penumbra las
sombras se deslizan penosamente. Algunos caen pesados al suelo y otros con
dificultad ponen de pie a los caídos. Todos continúan su lenta y trabajosa marcha.
En primer plano, iluminada por la tenue e intermitente luz que nos regala un
pequeño fuego, encontramos a MARIA acomodando unos trapos.)
MARIA (acomoda su espalda contra la piedra y se tapa con algún trapo; luego de
acomodada comienza a hablar en clara alusión a las sombras que viajan por el
foro.):- Y no paran, no dejan de moverse, noche a noche, para no ser vistos. Pero,
yo los veo. Estuve tantos años acostumbrada a la oscuridad que ahora la
oscuridad está llena de luz para mí. (Bebe un largo trago de su jarro de lata. Oye
un ruido y se reincorpora a duras penas. Curiosa pero sin miedo):- ¿Quién anda
por ahí? ¿Sos vos, Martín? (Nada se escucha, nada aparece.) Martín, ¿sos vos?
Yo te perdono y te sigo queriendo. Quiero casarme con vos. ¡Martín! ¡Martín, vení
conmigo! Ya sé que soy más vieja que vos, en eso te mentí, las mujeres siempre
mentimos un poquito con la edad. Ni yo sabía si era linda o fea. Nunca me había
visto en un espejo. Perdón por haberte mentido con mi edad. ¡A tus manos nunca
les pude haber mentido! A tus manos, ¡no! Tus manos seguro que sabían que yo
era vieja y hasta deben haber sabido que no era todo lo linda que un hombre joven
desea.
DOLORES (aparece de entre las sombras extraviada, extasiada y extenuada; casi
suplicando):- No me daría un poco de agua y algo para comer.
MARIA (mira hacia atrás y ve las sombras pasar.):- ¿Qué hace usted acá? Tiene
que estar allí, entre las sombras, yendo hacia el puerto.
DOLORES (casi sin fuerzas cae de rodillas ante MARIA.):- Un poco de agua…
MARIA (impulsivamente esconde su jarra y extrae otra con agua.):- Tome un poco
y váyase por donde vino.
DOLORES (bebe con desesperación y luego le devuelve el jarro vacío.):- Me
corrió por todo el bosque, no era él, no era el amor de mi vida, quería tener sexo
conmigo, pero yo soy para un solo hombre.
MARIA (toma el jarro y con sorpresa):- ¡Se tomó toda el agua!
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DOLORES:- ¿Usted no lo vió?
MARIA:- ¿A quién?
DOLORES:- A Neisi.
MARIA:- ¿Y cómo es él?
DOLORES (describe a un hombre de similares características que CRIS; dichas
características se deben ajustar al actor que lo representa.): Es alto, muy alto,
delgado, de cabellos lacios y oscuros, ¡sus ojos!, ¡ah, sus ojos! ¡Qué bellos ojos!
Negros, penetrantes, tiernos y recios…
MARIA (cortante):- Estaba en la taberna de Sonia.
DOLORES:- ¿Dónde?
MARIA:- En lo de Sonia, siga ese sendero y en la primera luz que vea, golpee.
DOLORES (reincorporándose a duras penas.):- ¡Gracias, gracias, gracias! (Ya de
pie y tambaleándose.):- ¿No tiene nada para darme de comer?
MARIA:- En la taberna seguro que tienen, yo no tengo ni para mí, ¡ni para mí!; yo,
ya no tengo nada…
(DOLORES sale. MARIA vuelve a acomodar su espalda contra la piedra, saca un
pedazo de pan de alguna parte y le da un mordisco.)
MARIA (Mientras come):- No tengo nada… ni a nadie…
(APAGÓN)
CUARTO CUADRO (SUSANA, NELLY, SARA, HONOR. CRIS. VIUDA QUIN.
SONIA. DOLORES y LUCIA.) (No hay nadie en la taberna.)
SUSANA (se asoma, y al no ver a nadie se queda junto a la puerta.):- No hay
nadie.
NELLY (la empuja y entra detrás de ella con HONOR y SARA):- Es muy temprano
para que anden los dos paseando por el bosque.
SUSANA (se acerca al mostrador y golpea con los nudillos de la mano):- Si hay
alguien nos va a escuchar.
SARA:- Me parece que Saúl se estaba burlando de nosotros y que aquí no hay
ningún hombre.
HONOR (señala un banco y la colcha que hay sobre él):- Miren eso. Durmió aquí
anoche. ¡Lástima que se haya ido y que no podamos ver a un hombre capaz de
matar a su padre, después de haber madrugado tanto y venido a toda carrera por
el bosque!
NELLY:- ¿Éstas serán sus botas?
SARA (las recoge):- Si lo son deben tener rastro de su padre.
NELLY (tomando una de las botas):- ¿Nunca leyeron en los diarios cómo sangran
y manchan todo los asesinados?
SUSANA (mirando una bota y sin atreverse a tocarla):- ¿Será sangre eso?
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SARA (lo huele):- Me parece que es agua de la turbera; pero estoy segura de que
son suyas por la cantidad de barro blanco y rojo y turba y arena fina del mar que
tienen pegados. ¡Éste hombre anduvo mucho! (Se sienta y se coloca una de las
botas.)
(Sin ser vista por las demás aparece MOLLY y se sienta en la otra mesa.)
SUSANA:- A lo mejor se escapó con las botas de Miguel.
HONOR:- ¿Por qué no lo perseguís, Sara, vos que fuiste capaz de encontrar al
hombre aquél que le mordió la nariz a Nelly?
NELLY (enojada.):- No veo porque tenés que traer a mi recuerdo aquél pésimo
momento.
SARA:- No discutan chicas. Me parece que se burlaron de nosotras. Me quedan
perfectas. Me las guardo y así cuando vaya a ver al cura tengo algo para
confesarle.
MOLLY:- Anoche durmió aquí.
HONOR:- ¿Y vos? ¿Qué diablos hacés aquí? ¡Mandate a mudar! ¡Fuera de aquí!
SUSANA (tratando de tranquilizar a HONOR):- No grités, Honor. Si anda por aquí
ni se va a animar a aparecer.
NELLY (conciliadora, a MOLLY):- ¿Podés volver en otro momento, Molly?
MOLLY (desafiante):- ¡No veo por qué! Tengo derecho a entrar y salir cuando se
me plazca, soy una clienta como cualquiera de ustedes, o acaso mis centavos no
valen al igual que el de ustedes.
HONOR (la encara a MOLLY sin ningún temor):- ¡Las prostitutas no tienen los
mismos derechos que las mujeres honestas!
MOLLY (defendiéndose):- ¡Más prostituta será tu madre!
HONOR (está tan próxima a MOLLY que podría morderle la nariz):- ¡Retirá lo que
dijiste o te muerdo la nariz!
MOLLY (sin intimidarse):- ¡Vos me ofendiste primero!
SUSANA (conciliadora, tratando de separarlas):- Hagan de cuenta que no se
dijeron nada y listo. (A MOLLY):- Por favor, Molly, volvé después. Ustedes dos son
como el agua y el aceite no se puede juntar. Ella llegó primero. Te prometo que te
aviso cuando Honor ya se haya ido y así lo ves.
MOLLY (dejando en claro que se va por el pedido de SUSANA y no por temor a
HONOR):- Que quede en claro que lo hago por Susana. (A SUSANA):- Sos la
única acá que puede hablar de moral sin avergonzarse.
SARA (sin intimidarse):- ¡¿Qué estás insinuando?!
MOLLY:- No insinué nada. Dije lo que dije y lo dicho está. Y es la pura verdad. Si
lograran gustar un poco a los hombres no dudarían en andar a los revolcones por
todo el bosque.
SUSANA (tratando de enfriar la situación):- ¡Por favor, Molly! Andá y yo te llamo
cuando nosotras salgamos, te lo prometo. No vale la pena…
MOLLY:- ¡Tenés razón, Susana, ninguna de tus amigas vale la pena! (Sale.)
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NELLY (que se trasladó hacia la puerta que da al interior y se quedó tratando de
escuchar algo):- ¡Chist! Hay alguien dentro del cuarto. (Intenta espiar pero no se
anima y se corre de la puerta.)
HONOR (con algo menos de escrúpulos que NELLY, se acerca a la puerta y
espía.):- Es un hombre. (SARA se quita las botas y las vuelve a dejar donde
estaban.)
SUSANA (con cierto miedo y mucha vergüenza):- ¿Y ahora, qué hacemos?
SARA:- (con mucha vergüenza):- Salimos y volvemos a entrar cuando estemos
seguras de que ya está aquí.
HONOR (segura de lo que quiere hacer):- Mejor nos sentamos y esperamos.
SUSANA (casi suplicante):- Mejor nos vamos y volvemos más tarde.
SARA (haciendo dupla con SUSANA):- Sí, volvemos dentro de diez minutos.
NELLY:- No, yo de acá no me muevo.
SARA (a HONOR):- ¿Cómo sabés que era un hombre?
HONOR:- Mis ojos diferencian a un hombre de un carnero.
SARA:- Puede ser Miguel.
HONOR:- No pudo haber adelgazado treinta kilos en un día.
NELLY (con curiosidad histérica):- ¿Cómo es?
SUSANA (suplicante):- Vayámonos y volvemos más tarde.
SARA (con vergüenza y adhiriendo a SUSANA): Susana tiene razón.
NELLY (con seguridad):- Si quieren, váyanse, nosotras de aquí no nos movemos.
(SUSANA y SARA dudan y al final se quedan.)
HONOR:- Lo voy a llamar. (NELLY asiente con su cabeza.) ¡Señor! (Breve pausa
cargada de suspenso.) ¡Señor! (CRIS asoma la cabeza.) ¿Está Sonia ahí dentro?
CRIS (entra, manso como un corderito, escondiendo un espejo.):- Está arriba en el
bosque, buscando a las cabras lecheras, para darme un poco de leche.
NELLY (atrevida):- Si no es indiscreción, ¿usted es el hombre que mató a su
padre?
CRIS (se acerca al costado del clavo dónde estaba colgado el espejo):- Sí, yo.
¡Qué Dios me ayude!
SARA (toma unos huevos que trajo):- Entonces le damos la bienvenida; vine
corriendo hasta aquí con estos huevos de pato para su almuerzo de hoy. Los
patos de Sonia no sirven, pero éstos son de muy buena clase. Tómelos en la
mano y verá que no le miento.
CRIS (se adelanta con timidez y extiende su mano izquierda):- ¡Qué buen huevo!
SUSANA:- Y yo le traje un pan de manteca, porque sería muy desabrido que
comiera esos huevos sin nada después de haber andado tanto desde que mató a
su padre.
CRIS:- Muchas gracias.
HONOR:- Y yo le traje una porción de torta, porque debe de estar con el estómago
vacío después de tanto andar por los caminos.
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NELLY:- Yo traje una pollita ponedora, está hervida y todo. Toque la gordura de la
pechuga.
CRIS:- ¡Qué pechuga! (La toca con el dorso de la mano en la cual tiene los
regalos.)
NELLY (con visible enojo.):- ¿No la va a pellizcar? ¿Su mano derecha es
demasiado sagrada para usarla?
HONOR (se desliza detrás de él):- Tiene un espejo. Es la primera vez que veo a
un hombre con un espejo escondido en la espalda.
NELLY (burlona, hiriente.):- Los que matan a sus padres son muy vanidosos.
CRIS (sonríe con inocencia y apila los regalos sobre el espejo):- Les agradezco a
todas por los regalos…
VIUDA (entra rápidamente por la puerta):- ¿Qué diablos hacen aquí a esta hora?
MUJERES (a coro y a modo de presentación):- ¡Ése es el hombre que mató al
padre!
VIUDA (se acerca a ellas):- ¿Tienen alguna duda? (Mira a CRIS con semidivertida
curiosidad):- Bueno, bueno, ¡qué tenemos aquí! ¡Qué muchacho tan buen mozo y
tan sonriente! Debe haber padecido tormentos muy grandes y amargos para llegar
a cometer ese acto sangriento.
CRIS (como dudando):- Quizá lo fueran.
VIUDA:- Otro que “quizá”, hombre. Enternece el corazón verlo ahí parado,
acosado por todas estas mujeres, y con ese aspecto de decir su catecismo y no
de matar a su padre.
SUSANA:- Creo que deberíamos dejar de atormentarlo con sus recuerdos.
VIUDA (apaciguadora, a CRIS):- Sin duda que nos entenderemos usted y yo.
Verá que nos entenderemos muy bien, porque de personas como usted y yo
hablan en sus cantos los poetas en las ferias de verano.
CRIS (inocentemente):- ¿Mató usted a su padre?
NELLY (con desprecio):- No. Le pegó al marido con un pico viejo y el veneno de la
herrumbre terminó de corroerle la sangre. Fue un crimen ruin que le ganó poca
gloria entre los hombres.
VIUDA (desafiante):- En el caso de que fuera verdad, nadie ignora que una Viuda
que enterró a sus hijos ya pagó por sus pecados.
SUSANA (conciliadora, a NELLY):- Eso es cierto, ¿no?
VIUDA (muy jovial):- ¡Jovencito, pienso anotarlo en los juegos de allá abajo y en
las carreras, y los saltos y lanzamientos y todo lo demás!
SARA (con exuberancia):- ¡Eso es! Apuesto mi dote que le ganará a todos.
VIUDA:- Ya que piensas hacer eso, sería mejor que lo alimentes en lugar de
esperar que comience el espectáculo. ¿Está en ayunas o ya comió?
CRIS:- En ayunas.
VIUDA (levantando la voz):- Bueno, son el colmo. Vamos, a moverse, a prepararle
el desayuno. (A CRIS):- Venga aquí conmigo, (lo sienta en el banco junto a ella,
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mientras las mujeres hacen el té y preparan el desayuno.), y cuéntenos su historia
antes de que llegue Sonia, en lugar de estar sonriendo de oreja a oreja como una
luna de mayo.
CRIS (come desaforadamente y comienza a disfrutar de la situación):- Es una
historia muy larga; se van a cansar de oírla.
VIUDA:- No se haga el tímido; un muchacho buen mozo, alegre, embaucador
como usted… ¿Fue allá en su casa donde le hundió el cráneo?
CRIS (muy halagado):- No. Estábamos escardando en su endiablado pedazo de
tierra helada, pedregosa y toda en declive.
VIUDA:- ¿Y usted le dijo que pensaba casarse y echarlo de su granja?
CRIS:- Nada de eso. Yo estaba ahí, cavando y cavando, y de pronto me dice él:
“Pedazo de idiota, irás ahora mismo a decirle al cura que dentro de veinte días te
vas a casar con la Viuda Casey”
SARA:- ¿Cómo es ella?
CRIS:- Un verdadero espanto. Pesa cerca de doscientos kilos, es renga y con las
piernas llenas de llagas.
MUJERES:- ¡Qué horror!
NELLY:- ¿Y por qué quería casarlo con ella? (La VIUDA QUIN pellizca un pedazo
de pollo.)
CRIS (come con mucho apetito.): Decía que yo necesitaba alguien que me
cuidara, pero en realidad, él quería quedarse con los ahorros de la viuda para
emborracharse día y noche.
HONOR (seductora):- ¿Entonces usted le dijo que no sería casar con ella?
SUSANA: ¡Y él le pego y entonces usted lo mató!
CRIS (sin dejar de alimentarse):- Le dije: que no pensaba casarme con quien me
había amamantado de niño.
VIUDA (burlándose de él):- Eran pechos bien conocidos.
SARA (ansiosa):- No le haga caso. ¿Lo mató en ese momento?
CRIS:- Me dijo: “¡Es demasiado buena para vos! ¡Pedazo de inútil! O acaso
quieres que te pegue como a un niño”. Le contesté: “No lo harás, si yo puedo
evitarlo” (Se levanta con el jarro del té en su mano.) En ese momento el sol
apareció entre una nube y el bosque y me dió en la cara con una luz verde. “Qué
Dios tenga piedad de tu alma”, dijo, levantando su guadaña. “O de la tuya”, dije yo,
y levanté el azadón.
SUSANA:- Se me pone piel de pollo. (La VIUDA QUIN come un pedazo de pollo.)
HONOR (totalmente seducida):- ¡Qué bien lo cuenta!
CRIS (halagado y confiado, con hueso en la mano.):- Me quiso alcanzar con la
guadaña y yo di un salto hacia el Este. Luego volví la espalda hacia el Norte y le
pegué un golpe en el borde del cráneo que lo dejó tendido cuan largo era, partido
en dos hasta la nuez. (Levanta el hueso de pollo e indica su manzana de Adán.)
Mujeres:- ¡Muy bien! ¿Qué maravilla! ¡Eso es ser un hombre!
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VIUDA:- ¡Esto merece un brindis! ¡Traigan bebidas!
(Las mujeres se precipitan en busca de bebidas y vasos y van hacia donde está
CRIS. Justo cuando van a comenzar a servir aparece SONIA. Trae consigo una
lata de leche y se detiene estupefacta. Todas, se apartan de CRIS. Éste se aleja
hacia la izquierda. La VIUDA QUIN permanece sentada.)
SONIA (enojada, a SARA):- ¡¿Qué es lo que quieren?!
SARA (sin saber que decir): Un paquete de tabaco.
SONIA (va detrás del mostrador y saca el tabaco y lo coloca encima):- Son dos
peniques.
SARA:- Olvidé el monedero.
SONIA (guarda el tabaco):- Entonces será mejor que vayas a buscarlo y te dejés
de molestar. (Las cuatro amigas salen juntas.) (A la VIUDA QUIN con marcado
desprecio):- ¿Y a usted que se le ofrece?
VIUDA:- Un penique de almidón.
SONIA (pierde la serenidad totalmente):- ¡Para qué, si no tiene ni una muda de
ropa blanca, ni una camisa, ni la tuvo su familia jamás! No hay almidón para
personas como usted… Vaya a buscarlo al puerto.
VIUDA (al salir acompañada por las demás mujeres se vuelve hacia CRIS):-
Bueno, hoy está de muy mal talante, Sonia; y usted, joven, no se olvide que luego
al mediodía hay carreras y juegos (Sale.)
SONIA (contrariada, comienza a trabajar y a darle órdenes a CRIS.):- Tire afuera
esa basura y guarde esa taza y lo que usó para desayunar. (CRIS comienza a
arreglar todo.) Arrime el banco a la pared. Y cuelgue el espejo en el clavo. ¿Quién
lo bajó?
CRIS (con humildad) Estaba tratando de ponerme decente, nada más. Éste un
lugar lleno de bellas mujeres.
SONIA (con aspereza):- Deje de hablar de mujeres.
CRIS:- Tenía ganas de estar decente.
SONIA:- ¡Le digo que se calle!
(Entra DOLORES con las pocas fuerzas que le quedan y se queda de pie, atónita,
observando a CRIS.)
DOLORES (a CRIS, con asombro y dolor):- ¡Neisi! ¡¿Qué hacés acá?! ¿Qué
hacés con ella?
CRIS (asombrado):- Yo no soy Neisi…
SONIA (se acerca a DOLORES con compasión.):- ¿Otra vez por acá? El es Cris,
no es Neisi, él no es a quien estás buscando. ¿Qué pasó con Juan?
DOLORES (confundida, abatida):- ¿Quién es Juan? (Se desploma en los brazos
de SONIA.)
SONIA (a CRIS):- ¡Ayudame, ayudame a recostarla en ése banco!
DOLORES (sin fuerzas, pero con los ojos abiertos, se deja llevar. A CRIS):-
Quiero dormirme en tus brazos… ¡Neisi, no vuelvas a abandonarme, por favor!
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(SONIA se sentó en el banco y con la ayuda de CRIS recostaron a DOLORES en
el banco. La cabeza de DOLORES descansa sobre el regazo de SONIA.)
SONIA (a CRIS):- Alcanzame un vaso con agua y un pedazo de pan, debe llevar
días sin comer… (CRIS va hacia el mostrador en busca del agua y el pan.)
DOLORES (como contando una pesadilla):- No era él, como iba a ser él si él
estaba aquí con vos. (A SONIA, con mucho dolor):- ¿Por qué me lo arrebataste? A
él le gusta el bosque, dormirse mirando las estrellas… (CRIS intenta darle el
agua.)
SONIA (a CRIS):- El pan, dale el pan…
DOLORES (toma el trozo de pan con agradecimiento y amor.):- Dejé de comer
cuando te perdí. (Intenta reincorporarse pero SONIA la vuelve a recostar sobre su
regazo.)
SONIA (casi maternalmente):- Comé, comé, tenés que reponer fuerzas…
(Cuando DOLORES masca su primer bocado parece olvidarse de dónde está y
con quienes está. No come, devora, engulle el trozo de pan. Come casi como un
animal. SONIA le acaricia los cabellos y CRIS la observa con ternura. En ése
instante, se escuchan fuertes gritos provenientes del exterior, aparece LUCIA.)
LUCIA (levanta su mirada, como llevándola hacia el cielo):- ¡Gracias, Dios,
gracias! (Va tiernamente hacia su hija, se arrodilla ante ella, tierna y maternal.):-
Hola, mi amor. Te busqué días y noches enteras. Te busqué por todo el bosque y
toda la llanura. Fui hasta el puerto y nadie, nadie sabía de vos…
DOLORES (sentada y abrazada por LUCIA):- ¿Usted, quién es?
LUCIA (a SONIA, llenándola de besos):- Pobrecita mía, no me reconoce, está
desvariando.
DOLORES (se escabulle de los brazos de LUCIA he intenta ir hacia CRIS, SONIA
se le interpone):- ¡No permitas que nos separen de nuevo! ¡Por Dios, no permitas
que me lleve a vivir con el rey! ¡Vos sos mi único rey! ¡Yo soy tu reina! Ella trabaja
para él. Para el rey Concubor. Ese viejo gordo y repulsivo quiere hacerme suya.
¡Yo soy sólo para vos, mi amor! (Se desvanece en los brazos de SONIA.)
SONIA (lleva a DOLORES y la sienta. LUCIA la vuelve a abrazar y llenar de
besos; a CRIS):- Llevala a mi cuarto, recostala sobre mi cama, por favor. (CRIS
lleva en brazos a DOLORES hacia el interior de la casa.)
LUCIA (desconsolada, descorazonada, no logra contener sus lágrimas y su
pesar):- Pobre, pobre hija mía. Pobrecita, mi dulce hijita…
(Ahora SONIA, que no es muy afecta a dar consuelos, se ve obligada a hacerlo
con ella. Regresa CRIS y se queda detrás del mostrador.)
SONIA (a CRIS):- ¿Duerme?
CRIS:- Cómo un niño, cómo un niño que jugó todo el día sin parar…
LUCIA (quejándose de sus dolores):- ¡Pobre mi niña, mi ángel, mi pequeña…!
Cuando Luis murió, ella, pobrecita mía, quedó sobrepasada, desbordada.
SONIA:- ¿Quién era Luis?
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LUCIA (entre lágrimas):- Su prometido. Iban a casarse, ése mismo día iban a
casarse. Tuvo un terrible accidente. Ella se quedó esperando en la iglesia. Todos
nos quedamos esperando… cuando supimos… cuando lo supo, salió corriendo,
corría desaforadamente, y mientras corría se iba destrozando su vestido, su
hermoso vestido de novia, lo convirtió en hilachas, quedó prácticamente desnuda
a los ojos de Dios…
SONIA (con curiosidad):- ¿Y quién es Neisi?
LUCIA (algo más calmada):- El amante de Dolores…
SONIA (asombrada):- ¿Ella tiene un…?
LUCIA:- Ella no es Dolores, ella se llama Nora, mi pequeña se llama Nora…
SONIA (con mucha curiosidad):- ¿Entonces?
LUCIA:- Ella cree ser Dolores y busca desesperadamente a Luis vivo, pero Luis
para ella, ahora, se llama Neisi.
CRIS (LUCIA cuenta a coro el mismo relato):- Dolores y Neisi eran dos amantes
que hizo matar el Rey Concubor. El rey hizo matar a Neisi y sus hermanos y luego
hizo arrojar los cadáveres dentro de una fosa que dejaron abierta; cuando Dolores
descubrió la fosa y vió el cadáver de su amado tirado sobre los cadáveres de sus
hermanos, en un arrebato le quitó la espada al Rey se apuñaló; después se dejó
caer sobre el cuerpo de su amado.
LUCIA:- Así cuenta esa vieja leyenda… y ella ahora vive esa leyenda como su
propia vida. (A SONIA.):- ¿Puedo ir con ella?
SONIA:- Por supuesto, pase.
LUCIA:- Gracias, muchas gracias…
SONIA:- Cuando regrese mi padre del velatorio veremos como hacemos para que
las llevan a su casa.
LUCIA:- Les voy a estar agradecida eternamente. (Sale.)
CRIS (conmovido):- ¡Qué triste historia!
SONIA (vuelve a ser áspera, como culpando a CRIS de haber atraído a todas las
mujeres de la aldea.):- ¡Póngase a trabajar que para eso se lo contrató!
CRIS (conciliador):- Está bien, ¿qué quiere que haga?
SONIA:- A ver si se cree que lo contratamos para contar viejas historias de reyes y
amantes.
(APAGÓN)
QUINTO CUADRO (MAHON y MARIA.)
(Sentado en la piedra que usa habitualmente MARIA encontramos a MAHON. Se
lo ve muy fatigado. Bebe de una pequeña cantimplora y se seca la boca con el
puño de su gastada camisa luego de haber bebido. Tiene la cabeza envuelta con
un trapo manchado con sangre. Con su mano derecha, con un suave y desdeñoso
movimiento, se ahuyenta casi continuamente las moscas que atraídas por la
sangre le revoletean cerca de su rostro y de su cabeza. Bebe un último y breve
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trago. Sopesa la cantimplora para verificar que ya no tiene nada en su interior y en
el preciso instante en que la está guardando entre sus harapos, aparece MARIA
trayendo sus trastos.)
MARIA (enojada):- ¿Qué hace usted ahí?
MAHON (sorprendido):- Descanso.
MARIA (de muy mala manera):- Levante su feo culo de mi piedra.
MAHON (desafiante):- Nunca supe que se hayan vendido las piedras que rodean
los caminos.
MARIA (redoblando el desafío):- ¡Haber si nos ponemos de acuerdo! Usted no es
de por aquí, es uno de los que perdió la cosecha de papas allá en el llano y harto
de la pobreza se va para el puerto para irse del país. Yo en cambio, nacida pobre,
acá me quedo. Y aunque a usted le parezca tonto, esa piedra es mí casa y no
tengo ganas de compartirla, no con un viejo sucio como usted…
MAHON (sin un ápice de temor):- Usted no podría compartir su vida con nadie,
quien va a querer vivir al lado de una mujer tan vieja, fea y sucia; salvo que fuera
un ciego.
MARIA (se abalanza enfurecida contra MAHON y le pega con alguno de sus
bártulos en la cabeza.):- ¡¡Fuera de aquí viejo sucio!!
MAHON (se pone de pie al recibir el golpe y se retuerce de dolor.):- ¡¡Vieja de
mierda!! ¡¡No ve cómo tengo la cabeza!! (Conteniendo las lágrimas por el fuerte
dolor.) No ve que tengo la cabeza partida. No ve acá atrás.
MARIA (no sabe si disculparse o no.):- Es que usted me provocó. Nunca tuve un
carácter fácil. Usted me trató muy mal. (Le da un trapo.) Tomé, límpiese con esto.
¡Puff!, ¡qué asco! Siéntese que voy a tratar de limpiarle un poco.
MAHON (se vuelve a sentar en la piedra.):- Con mucho cuidado que me duele
mucho.
MARIA (asombrada por el golpe que él tiene.):- ¡¡Puff!! ¡¡Qué feo que está esto!!
(Moja el trapo con un poco de bebida que todavía tiene en su jarro de lata.) Va a
arder un poco, pero si no le metemos un poco de alcohol se puede infectar.
¡Aguante hombre, aguante! (MAHON pega un fuerte alarido cuando MARIA limpia
la herida.) No sea mujercita y aguante, ¡quien lo mando a chuparse y a caerse
entre las piedras! (Continúa limpiando la herida.)
MAHON (habla apretando las mandíbulas para contener el dolor.):- Me pegaron de
atrás. Habíamos discutido y cuando me iba, me pegó de atrás con un banco de
madera.
MARIA:- Deben haber discutido fuerte…
MAHON:- Me había robado mis ahorros…
MARIA:- ¿Quién?
MAHON:- Mi hijo, el muy cretino se quiere ir del país, aprovecha que todos huyen
como ratas y como él es una de verdad se va con su manada.
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MARIA:- ¡¿Su hijo le hizo esto?!
MAHON:- Sí. Aunque parezca mentira. Mi propio hijo, y me dejó tirado. Me dió por
muerto, se llevó todos mis ahorros y escapó.
MARIA:- No me sorprende que haya hombres así. Mi Martín debió haber sido así
de joven. Por eso ahora de viejo me dejó y anda atrás de cualquier putita que se le
cruza por el camino. (Terminó de limpiarle la herida y le puso un trapo algo más
limpio que el que antes llevaba.) Ahora que tiene la cabeza más limpia, ¿me
puede devolver mi piedra? (Él se pone de pie y ella se sienta.) Imagino que anda
detrás de sus pasos. No falta mucho para el puerto, tiene que caminar para allá,
dieciséis kilómetros, si camina noche y día, a lo mejor llega antes que él, “las
ratas” como usted dice, sólo caminan de noche, de día duermen en el bosque o
vaya a saber dónde…
MAHON:- ¿Hay alguna taberna cerca? Necesito cargar combustible.
MARIA:- La debe haber pasado viniendo para aquí. A unos pocos metros para
aquel lado. Hablando de taberna, anoche, cuando fui por mi combustible, en la
taberna había un joven que no es de por aquí…
MAHON (con curiosidad):- ¡A sí! ¿Y cómo era él?
MARIA (acomodando un poco sus trastos.):- Es alto, muy alto, delgado, de
cabellos lacios y oscuros, ¡sus ojos!, ¡ah, sus ojos! ¡Qué bellos ojos! Negros,
penetrantes, tiernos y recios…
MAHON (asombrado):- Se parece mucho a mí hijo. Voy para allá, a lo mejor tengo
suerte y además de combustible encuentro a ese atorrante y me tomo venganza.
(Comienza a irse.)
MARIA (deteniendo la marcha de MAHON.): ¡Oiga, buen hombre!, no tendrá unos
centavitos para esta pobre vieja fea y sucia…
(MAHON detiene su andar y gira sobre sus pasos, por unos segundos mira a
MARIA como para reprenderla y luego extrae unas monedas y se las arroja cerca
de ella. Luego retoma su andar y sale hacia la taberna.)
MARIA (lentamente, como sabiendo que de ahí no se van a mover, va hacia las
monedas y las recoge.):- ¡Vaya con Dios! ¡Qué encuentre pronta venganza! (Al
recoger la última moneda.):- Después de todo no viene tan mal el día.
(APAGÓN)
SEXTO CUADRO (PEDRO, JUAN, MAHON. VIUDA QUIN. HONOR, SUSANA,
NELLY, SARA, MOLLY. (Las pocas botellas que había en un comienzo ya no
están. JUAN dormita con su cabeza apoyada en una mesa. Está bastante ebrio.
Entra PEDRO en un estado similar.)
PEDRO (llama):- ¡Sonia! (Cruza hasta la puerta interna.) ¡Sonia! (Recién se
percata de la presencia de JUAN que al escuchar los gritos reincorpora su
cabeza.) ¿Viste a Sonia?
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JUAN:- No.
PEDRO:- ¿Y a Miguel?
JUAN:- Miguel se fue con el carro a llevar a la loca y a su madre.
PEDRO:- (Se manda detrás del mostrador he intenta abrir las puertas.) ¡Qué
desagradable se puso el muchacho con la borrachera que se pescó! ¡Y tan
temprano! Sonia cerró todo con llave y está tan “ocupada” con el idiota ése que
uno puede morirse de sed sin que a ella le importe un bledo.
JUAN:- ¡No me extraña que se ocupe de él con todo lo que ganó en la ruleta, y en
el juego del lazo y en el tiro al blanco y en todo! Nos ganó en todo. Carreras,
saltos, bailes y Dios sabe qué más… ¡Qué suerte tiene!
PEDRO:- Con un poco más de suerte va a terminar en la cárcel y será justicia, no
puede decir dos palabras sin jactarse de la forma en que mató al padre y del golpe
espantoso que le dio con la azada.
JUAN:- Nadie puede ser condenado por delatarse a sí mismo y el padre a estas
horas estará putrefacto. Además, querido amigo, la culpa de que ése esté
pegadito a Sonia todo el santo día, es tuya.
PEDRO:- ¿Por qué mía?
JUAN:- Miguel en el velorio me contó que se te había ocurrido que “ése” podía ser
un buen mozo para la taberna.
MAHON (entra y va hacia el mostrador con paso seguro. Observa atentamente a
los dos hombres.):- ¿Quién es el mozo?
PEDRO:- Lo fueron a buscar. No creo que regrese en “estado” como para atender.
MAHON (saca su petaca vacía y la coloca sobre el mostrador.):- Puede alguien
llenármela mientras espero por “ése” mozo.
JUAN:- Va a tener que esperar al igual que nosotros.
PEDRO:- Sonia guardó toda la bebida bajo llave. (Observando la venda que lleva
MAHON en su cabeza.) ¿Qué le pasó en la cabeza?
JUAN:- ¡Dios santo! ¿Quién lo golpeó?
MAHON:- Mi propio hijo. (Ante el asombro de los hombres.) ¿No me creen?
PEDRO (con curiosidad.):- ¿Y cómo fue?
MAHON:- A traición.
PEDRO:- ¿Sí?
MAHON:- Anduve muchos kilómetros, ganándome una cama limpia y, cuatro
veces por día, un bocado para llenarme la panza con sólo contar la historia de
este hecho real. Si me dan un trago se la cuento.
(La VIUDA QUIN entra y se detiene estupefacta detrás de él.)
JUAN:- Pídale a ella. Siempre lleva bebida escondida entre su ropa.
(MAHON gira y descubre a la VIUDA QUIN.)
VIUDA:- ¿Usted todavía por aquí?
MAHON:- Me encontré con una vieja que me curó y me dijo donde quedaba la
taberna. Deme un traguito, estoy medio muerto de sed.
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VIUDA (saca un vaso de sobre el mostrador, zalamera):- Siéntese y descanse un
rato. Tiene razón para estar cansado, caminando y luchando al rayo del sol. (Le
sirve whisky de su propia cantimplora.) Aquí tiene un trago, y que sea por su
felicidad y su larga vida.
MAHON:- ¡Qué Dios la bendiga!
VIUDA (con sígilo aparta a los hombres hacia un costado.):- ¿Saben una cosa?
Ese hombre delira con la herida que tiene, porque hace un rato lo encontré
contando una historia incoherente de un hojalatero que lo atacó. Después oyó
hablar de la hazaña de Cristóbal, y va y dice que él es su hijo el que le partió la
cabeza.
PEDRO:- ¿Este hombre vió a Cris?
VIUDA:- No. Y no le metan ideas en la cabeza si no quieren mezclarse en un
crimen. (Vuelve la cabeza para mirar a MAHON.) ¡Chist!, está escuchando. Voy a
tratar de tranquilizarlo. (Se acerca a MAHON.) ¿Cómo se siente? ¿Está mejor
ahora?
MAHON (algo más sensible después de la bebida):- Regular, no más; es una
crueldad lo que me hizo después de haberlo cuidado yo desde que abrió los ojos y
eso que era un inútil que no pasó de primer grado. Muchas veces volvía del
colegio con las piernas lastimadas y negras, como un burro de hojalatero, de las
palizas que le daban.
(Entran todas las mujeres. Detrás de HONOR aparecen SUSANA, NELLY y
SARA. Segundos después y manteniéndose algo alejada, aparece MOLLY.)
MUJERES:- ¡Ya lo traen! ¡Ya lo traen! ¡Les ganó a todos!
HONOR (A PEDRO, con desprecio):- Incluido al campeón del año pasado.
SUSANA (defendiendo a PEDRO):- Él venía de un velorio y todas sabemos como
vuelven los hombres después de toda una noche de velorio.
NELLY (defendiendo a PEDRO):- Así y todo perdió por muy poco.
HONOR:- ¡Todas excusas! Nada más que excusas.
VIUDA:- ¿Qué hacen ustedes aquí?
SARA (desafiante):- Lo mismo que usted.
MAHON (viendo que al ingresar las mujeres perdió protagonismo.):- ¡Qué terrible
dolor! Si hablan todos al mismo tiempo, si gritan, tengo la sensación de que mi
pobre cerebro se va a escapar por la herida.
MUJERES (al unísono, horrorizadas):- ¡Por Dios! ¿Qué le pasó en la cabeza?
MAHON (retomando su protagonismo.):- Es una crueldad que un hijo le pegue a
su propio padre a traición.
NELLY:- ¿Con qué le pegó?
MAHON:- ¡Con un banco de madera, y por la espalda! Me robó todos mis ahorros,
me dejó tirado en el medio del cuarto y huyó como una rata por tirantes. El muy
cretino me debe haber dado por muerto.
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MOLLY (sin ser vista se fue acercando a JUAN. Muy dulcemente):- Para mí, vos
seguís siendo el campeón.
HONOR (viendo a MOLLY por primera vez):- ¿Qué haces acá? No sabés acaso
que no sos bienvenida entre la gente honesta.
JUAN (tratando de evita la pelea.):- ¡Epa!, ¿a qué se debe tanta agresividad?
MOLLY (desafiante):- Celos de una solterona engreída.
HONOR:- ¡Celos! ¡Yo, celos, y de vos! ¡Putita barata! (Se le va al humo como para
pegarle.) ¡Te voy a arrancar todos los pelos!
JUAN (interponiéndose):- Paremos, vamos, paremos un poco.
PEDRO:- Hoy tenemos cosas más importantes que rencillas de mujeres. (A
MAHON) Señor, ¿usted vió a Cris?
VIUDA (a PEDRO):- ¿Qué te proponés?
PEDRO:- Descubrir la verdad.
SARA:- ¿Qué verdad?
PEDRO (a SARA, muy seductor, como si recién la hubiera descubierto):- Este
hombre busca a su hijo que lo golpeó en la cabeza y escapó. Y yo no creo en las
casualidades. (SARA queda enamorada de PEDRO.)
VIUDA:- Pero que las hay las hay. Yo ya te conté…
PEDRO:- Y yo no tengo porque creerle a usted. (Vuelve a mirar seductoramente a
SARA.) Este hombre puede ser el padre del “campeón”.
SUSANA (horrorizada):- ¿Un muerto vivo?
JUAN:- Si éste hombre es el padre la historia del “campeón” es falsa.
MAHON:- ¿Qué historia? ¿Quién es el “campeón”?
PEDRO:- Venga, venga conmigo. Acompáñeme, véalo con sus propios ojos.
(Ayuda a MAHON a ponerse de pie y lo lleva fuera de la taberna. Ambos salen.)
VIUDA:- Esto no va a acabar bien.
JUAN:- Quien mal anda mal acaba, dijo la mujer del rengo.
Voz de MAHON:- ¡Es él! El muy cretino. Suélteme que ya mismo me voy a vengar.
Voz de PEDRO:- ¡Espere, espere, tengo un plan mucho mejor! Venga conmigo,
dele, venga conmigo. (Entran a la taberna.)
MAHON (vacilando):- Lo traen como si fuera un campeón. ¡Es Cristóbal, por todos
los diablos del infierno! Conocería su manera de caminar aunque caminara en la
luna.
VIUDA:- ¡Quédese quieto! ¡Me oye! Ése no es su hijo. (A PEDRO.) Deténgalo si
no quiere que le den un mes de cárcel por complicidad en un homicidio.
JUAN:- Yo lo sujeto.
MAHON (lucha para liberarse.):- ¡Déjeme salir! Déjenme salir de aquí, quiero
vengarme ahora mismo.
VIUDA (lo sacude con vehemencia.):- ¡Ése no es su hijo! Ése hombre, si hace las
cosas bien, va a casarse con la hija de esta casa, de éste negocio próspero,
habilitado para vender bebidas y con su buena reserva de whisky de contrabando.
24
MAHON:- ¡Ese hombre va a casarse con una muchacha decente y adinerada!
¿Están todos locos?
VIUDA:- El loco es usted, con ese agujero en la cabeza. Ese muchacho nos ha
maravillado a todos con sus hazañas.
PEDRO (A la VIUDA QUIN.):- ¡No hablé por mí! Ése hombre no es más que un
embaucador con suerte. (Reprochándole a la VIUDA QUIN, con algo de sorna.)
¿A quién se le puede ocurrir organizar una competencia después de un velorio?
MOLLY:- En eso Pedro tiene razón.
MAHON:- Ése hombre es mi hijo.
VIUDA:- ¡Usted está loco!
PEDRO:- ¡Déjelo tranquilo a este pobre hombre! (A todos.) Yo tengo un buen plan.
NELLY:- Dejemos que Pedro nos cuente su plan, él siempre fue un hombre
razonable.
HONOR (burlando a su amiga):- Además de atractivo y soltero.
NELLY (defendiéndose, con mucha vergüenza):- No empecés Honor. Todos
sabemos que Pedro…
HONOR (continuando la burla.):- Es un hombre muy razonable.
SUSANA:- Dejemos que nos cuente su plan.
PEDRO:- Todos deben confiar en mí. (Las mujeres asienten, algunas con más
énfasis que otras.) Yo me voy adentro con el señor y esperamos a que Cristóbal
entre a la taberna. Todos hacen como que aquí no pasó nada. Que estamos de
festejo. Ustedes chicas lo halagan a Cris, lo hacen hablar, que cuente sus proezas
y llegado el momento yo lo hago pasar a la habitación.
SARA:- El único problema que encuentro es Sonia, cuando nos vea nos va a
querer echar.
HONOR (emprolijando su figura.):- Se pone muy celosa.
MOLLY (insidiosa):- No debe ser de vos.
HONOR:- ¡De vos la única que se puede poner celosa es la pobre María!
MOLLY:- Y alguien que conozco.
HONOR (no pudiendo controlarse.):- ¡No me hagas hablar!
JUAN (que aún sostiene a MAHON.) ¡Basta, mujeres!
VIUDA:- Esto me parece una locura y estoy segura que no puede terminar bien.
PEDRO (a MAHON):- Yo estoy dispuesto a ayudarlo a desenmascarar a su hijo,
pero, usted me tiene que prometer que se va a quedar conmigo allí adentro sin
hacer el menor ruido y esperando hasta el final de mi plan.
MAHON:- ¿Me queda otro remedio?
PEDRO:- ¿Prometido?
MAHON:- Le doy mi palabra. (A JUAN.) ¿Me puede soltar jovencito?
PEDRO (asiente con su cabeza y JUAN lo suelta. A MAHON):- Vamos,
acompáñeme. (MAHON entra a la habitación contigua. PEDRO mira al resto antes
25
de desaparecer.):- Actúen como si nada, hoy es un día de festejo, que no
sospeche nada. (Sale.)
MOLLY (a JUAN, con sensualidad):- ¿Por dónde anduviste anoche?
JUAN (sacándosela de encima, despreciativo):- Fui al velorio.
MOLLY:- Te vi llegar tarde al velatorio.
JUAN (despreciativamente):- No veo porque me tenés que andar vigilando.
(Sin percatarse de la presencia de los demás aparecen CRIS y SONIA. Ambos se
quedan. Muy cerca de la puerta, mirándose el uno al otro. Él tiene entre sus
brazos los trofeos que ganó. La escena entre ellos transcurre ante las miradas
embelesadas de HONOR, SUSANA, SARA y NELLY. La VIUDA QUIN observa
con mucha desconfianza.)
SONIA (dulcemente enamorada.):- Y pensar que yo tenía ganas, a veces, de
hacerme a la mar y casarme con algún judío lleno de oro y ni se pasaba por mi
imaginación que existiera alguien como vos.
CRIS (con la dulzura de un amante.):- Durante largos años oí hablar así a las
mujeres que les decían esas cosas a tanto imbécil conocido por mí. Y hoy, por
primera vez, oigo una voz llena de dulzura como la tuya hablando para mí solo.
SONIA:- Y pensar que soy yo la que habla con dulzura. ¡Yo, que fui el terror del
pago por mi lengua mordaz! El amor es algo maravilloso. (SONIA y CRIS se miran
extasiados)
(En el preciso instante en que están a punto de besarse, aparece MIGUEL en
escena. Al quedarse de pie ante la puerta es atropellado por SAUL que venía
detrás.)
MIGUEL:- ¡Hola a todos!
SAUL:- ¡Hola a todos!
(SONIA y CRIS se separan y por primera vez se percatan de la presencia de
todos.)
MIGUEL (a CRIS.):- Que Dios y sus Santos lo bendigan, muchacho; me dijeron
que ganó todos los partidos allá abajo. Siento no haber llegado a tiempo pero no
encontré al sacerdote y tuve que llevar yo mismo a esa mujer y a su pobre hija.
(Va hacia el mostrador y se coloca detrás.) ¡¿Qué pasa que nadie bebe?! ¡Hoy
estamos de festejo! Tenemos un nuevo campeón.
PEDRO (se asoma y llama a CRIS.):- ¡Campeón!, ¿por qué no traes todos tus
trofeos aquí adentro?
MIGUEL:- ¡Eso es! Dejá todo ahí adentro y liberá tus manos para beber con
nosotros. (A SONIA.) ¡Vamos hija, despabilate mi amor, abrí las puertas del
mostrador y sacá bebidas para todos!
(SONIA ve desaparecer a CRIS y casi como un autómata va hacia el mostrador.
Pasa delante de todos sin poder disimular su vergüenza. MIGUEL y SONIA están
detrás del mostrador cuando comienzan a escucharse gritos y ruidos de cosas que
se caen en la habitación contigua.)
26
Voz de MAHON:- ¡Son un cretino! ¡Un mal Hijo! ¡Qué el diablo te llevé al infierno!
(Se escuchan muebles caer.)
MIGUEL:- ¿Qué ocurre allí dentro?
SONIA: ¿Qué está pasando aquí?
JUAN:- Tranquilos, después ordenamos todo.
PEDRO (aparece y se queda apostado en la puerta para impedir que alguien entre
o alguien salga de la habitación.) ¡Vamos a saber la verdad!
Voz de CRIS:- Vos me obligaste a hacerlo. Siempre me trataste mal. ¡Siempre me
trataste como a una niña! (Empuja a PEDRO tratando de salir. PEDRO resiste
estoicamente el empellón.) ¡Dejame salir! No quiero que me pegue.
Voz de MAHON:- ¡Vení para acá! ¿Por qué corrés cretino? Detenete ahí. Por qué
no me pegas ahora que me tenés frente a frente. Mal hijo. Cobarde. (Se escuchan
cosas que se tiran y golpean por las paredes y objetos que se caen al piso.)
MIGUEL (intenta ir hacia la habitación.):-¿Qué ocurre allí dentro?
JUAN (le bloquea el paso amablemente):- Pedro está tratando de aclarar todo.
Voz de CRIS:- ¡Basta papá, deje de perseguirme, le va hacer mal! Usted está
viejo. (Vuelve a empujar a PEDRO y éste vuelve a resistir estoicamente.) ¡Dejame
salir!
Voz de MAHON:- ¡Vení cobarde! ¡Mujercita! ¡Eso es lo que sos, una triste
mujercita!
Voz de CRIS:- Eso es mentira. Eso es lo que usted siempre me quiso hacer creer.
Me hubiera visto hoy.
Voz de MAHON:- Solo pudiste ganar porque todos los hombres estaban
borrachos.
(Se escucha un fuerte golpe, un quejido y a un hombre caer en el piso. Después,
un largo silencio. En la taberna todo el mundo siguió la situación con mucho
interés. Ahora hay en el ambiente un cierto nerviosismo y un gran suspenso.)
Voz de CRIS (con preocupación y miedo):- Papá, papá, ¿se siente bien papá?
(PEDRO ni bien escuchó el ruido, giro y miró hacia el interior de la habitación.
Duda unos segundos y luego ingresa en ella dejando libre la puerta. Se produce
un breve silencio y luego CRIS sale corriendo y sin que nadie atine a nada
abandona la taberna.)
SONIA (casi como una autómata recorre en silencio el camino que la lleva desde
el mostrador a la puerta de la taberna. Con profundo dolor.).- Cris, ¿a dónde vas?
MIGUEL (se bebe de un solo sorbo un vaso de whisky.) El diablo se lo lleva.
(APAGÓN)
SÉPTIMO CUADRO (MAHON y MARIA.) (MAHON está sentado sobre la piedra.)
MAHON (de muy mal humor y enojado consigo mismo.) ¡Al final soy un viejo tonto!
¡Me golpeo a mí mismo como una mujercita! (Se toma la cabeza con ambas
27
manos.) ¡Últimamente no estás ganando ni para sustos! Cuando a uno le duele la
cabeza se da cuenta que la llevó encima de los hombros durante muchos años y
sin haberle prestado nunca demasiada atención.
MARIA (aparece trasladando como puede sus viejos trastos.) ¡Usted, otra vez
sentado sobre mí piedra! ¿Encontró al cretino de su hijo? (MAHON se pone de
pie.) No quédesela, se la regalo, me entraron ganas de irme. Pensar que hace un
rato le dije a usted que yo me quedaba aquí. A comer y a vivir con mi pobreza.
Ahora me entraron ganas de buscar otros horizontes. Nada tengo que perder y a
lo mejor algo tengo para ganar.
MAHON (sentado sobre la piedra.) ¿Va para el puerto?
MARIA:- ¡No, yo no abandono el barco! Comí bastante papa en mi vida y de
verdad no la extraño para nada; me traía muchos gases, me inflaba la panza y me
daba unos gases huecos y de mal aliento.
MAHON:- ¿Para dónde se va entonces?
MARIA:- Para el lado de los bosques altos. Dicen que por allá no falta la comida.
MAHON:- Yo también voy para allá.
MARIA:- ¿Por?
MAHON:- Tengo mi campito por allá. Siempre fui de ahí. Nacido ahí. ¿Si quiere
caminamos juntos?
MARIA:- Puede ser. ¡Eso sí, ni se ilusione conmigo! Soy mujer de un solo querer y
todavía estoy enamorada de mi Martincito.
MAHON (con absoluta seguridad.):- En mis pagos soy un tipo bien visto por las
mujeres.
MARIA:- Han de ser ciegas las mujeres de por ahí.
MAHON:- No más que los hombres que gustan de usted.
MARIA:- ¡Eso sí, caminamos de día y de noche dormimos! (Ambos comienzan a
salir.)
MAHON:- Me parece bien.
MARIA:- ¿Y su hijo?
MAHON:- ¿Qué hijo? Yo no tengo ningún hijo.
MARIA:- Compartimos bebida y comida y dormimos con una piedra grande
entremedio.
MAHON:- Lo de la piedra me parece bien… (Salen.)
(APAGON)
OCTAVO CUADRO (MIGUEL y VIUDA QUIN. MOLLY. SAUL. HONOR y
SARA. SONIA, NELLY y SUSANA.) (En la taberna, detrás del mostrador, lo
encontramos a MIGUEL. Cuenta monedas y billetes que guarda en un pedazo de
tela y que después ata meticulosamente. Es sorprendido por la Viuda Quin que
irrumpe sigilosamente.)
28
VIUDA (entra, gira y mira hacia afuera cerciorándose de que nadie viene detrás
de ella. A MIGUEL, sugerentemente):- Buenas noches.
MIGUEL (incómodo por la situación.):- Buenas…
VIUDA (va hacia la habitación de SONIA y espía hacia su interior.):- ¿Adónde
fue?
MIGUEL (no logra ocultar su nerviosismo.):- Salió con Susana y Nelly
VIUDA (provocativamente va hacia MIGUEL y le camina insinuante a su
derredor.):- ¿Te ibas sin pasar a despedirte?
MIGUEL (mintiendo.):- No tenía pensado irme a ningún lado.
VIUDA:- Cuando mentís se te hace un hoyuelo aquí.
MIGUEL (temeroso):- Está bien. Tenés razón, me iba a ir sin pasar por tu casa.
VIUDA:- ¿Y por qué sos tan malo con tu nenita?
MIGUEL (toma distancia de ella y se pone a la defensiva.):- Porque no podemos
seguir así; si mi hija se entera se va de la casa y no la veo nunca más.
VIUDA (retoma su juego.):- O vos te venís a la mía.
MIGUEL (no se despega de la puerta de entrada.):- ¡Tenemos que ser prudentes!
Hace años que nadie lo sabe. Años ocultándonos. Ahora, si te me aparecés por
estas horas y alguien llega a venir y nos ve, van a comenzar las habladurías; y
como vos decís, cuando miento se me hace un hoyuelo: ¡justo aquí!, y mi Sonia
también sabe eso.
VIUDA (lo reta con autoridad.):- ¡Entonces hacé todo lo posible para que se case
con Saúl! Después de que esté casada sos libre de hacer de tu vida lo que
quieras.
MIGUEL (sabiendo que a SONIA, SAUL no le agrada del todo.):- ¡No me pidas
imposibles!
VIUDA (con seguridad.):- Vos un día me lo pediste y ya ves: ¡fue posible!
MIGUEL (algo asustado y no sabiendo bien como resolver la situación.):- Andá
para tu casa. Yo en un rato voy. Preparo el carro y mi bolso. Ni bien llegue Sonia
voy para tu casa. Y si vemos que la noche está bien cerrada y el camino libre, nos
vamos juntos a pasar unos días a la ciudad.
VIUDA (no creyendo del todo lo que acabó de escuchar.):- ¡Está bien! Pero, que
ni se te ocurra no pasar, caso contrario mañana todo el mundo se va a enterar.
(Se le acerca muy sensualmente.) Hasta prontito, “mi abundancia”. (Su caminar
provocativo la lleva hacia la salida.) Ni se te ocurra faltar a tu cita. (Sale.)
MIGUEL (se deja caer en una silla y toma el vaso de whisky y se lo bebe de un
trago.) ¡Válgame Dios! (Breve pausa.)
MOLLY (aparece con un bolso de viaje bastante ruinoso.):- Buenas noches,
MIGUEL. ¿No vió a Juan?
MIGUEL (sorprendido por la presencia.):- ¿Y vos, de dónde saliste?
MOLLY (confundida.):- ¿Cómo de dónde salí?
MIGUEL:- ¿Y sí, de dónde? ¿Te encontraste con alguien recién?
29
MOLLY:- No, ¿recién?, ¿cuándo?
MIGUEL:- ¡Recién! Cuando venías para acá.
MOLLY:- No que va, no se vi ni a dos metros. La niebla no dejar ver ni las huellas.
MIGUEL (bastante más tranquilo.):- ¿Qué haces acá?
MOLLY:- Busco a Juan.
MIGUEL:- ¿Para qué?
MOLLY (tratando de esconder su enojo.):- Me voy. No quisiera, pero, no puedo
más seguir así. Las cosas me van cada vez peor. Voy a aprovechar algún barco y
a probar suerte en otro lugar. Aquí, no encuentro dónde acomodarme…
MIGUEL (reflexivo.):- En una pequeña aldea, hacer lo que a la vista de los demás
está mal, molesta, agravia. Y molestar es como no poder acomodarse nunca.
Como sobrar. Es ahí cuando uno empieza a sentir que está… rebalsando.
MOLLY (sin poder ocultar su enojo y su dolor.):- Mi última oportunidad era él. Pero
él no quiere sentir como que entró a jugar donde ya otros jugaron. Encima todos
todo el tiempo se lo viven recordando. (Le cuesta contener sus lágrimas y ocultar
su rabia.) ¡Para que seguir estando donde una molesta! ¡Sobre todo a “tantas”! (La
lágrimas y la bronca ya no pueden ser contenidas.) Nunca hice nada pensando en
enojar a nadie. Lo que está bien o mal es tan de cada uno. Y yo lo fui aprendiendo
medio a los golpes; pero, a quien le importa los golpes que una recibe. (Se limpia
algunas lágrimas.) ¿Le avisa, don Miguel, que lo anduve buscando? (MIGUEL
asiente con la cabeza.) Me hubiera gustado… despedirme. Buenas noches.
(Sale.)
MIGUEL (por unos segundos se queda pensando en los dichos de MOLLY y luego
se pone de pie disponiéndose a salir.):- ¡A preparar el carro!
SAUL (entra casi corriendo, muy contento.):- ¡Sonia! ¡Sonia! ¡Sonia!
MIGUEL (sorprendido por los gritos.):- ¡Eh!, ¿Qué pasa aquí?
SAUL (muy eufórico le muestra un sobre.):- ¡Tengo el permiso! ¡Lo tengo! ¡Tengo
el permiso! ¡El padre Reilly me dio el permiso!
MIGUEL (restándole importancia.)¡Ah, era por eso! (Gira y comienza a irse hacia
el interior de la casa.)
SAUL:- ¿Sonia no está?
MIGUEL:- Salió con unas amigas. (Sale.)
SAUL (levantando el tono de voz para que MIGUEL lo oiga.):- ¿Puedo esperarla
aquí?
Voz de MIGUEL:- Como quieras.
SAUL (al encontrarse solo no sabe bien que hacer, va hacia la puerta por donde
saliera MIGUEL):- ¿Me puedo servir algo de tomar? (Va hacia la mesa donde
dejara MIGUEL el whisky.) ¿Por qué no? No creo que Miguel o Sonia me digan
algo. No creo que se molesten, Después de todo soy algo más que un cliente.
Además, lo voy a pagar. Siempre pagué lo que bebí. (Se mete detrás del
mostrador y se sirve.) Se siente bien uno aquí detrás. ¡Lo hace sentir importante a
30
uno! Esto de tener la botella en la mano y servir, servir la cantidad que uno quiere.
Mirar a los ojos al que se le sirve y ver que los ojos de él sólo miran el vaso que se
está llenando. Y ver como levanta la mirada insatisfecha y desahuciada, cuando
presiente que no le estás sirviendo la cantidad que merece. ¡Lo hace sentir
importe a uno! (Se bebe de un trago el vaso de Whisky justo en el momento en
que entra HONOR seguida de SARA.)
HONOR (a SAUL.):- ¿No viste a Sonia?
SARA (a SAUL.);- ¿A las chicas?
SAUL (se queda cómodamente detrás del mostrador.):- A la única que vi fue a
Molly que ni siquiera me saludo.
HONOR (destilando odio.):- ¡Por fin esa atorrante se va de aquí!
SAUL:- ¿A dónde se va?
HONOR:- ¿Qué, no lo sabías?
SAUL:- No, no sabía nada.
SARA:- Se va del país.
HONOR (insidiosa.):- A trabajar libremente de “ramera” en un lugar donde nadie la
conozca.
SARA (contemplativa.):- No digas eso. Pobre chica. Se crió prácticamente sola…
HONOR (sin medir sus palabras.):- ¿Acaso eso justifica ser indecente? No es
bueno que una mujer así merodee por acá. Para una mujer honorable es muy
difícil competir con una que no lo sea. Los hombres buscan a las honorables para
casarse, pero entre tanto se revuelcan con las otras. Y una se marchita en la
espera.
SARA (sin medir las consecuencias.):- Eso es cierto. Sin ir más lejos ahí lo
tenemos a Juan…
HONOR (defendiéndolo.):- ¿Qué tenés que decir de Juan?
SARA (muy dubitativa, dándose cuenta de la metida de pata.):- Ni se cuidaba en
ocultarlo.
HONOR:- ¿Ocultar, qué?
SARA (muy dubitativa.):- Todo el mundo lo dice…
HONOR:- ¿Y vos sos parte de “todo el mundo”?
SARA:- No, yo no, pero…
HONOR:- ¡No, pero sí! ¡Sí, sos igual a todos! Ya me lo decía Nelly…
SARA (con mucha curiosidad.):- ¿Qué te decía Nelly?
HONOR:- Que en el fondo te gustaría ser como Molly pero no tenés suficientes
agallas.
SARA (segura de que NELLY no diría eso.):- ¡Nelly nunca te hubiera dicho eso de
mí! (Defendiéndose sin temor.) Además, lo que ponés en mí es lo que te pasa a
vos. A vos te gustaría revolcarte con Juan, pero lamentablemente para vos, él no
tiene “deseos” de hacerlo.
HONOR:- Sos igual a los demás. (Hiriente.) Sos una pobre huérfana resentida.
31
SARA (no encuentra con qué agravio devolver el recibido.):- ¿Y vos?, ¿y vos?, ¿y
vos? (Encontrando la forma de herirla.) Huérfana y todo tengo un pretendiente, no
como vos, que sos una solterona sin remedio.
SAUL (toma la botella de whisky y se la muestra a las mujeres.):- ¿No desean
beber algo? (Justo en ese momento aparece SONIA seguida de sus amigas.)
SONIA (contenta):- ¡Qué ven mis ojos!
SAUL (confundido.):- Tu papá me dejó… le pedí permiso a él…
SARA (a NELLY.):- ¿Te puedo hacer una pregunta?
HONOR (muy enojada con SARA.):- ¡Seguí, dale, seguí haciendo leña del árbol
caído! ¡Me tratás de solterona resentida, me decís que no gusto a los hombres,
que no me desean, y ahora me querés hacer quedar como una mentirosa delante
de todas! ¡Sabés una cosa, no quiero verte más en toda mi vida! ¡Hasta que no
vengas a mí casa a pedirme perdón, olvidate de que existo! (Sale ante la mirada
asombrada de todos.)
NELLY (a SARA.):- ¿Qué bicho le pico?
SARA (con convicción.):- No consigue que Juan la mire.
NELLY: (a SARA.):- ¿Qué querías preguntarme?
SARA:- Nada, nada, no tiene importancia.
SONIA (a SAUL, como sabiendo la respuesta):- ¿Y vos, para que me estabas
esperando?
SAUL (muy contento le muestra el sobre):- ¡El padre Reilly me firmó el permiso!
(Sin ser vista por los demás HONOR entra y se queda muy cerca de la puerta.)
SONIA:- ¿A ver? (Él se lo muestra acercándoselo un poco más.) Dámelo. Quiero
leerlo… (Él duda, pero, incitado por las demás mujeres, termina dándoselo. Ella lo
toma y extrae de él el permiso. Lo lee en voz baja y luego se los muestra a sus
amigas.) Permiso concedido. Mirá vos. Saúl por fin logró el permiso del
“reverendo”. (Baja la mirada hacia el permiso y en broma hace el ademán de
romperlo ante la desesperación de SAUL.)
NELLY:- ¡Vamos, amiga! ¡Cuándo hay hambre no hay pan duro!
SUSANA (le apoya a SONIA una mano en el hombro.):- ¡Amiga, Saúl es un buen
hombre!
SARA:- ¡Es un hombre!
NELLY:- ¡Es un hombre!
TODAS (incluida Honor):- ¡¡Es un hombre!!
SUSANA (muy eufórica):- ¡Qué se besen, qué se besen!
TODAS (Incluida Honor):- ¡Qué se besen, qué se besen, qué se besen!
(Sonia le da un piquito a Saúl y este cae desmayado. Todas las mujeres congelen
con rostros llenos de felicidad y son sorprendidas por el APAGÓN.)

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Varias máscaras para una farsa final

  • 1. 1 “Varias máscaras para una farsa” Daniel Dagna Comedia dramática en ocho cuadros (Esta obra fue inspirada en el universo de John M. Synge) Personajes: MOLLY- MARIA- SONIA- SAUL- LUCIA- MIGUEL- PEDRO- JUAN- DOLORES- CRIS-SUSANA- HONOR- NELLY- SARA- VIUDA QUIN- MAHON Época: Corre el año 1850 en un pequeño país que no es más que una isla grande. PRIMER CUADRO (MOLLY y MARIA) (Al fondo y entre la penumbra se divisan sombras. Cuerpos andrajosos se mueven penosamente. Algunos caen pesados al suelo. Algunos dificultosamente ponen de pie a los caídos. Todos continúan su lenta y trabajosa marcha. En primer plano, iluminados por la tenue e intermitente luz que nos regala un pequeño fuego, encontramos a MOLLY sentada en una piedra. Es una mujer que ronda los cuarenta años, y que viste más pulcramente que MARIA. MARIA es una anciana mujer de edad indeterminada que viste muy andrajosamente.) MARIA (grita desaforada hacia el off):- ¡Martín! ¡La puta que te parió, Martín! MOLLY (se levanta y libera la piedra):- Así me gusta, María. Así debe tratarse a un hombre que acaba de estar a mis pies, rogándome que me vaya con él para convertirme en una vieja desgraciada y vagabunda como vos. MARIA (desafiante):- Cuando se te arrugue la piel de tu cara, Molly, en todo el país no habrá nadie que pueda competir con vos como vieja bruja reseca… ¡Ya lo creo que harían una buena pareja! MOLLY (se le acerca desafiante):- ¡No tenés vergüenza! Creer que yo pueda parecerme a vos alguna vez. MARIA:- Las gorditas como vos son las que se arrugan más pronto y ese cabello rubión que tenés, pronto se parecerá a un manojo de pasto seco que los corderos dejan e lado. ¡Ah, es mejor tener un rostro como el mío, al que el hombre se acostumbra por largo tiempo, y no enloquecer a los idiotas durante un corto tiempo para convertirse luego en algo que hacer correr de susto a los niños cuando se acerca! MOLLY:- ¡Que Dios me proteja de una mujer que fue ciega toda su vida y que ahora con luz en los ojos sigue ciega de corazón! MARIA:- ¡Ojalá Dios me volviera a quitar la vista para no ver tu grasoso rostro al lado del rostro sucio de ese cretino que vivió toda su ciega vida conmigo!
  • 2. 2 MOLLY:- No necesitás volver a quedarte ciega para no ver lo que con los vista no verás nunca. MARIA:- Conozco a las mujerzuelas como vos, se venden por un pedazo de pan y una buena botella de licor barato. (La corre a MOLLY y ambas desaparecen.) (APAGÓN) SEGUNDO CUADRO (SAUL y SONIA. LUCIA. MIGUEL, PEDRO, JUAN. DOLORES. CRIS) (La taberna de esta pequeña aldea queda a pocos kilómetros del único puerto que tiene este humilde país. Es muy rústica y desaliñada. SONIA ordena y limpia una estantería. SAUL entra casi corriendo.) SAUL:- ¿Dónde está él? No lo vi en el camino. SONIA:- ¿Cómo ibas a verlo si hace media hora que es de noche? SAUL:- Estuve un rato fuera sin saber si era mejor seguir de largo o entrar a verte, Sonia. Se oía respirar y suspirar las vacas en la quietud del aire, y desde el portón hasta el puente ni el más leve rumor de un paso que se moviera por alguna parte. SONIA:- Fue arriba, al cruce de los caminos, para encontrarse con Pedro y Juan, juntos van a ir al velatorio de Catalina Cassidy. SAUL:- ¿Y piensa ir tan lejos en la oscuridad de la noche? SONIA:- La oscuridad de la noche está llena de sombras moviéndose desde la llanura hasta el puerto. SAUL:- El hambre los espanta. Por eso debemos esconder bien nuestra poca comida. A la Viuda Quin le robaron un pan que había dejado cerca de la ventana abierta. SONIA:- Pobre gente. Perdieron varias cosechas y nadie los ayudó. SAUL:- Por estos tiempos nadie ayuda a nadie. Cada uno debe bastarse por sí mismo. Él no debería dejarte sola… SONIA:- Si, ¿no te parece que son largas ahora las noches para dejar a una pobre muchacha sola, contando las horas hasta el amanecer? SAUL:- Cuando nos casemos no tendrás quejas, porque no me darán ganas de irme a beber a velatorios o casamientos en plena noche. SONIA:- Estás muy seguro de que me voy a casar con vos. SAUL:- ¿Acaso no hicimos un buen trato? Ahora sólo esperamos que el padre Reilly consiga el permiso de los obispos. SONIA:- Es asombroso que esos santos te tengan en cuenta… (Ambos son sorprendidos por unos gritos que vienen de afuera.) SAUL (muy asustado):- Alguien viene. Alguien anda por ahí afuera. ¿No será el padre Reilly? SONIA (muy asustada):- ¡Callate! No hablés. Pueden ser campesinos que van hacia el puerto.
  • 3. 3 SAUL:- ¿Dónde me puedo esconder? Si es el padre no nos va a dejar casar. No nos pueden ver solos. (Antes de que SAUL logre esconderse en alguna parte, en el marco de la puerta se dibuja la figura de una lánguida mujer.) LUCIA (gimiendo con fuerza y dolorosamente):- Buenas noches… SONIA (sin perder el miedo y con aspereza):- Ya estamos cerrados. LUCIA:- No tengan miedo… SONIA:- No tenemos miedo. SAUL:- No tenemos miedo, simplemente, estamos cerrados. LUCIA (sin dejar de quejarse por sus dolores físicos):- Solo deseo descansar unos minutos, les prometo que después sigo camino… SONIA:- No tenemos nada para comer. Solo whisky de contrabando. LUCIA:- Solo quisiera sentarme en aquel banco y beber un poco de agua. Solamente eso. Un poco de agua y descansar. Llevo días caminado. Sin parar. Nadie me recibe. Nadie me ayuda. SAUL:- Faltan dieciséis kilómetros para el puerto. Hoy es martes y el próximo barco zarpa el viernes. Todavía tiene tiempo… LUCIA:- No voy hacia el puerto. SONIA (le entrega un vaso con agua):- Siéntese. Se puede quedar sólo un momento. Tengo que acostarme. Mañana ni bien amanezca tengo que abrir y aquí los días son muy largos. Si no descansamos bien de noche al otro día no servimos para nada. SAUL:- Mañana todos tenemos que trabajar. LUCIA: Mucha gente se quedó sin nada. SAUL:- No es nuestra culpa. SONIA:- Tal vez no sea culpa de nadie. LUCIA: Alguien siempre tiene la culpa. SONIA:- Disculpe la curiosidad, si no va hacia el puerto: ¿qué hace de noche sola por los caminos? LUCIA:- Estoy buscando a mi hija. SAUL:- Por aquí no vimos a ningún desconocido. SONIA:- Por el contrario, vemos pasar a tantos, que no podríamos distinguir a unos de otros. Sobre todo porque tienen un aspecto similar, parecen ánimas que las lleva el viento. SAUL:- Casi no despegan los pies del piso. Todos van hacia el puerto. Noche tras noche, como en precesión. Todos yendo hacia el puerto. LUCIA (angustiosamente):- Mi hija es una mujer muy hermosa. De largos y sedosos cabellos. De figura ligera y de formas contorneadas. De hermosos ojos, oscuros, profundos. SONIA:- Por aquí, yo no vi a ninguna mujer con esas características. SAUL:- Yo lo único extraño que vi cuando venía para acá fue la figura de un hombre entre aquellos matorrales.
  • 4. 4 SONIA (con curiosidad):- ¿Qué decís? ¿Lo que viste era un hombre? SAUL:- No pude alcanzar a verlo, pero oí sus quejidos… LUCIA:- ¿Cómo sabe que era un hombre? SONIA:- ¿Cómo sabés que era un hombre? SAUL (dudando):- Bueno, no sé, me pareció, por los quejidos… LUCIA (se pone de pie):- ¿Dónde escuchó los quejidos? SAUL:- Allí. Entre los matorrales que rodean el bosque, muy cerca de la zanja… (LUCIA, con las pocas fuerzas que le quedan, energizada por la esperanza, y quejándose por sus dolores físicos, sale presurosa hacia el exterior.) SAUL (levanta la voz para que LUCIA la escuche.):- ¡No pude verlo! ¡Oí sus quejidos! (A SONIA.) Debe ser un hombre joven por las palabras que decía. SONIA:- ¿Y no te acercaste a ver si estaba herido o qué le pasaba? SAUL:- No, Sonia, estaba muy oscuro. SONIA:- Si está herido, mal herido, y durante la noche muere; ¿qué le vas a decir al Juez? SAUL:- No pensé en eso. Por amor de Dios, no le digas a nadie que hablé de esto. No se lo digas ni siquiera a tu papá. Si llega a saberlo va a hablar toda la noche sobre esto en el velatorio. SONIA:- A lo mejor se lo digo y a lo mejor no. SAUL:- Ya vienen. Por favor, no digas nada. SONIA:- A lo mejor sí, a lo mejor no. (SONIA se dirige detrás del mostrador.) (MIGUEL, tabernero grueso y jovial, entra seguido de PEDRO, joven y desconfiado, y por JUAN, grueso y enamoradizo, de alrededor de cincuenta años.) Hombres(al unísono.):- ¡Salud! ¡Qué Dios bendiga esta casa! MIGUEL (a los hombres que intentan acercarse al mostrador):- Siéntense y descansen. (Se encuentra con la mirada de SAUL.) ¿Cómo te va, Saúl? ¿Venís con nosotros al velatorio de Catalina? SAUL:- No, Miguel. Me voy a casa a meterme en la cama en seguida. SONIA (a MIGUEL):- Vos tampoco deberías mandarte a mudar dejándome toda la noche sola. MIGUEL:- ¿No es acaso lo mismo que me vaya toda la noche o parte de ella? ¿Qué clase de hija sos que pretendés que vuelva por la noche solo y después de haber bebido unas copas? SONIA:- Seré una hija rara, pero vos como padre sos más raro todavía. Me vas a dejar sola durante toda la noche, con los perros que ladran, con los terneros mugiendo y las sombras moviéndose entre la oscuridad, hasta que me castañeen los dientes de miedo. PEDRO (galante):- ¿Qué puede pasarte a vos, una mujer espléndida, hermosa y con tanta fuerza que puede dejar fuera de combate a cualquiera de nosotros? SONIA:- Durante toda la noche pasan arrastrando sus pies los pobres y hambrientos campesinos.
  • 5. 5 MIGUEL:- Si tenés tanto miedo que se quede Saúl. Me parece que ésa es la voluntad de Dios. (Todos se vuelven hacia SAUL.) SAUL:- Lo haría con mucho gusto, Miguel, pero tengo miedo del padre Reilly. ¿Qué dirían los obispos? JUAN:- ¡Vamos Saúl! ¿No me digas que le tenés miedo a unos pocos muertos de hambre que merodean por la noche? SAUL:- El padre Reilly puede… MIGUEL:- ¡Por Dios! ¿No podés quedarte tirado en aquél banco mientras ella duerme en su cuarto? No dudo que lo harás porque me dijeron que hay un tipo raro allá arriba, entre los matorrales, medio loco o medio muerto, metido en la zanja, y me parece que ella estaría más segura con alguien aquí. SAUL (con voz desesperada y quejumbrosa):- Tengo miedo del padre Reilly, ya se lo dije. No me tiente ahora que estamos por casarnos. JUAN:- Encerralo en el otro cuarto. Se quedará aquí y no tendrá que confesarle ningún pecado al cura. MIGUEL (a SAUL, interponiéndose entre él y la puerta):- ¡De acá no salís! SAUL:- No me detenga, Miguel. Déjeme salir por esa puerta, se lo pido por Dios. (Intenta escaparse.) Déjeme salir, por favor, déjeme salir. MIGUEL:- (Lo empuja sobre un banco) ¡Basta de barullo! ¡Sentate ahí! (En ese preciso instante entra DOLORES. Extraviada, extasiada.) JUAN (asombrado):- ¡Uia!, ¿y ésta flor de que planta se calló? DOLORES (confundiendo a JUAN con Neisi):- ¡Hola, mi amor! ¡Estaba segura de que hoy te iba a encontrar! SONIA (mirando a SAUL):- ¿Es ella? (SAUL transmite dudas a través de sus gestos.) JUAN (a DOLORES):- De haber sabido que me andabas buscando hubiera ido hacia tu encuentro. DOLORES:- ¡Estaba segura! Lo que yo había creído ver no era verdad. ¡Estaba segura de que mis ojos me mentían! Por eso llevo años buscándote. (Todos escuchan sus palabras con asombro.) Me recorrí todo el país. Desde el puerto hasta los acantilados. Desde el bosque hasta la llanura. Vi comer la última papa. Vi llorar a una madre al encontrar a su pequeño muerto entre los cueros de ovejas. Ví al padre cargar a su último hijo sobre sus hombros y hacer de la noche su largo camino hacia el puerto. Caminé largas noches, entre el frío y la lluvia, al lado de los campesinos hambrientos, desde la llanura hasta el puerto. Pregunté por todos lados y todos me decían que habías muerto. ¡Yo sabía que no era cierto! ¡Mi corazón me lo decía a gritos! Sabía que en alguna parte nos íbamos a volver a encontrar. Para irnos juntos a los bosques. ¡Lejos del castillo, lejos del rey! (Llena de amor.) Yo sólo quiero ser tu reina. Sólo quiero vivir a tu lado. Sin tu calor. Sin tu aliento. Sin tu mirada. Yo no me veo, no me siento, no soy, no vivo… Si no me mirás no soy.
  • 6. 6 JUAN (le sigue el juego y le acaricia el rostro.):- No sabía por dónde buscarte. SONIA (a JUAN.):- ¡No te burles de ella! MIGUEL (a SONIA.):- ¿Por qué te metés donde no te llaman? JUAN (seduciendo deliberadamente a DOLORES.):- Ahora que estamos juntos nadie nos va a separar, por lo menos por esta noche, vení, vamos para mi casa. DOLORES:- ¡Sí, vayamos a nuestro bosque! Al lugar de dónde nunca deberíamos haber salido… JUAN:- Vayamos ahora mismo. (Ambos se encaminan hacia la puerta.) MIGUEL (a JUAN):- Nos vemos en el velorio. (JUAN asiente con la cabeza y sale llevando de la mano a DOLORES.) SONIA (furiosa con los hombres.):- ¡Qué hijo de su buena madre! PEDRO:- No veo nada de malo en lo que hizo Juan. MIGUEL:- ¡Ni yo! PEDRO:- Simplemente le siguió el juego a una mujerzuela. SONIA (creciendo en su enojo.):- ¡No es ninguna mujerzuela! Es una pobre muchacha que anda perdida, ¿no es cierto Saúl? SAUL:- No lo sé. SONIA (áspera.):- ¡Sí que lo sabés! Es la pobre muchacha… SAUL:- De lo único que estoy seguro es de que si el padre Reilly me encuentra aquí no va a gestionar el permiso y no me voy a poder casar. (Ve la puerta libre y corre en un intento de escapar.) MIGUEL (lo toma de la chaqueta y lo retiene.):- ¿Te querés ir, eh? SAUL:- ¡Por favor, déjeme ir viejo pagano; déjeme ir o conseguiré que lo maldigan los sacerdotes y los purpurados de Roma! (Con un rápido movimiento se quita la chaqueta y huye sin ella. La chaqueta queda en manos de MIGUEL. Todos ríen.) (En ese instante aparece CRIS por la puerta que viera salir presuroso a SAUL.) CRIS (con visibles muestras de cansancio y de dolor.):- ¡Salud a todos! Todos:- ¡Salud! CRIS (se acerca al mostrador.):- Un vaso de cerveza, por favor, patrona. (Deja una moneda sobre el mostrador y se deja caer en una silla.) SONIA (le sirve.):- ¿Usted es uno de los hojalateros que están acampados detrás del bosque? CRIS:- No; pero estoy rendido de tanto andar. MIGUEL (con tono protector.):- Acérquese entonces al fuego. Está medio muerto de frío. CRIS:- Que Dios se lo pague. (Bebe.)¿Viene a menudo la policía por aquí, patrón? MIGUEL (todos rodean a CRIS.) :- ¿Por qué habría de vigilarnos la policía cuando en cuatro kilómetros a la redonda no hay ninguna casa que no esté habitada por Cristianos de buena fe?, con excepción de una viuda.
  • 7. 7 CRIS (con alivio.):- Entonces es una casa segura. (Se quita las botas y se masajea los pies cansados y doloridos. Extrae un pedazo de pan he intenta comer.) PEDRO (muy cerca de él.):- ¿Tiene miedo de la policía? ¿Lo buscan? CRIS:- Buscan a muchos. PEDRO:- A muchos, sin duda, después de la pérdida de la última cosecha de papa y de la hambruna… ¿Supongo que será por alguna ratería? CRIS (tristemente.):- Creía yo que la palabra era otra y más importante. ¿Ratero? ¿Yo? El hijo de un granjero rico, (con repentino remordimiento), que en paz descanse. ¿Ratero, yo, que podría haberle comprado esta vieja casa con una parte del dinero que llevaba en el bolsillo sin que notara la falta? MIGUEL (impresionado.):- Si no es por robar, debe ser por algo grande. CRIS (con temor.):- Sí, debe ser por algo grande. PEDRO (crece en su curiosidad.):- Tiene aspecto de algo desfachatado, perdone, pero, tal vez haya violado a alguna muchacha en una noche desierta. CRIS (con temor.):- ¡Dios no lo permita! Siempre fui un muchacho decente. PEDRO:- ¿Robó guineas de oro de una caja fuerte? CRIS:- No, señor; ni centavos. MIGUEL:- ¿Se casó con tres mujeres al mismo tiempo? CRIS:- Si no me casé con una menos lo haría con tres. MIGUEL:- ¿Le robó el pan a la Viuda Quin? CRIS:- Todavía me queda dinero para comprar mi propia comida. SONIA (desafiante.):- ¡Entonces no hizo nada! CRIS (ofendido y con mucho miedo.):- Es falta de compasión decir eso a un pobre viajero abandonado y huérfano, que dejó atrás la cárcel y tiene la horca por delante y el infierno abierto debajo de sus pies. SONIA (hace un ademán a los hombres para que se callen.):- Habla por hablar. No hizo absolutamente nada. Un muchacho suave como usted no sería capaz de cortarle el cuello a un carnero. CRIS (con miedo.):- No sabe lo que dice. SONIA (simulando ira.):- No sé lo que digo, ¿eh? ¿Quiere que le dé un palo en la cabeza con el mango de la escoba? CRIS (ante la risa de todos, muy asustado se arroja debajo de la otra mesa.):- ¡No me pegue! ¡El lunes hizo una semana que maté a mi padre por eso mismo! SONIA (con desconcertado asombro.):- ¿Mató a su padre, dice? CRIS (con miedo.):- Sí, eso hice. PEDRO (retrocede con asombro.):- ¡Qué coraje! MIGUEL (con evidente respeto y asombro.):- Es un crimen que lleva a la horca. Debe haber tenido buenas razones para hacer semejante cosa. CRIS (en un tono muy razonable.):- Era un hombre sucio, que Dios lo perdone, y estaba poniéndose viejo y gruñón, tanto que yo ya no podía aguantarlo.
  • 8. 8 SONIA:- ¿Y le pegó un tiro? CRIS:- Nunca tuve armas. MIGUEL:- ¿Fue quizá con un cuchillo? CRIS (envalentonado por el respeto de los demás.):- ¿Me toma usted por un matarife? SONIA:- Supongo que no lo habrá colgado. CRIS:- Por supuesto que no. (Sale de debajo de la mesa.) No hice más que levantar el azadón y dejar caer el filo sobre el borde de su cráneo y se desplomó a mis pies como un saco vacío, sin dejar escapar ni un gruñido, ni un quejido. MIGUEL:- ¿Lo enterró allí mismo? CRIS (con aire reflexivo.):- Sí; lo enterré allí mismo. ¿Acaso no estaba escardando el campo? MIGUEL:- ¿Y nadie lo siguió en estos ocho días que falta de su casa? CRIS:- Nadie. Y eso que marché casi siempre de día para no tener que lidiar con los pobres hambrientos que caminan de noche. MIGUEL:- ¿Y dónde cometió el crimen? CRIS (lo mira con desconfianza.):- Muy lejos de aquí. En un rincón desolado de los altos montes. PEDRO (aprueba con la cabeza.):- Es un hombre reservado. Este muchacho sería el indicado para mozo. Nadie se atrevió a detenerlo. (A MIGUEL.) Si lo tuvieras en la casa nadie se atrevería a entrar a husmear, aunque los perros estuvieran lamiendo el whisky de contrabando escondido en el pozo de basura del corral del fondo. Me parece que un muchacho capaz de matar a su padre haría frente al mismo diablo con toda su astucia y su horquilla hasta en las puertas del infierno. SONIA:- Tiene razón y si estuviera él en la casa no les tendría miedo a los hambrientos que andan dando vueltas ni a los muertos que caminan. CRIS (envalentonado por la sorpresa y el triunfo.):- Bueno… MIGUEL (con deferencia.):- ¿Le parece bien quedarse aquí de mozo? SAUL (se hace visible por la puerta. Se había quedado afuera pero atento a todo lo que estaba ocurriendo adentro.):- Me parece un individuo dudoso para traerlo a una casa decente y tranquila con una muchacha como Sonia. SONIA (con mucha aspereza.):- ¡Querés callarte! ¿Quién está hablando con vos? SAUL (sin despegarse de la puerta.):- Un asesino sangriento como ése. SONIA (con violencia.):- ¡Callate, no queremos saber nada con tus tonterías puritanas! (A CRIS, casi con dulzura.):- Y usted, joven, haría bien en quedarse, vamos a tratar de complacerlo en todas sus necesidades. CRIS (sobrecogido de asombro.):- ¿Estaré seguro aquí de los tentáculos de la ley? MIGUEL:- Por supuesto que sí.
  • 9. 9 SONIA (sumamente amable y persuasiva.):- Quédese un tiempo con nosotros. ¿No está cansado de andar con los pies ensangrentados y llenos de ampollas y el cuerpo tan sucio como el de un carnero del monte? CRIS (mira a su alrededor con satisfacción.):- Es una linda habitación y si no me están engañando me parece que voy a quedarme. PEDRO (de un salto se pone de pie.):- ¡Muy bien! ¡A ponernos en movimiento! Esta noche Sonia estará tranquila con un hombre que mató al padre para cuidarla. Vamos, Miguel, antes que hayan bebido lo mejor del velatorio. MIGUEL (se dirige a la puerta seguido por PEDRO.):- Disculpe, pero, ¿cómo se llama usted? CRIS:- Cristóbal Mahon. Hombres:- Quede usted con Dios. (Cuando se dirigen hacia la puerta casi atropellan a MARIA que entra presurosa con un jarro de lata en una mano.) MIGUEL:- ¡Hola, María! MARIA:- Benditos los ojos que lo ven. MIGUEL (a SONIA.):- Dejé en el primer estante del mostrador lo reservado para María. (MIGUEL y PEDRO salen, SAUL se sienta.) MARIA (a SONIA, con dulzura amarga.): Tu padre sí que es un hombre que vale la pena… (Le extiende el jarro.) SONIA (tomando el jarro y dejándolo sobre el mostrador.):- Lo dice porque no vive con él. (Busca dentro del mostrador y extrae un jarro similar al que le diera MARIA. Encuentra por alguna parte un embudo de lata y comienza a traspasar líquido de su jarro al jarro vacío de MARIA.) MARIA (no quita la vista de los jarros ni por un segundo.):- ¡Más quisiera vivir con un hombre así! Los kilos que tiene de más no son gordura en exceso, más bien es bondad en exceso. No como mi Martín que es flaco por donde se lo mire. Ahora, por culpa del sacerdote y su agua bendita que nos devolvió la vista, se dio cuenta de que yo era vieja y fea, me dejó y anda detrás de Molly. Esa gordita jovencita que no vale nada. ¡Dios no mira para estos lados! Si mirara para aquí retrocedería el tiempo un mes atrás. Y yo y mi Martín volveríamos a ser ciegos y entraríamos a la iglesia a que el cura Reilly nos ponga un anillo de lata. SONIA (terminó de traspasar el líquido y guardó todo en su lugar. Dándole el jarro rebosante de líquido.):- Aquí tiene, llévelo con cuidado que está demasiado lleno. MARIA (toma el jarro con mucho cuidado.):- ¡Gracias, Sonia! Está tan lleno que si no tomo medidas rápidamente no lo voy a poder llevar. (MARIA en un golpe de vista se da cuenta de la presencia de los dos hombres.) ¡A la salud de todos! (Bebe un buen trago y emprende su salida.) Buenas noches y gracias… (Sale ante la mirada de CRIS, quien no comprende claramente lo ocurrido.) SONIA (luego de una pequeña pausa, a CRIS):- Le guardamos las sobras de bebidas… (CRIS ahora comprende.)
  • 10. 10 SAUL (luego de un breve silencio, a SONIA):- ¿Querés que me quede con vos para cuidarte? SONIA (con aspereza.) ¡Andate con el padre Reilly (burlonamente) y que él te reciba en su sagrada familia! SAUL:- Si me encuentro con la Viuda Quin le puedo pedir que… SONIA (muy áspera.):- ¡Te digo que te vayas y dejés de hacer tanto lío! (Lo empuja afuera y tranca la puerta.) Ese hombre sacaría de quicio hasta los mismos santos. (APAGÓN) TERCER CUADRO (MARIA y DOLORES) (Al fondo y entre la penumbra las sombras se deslizan penosamente. Algunos caen pesados al suelo y otros con dificultad ponen de pie a los caídos. Todos continúan su lenta y trabajosa marcha. En primer plano, iluminada por la tenue e intermitente luz que nos regala un pequeño fuego, encontramos a MARIA acomodando unos trapos.) MARIA (acomoda su espalda contra la piedra y se tapa con algún trapo; luego de acomodada comienza a hablar en clara alusión a las sombras que viajan por el foro.):- Y no paran, no dejan de moverse, noche a noche, para no ser vistos. Pero, yo los veo. Estuve tantos años acostumbrada a la oscuridad que ahora la oscuridad está llena de luz para mí. (Bebe un largo trago de su jarro de lata. Oye un ruido y se reincorpora a duras penas. Curiosa pero sin miedo):- ¿Quién anda por ahí? ¿Sos vos, Martín? (Nada se escucha, nada aparece.) Martín, ¿sos vos? Yo te perdono y te sigo queriendo. Quiero casarme con vos. ¡Martín! ¡Martín, vení conmigo! Ya sé que soy más vieja que vos, en eso te mentí, las mujeres siempre mentimos un poquito con la edad. Ni yo sabía si era linda o fea. Nunca me había visto en un espejo. Perdón por haberte mentido con mi edad. ¡A tus manos nunca les pude haber mentido! A tus manos, ¡no! Tus manos seguro que sabían que yo era vieja y hasta deben haber sabido que no era todo lo linda que un hombre joven desea. DOLORES (aparece de entre las sombras extraviada, extasiada y extenuada; casi suplicando):- No me daría un poco de agua y algo para comer. MARIA (mira hacia atrás y ve las sombras pasar.):- ¿Qué hace usted acá? Tiene que estar allí, entre las sombras, yendo hacia el puerto. DOLORES (casi sin fuerzas cae de rodillas ante MARIA.):- Un poco de agua… MARIA (impulsivamente esconde su jarra y extrae otra con agua.):- Tome un poco y váyase por donde vino. DOLORES (bebe con desesperación y luego le devuelve el jarro vacío.):- Me corrió por todo el bosque, no era él, no era el amor de mi vida, quería tener sexo conmigo, pero yo soy para un solo hombre. MARIA (toma el jarro y con sorpresa):- ¡Se tomó toda el agua!
  • 11. 11 DOLORES:- ¿Usted no lo vió? MARIA:- ¿A quién? DOLORES:- A Neisi. MARIA:- ¿Y cómo es él? DOLORES (describe a un hombre de similares características que CRIS; dichas características se deben ajustar al actor que lo representa.): Es alto, muy alto, delgado, de cabellos lacios y oscuros, ¡sus ojos!, ¡ah, sus ojos! ¡Qué bellos ojos! Negros, penetrantes, tiernos y recios… MARIA (cortante):- Estaba en la taberna de Sonia. DOLORES:- ¿Dónde? MARIA:- En lo de Sonia, siga ese sendero y en la primera luz que vea, golpee. DOLORES (reincorporándose a duras penas.):- ¡Gracias, gracias, gracias! (Ya de pie y tambaleándose.):- ¿No tiene nada para darme de comer? MARIA:- En la taberna seguro que tienen, yo no tengo ni para mí, ¡ni para mí!; yo, ya no tengo nada… (DOLORES sale. MARIA vuelve a acomodar su espalda contra la piedra, saca un pedazo de pan de alguna parte y le da un mordisco.) MARIA (Mientras come):- No tengo nada… ni a nadie… (APAGÓN) CUARTO CUADRO (SUSANA, NELLY, SARA, HONOR. CRIS. VIUDA QUIN. SONIA. DOLORES y LUCIA.) (No hay nadie en la taberna.) SUSANA (se asoma, y al no ver a nadie se queda junto a la puerta.):- No hay nadie. NELLY (la empuja y entra detrás de ella con HONOR y SARA):- Es muy temprano para que anden los dos paseando por el bosque. SUSANA (se acerca al mostrador y golpea con los nudillos de la mano):- Si hay alguien nos va a escuchar. SARA:- Me parece que Saúl se estaba burlando de nosotros y que aquí no hay ningún hombre. HONOR (señala un banco y la colcha que hay sobre él):- Miren eso. Durmió aquí anoche. ¡Lástima que se haya ido y que no podamos ver a un hombre capaz de matar a su padre, después de haber madrugado tanto y venido a toda carrera por el bosque! NELLY:- ¿Éstas serán sus botas? SARA (las recoge):- Si lo son deben tener rastro de su padre. NELLY (tomando una de las botas):- ¿Nunca leyeron en los diarios cómo sangran y manchan todo los asesinados? SUSANA (mirando una bota y sin atreverse a tocarla):- ¿Será sangre eso?
  • 12. 12 SARA (lo huele):- Me parece que es agua de la turbera; pero estoy segura de que son suyas por la cantidad de barro blanco y rojo y turba y arena fina del mar que tienen pegados. ¡Éste hombre anduvo mucho! (Se sienta y se coloca una de las botas.) (Sin ser vista por las demás aparece MOLLY y se sienta en la otra mesa.) SUSANA:- A lo mejor se escapó con las botas de Miguel. HONOR:- ¿Por qué no lo perseguís, Sara, vos que fuiste capaz de encontrar al hombre aquél que le mordió la nariz a Nelly? NELLY (enojada.):- No veo porque tenés que traer a mi recuerdo aquél pésimo momento. SARA:- No discutan chicas. Me parece que se burlaron de nosotras. Me quedan perfectas. Me las guardo y así cuando vaya a ver al cura tengo algo para confesarle. MOLLY:- Anoche durmió aquí. HONOR:- ¿Y vos? ¿Qué diablos hacés aquí? ¡Mandate a mudar! ¡Fuera de aquí! SUSANA (tratando de tranquilizar a HONOR):- No grités, Honor. Si anda por aquí ni se va a animar a aparecer. NELLY (conciliadora, a MOLLY):- ¿Podés volver en otro momento, Molly? MOLLY (desafiante):- ¡No veo por qué! Tengo derecho a entrar y salir cuando se me plazca, soy una clienta como cualquiera de ustedes, o acaso mis centavos no valen al igual que el de ustedes. HONOR (la encara a MOLLY sin ningún temor):- ¡Las prostitutas no tienen los mismos derechos que las mujeres honestas! MOLLY (defendiéndose):- ¡Más prostituta será tu madre! HONOR (está tan próxima a MOLLY que podría morderle la nariz):- ¡Retirá lo que dijiste o te muerdo la nariz! MOLLY (sin intimidarse):- ¡Vos me ofendiste primero! SUSANA (conciliadora, tratando de separarlas):- Hagan de cuenta que no se dijeron nada y listo. (A MOLLY):- Por favor, Molly, volvé después. Ustedes dos son como el agua y el aceite no se puede juntar. Ella llegó primero. Te prometo que te aviso cuando Honor ya se haya ido y así lo ves. MOLLY (dejando en claro que se va por el pedido de SUSANA y no por temor a HONOR):- Que quede en claro que lo hago por Susana. (A SUSANA):- Sos la única acá que puede hablar de moral sin avergonzarse. SARA (sin intimidarse):- ¡¿Qué estás insinuando?! MOLLY:- No insinué nada. Dije lo que dije y lo dicho está. Y es la pura verdad. Si lograran gustar un poco a los hombres no dudarían en andar a los revolcones por todo el bosque. SUSANA (tratando de enfriar la situación):- ¡Por favor, Molly! Andá y yo te llamo cuando nosotras salgamos, te lo prometo. No vale la pena… MOLLY:- ¡Tenés razón, Susana, ninguna de tus amigas vale la pena! (Sale.)
  • 13. 13 NELLY (que se trasladó hacia la puerta que da al interior y se quedó tratando de escuchar algo):- ¡Chist! Hay alguien dentro del cuarto. (Intenta espiar pero no se anima y se corre de la puerta.) HONOR (con algo menos de escrúpulos que NELLY, se acerca a la puerta y espía.):- Es un hombre. (SARA se quita las botas y las vuelve a dejar donde estaban.) SUSANA (con cierto miedo y mucha vergüenza):- ¿Y ahora, qué hacemos? SARA:- (con mucha vergüenza):- Salimos y volvemos a entrar cuando estemos seguras de que ya está aquí. HONOR (segura de lo que quiere hacer):- Mejor nos sentamos y esperamos. SUSANA (casi suplicante):- Mejor nos vamos y volvemos más tarde. SARA (haciendo dupla con SUSANA):- Sí, volvemos dentro de diez minutos. NELLY:- No, yo de acá no me muevo. SARA (a HONOR):- ¿Cómo sabés que era un hombre? HONOR:- Mis ojos diferencian a un hombre de un carnero. SARA:- Puede ser Miguel. HONOR:- No pudo haber adelgazado treinta kilos en un día. NELLY (con curiosidad histérica):- ¿Cómo es? SUSANA (suplicante):- Vayámonos y volvemos más tarde. SARA (con vergüenza y adhiriendo a SUSANA): Susana tiene razón. NELLY (con seguridad):- Si quieren, váyanse, nosotras de aquí no nos movemos. (SUSANA y SARA dudan y al final se quedan.) HONOR:- Lo voy a llamar. (NELLY asiente con su cabeza.) ¡Señor! (Breve pausa cargada de suspenso.) ¡Señor! (CRIS asoma la cabeza.) ¿Está Sonia ahí dentro? CRIS (entra, manso como un corderito, escondiendo un espejo.):- Está arriba en el bosque, buscando a las cabras lecheras, para darme un poco de leche. NELLY (atrevida):- Si no es indiscreción, ¿usted es el hombre que mató a su padre? CRIS (se acerca al costado del clavo dónde estaba colgado el espejo):- Sí, yo. ¡Qué Dios me ayude! SARA (toma unos huevos que trajo):- Entonces le damos la bienvenida; vine corriendo hasta aquí con estos huevos de pato para su almuerzo de hoy. Los patos de Sonia no sirven, pero éstos son de muy buena clase. Tómelos en la mano y verá que no le miento. CRIS (se adelanta con timidez y extiende su mano izquierda):- ¡Qué buen huevo! SUSANA:- Y yo le traje un pan de manteca, porque sería muy desabrido que comiera esos huevos sin nada después de haber andado tanto desde que mató a su padre. CRIS:- Muchas gracias. HONOR:- Y yo le traje una porción de torta, porque debe de estar con el estómago vacío después de tanto andar por los caminos.
  • 14. 14 NELLY:- Yo traje una pollita ponedora, está hervida y todo. Toque la gordura de la pechuga. CRIS:- ¡Qué pechuga! (La toca con el dorso de la mano en la cual tiene los regalos.) NELLY (con visible enojo.):- ¿No la va a pellizcar? ¿Su mano derecha es demasiado sagrada para usarla? HONOR (se desliza detrás de él):- Tiene un espejo. Es la primera vez que veo a un hombre con un espejo escondido en la espalda. NELLY (burlona, hiriente.):- Los que matan a sus padres son muy vanidosos. CRIS (sonríe con inocencia y apila los regalos sobre el espejo):- Les agradezco a todas por los regalos… VIUDA (entra rápidamente por la puerta):- ¿Qué diablos hacen aquí a esta hora? MUJERES (a coro y a modo de presentación):- ¡Ése es el hombre que mató al padre! VIUDA (se acerca a ellas):- ¿Tienen alguna duda? (Mira a CRIS con semidivertida curiosidad):- Bueno, bueno, ¡qué tenemos aquí! ¡Qué muchacho tan buen mozo y tan sonriente! Debe haber padecido tormentos muy grandes y amargos para llegar a cometer ese acto sangriento. CRIS (como dudando):- Quizá lo fueran. VIUDA:- Otro que “quizá”, hombre. Enternece el corazón verlo ahí parado, acosado por todas estas mujeres, y con ese aspecto de decir su catecismo y no de matar a su padre. SUSANA:- Creo que deberíamos dejar de atormentarlo con sus recuerdos. VIUDA (apaciguadora, a CRIS):- Sin duda que nos entenderemos usted y yo. Verá que nos entenderemos muy bien, porque de personas como usted y yo hablan en sus cantos los poetas en las ferias de verano. CRIS (inocentemente):- ¿Mató usted a su padre? NELLY (con desprecio):- No. Le pegó al marido con un pico viejo y el veneno de la herrumbre terminó de corroerle la sangre. Fue un crimen ruin que le ganó poca gloria entre los hombres. VIUDA (desafiante):- En el caso de que fuera verdad, nadie ignora que una Viuda que enterró a sus hijos ya pagó por sus pecados. SUSANA (conciliadora, a NELLY):- Eso es cierto, ¿no? VIUDA (muy jovial):- ¡Jovencito, pienso anotarlo en los juegos de allá abajo y en las carreras, y los saltos y lanzamientos y todo lo demás! SARA (con exuberancia):- ¡Eso es! Apuesto mi dote que le ganará a todos. VIUDA:- Ya que piensas hacer eso, sería mejor que lo alimentes en lugar de esperar que comience el espectáculo. ¿Está en ayunas o ya comió? CRIS:- En ayunas. VIUDA (levantando la voz):- Bueno, son el colmo. Vamos, a moverse, a prepararle el desayuno. (A CRIS):- Venga aquí conmigo, (lo sienta en el banco junto a ella,
  • 15. 15 mientras las mujeres hacen el té y preparan el desayuno.), y cuéntenos su historia antes de que llegue Sonia, en lugar de estar sonriendo de oreja a oreja como una luna de mayo. CRIS (come desaforadamente y comienza a disfrutar de la situación):- Es una historia muy larga; se van a cansar de oírla. VIUDA:- No se haga el tímido; un muchacho buen mozo, alegre, embaucador como usted… ¿Fue allá en su casa donde le hundió el cráneo? CRIS (muy halagado):- No. Estábamos escardando en su endiablado pedazo de tierra helada, pedregosa y toda en declive. VIUDA:- ¿Y usted le dijo que pensaba casarse y echarlo de su granja? CRIS:- Nada de eso. Yo estaba ahí, cavando y cavando, y de pronto me dice él: “Pedazo de idiota, irás ahora mismo a decirle al cura que dentro de veinte días te vas a casar con la Viuda Casey” SARA:- ¿Cómo es ella? CRIS:- Un verdadero espanto. Pesa cerca de doscientos kilos, es renga y con las piernas llenas de llagas. MUJERES:- ¡Qué horror! NELLY:- ¿Y por qué quería casarlo con ella? (La VIUDA QUIN pellizca un pedazo de pollo.) CRIS (come con mucho apetito.): Decía que yo necesitaba alguien que me cuidara, pero en realidad, él quería quedarse con los ahorros de la viuda para emborracharse día y noche. HONOR (seductora):- ¿Entonces usted le dijo que no sería casar con ella? SUSANA: ¡Y él le pego y entonces usted lo mató! CRIS (sin dejar de alimentarse):- Le dije: que no pensaba casarme con quien me había amamantado de niño. VIUDA (burlándose de él):- Eran pechos bien conocidos. SARA (ansiosa):- No le haga caso. ¿Lo mató en ese momento? CRIS:- Me dijo: “¡Es demasiado buena para vos! ¡Pedazo de inútil! O acaso quieres que te pegue como a un niño”. Le contesté: “No lo harás, si yo puedo evitarlo” (Se levanta con el jarro del té en su mano.) En ese momento el sol apareció entre una nube y el bosque y me dió en la cara con una luz verde. “Qué Dios tenga piedad de tu alma”, dijo, levantando su guadaña. “O de la tuya”, dije yo, y levanté el azadón. SUSANA:- Se me pone piel de pollo. (La VIUDA QUIN come un pedazo de pollo.) HONOR (totalmente seducida):- ¡Qué bien lo cuenta! CRIS (halagado y confiado, con hueso en la mano.):- Me quiso alcanzar con la guadaña y yo di un salto hacia el Este. Luego volví la espalda hacia el Norte y le pegué un golpe en el borde del cráneo que lo dejó tendido cuan largo era, partido en dos hasta la nuez. (Levanta el hueso de pollo e indica su manzana de Adán.) Mujeres:- ¡Muy bien! ¿Qué maravilla! ¡Eso es ser un hombre!
  • 16. 16 VIUDA:- ¡Esto merece un brindis! ¡Traigan bebidas! (Las mujeres se precipitan en busca de bebidas y vasos y van hacia donde está CRIS. Justo cuando van a comenzar a servir aparece SONIA. Trae consigo una lata de leche y se detiene estupefacta. Todas, se apartan de CRIS. Éste se aleja hacia la izquierda. La VIUDA QUIN permanece sentada.) SONIA (enojada, a SARA):- ¡¿Qué es lo que quieren?! SARA (sin saber que decir): Un paquete de tabaco. SONIA (va detrás del mostrador y saca el tabaco y lo coloca encima):- Son dos peniques. SARA:- Olvidé el monedero. SONIA (guarda el tabaco):- Entonces será mejor que vayas a buscarlo y te dejés de molestar. (Las cuatro amigas salen juntas.) (A la VIUDA QUIN con marcado desprecio):- ¿Y a usted que se le ofrece? VIUDA:- Un penique de almidón. SONIA (pierde la serenidad totalmente):- ¡Para qué, si no tiene ni una muda de ropa blanca, ni una camisa, ni la tuvo su familia jamás! No hay almidón para personas como usted… Vaya a buscarlo al puerto. VIUDA (al salir acompañada por las demás mujeres se vuelve hacia CRIS):- Bueno, hoy está de muy mal talante, Sonia; y usted, joven, no se olvide que luego al mediodía hay carreras y juegos (Sale.) SONIA (contrariada, comienza a trabajar y a darle órdenes a CRIS.):- Tire afuera esa basura y guarde esa taza y lo que usó para desayunar. (CRIS comienza a arreglar todo.) Arrime el banco a la pared. Y cuelgue el espejo en el clavo. ¿Quién lo bajó? CRIS (con humildad) Estaba tratando de ponerme decente, nada más. Éste un lugar lleno de bellas mujeres. SONIA (con aspereza):- Deje de hablar de mujeres. CRIS:- Tenía ganas de estar decente. SONIA:- ¡Le digo que se calle! (Entra DOLORES con las pocas fuerzas que le quedan y se queda de pie, atónita, observando a CRIS.) DOLORES (a CRIS, con asombro y dolor):- ¡Neisi! ¡¿Qué hacés acá?! ¿Qué hacés con ella? CRIS (asombrado):- Yo no soy Neisi… SONIA (se acerca a DOLORES con compasión.):- ¿Otra vez por acá? El es Cris, no es Neisi, él no es a quien estás buscando. ¿Qué pasó con Juan? DOLORES (confundida, abatida):- ¿Quién es Juan? (Se desploma en los brazos de SONIA.) SONIA (a CRIS):- ¡Ayudame, ayudame a recostarla en ése banco! DOLORES (sin fuerzas, pero con los ojos abiertos, se deja llevar. A CRIS):- Quiero dormirme en tus brazos… ¡Neisi, no vuelvas a abandonarme, por favor!
  • 17. 17 (SONIA se sentó en el banco y con la ayuda de CRIS recostaron a DOLORES en el banco. La cabeza de DOLORES descansa sobre el regazo de SONIA.) SONIA (a CRIS):- Alcanzame un vaso con agua y un pedazo de pan, debe llevar días sin comer… (CRIS va hacia el mostrador en busca del agua y el pan.) DOLORES (como contando una pesadilla):- No era él, como iba a ser él si él estaba aquí con vos. (A SONIA, con mucho dolor):- ¿Por qué me lo arrebataste? A él le gusta el bosque, dormirse mirando las estrellas… (CRIS intenta darle el agua.) SONIA (a CRIS):- El pan, dale el pan… DOLORES (toma el trozo de pan con agradecimiento y amor.):- Dejé de comer cuando te perdí. (Intenta reincorporarse pero SONIA la vuelve a recostar sobre su regazo.) SONIA (casi maternalmente):- Comé, comé, tenés que reponer fuerzas… (Cuando DOLORES masca su primer bocado parece olvidarse de dónde está y con quienes está. No come, devora, engulle el trozo de pan. Come casi como un animal. SONIA le acaricia los cabellos y CRIS la observa con ternura. En ése instante, se escuchan fuertes gritos provenientes del exterior, aparece LUCIA.) LUCIA (levanta su mirada, como llevándola hacia el cielo):- ¡Gracias, Dios, gracias! (Va tiernamente hacia su hija, se arrodilla ante ella, tierna y maternal.):- Hola, mi amor. Te busqué días y noches enteras. Te busqué por todo el bosque y toda la llanura. Fui hasta el puerto y nadie, nadie sabía de vos… DOLORES (sentada y abrazada por LUCIA):- ¿Usted, quién es? LUCIA (a SONIA, llenándola de besos):- Pobrecita mía, no me reconoce, está desvariando. DOLORES (se escabulle de los brazos de LUCIA he intenta ir hacia CRIS, SONIA se le interpone):- ¡No permitas que nos separen de nuevo! ¡Por Dios, no permitas que me lleve a vivir con el rey! ¡Vos sos mi único rey! ¡Yo soy tu reina! Ella trabaja para él. Para el rey Concubor. Ese viejo gordo y repulsivo quiere hacerme suya. ¡Yo soy sólo para vos, mi amor! (Se desvanece en los brazos de SONIA.) SONIA (lleva a DOLORES y la sienta. LUCIA la vuelve a abrazar y llenar de besos; a CRIS):- Llevala a mi cuarto, recostala sobre mi cama, por favor. (CRIS lleva en brazos a DOLORES hacia el interior de la casa.) LUCIA (desconsolada, descorazonada, no logra contener sus lágrimas y su pesar):- Pobre, pobre hija mía. Pobrecita, mi dulce hijita… (Ahora SONIA, que no es muy afecta a dar consuelos, se ve obligada a hacerlo con ella. Regresa CRIS y se queda detrás del mostrador.) SONIA (a CRIS):- ¿Duerme? CRIS:- Cómo un niño, cómo un niño que jugó todo el día sin parar… LUCIA (quejándose de sus dolores):- ¡Pobre mi niña, mi ángel, mi pequeña…! Cuando Luis murió, ella, pobrecita mía, quedó sobrepasada, desbordada. SONIA:- ¿Quién era Luis?
  • 18. 18 LUCIA (entre lágrimas):- Su prometido. Iban a casarse, ése mismo día iban a casarse. Tuvo un terrible accidente. Ella se quedó esperando en la iglesia. Todos nos quedamos esperando… cuando supimos… cuando lo supo, salió corriendo, corría desaforadamente, y mientras corría se iba destrozando su vestido, su hermoso vestido de novia, lo convirtió en hilachas, quedó prácticamente desnuda a los ojos de Dios… SONIA (con curiosidad):- ¿Y quién es Neisi? LUCIA (algo más calmada):- El amante de Dolores… SONIA (asombrada):- ¿Ella tiene un…? LUCIA:- Ella no es Dolores, ella se llama Nora, mi pequeña se llama Nora… SONIA (con mucha curiosidad):- ¿Entonces? LUCIA:- Ella cree ser Dolores y busca desesperadamente a Luis vivo, pero Luis para ella, ahora, se llama Neisi. CRIS (LUCIA cuenta a coro el mismo relato):- Dolores y Neisi eran dos amantes que hizo matar el Rey Concubor. El rey hizo matar a Neisi y sus hermanos y luego hizo arrojar los cadáveres dentro de una fosa que dejaron abierta; cuando Dolores descubrió la fosa y vió el cadáver de su amado tirado sobre los cadáveres de sus hermanos, en un arrebato le quitó la espada al Rey se apuñaló; después se dejó caer sobre el cuerpo de su amado. LUCIA:- Así cuenta esa vieja leyenda… y ella ahora vive esa leyenda como su propia vida. (A SONIA.):- ¿Puedo ir con ella? SONIA:- Por supuesto, pase. LUCIA:- Gracias, muchas gracias… SONIA:- Cuando regrese mi padre del velatorio veremos como hacemos para que las llevan a su casa. LUCIA:- Les voy a estar agradecida eternamente. (Sale.) CRIS (conmovido):- ¡Qué triste historia! SONIA (vuelve a ser áspera, como culpando a CRIS de haber atraído a todas las mujeres de la aldea.):- ¡Póngase a trabajar que para eso se lo contrató! CRIS (conciliador):- Está bien, ¿qué quiere que haga? SONIA:- A ver si se cree que lo contratamos para contar viejas historias de reyes y amantes. (APAGÓN) QUINTO CUADRO (MAHON y MARIA.) (Sentado en la piedra que usa habitualmente MARIA encontramos a MAHON. Se lo ve muy fatigado. Bebe de una pequeña cantimplora y se seca la boca con el puño de su gastada camisa luego de haber bebido. Tiene la cabeza envuelta con un trapo manchado con sangre. Con su mano derecha, con un suave y desdeñoso movimiento, se ahuyenta casi continuamente las moscas que atraídas por la sangre le revoletean cerca de su rostro y de su cabeza. Bebe un último y breve
  • 19. 19 trago. Sopesa la cantimplora para verificar que ya no tiene nada en su interior y en el preciso instante en que la está guardando entre sus harapos, aparece MARIA trayendo sus trastos.) MARIA (enojada):- ¿Qué hace usted ahí? MAHON (sorprendido):- Descanso. MARIA (de muy mala manera):- Levante su feo culo de mi piedra. MAHON (desafiante):- Nunca supe que se hayan vendido las piedras que rodean los caminos. MARIA (redoblando el desafío):- ¡Haber si nos ponemos de acuerdo! Usted no es de por aquí, es uno de los que perdió la cosecha de papas allá en el llano y harto de la pobreza se va para el puerto para irse del país. Yo en cambio, nacida pobre, acá me quedo. Y aunque a usted le parezca tonto, esa piedra es mí casa y no tengo ganas de compartirla, no con un viejo sucio como usted… MAHON (sin un ápice de temor):- Usted no podría compartir su vida con nadie, quien va a querer vivir al lado de una mujer tan vieja, fea y sucia; salvo que fuera un ciego. MARIA (se abalanza enfurecida contra MAHON y le pega con alguno de sus bártulos en la cabeza.):- ¡¡Fuera de aquí viejo sucio!! MAHON (se pone de pie al recibir el golpe y se retuerce de dolor.):- ¡¡Vieja de mierda!! ¡¡No ve cómo tengo la cabeza!! (Conteniendo las lágrimas por el fuerte dolor.) No ve que tengo la cabeza partida. No ve acá atrás. MARIA (no sabe si disculparse o no.):- Es que usted me provocó. Nunca tuve un carácter fácil. Usted me trató muy mal. (Le da un trapo.) Tomé, límpiese con esto. ¡Puff!, ¡qué asco! Siéntese que voy a tratar de limpiarle un poco. MAHON (se vuelve a sentar en la piedra.):- Con mucho cuidado que me duele mucho. MARIA (asombrada por el golpe que él tiene.):- ¡¡Puff!! ¡¡Qué feo que está esto!! (Moja el trapo con un poco de bebida que todavía tiene en su jarro de lata.) Va a arder un poco, pero si no le metemos un poco de alcohol se puede infectar. ¡Aguante hombre, aguante! (MAHON pega un fuerte alarido cuando MARIA limpia la herida.) No sea mujercita y aguante, ¡quien lo mando a chuparse y a caerse entre las piedras! (Continúa limpiando la herida.) MAHON (habla apretando las mandíbulas para contener el dolor.):- Me pegaron de atrás. Habíamos discutido y cuando me iba, me pegó de atrás con un banco de madera. MARIA:- Deben haber discutido fuerte… MAHON:- Me había robado mis ahorros… MARIA:- ¿Quién? MAHON:- Mi hijo, el muy cretino se quiere ir del país, aprovecha que todos huyen como ratas y como él es una de verdad se va con su manada.
  • 20. 20 MARIA:- ¡¿Su hijo le hizo esto?! MAHON:- Sí. Aunque parezca mentira. Mi propio hijo, y me dejó tirado. Me dió por muerto, se llevó todos mis ahorros y escapó. MARIA:- No me sorprende que haya hombres así. Mi Martín debió haber sido así de joven. Por eso ahora de viejo me dejó y anda atrás de cualquier putita que se le cruza por el camino. (Terminó de limpiarle la herida y le puso un trapo algo más limpio que el que antes llevaba.) Ahora que tiene la cabeza más limpia, ¿me puede devolver mi piedra? (Él se pone de pie y ella se sienta.) Imagino que anda detrás de sus pasos. No falta mucho para el puerto, tiene que caminar para allá, dieciséis kilómetros, si camina noche y día, a lo mejor llega antes que él, “las ratas” como usted dice, sólo caminan de noche, de día duermen en el bosque o vaya a saber dónde… MAHON:- ¿Hay alguna taberna cerca? Necesito cargar combustible. MARIA:- La debe haber pasado viniendo para aquí. A unos pocos metros para aquel lado. Hablando de taberna, anoche, cuando fui por mi combustible, en la taberna había un joven que no es de por aquí… MAHON (con curiosidad):- ¡A sí! ¿Y cómo era él? MARIA (acomodando un poco sus trastos.):- Es alto, muy alto, delgado, de cabellos lacios y oscuros, ¡sus ojos!, ¡ah, sus ojos! ¡Qué bellos ojos! Negros, penetrantes, tiernos y recios… MAHON (asombrado):- Se parece mucho a mí hijo. Voy para allá, a lo mejor tengo suerte y además de combustible encuentro a ese atorrante y me tomo venganza. (Comienza a irse.) MARIA (deteniendo la marcha de MAHON.): ¡Oiga, buen hombre!, no tendrá unos centavitos para esta pobre vieja fea y sucia… (MAHON detiene su andar y gira sobre sus pasos, por unos segundos mira a MARIA como para reprenderla y luego extrae unas monedas y se las arroja cerca de ella. Luego retoma su andar y sale hacia la taberna.) MARIA (lentamente, como sabiendo que de ahí no se van a mover, va hacia las monedas y las recoge.):- ¡Vaya con Dios! ¡Qué encuentre pronta venganza! (Al recoger la última moneda.):- Después de todo no viene tan mal el día. (APAGÓN) SEXTO CUADRO (PEDRO, JUAN, MAHON. VIUDA QUIN. HONOR, SUSANA, NELLY, SARA, MOLLY. (Las pocas botellas que había en un comienzo ya no están. JUAN dormita con su cabeza apoyada en una mesa. Está bastante ebrio. Entra PEDRO en un estado similar.) PEDRO (llama):- ¡Sonia! (Cruza hasta la puerta interna.) ¡Sonia! (Recién se percata de la presencia de JUAN que al escuchar los gritos reincorpora su cabeza.) ¿Viste a Sonia?
  • 21. 21 JUAN:- No. PEDRO:- ¿Y a Miguel? JUAN:- Miguel se fue con el carro a llevar a la loca y a su madre. PEDRO:- (Se manda detrás del mostrador he intenta abrir las puertas.) ¡Qué desagradable se puso el muchacho con la borrachera que se pescó! ¡Y tan temprano! Sonia cerró todo con llave y está tan “ocupada” con el idiota ése que uno puede morirse de sed sin que a ella le importe un bledo. JUAN:- ¡No me extraña que se ocupe de él con todo lo que ganó en la ruleta, y en el juego del lazo y en el tiro al blanco y en todo! Nos ganó en todo. Carreras, saltos, bailes y Dios sabe qué más… ¡Qué suerte tiene! PEDRO:- Con un poco más de suerte va a terminar en la cárcel y será justicia, no puede decir dos palabras sin jactarse de la forma en que mató al padre y del golpe espantoso que le dio con la azada. JUAN:- Nadie puede ser condenado por delatarse a sí mismo y el padre a estas horas estará putrefacto. Además, querido amigo, la culpa de que ése esté pegadito a Sonia todo el santo día, es tuya. PEDRO:- ¿Por qué mía? JUAN:- Miguel en el velorio me contó que se te había ocurrido que “ése” podía ser un buen mozo para la taberna. MAHON (entra y va hacia el mostrador con paso seguro. Observa atentamente a los dos hombres.):- ¿Quién es el mozo? PEDRO:- Lo fueron a buscar. No creo que regrese en “estado” como para atender. MAHON (saca su petaca vacía y la coloca sobre el mostrador.):- Puede alguien llenármela mientras espero por “ése” mozo. JUAN:- Va a tener que esperar al igual que nosotros. PEDRO:- Sonia guardó toda la bebida bajo llave. (Observando la venda que lleva MAHON en su cabeza.) ¿Qué le pasó en la cabeza? JUAN:- ¡Dios santo! ¿Quién lo golpeó? MAHON:- Mi propio hijo. (Ante el asombro de los hombres.) ¿No me creen? PEDRO (con curiosidad.):- ¿Y cómo fue? MAHON:- A traición. PEDRO:- ¿Sí? MAHON:- Anduve muchos kilómetros, ganándome una cama limpia y, cuatro veces por día, un bocado para llenarme la panza con sólo contar la historia de este hecho real. Si me dan un trago se la cuento. (La VIUDA QUIN entra y se detiene estupefacta detrás de él.) JUAN:- Pídale a ella. Siempre lleva bebida escondida entre su ropa. (MAHON gira y descubre a la VIUDA QUIN.) VIUDA:- ¿Usted todavía por aquí? MAHON:- Me encontré con una vieja que me curó y me dijo donde quedaba la taberna. Deme un traguito, estoy medio muerto de sed.
  • 22. 22 VIUDA (saca un vaso de sobre el mostrador, zalamera):- Siéntese y descanse un rato. Tiene razón para estar cansado, caminando y luchando al rayo del sol. (Le sirve whisky de su propia cantimplora.) Aquí tiene un trago, y que sea por su felicidad y su larga vida. MAHON:- ¡Qué Dios la bendiga! VIUDA (con sígilo aparta a los hombres hacia un costado.):- ¿Saben una cosa? Ese hombre delira con la herida que tiene, porque hace un rato lo encontré contando una historia incoherente de un hojalatero que lo atacó. Después oyó hablar de la hazaña de Cristóbal, y va y dice que él es su hijo el que le partió la cabeza. PEDRO:- ¿Este hombre vió a Cris? VIUDA:- No. Y no le metan ideas en la cabeza si no quieren mezclarse en un crimen. (Vuelve la cabeza para mirar a MAHON.) ¡Chist!, está escuchando. Voy a tratar de tranquilizarlo. (Se acerca a MAHON.) ¿Cómo se siente? ¿Está mejor ahora? MAHON (algo más sensible después de la bebida):- Regular, no más; es una crueldad lo que me hizo después de haberlo cuidado yo desde que abrió los ojos y eso que era un inútil que no pasó de primer grado. Muchas veces volvía del colegio con las piernas lastimadas y negras, como un burro de hojalatero, de las palizas que le daban. (Entran todas las mujeres. Detrás de HONOR aparecen SUSANA, NELLY y SARA. Segundos después y manteniéndose algo alejada, aparece MOLLY.) MUJERES:- ¡Ya lo traen! ¡Ya lo traen! ¡Les ganó a todos! HONOR (A PEDRO, con desprecio):- Incluido al campeón del año pasado. SUSANA (defendiendo a PEDRO):- Él venía de un velorio y todas sabemos como vuelven los hombres después de toda una noche de velorio. NELLY (defendiendo a PEDRO):- Así y todo perdió por muy poco. HONOR:- ¡Todas excusas! Nada más que excusas. VIUDA:- ¿Qué hacen ustedes aquí? SARA (desafiante):- Lo mismo que usted. MAHON (viendo que al ingresar las mujeres perdió protagonismo.):- ¡Qué terrible dolor! Si hablan todos al mismo tiempo, si gritan, tengo la sensación de que mi pobre cerebro se va a escapar por la herida. MUJERES (al unísono, horrorizadas):- ¡Por Dios! ¿Qué le pasó en la cabeza? MAHON (retomando su protagonismo.):- Es una crueldad que un hijo le pegue a su propio padre a traición. NELLY:- ¿Con qué le pegó? MAHON:- ¡Con un banco de madera, y por la espalda! Me robó todos mis ahorros, me dejó tirado en el medio del cuarto y huyó como una rata por tirantes. El muy cretino me debe haber dado por muerto.
  • 23. 23 MOLLY (sin ser vista se fue acercando a JUAN. Muy dulcemente):- Para mí, vos seguís siendo el campeón. HONOR (viendo a MOLLY por primera vez):- ¿Qué haces acá? No sabés acaso que no sos bienvenida entre la gente honesta. JUAN (tratando de evita la pelea.):- ¡Epa!, ¿a qué se debe tanta agresividad? MOLLY (desafiante):- Celos de una solterona engreída. HONOR:- ¡Celos! ¡Yo, celos, y de vos! ¡Putita barata! (Se le va al humo como para pegarle.) ¡Te voy a arrancar todos los pelos! JUAN (interponiéndose):- Paremos, vamos, paremos un poco. PEDRO:- Hoy tenemos cosas más importantes que rencillas de mujeres. (A MAHON) Señor, ¿usted vió a Cris? VIUDA (a PEDRO):- ¿Qué te proponés? PEDRO:- Descubrir la verdad. SARA:- ¿Qué verdad? PEDRO (a SARA, muy seductor, como si recién la hubiera descubierto):- Este hombre busca a su hijo que lo golpeó en la cabeza y escapó. Y yo no creo en las casualidades. (SARA queda enamorada de PEDRO.) VIUDA:- Pero que las hay las hay. Yo ya te conté… PEDRO:- Y yo no tengo porque creerle a usted. (Vuelve a mirar seductoramente a SARA.) Este hombre puede ser el padre del “campeón”. SUSANA (horrorizada):- ¿Un muerto vivo? JUAN:- Si éste hombre es el padre la historia del “campeón” es falsa. MAHON:- ¿Qué historia? ¿Quién es el “campeón”? PEDRO:- Venga, venga conmigo. Acompáñeme, véalo con sus propios ojos. (Ayuda a MAHON a ponerse de pie y lo lleva fuera de la taberna. Ambos salen.) VIUDA:- Esto no va a acabar bien. JUAN:- Quien mal anda mal acaba, dijo la mujer del rengo. Voz de MAHON:- ¡Es él! El muy cretino. Suélteme que ya mismo me voy a vengar. Voz de PEDRO:- ¡Espere, espere, tengo un plan mucho mejor! Venga conmigo, dele, venga conmigo. (Entran a la taberna.) MAHON (vacilando):- Lo traen como si fuera un campeón. ¡Es Cristóbal, por todos los diablos del infierno! Conocería su manera de caminar aunque caminara en la luna. VIUDA:- ¡Quédese quieto! ¡Me oye! Ése no es su hijo. (A PEDRO.) Deténgalo si no quiere que le den un mes de cárcel por complicidad en un homicidio. JUAN:- Yo lo sujeto. MAHON (lucha para liberarse.):- ¡Déjeme salir! Déjenme salir de aquí, quiero vengarme ahora mismo. VIUDA (lo sacude con vehemencia.):- ¡Ése no es su hijo! Ése hombre, si hace las cosas bien, va a casarse con la hija de esta casa, de éste negocio próspero, habilitado para vender bebidas y con su buena reserva de whisky de contrabando.
  • 24. 24 MAHON:- ¡Ese hombre va a casarse con una muchacha decente y adinerada! ¿Están todos locos? VIUDA:- El loco es usted, con ese agujero en la cabeza. Ese muchacho nos ha maravillado a todos con sus hazañas. PEDRO (A la VIUDA QUIN.):- ¡No hablé por mí! Ése hombre no es más que un embaucador con suerte. (Reprochándole a la VIUDA QUIN, con algo de sorna.) ¿A quién se le puede ocurrir organizar una competencia después de un velorio? MOLLY:- En eso Pedro tiene razón. MAHON:- Ése hombre es mi hijo. VIUDA:- ¡Usted está loco! PEDRO:- ¡Déjelo tranquilo a este pobre hombre! (A todos.) Yo tengo un buen plan. NELLY:- Dejemos que Pedro nos cuente su plan, él siempre fue un hombre razonable. HONOR (burlando a su amiga):- Además de atractivo y soltero. NELLY (defendiéndose, con mucha vergüenza):- No empecés Honor. Todos sabemos que Pedro… HONOR (continuando la burla.):- Es un hombre muy razonable. SUSANA:- Dejemos que nos cuente su plan. PEDRO:- Todos deben confiar en mí. (Las mujeres asienten, algunas con más énfasis que otras.) Yo me voy adentro con el señor y esperamos a que Cristóbal entre a la taberna. Todos hacen como que aquí no pasó nada. Que estamos de festejo. Ustedes chicas lo halagan a Cris, lo hacen hablar, que cuente sus proezas y llegado el momento yo lo hago pasar a la habitación. SARA:- El único problema que encuentro es Sonia, cuando nos vea nos va a querer echar. HONOR (emprolijando su figura.):- Se pone muy celosa. MOLLY (insidiosa):- No debe ser de vos. HONOR:- ¡De vos la única que se puede poner celosa es la pobre María! MOLLY:- Y alguien que conozco. HONOR (no pudiendo controlarse.):- ¡No me hagas hablar! JUAN (que aún sostiene a MAHON.) ¡Basta, mujeres! VIUDA:- Esto me parece una locura y estoy segura que no puede terminar bien. PEDRO (a MAHON):- Yo estoy dispuesto a ayudarlo a desenmascarar a su hijo, pero, usted me tiene que prometer que se va a quedar conmigo allí adentro sin hacer el menor ruido y esperando hasta el final de mi plan. MAHON:- ¿Me queda otro remedio? PEDRO:- ¿Prometido? MAHON:- Le doy mi palabra. (A JUAN.) ¿Me puede soltar jovencito? PEDRO (asiente con su cabeza y JUAN lo suelta. A MAHON):- Vamos, acompáñeme. (MAHON entra a la habitación contigua. PEDRO mira al resto antes
  • 25. 25 de desaparecer.):- Actúen como si nada, hoy es un día de festejo, que no sospeche nada. (Sale.) MOLLY (a JUAN, con sensualidad):- ¿Por dónde anduviste anoche? JUAN (sacándosela de encima, despreciativo):- Fui al velorio. MOLLY:- Te vi llegar tarde al velatorio. JUAN (despreciativamente):- No veo porque me tenés que andar vigilando. (Sin percatarse de la presencia de los demás aparecen CRIS y SONIA. Ambos se quedan. Muy cerca de la puerta, mirándose el uno al otro. Él tiene entre sus brazos los trofeos que ganó. La escena entre ellos transcurre ante las miradas embelesadas de HONOR, SUSANA, SARA y NELLY. La VIUDA QUIN observa con mucha desconfianza.) SONIA (dulcemente enamorada.):- Y pensar que yo tenía ganas, a veces, de hacerme a la mar y casarme con algún judío lleno de oro y ni se pasaba por mi imaginación que existiera alguien como vos. CRIS (con la dulzura de un amante.):- Durante largos años oí hablar así a las mujeres que les decían esas cosas a tanto imbécil conocido por mí. Y hoy, por primera vez, oigo una voz llena de dulzura como la tuya hablando para mí solo. SONIA:- Y pensar que soy yo la que habla con dulzura. ¡Yo, que fui el terror del pago por mi lengua mordaz! El amor es algo maravilloso. (SONIA y CRIS se miran extasiados) (En el preciso instante en que están a punto de besarse, aparece MIGUEL en escena. Al quedarse de pie ante la puerta es atropellado por SAUL que venía detrás.) MIGUEL:- ¡Hola a todos! SAUL:- ¡Hola a todos! (SONIA y CRIS se separan y por primera vez se percatan de la presencia de todos.) MIGUEL (a CRIS.):- Que Dios y sus Santos lo bendigan, muchacho; me dijeron que ganó todos los partidos allá abajo. Siento no haber llegado a tiempo pero no encontré al sacerdote y tuve que llevar yo mismo a esa mujer y a su pobre hija. (Va hacia el mostrador y se coloca detrás.) ¡¿Qué pasa que nadie bebe?! ¡Hoy estamos de festejo! Tenemos un nuevo campeón. PEDRO (se asoma y llama a CRIS.):- ¡Campeón!, ¿por qué no traes todos tus trofeos aquí adentro? MIGUEL:- ¡Eso es! Dejá todo ahí adentro y liberá tus manos para beber con nosotros. (A SONIA.) ¡Vamos hija, despabilate mi amor, abrí las puertas del mostrador y sacá bebidas para todos! (SONIA ve desaparecer a CRIS y casi como un autómata va hacia el mostrador. Pasa delante de todos sin poder disimular su vergüenza. MIGUEL y SONIA están detrás del mostrador cuando comienzan a escucharse gritos y ruidos de cosas que se caen en la habitación contigua.)
  • 26. 26 Voz de MAHON:- ¡Son un cretino! ¡Un mal Hijo! ¡Qué el diablo te llevé al infierno! (Se escuchan muebles caer.) MIGUEL:- ¿Qué ocurre allí dentro? SONIA: ¿Qué está pasando aquí? JUAN:- Tranquilos, después ordenamos todo. PEDRO (aparece y se queda apostado en la puerta para impedir que alguien entre o alguien salga de la habitación.) ¡Vamos a saber la verdad! Voz de CRIS:- Vos me obligaste a hacerlo. Siempre me trataste mal. ¡Siempre me trataste como a una niña! (Empuja a PEDRO tratando de salir. PEDRO resiste estoicamente el empellón.) ¡Dejame salir! No quiero que me pegue. Voz de MAHON:- ¡Vení para acá! ¿Por qué corrés cretino? Detenete ahí. Por qué no me pegas ahora que me tenés frente a frente. Mal hijo. Cobarde. (Se escuchan cosas que se tiran y golpean por las paredes y objetos que se caen al piso.) MIGUEL (intenta ir hacia la habitación.):-¿Qué ocurre allí dentro? JUAN (le bloquea el paso amablemente):- Pedro está tratando de aclarar todo. Voz de CRIS:- ¡Basta papá, deje de perseguirme, le va hacer mal! Usted está viejo. (Vuelve a empujar a PEDRO y éste vuelve a resistir estoicamente.) ¡Dejame salir! Voz de MAHON:- ¡Vení cobarde! ¡Mujercita! ¡Eso es lo que sos, una triste mujercita! Voz de CRIS:- Eso es mentira. Eso es lo que usted siempre me quiso hacer creer. Me hubiera visto hoy. Voz de MAHON:- Solo pudiste ganar porque todos los hombres estaban borrachos. (Se escucha un fuerte golpe, un quejido y a un hombre caer en el piso. Después, un largo silencio. En la taberna todo el mundo siguió la situación con mucho interés. Ahora hay en el ambiente un cierto nerviosismo y un gran suspenso.) Voz de CRIS (con preocupación y miedo):- Papá, papá, ¿se siente bien papá? (PEDRO ni bien escuchó el ruido, giro y miró hacia el interior de la habitación. Duda unos segundos y luego ingresa en ella dejando libre la puerta. Se produce un breve silencio y luego CRIS sale corriendo y sin que nadie atine a nada abandona la taberna.) SONIA (casi como una autómata recorre en silencio el camino que la lleva desde el mostrador a la puerta de la taberna. Con profundo dolor.).- Cris, ¿a dónde vas? MIGUEL (se bebe de un solo sorbo un vaso de whisky.) El diablo se lo lleva. (APAGÓN) SÉPTIMO CUADRO (MAHON y MARIA.) (MAHON está sentado sobre la piedra.) MAHON (de muy mal humor y enojado consigo mismo.) ¡Al final soy un viejo tonto! ¡Me golpeo a mí mismo como una mujercita! (Se toma la cabeza con ambas
  • 27. 27 manos.) ¡Últimamente no estás ganando ni para sustos! Cuando a uno le duele la cabeza se da cuenta que la llevó encima de los hombros durante muchos años y sin haberle prestado nunca demasiada atención. MARIA (aparece trasladando como puede sus viejos trastos.) ¡Usted, otra vez sentado sobre mí piedra! ¿Encontró al cretino de su hijo? (MAHON se pone de pie.) No quédesela, se la regalo, me entraron ganas de irme. Pensar que hace un rato le dije a usted que yo me quedaba aquí. A comer y a vivir con mi pobreza. Ahora me entraron ganas de buscar otros horizontes. Nada tengo que perder y a lo mejor algo tengo para ganar. MAHON (sentado sobre la piedra.) ¿Va para el puerto? MARIA:- ¡No, yo no abandono el barco! Comí bastante papa en mi vida y de verdad no la extraño para nada; me traía muchos gases, me inflaba la panza y me daba unos gases huecos y de mal aliento. MAHON:- ¿Para dónde se va entonces? MARIA:- Para el lado de los bosques altos. Dicen que por allá no falta la comida. MAHON:- Yo también voy para allá. MARIA:- ¿Por? MAHON:- Tengo mi campito por allá. Siempre fui de ahí. Nacido ahí. ¿Si quiere caminamos juntos? MARIA:- Puede ser. ¡Eso sí, ni se ilusione conmigo! Soy mujer de un solo querer y todavía estoy enamorada de mi Martincito. MAHON (con absoluta seguridad.):- En mis pagos soy un tipo bien visto por las mujeres. MARIA:- Han de ser ciegas las mujeres de por ahí. MAHON:- No más que los hombres que gustan de usted. MARIA:- ¡Eso sí, caminamos de día y de noche dormimos! (Ambos comienzan a salir.) MAHON:- Me parece bien. MARIA:- ¿Y su hijo? MAHON:- ¿Qué hijo? Yo no tengo ningún hijo. MARIA:- Compartimos bebida y comida y dormimos con una piedra grande entremedio. MAHON:- Lo de la piedra me parece bien… (Salen.) (APAGON) OCTAVO CUADRO (MIGUEL y VIUDA QUIN. MOLLY. SAUL. HONOR y SARA. SONIA, NELLY y SUSANA.) (En la taberna, detrás del mostrador, lo encontramos a MIGUEL. Cuenta monedas y billetes que guarda en un pedazo de tela y que después ata meticulosamente. Es sorprendido por la Viuda Quin que irrumpe sigilosamente.)
  • 28. 28 VIUDA (entra, gira y mira hacia afuera cerciorándose de que nadie viene detrás de ella. A MIGUEL, sugerentemente):- Buenas noches. MIGUEL (incómodo por la situación.):- Buenas… VIUDA (va hacia la habitación de SONIA y espía hacia su interior.):- ¿Adónde fue? MIGUEL (no logra ocultar su nerviosismo.):- Salió con Susana y Nelly VIUDA (provocativamente va hacia MIGUEL y le camina insinuante a su derredor.):- ¿Te ibas sin pasar a despedirte? MIGUEL (mintiendo.):- No tenía pensado irme a ningún lado. VIUDA:- Cuando mentís se te hace un hoyuelo aquí. MIGUEL (temeroso):- Está bien. Tenés razón, me iba a ir sin pasar por tu casa. VIUDA:- ¿Y por qué sos tan malo con tu nenita? MIGUEL (toma distancia de ella y se pone a la defensiva.):- Porque no podemos seguir así; si mi hija se entera se va de la casa y no la veo nunca más. VIUDA (retoma su juego.):- O vos te venís a la mía. MIGUEL (no se despega de la puerta de entrada.):- ¡Tenemos que ser prudentes! Hace años que nadie lo sabe. Años ocultándonos. Ahora, si te me aparecés por estas horas y alguien llega a venir y nos ve, van a comenzar las habladurías; y como vos decís, cuando miento se me hace un hoyuelo: ¡justo aquí!, y mi Sonia también sabe eso. VIUDA (lo reta con autoridad.):- ¡Entonces hacé todo lo posible para que se case con Saúl! Después de que esté casada sos libre de hacer de tu vida lo que quieras. MIGUEL (sabiendo que a SONIA, SAUL no le agrada del todo.):- ¡No me pidas imposibles! VIUDA (con seguridad.):- Vos un día me lo pediste y ya ves: ¡fue posible! MIGUEL (algo asustado y no sabiendo bien como resolver la situación.):- Andá para tu casa. Yo en un rato voy. Preparo el carro y mi bolso. Ni bien llegue Sonia voy para tu casa. Y si vemos que la noche está bien cerrada y el camino libre, nos vamos juntos a pasar unos días a la ciudad. VIUDA (no creyendo del todo lo que acabó de escuchar.):- ¡Está bien! Pero, que ni se te ocurra no pasar, caso contrario mañana todo el mundo se va a enterar. (Se le acerca muy sensualmente.) Hasta prontito, “mi abundancia”. (Su caminar provocativo la lleva hacia la salida.) Ni se te ocurra faltar a tu cita. (Sale.) MIGUEL (se deja caer en una silla y toma el vaso de whisky y se lo bebe de un trago.) ¡Válgame Dios! (Breve pausa.) MOLLY (aparece con un bolso de viaje bastante ruinoso.):- Buenas noches, MIGUEL. ¿No vió a Juan? MIGUEL (sorprendido por la presencia.):- ¿Y vos, de dónde saliste? MOLLY (confundida.):- ¿Cómo de dónde salí? MIGUEL:- ¿Y sí, de dónde? ¿Te encontraste con alguien recién?
  • 29. 29 MOLLY:- No, ¿recién?, ¿cuándo? MIGUEL:- ¡Recién! Cuando venías para acá. MOLLY:- No que va, no se vi ni a dos metros. La niebla no dejar ver ni las huellas. MIGUEL (bastante más tranquilo.):- ¿Qué haces acá? MOLLY:- Busco a Juan. MIGUEL:- ¿Para qué? MOLLY (tratando de esconder su enojo.):- Me voy. No quisiera, pero, no puedo más seguir así. Las cosas me van cada vez peor. Voy a aprovechar algún barco y a probar suerte en otro lugar. Aquí, no encuentro dónde acomodarme… MIGUEL (reflexivo.):- En una pequeña aldea, hacer lo que a la vista de los demás está mal, molesta, agravia. Y molestar es como no poder acomodarse nunca. Como sobrar. Es ahí cuando uno empieza a sentir que está… rebalsando. MOLLY (sin poder ocultar su enojo y su dolor.):- Mi última oportunidad era él. Pero él no quiere sentir como que entró a jugar donde ya otros jugaron. Encima todos todo el tiempo se lo viven recordando. (Le cuesta contener sus lágrimas y ocultar su rabia.) ¡Para que seguir estando donde una molesta! ¡Sobre todo a “tantas”! (La lágrimas y la bronca ya no pueden ser contenidas.) Nunca hice nada pensando en enojar a nadie. Lo que está bien o mal es tan de cada uno. Y yo lo fui aprendiendo medio a los golpes; pero, a quien le importa los golpes que una recibe. (Se limpia algunas lágrimas.) ¿Le avisa, don Miguel, que lo anduve buscando? (MIGUEL asiente con la cabeza.) Me hubiera gustado… despedirme. Buenas noches. (Sale.) MIGUEL (por unos segundos se queda pensando en los dichos de MOLLY y luego se pone de pie disponiéndose a salir.):- ¡A preparar el carro! SAUL (entra casi corriendo, muy contento.):- ¡Sonia! ¡Sonia! ¡Sonia! MIGUEL (sorprendido por los gritos.):- ¡Eh!, ¿Qué pasa aquí? SAUL (muy eufórico le muestra un sobre.):- ¡Tengo el permiso! ¡Lo tengo! ¡Tengo el permiso! ¡El padre Reilly me dio el permiso! MIGUEL (restándole importancia.)¡Ah, era por eso! (Gira y comienza a irse hacia el interior de la casa.) SAUL:- ¿Sonia no está? MIGUEL:- Salió con unas amigas. (Sale.) SAUL (levantando el tono de voz para que MIGUEL lo oiga.):- ¿Puedo esperarla aquí? Voz de MIGUEL:- Como quieras. SAUL (al encontrarse solo no sabe bien que hacer, va hacia la puerta por donde saliera MIGUEL):- ¿Me puedo servir algo de tomar? (Va hacia la mesa donde dejara MIGUEL el whisky.) ¿Por qué no? No creo que Miguel o Sonia me digan algo. No creo que se molesten, Después de todo soy algo más que un cliente. Además, lo voy a pagar. Siempre pagué lo que bebí. (Se mete detrás del mostrador y se sirve.) Se siente bien uno aquí detrás. ¡Lo hace sentir importante a
  • 30. 30 uno! Esto de tener la botella en la mano y servir, servir la cantidad que uno quiere. Mirar a los ojos al que se le sirve y ver que los ojos de él sólo miran el vaso que se está llenando. Y ver como levanta la mirada insatisfecha y desahuciada, cuando presiente que no le estás sirviendo la cantidad que merece. ¡Lo hace sentir importe a uno! (Se bebe de un trago el vaso de Whisky justo en el momento en que entra HONOR seguida de SARA.) HONOR (a SAUL.):- ¿No viste a Sonia? SARA (a SAUL.);- ¿A las chicas? SAUL (se queda cómodamente detrás del mostrador.):- A la única que vi fue a Molly que ni siquiera me saludo. HONOR (destilando odio.):- ¡Por fin esa atorrante se va de aquí! SAUL:- ¿A dónde se va? HONOR:- ¿Qué, no lo sabías? SAUL:- No, no sabía nada. SARA:- Se va del país. HONOR (insidiosa.):- A trabajar libremente de “ramera” en un lugar donde nadie la conozca. SARA (contemplativa.):- No digas eso. Pobre chica. Se crió prácticamente sola… HONOR (sin medir sus palabras.):- ¿Acaso eso justifica ser indecente? No es bueno que una mujer así merodee por acá. Para una mujer honorable es muy difícil competir con una que no lo sea. Los hombres buscan a las honorables para casarse, pero entre tanto se revuelcan con las otras. Y una se marchita en la espera. SARA (sin medir las consecuencias.):- Eso es cierto. Sin ir más lejos ahí lo tenemos a Juan… HONOR (defendiéndolo.):- ¿Qué tenés que decir de Juan? SARA (muy dubitativa, dándose cuenta de la metida de pata.):- Ni se cuidaba en ocultarlo. HONOR:- ¿Ocultar, qué? SARA (muy dubitativa.):- Todo el mundo lo dice… HONOR:- ¿Y vos sos parte de “todo el mundo”? SARA:- No, yo no, pero… HONOR:- ¡No, pero sí! ¡Sí, sos igual a todos! Ya me lo decía Nelly… SARA (con mucha curiosidad.):- ¿Qué te decía Nelly? HONOR:- Que en el fondo te gustaría ser como Molly pero no tenés suficientes agallas. SARA (segura de que NELLY no diría eso.):- ¡Nelly nunca te hubiera dicho eso de mí! (Defendiéndose sin temor.) Además, lo que ponés en mí es lo que te pasa a vos. A vos te gustaría revolcarte con Juan, pero lamentablemente para vos, él no tiene “deseos” de hacerlo. HONOR:- Sos igual a los demás. (Hiriente.) Sos una pobre huérfana resentida.
  • 31. 31 SARA (no encuentra con qué agravio devolver el recibido.):- ¿Y vos?, ¿y vos?, ¿y vos? (Encontrando la forma de herirla.) Huérfana y todo tengo un pretendiente, no como vos, que sos una solterona sin remedio. SAUL (toma la botella de whisky y se la muestra a las mujeres.):- ¿No desean beber algo? (Justo en ese momento aparece SONIA seguida de sus amigas.) SONIA (contenta):- ¡Qué ven mis ojos! SAUL (confundido.):- Tu papá me dejó… le pedí permiso a él… SARA (a NELLY.):- ¿Te puedo hacer una pregunta? HONOR (muy enojada con SARA.):- ¡Seguí, dale, seguí haciendo leña del árbol caído! ¡Me tratás de solterona resentida, me decís que no gusto a los hombres, que no me desean, y ahora me querés hacer quedar como una mentirosa delante de todas! ¡Sabés una cosa, no quiero verte más en toda mi vida! ¡Hasta que no vengas a mí casa a pedirme perdón, olvidate de que existo! (Sale ante la mirada asombrada de todos.) NELLY (a SARA.):- ¿Qué bicho le pico? SARA (con convicción.):- No consigue que Juan la mire. NELLY: (a SARA.):- ¿Qué querías preguntarme? SARA:- Nada, nada, no tiene importancia. SONIA (a SAUL, como sabiendo la respuesta):- ¿Y vos, para que me estabas esperando? SAUL (muy contento le muestra el sobre):- ¡El padre Reilly me firmó el permiso! (Sin ser vista por los demás HONOR entra y se queda muy cerca de la puerta.) SONIA:- ¿A ver? (Él se lo muestra acercándoselo un poco más.) Dámelo. Quiero leerlo… (Él duda, pero, incitado por las demás mujeres, termina dándoselo. Ella lo toma y extrae de él el permiso. Lo lee en voz baja y luego se los muestra a sus amigas.) Permiso concedido. Mirá vos. Saúl por fin logró el permiso del “reverendo”. (Baja la mirada hacia el permiso y en broma hace el ademán de romperlo ante la desesperación de SAUL.) NELLY:- ¡Vamos, amiga! ¡Cuándo hay hambre no hay pan duro! SUSANA (le apoya a SONIA una mano en el hombro.):- ¡Amiga, Saúl es un buen hombre! SARA:- ¡Es un hombre! NELLY:- ¡Es un hombre! TODAS (incluida Honor):- ¡¡Es un hombre!! SUSANA (muy eufórica):- ¡Qué se besen, qué se besen! TODAS (Incluida Honor):- ¡Qué se besen, qué se besen, qué se besen! (Sonia le da un piquito a Saúl y este cae desmayado. Todas las mujeres congelen con rostros llenos de felicidad y son sorprendidas por el APAGÓN.)