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Colegio Santa María
Proyecto de Grado
2014 – 2015
EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA
Este trabajo es el documento resultante del Proyecto de Grado realizado por Daniela
Rincón Reyes como requisito de graduación del Colegio Santa María.
20 de marzo de 2015.
RESUMEN
La muerte es un hecho de la vida que siempre se tratará de evitar, puesto que ese
fin es el que tanto nos atemoriza. Para ello, la tecnología y la medicina han desarrollado
múltiples maneras de prolongar la vida humana. Sin embargo, la eutanasia se presenta
como la práctica que cuestiona hasta cuándo es pertinente prolongar la vida de una
persona que ha sobrepasado las posibilidades de vivir dignamente a causa de una
enfermedad terminal. Así pues, la eutanasia se refiere al acto de suspenderle la vida a un
enfermo terminal, con el fin de brindarle a éste una muerte digna. La investigación tiene la
finalidad de entender en qué posición se encuentra el país frente a este tema, siendo
Colombia uno de los pocos países en los que ésta práctica es legal. Para lo anterior, se
presenta un debate jurídico y un debate moral, realizado mediante búsqueda en los
archivos del periódico El Tiempo de los artículos publicados sobre la eutanasia entre los
1997 a 2015.
Lo anterior verificará si, entre los medios de comunicación, la hipótesis (las
posiciones a favor de la eutanasia tienen más trascendencia que las posiciones en contra)
era correcta.
Palabras Clave: Vida digna, Muerte digna, Eutanasia, Debate.
ABSTRACT
Death is the final stage of life, is the end that we are so frightened about. Therefore,
we are always trying to avoid it, for what technology and medicine have developed
multiple ways to extend human life. However, euthanasia is presented as a practice that
questions until what point is pertinent prolong the life of a person who is not living with
dignity due to a terminal illness. Thus, euthanasia refers to the act of suspending the life
of a terminally ill patient, in order to provide him a dignified death. This project aims to
understand how the country is facing this issue, being Colombia one of the few countries
where this act is legal. For this, a legal debate and a moral debate are presented, in order
to show the different positions taken by the country in this great debate. This will allow
proving if the positions in favor of euthanasia have more significance over positions
against this act. For that, arguments with most relevance will be evaluated according to a
File Search taken of the newspaper El Tiempo in articles published among 1997-2015.
Keywords: Dignified life, Dignified death, Euthanasia, Debate.
Índice
EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA ..................................................................................... 2
RESUMEN ............................................................................................................................................ 3
ABSTRACT............................................................................................................................................ 4
1. INTRODUCCIÓN........................................................................................................................... 6
El debate de la eutanasia en Colombia........................................................................................... 6
2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN............................................................. 10
Sobre la vida, la muerte y la eutanasia. ........................................................................................ 10
1. Vida digna y muerte digna. ................................................................................................... 11
2. Eutanasia............................................................................................................................... 14
3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA .............................................................. 19
1. La iglesia católica frente a la eutanasia................................................................................. 21
2. Vivir: ¿obligación o derecho?................................................................................................ 23
3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones........................................................................ 24
4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la calidad de vida................. 24
5. ¿Muerte digna o muerte natural?......................................................................................... 25
6. Debate ético médico. ............................................................................................................ 27
7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en Colombia..................... 31
4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA................................................................ 33
1. Respecto a la legalización de la eutanasia. ........................................................................... 33
2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia..................................................................... 35
5. CONCLUSIONES ......................................................................................................................... 37
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................................... 41
1. INTRODUCCIÓN
El debate de la eutanasia en Colombia.
La muerte es un concepto del que ninguna persona se siente con tranquilidad de
hablar, un hecho de la vida que tiene diferentes significados para cada uno, pero
probablemente para todos es ese fin que tanto nos atemoriza. El deseo general de todas
las personas es vivir una vida prolongada, una vida plena, próspera y saludable en la que
podamos alcanzar todas nuestras metas y objetivos. Por lo general, la vida y las cosas
bellas de ésta, como viajar, conocer, disfrutar, compartir con nuestros seres queridos,
obtener buenos empleos, cumplir nuestras metas, desarrollarnos como personas, son
temas interesantes que generan emoción en las personas porque son estos los más
grandes placeres de la vida. Pero, por el contrario, la muerte nos genera incertidumbre y
miedo, ¿acaso es éste un tema que se trata con frecuencia? Para nadie es un secreto que
ésta es vista como algo que debemos evitar mencionar. A pesar de que somos los únicos
seres vivientes que sabemos que vamos a morir, casi nunca se tocan temas tan
cuestionables éticamente, y hoy en día la muerte incluso puede ser vista como un tabú.
Aun así, la verdad es que la muerte hace parte de nuestro ciclo, así que tarde o temprano
ésta llegará y aunque nos interrogue de tantas maneras, algo evidente es que todos
queremos morir en paz, morir dignamente, sin sufrimiento ni dolor. La muerte nos llegará
a todos, y de maneras diferentes, pero esperamos que ésta se dé en condiciones en las
que el sufrimiento no sea una cuestión por la cual preocuparse en los últimos instantes de
vida: todos esperamos una muerte digna.
En este sentido, indudablemente se debe evitar aquello que tanto nos atemoriza,
para lo cual la tecnología y la medicina han desarrollado múltiples maneras de prolongar
la vida humana. El propósito de un médico es evitar a toda costa la muerte del paciente y
prolongar su vida hasta donde más se pueda, haciendo uso de medicamentos y terapias,
algunas muy efectivas y otras que podrían ser desproporcionadas, pero ¿si la vida del
paciente tiene esperanzas mínimas, hasta qué momento es pertinente prolongar su vida
por medio de la medicina? Es indiscutible el progreso de la ciencia al generar tratamientos
elaborados para curar graves enfermedades, pero también es importante evaluar que
estos tratamientos pueden llegar a ser muy dolorosos para enfermos que ya están
próximos a morir. La verdad es que aunque la muerte se quiera impedir, tarde o
temprano, todos los seres humanos tendremos que morir. Pero qué pasaría si la muerte
llega con una enfermedad terminal que nos ponga en situaciones verdaderamente críticas
de salud, ¿qué opciones hay en estas circunstancias? ¿Acaso lo mejor es someterse a
fuertes tratamientos cuando hay esperanza mínima de una recuperación satisfactoria o
dejar de sufrir y afrontar la muerte que posteriormente podría ser más dolorosa? Es aquí,
cuando se genera el gran debate de esta investigación, un debate entre prolongar la vida
de un ser cuyas condiciones de vida son inhumanas o darle una muerte digna a esta
persona evitando su sufrimiento.
Según el libro La fuente de la vida, a esta práctica se le llama eutanasia, un acto
cuyo principal objetivo es permitir la muerte sin dolor a un paciente que está próximo a
morir por causa de una enfermedad incurable y terminal. Así pues, el sentido principal de
este acto es la cuestión del derecho a morir con dignidad, cuando el sufrimiento
sobrepasa las posibilidades de vivir de una manera apropiada y la muerte parece ser la
mejor opción. Claramente este acto abarca muchas cuestiones, por ejemplo, ¿En qué
momento y quién puede decidir cuándo la vida de alguien ya no es digna hasta el punto
de que ésta haya perdido todo valor y la muerte se considere una mejor opción? Así
mismo, ¿Cómo saber si, a pesar de que el objetivo es evitar el sufrimiento, también se
puede estar acelerando la muerte que ya está próxima a llegar? También, es pertinente
valorar conceptos que se escuchan en nuestro diario vivir, como la vida y la muerte,
conceptos que a simple vista parecen sencillos de evaluar, pero en realidad generan
infinidad de posiciones cuando se habla del derecho a vivir o del deseo de morir
dignamente.
Como se puede ver, la eutanasia es un debate que cuestiona a las personas de
muchas maneras; es uno de los debates más grandes a nivel mundial que genera grandes
polémicas y contradicciones. El objetivo de esta investigación es estudiar el debate de la
eutanasia en Colombia, como un tema que ha cuestionado tanto los valores como la ética
de la humanidad. Esto sucede ya que cada quien toma posiciones diferentes porque para
cada persona la vida y la muerte toman significados distintos, por lo que en esta
investigación se tratarán dichos conceptos, específicamente, en aspectos jurídicos y
morales. De esta manera, con las diferentes posiciones acerca del tema se podrá tomar
una posición argumentativa acerca de en qué posición se encuentra Colombia frente a
este tema.
Este tema surge debido a que desde mi punto de vista ya debería estar establecido
en cuál momento la vida de una persona es indigna y la medicina no puede intervenir más
sobre ella. Desde un principio me causó mucha curiosidad este tema, pues Colombia es de
los pocos países que permite la eutanasia; es importante evaluar cómo el Estado, la
medicina, la Iglesia y las personas en general ven la vida y la muerte en un país en donde
esta práctica es legal. Además me causó mucha curiosidad estudiar como algunos
conceptos como (la vida y la muerte) pueden tener significados tan contrarios para cada
persona.
De esta manera, la posible hipótesis que hasta el momento se ha planteado para
esta investigación es que, enfocándose en aspectos jurídicos y morales, estos conllevaran
a verificar que es posible que en Colombia las posiciones a favor de la eutanasia tengan
más trascendencia que las que están en contra. Esto se puede inferir teniendo en cuenta
que Colombia es uno de los pocos países en los que esta práctica es legal, lo que permite
comprender que cuestiones como ésta en este país son tratados con mayor madurez y
aceptación entre los colombianos.
Para comprobar lo anterior, es necesario en primer lugar, comenzar definiendo los
conceptos de “vida digna” y “muerte digna” porque según esto, el debate surge. Teniendo
esto claro, se evaluará el concepto de eutanasia, y cómo se ha venido tratando
específicamente en Colombia. Posteriormente se explicarán los diferentes tipos de
eutanasia, y con cuáles se hará válido todo lo que se irá proponiendo a lo largo de la
investigación. Con toda esta información, se pasará a la investigación de los dos debates
que serán estudiados, para finalmente poder determinar cómo es tratada la eutanasia en
el país.
De esta manera, este trabajo contará con cuatro capítulos. La intención del primer
capítulo es definir los conceptos anteriormente mencionados y con los que se va a
trabajar durante toda la investigación. En el segundo capítulo se mirará la posición que
toma el aspecto moral, será un estudio de creencias y valores, incluirá la posición de la
Iglesia Católica y también contará con la parte médica. Posteriormente, en el tercer
capítulo se pretende estudiar la posición del Estado colombiano frente a este tema, se
estudiará qué medidas ha tomado el Estado hasta el momento con respecto al derecho de
vivir y morir dignamente. Finalmente, se presentará un último capítulo en el que se
analizarán las diferentes posiciones tratadas en este estudio, para así verificar la hipótesis
planteada. En este último capítulo, todos estos debates y conceptos se involucrarán entre
sí para poder concluir en qué posición se encuentra Colombia frente a esta práctica.
El periódico El Tiempo ha realizado varios artículos en los cuales se discute este
debate y la iniciativa de hacer de la eutanasia algo trascendental en el país, con ayuda de
una serie de artículos encontrados se mantendrá un interesante cruce de opiniones acerca
de esta práctica. Teniendo en cuenta que la finalidad de esta investigación es realizar una
serie de debates, es muy importante decir que el debate es una forma de discusión que se
caracteriza por enfrentar posiciones sobre un tema determinado. Además, el debate
permite ver y contrastar posiciones opuestas, ampliando así la perspectiva del tema a
debatir. En este caso, un debate jurídico y un debate moral representaran diferentes
posturas sustentadas por medio de argumentos que serán una herramienta para
desarrollar y ampliar la comprensión de este tema. Por lo anterior, lo que se pretende
evaluar a continuación son las posturas que más relevancia tienen en el debate moral y el
debate jurídico de la eutanasia según una búsqueda de archivo tomada del periódico El
Tiempo en los artículos publicados entre los años 1997 y 2015.
2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN
Sobre la vida, la muerte y la eutanasia.
Al ser evidente que en gran parte esta controversia se genera por ser un tema que
trata cuestiones como la vida y la muerte, es necesario empezar definiendo los conceptos
de vida digna y muerte digna. Teniendo claro el significado que se tomará para estos
conceptos, se podrá evaluar el significado de la eutanasia, en qué consiste esta práctica y
por qué genera tanta controversia mundialmente. Finalmente, se podrán especificar los
tipos de eutanasia que son pertinentes para la investigación, según lo anteriormente
descrito.
Para empezar a estudiar estas cuestiones, es importante hacer referencia a la
Declaración de los Derechos Humanos ya que, mediante 30 artículos, esta declaración
protege la vida y respalda la muerte, conceptos que como ya se había dicho son de gran
trascendencia para la investigación. En estos 30 artículos se indican los derechos que
poseen los seres humanos y que serán promovidos y protegidos sin discriminación alguna,
todos aclarando el valor de la vida como derecho fundamental. Un ejemplo claro y que
será de gran uso para la investigación, es el artículo 3 de la más reciente Declaración en el
año 2008, que dice que la vida es un derecho esencial de cada ser humano. El artículo
indica que todo individuo tiene derecho a disponer de ésta, de seguridad y de libertad
personal. (Asamblea General de las Naciones Unidas. 2008). Posteriormente, en el
artículo 5 de la misma Declaración, dice que nadie será sometido a tortura, trato cruel,
inhumano o denigrante, lo que significa que nadie es merecedor de sufrimiento, y se
impide que la vida se convierta en indigna por causa de un mal trato. (Asamblea general
de las naciones unidas. 2008). Estos dos artículos son una pequeña muestra de esta
Declaración, pero al fin y al cabo todos los artículos resumen la misma cuestión,
proclaman las necesidades básicas que deben ser atendidas para que todos podamos
desarrollar una vida digna. Así, que se garantice la seguridad y se promueva la igualdad,
que se respete la autonomía y libertad y se constituya un ámbito de justicia en la sociedad
son los grandes valores que establecen una vida sana y digna para cualquier ser
perteneciente a una sociedad. Entonces, si se considera que al cumplirse estos
parámetros se puede vivir dignamente dentro de una sociedad, cabe preguntarse a partir
de esta pequeña muestra de lo que proclaman estos artículos, ¿en qué situaciones estos
derechos se dejan de cumplir? Así pues, al ocurrir esto también se genera una pegunta
fundamental para esta investigación: ¿en qué momento la vida se convierte en indigna?
Planteando estas cuestiones, a continuación se estudiará lo que es vivir dignamente y en
qué tipo de situaciones se genera una muerte constante aun estando en vida.1
1. Vida digna y muerte digna.
Para resolver dichas cuestiones, a continuación se evaluarán los conceptos de vida y
muerte, y así se podrá entender a qué se refiere cuando se dice vivir y morir dignamente.
Esto es de gran importancia al ser la intención principal de la eutanasia proclamar el
derecho a tener una vida digna y una muerte en paz, aspectos que así mismo, son
proclamados por los artículos descritos anteriormente. Para empezar, la vida es un
concepto que tiene múltiples definiciones y se interpreta a partir de distintos enfoques,
porque para cada persona puede llegar a significar algo diferente. Esto se debe a que
todos crecemos de maneras diferentes y desarrollamos nuestra mente en espacios
distintos y con creencias desiguales. Por ejemplo, desde el punto de vista de la biología, el
Dr. Jérome LeJeuneun, expone que un ser viviente es aquel que se compone a partir de
estructuras moleculares específicas, con capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir.
(LeJeuneun, 2002, p.4). Según este enfoque biológico, la vida es simplemente aquello que
distingue a hombres, animales y plantas de los objetos, siendo seres capaces de percibir y
responder a los cambios de su medio ambiente. Además, una capacidad exclusivamente
del hombre es el poseer un lenguaje, y por ende, poder comunicarse mediante éste, así
pues, a diferencia de los animales, los seres humanos tenemos conciencia del mundo, es
decir, tenemos la capacidad de razonar.
Por esto, es evidente que la definición de la vida no se puede limitar a la simplicidad
de un enfoque biológico, puesto que el hombre no sólo vive como ser biológico sino que
es también un animal simbólico que con su capacidad de razonar, desde sus orígenes, ha
buscado darle un sentido a su existencia que va más allá de los límites exclusivamente
físicos. Como lo afirma el geólogo José Luis San Miguel de Pablos: “Si tantos pensadores
han intentado definir la vida es porque el ser humano tiene, desde siempre, clara noción
de que existen "seres vivos" y "cosas" no vivas, (…) el análisis racional viene en este caso a
constatar intensos debates”. (San Miguel de Pablos, 2001, p.2). Así pues, por medio de
esta capacidad a lo largo de la historia de la humanidad este concepto de “vida” ha
logrado tomar diferentes significados porque hoy en día para cada quien la realidad se
presenta de diferentes maneras y la razón que todos poseemos se ha convertido en una
capacidad para debatir y tener ideales diferentes. Es por esto que es bastante complejo
definir la vida, porque para unos puede ser tan sólo un estado, mientras otros la conciben
como una cualidad que nos distingue de los objetos. Así, también puede ser una actividad,
y al verla desde una perspectiva más amplia y con un sentido sagrado, se considera un
1
Los números entre [] corresponden a la bibliografía que acompaña este documento.
regalo, un don de Dios, un conjunto de sucesos y el conjunto de estos lo que nos hace
estar vivos.
Entre toda esta variedad de significados, resulta aún más complejo determinar
cuándo empieza la vida y en qué momento específico termina, ya que los debates morales
y científicos difieren en este aspecto. Por ejemplo, muchas posturas sostienen la idea de
que el feto en sus primeras etapas no puede ser considerado un ser vivo, porque éste aún
no ha nacido, como también muchos médicos sostienen la postura de que la vida
comienza desde el primer momento del embarazo, tal como lo afirma el Doctor Mendoza
en la revista de Bioética y Derecho: “No obstante lo anterior, no hay que olvidar que en
realidad, la posibilidad de una vida humana ya se había iniciado desde el punto de vista
biológico, mediante el nacimiento, existencia y desarrollo de los dos tipos de células
primigenias, óvulo y espermatozoide” (Mendoza, 2011, p.19). Con esto se afirma que cada
uno de nosotros comienza a existir en el momento en que hay la información genética
necesaria para crear un nuevo organismo. Entonces, para esta investigación se tomará
que desde el momento de la fecundación se crea la vida.
Teniendo claro cuándo se inicia la vida desde un punto de vista médico, se parte
directamente a otra cuestión: a partir de que la persona es considerada un ser vivo,
entonces, ¿qué es vivir dignamente y en qué momento la vida deja de ser digna? Es difícil
establecer criterios concretos acerca de este concepto porque es complejo entender y
establecer en qué momento la vida de una persona ha perdido el valor necesario, hasta el
punto en que la muerte se convierta en la mejor salida. De igual forma, tal como lo aclara
el libro La fuente de la vida, la vida digna, la calidad de vida, es una cuestión que puede ir
desde la ausencia del dolor físico y el cumplimiento de las necesidades básicas de cada
persona, hasta la estabilidad económica, la educación, y posteriormente, lo que sería un
buen vivir. Pero, indudablemente, sin salud física, los factores sociales y emocionales no
vendrían al caso, ya que es imposible disfrutar de una vida con calidad sin partir de un
buen estado físico, por esto, la salud siempre será lo más importante para el buen
desarrollo de cualquier persona. Es por esto que, según el libro de Bioética principales
problemas y La fuente de la vida, se pudo establecer que para la presente investigación se
describirá la vida digna en cuestiones de salud, aclarando que vivir dignamente es ante
todo poder disponer adecuadamente del cuerpo. Cuando hablamos de la importancia de
la salud nos estamos refiriendo al valor que la salud tiene para que una persona pueda
llevar una buena calidad de vida en todos sus aspectos, considerando así, que la vida deja
de ser digna y la persona deja de tener calidad de vida en el momento en que las
condiciones de salud no cumplan esta función. De esta manera, se puede decir que vivir
indignamente es cuando el dolor es insoportable, las posibilidades de una recuperación
satisfactoria son casi mínimas y las condiciones de vida del paciente son denigrantes.
Ahora sí, al saber que vivir dignamente es vivir una vida en condiciones apropiadas
de salud, en las que la persona pueda disponer de su cuerpo con autonomía, se infiere
que cuando el cuerpo simplemente no pueda reaccionar beneficiariamente a un
tratamiento porque su estado ha llegado a puntos críticos, la persona está viviendo en
condiciones indignas. Ya en estas situaciones se le estaría dando al paciente una muerte
larga, penosa y humillante, ya que la persona estaría sufriendo demasiado al estar
luchando con un proceso médico mientras también sabe que se encuentra en condiciones
denigrantes de salud. Sin embargo, estas cuestiones se tratarán más adelante con el
estudio de cada uno de los debates, por ahora es importante tener claro que la dignidad
es una cualidad que no poseen los seres que no tienen autonomía y libertad de su cuerpo
y dependen de una máquina para vivir.
Teniendo claro en qué momento la vida es considerada indigna, ahora es necesario
hablar acerca del fin de la vida, es decir, de la muerte, para poder analizar cada uno de los
debates según estos conceptos. Según el aspecto médico y como lo afirma el Doctor
Mendoza, un ser se considera muerto cuando el cerebro falla, ya que es éste el que regula
y controla la función cardio-respiratoria de todo el cuerpo (Mendoza, 2011, p.23). A partir
de lo siguiente, se presenta una cuestión bastante importante: “en este sentido, un
individuo con muerte cerebral es aquel que, auxiliado mediante un respirador artificial, es
un ente vivo que no obstante, se considera legalmente como un cadáver” (Mendoza,
2011, p.23). Con lo anterior se explica el tipo de situación en que la persona es
considerada un ente, es decir muerta medicamente y legalmente. Sin embargo, no lo está
del todo, ya que la persona aún esa viviendo porque sigue respirando, lo que implica que
hay un cuerpo que aún no muere porque hay rasgos de vida. Así, se puede decir que esta
situación es totalmente indigna, porque la persona al tener un muy mal estado de salud,
no posee con autonomía y libertad de su cuerpo, y no tiene la capacidad de decidir sobre
éste, situación que, evidentemente se considera una muerta indigna.
Claramente, morir en esas condiciones no es justo para nadie, esperar ese momento
en un estado vegetativo no se puede considerar de ninguna manera morir con dignidad.
Pero entonces, ¿qué es morir dignamente? Una muerte digna parte del hecho de vivir con
dignidad, tal como se dijo anteriormente, siendo autónomos y libres de decidir sobre el
cuerpo. Morir dignamente es morir sin dolor, o por lo menos en la medida en que la
persona no tenga que afrontar sufrimientos insoportables o prolongar su vida de manera
artificial sin poder sobrevivir por sí mismo. Sin embargo, esta situación se debe evaluar
independientemente, es decir que así se considere que morir indignamente es tener que
padecer de sufrimientos extremos en los últimos instantes de vida, no se puede definir
una sola posición o momento como tal en que esto suceda porque es imposible abarcar
los casos médicos de todas las personas. De esta manera, se puede decir que la cuestión
de morir dignamente está clara, pero la manera acertada de tratar esta cuestión es que
cada persona pueda definir el tiempo que ésta quiera seguir su tratamiento, ya que es la
única que puede medir el momento en el que no considera digna la manera en cómo está
viviendo. Esto se expone de la siguiente manera: “La actitud correcta es remitir a cada
paciente, en virtud por su autonomía individual, la decisión sobre qué nivel de calidad de
vida puede aceptar en función de sus características determinarán su umbral de
sufrimiento y resignación” (Varga, 1998, p.85). Con esto se pueden aclarar dos factores
importantes: el primero, es que morir dignamente es cuando las condiciones son
apropiadas en la medida en que la persona aún posee esa autonomía de poder decidir
sobre su cuerpo y salud, por lo tanto, y en segundo lugar, la persona es la única que puede
medir su sufrimiento y establecer hasta qué punto quiere continuar con algún tratamiento
médico.
Con todo esto, se puede decir que en realidad lo que importa es la dignidad de la
vida, la salud y el poder morir en paz, sin sufrimientos extremos o situaciones críticas de
salud. Tal como se expone en la siguiente cita: “El valor desnudo de la vida queda
matizado al poner el acento en el adjetivo “humana” y no simplemente, en el sustantivo
“vida”. Lo que tiene valor es una vida de calidad.” (Rodríguez, 2005, p.22). Como lo indica
la cita, la vida no puede ser concebida tan solo como estar vivo, lo que prevalece es la
manera en cómo se vive. Por eso se retoma el hecho de que es necesario abandonar la
idea de que vivir simplemente se limita a una definición biológica, porque como se pudo
ver vivir dignamente se compone de más factores, como el bienestar y la salud de una
persona. A partir de esto, también se puede llegar a la conclusión de que sea cual sea la
situación todos merecemos vivir y morir en condicionas dignas y sin sufrimiento.
2. Eutanasia.
Teniendo claro qué significado se le dará a la muerte y a la vida digna en la
investigación, a continuación es necesario empezar a definir la eutanasia y los tipos de
eutanasia que hay. Para empezar, según La Real Academia Española el término eutanasia
se deriva del griego: "eu" (bien) y "thánatos" (muerte), por lo que significa buena muerte,
es decir, darle una muerte digna a una persona. La Real Academia la define como “la
acción que para evitarle sufrimiento a personas padecientes de enfermedades incurables,
acelera su muerte bajo el consentimiento del paciente o sin éste” (Real Academia
Española. 2001). La eutanasia ocasiona la muerte de un individuo cuya enfermedad
requiere tratamientos extremadamente dolorosos que, en este punto, serían
innecesarios, con el propósito de no tener que llegar a tal punto en que la persona viva
indignamente al vivir de manera artificial. Tal como lo expone el libro Una muerte
razonable, el fin de esta práctica es que la persona tenga el menor sufrimiento posible, y
además, que pueda tener una muerte digna, en la que sea libre de disponer de su cuerpo
como éste quiera. (Rodríguez, 2005, p.25).
Teniendo esto claro, es importante resaltar qué tipo de eutanasia se tratará en esta
investigación según la definición anteriormente descrita. Teniendo en cuenta el libro Una
muerte razonable, el tipo de eutanasia que se utilizará cumplirá con ciertas condiciones
para que sea pertinente llegar a tener en cuenta la eutanasia. La primera, característica
propia de esta práctica, es que el enfermo ha de padecer, necesariamente, de una
enfermedad terminal e incurable que cause un sufrimiento extremo en la persona; para
que sea necesario recurrir a esta práctica. En segundo lugar, esta práctica es voluntaria, es
una petición del paciente, y bajo su consentimiento. Sin embargo, es importante no dejar
de lado el caso de un paciente que no tiene las capacidades físicas para exponer si desea
esta práctica o no, porque el caso de un paciente vegetativo es indudablemente una
situación denigrante. “La eutanasia no-voluntaria, se plantea cuando no se conoce si el
paciente desea morir. La expresión se suele utilizar en los casos de los pacientes en estado
vegetativo no realizaron unas directrices anticipadas en las que hablaran de sus
preferencias de tratamientos” (Rodríguez, 2005, p.43). Únicamente en este caso es
cuando esta decisión reside en las personas que están a cargo de él, e indudablemente
son estos los casos en los que la persona se encuentra en las condiciones más indignas,
por esto es importante tratarlo. Se tendrán en cuenta las condiciones mencionadas y
también este último caso, ya que es en estas situaciones específicas en que es pertinente
recurrir a la eutanasia, en la medida en que tal vez es la mejor solución para que el
paciente no sufra más.
De esta forma, el tipo de eutanasia que se tendrá en cuenta para esta investigación
es la eutanasia voluntaria y la no-voluntaria, es decir, cuando el paciente decide por
voluntad propia hacer uso de la eutanasia y cuando no se conoce, ni se puede conocer, si
el paciente desea morir, pero se cree que es la mejor opción. Teniendo esto claro, es
importante mencionar que también se dan otros tipos de eutanasia que se clasifican a
partir del modo como se procede en la práctica y si está bajo el consentimiento del
paciente o no. Según el texto Una muerte razonable, se anuncia que contrario a la
eutanasia voluntaria se da la eutanasia involuntaria: “la eutanasia involuntaria se refiere a
la conducta consistente en provocar la muerte de un paciente competente en contra de
su voluntad explícita.” (Rodríguez, 2005, p.45). Es importante aclarar esto porque no se
tendrá en cuenta este caso, tan sólo cuando es no-voluntaria se podrá permitir que no
esté bajo el consentimiento de la persona, ya que en este caso se considera que es la
mejor opción porque la persona se encuentra en un estado vegetativo y el encargado del
paciente decide tomar la decisión de ejercer esta práctica por la persona.
Por otro lado, y respecto a su intención, se encuentra la eutanasia directa y la
indirecta, y por sus medios, la eutanasia pasiva o activa. Se tendrá que explicar estos tipos
de eutanasia para entender cuáles son pertinentes para la investigación. Según el mismo
texto mencionado anteriormente, la eutanasia directa se da cuando las acciones que se
realizan sobre el enfermo tienen la única intención de provocar su muerte, por ejemplo,
proporcionando una inyección letal al enfermo (Rodríguez, 2005, p.46). Respecto a su
método, este tipo de eutanasia se puede dar a partir de la eutanasia activa o la pasiva.
Según Ramón Macía Gómez, en el artículo La Eutanasia: concepto legal, la eutanasia activa
se da cuando se ocasiona la muerte del enfermo administrándole sustancias letales,
mientras que la pasiva es cuando se suspende o no se inicia el tratamiento ni se hace uso
de ninguna herramienta médica para mantener vivo al paciente (Macía, 2008).
Claramente, son situaciones muy diferentes porque en la primera se renuncia a un
tratamiento, pero se da la muerte inmediata, mientras que en la segunda simplemente no
se empieza o se suspende, pero se espera al momento de morir. En oposición a esto, se da
la eutanasia indirecta, que tal como lo aclara el texto Una muerte razonable, es cuando la
intención principal no es finalizar con la vida del enfermo, sino aliviar su sufrimiento, pero
la cuestión a resaltar es que se llega a la muerte indirectamente: “No busca la muerte del
paciente, sino que ésta es un mero efecto secundario de su auténtica intención: aplacar
una agonía insoportable” (Rodríguez, 2005 p.46). Esto sucede porque al administrar cierto
tipo de analgésicos o procedimientos terapéuticos también se puede obtener como efecto
secundario el acortar la vida de la persona.
Finalmente, existe el suicidio asistido, que aunque no es un tipo de eutanasia se ve
relacionado y es necesario aclarar su distinción porque no se tendrá en cuenta en la
presente investigación. Tal como lo dice el artículo Eutanasia: concepto legal, el suicidio
asistido es “voluntad de no vivir” y no una “voluntad de morir”, lo que quiere decir que es
voluntad del enfermo no querer vivir, simplemente renunciar por rechazar la vida, sin que
necesariamente la persona se encuentre en una situación crítica de sufrimiento. Lo que
significa que en este caso, “es el paciente mismo el que pone fin a su vida de manera
voluntaria y activa, de alguna manera es un procedimiento intermedio entre un suicidio
normal y la eutanasia voluntaria” (Macía, 2008, p.3). Esto difiere con la eutanasia porque
en la eutanasia se proveen los medios necesarios, como venenos o inyecciones, para que
voluntariamente la persona termine con su vida, mientras que en el suicidio asistido es la
misma persona que acaba con ésta por medio de sus propios mecanismos. También
difieren en la medida en que el suicidio asistido generalmente se da en los casos de
enfermedades terminales en las que se decide rechazar cualquier tipo de tratamiento, sin
que el paciente haya llegado a tener un sufrimiento máximo, mientras que la eutanasia se
da en casos de dolor extremo, en los que la muerte es considerada la mejor opción, ya sea
renunciando a un tratamiento o administrando sustancias letales a la persona. Así, se
puede concluir que el suicidio asistido es semejante al suicidio normal porque es el propio
sujeto el que pone fin a su vida, y con la eutanasia voluntaria comparte el hecho de que la
muerte ocurre en el contexto de una enfermedad penosa e incurable; sin embargo, al no
haber llegado a una situación extrema de salud en la que la muerte sea la mejor opción,
no es considerada eutanasia. Esta práctica no será tomada en cuenta para la investigación
porque como se dijo anteriormente, es necesario que la persona se encuentre en
situaciones críticas de salud para considerar viable hacer uso de la eutanasia.
A partir de todo lo descrito anteriormente es evidente que, la cuestión de la
dignidad tanto en la vida como en la muerte de alguna u otra manera conlleva a
cuestionar prácticas como la eutanasia. Realmente cabe preguntarse si al padecer de
enfermedades en las que las condiciones de salud son deficientes, la vida se está
protegiendo gracias al uso de varios tratamientos o si por el contrario, se está
prolongando la agonía de la persona. Sin embargo, estas cuestiones se trataran
posteriormente, por ahora es necesario tener claro que vivir y morir dignamente es
poseer autonomía y libertad sobre el cuerpo, teniendo una salud y condiciones de vida
apropiadas. Así mismo, el tipo de eutanasia adecuado para analizar estos conceptos según
debates morales y jurídicos es la eutanasia voluntaria, cuando el paciente es consciente de
esto, es una voluntad, y la eutanasia no-voluntaria, cuando a pesar de que no se pueden
conocer las peticiones del paciente, se cree que es la mejor opción. Teniendo todo lo
anterior claro, a continuación se evaluarán dichos conceptos en un debate moral.
3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA
Para la mayoría de nosotros afortunadamente la vida es valiosa puesto que nuestra
existencia nos causa felicidad y nos sentirnos beneficiados por ella, encontramos en la
vida un sentido desde que sea digna y placentera. Sin propósito y por ende, carezca ya de
sentido, situaciones en donde estar sumergido por el dolor y condenado a un sufrimiento
constante no permite vivir con tranquilidad y de manera digna. Indudablemente al
disponer de una salud adecuada de alguna u otra forma cualquier situación puede tener
una solución, pues partiendo de esto las demás cosas pueden realizarse, pero es
imposible vivir de manera satisfactoria cuando no se dispone de un cuerpo sano que viva
por sí solo, cuando éste ni siquiera es consciente de que está viviendo. Es en estos
momentos en donde vale preguntarse que significa vivir y morir dignamente pues, en
muchas circunstancias cuando la vida se ve interrumpida por cualquier enfermedad
terminal o atropello contra su bienestar, la dignidad de la persona puede llegar hasta
últimas instancias en donde el vivir entre la desesperanza conlleva a no saber si es mejor
morir o seguir viviendo.
En estas circunstancias la eutanasia se presenta para algunos como la opción más
viable al defender la dignidad del enfermo, mientras para otros es adueñarse de la
muerte, deparando este hecho anticipadamente y poniendo fin a la vida propia o a la de
otros. Sin embargo, a pesar de las diferentes posturas acerca del tema es evidente que
para todos, la vida pertenece a la clase de bienes intocables que no se puede negociar con
nadie. Si la libertad, la expresión, la educación, etc. son derechos de todo ser humano,
con más razón todavía lo es la vida, pues de ésta se parte para todo lo demás, es la raíz
primordial de todos esos bienes y el primero de todos los derechos. La Constitución es
clara en su artículo 11: “La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de muerte”. La
vida se defiende tanto en posturas jurídicas, como médicas y religiosas porque ante todo
es valiosa y merece ser promovida y respetada. En esta medida, queda claro que para
todos, la vida es un bien, el debate frente a la eutanasia se inicia verdaderamente cuando
se evalúa cuestiones con respecto a ¿A quién le pertenece ese bien? ¿En qué momento
deja de ser un bien si es que en algún punto deja de serlo? Es decir, que significa la
dignidad humana y también que tanta autonomía y disponibilidad tiene el hombre frente
a esta.
Según lo anterior, el siguiente debate partiría de la pregunta: ¿Tiene el hombre
algún derecho a disponer por sí mismo sobre su vida cuando está incurablemente
enfermo y desea la muerte? Para ello, hay una serie de cuestiones éticas y opiniones que
evalúan y presentan su postura frente a lo que sería obrar de manera correcta con
respecto a la eutanasia según diferentes perspectivas. De esta manera, para responder
éticamente la pregunta presentada, mediante los diferentes argumentos se valorarán que
es la dignidad humana y hasta qué punto el ser humano es poseedor de su vida.
Para empezar, es necesario evaluar en que consiste la ética y entender cómo se
formará un debate ético. Este tipo de debate se relaciona con todas las posturas acerca
del estudio de la moral y la acción humana. Debido a que el ser humano es un animal
racional, dotado de conciencia y de facultad de juzgar, es esa conciencia lo que permite, a
través del uso de la razón, juzgar el bien o el mal, a lo que se le denomina como
moralidad. De esta manera, cuando algo se evalúa éticamente se está definiendo si es
algo que está bien o está mal, determinando cómo deberían actuar los seres humanos. En
la investigación estos juicios giraran en torno a la posición de la iglesia católica
contrastada con diferentes argumentos que a diferencia del catolicismo, si promueven la
eutanasia como un buen morir.
A pesar de que el propósito de la ética es propiciar el bienestar de toda la
humanidad, el gran problema es que la sociedad en ninguna época se ha puesto de
acuerdo con el significado de “bien”. Esto es tan complejo que el entendimiento de lo que
es el bien se ha dejado a la conciencia individual y juicio personal, mas no a algo definido
con lo cual todas las personas estén de acuerdo. Por ende, es importante mencionar que
lo presentado a continuación es un debate, que aunque brinda una serie de opiniones
acerca del tema, esta concepción solo puede manifestarse según el criterio del paciente,
porque además de ser el único capaz de juzgar su calidad de vida, ninguna persona
además de él pude disponer ésta. Claramente, todas estas cuestiones tendrán validación
solo en la medida en que se refiera al momento en que se haya ofrecido todas las medidas
paliativas adecuadas, solo entonces, será responsable explorar la cuestión de la eutanasia.
Así pues, mediante un debate ético se presentaran las diferentes opiniones morales
en el debate colombiano acerca de la eutanasia, opiniones que serán comparadas para
luego evaluar cual postura tiene más validación entre los colombianos. De esta manera, se
podrán contrastar las posturas a favor y en contra de esta práctica y sus respectivos
argumentos morales para asumir cada posición. Sin embargo, así como no se puede
evaluar concretamente lo que está “bien” también es importante aclarar que en cuanto la
eutanasia no hay ninguna verdad absoluta, pues hasta el momento nadie ni los médicos,
ni teólogos, ni sacerdotes tienen la razón puesto que siempre pasara que las posturas
jurídicas choquen con religiosas haciendo que este tema se “congele” sin brindarle una
última solución.
1. La iglesia católica frente a la eutanasia.
La institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la Iglesia
católica, la cual tiene una posición trascendental en el debate moral de ésta práctica.
Como mayoritariamente los colombianos son católicos, la religión tiene la labor de
establecer ciertos valores éticos que regulan las acciones del hombre colombiano.
Claramente, esta posición no puede abarcar un cien por ciento del país, ya que tanto la
vida como la muerte son aspectos que siempre han mantenido una constante discusión
debido a la gran cantidad de opiniones y creencias respecto al tema. Sin embargo, el
catolicismo si tiene un gran impacto en este debate, es importante aclarar que la iglesia
siempre ha mantenido la misma posición, en la cual afirma su desconcierto con respecto a
la eutanasia. El catolicismo defiende la vida como obra de Dios, por tanto, disponer
absolutamente de la vida humana, propia o ajena es apoderarse de algo de lo cual el
hombre no es poseedor. De la eutanasia, el Papa Juan Pablo II afirma: ‘De acuerdo con el
Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica,
confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios en cuanto eliminación
deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana.” (Evangelium vitae, n. 65).
Para la fe cristiana la vida siempre ha sido un bien personal, es decir que quitarse la vida o
quitar la vida es una ofensa hacia uno mismo y hacia el prójimo.
La Iglesia católica considera que el aprecio por toda vida humana fue algo
introducido por el cristianismo, ya que desde sus principios la iglesia fue proclamando el
valor por la vida a todas las comunidades paganas que evangelizó. Con esto, la iglesia
argumenta continuamente que actos como la eutanasia y el aborto tan solo fragmentan el
ideal cristiano y alejan la Palabra de Dios de la sociedad. En consecuencia, el Papa afirma
que la ética actual es un retroceso, un retroceso a todos los valores cristianos, él lo
denomina como “cultura de la muerte”. De esta manera, la Iglesia rechaza en todo su
sentido a la eutanasia, porque a pesar de causar la muerte de un ser humano para
evitarle sufrimiento y garantizarle una muerte digna, no deja de ser una forma de
homicidio. La institución nunca estará de acuerdo con la eutanasia, pues si se cree como
dogma de fe que la vida es solo de Dios, cuando el hombre puede decidir y adueñarse de
ésta dando muerte a sí mismo o a otro, se está atentando contra la vida humana y el
poder de Dios sobre ésta.
Estos son algunos de los argumentos principales en contra de la eutanasia que
sostiene la iglesia católica:
 Afirma la inviolabilidad de la vida humana. Es decir que nadie puede atentar
contra la vida de otra persona, por lo que es inaceptable que un médico le
ponga fin a la vida de un enfermo.
 Subraya que el significado de morir con dignidad es igual que morir
naturalmente, es decir cuando Dios lo quiera.
 El hombre no es poseedor de su vida, pues Dios dispone exclusiva y
absolutamente sobre ésta.
Con respecto al segundo argumento, Alfonso Llano, un sacerdote colombiano
responde a la siguiente pregunta: ¿Nadie está por encima de la persona referente al
derecho sobre su vida, ni la Ley ni el Estado, o tiene sus límites y en este caso cuáles son?
Dice, “La respuesta a la pregunta es religiosa. Aclaro: el verdadero creyente en Dios
reconoce el señorío de Dios sobre la propia vida y acata el momento de la muerte natural
como la forma de morir dignamente. (Llano, 2012). De aquí, se puede decir que como se
ha venido diciendo para la iglesia católica Dios tiene el poder absoluto sobre todas las
cosas, entonces si Dios es poseedor de la vida, ningún ser humano puede sentirse dueño
de su vida o de la de los demás. Por consiguiente, la eutanasia no sería una opción de
muerte puesto que para el catolicismo ni la vida ni la muerte son una decisión del hombre
y mediante esta práctica si lo seria. En este contexto, la eutanasia sería considerada como
rechazo a la soberanía de Dios.
En efecto, acerca de lo expuesto por el sacerdote Llano, muchas opiniones
contradicen estos argumentos e incluso afirman que se califica como injusto el hecho de
considerar un argumento religioso para decidir públicamente sobre un tema tan
trascendental y complejo como éste. Es cierto que la iglesia católica tiene una gran
influencia en la sociedad colombiana, sin embargo, desde otro punto de vista se considera
que no es pertinente dejar a un lado las diferentes posturas acerca de la vida y la dignidad
humana, ya que no es correcto tratar temas tan evaluables mundialmente según una
postura exclusivamente religiosa, como así lo pretende la iglesia en sus posturas radicales
en las cuales son inadmisibles otro tipo de pensamientos. Esto se puede decir debido a
que, el afirmar que el ser humano no es dueño de su vida ni de su cuerpo conlleva a
pensar que los argumentos expuestos por la iglesia católica y presentados por el
sacerdote Llano dejan a un lado la voluntad, libertad y autonomía de cada individuo. A
pesar de que la problemática de la eutanasia enfrenta diversos posicionamientos ante
todo no se puede descuidar los derechos humanos que toda persona tiene, siempre se
deben tener en cuenta para evaluar este tema tanto jurídica como éticamente. En este
sentido, las posiciones pro eutanasia exponen que es necesario concientizar acerca del
reconocimiento del derecho de cada individuo a decidir sobre su propia vida. De esta
forma, a la hora de legislar la práctica, la Ley debe reconocer y respetar los derechos tanto
del creyente como el del no creyente.
En contraposición con los argumentos de la iglesia:
 Toda persona es autónoma y tiene derecho a decidir sobre su vida.
 Nuestra sociedad está fundamentada en la protección de los derechos
humanos. Toda persona tiene derecho a decidir si quiere o no seguir
viviendo.
 La vida, en determinadas condiciones, puede llegar a ser indigna. No es justo
someter a un enfermo a un sufrimiento constante cuando se tiene el poder
de evitarlo.
2. Vivir: ¿obligación o derecho?
De esta manera, en contraposición a la postura de la iglesia católica se presentan
casos que defienden la autonomía, independencia e individualidad y el derecho que la
persona, creyente o no, tiene de decidir sobre su propia vida. Siguiendo este argumento
se presenta el caso de Sue Rodríguez, un señor de 42 años de edad que padecía de una
esclerosis múltiple. Durante el deterioro de su cuerpo por causa de esta enfermedad,
Rodríguez se preguntaba constantemente lo siguiente “Si yo no puedo dar el
consentimiento para mi propia muerte ¿de quién es este cuerpo? ¿A quién le pertenece
mi vida? Para lo que Sergio Muñoz, un reconocido escritor y columnista de El Tiempo
responde, “Yo no tengo duda alguna. Nadie, ni el Estado ni las iglesias tienen derecho a
decirme que debo hacer con mi cuerpo, con mi vida o con mi muerte. Esas son decisiones
que solo a mí me conciernen. (Muñoz, 2013). Acerca de la pregunta de Rodríguez, se
puede decir que según esta postura el ser humano es el único dueño de su propia vida, ni
el Estado, ni ninguna institución o religión puede disponer sobre su vida porque el mismo
debe decidir cómo vivir y así mismo como quiere morir. Además, si la persona no quisiera
vivir en esa condición ¿qué sentido tendría mantener el cuerpo? Esta postura resalta la
autonomía y libertad que tiene el ser humano ante el ser o no ser de su vida, ya que
disponer de su vida es una libertad.
Si bien la discusión sobre la autonomía en la toma de decisiones al final de la vida es
una pregunta fundamental que debe plantearse en las sociedades modernas, ya que los
tiempos han cambiado y no se puede dejar a un lado la libertad individual cuando se es
parte de una sociedad democrática, en donde las creencias y diferentes opiniones son
respetadas. No se trata solo de respetar la autonomía, se trata de promoverla y aclarar el
valor que cada persona tiene con respecto a su vida y a su momento de morir, es decir
hacer de esto algo pertinente en casos en que la salud de una persona haya alcanzado un
nivel denigrante.
3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones.
Por ende, cuando la iglesia descarta esta libertad humana afirma que para la
institución es imposible aceptar la diversidad de opiniones entre los católicos, puesto que
cualquier creyente ante todo debe proclamar la vida y aceptar la muerte como un hecho
natural y una decisión de Dios. El papa Benedicto XVI afirma, según el artículo “La
Eutanasia” realizado por Sergio Muñoz, que: “el aborto y la eutanasia son pecados tan
graves que la iglesia no admite la diversidad de opiniones entre los católicos” (2011). Se
puede decir que al asumir estas posturas se dejan a un lado muchos factores como los son
los derechos de cada persona y además el hecho de considerar que promover la vida
implica promover una vida indigna y en condiciones inhumanas. Para lo cual, Muñoz
responde al final de su artículo que al fin y al cabo nadie tiene derecho de decir lo que se
debe hacer o no con el cuerpo de una persona.
Volviendo a la pregunta de Rodríguez anteriormente presentada ¿a quién le
corresponde decidir si las personas tienen derecho a solicitar la asistencia de un médico
para morir con dignidad? Con lo anterior, Dalai Lama, un líder espiritual de budismo
respondió en el mismo artículo: “ Si una persona va a morir y padece de un sufrimiento
grande o se encuentra en estado vegetativo y prolongar su existencia solo causará mayor
sufrimiento y dificultades a otros, la ética budista le permite terminar con su vida”(2011).
Al contrastar las posturas de ambas religiones se puede decir que hay un desacuerdo en
las autoridades religiosas, puesto que mientras la Iglesia católica está en desacuerdo con
la eutanasia por considerar que el sufrimiento a la hora de morir es algo natural por lo que
todo ser humano debe pasar así como lo hizo Jesús cuando cargó la cruz para el perdón de
nuestros pecados. Por el contrario, el budismo acepta que prolongar la vida de un ser
vegetativo es completamente innecesario, el dolor y el sufrimiento no deberían ser los
últimos sentimientos de una persona en sus instantes finales de vida, a pesar de defender
la vida, no son partidarios de defender cualquier tipo de vida, porque así como las
personas merecen una vida digna, también merecen una muerte digna.
4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la
calidad de vida.
Lo anterior, conlleva a evaluar lo expuesto por el Papa en el artículo “Papa dice que
aborto, eutanasia y bodas gay afectan la paz mundial”: En el artículo se expone que
quienes trabajan por la paz aman y defienden la vida, es decir que la promueven ante
todas las circunstancias. Benedicto XVI sostiene que: “Para salir de la actual crisis
financiera y económica, que tiene como efecto un aumento de las desigualdades, se
necesitan personas, grupos e instituciones que promuevan la vida, favoreciendo la
creatividad humana para aprovechar incluso la crisis como una ocasión de discernimiento
y un nuevo modelo economía” (2012). De tal forma, el Papa afirma que para llegar a la paz
es necesario que las personas promuevan la vida en toda su instancia, cosa que es
bastante valida en la medida en que es necesario alejar actos violentos o de agresión que
atenten contra de la vida.
Sin embargo, algo que el Papa no evalúa o considera en su argumento es ¿qué clase
de vida se debe promover? Es decir, ¿se debe promover la vida en todas sus condiciones?
Para ello, el presidente de la fundación Pro derecho a morir dignamente, Juan Mendoza
Vega, defiende la voluntad del paciente y afirma: “El medico tiene a considerar que su
deber es conservar la vida, claro que nuestro compromiso es con la vida. Pero no con
cualquier vida, ni con cualquier clase de vida, a quien está sufriendo de manera intolerable
y no es posible aliviarlo, no se le puede obligar a seguir viviendo, a seguir sufriendo. Eso es
tortura” (2014). De tal forma, es evidente que lo expuesto por el papa es cierto, ante todo
se debe promover la vida y si se promueve la vida, sería una base para construir un mundo
en paz, sin embargo, es importante que este argumento no puede llegar a una última
instancia, en donde por promover la vida no se garantice la calidad de la misma, porque
como lo dice Mendoza afirmando lo de Benedicto XVI nuestro compromiso es con la vida,
sin embargo no con cualquier clase de vida, no con una vida indigna en constante
sufrimiento.
5. ¿Muerte digna o muerte natural?
Según varios artículos se puede decir que ésta última postura tiene gran relevancia,
defendiendo el derecho de cada quien de rechazar una vida indigna, se argumenta del
hecho de que la persona es la única capaz de juzgar que tan fuerte es su sufrimiento y
como es algo que solo ella le concierne, solo ella tiene el poder sobre su vida. Tras el
estreno de la película Mar adentro en el 2005, Oscar Collazos afirma que la película traerá
nuevos argumentos a la polémica universal de la eutanasia. La película denota el derecho
de cada uno a determinar cómo debe ser su vida y hasta donde debe llegar, para el ser
humano es fundamental que respeten sus derechos. Collazos dice que: “A pesar de que la
medicina consigue cada vez un número mayor de personas que prolongan sus
expectativas de vida, se encuentran otras para quien la vida se ha convertido en una
supervivencia indigna, de la cual la única salida parece la muerte.” (2005) Con lo anterior,
surgen cuestiones como ¿Qué queda de la vida una vez perdidas sus funciones esenciales?
Esto porque, cuestionan la dignidad humana y la libertad de elegir como se vive. Para lo
cual, el columnista León Valencia aclara que es partidario de la eutanasia, que está de
acuerdo con la idea de hacerse dueño de la vida para aliviar un dolor del cual no se es
capaz de soportar. Él dice que a pesar de que las situaciones son diversas, tienen un hilo
conductor que enlaza la dignidad humana tanto con la vida como con la muerte. La
dignidad humana cuestiona los demás argumentos postulados por la iglesia católica,
puesto que es debatible considerar la vida como obra de Dios y la muerte como deseo del
mismo, o por el contrario creer que la muerte es un hecho que merece ser digno y no
tiene por qué estar ligado al dolor.
Según el tercer argumento presentado anteriormente acerca de los aspectos que
contradicen las posiciones de la iglesia, vivir indignamente es vivir de una manera en que
el cuerpo no pueda ejercer su función de manera correcta, a tal punto que la vida se
convierta en una muerte constante, en una vida sin calidad. La dignidad es una
característica que las personas poseen por el hecho de no existir del mismo modo que las
cosas, pues el ser humano siente y es valioso, merece ser tratado con respeto. Es evidente
que en el momento en que la persona vive artificialmente dependiendo de una maquina
no tiene autonomía sobre su cuerpo, así pues, su dignidad, característica que alude al
valor y respeto del ser humano, se ve interrumpida en estas situaciones. Para lo que la
iglesia puede considerar una muerte correcta y natural, para otras personas la dignidad
más que un elemento importante en la vida del individuo, es un derecho del cual no es
pertinente librarse solo por prolongar una vida sin sentido, para muchas la vida solo vale
la pena si es plena y la muerte no tiene por qué estar ligada al dolor.
Para lo cual el filósofo romano Séneca presenta una idea bastante apropiada: “En
consecuencia el sabio vivirá mientras deba, no mientras pueda” Seneca, VIII. (Rodríguez,
2005). Por ende, en muchas ocasiones cuando las cuestiones de salud impiden una
mejoría, el enfermo debería recibir atención médica hasta que él mismo así lo desee,
pues prolongar la vida sobre todas las cosas no siempre será una decisión correcta puesto
que en muchas situaciones el dolor es insoportable, las condiciones en las que vive el
enfermo son denigrantes y las posibilidades de una recuperación satisfactoria son casi
mínimas. Gracias a este valor que denominamos dignidad el ser humano tiene una
distinción con el resto de cosas en el mundo, una distinción de la cual todos somos
merecedores y dueños, pues ni de la vida ni de la muerte propia nadie más puede hacerse
cargo, no puede obligarse a las personas a seguir sufriendo porque se crea que Dios
manda el sufrimiento.
Sin embargo, otras posturas sin dejar a un lado esta dignidad aseguran que la
muerte digna consiste no en adelantarla ni diferirla, sino en aceptarla valientemente
cuando toca morir. Con a lo anterior, Alfonso Llano afirma en una carta ciertas errores o
contradicciones que se han dado en la legislación de la eutanasia, entre lo cual argumenta
que la vida no es un bien disponible, por tanto es algo fundamental e inviolable. Esta
Inviolabilidad de la vida, conlleva a decir que morir con dignidad es morir justo cuando
Dios así lo quiere, no cuando la vida del enfermo se convierte indigna. Como lo aclara
Monseñor Juan Vicente Córdoba en un debate realizado por el tiempo, “Si el medico dice
que todavía hay espereza, no se procede, porque toda persona tiene derecho a vivir,
aunque ella misma diga que no” (2005). Esta postura afirma que la vida se debe proclamar
en todas sus maneras, lo cual aclara que morir con dignidad no consiste en adelantar la
muerte, pues es algo que el ser humano no debe decidir.
A pesar de que según Liliana Lima, consultora en cuidados paliativos, está
comprobado que la mayoría de pacientes que solicitan la eutanasia no es porque deseen
la muerte en sí, sino por el sufrimiento físico al que se enfrentan y en el momento en que
estos síntomas son controlados el paciente ya no desea morir (1997); es importante decir
que estos son juicios individuales, pues como se ha venido anteriormente es algo que solo
el enfermo puede evaluar. Respecto a lo anterior, se presenta el caso del reconocido
doctor Donald Low, quien padecía de cáncer y grabo un video pidiendo el derecho a morir
con dignidad. “Me gustaría que vivieran 24 horas dentro de mi cuerpo, porque pienso que
eso les haría cambiar de opinión.” (2013). Con la posición de Córdoba y la afirmación de
Lima, tal vez se deja a un lado la calidad de la vida por solo garantizar la existencia, para lo
cual Low dice algo muy sabio y presenta que el dolor es algo que cada quien siente a su
manera y nadie es capaz de juzgarlo puesto que nadie tiene la capacidad de afrontar lo
que la otra persona siente.
Continuando con lo anterior acerca de la dignidad humana, se puede decir que la
muerte no siempre es la peor solución, porque muchas veces cuando la vida es indigna
éste es el camino que se debe seguir por el bienestar de la persona. En primera instancia,
si se deja a un lado la idea de que la eutanasia mata, y que “matar” es peor que “dejar
morir”, se puede decir que la muerte en muchos casos puede ser una solución, porque así
como todos somos lo suficientemente dignos para vivir de manera adecuada, de igual
forma merecemos recibir la muerte sin sufrimientos extremos ni humillantes. Por eso,
sería conveniente que antes de posicionar algo como verídico se tenga en cuenta la
autonomía y libertad de la persona de decidir sobre su vida y cuerpo, teniendo en cuenta
que como lo aclara Donald Low con sus palabras es muy diferente solo hablar cuando se
es ajeno a una situación a cuando de verdad de siente el dolor de una enfermedad.
6. Debate ético médico.
Además de discutir la relevancia católica frente al debate ético acerca de la
eutanasia, también existe un debate médico que cuestiona la labor de éste frente a ésta
práctica. La medicina es una ciencia dedicada a evitar y curar enfermedades, en otras
palabras es una disciplina de carácter beneficiario, en la cual el medico es un
intermediario entre la ciencia y el paciente encargado de promover el bien. La eutanasia,
como la plantean los defensores de su legalización, afecta la medicina, debido a que las
propuestas de los que la solicitan siempre hacen intervenir al médico, es por esto que es
tan trascendental la parte médica al discutir éste debate.
Es importante considerar que según términos médicos, el doctor Juan Mendoza
Vega, presidente de la fundación Pro Derecho A morir dignamente, afirma que “cuando el
cerebro está muerto ya no hay persona, aunque el corazón siga latiendo y los pulmones
ventilando. Si el daño cerebral es evidente, la persona está muerta y no hay obligación de
hacerle nada.” (2005). Sin embargo, a pesar de que medicamente la persona está muerte
aún hay un cuerpo en vida que merece descansar en paz. Para un médico que trata a un
paciente en estas circunstancias la cuestión de la eutanasia es bastante debatible y
controversial porque surge según diferentes dilemas éticos alrededor de cuando
suspender o cuando omitir tratamientos y renunciar a la posibilidad de ver espereza en las
vidas de los enfermos. El medico se ve enfrentado a la cuestión de alargar una vida
martirizada o él mismo encargarse de acabarla.
A pesar de que es evidente que existe un debate acerca de este tema, el código
Internacional de ética médica aprobado en 1983, formula los deberes del médico para con
los enfermos e indica en primer lugar que el médico debe tener siempre presente la
obligación de preservar la vida humana, y desde luego no causar daño a los enfermos
atentando contra su vida. Posteriormente, la asamblea Médica Mundial, planteo que el
acto de terminar deliberadamente la vida de un paciente, aun cuando es una petición del
mismo no es considerado ético. Es evidente que la función del médico es fortalecer la
salud del paciente, pero cuestionando el argumento de la asamblea Medica Mundial,
también es pertinente mencionar que “Es deber médico ejercer su labor en función del
desarrollo de una vida sana que no debilite la propia salud.” (Varga, 1998, p.80). De tal
forma, todos los médicos deben promover la salud, así como también deben cerciorarse
que el promover la vida sea un beneficio para el paciente, pues en muchas ocasiones lo
que para algunos es adecuado para otros son acciones forzadas. Muchas posturas
sostienen la idea que los tratamientos en casos específicos pueden llegar a ser
innecesarios, pero partiendo de este argumento es que se genera un debate entre la ética
médica.
Sin embargo, antes de llegar a este debate el médico, el presidente de la Fundación
Pro Derecho A Morir, Juan Mendoza Vega, afirma en el artículo “no obligar a las personas
a seguir sufriendo” que se debe iniciar por otras cuestiones acerca del sistema de salud.
Este debate acerca de la eutanasia además de basarse en la muerte digna o el cuidado de
la vida en todo su sentido, también se presenta con gran controversia gracias a que el
sistema de salud colombiano aún no se centra en la persona y la prevención de
enfermedades, sino en la enfermedad como tal. Más que debatir acerca de la eutanasia se
debería partir de un cambio de concepción acerca del sistema de salud, en el cual todos
los médicos, defensores o no del eutanasia, entendieran la importancia de promover más
médicos profesionales especializados, que médicos curando las enfermedades que se
diagnosticaron demasiado tarde, logrando promover más la salud que la cura contra las
enfermedades. (Mendoza, 2014) Así pues, Mendoza afirma que antes de debatir acerca de
la eutanasia se debe entender que tal vez si los médicos se centraran en la prevención y el
autocuidado de la salud, en más campañas de nutrición y vacunación habría quizás una
menor necesidad de invertir el dinero en la cura de enfermedades.
A pesar de lo expuesto por Mendoza es evidente que la magnitud de este tema se
centra más que todo en el modo como ejerce el médico y la ética del mismo y no en el
sistema de salud, por ejemplo, según la posición de Hans Kung, para los médicos que se
formaron en “la vieja escuela” la eutanasia es un tema bastante difícil. Para estos
médicos, la vida se enseña como un valor absoluto y no relativo, es deber esencial del
médico mantenerla a toda costa, por ende, es prácticamente imposible practicar la
eutanasia, muy pocos se atreverían ello. (2013). Pero hoy en día, estas concepciones no
pueden considerarse pertinentes en muchas circunstancias, en donde se debe poner
como prioridad la calidad de vida y no solo la existencia en sí. Esta postura sostiene que la
función del médico debería suspenderse cuando la medicina deje de actuar para
promover la calidad de vida, ya que cuando la prolonga innecesariamente y
artificialmente, se convierte en una vida indigna. Por ello se habla con frecuencia del
"derecho a morir”. A pesar de las diferentes opiniones medicas al respecto, para afrontar
un problema así, es necesario, primero, partir del hecho de que así como se debe cuidar la
vida, la muerte es el acontecimiento final de ésta, por ende, todo hombre tiene derecho a
una muerte digna y humana.
Para esto, el medico Alfonso Quintana, un médico que le ha aplicado la eutanasia a
más de 35 personas asegura que de ninguna de ellas se arrepiente, pues considera que es
un acto de amor con el paciente y no de compasión y así mismo, toda persona tiene
derecho e escoger cuando morirse y de morirse bien. Con lo anterior, afirma al igual que
muchas posturas anteriores que la vida solo vale la pena si es plena y la muerte es parte
de la vida, merece ser digna. “Los médicos siempre queremos preservar la vida a toda
costa. Pero tenemos que entender que en los casos de enfermedad terminal no debemos
intentar prolongar la vida obstinadamente, sino velar porque la muerte sea de calidad.”
(Quintana, 2007). Con lo anterior, es evidente que es una postura para la cual se necesita
de mucha madurez y objetividad, puesto que el medico desde su principio está orientado
a salvar vidas ilimitadamente, sin caer en cuenta que como dice el senador Carlos Gaviria,
quien se encargó del proceso de legalización de la eutanasia en Colombia “las actitudes
éticas han cambiado”, y hoy en día hay muchos otros factores que en cierto modo
prevalecen mas que solo la existencia, como lo es el derecho a morir dignamente y decidir
sobre la vida propia. Para lo cual, Gaviria agregó que hay médicos que entienden su
compromiso fundamentalmente con el bienestar del enfermo pero a veces el
mantenimiento de la vida “pugna con ese bienestar” (2005).
Hans Kung, un sacerdote católico, anteriormente mencionado dice en el artículo
“Nadie está obligado a soportar lo insoportable” que la salud no es solo la ausencia de una
enfermedad, sino el bienestar físico y personal de cada enfermo. Por lo tanto,
cuestionando los argumentos católicos y al igual que Quintana, asegura que el sufrimiento
constante en vida no tiene por qué ser permitido en ningún caso, “En ninguna parte está
escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado” (Kung, 2013).
Claramente, las terapias paliativas alivian mucho el dolor, pero también es cierto que con
todos los avances científicos un paciente puede ser sostenido con vida por mucho tiempo,
cosa que además de generar enormes costos para la familia y el estado, denigran las
condiciones de vida de la persona. Además de esto, respondiendo a lo presentado
anteriormente por la posición de la religión al respecto, Kung afirma que el hecho de
aprobar esta práctica no implica dejar de ser creyente en Dios “Doy gracias
permanentemente a Dios por la vida que me ha dado y me sigue dando, estoy listo para
seguir viviendo mientras siga siendo útil y lúcido.” (Kung, 2014). Kung cree en Dios ante
todas la cosas, como también considera que la iglesia tiene un carácter autoritario y no
tolera las condiciones del mundo moderno, cuestión que el por el contrario acepta y
respeta, pues es libertad de todo individuo decidir sobre su propia vida.
A favor de la opinión de Quintana se presenta la opinión de Penagos, otro médico
partidario de la eutanasia, luego de ver a un hombre de 60 años suicidarse por cusa de un
cáncer metastatico que se había extendido hasta los pulmones, Penagos cambia de
parecer frente a esta práctica. Marmolejo, el paciente que acudió al doctor Penagos para
solicitar morir por medio de la eutanasia, decidió suicidarse al ver que sin saber qué hacer,
los médicos pospusieron su caso a la siguiente reunión de comité de ética del hospital. A
partir de esto, Penagos empieza a pensar que la labor del médico es ayudar al enfermo en
cualquier circunstancia, no importa que sea para curarlo en vida o ayudarlo a tener una
muerte digna. “Es estúpido que los médicos consideren la vida como la nica opción para
sus pacientes y no tengan en cuenta circunstancias como las que vivirá Marmolejo. Yo ni
podría aliviarlo ni pude ayudarlo al buen morir” (Penagos, 2005). Es claro que con la
postura de Penagos, el énfasis de su ética médica se da primeramente en cuento a su
calidad y no su cantidad, se toman en cuenta los deseos y necesidades del paciente, sin
considerar posible prolongar artificialmente la agonía de una persona que sigue en vida
sin estar viviendo.
Sin embargo muchas otras posturas de profesionales de la salud tienen una opinión
un poco más conservadora y establecida en cuento a la vida. Esta postura se sostiene del
argumento que la salud es un campo que en todo momento tiene la intensión de
preservar la vida del paciente y no de acabarla, ya que es responsabilidad del médico
aliviar el dolor y el sufrimiento del paciente hasta agotar todas las posibilidades médicas
posibles. Así como lo dice Jorge Merchán Price, el fundador de movimiento Médicos
azules, “no tratamos personas porque ellas tengan derecho a la vida o no; las tratamos
porque están vivas. Poner al médico a matar a sus pacientes es l mismo que poner a los
policías a robar a los ricos para alimentar a los niños pobres.” (Merchán, 2012). De esta
manera, las posturas médicas en contra de esta práctica defiende que aunque la causa
parezca noble y promueva el bienestar de los pacientes, la verdad es que los policías no
roban y los médicos no matan, por ende es ilógico que el medico mate una vida que
debería curar.
Además de esto, cuando se habla de la eutanasia muchos médicos toman una
postura frente al tema según sus creencias religiosas, cosa que hace que la ética
profesional tome como punto de partida un aspecto religioso. Muchos médicos no están
de acuerdo con la eutanasia ya que la vida la da Dios y es Él, el único que tiene derecho a
quitarla. Pero, claramente si se ve la eutanasia como un crimen, ya que se está
descontinuando la vida de una persona, cabe preguntarse si la iglesia debería preocuparse
de su parte religiosa y la ciencia por ser objetivos frente al avance del bien en la
humanidad. El bien de la humanidad, debería concentrarse en el hecho de, como lo aclara
Mendoza: “Despertar en la conciencia de los colombianos que hay un derecho a morir con
dignidad, tenemos derecho a decir sí o no a ciertos tratamientos” (Mendoza, 2005),
respetando al creyente y al no creyente en todo momento, sin dejar a un lado el
profesionalismo y el derecho a vivir y morir con dignidad. Así pues, Mendoza afirma que
estos temas deben tratarse con objetividad y madurez, pues la muerte se debe entender
y manejar con un mejor balance entre el cuidado religioso y el profesionalismo.
7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en
Colombia.
Tras evaluar tanto las posturas a favor como las posturas en contra se puede decir
que éticamente Colombia se inclina más por la aprobación de la eutanasia, defendiendo la
autonomía y dignidad de las personas. Si el tema fuera tratado objetivamente, lo correcto
según la mayoría de las posturas sería que los profesionales como los familiares asumieran
la responsabilidad humana y ética de "ayudar a morir" con libertad y con sentido.
Con lo anterior, es importante mencionar que de acuerdo con un sondeo realizado
por EL TIEMPO, el 84 por ciento de los ciudadanos consultados es partidario de acudir a la
eutanasia como forma de morir dignamente, mientras que tan solo el 16 por ciento
no comparte esta opción. Con lo cual, se puede considerar que la concepción de la salud
en su mayoría, es tratada como un derecho humano fundamental que debe ser
garantizado por la sociedad y el Estado. Más que las posturas religiosas, prevalecen las
posturas partidarias de la muerte y la vida digna, para este debate los colombianos en su
mayoría, se argumentan a favor de la eutanasia aclarando la importancia de los derechos
humanos como algo fundamental para todo ser vivo.
De esta manera, a pesar de que es evidente que en un debate moral tiene más
validación las posturas que afirman que nadie está obligado a soportar lo insoportable,
también es importante mencionar que sería pertinente que estos temas, además de ser
tratados dentro de un contexto realista, no fueran evaluados dentro de una
incompatibilidad entre ciencia y creencias religiosas. Es muy importante tener en cuenta
la pertinencia e influencia adecuada que estas posturas deben tener al tratar la eutanasia,
pues al fin y al cabo es un tema que debe respetar la autonomía e individualidad de cada
persona.
Se puede ver que el asunto se limita a si la persona tiene derecho o no a resolver
sobre su vida hasta el último momento, que es la muerte y a pesar de que la religión tiene
una gran trascendencia en las posturas frente al tema, como se dijo anteriormente es
importante rescatar la pertinencia e influencia que estas posturas deben tener al tratar la
eutanasia. Esto debido a que, son respetables los argumentos religiosos, pero hay que
tener en cuenta que solo son aplicables a quienes perciben su vida según dichas creencias;
ya que como se ha venido mencionando generalizar por la fuerza los argumentos que la
religión sostiene es una violación de la autonomía.
Finalmente, se puede decir que la eutanasia es un tema que tiene gran
trascendencia en la sociedad debido a los temas que por ella se discuten. Es una práctica
que así como tiene muchos partidarios también tiene posiciones en contra que
manifiestan su desconcierto con adelantar el momento de la muerte y dejar a un lado la
soberanía de Dios en la vida humana. Sin embargo, a pesar de que estos argumentos son
sostenidos por la iglesia católica y es evidente que ésta tiene gran impacto en la sociedad,
mayoritariamente el pueblo colombiano es defensor de una muerte digna y una vida con
calidad.
4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA
Jurídicamente el tema de la eutanasia también es bastante relevante y problemático
en el país, puesto que indudablemente para tomar una posición jurídica es necesario
recurrir nuevamente a los debates anteriores, es decir partir de diferentes posiciones,
creencias y criterios. Para evaluar un debate jurídico acerca de este tema, es importante
empezar aclarando que la eutanasia es legal en nuestro país, con esto se aclara que su
acto no conllevara a ninguna pena, sin embargo esta práctica no está reglamentada, es
decir que aún no se ha constituido ciertos parámetros mediante los cuales la eutanasia
debe ser realizada correctamente.
1. Respecto a la legalización de la eutanasia.
Colombia es uno de los pocos países en el mundo en donde la eutanasia es legal. La
eutanasia está permitida desde 1997, año en el que la Corte Constitucional la despenalizó
mediante la sentencia C-239. El ponente del fallo fue el entonces magistrado Carlos
Gaviria. Su despenalización reconoció el derecho de las personas a decidir cuándo ponerle
fin a su vida en caso de una enfermedad terminal con sufrimientos extremos y aunque en
el fallo la Corte le pidió al Congreso reglamentar dicha práctica, hasta el momento esto no
se ha realizado. Sin embargo, es claro que en estas circunstancias el medico que ayude
con este procedimiento no podrá ser condenado a pagar ninguna pena en la cárcel,
aunque eventualmente estará sometido a un proceso jurídico en el cual se evalué si el
procedimiento realizado fue necesario y cumple con lo requerido en la sentencia.
A partir de la decisión tomada por el Estado Colombiano, muchas personas
apoyaron la idea de su despenalización defendiendo la libertad de todo ciudadano de
decidir ante su vida y muerte, mientras otras posturas sostienen la idea de que ésta
decisión es un acto irónico por parte del Estado. Alfonso Llano Escobar, el sacerdote
anteriormente mencionado, afirma en una carta ciertos errores o contradicciones que se
han dado en la legislación de la eutanasia, aclara en el artículo “Eutanasia” presentado por
el tiempo, lo siguiente: “Las autoridades del Estado están instituidas para proteger la vida
de todos los ciudadanos (los enfermos lo son), y no para autorizar su muerte” (1997). Su
posición afirma que el Estado se contradice con la legislación de esta práctica, en la
medida en que el rol principal de éste es garantizar la vida de las personas ante toda
circunstancia, previniendo atentados contra ella y protegiendo sus derechos. Según estos
criterios, esta norma no cumple con la función del Estado, pues deja que de forma
arbitraria se tomen decisiones acerca de la vida de las personas, autorizando la muerte
para quienes ésta sea considerada un obstáculo o una molestia.
Contrario a lo anterior se puede decir que proteger la vida es justamente lo que el
Estado pone como prioridad en esta despenalización, pues es respaldar la calidad de vida,
más no una muerte en vida. Es justamente esto por lo cual el Estado decidió legislar esta
práctica, pues yendo más allá de las afirmaciones planteadas anteriormente, ésta práctica
puede ser establecida para el beneficio de las personas cuyas condiciones de vida son
indignas. Además de esto el cuerpo no es un espacio público, es un espacio privado que
debe ser juzgado como tal, como una disposición personal de la cual prevalece ante todo
la autonomía de la persona. Es por esto que el Estado no puede impedirle a alguien
ejercer el derecho de morir con dignidad, pues éste debe respetar tanto la calidad de vida
que la persona merece como su autonomía de decidir por sí misma sobre su cuerpo.
Así pues, la Constitución Colombiana afirma que el derecho a vivir no se limita a
existir, pues en este término debe incorporarse el valor de la vida. Además de esto, es
claro que el Estado no puede pretender ejercer su función y obligación para con la
sociedad desconociendo como se dijo anteriormente, la autonomía y la dignidad de ésta.
Con lo cual el doctor Coiffman anuncia lo siguiente: “Según el artículo 18 de la
Constitución Política de Colombia, ‘nadie será obligado a actuar en contra de su
conciencia’ … ley colombiana expresa que el paciente tiene el derecho de que se le
respete su decisión en caso de enfermedad irremisible” (2012). Por lo tanto, en ninguna
parte está escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado, pues merece
ante todo tener una muerte digna, no una muerte constante en vida.
Sin embargo, Álvaro Lastra, miembro de la Asociación Colombiana De Derecho
Constitucional y Ciencia Política, sostiene la posición del sacerdote afirmando que la Corte
Constitucional no ha acertado frente a este tema, “La vida es un bien absoluto, no un mal
relativo” (1997). Según lo anterior, Lastra afirma que la vida no puede ser una opción a
causa, de que por el contrario es un bien inviolable, por tanto nadie puede disponer de la
vida de otro y es aún más irracional constituir una autorización para matar, como lo es
para él esta práctica.
En contraposición a lo anterior, aunque la vida sea un derecho inviolable, Felipe
Coiffman, un reconocido cirujano plástico y uno de los pioneros de esta disciplina en el
país, afirma que este concepto es relativo bajo ciertas condiciones. Contrario a lo que
piensa Lastra, Coiffman afirma que el derecho a la vida no es un derecho absoluto sino
relativo, pues un enfermo en condiciones críticas de salud no debe ser sometido a
tratamientos inhumanos tan solo por prevalecer su vida incansablemente. Además, es
claro que la vida no puede verse simplemente como algo sagrado, hasta el punto de
desconocer la situación real en la que se encuentra el individuo, dejando a un lado su
dolor y padecimiento. Para lo cual la Corte dice: “El derecho a la vida no puede reducirse a
la mera subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en condiciones de
dignidad.” (2012) De esto se puede decir que, muchas veces el deber del médico no se
basa esencialmente en tratar de mantener la vida a toda costa, cuando ante todo debe
prevalecer su calidad y dignidad.
Como se puede ver, la Constitución se inspira en la consideración de la persona
como un sujeto moral y racional, capaz de asumir de forma autónoma decisiones que al
fin y al cabo solo a la persona le conciernen. Simplemente, el Estado así como defiende la
vida, también debe defender su calidad, debe proclamar la libertad y autonomía, sin
importar las diferentes posiciones o creencias que haya al respecto. Para lo cual, Coiffman
presenta lo siguiente: “Un soldado que mata en batalla a su enemigo no es considerado
homicida. Tampoco lo es un civil que en defensa propia da muerte a otro.” (2012). De lo
cual se puede interpretar que, muchas situaciones son juzgadas cuando no se conoce el
trasfondo de esta, ya que cuando las cosas se miran de diferentes perspectivas y se
descubre la intención que está detrás de la apariencia externa y visible de las cosas,
muchas situaciones empiezan a tener un sentido. Por esto, tanto para las personas que
éticamente piensen que un médico es un asesino por practicar la eutanasia como los que
ven en ella un verdadero sentido, la ley debe ser imparcial y equitativa. No importa
cuántas posiciones médicas o religiosas existan, el Estado debe garantizar que sus
decisiones sean aptas para el creyente como para el no creyente; pues desde una
perspectiva exclusivamente religiosa o moral no se puede pretender que sea exigible para
todos. Así pues, el Estado debe garantizar que sus normas prevalezcan en todos los
ciudadanos, pues no se puede posicionar a la eutanasia como una muerte adelantada, ya
que detrás de ella hay muchas otras posiciones que defienden criterios igualmente validos
como lo es la dignidad y libertad humana.
Por otra parte, otras posturas en contra de la legislación de esta práctica aseguran
que aprobar la eutanasia en cierta medida es aprobar el asesinato. Tal como lo aclara
Mauricio Pardo: “Con este veredicto la Corte contraviene la ley natural, ya que faculta al
hombre para quitarse la vida, y de ésta la persona humana no es dueña, sino poseedora”.
(2012). Sin una reglamentación, esta práctica puede tomar diferentes sentidos que no
benefician a la sociedad, razón por la cual es muy importante que al legislar la eutanasia
también se reglamente, para comprender que la intención del Estado no es aprobar el
asesinato sino garantizar una muerte digna a enfermos terminales.
2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia.
Por consiguiente, para que ésta práctica se ejecute de la mejor manera no se puede
oponer a la reglamentación, pues sin instituir las formas y condiciones en que se debe
realizar se incrementaran las muertes irrazonables de los pacientes. Es básico imponer su
reglamentación, para que verdaderamente la eutanasia cumpla un objetivo y no sea
utilizada innecesariamente, porque claramente si esto no se hace, puede llevar a que
muchas personas hagan uso de ella sin un verdadero motivo y también para evitar
intervenciones jurídicas las personas podrían realizarla en sitios inadecuados. Es esencial
que haya ciertos parámetros y requisitos para poder acceder a esta práctica, para que ésta
no se convierta en una primera y última opción.
Además, como lo expone el medico Juan Mendoza Vega en el artículo “Vivir:
obligación o derecho”, la sentencia tampoco es un gran avance si aún no está
reglamentada pues desfavorece a los médicos. Esta es otra razón por la cual es muy
importante que haya una reglamentación, porque no solo hay poca especificación acerca
de la práctica como tal, sino que en efecto los médicos también se verán desfavorecidos
sin normas concretas de como este proceso se debe llevar a cabo. Claramente el medico
que ayude a realizar la eutanasia, no es penalizado porque no actuó de manera ilegal, sin
embargo realizar esta práctica aún sigue siendo un gran riesgo porque sin una
reglamentación el medico estará sometido al criterio subjetivo del juez. Como los fallo de
la Corte Constitucional no tienen que ser estrictamente cumplidos lo que para un juez
puede estar bien para otro puede merecer una condena. “Me preocupa que
apresuradamente, sin consulta, podrá perjudicar algo que se hace en el país con mucha
seriedad: el tratamiento ético de los pacientes terminales.”(2005). Como lo aclara Vega, es
importante que ésta práctica sea reglamentada pues es un tema que tiene que ser
juzgado de la misma manera y en las mismas condiciones.
5. CONCLUSIONES
Podemos concluir que es evidente que este tema consta de un gran debate a nivel
mundial, en el cual tras analizar las diferentes posiciones que en Colombia se presentan,
se puede llegar a la conclusión que la hipótesis planteada era correcta pues posiciones
jurídicas y morales, llevaron a verificar que en el país las posiciones a favor de la eutanasia
tienen una mayor trascendencia en los medios que las posiciones en contra. De lo
anterior, se puede decir que éste tema es tomado con mayor madurez entre los
colombianos, pues a pesar de haber una incompatibilidad entre los diferentes debates, la
eutanasia es tratada dentro de un contexto más realista, en el cual, las diferencias entre la
ciencia, las creencias religiosas o el Estado, no son un impedimento para tratar el tema de
la muerte y la vida digna con objetividad.
Así pues, también se puede decir que durante los diferentes debates siempre estaba
la cuestión de resolver si la persona tiene derecho o no a decidir sobre su vida y su
muerte. De lo cual, se puede decir que tras analizar las diferentes posiciones acerca de
esta cuestión, Colombia en su mayoría considera que la libertad y autonomía de cada ser
humano son factores esenciales en la vida del mismo. El defensor de la eutanasia alude la
importancia de mantener el respeto por la libertad de todo individuo, por lo cual, nadie ni
la iglesia, ni el Estado o los mismos médicos tienen la autoridad para decidir sobre la vida
de otra persona, sin importar si éste está a favor o no de esta práctica. Además de lo
anterior, también es pertinente tener en cuenta que ésta libertad no solo está en la
autonomía que tiene cada quien de decidir sobre su cuerpo y vida, sino también nos lleva
a comprender que las posiciones acerca de éste tema son cuestiones igualmente libres y
respetables. Esto debido a que, el sufrimiento ajeno y las situaciones de salud en las que
una persona se encuentre, son cuestiones que solo a ésta le concierne, así que respetar la
libertad y autonomía del ser humano como un derecho fundamental, es también entender
que nadie puede decidir, ni pensar o sentir por otra persona. En consecuencia, debería ser
completamente respetable si una persona decide morir de esta manera, pues por más
que cada quien pretenda asumir posiciones y hacer juicios al respecto, el sufrimiento que
el enfermo padece es algo que solo él puede medir, exclusivamente él sabrá hasta qué
punto debería vivir. Entonces, la eutanasia es un acto que se liga al derecho fundamental
que tiene todo ser humano a resolver sobre su vida libremente hasta el último instante,
como una cuestión que solo él enfermo debe tratar.
Por otro lado, después de analizar las diferentes posiciones acerca de la cuestión de
la eutanasia, es evidente que uno de los más grandes retos para los colombianos es
establecer lo que es correcto frente a la eutanasia tratando deliberadamente todas las
opiniones al respecto. Esto se debe a que, se pudo ver que lo que es ético para un médico,
puede variar para un juez o un sacerdote, así mismo, lo que es legal, no necesariamente
tiene que ser correcto para muchos. Así pues, entre tanta individualidad y variedad de
opiniones jurídicas, médicas y morales, se pudo entender que para tratar este tipo de
temas es necesario que estos sean evaluados con sus diferentes argumentos, pues
preocupa tanto a la comunidad médica como al Estado, y al final nos incumbe a todos.
Esto es necesario porque no se puede dejar a un lado la cuestión de promover la vida por
defender la muerte, ni tampoco defender la vida a toda costa olvidando su calidad. Por
esto, evaluando cada posición y argumento fue posible entender que es necesario tratar
el tema abarcando cada cuestión que a este le suscite, pues contemplar diferentes
argumentos garantiza que el tema sea tratado de manera absoluta.
Es por esto que la eutanasia se convierte en un debate en el que resulta difícil
establecer puntos en común entre posturas radicales y opuestas, ya que tratar temas tan
debatibles como lo es la vida y la muerte conlleva a involucrarse en las creencias de cada
persona. Por consecuencia, es necesario dejar a un lado la subjetividad para no encerrarse
solo en una posición, y también retirar de la discusión posiciones individualistas para
poder asumir esta práctica dentro de un contexto realista, que esté acorde con las
concepciones modernas, y necesarias para ser evaluado.
A pesar de que la hipótesis planteada fue correcta, el hecho de que Colombia sea
uno de los pocos países en los cuales esta práctica es legal, no implica que todas las
cuestiones del tema ya estén resueltas y que éste haya sido tratado de manera completa
en el país. Tras realizar el debate jurídico y el debate moral se pudo ver que
probablemente falta un poco más de conciencia sobre esta alternativa para atender la
necesidad que tiene un enfermo terminal de tener una muerte digna. Durante dieciocho
años se puede decir que el tema de la eutanasia fue un tema “en el aire”, pues a pesar de
estar despenalizada su reglamentación nunca se llevó a cabo. Ya son casi dos décadas sin
ningún avance, desde el fallo de la corte constitucional en 1997, el Congreso ha rechazado
varias iniciativas para reglamentar la eutanasia, siendo este tema una cuestión sin
resolver. En consecuencia, el medico no ha tenido no ha podido ofrecer una alternativa
concisa a aquellos pacientes que quieran recurrir a esta práctica, pues el sistema de salud
no ha identificado una guía u orientación frente a la eutanasia. Sin procedimientos y reglas
precisas, es evidente que los médicos desconocen cuándo están cometiendo un delito y
cuándo están cumpliendo con defender un derecho fundamental, lo cual es una enorme
problemática que ha impedido que la realización de la práctica. Por otro lado, ésta
indefinición legislativa permite que sea probable que las personas desconozcan su
legalización y por ende, no accedan a ella, como es también probable que muchas otras
deseen acceder a esta y hayan muerto sin una respuesta.
Es muy importante decir que, se ha informado al país que el magistrado Luis
Ernesto Vargas, le dio treinta días hábiles al Ministerio de Salud para elaborar un
protocolo que guíe a hospitales, clínicas y EPS, en la aplicación del derecho a morir
dignamente. (Palomino, 2015). ). Como se puede ver hoy en día este debate no está
cerrado, pues su reglamentación todavía está en debate pero a partir de todo lo trabajo
en la investigación es pertinente que se mantenga en pie independientemente de los
debates que hayan en el tema. Se conoce que el ministerio ya formalizo un decreto, sin
embargo con la oposición del procurador este tema se vuelve a congelar nuevamente. Si
por fin se pudiera llegar a una posición final los médicos podrán dar una respuesta y
sabrán como orientar a un ciudadano cuando éste desee acudir a esta práctica. Al menos
esto le permitirá a los prestadores del servicio de salud tener un criterio de cómo se debe
manejar el tema en el país. Adicionalmente, los médicos no van a tener el temor de que
alguien los demande como anteriormente sucedía, pues con parámetros claros la
eutanasia será solicitada libremente y con facilidad, y así, se podrá brindar esta alternativa
con todo el apoyo y acompañamiento que al paciente y a su familia necesitan en la toma
de esta decisión. Estas cuestiones son cosas que se esperan a largo plazo, que a futuro se
podrían plantear teniendo clara una reglamentación.
Adicionalmente, es muy importante mencionar que a pesar de que éste es un gran
avance que hace mucho tiempo se había esperado, éste es tan solo el primer paso, no el
paso definitivo. Esto debido a que, tardara tiempo para que todo el sistema de salud
colombiano reconozca verdaderamente esta práctica, sabiendo exactamente qué hacer y
que procedimiento se debe llevar a cabo. Además, implementar instituciones que
oficialmente apliquen la eutanasia en Colombia no es algo que se pueda realizar de la
noche a la mañana, pues bien se sabe que crear instituciones médicas que no cumplan la
función de preservar la vida puede causar mucho desconcierto en el país. Es por esto que
es necesario empezar todos estos procesos, pues a pesar de existir una ley que
despenaliza la eutanasia, la ausencia de su regulación está impidiendo que ésta práctica se
vea realmente materializada en el país. Por ejemplo, al año, en la Fundación Pro Morir hay
alrededor de 30 solicitudes de enfermos terminales que quieren morir con eutanasia y
menos de la mitad de se llevan a cabo. Es momento de que se aborde el tema con más
seriedad, pues a pesar de que ya se maneje con más objetividad en cuanto a un debate
moral aún falta mucho en el ámbito jurídico. No puede ser algo que se aplace más, pues
de ser así tanto el paciente como el medico se verán en desventaja frente a este tema.
Por todo lo anterior, según la investigación realizada fue pertinente realizar un
artículo científico como producto final de éste proceso. Fue necesario realizar un artículo
científico, porque desde un principio fue clara la necesidad de abarcar este tema en su
totalidad. Esto debido a que después de realizar los diferentes debates considero que es
importante abarcar este tema de manera absoluta sin dejar posiciones a un lado, ya que
es un tema bastante debatible que requiere de varios argumentos para que sea
desarrollado de manera correcta. Teniendo en cuenta que la finalidad esencial de un
artículo científico es comunicar los resultados de investigaciones de una manera clara,
pero ante todo muy completa, fue pertinente en cuanto a que en él se incluirá totalmente
cada parte del proceso realizado. Así pues, se obtendrá una investigación con una serie de
debates que permiten comprender en qué posición se encuentra Colombia frente a la
eutanasia, un tema desarrollado con múltiples posiciones que será reunido dentro de un
producto final igualmente completo que abarca cada argumento propuesto y en el cual se
puede incluir cada parte del proyecto.
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  • 1. Colegio Santa María Proyecto de Grado 2014 – 2015
  • 2. EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA Este trabajo es el documento resultante del Proyecto de Grado realizado por Daniela Rincón Reyes como requisito de graduación del Colegio Santa María. 20 de marzo de 2015.
  • 3. RESUMEN La muerte es un hecho de la vida que siempre se tratará de evitar, puesto que ese fin es el que tanto nos atemoriza. Para ello, la tecnología y la medicina han desarrollado múltiples maneras de prolongar la vida humana. Sin embargo, la eutanasia se presenta como la práctica que cuestiona hasta cuándo es pertinente prolongar la vida de una persona que ha sobrepasado las posibilidades de vivir dignamente a causa de una enfermedad terminal. Así pues, la eutanasia se refiere al acto de suspenderle la vida a un enfermo terminal, con el fin de brindarle a éste una muerte digna. La investigación tiene la finalidad de entender en qué posición se encuentra el país frente a este tema, siendo Colombia uno de los pocos países en los que ésta práctica es legal. Para lo anterior, se presenta un debate jurídico y un debate moral, realizado mediante búsqueda en los archivos del periódico El Tiempo de los artículos publicados sobre la eutanasia entre los 1997 a 2015. Lo anterior verificará si, entre los medios de comunicación, la hipótesis (las posiciones a favor de la eutanasia tienen más trascendencia que las posiciones en contra) era correcta. Palabras Clave: Vida digna, Muerte digna, Eutanasia, Debate.
  • 4. ABSTRACT Death is the final stage of life, is the end that we are so frightened about. Therefore, we are always trying to avoid it, for what technology and medicine have developed multiple ways to extend human life. However, euthanasia is presented as a practice that questions until what point is pertinent prolong the life of a person who is not living with dignity due to a terminal illness. Thus, euthanasia refers to the act of suspending the life of a terminally ill patient, in order to provide him a dignified death. This project aims to understand how the country is facing this issue, being Colombia one of the few countries where this act is legal. For this, a legal debate and a moral debate are presented, in order to show the different positions taken by the country in this great debate. This will allow proving if the positions in favor of euthanasia have more significance over positions against this act. For that, arguments with most relevance will be evaluated according to a File Search taken of the newspaper El Tiempo in articles published among 1997-2015. Keywords: Dignified life, Dignified death, Euthanasia, Debate.
  • 5. Índice EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA ..................................................................................... 2 RESUMEN ............................................................................................................................................ 3 ABSTRACT............................................................................................................................................ 4 1. INTRODUCCIÓN........................................................................................................................... 6 El debate de la eutanasia en Colombia........................................................................................... 6 2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN............................................................. 10 Sobre la vida, la muerte y la eutanasia. ........................................................................................ 10 1. Vida digna y muerte digna. ................................................................................................... 11 2. Eutanasia............................................................................................................................... 14 3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA .............................................................. 19 1. La iglesia católica frente a la eutanasia................................................................................. 21 2. Vivir: ¿obligación o derecho?................................................................................................ 23 3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones........................................................................ 24 4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la calidad de vida................. 24 5. ¿Muerte digna o muerte natural?......................................................................................... 25 6. Debate ético médico. ............................................................................................................ 27 7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en Colombia..................... 31 4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA................................................................ 33 1. Respecto a la legalización de la eutanasia. ........................................................................... 33 2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia..................................................................... 35 5. CONCLUSIONES ......................................................................................................................... 37 BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................................... 41
  • 6. 1. INTRODUCCIÓN El debate de la eutanasia en Colombia. La muerte es un concepto del que ninguna persona se siente con tranquilidad de hablar, un hecho de la vida que tiene diferentes significados para cada uno, pero probablemente para todos es ese fin que tanto nos atemoriza. El deseo general de todas las personas es vivir una vida prolongada, una vida plena, próspera y saludable en la que podamos alcanzar todas nuestras metas y objetivos. Por lo general, la vida y las cosas bellas de ésta, como viajar, conocer, disfrutar, compartir con nuestros seres queridos, obtener buenos empleos, cumplir nuestras metas, desarrollarnos como personas, son temas interesantes que generan emoción en las personas porque son estos los más grandes placeres de la vida. Pero, por el contrario, la muerte nos genera incertidumbre y miedo, ¿acaso es éste un tema que se trata con frecuencia? Para nadie es un secreto que ésta es vista como algo que debemos evitar mencionar. A pesar de que somos los únicos seres vivientes que sabemos que vamos a morir, casi nunca se tocan temas tan cuestionables éticamente, y hoy en día la muerte incluso puede ser vista como un tabú. Aun así, la verdad es que la muerte hace parte de nuestro ciclo, así que tarde o temprano ésta llegará y aunque nos interrogue de tantas maneras, algo evidente es que todos queremos morir en paz, morir dignamente, sin sufrimiento ni dolor. La muerte nos llegará a todos, y de maneras diferentes, pero esperamos que ésta se dé en condiciones en las que el sufrimiento no sea una cuestión por la cual preocuparse en los últimos instantes de vida: todos esperamos una muerte digna. En este sentido, indudablemente se debe evitar aquello que tanto nos atemoriza, para lo cual la tecnología y la medicina han desarrollado múltiples maneras de prolongar la vida humana. El propósito de un médico es evitar a toda costa la muerte del paciente y prolongar su vida hasta donde más se pueda, haciendo uso de medicamentos y terapias, algunas muy efectivas y otras que podrían ser desproporcionadas, pero ¿si la vida del paciente tiene esperanzas mínimas, hasta qué momento es pertinente prolongar su vida por medio de la medicina? Es indiscutible el progreso de la ciencia al generar tratamientos elaborados para curar graves enfermedades, pero también es importante evaluar que estos tratamientos pueden llegar a ser muy dolorosos para enfermos que ya están próximos a morir. La verdad es que aunque la muerte se quiera impedir, tarde o temprano, todos los seres humanos tendremos que morir. Pero qué pasaría si la muerte llega con una enfermedad terminal que nos ponga en situaciones verdaderamente críticas de salud, ¿qué opciones hay en estas circunstancias? ¿Acaso lo mejor es someterse a fuertes tratamientos cuando hay esperanza mínima de una recuperación satisfactoria o dejar de sufrir y afrontar la muerte que posteriormente podría ser más dolorosa? Es aquí,
  • 7. cuando se genera el gran debate de esta investigación, un debate entre prolongar la vida de un ser cuyas condiciones de vida son inhumanas o darle una muerte digna a esta persona evitando su sufrimiento. Según el libro La fuente de la vida, a esta práctica se le llama eutanasia, un acto cuyo principal objetivo es permitir la muerte sin dolor a un paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad incurable y terminal. Así pues, el sentido principal de este acto es la cuestión del derecho a morir con dignidad, cuando el sufrimiento sobrepasa las posibilidades de vivir de una manera apropiada y la muerte parece ser la mejor opción. Claramente este acto abarca muchas cuestiones, por ejemplo, ¿En qué momento y quién puede decidir cuándo la vida de alguien ya no es digna hasta el punto de que ésta haya perdido todo valor y la muerte se considere una mejor opción? Así mismo, ¿Cómo saber si, a pesar de que el objetivo es evitar el sufrimiento, también se puede estar acelerando la muerte que ya está próxima a llegar? También, es pertinente valorar conceptos que se escuchan en nuestro diario vivir, como la vida y la muerte, conceptos que a simple vista parecen sencillos de evaluar, pero en realidad generan infinidad de posiciones cuando se habla del derecho a vivir o del deseo de morir dignamente. Como se puede ver, la eutanasia es un debate que cuestiona a las personas de muchas maneras; es uno de los debates más grandes a nivel mundial que genera grandes polémicas y contradicciones. El objetivo de esta investigación es estudiar el debate de la eutanasia en Colombia, como un tema que ha cuestionado tanto los valores como la ética de la humanidad. Esto sucede ya que cada quien toma posiciones diferentes porque para cada persona la vida y la muerte toman significados distintos, por lo que en esta investigación se tratarán dichos conceptos, específicamente, en aspectos jurídicos y morales. De esta manera, con las diferentes posiciones acerca del tema se podrá tomar una posición argumentativa acerca de en qué posición se encuentra Colombia frente a este tema. Este tema surge debido a que desde mi punto de vista ya debería estar establecido en cuál momento la vida de una persona es indigna y la medicina no puede intervenir más sobre ella. Desde un principio me causó mucha curiosidad este tema, pues Colombia es de los pocos países que permite la eutanasia; es importante evaluar cómo el Estado, la medicina, la Iglesia y las personas en general ven la vida y la muerte en un país en donde esta práctica es legal. Además me causó mucha curiosidad estudiar como algunos conceptos como (la vida y la muerte) pueden tener significados tan contrarios para cada persona.
  • 8. De esta manera, la posible hipótesis que hasta el momento se ha planteado para esta investigación es que, enfocándose en aspectos jurídicos y morales, estos conllevaran a verificar que es posible que en Colombia las posiciones a favor de la eutanasia tengan más trascendencia que las que están en contra. Esto se puede inferir teniendo en cuenta que Colombia es uno de los pocos países en los que esta práctica es legal, lo que permite comprender que cuestiones como ésta en este país son tratados con mayor madurez y aceptación entre los colombianos. Para comprobar lo anterior, es necesario en primer lugar, comenzar definiendo los conceptos de “vida digna” y “muerte digna” porque según esto, el debate surge. Teniendo esto claro, se evaluará el concepto de eutanasia, y cómo se ha venido tratando específicamente en Colombia. Posteriormente se explicarán los diferentes tipos de eutanasia, y con cuáles se hará válido todo lo que se irá proponiendo a lo largo de la investigación. Con toda esta información, se pasará a la investigación de los dos debates que serán estudiados, para finalmente poder determinar cómo es tratada la eutanasia en el país. De esta manera, este trabajo contará con cuatro capítulos. La intención del primer capítulo es definir los conceptos anteriormente mencionados y con los que se va a trabajar durante toda la investigación. En el segundo capítulo se mirará la posición que toma el aspecto moral, será un estudio de creencias y valores, incluirá la posición de la Iglesia Católica y también contará con la parte médica. Posteriormente, en el tercer capítulo se pretende estudiar la posición del Estado colombiano frente a este tema, se estudiará qué medidas ha tomado el Estado hasta el momento con respecto al derecho de vivir y morir dignamente. Finalmente, se presentará un último capítulo en el que se analizarán las diferentes posiciones tratadas en este estudio, para así verificar la hipótesis planteada. En este último capítulo, todos estos debates y conceptos se involucrarán entre sí para poder concluir en qué posición se encuentra Colombia frente a esta práctica. El periódico El Tiempo ha realizado varios artículos en los cuales se discute este debate y la iniciativa de hacer de la eutanasia algo trascendental en el país, con ayuda de una serie de artículos encontrados se mantendrá un interesante cruce de opiniones acerca de esta práctica. Teniendo en cuenta que la finalidad de esta investigación es realizar una serie de debates, es muy importante decir que el debate es una forma de discusión que se caracteriza por enfrentar posiciones sobre un tema determinado. Además, el debate permite ver y contrastar posiciones opuestas, ampliando así la perspectiva del tema a debatir. En este caso, un debate jurídico y un debate moral representaran diferentes posturas sustentadas por medio de argumentos que serán una herramienta para desarrollar y ampliar la comprensión de este tema. Por lo anterior, lo que se pretende
  • 9. evaluar a continuación son las posturas que más relevancia tienen en el debate moral y el debate jurídico de la eutanasia según una búsqueda de archivo tomada del periódico El Tiempo en los artículos publicados entre los años 1997 y 2015.
  • 10. 2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN Sobre la vida, la muerte y la eutanasia. Al ser evidente que en gran parte esta controversia se genera por ser un tema que trata cuestiones como la vida y la muerte, es necesario empezar definiendo los conceptos de vida digna y muerte digna. Teniendo claro el significado que se tomará para estos conceptos, se podrá evaluar el significado de la eutanasia, en qué consiste esta práctica y por qué genera tanta controversia mundialmente. Finalmente, se podrán especificar los tipos de eutanasia que son pertinentes para la investigación, según lo anteriormente descrito. Para empezar a estudiar estas cuestiones, es importante hacer referencia a la Declaración de los Derechos Humanos ya que, mediante 30 artículos, esta declaración protege la vida y respalda la muerte, conceptos que como ya se había dicho son de gran trascendencia para la investigación. En estos 30 artículos se indican los derechos que poseen los seres humanos y que serán promovidos y protegidos sin discriminación alguna, todos aclarando el valor de la vida como derecho fundamental. Un ejemplo claro y que será de gran uso para la investigación, es el artículo 3 de la más reciente Declaración en el año 2008, que dice que la vida es un derecho esencial de cada ser humano. El artículo indica que todo individuo tiene derecho a disponer de ésta, de seguridad y de libertad personal. (Asamblea General de las Naciones Unidas. 2008). Posteriormente, en el artículo 5 de la misma Declaración, dice que nadie será sometido a tortura, trato cruel, inhumano o denigrante, lo que significa que nadie es merecedor de sufrimiento, y se impide que la vida se convierta en indigna por causa de un mal trato. (Asamblea general de las naciones unidas. 2008). Estos dos artículos son una pequeña muestra de esta Declaración, pero al fin y al cabo todos los artículos resumen la misma cuestión, proclaman las necesidades básicas que deben ser atendidas para que todos podamos desarrollar una vida digna. Así, que se garantice la seguridad y se promueva la igualdad, que se respete la autonomía y libertad y se constituya un ámbito de justicia en la sociedad son los grandes valores que establecen una vida sana y digna para cualquier ser perteneciente a una sociedad. Entonces, si se considera que al cumplirse estos parámetros se puede vivir dignamente dentro de una sociedad, cabe preguntarse a partir de esta pequeña muestra de lo que proclaman estos artículos, ¿en qué situaciones estos derechos se dejan de cumplir? Así pues, al ocurrir esto también se genera una pegunta fundamental para esta investigación: ¿en qué momento la vida se convierte en indigna?
  • 11. Planteando estas cuestiones, a continuación se estudiará lo que es vivir dignamente y en qué tipo de situaciones se genera una muerte constante aun estando en vida.1 1. Vida digna y muerte digna. Para resolver dichas cuestiones, a continuación se evaluarán los conceptos de vida y muerte, y así se podrá entender a qué se refiere cuando se dice vivir y morir dignamente. Esto es de gran importancia al ser la intención principal de la eutanasia proclamar el derecho a tener una vida digna y una muerte en paz, aspectos que así mismo, son proclamados por los artículos descritos anteriormente. Para empezar, la vida es un concepto que tiene múltiples definiciones y se interpreta a partir de distintos enfoques, porque para cada persona puede llegar a significar algo diferente. Esto se debe a que todos crecemos de maneras diferentes y desarrollamos nuestra mente en espacios distintos y con creencias desiguales. Por ejemplo, desde el punto de vista de la biología, el Dr. Jérome LeJeuneun, expone que un ser viviente es aquel que se compone a partir de estructuras moleculares específicas, con capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir. (LeJeuneun, 2002, p.4). Según este enfoque biológico, la vida es simplemente aquello que distingue a hombres, animales y plantas de los objetos, siendo seres capaces de percibir y responder a los cambios de su medio ambiente. Además, una capacidad exclusivamente del hombre es el poseer un lenguaje, y por ende, poder comunicarse mediante éste, así pues, a diferencia de los animales, los seres humanos tenemos conciencia del mundo, es decir, tenemos la capacidad de razonar. Por esto, es evidente que la definición de la vida no se puede limitar a la simplicidad de un enfoque biológico, puesto que el hombre no sólo vive como ser biológico sino que es también un animal simbólico que con su capacidad de razonar, desde sus orígenes, ha buscado darle un sentido a su existencia que va más allá de los límites exclusivamente físicos. Como lo afirma el geólogo José Luis San Miguel de Pablos: “Si tantos pensadores han intentado definir la vida es porque el ser humano tiene, desde siempre, clara noción de que existen "seres vivos" y "cosas" no vivas, (…) el análisis racional viene en este caso a constatar intensos debates”. (San Miguel de Pablos, 2001, p.2). Así pues, por medio de esta capacidad a lo largo de la historia de la humanidad este concepto de “vida” ha logrado tomar diferentes significados porque hoy en día para cada quien la realidad se presenta de diferentes maneras y la razón que todos poseemos se ha convertido en una capacidad para debatir y tener ideales diferentes. Es por esto que es bastante complejo definir la vida, porque para unos puede ser tan sólo un estado, mientras otros la conciben como una cualidad que nos distingue de los objetos. Así, también puede ser una actividad, y al verla desde una perspectiva más amplia y con un sentido sagrado, se considera un 1 Los números entre [] corresponden a la bibliografía que acompaña este documento.
  • 12. regalo, un don de Dios, un conjunto de sucesos y el conjunto de estos lo que nos hace estar vivos. Entre toda esta variedad de significados, resulta aún más complejo determinar cuándo empieza la vida y en qué momento específico termina, ya que los debates morales y científicos difieren en este aspecto. Por ejemplo, muchas posturas sostienen la idea de que el feto en sus primeras etapas no puede ser considerado un ser vivo, porque éste aún no ha nacido, como también muchos médicos sostienen la postura de que la vida comienza desde el primer momento del embarazo, tal como lo afirma el Doctor Mendoza en la revista de Bioética y Derecho: “No obstante lo anterior, no hay que olvidar que en realidad, la posibilidad de una vida humana ya se había iniciado desde el punto de vista biológico, mediante el nacimiento, existencia y desarrollo de los dos tipos de células primigenias, óvulo y espermatozoide” (Mendoza, 2011, p.19). Con esto se afirma que cada uno de nosotros comienza a existir en el momento en que hay la información genética necesaria para crear un nuevo organismo. Entonces, para esta investigación se tomará que desde el momento de la fecundación se crea la vida. Teniendo claro cuándo se inicia la vida desde un punto de vista médico, se parte directamente a otra cuestión: a partir de que la persona es considerada un ser vivo, entonces, ¿qué es vivir dignamente y en qué momento la vida deja de ser digna? Es difícil establecer criterios concretos acerca de este concepto porque es complejo entender y establecer en qué momento la vida de una persona ha perdido el valor necesario, hasta el punto en que la muerte se convierta en la mejor salida. De igual forma, tal como lo aclara el libro La fuente de la vida, la vida digna, la calidad de vida, es una cuestión que puede ir desde la ausencia del dolor físico y el cumplimiento de las necesidades básicas de cada persona, hasta la estabilidad económica, la educación, y posteriormente, lo que sería un buen vivir. Pero, indudablemente, sin salud física, los factores sociales y emocionales no vendrían al caso, ya que es imposible disfrutar de una vida con calidad sin partir de un buen estado físico, por esto, la salud siempre será lo más importante para el buen desarrollo de cualquier persona. Es por esto que, según el libro de Bioética principales problemas y La fuente de la vida, se pudo establecer que para la presente investigación se describirá la vida digna en cuestiones de salud, aclarando que vivir dignamente es ante todo poder disponer adecuadamente del cuerpo. Cuando hablamos de la importancia de la salud nos estamos refiriendo al valor que la salud tiene para que una persona pueda llevar una buena calidad de vida en todos sus aspectos, considerando así, que la vida deja de ser digna y la persona deja de tener calidad de vida en el momento en que las condiciones de salud no cumplan esta función. De esta manera, se puede decir que vivir indignamente es cuando el dolor es insoportable, las posibilidades de una recuperación satisfactoria son casi mínimas y las condiciones de vida del paciente son denigrantes.
  • 13. Ahora sí, al saber que vivir dignamente es vivir una vida en condiciones apropiadas de salud, en las que la persona pueda disponer de su cuerpo con autonomía, se infiere que cuando el cuerpo simplemente no pueda reaccionar beneficiariamente a un tratamiento porque su estado ha llegado a puntos críticos, la persona está viviendo en condiciones indignas. Ya en estas situaciones se le estaría dando al paciente una muerte larga, penosa y humillante, ya que la persona estaría sufriendo demasiado al estar luchando con un proceso médico mientras también sabe que se encuentra en condiciones denigrantes de salud. Sin embargo, estas cuestiones se tratarán más adelante con el estudio de cada uno de los debates, por ahora es importante tener claro que la dignidad es una cualidad que no poseen los seres que no tienen autonomía y libertad de su cuerpo y dependen de una máquina para vivir. Teniendo claro en qué momento la vida es considerada indigna, ahora es necesario hablar acerca del fin de la vida, es decir, de la muerte, para poder analizar cada uno de los debates según estos conceptos. Según el aspecto médico y como lo afirma el Doctor Mendoza, un ser se considera muerto cuando el cerebro falla, ya que es éste el que regula y controla la función cardio-respiratoria de todo el cuerpo (Mendoza, 2011, p.23). A partir de lo siguiente, se presenta una cuestión bastante importante: “en este sentido, un individuo con muerte cerebral es aquel que, auxiliado mediante un respirador artificial, es un ente vivo que no obstante, se considera legalmente como un cadáver” (Mendoza, 2011, p.23). Con lo anterior se explica el tipo de situación en que la persona es considerada un ente, es decir muerta medicamente y legalmente. Sin embargo, no lo está del todo, ya que la persona aún esa viviendo porque sigue respirando, lo que implica que hay un cuerpo que aún no muere porque hay rasgos de vida. Así, se puede decir que esta situación es totalmente indigna, porque la persona al tener un muy mal estado de salud, no posee con autonomía y libertad de su cuerpo, y no tiene la capacidad de decidir sobre éste, situación que, evidentemente se considera una muerta indigna. Claramente, morir en esas condiciones no es justo para nadie, esperar ese momento en un estado vegetativo no se puede considerar de ninguna manera morir con dignidad. Pero entonces, ¿qué es morir dignamente? Una muerte digna parte del hecho de vivir con dignidad, tal como se dijo anteriormente, siendo autónomos y libres de decidir sobre el cuerpo. Morir dignamente es morir sin dolor, o por lo menos en la medida en que la persona no tenga que afrontar sufrimientos insoportables o prolongar su vida de manera artificial sin poder sobrevivir por sí mismo. Sin embargo, esta situación se debe evaluar independientemente, es decir que así se considere que morir indignamente es tener que padecer de sufrimientos extremos en los últimos instantes de vida, no se puede definir una sola posición o momento como tal en que esto suceda porque es imposible abarcar los casos médicos de todas las personas. De esta manera, se puede decir que la cuestión
  • 14. de morir dignamente está clara, pero la manera acertada de tratar esta cuestión es que cada persona pueda definir el tiempo que ésta quiera seguir su tratamiento, ya que es la única que puede medir el momento en el que no considera digna la manera en cómo está viviendo. Esto se expone de la siguiente manera: “La actitud correcta es remitir a cada paciente, en virtud por su autonomía individual, la decisión sobre qué nivel de calidad de vida puede aceptar en función de sus características determinarán su umbral de sufrimiento y resignación” (Varga, 1998, p.85). Con esto se pueden aclarar dos factores importantes: el primero, es que morir dignamente es cuando las condiciones son apropiadas en la medida en que la persona aún posee esa autonomía de poder decidir sobre su cuerpo y salud, por lo tanto, y en segundo lugar, la persona es la única que puede medir su sufrimiento y establecer hasta qué punto quiere continuar con algún tratamiento médico. Con todo esto, se puede decir que en realidad lo que importa es la dignidad de la vida, la salud y el poder morir en paz, sin sufrimientos extremos o situaciones críticas de salud. Tal como se expone en la siguiente cita: “El valor desnudo de la vida queda matizado al poner el acento en el adjetivo “humana” y no simplemente, en el sustantivo “vida”. Lo que tiene valor es una vida de calidad.” (Rodríguez, 2005, p.22). Como lo indica la cita, la vida no puede ser concebida tan solo como estar vivo, lo que prevalece es la manera en cómo se vive. Por eso se retoma el hecho de que es necesario abandonar la idea de que vivir simplemente se limita a una definición biológica, porque como se pudo ver vivir dignamente se compone de más factores, como el bienestar y la salud de una persona. A partir de esto, también se puede llegar a la conclusión de que sea cual sea la situación todos merecemos vivir y morir en condicionas dignas y sin sufrimiento. 2. Eutanasia. Teniendo claro qué significado se le dará a la muerte y a la vida digna en la investigación, a continuación es necesario empezar a definir la eutanasia y los tipos de eutanasia que hay. Para empezar, según La Real Academia Española el término eutanasia se deriva del griego: "eu" (bien) y "thánatos" (muerte), por lo que significa buena muerte, es decir, darle una muerte digna a una persona. La Real Academia la define como “la acción que para evitarle sufrimiento a personas padecientes de enfermedades incurables, acelera su muerte bajo el consentimiento del paciente o sin éste” (Real Academia Española. 2001). La eutanasia ocasiona la muerte de un individuo cuya enfermedad requiere tratamientos extremadamente dolorosos que, en este punto, serían innecesarios, con el propósito de no tener que llegar a tal punto en que la persona viva indignamente al vivir de manera artificial. Tal como lo expone el libro Una muerte razonable, el fin de esta práctica es que la persona tenga el menor sufrimiento posible, y
  • 15. además, que pueda tener una muerte digna, en la que sea libre de disponer de su cuerpo como éste quiera. (Rodríguez, 2005, p.25). Teniendo esto claro, es importante resaltar qué tipo de eutanasia se tratará en esta investigación según la definición anteriormente descrita. Teniendo en cuenta el libro Una muerte razonable, el tipo de eutanasia que se utilizará cumplirá con ciertas condiciones para que sea pertinente llegar a tener en cuenta la eutanasia. La primera, característica propia de esta práctica, es que el enfermo ha de padecer, necesariamente, de una enfermedad terminal e incurable que cause un sufrimiento extremo en la persona; para que sea necesario recurrir a esta práctica. En segundo lugar, esta práctica es voluntaria, es una petición del paciente, y bajo su consentimiento. Sin embargo, es importante no dejar de lado el caso de un paciente que no tiene las capacidades físicas para exponer si desea esta práctica o no, porque el caso de un paciente vegetativo es indudablemente una situación denigrante. “La eutanasia no-voluntaria, se plantea cuando no se conoce si el paciente desea morir. La expresión se suele utilizar en los casos de los pacientes en estado vegetativo no realizaron unas directrices anticipadas en las que hablaran de sus preferencias de tratamientos” (Rodríguez, 2005, p.43). Únicamente en este caso es cuando esta decisión reside en las personas que están a cargo de él, e indudablemente son estos los casos en los que la persona se encuentra en las condiciones más indignas, por esto es importante tratarlo. Se tendrán en cuenta las condiciones mencionadas y también este último caso, ya que es en estas situaciones específicas en que es pertinente recurrir a la eutanasia, en la medida en que tal vez es la mejor solución para que el paciente no sufra más. De esta forma, el tipo de eutanasia que se tendrá en cuenta para esta investigación es la eutanasia voluntaria y la no-voluntaria, es decir, cuando el paciente decide por voluntad propia hacer uso de la eutanasia y cuando no se conoce, ni se puede conocer, si el paciente desea morir, pero se cree que es la mejor opción. Teniendo esto claro, es importante mencionar que también se dan otros tipos de eutanasia que se clasifican a partir del modo como se procede en la práctica y si está bajo el consentimiento del paciente o no. Según el texto Una muerte razonable, se anuncia que contrario a la eutanasia voluntaria se da la eutanasia involuntaria: “la eutanasia involuntaria se refiere a la conducta consistente en provocar la muerte de un paciente competente en contra de su voluntad explícita.” (Rodríguez, 2005, p.45). Es importante aclarar esto porque no se tendrá en cuenta este caso, tan sólo cuando es no-voluntaria se podrá permitir que no esté bajo el consentimiento de la persona, ya que en este caso se considera que es la mejor opción porque la persona se encuentra en un estado vegetativo y el encargado del paciente decide tomar la decisión de ejercer esta práctica por la persona.
  • 16.
  • 17. Por otro lado, y respecto a su intención, se encuentra la eutanasia directa y la indirecta, y por sus medios, la eutanasia pasiva o activa. Se tendrá que explicar estos tipos de eutanasia para entender cuáles son pertinentes para la investigación. Según el mismo texto mencionado anteriormente, la eutanasia directa se da cuando las acciones que se realizan sobre el enfermo tienen la única intención de provocar su muerte, por ejemplo, proporcionando una inyección letal al enfermo (Rodríguez, 2005, p.46). Respecto a su método, este tipo de eutanasia se puede dar a partir de la eutanasia activa o la pasiva. Según Ramón Macía Gómez, en el artículo La Eutanasia: concepto legal, la eutanasia activa se da cuando se ocasiona la muerte del enfermo administrándole sustancias letales, mientras que la pasiva es cuando se suspende o no se inicia el tratamiento ni se hace uso de ninguna herramienta médica para mantener vivo al paciente (Macía, 2008). Claramente, son situaciones muy diferentes porque en la primera se renuncia a un tratamiento, pero se da la muerte inmediata, mientras que en la segunda simplemente no se empieza o se suspende, pero se espera al momento de morir. En oposición a esto, se da la eutanasia indirecta, que tal como lo aclara el texto Una muerte razonable, es cuando la intención principal no es finalizar con la vida del enfermo, sino aliviar su sufrimiento, pero la cuestión a resaltar es que se llega a la muerte indirectamente: “No busca la muerte del paciente, sino que ésta es un mero efecto secundario de su auténtica intención: aplacar una agonía insoportable” (Rodríguez, 2005 p.46). Esto sucede porque al administrar cierto tipo de analgésicos o procedimientos terapéuticos también se puede obtener como efecto secundario el acortar la vida de la persona. Finalmente, existe el suicidio asistido, que aunque no es un tipo de eutanasia se ve relacionado y es necesario aclarar su distinción porque no se tendrá en cuenta en la presente investigación. Tal como lo dice el artículo Eutanasia: concepto legal, el suicidio asistido es “voluntad de no vivir” y no una “voluntad de morir”, lo que quiere decir que es voluntad del enfermo no querer vivir, simplemente renunciar por rechazar la vida, sin que necesariamente la persona se encuentre en una situación crítica de sufrimiento. Lo que significa que en este caso, “es el paciente mismo el que pone fin a su vida de manera voluntaria y activa, de alguna manera es un procedimiento intermedio entre un suicidio normal y la eutanasia voluntaria” (Macía, 2008, p.3). Esto difiere con la eutanasia porque en la eutanasia se proveen los medios necesarios, como venenos o inyecciones, para que voluntariamente la persona termine con su vida, mientras que en el suicidio asistido es la misma persona que acaba con ésta por medio de sus propios mecanismos. También difieren en la medida en que el suicidio asistido generalmente se da en los casos de enfermedades terminales en las que se decide rechazar cualquier tipo de tratamiento, sin que el paciente haya llegado a tener un sufrimiento máximo, mientras que la eutanasia se da en casos de dolor extremo, en los que la muerte es considerada la mejor opción, ya sea renunciando a un tratamiento o administrando sustancias letales a la persona. Así, se
  • 18. puede concluir que el suicidio asistido es semejante al suicidio normal porque es el propio sujeto el que pone fin a su vida, y con la eutanasia voluntaria comparte el hecho de que la muerte ocurre en el contexto de una enfermedad penosa e incurable; sin embargo, al no haber llegado a una situación extrema de salud en la que la muerte sea la mejor opción, no es considerada eutanasia. Esta práctica no será tomada en cuenta para la investigación porque como se dijo anteriormente, es necesario que la persona se encuentre en situaciones críticas de salud para considerar viable hacer uso de la eutanasia. A partir de todo lo descrito anteriormente es evidente que, la cuestión de la dignidad tanto en la vida como en la muerte de alguna u otra manera conlleva a cuestionar prácticas como la eutanasia. Realmente cabe preguntarse si al padecer de enfermedades en las que las condiciones de salud son deficientes, la vida se está protegiendo gracias al uso de varios tratamientos o si por el contrario, se está prolongando la agonía de la persona. Sin embargo, estas cuestiones se trataran posteriormente, por ahora es necesario tener claro que vivir y morir dignamente es poseer autonomía y libertad sobre el cuerpo, teniendo una salud y condiciones de vida apropiadas. Así mismo, el tipo de eutanasia adecuado para analizar estos conceptos según debates morales y jurídicos es la eutanasia voluntaria, cuando el paciente es consciente de esto, es una voluntad, y la eutanasia no-voluntaria, cuando a pesar de que no se pueden conocer las peticiones del paciente, se cree que es la mejor opción. Teniendo todo lo anterior claro, a continuación se evaluarán dichos conceptos en un debate moral.
  • 19. 3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA Para la mayoría de nosotros afortunadamente la vida es valiosa puesto que nuestra existencia nos causa felicidad y nos sentirnos beneficiados por ella, encontramos en la vida un sentido desde que sea digna y placentera. Sin propósito y por ende, carezca ya de sentido, situaciones en donde estar sumergido por el dolor y condenado a un sufrimiento constante no permite vivir con tranquilidad y de manera digna. Indudablemente al disponer de una salud adecuada de alguna u otra forma cualquier situación puede tener una solución, pues partiendo de esto las demás cosas pueden realizarse, pero es imposible vivir de manera satisfactoria cuando no se dispone de un cuerpo sano que viva por sí solo, cuando éste ni siquiera es consciente de que está viviendo. Es en estos momentos en donde vale preguntarse que significa vivir y morir dignamente pues, en muchas circunstancias cuando la vida se ve interrumpida por cualquier enfermedad terminal o atropello contra su bienestar, la dignidad de la persona puede llegar hasta últimas instancias en donde el vivir entre la desesperanza conlleva a no saber si es mejor morir o seguir viviendo. En estas circunstancias la eutanasia se presenta para algunos como la opción más viable al defender la dignidad del enfermo, mientras para otros es adueñarse de la muerte, deparando este hecho anticipadamente y poniendo fin a la vida propia o a la de otros. Sin embargo, a pesar de las diferentes posturas acerca del tema es evidente que para todos, la vida pertenece a la clase de bienes intocables que no se puede negociar con nadie. Si la libertad, la expresión, la educación, etc. son derechos de todo ser humano, con más razón todavía lo es la vida, pues de ésta se parte para todo lo demás, es la raíz primordial de todos esos bienes y el primero de todos los derechos. La Constitución es clara en su artículo 11: “La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de muerte”. La vida se defiende tanto en posturas jurídicas, como médicas y religiosas porque ante todo es valiosa y merece ser promovida y respetada. En esta medida, queda claro que para todos, la vida es un bien, el debate frente a la eutanasia se inicia verdaderamente cuando se evalúa cuestiones con respecto a ¿A quién le pertenece ese bien? ¿En qué momento deja de ser un bien si es que en algún punto deja de serlo? Es decir, que significa la dignidad humana y también que tanta autonomía y disponibilidad tiene el hombre frente a esta. Según lo anterior, el siguiente debate partiría de la pregunta: ¿Tiene el hombre algún derecho a disponer por sí mismo sobre su vida cuando está incurablemente enfermo y desea la muerte? Para ello, hay una serie de cuestiones éticas y opiniones que evalúan y presentan su postura frente a lo que sería obrar de manera correcta con respecto a la eutanasia según diferentes perspectivas. De esta manera, para responder
  • 20. éticamente la pregunta presentada, mediante los diferentes argumentos se valorarán que es la dignidad humana y hasta qué punto el ser humano es poseedor de su vida. Para empezar, es necesario evaluar en que consiste la ética y entender cómo se formará un debate ético. Este tipo de debate se relaciona con todas las posturas acerca del estudio de la moral y la acción humana. Debido a que el ser humano es un animal racional, dotado de conciencia y de facultad de juzgar, es esa conciencia lo que permite, a través del uso de la razón, juzgar el bien o el mal, a lo que se le denomina como moralidad. De esta manera, cuando algo se evalúa éticamente se está definiendo si es algo que está bien o está mal, determinando cómo deberían actuar los seres humanos. En la investigación estos juicios giraran en torno a la posición de la iglesia católica contrastada con diferentes argumentos que a diferencia del catolicismo, si promueven la eutanasia como un buen morir. A pesar de que el propósito de la ética es propiciar el bienestar de toda la humanidad, el gran problema es que la sociedad en ninguna época se ha puesto de acuerdo con el significado de “bien”. Esto es tan complejo que el entendimiento de lo que es el bien se ha dejado a la conciencia individual y juicio personal, mas no a algo definido con lo cual todas las personas estén de acuerdo. Por ende, es importante mencionar que lo presentado a continuación es un debate, que aunque brinda una serie de opiniones acerca del tema, esta concepción solo puede manifestarse según el criterio del paciente, porque además de ser el único capaz de juzgar su calidad de vida, ninguna persona además de él pude disponer ésta. Claramente, todas estas cuestiones tendrán validación solo en la medida en que se refiera al momento en que se haya ofrecido todas las medidas paliativas adecuadas, solo entonces, será responsable explorar la cuestión de la eutanasia. Así pues, mediante un debate ético se presentaran las diferentes opiniones morales en el debate colombiano acerca de la eutanasia, opiniones que serán comparadas para luego evaluar cual postura tiene más validación entre los colombianos. De esta manera, se podrán contrastar las posturas a favor y en contra de esta práctica y sus respectivos argumentos morales para asumir cada posición. Sin embargo, así como no se puede evaluar concretamente lo que está “bien” también es importante aclarar que en cuanto la eutanasia no hay ninguna verdad absoluta, pues hasta el momento nadie ni los médicos, ni teólogos, ni sacerdotes tienen la razón puesto que siempre pasara que las posturas jurídicas choquen con religiosas haciendo que este tema se “congele” sin brindarle una última solución.
  • 21. 1. La iglesia católica frente a la eutanasia. La institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la Iglesia católica, la cual tiene una posición trascendental en el debate moral de ésta práctica. Como mayoritariamente los colombianos son católicos, la religión tiene la labor de establecer ciertos valores éticos que regulan las acciones del hombre colombiano. Claramente, esta posición no puede abarcar un cien por ciento del país, ya que tanto la vida como la muerte son aspectos que siempre han mantenido una constante discusión debido a la gran cantidad de opiniones y creencias respecto al tema. Sin embargo, el catolicismo si tiene un gran impacto en este debate, es importante aclarar que la iglesia siempre ha mantenido la misma posición, en la cual afirma su desconcierto con respecto a la eutanasia. El catolicismo defiende la vida como obra de Dios, por tanto, disponer absolutamente de la vida humana, propia o ajena es apoderarse de algo de lo cual el hombre no es poseedor. De la eutanasia, el Papa Juan Pablo II afirma: ‘De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana.” (Evangelium vitae, n. 65). Para la fe cristiana la vida siempre ha sido un bien personal, es decir que quitarse la vida o quitar la vida es una ofensa hacia uno mismo y hacia el prójimo. La Iglesia católica considera que el aprecio por toda vida humana fue algo introducido por el cristianismo, ya que desde sus principios la iglesia fue proclamando el valor por la vida a todas las comunidades paganas que evangelizó. Con esto, la iglesia argumenta continuamente que actos como la eutanasia y el aborto tan solo fragmentan el ideal cristiano y alejan la Palabra de Dios de la sociedad. En consecuencia, el Papa afirma que la ética actual es un retroceso, un retroceso a todos los valores cristianos, él lo denomina como “cultura de la muerte”. De esta manera, la Iglesia rechaza en todo su sentido a la eutanasia, porque a pesar de causar la muerte de un ser humano para evitarle sufrimiento y garantizarle una muerte digna, no deja de ser una forma de homicidio. La institución nunca estará de acuerdo con la eutanasia, pues si se cree como dogma de fe que la vida es solo de Dios, cuando el hombre puede decidir y adueñarse de ésta dando muerte a sí mismo o a otro, se está atentando contra la vida humana y el poder de Dios sobre ésta. Estos son algunos de los argumentos principales en contra de la eutanasia que sostiene la iglesia católica:
  • 22.  Afirma la inviolabilidad de la vida humana. Es decir que nadie puede atentar contra la vida de otra persona, por lo que es inaceptable que un médico le ponga fin a la vida de un enfermo.  Subraya que el significado de morir con dignidad es igual que morir naturalmente, es decir cuando Dios lo quiera.  El hombre no es poseedor de su vida, pues Dios dispone exclusiva y absolutamente sobre ésta. Con respecto al segundo argumento, Alfonso Llano, un sacerdote colombiano responde a la siguiente pregunta: ¿Nadie está por encima de la persona referente al derecho sobre su vida, ni la Ley ni el Estado, o tiene sus límites y en este caso cuáles son? Dice, “La respuesta a la pregunta es religiosa. Aclaro: el verdadero creyente en Dios reconoce el señorío de Dios sobre la propia vida y acata el momento de la muerte natural como la forma de morir dignamente. (Llano, 2012). De aquí, se puede decir que como se ha venido diciendo para la iglesia católica Dios tiene el poder absoluto sobre todas las cosas, entonces si Dios es poseedor de la vida, ningún ser humano puede sentirse dueño de su vida o de la de los demás. Por consiguiente, la eutanasia no sería una opción de muerte puesto que para el catolicismo ni la vida ni la muerte son una decisión del hombre y mediante esta práctica si lo seria. En este contexto, la eutanasia sería considerada como rechazo a la soberanía de Dios. En efecto, acerca de lo expuesto por el sacerdote Llano, muchas opiniones contradicen estos argumentos e incluso afirman que se califica como injusto el hecho de considerar un argumento religioso para decidir públicamente sobre un tema tan trascendental y complejo como éste. Es cierto que la iglesia católica tiene una gran influencia en la sociedad colombiana, sin embargo, desde otro punto de vista se considera que no es pertinente dejar a un lado las diferentes posturas acerca de la vida y la dignidad humana, ya que no es correcto tratar temas tan evaluables mundialmente según una postura exclusivamente religiosa, como así lo pretende la iglesia en sus posturas radicales en las cuales son inadmisibles otro tipo de pensamientos. Esto se puede decir debido a que, el afirmar que el ser humano no es dueño de su vida ni de su cuerpo conlleva a pensar que los argumentos expuestos por la iglesia católica y presentados por el sacerdote Llano dejan a un lado la voluntad, libertad y autonomía de cada individuo. A pesar de que la problemática de la eutanasia enfrenta diversos posicionamientos ante todo no se puede descuidar los derechos humanos que toda persona tiene, siempre se deben tener en cuenta para evaluar este tema tanto jurídica como éticamente. En este sentido, las posiciones pro eutanasia exponen que es necesario concientizar acerca del reconocimiento del derecho de cada individuo a decidir sobre su propia vida. De esta
  • 23. forma, a la hora de legislar la práctica, la Ley debe reconocer y respetar los derechos tanto del creyente como el del no creyente. En contraposición con los argumentos de la iglesia:  Toda persona es autónoma y tiene derecho a decidir sobre su vida.  Nuestra sociedad está fundamentada en la protección de los derechos humanos. Toda persona tiene derecho a decidir si quiere o no seguir viviendo.  La vida, en determinadas condiciones, puede llegar a ser indigna. No es justo someter a un enfermo a un sufrimiento constante cuando se tiene el poder de evitarlo. 2. Vivir: ¿obligación o derecho? De esta manera, en contraposición a la postura de la iglesia católica se presentan casos que defienden la autonomía, independencia e individualidad y el derecho que la persona, creyente o no, tiene de decidir sobre su propia vida. Siguiendo este argumento se presenta el caso de Sue Rodríguez, un señor de 42 años de edad que padecía de una esclerosis múltiple. Durante el deterioro de su cuerpo por causa de esta enfermedad, Rodríguez se preguntaba constantemente lo siguiente “Si yo no puedo dar el consentimiento para mi propia muerte ¿de quién es este cuerpo? ¿A quién le pertenece mi vida? Para lo que Sergio Muñoz, un reconocido escritor y columnista de El Tiempo responde, “Yo no tengo duda alguna. Nadie, ni el Estado ni las iglesias tienen derecho a decirme que debo hacer con mi cuerpo, con mi vida o con mi muerte. Esas son decisiones que solo a mí me conciernen. (Muñoz, 2013). Acerca de la pregunta de Rodríguez, se puede decir que según esta postura el ser humano es el único dueño de su propia vida, ni el Estado, ni ninguna institución o religión puede disponer sobre su vida porque el mismo debe decidir cómo vivir y así mismo como quiere morir. Además, si la persona no quisiera vivir en esa condición ¿qué sentido tendría mantener el cuerpo? Esta postura resalta la autonomía y libertad que tiene el ser humano ante el ser o no ser de su vida, ya que disponer de su vida es una libertad. Si bien la discusión sobre la autonomía en la toma de decisiones al final de la vida es una pregunta fundamental que debe plantearse en las sociedades modernas, ya que los tiempos han cambiado y no se puede dejar a un lado la libertad individual cuando se es parte de una sociedad democrática, en donde las creencias y diferentes opiniones son respetadas. No se trata solo de respetar la autonomía, se trata de promoverla y aclarar el valor que cada persona tiene con respecto a su vida y a su momento de morir, es decir
  • 24. hacer de esto algo pertinente en casos en que la salud de una persona haya alcanzado un nivel denigrante. 3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones. Por ende, cuando la iglesia descarta esta libertad humana afirma que para la institución es imposible aceptar la diversidad de opiniones entre los católicos, puesto que cualquier creyente ante todo debe proclamar la vida y aceptar la muerte como un hecho natural y una decisión de Dios. El papa Benedicto XVI afirma, según el artículo “La Eutanasia” realizado por Sergio Muñoz, que: “el aborto y la eutanasia son pecados tan graves que la iglesia no admite la diversidad de opiniones entre los católicos” (2011). Se puede decir que al asumir estas posturas se dejan a un lado muchos factores como los son los derechos de cada persona y además el hecho de considerar que promover la vida implica promover una vida indigna y en condiciones inhumanas. Para lo cual, Muñoz responde al final de su artículo que al fin y al cabo nadie tiene derecho de decir lo que se debe hacer o no con el cuerpo de una persona. Volviendo a la pregunta de Rodríguez anteriormente presentada ¿a quién le corresponde decidir si las personas tienen derecho a solicitar la asistencia de un médico para morir con dignidad? Con lo anterior, Dalai Lama, un líder espiritual de budismo respondió en el mismo artículo: “ Si una persona va a morir y padece de un sufrimiento grande o se encuentra en estado vegetativo y prolongar su existencia solo causará mayor sufrimiento y dificultades a otros, la ética budista le permite terminar con su vida”(2011). Al contrastar las posturas de ambas religiones se puede decir que hay un desacuerdo en las autoridades religiosas, puesto que mientras la Iglesia católica está en desacuerdo con la eutanasia por considerar que el sufrimiento a la hora de morir es algo natural por lo que todo ser humano debe pasar así como lo hizo Jesús cuando cargó la cruz para el perdón de nuestros pecados. Por el contrario, el budismo acepta que prolongar la vida de un ser vegetativo es completamente innecesario, el dolor y el sufrimiento no deberían ser los últimos sentimientos de una persona en sus instantes finales de vida, a pesar de defender la vida, no son partidarios de defender cualquier tipo de vida, porque así como las personas merecen una vida digna, también merecen una muerte digna. 4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la calidad de vida. Lo anterior, conlleva a evaluar lo expuesto por el Papa en el artículo “Papa dice que aborto, eutanasia y bodas gay afectan la paz mundial”: En el artículo se expone que quienes trabajan por la paz aman y defienden la vida, es decir que la promueven ante todas las circunstancias. Benedicto XVI sostiene que: “Para salir de la actual crisis
  • 25. financiera y económica, que tiene como efecto un aumento de las desigualdades, se necesitan personas, grupos e instituciones que promuevan la vida, favoreciendo la creatividad humana para aprovechar incluso la crisis como una ocasión de discernimiento y un nuevo modelo economía” (2012). De tal forma, el Papa afirma que para llegar a la paz es necesario que las personas promuevan la vida en toda su instancia, cosa que es bastante valida en la medida en que es necesario alejar actos violentos o de agresión que atenten contra de la vida. Sin embargo, algo que el Papa no evalúa o considera en su argumento es ¿qué clase de vida se debe promover? Es decir, ¿se debe promover la vida en todas sus condiciones? Para ello, el presidente de la fundación Pro derecho a morir dignamente, Juan Mendoza Vega, defiende la voluntad del paciente y afirma: “El medico tiene a considerar que su deber es conservar la vida, claro que nuestro compromiso es con la vida. Pero no con cualquier vida, ni con cualquier clase de vida, a quien está sufriendo de manera intolerable y no es posible aliviarlo, no se le puede obligar a seguir viviendo, a seguir sufriendo. Eso es tortura” (2014). De tal forma, es evidente que lo expuesto por el papa es cierto, ante todo se debe promover la vida y si se promueve la vida, sería una base para construir un mundo en paz, sin embargo, es importante que este argumento no puede llegar a una última instancia, en donde por promover la vida no se garantice la calidad de la misma, porque como lo dice Mendoza afirmando lo de Benedicto XVI nuestro compromiso es con la vida, sin embargo no con cualquier clase de vida, no con una vida indigna en constante sufrimiento. 5. ¿Muerte digna o muerte natural? Según varios artículos se puede decir que ésta última postura tiene gran relevancia, defendiendo el derecho de cada quien de rechazar una vida indigna, se argumenta del hecho de que la persona es la única capaz de juzgar que tan fuerte es su sufrimiento y como es algo que solo ella le concierne, solo ella tiene el poder sobre su vida. Tras el estreno de la película Mar adentro en el 2005, Oscar Collazos afirma que la película traerá nuevos argumentos a la polémica universal de la eutanasia. La película denota el derecho de cada uno a determinar cómo debe ser su vida y hasta donde debe llegar, para el ser humano es fundamental que respeten sus derechos. Collazos dice que: “A pesar de que la medicina consigue cada vez un número mayor de personas que prolongan sus expectativas de vida, se encuentran otras para quien la vida se ha convertido en una supervivencia indigna, de la cual la única salida parece la muerte.” (2005) Con lo anterior, surgen cuestiones como ¿Qué queda de la vida una vez perdidas sus funciones esenciales? Esto porque, cuestionan la dignidad humana y la libertad de elegir como se vive. Para lo cual, el columnista León Valencia aclara que es partidario de la eutanasia, que está de
  • 26. acuerdo con la idea de hacerse dueño de la vida para aliviar un dolor del cual no se es capaz de soportar. Él dice que a pesar de que las situaciones son diversas, tienen un hilo conductor que enlaza la dignidad humana tanto con la vida como con la muerte. La dignidad humana cuestiona los demás argumentos postulados por la iglesia católica, puesto que es debatible considerar la vida como obra de Dios y la muerte como deseo del mismo, o por el contrario creer que la muerte es un hecho que merece ser digno y no tiene por qué estar ligado al dolor. Según el tercer argumento presentado anteriormente acerca de los aspectos que contradicen las posiciones de la iglesia, vivir indignamente es vivir de una manera en que el cuerpo no pueda ejercer su función de manera correcta, a tal punto que la vida se convierta en una muerte constante, en una vida sin calidad. La dignidad es una característica que las personas poseen por el hecho de no existir del mismo modo que las cosas, pues el ser humano siente y es valioso, merece ser tratado con respeto. Es evidente que en el momento en que la persona vive artificialmente dependiendo de una maquina no tiene autonomía sobre su cuerpo, así pues, su dignidad, característica que alude al valor y respeto del ser humano, se ve interrumpida en estas situaciones. Para lo que la iglesia puede considerar una muerte correcta y natural, para otras personas la dignidad más que un elemento importante en la vida del individuo, es un derecho del cual no es pertinente librarse solo por prolongar una vida sin sentido, para muchas la vida solo vale la pena si es plena y la muerte no tiene por qué estar ligada al dolor. Para lo cual el filósofo romano Séneca presenta una idea bastante apropiada: “En consecuencia el sabio vivirá mientras deba, no mientras pueda” Seneca, VIII. (Rodríguez, 2005). Por ende, en muchas ocasiones cuando las cuestiones de salud impiden una mejoría, el enfermo debería recibir atención médica hasta que él mismo así lo desee, pues prolongar la vida sobre todas las cosas no siempre será una decisión correcta puesto que en muchas situaciones el dolor es insoportable, las condiciones en las que vive el enfermo son denigrantes y las posibilidades de una recuperación satisfactoria son casi mínimas. Gracias a este valor que denominamos dignidad el ser humano tiene una distinción con el resto de cosas en el mundo, una distinción de la cual todos somos merecedores y dueños, pues ni de la vida ni de la muerte propia nadie más puede hacerse cargo, no puede obligarse a las personas a seguir sufriendo porque se crea que Dios manda el sufrimiento. Sin embargo, otras posturas sin dejar a un lado esta dignidad aseguran que la muerte digna consiste no en adelantarla ni diferirla, sino en aceptarla valientemente cuando toca morir. Con a lo anterior, Alfonso Llano afirma en una carta ciertas errores o contradicciones que se han dado en la legislación de la eutanasia, entre lo cual argumenta
  • 27. que la vida no es un bien disponible, por tanto es algo fundamental e inviolable. Esta Inviolabilidad de la vida, conlleva a decir que morir con dignidad es morir justo cuando Dios así lo quiere, no cuando la vida del enfermo se convierte indigna. Como lo aclara Monseñor Juan Vicente Córdoba en un debate realizado por el tiempo, “Si el medico dice que todavía hay espereza, no se procede, porque toda persona tiene derecho a vivir, aunque ella misma diga que no” (2005). Esta postura afirma que la vida se debe proclamar en todas sus maneras, lo cual aclara que morir con dignidad no consiste en adelantar la muerte, pues es algo que el ser humano no debe decidir. A pesar de que según Liliana Lima, consultora en cuidados paliativos, está comprobado que la mayoría de pacientes que solicitan la eutanasia no es porque deseen la muerte en sí, sino por el sufrimiento físico al que se enfrentan y en el momento en que estos síntomas son controlados el paciente ya no desea morir (1997); es importante decir que estos son juicios individuales, pues como se ha venido anteriormente es algo que solo el enfermo puede evaluar. Respecto a lo anterior, se presenta el caso del reconocido doctor Donald Low, quien padecía de cáncer y grabo un video pidiendo el derecho a morir con dignidad. “Me gustaría que vivieran 24 horas dentro de mi cuerpo, porque pienso que eso les haría cambiar de opinión.” (2013). Con la posición de Córdoba y la afirmación de Lima, tal vez se deja a un lado la calidad de la vida por solo garantizar la existencia, para lo cual Low dice algo muy sabio y presenta que el dolor es algo que cada quien siente a su manera y nadie es capaz de juzgarlo puesto que nadie tiene la capacidad de afrontar lo que la otra persona siente. Continuando con lo anterior acerca de la dignidad humana, se puede decir que la muerte no siempre es la peor solución, porque muchas veces cuando la vida es indigna éste es el camino que se debe seguir por el bienestar de la persona. En primera instancia, si se deja a un lado la idea de que la eutanasia mata, y que “matar” es peor que “dejar morir”, se puede decir que la muerte en muchos casos puede ser una solución, porque así como todos somos lo suficientemente dignos para vivir de manera adecuada, de igual forma merecemos recibir la muerte sin sufrimientos extremos ni humillantes. Por eso, sería conveniente que antes de posicionar algo como verídico se tenga en cuenta la autonomía y libertad de la persona de decidir sobre su vida y cuerpo, teniendo en cuenta que como lo aclara Donald Low con sus palabras es muy diferente solo hablar cuando se es ajeno a una situación a cuando de verdad de siente el dolor de una enfermedad. 6. Debate ético médico. Además de discutir la relevancia católica frente al debate ético acerca de la eutanasia, también existe un debate médico que cuestiona la labor de éste frente a ésta
  • 28. práctica. La medicina es una ciencia dedicada a evitar y curar enfermedades, en otras palabras es una disciplina de carácter beneficiario, en la cual el medico es un intermediario entre la ciencia y el paciente encargado de promover el bien. La eutanasia, como la plantean los defensores de su legalización, afecta la medicina, debido a que las propuestas de los que la solicitan siempre hacen intervenir al médico, es por esto que es tan trascendental la parte médica al discutir éste debate. Es importante considerar que según términos médicos, el doctor Juan Mendoza Vega, presidente de la fundación Pro Derecho A morir dignamente, afirma que “cuando el cerebro está muerto ya no hay persona, aunque el corazón siga latiendo y los pulmones ventilando. Si el daño cerebral es evidente, la persona está muerta y no hay obligación de hacerle nada.” (2005). Sin embargo, a pesar de que medicamente la persona está muerte aún hay un cuerpo en vida que merece descansar en paz. Para un médico que trata a un paciente en estas circunstancias la cuestión de la eutanasia es bastante debatible y controversial porque surge según diferentes dilemas éticos alrededor de cuando suspender o cuando omitir tratamientos y renunciar a la posibilidad de ver espereza en las vidas de los enfermos. El medico se ve enfrentado a la cuestión de alargar una vida martirizada o él mismo encargarse de acabarla. A pesar de que es evidente que existe un debate acerca de este tema, el código Internacional de ética médica aprobado en 1983, formula los deberes del médico para con los enfermos e indica en primer lugar que el médico debe tener siempre presente la obligación de preservar la vida humana, y desde luego no causar daño a los enfermos atentando contra su vida. Posteriormente, la asamblea Médica Mundial, planteo que el acto de terminar deliberadamente la vida de un paciente, aun cuando es una petición del mismo no es considerado ético. Es evidente que la función del médico es fortalecer la salud del paciente, pero cuestionando el argumento de la asamblea Medica Mundial, también es pertinente mencionar que “Es deber médico ejercer su labor en función del desarrollo de una vida sana que no debilite la propia salud.” (Varga, 1998, p.80). De tal forma, todos los médicos deben promover la salud, así como también deben cerciorarse que el promover la vida sea un beneficio para el paciente, pues en muchas ocasiones lo que para algunos es adecuado para otros son acciones forzadas. Muchas posturas sostienen la idea que los tratamientos en casos específicos pueden llegar a ser innecesarios, pero partiendo de este argumento es que se genera un debate entre la ética médica. Sin embargo, antes de llegar a este debate el médico, el presidente de la Fundación Pro Derecho A Morir, Juan Mendoza Vega, afirma en el artículo “no obligar a las personas a seguir sufriendo” que se debe iniciar por otras cuestiones acerca del sistema de salud.
  • 29. Este debate acerca de la eutanasia además de basarse en la muerte digna o el cuidado de la vida en todo su sentido, también se presenta con gran controversia gracias a que el sistema de salud colombiano aún no se centra en la persona y la prevención de enfermedades, sino en la enfermedad como tal. Más que debatir acerca de la eutanasia se debería partir de un cambio de concepción acerca del sistema de salud, en el cual todos los médicos, defensores o no del eutanasia, entendieran la importancia de promover más médicos profesionales especializados, que médicos curando las enfermedades que se diagnosticaron demasiado tarde, logrando promover más la salud que la cura contra las enfermedades. (Mendoza, 2014) Así pues, Mendoza afirma que antes de debatir acerca de la eutanasia se debe entender que tal vez si los médicos se centraran en la prevención y el autocuidado de la salud, en más campañas de nutrición y vacunación habría quizás una menor necesidad de invertir el dinero en la cura de enfermedades. A pesar de lo expuesto por Mendoza es evidente que la magnitud de este tema se centra más que todo en el modo como ejerce el médico y la ética del mismo y no en el sistema de salud, por ejemplo, según la posición de Hans Kung, para los médicos que se formaron en “la vieja escuela” la eutanasia es un tema bastante difícil. Para estos médicos, la vida se enseña como un valor absoluto y no relativo, es deber esencial del médico mantenerla a toda costa, por ende, es prácticamente imposible practicar la eutanasia, muy pocos se atreverían ello. (2013). Pero hoy en día, estas concepciones no pueden considerarse pertinentes en muchas circunstancias, en donde se debe poner como prioridad la calidad de vida y no solo la existencia en sí. Esta postura sostiene que la función del médico debería suspenderse cuando la medicina deje de actuar para promover la calidad de vida, ya que cuando la prolonga innecesariamente y artificialmente, se convierte en una vida indigna. Por ello se habla con frecuencia del "derecho a morir”. A pesar de las diferentes opiniones medicas al respecto, para afrontar un problema así, es necesario, primero, partir del hecho de que así como se debe cuidar la vida, la muerte es el acontecimiento final de ésta, por ende, todo hombre tiene derecho a una muerte digna y humana. Para esto, el medico Alfonso Quintana, un médico que le ha aplicado la eutanasia a más de 35 personas asegura que de ninguna de ellas se arrepiente, pues considera que es un acto de amor con el paciente y no de compasión y así mismo, toda persona tiene derecho e escoger cuando morirse y de morirse bien. Con lo anterior, afirma al igual que muchas posturas anteriores que la vida solo vale la pena si es plena y la muerte es parte de la vida, merece ser digna. “Los médicos siempre queremos preservar la vida a toda costa. Pero tenemos que entender que en los casos de enfermedad terminal no debemos intentar prolongar la vida obstinadamente, sino velar porque la muerte sea de calidad.” (Quintana, 2007). Con lo anterior, es evidente que es una postura para la cual se necesita
  • 30. de mucha madurez y objetividad, puesto que el medico desde su principio está orientado a salvar vidas ilimitadamente, sin caer en cuenta que como dice el senador Carlos Gaviria, quien se encargó del proceso de legalización de la eutanasia en Colombia “las actitudes éticas han cambiado”, y hoy en día hay muchos otros factores que en cierto modo prevalecen mas que solo la existencia, como lo es el derecho a morir dignamente y decidir sobre la vida propia. Para lo cual, Gaviria agregó que hay médicos que entienden su compromiso fundamentalmente con el bienestar del enfermo pero a veces el mantenimiento de la vida “pugna con ese bienestar” (2005). Hans Kung, un sacerdote católico, anteriormente mencionado dice en el artículo “Nadie está obligado a soportar lo insoportable” que la salud no es solo la ausencia de una enfermedad, sino el bienestar físico y personal de cada enfermo. Por lo tanto, cuestionando los argumentos católicos y al igual que Quintana, asegura que el sufrimiento constante en vida no tiene por qué ser permitido en ningún caso, “En ninguna parte está escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado” (Kung, 2013). Claramente, las terapias paliativas alivian mucho el dolor, pero también es cierto que con todos los avances científicos un paciente puede ser sostenido con vida por mucho tiempo, cosa que además de generar enormes costos para la familia y el estado, denigran las condiciones de vida de la persona. Además de esto, respondiendo a lo presentado anteriormente por la posición de la religión al respecto, Kung afirma que el hecho de aprobar esta práctica no implica dejar de ser creyente en Dios “Doy gracias permanentemente a Dios por la vida que me ha dado y me sigue dando, estoy listo para seguir viviendo mientras siga siendo útil y lúcido.” (Kung, 2014). Kung cree en Dios ante todas la cosas, como también considera que la iglesia tiene un carácter autoritario y no tolera las condiciones del mundo moderno, cuestión que el por el contrario acepta y respeta, pues es libertad de todo individuo decidir sobre su propia vida. A favor de la opinión de Quintana se presenta la opinión de Penagos, otro médico partidario de la eutanasia, luego de ver a un hombre de 60 años suicidarse por cusa de un cáncer metastatico que se había extendido hasta los pulmones, Penagos cambia de parecer frente a esta práctica. Marmolejo, el paciente que acudió al doctor Penagos para solicitar morir por medio de la eutanasia, decidió suicidarse al ver que sin saber qué hacer, los médicos pospusieron su caso a la siguiente reunión de comité de ética del hospital. A partir de esto, Penagos empieza a pensar que la labor del médico es ayudar al enfermo en cualquier circunstancia, no importa que sea para curarlo en vida o ayudarlo a tener una muerte digna. “Es estúpido que los médicos consideren la vida como la nica opción para sus pacientes y no tengan en cuenta circunstancias como las que vivirá Marmolejo. Yo ni podría aliviarlo ni pude ayudarlo al buen morir” (Penagos, 2005). Es claro que con la postura de Penagos, el énfasis de su ética médica se da primeramente en cuento a su
  • 31. calidad y no su cantidad, se toman en cuenta los deseos y necesidades del paciente, sin considerar posible prolongar artificialmente la agonía de una persona que sigue en vida sin estar viviendo. Sin embargo muchas otras posturas de profesionales de la salud tienen una opinión un poco más conservadora y establecida en cuento a la vida. Esta postura se sostiene del argumento que la salud es un campo que en todo momento tiene la intensión de preservar la vida del paciente y no de acabarla, ya que es responsabilidad del médico aliviar el dolor y el sufrimiento del paciente hasta agotar todas las posibilidades médicas posibles. Así como lo dice Jorge Merchán Price, el fundador de movimiento Médicos azules, “no tratamos personas porque ellas tengan derecho a la vida o no; las tratamos porque están vivas. Poner al médico a matar a sus pacientes es l mismo que poner a los policías a robar a los ricos para alimentar a los niños pobres.” (Merchán, 2012). De esta manera, las posturas médicas en contra de esta práctica defiende que aunque la causa parezca noble y promueva el bienestar de los pacientes, la verdad es que los policías no roban y los médicos no matan, por ende es ilógico que el medico mate una vida que debería curar. Además de esto, cuando se habla de la eutanasia muchos médicos toman una postura frente al tema según sus creencias religiosas, cosa que hace que la ética profesional tome como punto de partida un aspecto religioso. Muchos médicos no están de acuerdo con la eutanasia ya que la vida la da Dios y es Él, el único que tiene derecho a quitarla. Pero, claramente si se ve la eutanasia como un crimen, ya que se está descontinuando la vida de una persona, cabe preguntarse si la iglesia debería preocuparse de su parte religiosa y la ciencia por ser objetivos frente al avance del bien en la humanidad. El bien de la humanidad, debería concentrarse en el hecho de, como lo aclara Mendoza: “Despertar en la conciencia de los colombianos que hay un derecho a morir con dignidad, tenemos derecho a decir sí o no a ciertos tratamientos” (Mendoza, 2005), respetando al creyente y al no creyente en todo momento, sin dejar a un lado el profesionalismo y el derecho a vivir y morir con dignidad. Así pues, Mendoza afirma que estos temas deben tratarse con objetividad y madurez, pues la muerte se debe entender y manejar con un mejor balance entre el cuidado religioso y el profesionalismo. 7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en Colombia. Tras evaluar tanto las posturas a favor como las posturas en contra se puede decir que éticamente Colombia se inclina más por la aprobación de la eutanasia, defendiendo la autonomía y dignidad de las personas. Si el tema fuera tratado objetivamente, lo correcto
  • 32. según la mayoría de las posturas sería que los profesionales como los familiares asumieran la responsabilidad humana y ética de "ayudar a morir" con libertad y con sentido. Con lo anterior, es importante mencionar que de acuerdo con un sondeo realizado por EL TIEMPO, el 84 por ciento de los ciudadanos consultados es partidario de acudir a la eutanasia como forma de morir dignamente, mientras que tan solo el 16 por ciento no comparte esta opción. Con lo cual, se puede considerar que la concepción de la salud en su mayoría, es tratada como un derecho humano fundamental que debe ser garantizado por la sociedad y el Estado. Más que las posturas religiosas, prevalecen las posturas partidarias de la muerte y la vida digna, para este debate los colombianos en su mayoría, se argumentan a favor de la eutanasia aclarando la importancia de los derechos humanos como algo fundamental para todo ser vivo. De esta manera, a pesar de que es evidente que en un debate moral tiene más validación las posturas que afirman que nadie está obligado a soportar lo insoportable, también es importante mencionar que sería pertinente que estos temas, además de ser tratados dentro de un contexto realista, no fueran evaluados dentro de una incompatibilidad entre ciencia y creencias religiosas. Es muy importante tener en cuenta la pertinencia e influencia adecuada que estas posturas deben tener al tratar la eutanasia, pues al fin y al cabo es un tema que debe respetar la autonomía e individualidad de cada persona. Se puede ver que el asunto se limita a si la persona tiene derecho o no a resolver sobre su vida hasta el último momento, que es la muerte y a pesar de que la religión tiene una gran trascendencia en las posturas frente al tema, como se dijo anteriormente es importante rescatar la pertinencia e influencia que estas posturas deben tener al tratar la eutanasia. Esto debido a que, son respetables los argumentos religiosos, pero hay que tener en cuenta que solo son aplicables a quienes perciben su vida según dichas creencias; ya que como se ha venido mencionando generalizar por la fuerza los argumentos que la religión sostiene es una violación de la autonomía. Finalmente, se puede decir que la eutanasia es un tema que tiene gran trascendencia en la sociedad debido a los temas que por ella se discuten. Es una práctica que así como tiene muchos partidarios también tiene posiciones en contra que manifiestan su desconcierto con adelantar el momento de la muerte y dejar a un lado la soberanía de Dios en la vida humana. Sin embargo, a pesar de que estos argumentos son sostenidos por la iglesia católica y es evidente que ésta tiene gran impacto en la sociedad, mayoritariamente el pueblo colombiano es defensor de una muerte digna y una vida con calidad.
  • 33. 4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA Jurídicamente el tema de la eutanasia también es bastante relevante y problemático en el país, puesto que indudablemente para tomar una posición jurídica es necesario recurrir nuevamente a los debates anteriores, es decir partir de diferentes posiciones, creencias y criterios. Para evaluar un debate jurídico acerca de este tema, es importante empezar aclarando que la eutanasia es legal en nuestro país, con esto se aclara que su acto no conllevara a ninguna pena, sin embargo esta práctica no está reglamentada, es decir que aún no se ha constituido ciertos parámetros mediante los cuales la eutanasia debe ser realizada correctamente. 1. Respecto a la legalización de la eutanasia. Colombia es uno de los pocos países en el mundo en donde la eutanasia es legal. La eutanasia está permitida desde 1997, año en el que la Corte Constitucional la despenalizó mediante la sentencia C-239. El ponente del fallo fue el entonces magistrado Carlos Gaviria. Su despenalización reconoció el derecho de las personas a decidir cuándo ponerle fin a su vida en caso de una enfermedad terminal con sufrimientos extremos y aunque en el fallo la Corte le pidió al Congreso reglamentar dicha práctica, hasta el momento esto no se ha realizado. Sin embargo, es claro que en estas circunstancias el medico que ayude con este procedimiento no podrá ser condenado a pagar ninguna pena en la cárcel, aunque eventualmente estará sometido a un proceso jurídico en el cual se evalué si el procedimiento realizado fue necesario y cumple con lo requerido en la sentencia. A partir de la decisión tomada por el Estado Colombiano, muchas personas apoyaron la idea de su despenalización defendiendo la libertad de todo ciudadano de decidir ante su vida y muerte, mientras otras posturas sostienen la idea de que ésta decisión es un acto irónico por parte del Estado. Alfonso Llano Escobar, el sacerdote anteriormente mencionado, afirma en una carta ciertos errores o contradicciones que se han dado en la legislación de la eutanasia, aclara en el artículo “Eutanasia” presentado por el tiempo, lo siguiente: “Las autoridades del Estado están instituidas para proteger la vida de todos los ciudadanos (los enfermos lo son), y no para autorizar su muerte” (1997). Su posición afirma que el Estado se contradice con la legislación de esta práctica, en la medida en que el rol principal de éste es garantizar la vida de las personas ante toda circunstancia, previniendo atentados contra ella y protegiendo sus derechos. Según estos criterios, esta norma no cumple con la función del Estado, pues deja que de forma arbitraria se tomen decisiones acerca de la vida de las personas, autorizando la muerte para quienes ésta sea considerada un obstáculo o una molestia.
  • 34. Contrario a lo anterior se puede decir que proteger la vida es justamente lo que el Estado pone como prioridad en esta despenalización, pues es respaldar la calidad de vida, más no una muerte en vida. Es justamente esto por lo cual el Estado decidió legislar esta práctica, pues yendo más allá de las afirmaciones planteadas anteriormente, ésta práctica puede ser establecida para el beneficio de las personas cuyas condiciones de vida son indignas. Además de esto el cuerpo no es un espacio público, es un espacio privado que debe ser juzgado como tal, como una disposición personal de la cual prevalece ante todo la autonomía de la persona. Es por esto que el Estado no puede impedirle a alguien ejercer el derecho de morir con dignidad, pues éste debe respetar tanto la calidad de vida que la persona merece como su autonomía de decidir por sí misma sobre su cuerpo. Así pues, la Constitución Colombiana afirma que el derecho a vivir no se limita a existir, pues en este término debe incorporarse el valor de la vida. Además de esto, es claro que el Estado no puede pretender ejercer su función y obligación para con la sociedad desconociendo como se dijo anteriormente, la autonomía y la dignidad de ésta. Con lo cual el doctor Coiffman anuncia lo siguiente: “Según el artículo 18 de la Constitución Política de Colombia, ‘nadie será obligado a actuar en contra de su conciencia’ … ley colombiana expresa que el paciente tiene el derecho de que se le respete su decisión en caso de enfermedad irremisible” (2012). Por lo tanto, en ninguna parte está escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado, pues merece ante todo tener una muerte digna, no una muerte constante en vida. Sin embargo, Álvaro Lastra, miembro de la Asociación Colombiana De Derecho Constitucional y Ciencia Política, sostiene la posición del sacerdote afirmando que la Corte Constitucional no ha acertado frente a este tema, “La vida es un bien absoluto, no un mal relativo” (1997). Según lo anterior, Lastra afirma que la vida no puede ser una opción a causa, de que por el contrario es un bien inviolable, por tanto nadie puede disponer de la vida de otro y es aún más irracional constituir una autorización para matar, como lo es para él esta práctica. En contraposición a lo anterior, aunque la vida sea un derecho inviolable, Felipe Coiffman, un reconocido cirujano plástico y uno de los pioneros de esta disciplina en el país, afirma que este concepto es relativo bajo ciertas condiciones. Contrario a lo que piensa Lastra, Coiffman afirma que el derecho a la vida no es un derecho absoluto sino relativo, pues un enfermo en condiciones críticas de salud no debe ser sometido a tratamientos inhumanos tan solo por prevalecer su vida incansablemente. Además, es claro que la vida no puede verse simplemente como algo sagrado, hasta el punto de desconocer la situación real en la que se encuentra el individuo, dejando a un lado su dolor y padecimiento. Para lo cual la Corte dice: “El derecho a la vida no puede reducirse a
  • 35. la mera subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en condiciones de dignidad.” (2012) De esto se puede decir que, muchas veces el deber del médico no se basa esencialmente en tratar de mantener la vida a toda costa, cuando ante todo debe prevalecer su calidad y dignidad. Como se puede ver, la Constitución se inspira en la consideración de la persona como un sujeto moral y racional, capaz de asumir de forma autónoma decisiones que al fin y al cabo solo a la persona le conciernen. Simplemente, el Estado así como defiende la vida, también debe defender su calidad, debe proclamar la libertad y autonomía, sin importar las diferentes posiciones o creencias que haya al respecto. Para lo cual, Coiffman presenta lo siguiente: “Un soldado que mata en batalla a su enemigo no es considerado homicida. Tampoco lo es un civil que en defensa propia da muerte a otro.” (2012). De lo cual se puede interpretar que, muchas situaciones son juzgadas cuando no se conoce el trasfondo de esta, ya que cuando las cosas se miran de diferentes perspectivas y se descubre la intención que está detrás de la apariencia externa y visible de las cosas, muchas situaciones empiezan a tener un sentido. Por esto, tanto para las personas que éticamente piensen que un médico es un asesino por practicar la eutanasia como los que ven en ella un verdadero sentido, la ley debe ser imparcial y equitativa. No importa cuántas posiciones médicas o religiosas existan, el Estado debe garantizar que sus decisiones sean aptas para el creyente como para el no creyente; pues desde una perspectiva exclusivamente religiosa o moral no se puede pretender que sea exigible para todos. Así pues, el Estado debe garantizar que sus normas prevalezcan en todos los ciudadanos, pues no se puede posicionar a la eutanasia como una muerte adelantada, ya que detrás de ella hay muchas otras posiciones que defienden criterios igualmente validos como lo es la dignidad y libertad humana. Por otra parte, otras posturas en contra de la legislación de esta práctica aseguran que aprobar la eutanasia en cierta medida es aprobar el asesinato. Tal como lo aclara Mauricio Pardo: “Con este veredicto la Corte contraviene la ley natural, ya que faculta al hombre para quitarse la vida, y de ésta la persona humana no es dueña, sino poseedora”. (2012). Sin una reglamentación, esta práctica puede tomar diferentes sentidos que no benefician a la sociedad, razón por la cual es muy importante que al legislar la eutanasia también se reglamente, para comprender que la intención del Estado no es aprobar el asesinato sino garantizar una muerte digna a enfermos terminales. 2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia. Por consiguiente, para que ésta práctica se ejecute de la mejor manera no se puede oponer a la reglamentación, pues sin instituir las formas y condiciones en que se debe
  • 36. realizar se incrementaran las muertes irrazonables de los pacientes. Es básico imponer su reglamentación, para que verdaderamente la eutanasia cumpla un objetivo y no sea utilizada innecesariamente, porque claramente si esto no se hace, puede llevar a que muchas personas hagan uso de ella sin un verdadero motivo y también para evitar intervenciones jurídicas las personas podrían realizarla en sitios inadecuados. Es esencial que haya ciertos parámetros y requisitos para poder acceder a esta práctica, para que ésta no se convierta en una primera y última opción. Además, como lo expone el medico Juan Mendoza Vega en el artículo “Vivir: obligación o derecho”, la sentencia tampoco es un gran avance si aún no está reglamentada pues desfavorece a los médicos. Esta es otra razón por la cual es muy importante que haya una reglamentación, porque no solo hay poca especificación acerca de la práctica como tal, sino que en efecto los médicos también se verán desfavorecidos sin normas concretas de como este proceso se debe llevar a cabo. Claramente el medico que ayude a realizar la eutanasia, no es penalizado porque no actuó de manera ilegal, sin embargo realizar esta práctica aún sigue siendo un gran riesgo porque sin una reglamentación el medico estará sometido al criterio subjetivo del juez. Como los fallo de la Corte Constitucional no tienen que ser estrictamente cumplidos lo que para un juez puede estar bien para otro puede merecer una condena. “Me preocupa que apresuradamente, sin consulta, podrá perjudicar algo que se hace en el país con mucha seriedad: el tratamiento ético de los pacientes terminales.”(2005). Como lo aclara Vega, es importante que ésta práctica sea reglamentada pues es un tema que tiene que ser juzgado de la misma manera y en las mismas condiciones.
  • 37. 5. CONCLUSIONES Podemos concluir que es evidente que este tema consta de un gran debate a nivel mundial, en el cual tras analizar las diferentes posiciones que en Colombia se presentan, se puede llegar a la conclusión que la hipótesis planteada era correcta pues posiciones jurídicas y morales, llevaron a verificar que en el país las posiciones a favor de la eutanasia tienen una mayor trascendencia en los medios que las posiciones en contra. De lo anterior, se puede decir que éste tema es tomado con mayor madurez entre los colombianos, pues a pesar de haber una incompatibilidad entre los diferentes debates, la eutanasia es tratada dentro de un contexto más realista, en el cual, las diferencias entre la ciencia, las creencias religiosas o el Estado, no son un impedimento para tratar el tema de la muerte y la vida digna con objetividad. Así pues, también se puede decir que durante los diferentes debates siempre estaba la cuestión de resolver si la persona tiene derecho o no a decidir sobre su vida y su muerte. De lo cual, se puede decir que tras analizar las diferentes posiciones acerca de esta cuestión, Colombia en su mayoría considera que la libertad y autonomía de cada ser humano son factores esenciales en la vida del mismo. El defensor de la eutanasia alude la importancia de mantener el respeto por la libertad de todo individuo, por lo cual, nadie ni la iglesia, ni el Estado o los mismos médicos tienen la autoridad para decidir sobre la vida de otra persona, sin importar si éste está a favor o no de esta práctica. Además de lo anterior, también es pertinente tener en cuenta que ésta libertad no solo está en la autonomía que tiene cada quien de decidir sobre su cuerpo y vida, sino también nos lleva a comprender que las posiciones acerca de éste tema son cuestiones igualmente libres y respetables. Esto debido a que, el sufrimiento ajeno y las situaciones de salud en las que una persona se encuentre, son cuestiones que solo a ésta le concierne, así que respetar la libertad y autonomía del ser humano como un derecho fundamental, es también entender que nadie puede decidir, ni pensar o sentir por otra persona. En consecuencia, debería ser completamente respetable si una persona decide morir de esta manera, pues por más que cada quien pretenda asumir posiciones y hacer juicios al respecto, el sufrimiento que el enfermo padece es algo que solo él puede medir, exclusivamente él sabrá hasta qué punto debería vivir. Entonces, la eutanasia es un acto que se liga al derecho fundamental que tiene todo ser humano a resolver sobre su vida libremente hasta el último instante, como una cuestión que solo él enfermo debe tratar. Por otro lado, después de analizar las diferentes posiciones acerca de la cuestión de la eutanasia, es evidente que uno de los más grandes retos para los colombianos es establecer lo que es correcto frente a la eutanasia tratando deliberadamente todas las opiniones al respecto. Esto se debe a que, se pudo ver que lo que es ético para un médico,
  • 38. puede variar para un juez o un sacerdote, así mismo, lo que es legal, no necesariamente tiene que ser correcto para muchos. Así pues, entre tanta individualidad y variedad de opiniones jurídicas, médicas y morales, se pudo entender que para tratar este tipo de temas es necesario que estos sean evaluados con sus diferentes argumentos, pues preocupa tanto a la comunidad médica como al Estado, y al final nos incumbe a todos. Esto es necesario porque no se puede dejar a un lado la cuestión de promover la vida por defender la muerte, ni tampoco defender la vida a toda costa olvidando su calidad. Por esto, evaluando cada posición y argumento fue posible entender que es necesario tratar el tema abarcando cada cuestión que a este le suscite, pues contemplar diferentes argumentos garantiza que el tema sea tratado de manera absoluta. Es por esto que la eutanasia se convierte en un debate en el que resulta difícil establecer puntos en común entre posturas radicales y opuestas, ya que tratar temas tan debatibles como lo es la vida y la muerte conlleva a involucrarse en las creencias de cada persona. Por consecuencia, es necesario dejar a un lado la subjetividad para no encerrarse solo en una posición, y también retirar de la discusión posiciones individualistas para poder asumir esta práctica dentro de un contexto realista, que esté acorde con las concepciones modernas, y necesarias para ser evaluado. A pesar de que la hipótesis planteada fue correcta, el hecho de que Colombia sea uno de los pocos países en los cuales esta práctica es legal, no implica que todas las cuestiones del tema ya estén resueltas y que éste haya sido tratado de manera completa en el país. Tras realizar el debate jurídico y el debate moral se pudo ver que probablemente falta un poco más de conciencia sobre esta alternativa para atender la necesidad que tiene un enfermo terminal de tener una muerte digna. Durante dieciocho años se puede decir que el tema de la eutanasia fue un tema “en el aire”, pues a pesar de estar despenalizada su reglamentación nunca se llevó a cabo. Ya son casi dos décadas sin ningún avance, desde el fallo de la corte constitucional en 1997, el Congreso ha rechazado varias iniciativas para reglamentar la eutanasia, siendo este tema una cuestión sin resolver. En consecuencia, el medico no ha tenido no ha podido ofrecer una alternativa concisa a aquellos pacientes que quieran recurrir a esta práctica, pues el sistema de salud no ha identificado una guía u orientación frente a la eutanasia. Sin procedimientos y reglas precisas, es evidente que los médicos desconocen cuándo están cometiendo un delito y cuándo están cumpliendo con defender un derecho fundamental, lo cual es una enorme problemática que ha impedido que la realización de la práctica. Por otro lado, ésta indefinición legislativa permite que sea probable que las personas desconozcan su legalización y por ende, no accedan a ella, como es también probable que muchas otras deseen acceder a esta y hayan muerto sin una respuesta.
  • 39. Es muy importante decir que, se ha informado al país que el magistrado Luis Ernesto Vargas, le dio treinta días hábiles al Ministerio de Salud para elaborar un protocolo que guíe a hospitales, clínicas y EPS, en la aplicación del derecho a morir dignamente. (Palomino, 2015). ). Como se puede ver hoy en día este debate no está cerrado, pues su reglamentación todavía está en debate pero a partir de todo lo trabajo en la investigación es pertinente que se mantenga en pie independientemente de los debates que hayan en el tema. Se conoce que el ministerio ya formalizo un decreto, sin embargo con la oposición del procurador este tema se vuelve a congelar nuevamente. Si por fin se pudiera llegar a una posición final los médicos podrán dar una respuesta y sabrán como orientar a un ciudadano cuando éste desee acudir a esta práctica. Al menos esto le permitirá a los prestadores del servicio de salud tener un criterio de cómo se debe manejar el tema en el país. Adicionalmente, los médicos no van a tener el temor de que alguien los demande como anteriormente sucedía, pues con parámetros claros la eutanasia será solicitada libremente y con facilidad, y así, se podrá brindar esta alternativa con todo el apoyo y acompañamiento que al paciente y a su familia necesitan en la toma de esta decisión. Estas cuestiones son cosas que se esperan a largo plazo, que a futuro se podrían plantear teniendo clara una reglamentación. Adicionalmente, es muy importante mencionar que a pesar de que éste es un gran avance que hace mucho tiempo se había esperado, éste es tan solo el primer paso, no el paso definitivo. Esto debido a que, tardara tiempo para que todo el sistema de salud colombiano reconozca verdaderamente esta práctica, sabiendo exactamente qué hacer y que procedimiento se debe llevar a cabo. Además, implementar instituciones que oficialmente apliquen la eutanasia en Colombia no es algo que se pueda realizar de la noche a la mañana, pues bien se sabe que crear instituciones médicas que no cumplan la función de preservar la vida puede causar mucho desconcierto en el país. Es por esto que es necesario empezar todos estos procesos, pues a pesar de existir una ley que despenaliza la eutanasia, la ausencia de su regulación está impidiendo que ésta práctica se vea realmente materializada en el país. Por ejemplo, al año, en la Fundación Pro Morir hay alrededor de 30 solicitudes de enfermos terminales que quieren morir con eutanasia y menos de la mitad de se llevan a cabo. Es momento de que se aborde el tema con más seriedad, pues a pesar de que ya se maneje con más objetividad en cuanto a un debate moral aún falta mucho en el ámbito jurídico. No puede ser algo que se aplace más, pues de ser así tanto el paciente como el medico se verán en desventaja frente a este tema. Por todo lo anterior, según la investigación realizada fue pertinente realizar un artículo científico como producto final de éste proceso. Fue necesario realizar un artículo científico, porque desde un principio fue clara la necesidad de abarcar este tema en su totalidad. Esto debido a que después de realizar los diferentes debates considero que es
  • 40. importante abarcar este tema de manera absoluta sin dejar posiciones a un lado, ya que es un tema bastante debatible que requiere de varios argumentos para que sea desarrollado de manera correcta. Teniendo en cuenta que la finalidad esencial de un artículo científico es comunicar los resultados de investigaciones de una manera clara, pero ante todo muy completa, fue pertinente en cuanto a que en él se incluirá totalmente cada parte del proceso realizado. Así pues, se obtendrá una investigación con una serie de debates que permiten comprender en qué posición se encuentra Colombia frente a la eutanasia, un tema desarrollado con múltiples posiciones que será reunido dentro de un producto final igualmente completo que abarca cada argumento propuesto y en el cual se puede incluir cada parte del proyecto.