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Sant a Laura - 100 años de obra misionera
El Camino Hacia
DABEIBA
Una Publicación de:
Misioneras Madre Laura
Provincia de Medellín
Carrera 92# 34D - 43 Barrio Belencito
Teléfono: (4) 492 85 12
www.madrelaura.org
Fotos aéreas: Alejandro Castillo Bautista
Otras: Archivo Comunidad.
Santa Laura
Cien años
de presencia misionera.
Tres continentes
21 países
reviviendo
el espíritu y compromiso
del pueblo de Dios.
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GUATEMALA
MÉXICO
COSTA RICA
CUBA HAITI
PANAMÁ
COLOMBIA ESPAÑA ITALIA
EL CONGO
HONDURAS
REPÚBLICA
DOMINICANA
El camino HACIA DABEIBA es la oportunidad espiritual y social, no solo
de conmemorar el Centenario de la Congregación de Misioneras de Santa
Laura Montoya, sino de generar un recorrido de interiorización y crecimiento
en la fe para todos los que participan de esta experiencia. Es urgente hoy,
una construcción que evangelice sobre la relación con Dios y para ello el
camino hacia Dabeiba es una posibilidad de evangelizar, hacer catequesis en
la doctrina del amor y motivar la dimensión misionera de los pueblos.
El camino del peregrino es el de la búsqueda, el de la interiorización y el
encuentro. La peregrinación puede iniciar como una pregunta inmensa por
el sentido de la vida, búsqueda o reafirmación de la fe y encuentro con Dios.
Este camino, que vamos a emprender, busca visibilizar aquellas poblaciones
que se encuentran en el recorrido hecho por Laura Montoya y sus compa-
ñeras en su viaje hacia Dabeiba en busca de los indios de Urabá, en mayo
de 1914
Para la Madre Laura, su viaje a Dabeiba fue un recorrido, una construcción
y una metáfora de su vida. En el evangelio de Lucas, Jesús siempre se en-
cuentra en camino, así mismo la Madre Laura inicia su camino con la muerte
de su padre y no pararía hasta emprender el camino a la gloria eterna.
El peregrino cuenta con este texto guía que marcará las jornadas y
explicará el contenido desde el Evangelio y la doctrina Madre Laura.
No se trata de un asunto de geografía a través de las montañas de
Antioquia es una expedición al corazón de la geografía humana, desde los
ojos y la vivencia de la Madre Laura y los cien años de recorrido de
la Congregación fundada por ella.
LAURA MONTOYA UPEGUI
Laura de Jesus Montoya Upegui, reconocida universalmente como “La Madre Laura”,
nació en el municipio de Jericó - Antioquia, Colombia - el 26 de mayo de 1874, en un
hogar cristiano conformado por los antioqueños: el comerciante y médico Juan de la
Cruz y María Dolores.
Durante su juventud se dedicó a impartir enseñanza en varios estatablecimientos educa-
tivos de Medellín y otros municipios de Antioquia.
Como maestra antes de fundar la congregación, quiso que la educación promoviera des-
de el SER: cambios culturales, sociales y políticos, con una pedagogía maternal (la pe-
dagogía del amor) y de cercanía, que generara nuevos compromisos de fe a favor de la
verdad, la justicia y la paz.
Por lo anterior, con una profunda comprensión personal de la dignidad humana y voca-
cion divina del indigena teniendo en cuenta que todos somos hijos de Dios, desde antes
de ser religiosa buscó insertarse en su cultura, para vivir como ellos en pobreza, sencillez
y humildad y así de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenia la
sociedad en general de ese tiempo.
Esta constante búsqueda interior de Santa Laura Montoya, da fundamento al camino em-
prendido hacia Dabeiba el 5 de mayo de 1914. En el fue fundamental la presencia de su
madre María Dolores Upegui Echavarría de 68 años y cinco compañeras más: Mercedes
Giraldo Zuluaga, Matilde Escobar Posada, Ana de Jesús Saldarriaga Jaramillo, Carmen
Rosa Jaramillo y María de Jesús López, quienes escuchando la voz del Divino Maestro
dejaron sus familia, comodidades y bienes, con el único deseo que Dios fuera conocido
y amado por todos.
La maestra de principios del siglo xx. Laura de Jesus Montoya Upegui,
antes de dar hace 100 años su anhelado primer paso hacia Dabeiba,
camino definitivo a los altares.
(en la foto rodeada de dos de sus discipulas).
7
N
S
OrOc
Para el peregrino, el Camino de Dabeiba debe mostrar
un contenido doctrinal de la Madre Laura
y al llegar a Dabeiba debe encontrar la capital de su corazón.”
RECORRIDO
DEL CAMINO HACIA DABEIBA
Medellín
y Corregimientos: Robledo-Boquerón
San Jerónimo
Sopetrán
Santa Fe de Antioquia
Manglar,
Corregimiento de Giraldo
Cañasgordas:
Frontino
Uramita
DABEIBA
El peregrino cuenta con este texto guía que marcará las jornadas y explica-
rá el contenido desde el Evangelio y la doctrina Madre Laura.
No se trata de un asunto de geografía a través de las montañas de An-
tioquia, es una expedición al corazón de la geografía humana, desde los ojos y la
vivencia de la Madre Laura y los cien años de recorrido de la Congregación
fundada por ella.
8
IGLESIA DE LA VERACRUZ
Mayo 5 de 1914:
Así relata Madre Laura en su Autobio-
grafía su partida a la misión:
“Hermosa mañana del 5 mayo de 1914 a
las tres de la mañana del día deseado,
ya estábamos en pie; pero no se logró la
salida de una parte del grupo sino por allí
a las ocho de la mañana.
quedé con dos más, para ir por la mañana
a posesionarme de las escuelas, pues la
víspera me habían hecho saber de la go-
bernación que si nos posesionábamos en
Medellín, nos concedían el salir ganando
ya los sueldos.
La marcha del grupo misionero por las
calles de Medellín, fue una cosa nunca
vista; diez cargas y dos peones adelante;
luego las misioneritas con sus pavas y sus
ponchos, una a una, y después la chus-
ma de muchachos y de gentes curiosas;
las aceras, puertas y ventanas, llenas de
gentes enternecidas unas, riéndose las
otras y admiradas todas. Unos pregunta-
ban, otros respondían; unos nos gritaban,
¡adiós! Otros nos pedían oraciones, etc.
Aquel desfile fue verdaderamente solem-
ne. Dos señoritas amigas fueron a acom-
pañarnos hasta la primera posada.
Si me hubieran dirigido la pregunta de “a
dónde van”, no habría sabido responder,
pues verdaderamente en ninguna parte
nos aguardaban, ni mi mente se había
fijado en ningún sitio especial. Decíamos
que íbamos a Dabeiba; pero si en el cami-
no sabíamos que allí no podríamos coger
los indios y que había más facilidad en
otra parte, hubiéramos alargado nuestro
camino. El todo era encontrar las delicias
de nuestro corazón, como los hemos lla-
mado después.
Medellín, Iglesia de la Veracruz (Foto año 1900)
9
Datos de la época	
En el periódico EL ESPECTADOR N° 1243, el día Miércoles 6 de Mayo de 1914. En la
sección VIDA SOCIAL. Medellín. Encontramos: “La señorita doña Laura Montoya, en
compañía de otras tres damas de esta ciudad, salió para Dabeiba con el propósito de
catequizar a los indios de esa región”. (Archivo de la Universidad de Antioquia)
“Vayan por todo el mundo y anuncien
la Buena Nueva a toda la creación”. (Mc. 16,15)
REFLEXIÓN
La Madre Laura siempre está en camino, no se queda quieta ante su único
deseo “de que Dios sea conocido y amado de todos” y como Jesús, se siente
enviada. En este sentido opta por los más necesitados, por aquellos que ni
siquiera son reconocidos como personas, por el indígena y en este camino,
la vemos siempre sostenida por la mano de la Providencia.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Por qué crees que Laura al conocer y experimentar a Dios en su vida,
quiere hacer partícipe de esta experiencia a quienes aún no lo han conocido,
ni experimentado?
• ¿Jesús envía a sus discípulos a anunciar el Evangelio a todas las gentes,
yo, que también soy su discípulo, cómo estoy dando a conocer a Dios?
• ¿Laura respondió a los desafíos del momento al optar por los indígenas
y más necesitados de su época. Qué desafíos plantea el mundo hoy a los
cristianos y cristianas?
10
ROBLEDO
Paso obligado hacia Dabeiba
En 1.914 Robledo era paso obligado
para salir al occidente antioqueño y así lo
describe nuestra madre al iniciar el viaje.
“A eso de las nueve de la mañana salimos
las dos últimas de la gobernación y punto
seguido tomamos nuestras cabalgaduras
para ir a reunirnos con las demás, en Ro-
bledo.
Esta salida, sobre todo para mi madre, de-
bió ser durísima y suavísima. Dejaba para
siempre a sus dos hijos, sus nietos, su
patria y amigos; todo cuanto tenía, hasta
los muebles de la casa, le hablaban de re-
cuerdos muy queridos; de modo que todo
debió desgarrarla; hasta el último abrazo
que le dio a la sirvienta que hacía muchos
años era su compañera en los quehace-
res de la casa, y a aquella hora, sólo salió
de ella, dejándola como quien queda en la
más espantosa orfandad. Todo para ella
que ya tenía sesenta y ocho años, mu-
chas penas y achaques; debió ser durísi-
mo; pero no dijo nada... Serena salió como
quien va a la iglesia. La responsabilidad
material, moral, social y espiritual recaía
sobre mí, pero lo confieso, ahora lo ad-
vierto, no tenía sino dicha y me parecía
que con salir, Dios era conocido por mu-
chos y debidamente amado por esos co-
razones que, sin embargo, no presentían
la gracia que se les acercaba.
A nadie se le comunicó de nuestra salida,
porque a nadie conocíamos en esas tie-
rras, si no era la familia aquella, con quie-
La Iglesia de Nuestra Señora
de Los Dolores es un templo
colombiano
de culto católico,
dedicado a la Virgen María bajo la
advocación
de la Virgen de las Agustias,
o de los Dolores
Robledo:
Templo Nuestra Señora de los Dolores
11
“Entonces, amarrando las barcas,
lo dejaron todo y le siguieron”. (Lc.5, 11)
REFLEXIÓN
Resaltemos la tenacidad de la mamá de Santa Laura, quien aún con las
limitaciones de su edad y las de su salud, al escuchar la voz del Señor, em-
prende sin vacilar el camino hacia Dabeiba, dejándolo todo: familia, casa,
comodidades, por seguir a Jesús y cumplir la misión encomendada.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿En el camino de mi vida, es tan fuerte el deseo de que Dios sea conocido
y amado de todos, y esto me da la fortaleza para arriesgarlo y dejarlo todo
por Él?
• ¿Cómo cristiano, qué estoy dispuesto a dejar para seguir a Jesús?
nes habíamos partido hacía algún tiempo
por motivo de las mismas cosas misione-
ras, como debe recordar padre. Pero sí
nos dijeron en la gobernación que habían
comunicado a Dabeiba para que nos reci-
bieran y nos tuvieran desocupado un local
de la escuela. De nada me preocupaba,
sino de que Dios iba pronto a ser cono-
cido ¡Ah! es que con eso todo lo demás
es pálido; ¡nada vale como hacer conocer
a Dios en el mundo! Sin duda mi madre
que sentía como yo, sacó su fortaleza de
ese pensamiento. Las demás iban silen-
ciosas y no podía darme cuenta de sus
impresiones.
A poco de salir, les dije algunas palabritas
como para recordar el compromiso de sa-
crificarnos hasta lo heroico, que habíamos
hecho al decirle que sí a Dios, cuando nos
llamó a tan santa vocación. Me pareció el
momento oportuno para que rectificaran
la intención.
12
“Hicimos este viaje por Boquerón. Ya des-
de que salimos de Robledo, comenzaban
los campesinos a asomarse al camino, por
encima de los vallados, con mucha curiosi-
dad y muy respetuosamente nos decían:
¡Adiós madrecitas, adiós hermanitas! Otros
pedían la bendición. ¿Qué nos veían de reli-
giosas? nos preguntábamos. Nada llevába-
mos que pudiera darles tal idea. Íbamos con
sombreros, ponchos y trajes enteramente
de acuerdo con la moda sencilla del tiempo
para las señoritas del mundo. Nada, pues,
podía darles la idea de que éramos, o íba-
mos a ser hermanas.
¡Eso es lo más raro!
Dios sin duda permitió ésta como intuición
del porvenir, a gentes ignorantes y a mí tan
sabida y tan entendidota me lo ocultó por-
que ni por asomo se me ocurrió ni siquiera
BOQUERÓN
La travesía por Boquerón fue premonitoria de la futura
comunidad religiosa.
entonces, que íbamos a ser religiosas.
¡Dios mío! ¡Así trabajando con tu criatura
vendada, te amo más! ¡Bendito sea Él, para
siempre!
Dios mío, ¡qué inquietud me entró! En mi
cabeza se sucedían las más penosas ideas;
pero sobre todo ésta: Los obispos van a sa-
ber esto y van a creer que nos hemos arro-
gado los títulos de religiosas y nos hemos
hecho pasar por tales delante de estas gen-
Panorámica del Alto de Boquerón
13
tes, ¡y justísimamente el señor Crespo, nos
va a retirar el permiso de trabajar con los in-
dios! Aquello se me volvió un delito enorme.
Quería hacer correr la mula, al pasar por
sitios donde hubiera campesinos para no
oírles el extraño saludo, pero ni la mula me
atendía, o no sabía sacarle bríos. ¡Dios mío,
qué tortura aquella! Todo fue como una
sombra que empañó aquel día, la alegría
que inundaba mi alma.
Nuestra primera jornada fue cortísima, sólo
fuimos a Boquerón, cerca de San Cristóbal.
Allí después de tomar algo, nos sentamos
a conocernos, por decirlo así, pues algunas
de las compañeras habían sido recibidas
después de una sola entrevista y por reco-
mendaciones, de manera que ellas entre sí,
no se habían conocido ninguna.
Hablamos ya con calma de todo lo pasa-
do; de cómo había salido cada cual de su
casa, de las impresiones de la salida de
Medellín, etc. Todavía veíamos la ciudad y
la impresión de las compañeras debió ser
muy fuerte.
“En aquel momento Jesús lleno de alegría por
el Espíritu Santo, dijo: Te alabo, Padre, Señor
del Cielo y de la tierra, porque has mostrado a
los sencillos las cosas que escondiste a los sa-
bios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has
querido”. (Lc. 10, 21)
REFLEXIÓN
Jesús pronuncia esa alabanza al Padre después de escuchar a sus discípu-
los, Santa Laura después de esta corta jornada, se sienta a compartir con
sus compañeras de viaje y escuchar sus impresiones.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿En tu familia, en tu grupo apostólico dedicas tiempo para compartir,
dialogar y crear espacios de conocimiento mutuo?
• ¿Cómo Jesús, alabas y das gracias a Dios por las obras de amor que hace
en tí y en las personas que te rodean?
• ¿Sientes en los proyectos de vida que emprendes, que Dios va guiando
tu camino?
• ¿Cómo reconoces la acción de Dios en tu vida?
14
Nuestra segunda jornada fue menos cor-
ta y hasta podía llamarse larga.
Fuimos a San Jerónimo. Mi madre iba siem-
pre adelante, pues era magnífica cabalga-
dora, no obstante, no ser delgada. Llegó
pues antes, con dos o tres de las compañe-
ras. Las demás se habían atrasado conmi-
go, pues siempre he dado mucho que hacer
con mi enorme humanidad.
Poco antes de llegar, ya oscuro, caminába-
mos por una senda llena de pedregones
que apenas dejaban a los animales manera
de pasar, cuando me fui al suelo.
Mucho se había hecho esperar esta caída,
pues jamás había montado desde hacía
mucho tiempo sin dar tal espectáculo. Afor-
tunadamente caí como en los brazos de los
ángeles, porque ni sentí que fueran duras
las piedras; sin embargo las compañeras se
asustaron un poco.
En San Jerónimo, encontramos que ya mi
madre y María Jesús López nos habían con-
seguido posada en la casa más grande de la
población, habitada por una señora anciana,
que había sido conocida y amiga de las dos.
SAN JERÓNIMO
Posada en la casa más grande de la población
15
Esta señora era único miembro viviente de
una numerosa familia que había desapare-
cido trágicamente. Tres o cuatro de los hom-
bres habían muerto impenitentes y quizás
suicidas algunos y habían sido enterrados en
la misma casa, de modo que nos tocó dormir
en un salón que era como un cementerio,
con los muros llenos de retratos...
¡Ay Dios mío! ¿Cuándo se podrá pen-
sar sin inmensa amargura en la pérdi-
da eterna de las almas? ¡Jamás! ¡Y para
que en el cielo no nos atormente este
pensamiento tendrá Dios que cambiar-
nos! Comprendo cómo se verificará ese
cambio, por el amor puro de Dios, pero
mientras estemos en la tierra, ¡esto es
lo más terrible, entre lo terrible! En el
cielo participaremos del modo de sentir
de Dios; nos identificaremos tanto con
Él, ¡que fácilmente gozaremos con sus
justicias!”
“Elías se levantó y se fue a Sarepta. Al llegar a la
entrada de la ciudad, vio a una viuda que esta-
ba recogiendo leña. La llamó y le dijo: Por favor,
tráeme en un vaso u poco de agua para beber.
Ya iba ella a traérselo, cuando Elías la volvió a
llamar y le dijo: Por favor tráeme también un pe-
dazo de pan... La viuda fue e hizo lo que Elías le
había ordenado. Y ella y su hijo y Elías tuvieron
comida para muchos días”. (1 Reyes 10 ,11-15)
REFLEXIÓN
Encontramos una vez más a Laura y a sus compañeras llevadas de la mano
de Dios, confiadas en su divina Providencia que se manifiesta aún en los
acontecimientos y en las personas que menos lo creemos.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Qué relación encuentras entre la viuda del texto bíblico y la anciana de la
que nos habla la Madre Laura en esta jornada de viaje hacia Dabeiba?
• ¿Tus actitudes como bautizado se asemejan a la de estas dos mujeres?
• El camino que transita Santa Laura en esta jornada de viaje es pedregoso
y difícil, en él experimenta la caída de la mula. Quizás como Santa Laura has
experimentado muchas caídas en tu vida ¿Cómo sientes que has asumido estas
caídas? ¿Te ha sido fácil levantarte y seguir adelante?
16
SOPETRÁN
Recibimiento por parte de una familia sencilla, llena de caridad.
“Continúa nuestra Madre el relato de su
viaje por occidente, después de recibir la
sagrada comunión, de manos de un sacer-
dote anciano, emparentado con los seño-
res de quienes cosas tan tristes he dicho,
pero santo y venerable, salimos de San
Jerónimo llenas del entusiasmo más gran-
de porque como al fin, las impresiones tan
fuertes de la salida nos habían privado de
saborear la aurora, por decirlo así, de nues-
tro ideal, o mejor dicho del cumplimiento de
los designios de Dios, ahora que ellas se
alejaban, dejaban el campo a la dicha.
Fuimos aquel día a un sitio llamado “La
Nuarque”; dormimos en una casita pobre,
en un cuartito en donde nos acomodamos
como cigarrillos en su cajetilla; pero dor-
mimos mejor y recibimos las más sencillas
atenciones de los dueños, llenos de cari-
dad.
Al día siguiente el cansancio cedió mucho,
pues es común que a los tres días de jor-
nada, desaparece. Por consiguiente, el viaje
siguió agradabilísimo.
El día anterior, al pasar por Sopetrán, hu-
bimos de tener un incidente un poco des-
agradable. Pasamos rápidamente por la
población y cuando nos habíamos alejado
como unas seis cuadras, nos alcanzó un mu-
chacho a decirnos que aguardáramos a una
señorita Uribe que quería irse con nosotras.
Basílica Menor Nuestra Señora de la Asunción
17
La aguardé un rato, pero al ver que las com-
pañeras se adelantaban mucho y al ver que
no llegaba, seguí. Después supe que había
llegado poco después de salidas nosotras y
que al no encontrarnos, se desconsoló.
Es una buena señorita y quizás será llama-
da, pero jamás se ha resuelto del todo, así
lo he sabido después.
“Jesús se le quedó mirando con cariño y le
dijo:-Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dale el dinero a los pobres, así ten-
drás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó
pesaroso, porque era muy rico”. (Mc.10, 21-22)
REFLEXIÓN
Laura ante la joven que no se decide seguir a Jesús se pone triste. Es
también la actitud de Jesús ante el joven rico. Jesús quiere muchos segui-
dores que se comprometan con su plan de salvación para el mundo. Hoy
también muchos jóvenes quieren seguir a Jesús, pero se dejan atrapar por
las ofertas que presenta la sociedad de consumo y no se atreven a dar el
paso, prefiriendo vivir cómodamente. Se necesitan jóvenes que como Laura
y sus compañeras quieran comprometerse con la propuesta de Jesús y así
contribuir de esta manera, a la realización del Reino de Dios.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Qué situaciones me impiden responder con alegría y generosidad al lla-
mado que Jesús nos hace como cristianos, de trabajar por un mundo más
humano y justo, como lo hicieron Laura y sus compañeras?.
• ¿Estoy dispuesto a responder afirmativamente al llamado que Jesús me
hace de anunciar la Buena Noticia y trabajar por un mundo donde se expe-
rimente y se viva la dignidad de hijos de Dios?
18
SANTA FE DE ANTIOQUIA
Recuerdo de la Madre Laura del paso por esta ciudad.
“En aquel tercer día pasamos por Antioquia
en donde nos demoramos un poco para au-
mentar nuestras provisiones, que iban aca-
bándose. Nos atendieron con mucha cordia-
lidad en la casa de un tío mío y por acortar
la jornada del día siguiente, seguimos hasta
Pantanillo. Allí dormimos en un suelo húme-
do y desigual, mal acompañadas de anima-
les domésticos y muy al alcance de ellos; de
modo que fue como una muestrecita leve de
la vida misionera que empezábamos.
Esperábamos tales incomodidades, que a
ninguna nos parecía tal. Madrugamos un
poco y fuimos el quinto día a Loma Grande.
Como a las cinco de la tarde, llegamos a un
sitio denominado La Ciénaga; mi madre iba
sumamente cansada y sin averiguar la mejor
posada, nos desmontamos en una casita, en
donde nos dijeron nos permitirían hacer la
comida.
Punto seguido, se procedió a la compra y
matada de una gallina para ajustar nuestra
refección. No omitiré un incidente curioso
que revela que todo no era valor. Allí, en el
arreglar de una gallina, la señorita Matilde
Escobar, que jamás lo había hecho, se cortó
en un dedo y, quién lo creyera: lloró.
Entonces Mercedes Giraldo, resueltamente,
como quien sabe bien de medicinas cam-
pesinas, le aplicó el jugo de tres yerbas
distintas y la sangre quedó inmediatamente
estancada.
Tanto el llanto de la una, como lo original de
la medicina de la otra, nos sirvieron para reír
en todo el camino.
La Madre Laura vivió en esta bella ciudad
por varios años. La Hermana Mariela Mejía
relata que vivieron en la casa de Don Cle-
Puente colgante sobre el Río Cauca que une a los municipios de Olaya y Santa Fe de
Antioquia contruido por José María Villa entre 1887 y 1895
19
mente Barrera cerca de la catedral donde
empezaron el noviciado. además que insta-
laron el Consejo general con el apoyo de
Monseñor Francisco Cristóbal Toro quien le
facilito la casa de la Contaduría para el novi-
ciado y algunos sacerdotes como el doctor
José Elorza, el padre Eugenio Sazasola
La hermana María del Salvador recuerda
que estando la Madre Laura un día en el
salón grande de la casa de la Contaduría,
en el año 1928, les refirió que Ella le pidió a
Dios la gracia de que todo el que la mirara
se convirtiera y conoció que Dios le conce-
dió este poder, pues veía que de su cuerpo
salían unas como abejitas que iban a po-
sarse en las personas que la acompañaban.
“Quien, a pesar de su condición de vida, no hizo
alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y
tomó la condición de esclavo, haciéndose semejan-
te a los hombres y mostrándose en figura huma-
na”. (Flp. 2,6-7)
REFLEXIÓN
Así como Jesús nació en un humilde pesebre para enriquecer a toda la hu-
manidad, y tomó la condición de esclavo, también la Madre Laura y sus
compañeras, desde el inicio de la Congregación, buscaron lo más sencillo y
pobre con el fin de acoger a los pobres y no superarlos en su forma de vivir.
La riqueza de la Madre Laura era Dios en su ser, ese era el verdadero tesoro
que quería compartir con los demás, los indígenas y los infieles.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Qué ideas y sentimientos despiertan en usted, la vida y obra de Santa
Laura y sus compañeras, según la historia que acabamos de escuchar?
• ¿Cuál es mi riqueza? ¿Qué le aporto a los demás?
• ¿Cómo debe ser la vida de quienes somos signos visibles del amor de Dios
que nos trajo Jesús?
20
La Madre Laura
en MANGLAR - Corregimiento de Giraldo
En este sitio vivió por algún tiempo la Ma-
dre Laura, así nos lo relata la hermana Ma-
riela Mejía en la Historia de la congregación
de Misioneras de María Inmaculada y Santa
Catalina de Siena”
“En 1934, a causa del clima ardiente de
la ciudad de Santa Fe de Antioquia, la sa-
lud de la Madre Laura se resintió y era
necesario buscar un lugar donde pudiera
vivir mejor. Por ser Manglar mejor clima, se
compró allí, el 3 de septiembre de 1933,
por $ 200, una casita que había servido
para los ingenieros que construyeron la ca-
rretera al mar.
Allí se trasladó la Madre y organizó el pos-
tulantado. También funcionó en ese lugar la
imprenta, bajo la protección de Santa Tere-
sita del Niño Jesús.”
Gruta religiosa en Manglar,
corregimiento
del municipio de Giraldo,
paso a Dabeiba.
21
“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este
es el más grande y primer mandamiento. El
segundo es semejante al primero: amarás a tu
prójimo como a ti mismo”( Mt. 22,37-40)
REFLEXIÓN
Las compañeras de Laura, expresaron su preocupación por ella al ver que-
brantada su salud y procuraron buscarle un sitio que la favoreciera por sus
condiciones climáticas. De esta manera demuestran ser una familia unida,
que se apoya y es solidaria en los momentos de dificultad. Según Jesús,
no soy cristiano, si no vivo tanto en el respeto y amor a Dios, como en el
respeto y amor al hermano. En el bautismo, renunciamos al egoísmo y nos
comprometemos a tener como proyecto de vida el amor y el servicio.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Qué compromisos adquiero como hijo de Dios y miembro de la comuni-
dad cristiana, frente a las necesidades de los demás?
• ¿Dentro de las situaciones de pobreza y hambre que vive una inmensa
mayoría de la población, qué significa hoy amar y servir al pueblo?
22
CAÑASGORDAS
Viaje en brazos de Dios
“Acabábamos de desensillar, cuando llegó
recado de una señora de Cañasgordas, di-
ciéndonos que avanzáramos un poco más
hasta la casa de su nuera, en donde nos
tenían arreglada muy buena posada. Esto,
naturalmente nos sorprendió, porque a na-
die habíamos avisado, ni teníamos amigos
en Cañasgordas.”
“Para mí, esto era una buena señal de que
la acción amorosa de Dios nos seguía y se
dilataba mi corazón con ello. Puedo decir,
padre mío, que en este viaje íbamos en bra-
zos de Dios, como en lecho propio y que no
lo advertíamos. Ni más ni menos, podíamos
decir como Jacob: “ Dios estaba aquí y no lo
sabía”.(Gen.28-16).”
“Llegadas a la casa de Loma Grande, fui-
mos objeto de las más delicadas atenciones
de parte de la señora dueña, María Londoño
de Restrepo. Nos tenía una lujosa comida y
camas calientes y blandas. Dios le haya pa-
gado en el cielo su caridad. Sólo esta virtud
debió moverla, porque ni nos conocía ni la
conocíamos. Tampoco a su suegra, en cuyo
nombre hacía esta caridad”.
“Cañasgordas en esto hizo lo que los Ma-
gos en Belén: Obsequió a Dios, en nombre
de los pobrecitos infieles, a quienes iba a
llamar con tantos prodigios, como los felices
reyes de Oriente obsequiaron al Mesías en
nombre de los gentiles a quienes represen-
taban. ¡Dios mío! ¿Por qué no supe leer en-
tonces esta página tan bella? “Dios estaba
Santuario del Santo Cristo Municipio de Cañasgordas.
23
“Enesoconocerántodosquesonmisdiscípulos,
enelamorquesetenganunosaotros” (Jn.13,35)
REFLEXIÓN
Ser cristiano es vivir en la solidaridad, el servicio y la acogida a los demás.
En Cañasgordas Santa Laura y sus compañeras, experimentaron estos
valores cristianos, al ser objeto de las más delicadas atenciones de parte
de la señora dueña, María Londoño de Restrepo y otros habitantes de la
población. La fe es personal, pero posee una dimensión comunitaria. Los
cristianos en medio de un mundo dividido, debemos crear lazos de paz,
unidad y amor.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Recibimos a los peregrinos en la forma como lo hicieron en Cañasgor-
das hace 100 años con Laura y sus compañeras?
• ¿La fraternidad es un valor que he introyectado en mi vida? Cómo lo
manifiesto?
• ¿Qué retos quedan para mi vida desde esta reflexión?
aquí y no lo sabía”, repito”.
“Dos o tres leguas antes de llegar a Cañas-
gordas, encontramos un grupo de caba-
lleros y de señoras que, capitaneados por
el señor cura venían a encontrarnos a su
pueblo, en medio de aclamaciones. ¿Qué
será esto? Nos preguntábamos como los
Israelitas ante el maná. Nos hablaban de
nuestro viaje como de una hazaña colosal
y nosotras no acabábamos de advertir que
hiciéramos alguna gracia”.
24
FRONTINO
A pesar de las advertencias de los peligros en Dabeiba
no estaban dispuestas a declararse derrotadas
Desde nuestra llegada notamos curiosi-
dad despreciativa y sin interés ninguno de
enterarse del motivo de nuestro viaje. Al día
siguiente se presentaron en grupo el señor
cura, el doctor Álvarez, don Carlos Goez, el
señor inspector provincial y algunos otros
caballeros y se constituyeron como en un
consejo, para deliberar lo que habían de
hacer con nosotras. Cual si los hubieran
nombrado; me llamaron a la sala y tomó
la palabra el señor ctura, que dicho sea de
paso, obraba sugestionado y era demasiado
bondadoso, y me dijo:
No las dejamos seguir a Dabeiba. Es una
locura insigne eso. Y continuó: Dabeiba
está desolada y enhambrecida porque hace
siete años la arruina una enorme cantidad
de langostas indestructibles, el hambre es
espantoso, ustedes no encontrarían nada
qué comer; el clima es feroz; nadie paga
el atrevimiento de entrar allí con menos
que con la vida; sobre todo ahora está la
fiebre perniciosa encarnizada; hay más de
cuarenta casos de Uramita allá. Las gentes
son malas y se previenen para no recibirlas;
las culebras son espantosamente grandes
y a nadie le perdonan; ni siquiera el señor
cura puede vivir allí por el hambre; los in-
dios ya huyen y siempre se han mostrado
fieros e irreductibles; en fin, de ustedes sólo
quedará la memoria si entran allí, dada las
condiciones sociales y de delicadeza en
que se han criado; el camino no existe, es
Basílica Menor Ntra. Sra. del Carmen Frontino - Antioquia
25
“Quien nos apartará del amor de Cristo? Tribu-
lación, angustia, persecución, hambre, desnu-
dez, peligro, espada? En todas esas circuns-
tancias salimos más que vencedores, gracias
al que nos amó”. (Rm. 8,35-36)
REFLEXIÓN
Laura y sus compañeras tienen muy clara la misión encomendada y no
se dejan vencer por las dificultades, al contrario las enfrentan con mucha
fe, confianza, amor a Dios y a los más necesitados. Es por ello que nadie
ni nada las hacen desistir del propósito que llevan, de anunciar el evan-
gelio a las comunidades indígenas de Dabeiba.
PREGUNTÉMONOS:
• ¿Cuántos se han ahogado antes de empezar? ¿Cuántos han fracasado
simplemente porque a los demás no les parece?
• ¿Vive usted para los demás o por los demás?
• En la autobiografía de la Madre Laura, Frontino representa: Camino, prue-
ba, fe, tenacidad, firmeza, responsabilidad y confianza; preguntémonos:
¿Cómo se manifiestan estos elementos en mi vida? ¿Cuál es mi camino espiritual? ¿Cuál
es mi búsqueda social?
una trocha mala y peligrosa; no hay reme-
dio, deben volverse o virar hacia Rioverde,
en donde pueden hacer el ensayo, mientras
se aburren y se van a sus casas. A nosotros
mismos no nos perdonarán en Medellín si
las dejamos seguir.
Terminada la arenga del padre, le respondí
con respeto, que les agradecía la adverten-
cia; pero que no estábamos dispuestas a
declararnos en derrota sin dar el primer dis-
paro, ni a correr sin ser derrotadas. Medio
indignados me dijeron que ya no era derro-
tarse sin dar un disparo, puesto que había-
mos hecho mucho con llegar hasta allí.
26
EN URAMITA:
A pesar de las dificultades salen de Uramita
tan contentas como si fueran a Roma.
Llegamos a Uramita en donde fuimos muy
bien recibidas por la familia de don Eliseo
Gutiérrez. Allí determinaron nuestros compa-
ñeros que aguardáramos para dar tiempo a
don Francisco Nanclares de ir a Dabeiba, a
ver cómo se haría nuestra entrada, pues allí
se supo que el alcalde había pasado a escon-
derse para no verse en el caso de recibirnos
y contrariar así al pueblo que hacía oposición
formal a nuestra llegada y que, aunque de
la gobernación le habían ordenado tenernos
casa, no sólo no lo habían hecho, sino que
negaban uno de los locales de la escuela,
no obstante conocer que llevábamos nom-
bramiento de maestras. Allí esperamos día
y medio: Mi madre iba tan mal, y por no ex-
ponerla a las dificultades de esa instalación,
resolvimos dejarla allí, con la familia Gutiérrez.
El camino hasta Uramita, era conocido por
nuestros conductores como transitable; de
allí en adelante verdaderamente era pésimo,
era intransitable. Sobre todo para señoras, se
tenía como imposible de transitar. De allí en
adelante dizque había de comenzar nuestro
desaliento y terror.
Uno de los padres, el de Cañasgordas, iba
adelante con algunos y atrás íbamos los de-
más. Como a medio día de camino, me dijo el
padre que iba adelante: - ¿Por qué hay una de
las señoritas que no habla, ni contesta lo que
se le pregunta? - ¿Cuál? le dije. Y me seña-
ló a Ana Saldarriaga. Veamos Padre, le dije: y
acercándome a ella le interrogué seriamente,
pues dudé que fuera enferma. Su respuesta
fue lo que ya anuncié, para probar el valor de
los instrumentos que Dios se buscó en esta
ocasión: ¡Padre, es que si hablo, esta mula me
Templo Santa Ana, Municipio de Uramita.
27
“Quien dé a beber un vaso de agua fresca, a
uno de estos pequeños por su condición de
discípulo, les aseguro que no quedará sin re-
compensa”. (Mt. 10, 42)
REFLEXIÓN
Uramita, pudiera definirse como el sitio de la esperanza. Ya habían pasado
muchas dificultades, es aquí donde descansan, se fortalecen y animan con
la acogida de sus habitantes. Ya se acercaban a las delicias de su corazón.
Qué bueno es cuando se recibe a los anunciadores de la Buena Noticia,
Todo lo que se hace con ellos, es a Dios mismo a quien se hace, pues Él
mismo lo dice: “quien recibe a uno de estos, es a mí a quien reciben” de
esta manera el pueblo se convierte también en anunciador de la Buena
Noticia, con sus actitudes, que son las mismas del evangelio que anunció
Jesús, el Evangelio del amor.
PREGUNTÉMONOS:
• La comunidad cristiana de una población se convierte en familia que aco-
ge, anima y protege a sus ministros, a los discípulos de Jesús.
¿Cuál es mi actitud frente a los misioneros y misioneras que nos visitan?
• La familia que acoge en su casa a un discípulo de Jesús, se convierte a
su vez en evangelizadora dentro de su población. ¿Estoy dispuesto (a) a
recibir a los misioneros que nos visitan por motivos de la misión?
tumba! ¡Dios mío! Y así había hecho el cami-
no, sin que pudiéramos averiguar la causa
de su silencio y sin que se oyera una sola
queja, ni señal alguna de miedo. A nadie
había molestado, ni siquiera a los peones.
Esto sí es fuerza de voluntad, Dios mío.
Salimos de Uramita tan contentas como si
fuéramos a Roma.
28
“El espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha ungi-
do para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado
para proclamar la libertad a los cautivos, y la vista a los cie-
gos; para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar
el año de gracia del Señor”. (Lc. 4,18)
Habíamos acabado de librar una batalla terri-
ble en Frontino, con la oposición de los caba-
lleros esos, y esto nos había probado mejor la
voluntad de Dios respecto a nuestro destino. No
es pues extraño que nuestra alegría se hubiera
hecho notoria en el camino. No nos separaban
sino algunas horas de aquel ideal; ¿qué más
se quiere?
Ocurrencia de mis discípulas:
A este respecto, me permito, padre, referir aquí
una cosa muy graciosa, que muestra cómo me
Panoramica Dabeiba - primer plano Río Murindó .
DABEIBA.
¡Capital del corazón de Santa Laura!
29
fascinaba Dabeiba por sus infieles. Mis últimas
discípulas habían de oírme hablar de Dabeiba,
cual los Magos hablarían de Belén a su regre-
so al Oriente. Bien sabían ellas que era como la
encarnación de mi sueño o llamamiento, aunque
no lo conocían. A fuerza de tanto oírmelo mentar
y de verme tanto encanto por el sitio, por otra
parte despreciable hasta lo sumo, le cogieron
ellas también afición, a tal punto que hicieron el
daño siguiente:
Hacían unos mapas de América. Como ya esta-
ba en preparativos de viaje, las dejaba trabajan-
do en ellos vigiladas por otra maestra, y me iba
a mis vueltas de la calle. Ya los mapas estaban
para terminarse y un día, antes de salir para la
casa, les dejé de tarea, que les pusieran las ciu-
dades. Cuál fue mi susto, cuando al examinar las
tareas encuentro que habían puesto a Dabeiba
más grande que todas las capitales de América.
t¿Qué es esto? Les dije. ¿Cómo suponen uste-
des que es Dabeiba, si en Colombia ni se ve, ni
siquiera en el departamento se nota?. Es verdad,
me dijeron, pero como usted la quiere tanto, y
nosotras soñamos con él, lo pusimos grande
más que Bogotá y que todo para complacerla
y complacernos. No me valió regañar, sosteni-
das dejaron la gran pelota en Dabeiba, con unas
letras descomunales y sólo decían: El mapa es
nuestro y así lo queremos.
Me reí y guardé para mis adentros, mucha grati-
tud con esas muchachas.
De esta clase sería el amor tan tierno que Jesús
tenía a Jerusalén. Allí estaba su calvario y sus
redimidos que habían de crucificarlo y el amor
de Dios es tan diferente del amor humano, que
eso es lo que desea y lo que ama: el sacrificio,
la cruz. Yo no ignoraba que el calvario estaba en
Dabeiba; mas, por eso, precisamente la amaba
y la buscaba. Esas muchachas la amaban como
eco de mis palabras, como resonancia del afec-
to que me tenían. Una señorita, Alicia Velilla, tuvo
la buena ocurrencia de contestarme cuando le
pregunté por qué lo habían puesto tan grande
y más que Bogotá: - Porque Bogotá es la ca-
pital de una república y Dabeiba es la capi-
tal de nuestro corazón y así, como vale
más el corazón que una república, era
necesario señalar a Dabeiba con signo
mayor. Pues esa Dabeiba tan amada era la que
se disponía a no recibirnos, como Jerusalén se
dispone a crucificar a nuestro Señor, a los tres
días de haberlo aclamado. Pues, como Jerusa-
lén, ¡Dabeiba fue amada e ingrata!
30
A la sombra de este árbol centenario, Santa Laura formó a sus primeras misioneras.
Esta labor cien años despues su congregación la continúa como respuesta a los retos
y desafios que hoy en tres continentes y 21 países le plantea la iglesia y la sociedad,
contribuyendo a la evangelización y al desarrollo integral de las comunidades más
pobres.
Qué más se quiere?
Dabeiba habia sido el delirio de Santa Laura
Fotos de la época en Dabeiba, en los inicios de la congregación
31
REFLEXIÓN
Como todo, en la vida de la Madre Laura, la experiencia de Dabeiba no fue
fácil, del gozo se pasó a lo difícil, a lo duro. Volvió a enfrentar la calumnia, la
envidia, la persecución de aquellos que habían establecido su feudo corrupto
en la zona y veían en ella y sus compañeras un estorbo por generarles a los
indígenas reflexión, por entregarles dignidad, vida, humanidad, valor…no eran
animales, eran gente y eso rompía la cadena con la cual estaban sujetos a
los oscuros intereses de muchos de los colonos que abusaban de ellos y los
explotaban sin consideración.
En Dabeiba la Madre Laura estrena la inclusión social, abre las puertas para
visibilizar la diversidad cultural, derechos humanos, ética social, integración, co-
munidad.
PREGUNTÉMONOS:
• Para un cristiano, enamorado de Dios como lo estaba Laura, la opción por los
más pobres, se convierte en la delicia de su corazón.
¿Cómo me siento frente al compromiso por los más pobres?
• Para Jesús y Santa Laura, los pobres, los indígenas, los más necesitados, se
convirtieron en el centro de su corazón.
¿En qué medida tú y tu comunidad incluyen a los más pobres en actividades enfocadas al desa-
rrollo integral y dignificación de la persona como hijo de Dios?
Hoy la congregación camina
y se proyecta hacia el futuro...
El año 2013 fue la gran víspera de la
celebración de los cien años de la fun-
dación de la Congregación de Mi-
sioneras de Maria Inmaculada y
Santa Catalina de Siena, fundada
en Dabeiba - Antioquia, Colombia - por
Laura Montoya Upegui, en el año 1914 .
El proceso del camino a los altares de
Santa Laura inicio el 24 de junio de 1963,
cuando fue declarada Sierva de Dios.
28 años despues, el 22 de enero de
1991 S.S. Juan Pablo II le otorga el ti-
tulo de Venerable. Y, en una concurri-
da ceremonia en la plaza de San Pedro,
le corrresponde al mismo Papa ele-
varla a Beata, el 25 de abril de 2004.
Nueve años más tarde culminó este
proceso, en mayo 12 de 2013, cuan-
do S.S. el Papa Francisco la Proclamó
SANTA en medio de una gran multitud
Fotográfia aérea:
Jericó - Antioquia - Día de la cononización de Santa Laura
Ceremonia de canonización de Santa Laura Montoya, Roma, ciudad de Vaticano plaza de San Pedro.En el santoral
catolico, el día 21 de octubre de cada año, fue dedicado a la celebración universal de la fiesta de la primera y única
santa colombiana.
de peregrinos de Colombia y de todo el
mundo agolpados en la plaza de San Pedro.
Hoy cien gloriosos años después, nos dispo-
nemos a peregrinar... a revivir El Camino
hacia Dabeiba, cuna de la congregación
y ¡Capital del corazón de Santa Laura!
Canonización
de Santa Laura
Después de la canonización de Santa Laura, el 12 de mayo de 2013, se han realizado
un sinnúmero de peregrinaciones con sus reliquias (restos mortales).
Entre las perigrinaciones es de resaltar la del 26 de mayo de 2013 por las calles de
Medellín, hasta la catedral metropolitana, la del 27 del mismo mes, hasta su tierra natal
Jericó y la del 29, al municipio de Dabeiba, cuna de la congregación que Ella fundara.
Peregrinando
con las reliquias de la Santa
Fotográfia aérea:
Santuario de la Madre Laura en Belencito Medellín.
peregrinacion con las reliquias. mayo 26 de 2013
Recorrido por las calles de Medellín desde el santuario de Belencito,
hasta la Catedral metropolitana. Primer plano ofrenda floral Aérea.
Peregrinación por las calles de Medellín, con las reli-
quias de Santa Laura hacia la Catedral Metropolitana
Llegada de las reliquias de Santa Laura a Dabeiba.
mayo 29 de 2013.
CRISTO EN LA SELVA
Selva, selva cerrada con remaches de angustia,
con broches de silencio,
con el filtro letal de las tarántulas,
con misterio, con nerviosismo,
con ríos que lamen las raíces de un verde cementerio,
buscando un indio sin futuro y triste
con leopardo sin mancha
y una hermana rezando el Padre Nuestro.
Selva, selva escondida, sin esperanza horizontal,
sin un milímetro que no le pertenezca a las hormigas,
selva que multiplica los grillos, las ardillas,
los puntos suspensivos del cocuyo,
las huellas digitales de la muerte,
las gestación telúrica que estalla en la semilla.
Selva, selva que crispa los nervios y el espíritu;
selva de los caucheros legendarios,
de los hombres perdidos,
del viento dominado por la savia,
de la luz ahogándose en el río,
de la muerte descalza, de la locura verde,
verde oscura, verde clara, verde turbia,
verde esmeralda, como un grito de hojas,
como un grito arañando la distancia.
En aquel tiempo y en una fecha
que se aprendió de memoria la montaña,
en Jericó de Antioquia, nació la Madre Laura.
Era una niña dócil, delicada y sencilla,
que fue creciendo en trigo lo mismo que una espiga,
por sus ojos abiertos como dos ventanales
se asomaron primero tahamíes y nutabes.
después fueron llegando los perfiles indianos
de los todos los desnudos torsos americanos.
Y sus rezos humildes, claros y virginales,
se llenaron de pronto de ríos y jaguares
y Dios entró a la selva y el cielo fue una hamaca
colgada de dos luceros con diez puntas de plata.
Y el indio taciturno, señor de soledades
vio dos manos hilando la paz de los vendajes
y se sintió con alma bajo su piel de pena
y sintió que su dicha ya no era tan ajena.
y que su sangre triste, sometida y callada
Era tan grande, lo mismo que una noche estrellada.
Indio, indio pobre que un día cantó santos
con arcilla tan triste que lloraba en las manos.
indio que nada pide, indio que nada tiene,
indio que nació solo y que solo se muere.
Indio de raíces autóctonas y salvaje
que vive de raíces ancladas al paisaje
Indio que se arrodilla para beber el agua
y se le enfrenta al cosmos a golpes de macana.
Indio débil y fuerte, niño en barro cocido,
rugido anquilosado de un leopardo vencido,
Indio que hace mil años lleva sobre su espalda
crepúsculos de América sobre escudos de España.
Indio pobre que a nadie le manifiesta el hambre
porque tuvo dorados en su historia y su sangre.
Indio a quien le dijeron que no tenía alma
Porque había nacido para bestia de carga.
Y que así paso a paso, sin lamentar su suerte,
a la espalda debía llevar siempre sus muerte.
y errante, errante con sus sombra y su savia,
el indio encontró un día la selva mas humana,
y menos duro el cielo y mas buena la tierra
y mas cercano el canto y mas lejos la fiera.
Y el indio resignado de dolorida planta
Detuvo sus nostalgias justo a la Madre Laura.
Y la selva perdida se llenó de caminos
Y a las ramas del viento le florecieron trinos
Y la monjita dulce sembró tantas palabras
Que el indio y la manigua se llenaron de gracia.
Si el indio pudiera hablar,
Traducir en palabras su tristeza,
Nos diría que la luz tan solo empieza
Si abre los ojos una misionera.
Nos diría que la dulce mensajera,
Que canta, llora, evangeliza y reza,
En un recodo de la selva espesa
Hizo una cruz humilde de madera.
Jorge Robledo Ortiz.
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DABEIBA

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Santa Laura - 100 años de obra misionera en 21 países

  • 1. Sant a Laura - 100 años de obra misionera El Camino Hacia DABEIBA
  • 2. Una Publicación de: Misioneras Madre Laura Provincia de Medellín Carrera 92# 34D - 43 Barrio Belencito Teléfono: (4) 492 85 12 www.madrelaura.org Fotos aéreas: Alejandro Castillo Bautista Otras: Archivo Comunidad.
  • 3. Santa Laura Cien años de presencia misionera. Tres continentes 21 países reviviendo el espíritu y compromiso del pueblo de Dios. ANGOLA ARGENTINA VENEZUELABRASILBOLIVIACHILE ECUADOR PERÚ PARAGUAY GUATEMALA MÉXICO COSTA RICA CUBA HAITI PANAMÁ COLOMBIA ESPAÑA ITALIA EL CONGO HONDURAS REPÚBLICA DOMINICANA
  • 4.
  • 5. El camino HACIA DABEIBA es la oportunidad espiritual y social, no solo de conmemorar el Centenario de la Congregación de Misioneras de Santa Laura Montoya, sino de generar un recorrido de interiorización y crecimiento en la fe para todos los que participan de esta experiencia. Es urgente hoy, una construcción que evangelice sobre la relación con Dios y para ello el camino hacia Dabeiba es una posibilidad de evangelizar, hacer catequesis en la doctrina del amor y motivar la dimensión misionera de los pueblos. El camino del peregrino es el de la búsqueda, el de la interiorización y el encuentro. La peregrinación puede iniciar como una pregunta inmensa por el sentido de la vida, búsqueda o reafirmación de la fe y encuentro con Dios. Este camino, que vamos a emprender, busca visibilizar aquellas poblaciones que se encuentran en el recorrido hecho por Laura Montoya y sus compa- ñeras en su viaje hacia Dabeiba en busca de los indios de Urabá, en mayo de 1914 Para la Madre Laura, su viaje a Dabeiba fue un recorrido, una construcción y una metáfora de su vida. En el evangelio de Lucas, Jesús siempre se en- cuentra en camino, así mismo la Madre Laura inicia su camino con la muerte de su padre y no pararía hasta emprender el camino a la gloria eterna. El peregrino cuenta con este texto guía que marcará las jornadas y explicará el contenido desde el Evangelio y la doctrina Madre Laura. No se trata de un asunto de geografía a través de las montañas de Antioquia es una expedición al corazón de la geografía humana, desde los ojos y la vivencia de la Madre Laura y los cien años de recorrido de la Congregación fundada por ella.
  • 6. LAURA MONTOYA UPEGUI Laura de Jesus Montoya Upegui, reconocida universalmente como “La Madre Laura”, nació en el municipio de Jericó - Antioquia, Colombia - el 26 de mayo de 1874, en un hogar cristiano conformado por los antioqueños: el comerciante y médico Juan de la Cruz y María Dolores. Durante su juventud se dedicó a impartir enseñanza en varios estatablecimientos educa- tivos de Medellín y otros municipios de Antioquia. Como maestra antes de fundar la congregación, quiso que la educación promoviera des- de el SER: cambios culturales, sociales y políticos, con una pedagogía maternal (la pe- dagogía del amor) y de cercanía, que generara nuevos compromisos de fe a favor de la verdad, la justicia y la paz. Por lo anterior, con una profunda comprensión personal de la dignidad humana y voca- cion divina del indigena teniendo en cuenta que todos somos hijos de Dios, desde antes de ser religiosa buscó insertarse en su cultura, para vivir como ellos en pobreza, sencillez y humildad y así de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenia la sociedad en general de ese tiempo. Esta constante búsqueda interior de Santa Laura Montoya, da fundamento al camino em- prendido hacia Dabeiba el 5 de mayo de 1914. En el fue fundamental la presencia de su madre María Dolores Upegui Echavarría de 68 años y cinco compañeras más: Mercedes Giraldo Zuluaga, Matilde Escobar Posada, Ana de Jesús Saldarriaga Jaramillo, Carmen Rosa Jaramillo y María de Jesús López, quienes escuchando la voz del Divino Maestro dejaron sus familia, comodidades y bienes, con el único deseo que Dios fuera conocido y amado por todos. La maestra de principios del siglo xx. Laura de Jesus Montoya Upegui, antes de dar hace 100 años su anhelado primer paso hacia Dabeiba, camino definitivo a los altares. (en la foto rodeada de dos de sus discipulas).
  • 7. 7 N S OrOc Para el peregrino, el Camino de Dabeiba debe mostrar un contenido doctrinal de la Madre Laura y al llegar a Dabeiba debe encontrar la capital de su corazón.” RECORRIDO DEL CAMINO HACIA DABEIBA Medellín y Corregimientos: Robledo-Boquerón San Jerónimo Sopetrán Santa Fe de Antioquia Manglar, Corregimiento de Giraldo Cañasgordas: Frontino Uramita DABEIBA El peregrino cuenta con este texto guía que marcará las jornadas y explica- rá el contenido desde el Evangelio y la doctrina Madre Laura. No se trata de un asunto de geografía a través de las montañas de An- tioquia, es una expedición al corazón de la geografía humana, desde los ojos y la vivencia de la Madre Laura y los cien años de recorrido de la Congregación fundada por ella.
  • 8. 8 IGLESIA DE LA VERACRUZ Mayo 5 de 1914: Así relata Madre Laura en su Autobio- grafía su partida a la misión: “Hermosa mañana del 5 mayo de 1914 a las tres de la mañana del día deseado, ya estábamos en pie; pero no se logró la salida de una parte del grupo sino por allí a las ocho de la mañana. quedé con dos más, para ir por la mañana a posesionarme de las escuelas, pues la víspera me habían hecho saber de la go- bernación que si nos posesionábamos en Medellín, nos concedían el salir ganando ya los sueldos. La marcha del grupo misionero por las calles de Medellín, fue una cosa nunca vista; diez cargas y dos peones adelante; luego las misioneritas con sus pavas y sus ponchos, una a una, y después la chus- ma de muchachos y de gentes curiosas; las aceras, puertas y ventanas, llenas de gentes enternecidas unas, riéndose las otras y admiradas todas. Unos pregunta- ban, otros respondían; unos nos gritaban, ¡adiós! Otros nos pedían oraciones, etc. Aquel desfile fue verdaderamente solem- ne. Dos señoritas amigas fueron a acom- pañarnos hasta la primera posada. Si me hubieran dirigido la pregunta de “a dónde van”, no habría sabido responder, pues verdaderamente en ninguna parte nos aguardaban, ni mi mente se había fijado en ningún sitio especial. Decíamos que íbamos a Dabeiba; pero si en el cami- no sabíamos que allí no podríamos coger los indios y que había más facilidad en otra parte, hubiéramos alargado nuestro camino. El todo era encontrar las delicias de nuestro corazón, como los hemos lla- mado después. Medellín, Iglesia de la Veracruz (Foto año 1900)
  • 9. 9 Datos de la época En el periódico EL ESPECTADOR N° 1243, el día Miércoles 6 de Mayo de 1914. En la sección VIDA SOCIAL. Medellín. Encontramos: “La señorita doña Laura Montoya, en compañía de otras tres damas de esta ciudad, salió para Dabeiba con el propósito de catequizar a los indios de esa región”. (Archivo de la Universidad de Antioquia) “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. (Mc. 16,15) REFLEXIÓN La Madre Laura siempre está en camino, no se queda quieta ante su único deseo “de que Dios sea conocido y amado de todos” y como Jesús, se siente enviada. En este sentido opta por los más necesitados, por aquellos que ni siquiera son reconocidos como personas, por el indígena y en este camino, la vemos siempre sostenida por la mano de la Providencia. PREGUNTÉMONOS: • ¿Por qué crees que Laura al conocer y experimentar a Dios en su vida, quiere hacer partícipe de esta experiencia a quienes aún no lo han conocido, ni experimentado? • ¿Jesús envía a sus discípulos a anunciar el Evangelio a todas las gentes, yo, que también soy su discípulo, cómo estoy dando a conocer a Dios? • ¿Laura respondió a los desafíos del momento al optar por los indígenas y más necesitados de su época. Qué desafíos plantea el mundo hoy a los cristianos y cristianas?
  • 10. 10 ROBLEDO Paso obligado hacia Dabeiba En 1.914 Robledo era paso obligado para salir al occidente antioqueño y así lo describe nuestra madre al iniciar el viaje. “A eso de las nueve de la mañana salimos las dos últimas de la gobernación y punto seguido tomamos nuestras cabalgaduras para ir a reunirnos con las demás, en Ro- bledo. Esta salida, sobre todo para mi madre, de- bió ser durísima y suavísima. Dejaba para siempre a sus dos hijos, sus nietos, su patria y amigos; todo cuanto tenía, hasta los muebles de la casa, le hablaban de re- cuerdos muy queridos; de modo que todo debió desgarrarla; hasta el último abrazo que le dio a la sirvienta que hacía muchos años era su compañera en los quehace- res de la casa, y a aquella hora, sólo salió de ella, dejándola como quien queda en la más espantosa orfandad. Todo para ella que ya tenía sesenta y ocho años, mu- chas penas y achaques; debió ser durísi- mo; pero no dijo nada... Serena salió como quien va a la iglesia. La responsabilidad material, moral, social y espiritual recaía sobre mí, pero lo confieso, ahora lo ad- vierto, no tenía sino dicha y me parecía que con salir, Dios era conocido por mu- chos y debidamente amado por esos co- razones que, sin embargo, no presentían la gracia que se les acercaba. A nadie se le comunicó de nuestra salida, porque a nadie conocíamos en esas tie- rras, si no era la familia aquella, con quie- La Iglesia de Nuestra Señora de Los Dolores es un templo colombiano de culto católico, dedicado a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de las Agustias, o de los Dolores Robledo: Templo Nuestra Señora de los Dolores
  • 11. 11 “Entonces, amarrando las barcas, lo dejaron todo y le siguieron”. (Lc.5, 11) REFLEXIÓN Resaltemos la tenacidad de la mamá de Santa Laura, quien aún con las limitaciones de su edad y las de su salud, al escuchar la voz del Señor, em- prende sin vacilar el camino hacia Dabeiba, dejándolo todo: familia, casa, comodidades, por seguir a Jesús y cumplir la misión encomendada. PREGUNTÉMONOS: • ¿En el camino de mi vida, es tan fuerte el deseo de que Dios sea conocido y amado de todos, y esto me da la fortaleza para arriesgarlo y dejarlo todo por Él? • ¿Cómo cristiano, qué estoy dispuesto a dejar para seguir a Jesús? nes habíamos partido hacía algún tiempo por motivo de las mismas cosas misione- ras, como debe recordar padre. Pero sí nos dijeron en la gobernación que habían comunicado a Dabeiba para que nos reci- bieran y nos tuvieran desocupado un local de la escuela. De nada me preocupaba, sino de que Dios iba pronto a ser cono- cido ¡Ah! es que con eso todo lo demás es pálido; ¡nada vale como hacer conocer a Dios en el mundo! Sin duda mi madre que sentía como yo, sacó su fortaleza de ese pensamiento. Las demás iban silen- ciosas y no podía darme cuenta de sus impresiones. A poco de salir, les dije algunas palabritas como para recordar el compromiso de sa- crificarnos hasta lo heroico, que habíamos hecho al decirle que sí a Dios, cuando nos llamó a tan santa vocación. Me pareció el momento oportuno para que rectificaran la intención.
  • 12. 12 “Hicimos este viaje por Boquerón. Ya des- de que salimos de Robledo, comenzaban los campesinos a asomarse al camino, por encima de los vallados, con mucha curiosi- dad y muy respetuosamente nos decían: ¡Adiós madrecitas, adiós hermanitas! Otros pedían la bendición. ¿Qué nos veían de reli- giosas? nos preguntábamos. Nada llevába- mos que pudiera darles tal idea. Íbamos con sombreros, ponchos y trajes enteramente de acuerdo con la moda sencilla del tiempo para las señoritas del mundo. Nada, pues, podía darles la idea de que éramos, o íba- mos a ser hermanas. ¡Eso es lo más raro! Dios sin duda permitió ésta como intuición del porvenir, a gentes ignorantes y a mí tan sabida y tan entendidota me lo ocultó por- que ni por asomo se me ocurrió ni siquiera BOQUERÓN La travesía por Boquerón fue premonitoria de la futura comunidad religiosa. entonces, que íbamos a ser religiosas. ¡Dios mío! ¡Así trabajando con tu criatura vendada, te amo más! ¡Bendito sea Él, para siempre! Dios mío, ¡qué inquietud me entró! En mi cabeza se sucedían las más penosas ideas; pero sobre todo ésta: Los obispos van a sa- ber esto y van a creer que nos hemos arro- gado los títulos de religiosas y nos hemos hecho pasar por tales delante de estas gen- Panorámica del Alto de Boquerón
  • 13. 13 tes, ¡y justísimamente el señor Crespo, nos va a retirar el permiso de trabajar con los in- dios! Aquello se me volvió un delito enorme. Quería hacer correr la mula, al pasar por sitios donde hubiera campesinos para no oírles el extraño saludo, pero ni la mula me atendía, o no sabía sacarle bríos. ¡Dios mío, qué tortura aquella! Todo fue como una sombra que empañó aquel día, la alegría que inundaba mi alma. Nuestra primera jornada fue cortísima, sólo fuimos a Boquerón, cerca de San Cristóbal. Allí después de tomar algo, nos sentamos a conocernos, por decirlo así, pues algunas de las compañeras habían sido recibidas después de una sola entrevista y por reco- mendaciones, de manera que ellas entre sí, no se habían conocido ninguna. Hablamos ya con calma de todo lo pasa- do; de cómo había salido cada cual de su casa, de las impresiones de la salida de Medellín, etc. Todavía veíamos la ciudad y la impresión de las compañeras debió ser muy fuerte. “En aquel momento Jesús lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste a los sa- bios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido”. (Lc. 10, 21) REFLEXIÓN Jesús pronuncia esa alabanza al Padre después de escuchar a sus discípu- los, Santa Laura después de esta corta jornada, se sienta a compartir con sus compañeras de viaje y escuchar sus impresiones. PREGUNTÉMONOS: • ¿En tu familia, en tu grupo apostólico dedicas tiempo para compartir, dialogar y crear espacios de conocimiento mutuo? • ¿Cómo Jesús, alabas y das gracias a Dios por las obras de amor que hace en tí y en las personas que te rodean? • ¿Sientes en los proyectos de vida que emprendes, que Dios va guiando tu camino? • ¿Cómo reconoces la acción de Dios en tu vida?
  • 14. 14 Nuestra segunda jornada fue menos cor- ta y hasta podía llamarse larga. Fuimos a San Jerónimo. Mi madre iba siem- pre adelante, pues era magnífica cabalga- dora, no obstante, no ser delgada. Llegó pues antes, con dos o tres de las compañe- ras. Las demás se habían atrasado conmi- go, pues siempre he dado mucho que hacer con mi enorme humanidad. Poco antes de llegar, ya oscuro, caminába- mos por una senda llena de pedregones que apenas dejaban a los animales manera de pasar, cuando me fui al suelo. Mucho se había hecho esperar esta caída, pues jamás había montado desde hacía mucho tiempo sin dar tal espectáculo. Afor- tunadamente caí como en los brazos de los ángeles, porque ni sentí que fueran duras las piedras; sin embargo las compañeras se asustaron un poco. En San Jerónimo, encontramos que ya mi madre y María Jesús López nos habían con- seguido posada en la casa más grande de la población, habitada por una señora anciana, que había sido conocida y amiga de las dos. SAN JERÓNIMO Posada en la casa más grande de la población
  • 15. 15 Esta señora era único miembro viviente de una numerosa familia que había desapare- cido trágicamente. Tres o cuatro de los hom- bres habían muerto impenitentes y quizás suicidas algunos y habían sido enterrados en la misma casa, de modo que nos tocó dormir en un salón que era como un cementerio, con los muros llenos de retratos... ¡Ay Dios mío! ¿Cuándo se podrá pen- sar sin inmensa amargura en la pérdi- da eterna de las almas? ¡Jamás! ¡Y para que en el cielo no nos atormente este pensamiento tendrá Dios que cambiar- nos! Comprendo cómo se verificará ese cambio, por el amor puro de Dios, pero mientras estemos en la tierra, ¡esto es lo más terrible, entre lo terrible! En el cielo participaremos del modo de sentir de Dios; nos identificaremos tanto con Él, ¡que fácilmente gozaremos con sus justicias!” “Elías se levantó y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que esta- ba recogiendo leña. La llamó y le dijo: Por favor, tráeme en un vaso u poco de agua para beber. Ya iba ella a traérselo, cuando Elías la volvió a llamar y le dijo: Por favor tráeme también un pe- dazo de pan... La viuda fue e hizo lo que Elías le había ordenado. Y ella y su hijo y Elías tuvieron comida para muchos días”. (1 Reyes 10 ,11-15) REFLEXIÓN Encontramos una vez más a Laura y a sus compañeras llevadas de la mano de Dios, confiadas en su divina Providencia que se manifiesta aún en los acontecimientos y en las personas que menos lo creemos. PREGUNTÉMONOS: • ¿Qué relación encuentras entre la viuda del texto bíblico y la anciana de la que nos habla la Madre Laura en esta jornada de viaje hacia Dabeiba? • ¿Tus actitudes como bautizado se asemejan a la de estas dos mujeres? • El camino que transita Santa Laura en esta jornada de viaje es pedregoso y difícil, en él experimenta la caída de la mula. Quizás como Santa Laura has experimentado muchas caídas en tu vida ¿Cómo sientes que has asumido estas caídas? ¿Te ha sido fácil levantarte y seguir adelante?
  • 16. 16 SOPETRÁN Recibimiento por parte de una familia sencilla, llena de caridad. “Continúa nuestra Madre el relato de su viaje por occidente, después de recibir la sagrada comunión, de manos de un sacer- dote anciano, emparentado con los seño- res de quienes cosas tan tristes he dicho, pero santo y venerable, salimos de San Jerónimo llenas del entusiasmo más gran- de porque como al fin, las impresiones tan fuertes de la salida nos habían privado de saborear la aurora, por decirlo así, de nues- tro ideal, o mejor dicho del cumplimiento de los designios de Dios, ahora que ellas se alejaban, dejaban el campo a la dicha. Fuimos aquel día a un sitio llamado “La Nuarque”; dormimos en una casita pobre, en un cuartito en donde nos acomodamos como cigarrillos en su cajetilla; pero dor- mimos mejor y recibimos las más sencillas atenciones de los dueños, llenos de cari- dad. Al día siguiente el cansancio cedió mucho, pues es común que a los tres días de jor- nada, desaparece. Por consiguiente, el viaje siguió agradabilísimo. El día anterior, al pasar por Sopetrán, hu- bimos de tener un incidente un poco des- agradable. Pasamos rápidamente por la población y cuando nos habíamos alejado como unas seis cuadras, nos alcanzó un mu- chacho a decirnos que aguardáramos a una señorita Uribe que quería irse con nosotras. Basílica Menor Nuestra Señora de la Asunción
  • 17. 17 La aguardé un rato, pero al ver que las com- pañeras se adelantaban mucho y al ver que no llegaba, seguí. Después supe que había llegado poco después de salidas nosotras y que al no encontrarnos, se desconsoló. Es una buena señorita y quizás será llama- da, pero jamás se ha resuelto del todo, así lo he sabido después. “Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:-Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así ten- drás un tesoro en el cielo, y luego sígueme. A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico”. (Mc.10, 21-22) REFLEXIÓN Laura ante la joven que no se decide seguir a Jesús se pone triste. Es también la actitud de Jesús ante el joven rico. Jesús quiere muchos segui- dores que se comprometan con su plan de salvación para el mundo. Hoy también muchos jóvenes quieren seguir a Jesús, pero se dejan atrapar por las ofertas que presenta la sociedad de consumo y no se atreven a dar el paso, prefiriendo vivir cómodamente. Se necesitan jóvenes que como Laura y sus compañeras quieran comprometerse con la propuesta de Jesús y así contribuir de esta manera, a la realización del Reino de Dios. PREGUNTÉMONOS: • ¿Qué situaciones me impiden responder con alegría y generosidad al lla- mado que Jesús nos hace como cristianos, de trabajar por un mundo más humano y justo, como lo hicieron Laura y sus compañeras?. • ¿Estoy dispuesto a responder afirmativamente al llamado que Jesús me hace de anunciar la Buena Noticia y trabajar por un mundo donde se expe- rimente y se viva la dignidad de hijos de Dios?
  • 18. 18 SANTA FE DE ANTIOQUIA Recuerdo de la Madre Laura del paso por esta ciudad. “En aquel tercer día pasamos por Antioquia en donde nos demoramos un poco para au- mentar nuestras provisiones, que iban aca- bándose. Nos atendieron con mucha cordia- lidad en la casa de un tío mío y por acortar la jornada del día siguiente, seguimos hasta Pantanillo. Allí dormimos en un suelo húme- do y desigual, mal acompañadas de anima- les domésticos y muy al alcance de ellos; de modo que fue como una muestrecita leve de la vida misionera que empezábamos. Esperábamos tales incomodidades, que a ninguna nos parecía tal. Madrugamos un poco y fuimos el quinto día a Loma Grande. Como a las cinco de la tarde, llegamos a un sitio denominado La Ciénaga; mi madre iba sumamente cansada y sin averiguar la mejor posada, nos desmontamos en una casita, en donde nos dijeron nos permitirían hacer la comida. Punto seguido, se procedió a la compra y matada de una gallina para ajustar nuestra refección. No omitiré un incidente curioso que revela que todo no era valor. Allí, en el arreglar de una gallina, la señorita Matilde Escobar, que jamás lo había hecho, se cortó en un dedo y, quién lo creyera: lloró. Entonces Mercedes Giraldo, resueltamente, como quien sabe bien de medicinas cam- pesinas, le aplicó el jugo de tres yerbas distintas y la sangre quedó inmediatamente estancada. Tanto el llanto de la una, como lo original de la medicina de la otra, nos sirvieron para reír en todo el camino. La Madre Laura vivió en esta bella ciudad por varios años. La Hermana Mariela Mejía relata que vivieron en la casa de Don Cle- Puente colgante sobre el Río Cauca que une a los municipios de Olaya y Santa Fe de Antioquia contruido por José María Villa entre 1887 y 1895
  • 19. 19 mente Barrera cerca de la catedral donde empezaron el noviciado. además que insta- laron el Consejo general con el apoyo de Monseñor Francisco Cristóbal Toro quien le facilito la casa de la Contaduría para el novi- ciado y algunos sacerdotes como el doctor José Elorza, el padre Eugenio Sazasola La hermana María del Salvador recuerda que estando la Madre Laura un día en el salón grande de la casa de la Contaduría, en el año 1928, les refirió que Ella le pidió a Dios la gracia de que todo el que la mirara se convirtiera y conoció que Dios le conce- dió este poder, pues veía que de su cuerpo salían unas como abejitas que iban a po- sarse en las personas que la acompañaban. “Quien, a pesar de su condición de vida, no hizo alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejan- te a los hombres y mostrándose en figura huma- na”. (Flp. 2,6-7) REFLEXIÓN Así como Jesús nació en un humilde pesebre para enriquecer a toda la hu- manidad, y tomó la condición de esclavo, también la Madre Laura y sus compañeras, desde el inicio de la Congregación, buscaron lo más sencillo y pobre con el fin de acoger a los pobres y no superarlos en su forma de vivir. La riqueza de la Madre Laura era Dios en su ser, ese era el verdadero tesoro que quería compartir con los demás, los indígenas y los infieles. PREGUNTÉMONOS: • ¿Qué ideas y sentimientos despiertan en usted, la vida y obra de Santa Laura y sus compañeras, según la historia que acabamos de escuchar? • ¿Cuál es mi riqueza? ¿Qué le aporto a los demás? • ¿Cómo debe ser la vida de quienes somos signos visibles del amor de Dios que nos trajo Jesús?
  • 20. 20 La Madre Laura en MANGLAR - Corregimiento de Giraldo En este sitio vivió por algún tiempo la Ma- dre Laura, así nos lo relata la hermana Ma- riela Mejía en la Historia de la congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena” “En 1934, a causa del clima ardiente de la ciudad de Santa Fe de Antioquia, la sa- lud de la Madre Laura se resintió y era necesario buscar un lugar donde pudiera vivir mejor. Por ser Manglar mejor clima, se compró allí, el 3 de septiembre de 1933, por $ 200, una casita que había servido para los ingenieros que construyeron la ca- rretera al mar. Allí se trasladó la Madre y organizó el pos- tulantado. También funcionó en ese lugar la imprenta, bajo la protección de Santa Tere- sita del Niño Jesús.” Gruta religiosa en Manglar, corregimiento del municipio de Giraldo, paso a Dabeiba.
  • 21. 21 “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo”( Mt. 22,37-40) REFLEXIÓN Las compañeras de Laura, expresaron su preocupación por ella al ver que- brantada su salud y procuraron buscarle un sitio que la favoreciera por sus condiciones climáticas. De esta manera demuestran ser una familia unida, que se apoya y es solidaria en los momentos de dificultad. Según Jesús, no soy cristiano, si no vivo tanto en el respeto y amor a Dios, como en el respeto y amor al hermano. En el bautismo, renunciamos al egoísmo y nos comprometemos a tener como proyecto de vida el amor y el servicio. PREGUNTÉMONOS: • ¿Qué compromisos adquiero como hijo de Dios y miembro de la comuni- dad cristiana, frente a las necesidades de los demás? • ¿Dentro de las situaciones de pobreza y hambre que vive una inmensa mayoría de la población, qué significa hoy amar y servir al pueblo?
  • 22. 22 CAÑASGORDAS Viaje en brazos de Dios “Acabábamos de desensillar, cuando llegó recado de una señora de Cañasgordas, di- ciéndonos que avanzáramos un poco más hasta la casa de su nuera, en donde nos tenían arreglada muy buena posada. Esto, naturalmente nos sorprendió, porque a na- die habíamos avisado, ni teníamos amigos en Cañasgordas.” “Para mí, esto era una buena señal de que la acción amorosa de Dios nos seguía y se dilataba mi corazón con ello. Puedo decir, padre mío, que en este viaje íbamos en bra- zos de Dios, como en lecho propio y que no lo advertíamos. Ni más ni menos, podíamos decir como Jacob: “ Dios estaba aquí y no lo sabía”.(Gen.28-16).” “Llegadas a la casa de Loma Grande, fui- mos objeto de las más delicadas atenciones de parte de la señora dueña, María Londoño de Restrepo. Nos tenía una lujosa comida y camas calientes y blandas. Dios le haya pa- gado en el cielo su caridad. Sólo esta virtud debió moverla, porque ni nos conocía ni la conocíamos. Tampoco a su suegra, en cuyo nombre hacía esta caridad”. “Cañasgordas en esto hizo lo que los Ma- gos en Belén: Obsequió a Dios, en nombre de los pobrecitos infieles, a quienes iba a llamar con tantos prodigios, como los felices reyes de Oriente obsequiaron al Mesías en nombre de los gentiles a quienes represen- taban. ¡Dios mío! ¿Por qué no supe leer en- tonces esta página tan bella? “Dios estaba Santuario del Santo Cristo Municipio de Cañasgordas.
  • 23. 23 “Enesoconocerántodosquesonmisdiscípulos, enelamorquesetenganunosaotros” (Jn.13,35) REFLEXIÓN Ser cristiano es vivir en la solidaridad, el servicio y la acogida a los demás. En Cañasgordas Santa Laura y sus compañeras, experimentaron estos valores cristianos, al ser objeto de las más delicadas atenciones de parte de la señora dueña, María Londoño de Restrepo y otros habitantes de la población. La fe es personal, pero posee una dimensión comunitaria. Los cristianos en medio de un mundo dividido, debemos crear lazos de paz, unidad y amor. PREGUNTÉMONOS: • ¿Recibimos a los peregrinos en la forma como lo hicieron en Cañasgor- das hace 100 años con Laura y sus compañeras? • ¿La fraternidad es un valor que he introyectado en mi vida? Cómo lo manifiesto? • ¿Qué retos quedan para mi vida desde esta reflexión? aquí y no lo sabía”, repito”. “Dos o tres leguas antes de llegar a Cañas- gordas, encontramos un grupo de caba- lleros y de señoras que, capitaneados por el señor cura venían a encontrarnos a su pueblo, en medio de aclamaciones. ¿Qué será esto? Nos preguntábamos como los Israelitas ante el maná. Nos hablaban de nuestro viaje como de una hazaña colosal y nosotras no acabábamos de advertir que hiciéramos alguna gracia”.
  • 24. 24 FRONTINO A pesar de las advertencias de los peligros en Dabeiba no estaban dispuestas a declararse derrotadas Desde nuestra llegada notamos curiosi- dad despreciativa y sin interés ninguno de enterarse del motivo de nuestro viaje. Al día siguiente se presentaron en grupo el señor cura, el doctor Álvarez, don Carlos Goez, el señor inspector provincial y algunos otros caballeros y se constituyeron como en un consejo, para deliberar lo que habían de hacer con nosotras. Cual si los hubieran nombrado; me llamaron a la sala y tomó la palabra el señor ctura, que dicho sea de paso, obraba sugestionado y era demasiado bondadoso, y me dijo: No las dejamos seguir a Dabeiba. Es una locura insigne eso. Y continuó: Dabeiba está desolada y enhambrecida porque hace siete años la arruina una enorme cantidad de langostas indestructibles, el hambre es espantoso, ustedes no encontrarían nada qué comer; el clima es feroz; nadie paga el atrevimiento de entrar allí con menos que con la vida; sobre todo ahora está la fiebre perniciosa encarnizada; hay más de cuarenta casos de Uramita allá. Las gentes son malas y se previenen para no recibirlas; las culebras son espantosamente grandes y a nadie le perdonan; ni siquiera el señor cura puede vivir allí por el hambre; los in- dios ya huyen y siempre se han mostrado fieros e irreductibles; en fin, de ustedes sólo quedará la memoria si entran allí, dada las condiciones sociales y de delicadeza en que se han criado; el camino no existe, es Basílica Menor Ntra. Sra. del Carmen Frontino - Antioquia
  • 25. 25 “Quien nos apartará del amor de Cristo? Tribu- lación, angustia, persecución, hambre, desnu- dez, peligro, espada? En todas esas circuns- tancias salimos más que vencedores, gracias al que nos amó”. (Rm. 8,35-36) REFLEXIÓN Laura y sus compañeras tienen muy clara la misión encomendada y no se dejan vencer por las dificultades, al contrario las enfrentan con mucha fe, confianza, amor a Dios y a los más necesitados. Es por ello que nadie ni nada las hacen desistir del propósito que llevan, de anunciar el evan- gelio a las comunidades indígenas de Dabeiba. PREGUNTÉMONOS: • ¿Cuántos se han ahogado antes de empezar? ¿Cuántos han fracasado simplemente porque a los demás no les parece? • ¿Vive usted para los demás o por los demás? • En la autobiografía de la Madre Laura, Frontino representa: Camino, prue- ba, fe, tenacidad, firmeza, responsabilidad y confianza; preguntémonos: ¿Cómo se manifiestan estos elementos en mi vida? ¿Cuál es mi camino espiritual? ¿Cuál es mi búsqueda social? una trocha mala y peligrosa; no hay reme- dio, deben volverse o virar hacia Rioverde, en donde pueden hacer el ensayo, mientras se aburren y se van a sus casas. A nosotros mismos no nos perdonarán en Medellín si las dejamos seguir. Terminada la arenga del padre, le respondí con respeto, que les agradecía la adverten- cia; pero que no estábamos dispuestas a declararnos en derrota sin dar el primer dis- paro, ni a correr sin ser derrotadas. Medio indignados me dijeron que ya no era derro- tarse sin dar un disparo, puesto que había- mos hecho mucho con llegar hasta allí.
  • 26. 26 EN URAMITA: A pesar de las dificultades salen de Uramita tan contentas como si fueran a Roma. Llegamos a Uramita en donde fuimos muy bien recibidas por la familia de don Eliseo Gutiérrez. Allí determinaron nuestros compa- ñeros que aguardáramos para dar tiempo a don Francisco Nanclares de ir a Dabeiba, a ver cómo se haría nuestra entrada, pues allí se supo que el alcalde había pasado a escon- derse para no verse en el caso de recibirnos y contrariar así al pueblo que hacía oposición formal a nuestra llegada y que, aunque de la gobernación le habían ordenado tenernos casa, no sólo no lo habían hecho, sino que negaban uno de los locales de la escuela, no obstante conocer que llevábamos nom- bramiento de maestras. Allí esperamos día y medio: Mi madre iba tan mal, y por no ex- ponerla a las dificultades de esa instalación, resolvimos dejarla allí, con la familia Gutiérrez. El camino hasta Uramita, era conocido por nuestros conductores como transitable; de allí en adelante verdaderamente era pésimo, era intransitable. Sobre todo para señoras, se tenía como imposible de transitar. De allí en adelante dizque había de comenzar nuestro desaliento y terror. Uno de los padres, el de Cañasgordas, iba adelante con algunos y atrás íbamos los de- más. Como a medio día de camino, me dijo el padre que iba adelante: - ¿Por qué hay una de las señoritas que no habla, ni contesta lo que se le pregunta? - ¿Cuál? le dije. Y me seña- ló a Ana Saldarriaga. Veamos Padre, le dije: y acercándome a ella le interrogué seriamente, pues dudé que fuera enferma. Su respuesta fue lo que ya anuncié, para probar el valor de los instrumentos que Dios se buscó en esta ocasión: ¡Padre, es que si hablo, esta mula me Templo Santa Ana, Municipio de Uramita.
  • 27. 27 “Quien dé a beber un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por su condición de discípulo, les aseguro que no quedará sin re- compensa”. (Mt. 10, 42) REFLEXIÓN Uramita, pudiera definirse como el sitio de la esperanza. Ya habían pasado muchas dificultades, es aquí donde descansan, se fortalecen y animan con la acogida de sus habitantes. Ya se acercaban a las delicias de su corazón. Qué bueno es cuando se recibe a los anunciadores de la Buena Noticia, Todo lo que se hace con ellos, es a Dios mismo a quien se hace, pues Él mismo lo dice: “quien recibe a uno de estos, es a mí a quien reciben” de esta manera el pueblo se convierte también en anunciador de la Buena Noticia, con sus actitudes, que son las mismas del evangelio que anunció Jesús, el Evangelio del amor. PREGUNTÉMONOS: • La comunidad cristiana de una población se convierte en familia que aco- ge, anima y protege a sus ministros, a los discípulos de Jesús. ¿Cuál es mi actitud frente a los misioneros y misioneras que nos visitan? • La familia que acoge en su casa a un discípulo de Jesús, se convierte a su vez en evangelizadora dentro de su población. ¿Estoy dispuesto (a) a recibir a los misioneros que nos visitan por motivos de la misión? tumba! ¡Dios mío! Y así había hecho el cami- no, sin que pudiéramos averiguar la causa de su silencio y sin que se oyera una sola queja, ni señal alguna de miedo. A nadie había molestado, ni siquiera a los peones. Esto sí es fuerza de voluntad, Dios mío. Salimos de Uramita tan contentas como si fuéramos a Roma.
  • 28. 28 “El espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha ungi- do para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar la libertad a los cautivos, y la vista a los cie- gos; para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor”. (Lc. 4,18) Habíamos acabado de librar una batalla terri- ble en Frontino, con la oposición de los caba- lleros esos, y esto nos había probado mejor la voluntad de Dios respecto a nuestro destino. No es pues extraño que nuestra alegría se hubiera hecho notoria en el camino. No nos separaban sino algunas horas de aquel ideal; ¿qué más se quiere? Ocurrencia de mis discípulas: A este respecto, me permito, padre, referir aquí una cosa muy graciosa, que muestra cómo me Panoramica Dabeiba - primer plano Río Murindó . DABEIBA. ¡Capital del corazón de Santa Laura!
  • 29. 29 fascinaba Dabeiba por sus infieles. Mis últimas discípulas habían de oírme hablar de Dabeiba, cual los Magos hablarían de Belén a su regre- so al Oriente. Bien sabían ellas que era como la encarnación de mi sueño o llamamiento, aunque no lo conocían. A fuerza de tanto oírmelo mentar y de verme tanto encanto por el sitio, por otra parte despreciable hasta lo sumo, le cogieron ellas también afición, a tal punto que hicieron el daño siguiente: Hacían unos mapas de América. Como ya esta- ba en preparativos de viaje, las dejaba trabajan- do en ellos vigiladas por otra maestra, y me iba a mis vueltas de la calle. Ya los mapas estaban para terminarse y un día, antes de salir para la casa, les dejé de tarea, que les pusieran las ciu- dades. Cuál fue mi susto, cuando al examinar las tareas encuentro que habían puesto a Dabeiba más grande que todas las capitales de América. t¿Qué es esto? Les dije. ¿Cómo suponen uste- des que es Dabeiba, si en Colombia ni se ve, ni siquiera en el departamento se nota?. Es verdad, me dijeron, pero como usted la quiere tanto, y nosotras soñamos con él, lo pusimos grande más que Bogotá y que todo para complacerla y complacernos. No me valió regañar, sosteni- das dejaron la gran pelota en Dabeiba, con unas letras descomunales y sólo decían: El mapa es nuestro y así lo queremos. Me reí y guardé para mis adentros, mucha grati- tud con esas muchachas. De esta clase sería el amor tan tierno que Jesús tenía a Jerusalén. Allí estaba su calvario y sus redimidos que habían de crucificarlo y el amor de Dios es tan diferente del amor humano, que eso es lo que desea y lo que ama: el sacrificio, la cruz. Yo no ignoraba que el calvario estaba en Dabeiba; mas, por eso, precisamente la amaba y la buscaba. Esas muchachas la amaban como eco de mis palabras, como resonancia del afec- to que me tenían. Una señorita, Alicia Velilla, tuvo la buena ocurrencia de contestarme cuando le pregunté por qué lo habían puesto tan grande y más que Bogotá: - Porque Bogotá es la ca- pital de una república y Dabeiba es la capi- tal de nuestro corazón y así, como vale más el corazón que una república, era necesario señalar a Dabeiba con signo mayor. Pues esa Dabeiba tan amada era la que se disponía a no recibirnos, como Jerusalén se dispone a crucificar a nuestro Señor, a los tres días de haberlo aclamado. Pues, como Jerusa- lén, ¡Dabeiba fue amada e ingrata!
  • 30. 30 A la sombra de este árbol centenario, Santa Laura formó a sus primeras misioneras. Esta labor cien años despues su congregación la continúa como respuesta a los retos y desafios que hoy en tres continentes y 21 países le plantea la iglesia y la sociedad, contribuyendo a la evangelización y al desarrollo integral de las comunidades más pobres. Qué más se quiere? Dabeiba habia sido el delirio de Santa Laura Fotos de la época en Dabeiba, en los inicios de la congregación
  • 31. 31 REFLEXIÓN Como todo, en la vida de la Madre Laura, la experiencia de Dabeiba no fue fácil, del gozo se pasó a lo difícil, a lo duro. Volvió a enfrentar la calumnia, la envidia, la persecución de aquellos que habían establecido su feudo corrupto en la zona y veían en ella y sus compañeras un estorbo por generarles a los indígenas reflexión, por entregarles dignidad, vida, humanidad, valor…no eran animales, eran gente y eso rompía la cadena con la cual estaban sujetos a los oscuros intereses de muchos de los colonos que abusaban de ellos y los explotaban sin consideración. En Dabeiba la Madre Laura estrena la inclusión social, abre las puertas para visibilizar la diversidad cultural, derechos humanos, ética social, integración, co- munidad. PREGUNTÉMONOS: • Para un cristiano, enamorado de Dios como lo estaba Laura, la opción por los más pobres, se convierte en la delicia de su corazón. ¿Cómo me siento frente al compromiso por los más pobres? • Para Jesús y Santa Laura, los pobres, los indígenas, los más necesitados, se convirtieron en el centro de su corazón. ¿En qué medida tú y tu comunidad incluyen a los más pobres en actividades enfocadas al desa- rrollo integral y dignificación de la persona como hijo de Dios? Hoy la congregación camina y se proyecta hacia el futuro...
  • 32. El año 2013 fue la gran víspera de la celebración de los cien años de la fun- dación de la Congregación de Mi- sioneras de Maria Inmaculada y Santa Catalina de Siena, fundada en Dabeiba - Antioquia, Colombia - por Laura Montoya Upegui, en el año 1914 . El proceso del camino a los altares de Santa Laura inicio el 24 de junio de 1963, cuando fue declarada Sierva de Dios. 28 años despues, el 22 de enero de 1991 S.S. Juan Pablo II le otorga el ti- tulo de Venerable. Y, en una concurri- da ceremonia en la plaza de San Pedro, le corrresponde al mismo Papa ele- varla a Beata, el 25 de abril de 2004. Nueve años más tarde culminó este proceso, en mayo 12 de 2013, cuan- do S.S. el Papa Francisco la Proclamó SANTA en medio de una gran multitud Fotográfia aérea: Jericó - Antioquia - Día de la cononización de Santa Laura Ceremonia de canonización de Santa Laura Montoya, Roma, ciudad de Vaticano plaza de San Pedro.En el santoral catolico, el día 21 de octubre de cada año, fue dedicado a la celebración universal de la fiesta de la primera y única santa colombiana. de peregrinos de Colombia y de todo el mundo agolpados en la plaza de San Pedro. Hoy cien gloriosos años después, nos dispo- nemos a peregrinar... a revivir El Camino hacia Dabeiba, cuna de la congregación y ¡Capital del corazón de Santa Laura! Canonización de Santa Laura
  • 33. Después de la canonización de Santa Laura, el 12 de mayo de 2013, se han realizado un sinnúmero de peregrinaciones con sus reliquias (restos mortales). Entre las perigrinaciones es de resaltar la del 26 de mayo de 2013 por las calles de Medellín, hasta la catedral metropolitana, la del 27 del mismo mes, hasta su tierra natal Jericó y la del 29, al municipio de Dabeiba, cuna de la congregación que Ella fundara. Peregrinando con las reliquias de la Santa Fotográfia aérea: Santuario de la Madre Laura en Belencito Medellín. peregrinacion con las reliquias. mayo 26 de 2013 Recorrido por las calles de Medellín desde el santuario de Belencito, hasta la Catedral metropolitana. Primer plano ofrenda floral Aérea. Peregrinación por las calles de Medellín, con las reli- quias de Santa Laura hacia la Catedral Metropolitana Llegada de las reliquias de Santa Laura a Dabeiba. mayo 29 de 2013.
  • 34. CRISTO EN LA SELVA Selva, selva cerrada con remaches de angustia, con broches de silencio, con el filtro letal de las tarántulas, con misterio, con nerviosismo, con ríos que lamen las raíces de un verde cementerio, buscando un indio sin futuro y triste con leopardo sin mancha y una hermana rezando el Padre Nuestro. Selva, selva escondida, sin esperanza horizontal, sin un milímetro que no le pertenezca a las hormigas, selva que multiplica los grillos, las ardillas, los puntos suspensivos del cocuyo, las huellas digitales de la muerte, las gestación telúrica que estalla en la semilla. Selva, selva que crispa los nervios y el espíritu; selva de los caucheros legendarios, de los hombres perdidos, del viento dominado por la savia, de la luz ahogándose en el río, de la muerte descalza, de la locura verde, verde oscura, verde clara, verde turbia, verde esmeralda, como un grito de hojas, como un grito arañando la distancia. En aquel tiempo y en una fecha que se aprendió de memoria la montaña, en Jericó de Antioquia, nació la Madre Laura. Era una niña dócil, delicada y sencilla, que fue creciendo en trigo lo mismo que una espiga, por sus ojos abiertos como dos ventanales se asomaron primero tahamíes y nutabes. después fueron llegando los perfiles indianos de los todos los desnudos torsos americanos. Y sus rezos humildes, claros y virginales, se llenaron de pronto de ríos y jaguares y Dios entró a la selva y el cielo fue una hamaca colgada de dos luceros con diez puntas de plata. Y el indio taciturno, señor de soledades vio dos manos hilando la paz de los vendajes y se sintió con alma bajo su piel de pena y sintió que su dicha ya no era tan ajena. y que su sangre triste, sometida y callada Era tan grande, lo mismo que una noche estrellada.
  • 35. Indio, indio pobre que un día cantó santos con arcilla tan triste que lloraba en las manos. indio que nada pide, indio que nada tiene, indio que nació solo y que solo se muere. Indio de raíces autóctonas y salvaje que vive de raíces ancladas al paisaje Indio que se arrodilla para beber el agua y se le enfrenta al cosmos a golpes de macana. Indio débil y fuerte, niño en barro cocido, rugido anquilosado de un leopardo vencido, Indio que hace mil años lleva sobre su espalda crepúsculos de América sobre escudos de España. Indio pobre que a nadie le manifiesta el hambre porque tuvo dorados en su historia y su sangre. Indio a quien le dijeron que no tenía alma Porque había nacido para bestia de carga. Y que así paso a paso, sin lamentar su suerte, a la espalda debía llevar siempre sus muerte. y errante, errante con sus sombra y su savia, el indio encontró un día la selva mas humana, y menos duro el cielo y mas buena la tierra y mas cercano el canto y mas lejos la fiera. Y el indio resignado de dolorida planta Detuvo sus nostalgias justo a la Madre Laura. Y la selva perdida se llenó de caminos Y a las ramas del viento le florecieron trinos Y la monjita dulce sembró tantas palabras Que el indio y la manigua se llenaron de gracia. Si el indio pudiera hablar, Traducir en palabras su tristeza, Nos diría que la luz tan solo empieza Si abre los ojos una misionera. Nos diría que la dulce mensajera, Que canta, llora, evangeliza y reza, En un recodo de la selva espesa Hizo una cruz humilde de madera. Jorge Robledo Ortiz. Íconos Editores, diseño e impresión iconos.simbolosybanderas@gmail.com PBX: (4) 444 01 04