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L ibertad

y O rd e n

Referentes Epistemológicos

Capítulo

I
Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República de Colombia
Alfonso Gómez Méndez
Ministro de Justicia y del Derecho
Miguel Samper Strouss
Viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa
Fernando Arévalo Carrascal
Director de Política Criminal y Penitenciaria
Blanca Leticia Arteaga Díaz
Coordinadora Proyecto “Diseño y formulación
de la Política preventiva del delito
para Adolescentes y Jóvenes Adultos”
Coordinadoras de la Investigación:
Blanca Leticia Arteaga Díaz
Esperanza Pérez Jiménez
Equipo de trabajo:
Astrid Fuya Barajas
Diana Lucía Osorio Sánchez
Aníbal Ruge Jaiquel
Jeannette Suárez Salamanca
Equipo de apoyo:
Johanna Badillo de la Hoz
Luz Jenny Vargas Rodríguez
María Teresa Ochoa Manjarrés
Liliana Marcela González Bernal
Diseño portada:
Jorge Linares
Corrección de textos,
Diagramación, Edición e Impresión
Imprenta Nacional de Colombia
Ministerio de Justicia y del Derecho
Bogotá D. C.
Carrera 9 No. 12 C -10
PBX: 4443100
www.minjusticia.gov.co
Noviembre de 2013
Nota y agradecimientos:
Primera edición
1000 ejemplares
ISBN
978-958-57850-1-4
CONTENIDO
PRESENTACIÓN.................................................................................................................................. 	5
Capítulo I
REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS................................................................................................. 	7
1.1.	 Enfoque de derechos............................................................................................................. 	8
1.2. 	 Los derechos como libertades............................................................................................ 	9
1.3.	 Los derechos y la perspectiva sistémica-compleja..................................................... 	11
	

1.3.1.	 Teoría de los sistemas............................................................................................. 	11

	

1.3.2	 Teoría de la complejidad....................................................................................... 	13

	

1.3.3 	 Enfoque apreciativo ............................................................................................... 	14

Capítulo II
UNA APROXIMACIÓN A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTES.............. 	17
2.1. 	 Acerca de la delincuencia..................................................................................................... 	18
	

2.1.1.	 Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia................. 	19

	

2.2.	

Prevención para quién y prevención para qué............................................. 	22

	

2.3 	

Una mirada a las cifras disponibles.................................................................... 	24

Capítulo III
EJES TEMÁTICOS PARA EL ABORDAJE DE LA PREVENCIÓN
DE LA DELINCUENCIA JUVENIL.................................................................................................... 	45
3.1 	 La protección integral: Un paradigma en desarrollo.................................................. 	46
3.2 	 Justicia restaurativa................................................................................................................ 	49
3.3 	 Inclusión ..................................................................................................................................... 	54
3.4 	 Corresponsabilidad................................................................................................................. 	60
Capítulo IV
LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL: UNA MIRADA REGIONAL................ 	63
4.1.	 Aspectos metodológicos y técnicos del estudio.......................................................... 	64
	

4.1.1 	 Criterios de focalización geográfica ................................................................. 	67

	

4.1.2 	 Análisis de cifras........................................................................................................ 	69

	

4.1.3 	 Análisis institucional................................................................................................ 	70

3
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

	
	

Ejes temáticos para la prevención de la delincuencia
en adolescentes y jóvenes................................................................................................... 	71

4.2 	 Protección Integral.................................................................................................................. 	71
	

4.2.1 	 A la vida........................................................................................................................ 	71

	

4.2.2 	 Al desarrollo............................................................................................................... 	77

	

4.2.3 	 A la protección.......................................................................................................... 	82

	

4.2.4	 A la participación...................................................................................................... 	92

	

4.2.5 	 Económicos, sociales y culturales....................................................................... 	103

4.3 	 Justicia Restaurativa .............................................................................................................. 	105
	

4.3.1.	 ¿Qué se restaura?..................................................................................................... 	107

	

4.3.2,	 ¿Cómo se restaura? ................................................................................................. 	110

	

4.3.3.	 ¿A quiénes se restaura?.......................................................................................... 	121

	

4.3.4.	 ¿Para qué se restaura?............................................................................................ 	124

	

4.3.5.	 ¿Quién restaura?....................................................................................................... 	129

4.4.	Inclusión...................................................................................................................................... 	133
4.5.	Corresponsabilidad................................................................................................................. 	156
4.6. 	 Análisis institucional: una observación como apoyo al ejercicio cualitativo..... 	183
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES................................................................................... 	193
BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................................... 	207
NORMATIVA ....................................................................................................................................... 	217

4
PRESENTACIÓN

E

El Ministerio de Justicia y del Derecho, conforme a su misión, ha venido impulsando la construcción de lineamientos de política pública, cuyo objetivo se orienta
al amparo efectivo de los Derechos y al fortalecimiento de un Estado Social y Democrático. Es así como en respuesta a lo señalado en el Artículo 95 de la Ley 1453 de
2011, se presenta este estudio que contribuye a la construcción de la Política Pública de
Prevención de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes.
La elaboración de una política pública de prevención de la delincuencia juvenil desde
un enfoque de Derechos, implica una mirada a las disposiciones contenidas en acuerdos internacionales y nacionales que consideran a los Niños, las Niñas y Adolescentes
como sujetos de Derechos e interés superior de la sociedad. Por tanto su participación
en delitos pone de manifiesto una paradoja expresada en el hecho de que el interés
superior de la sociedad, al delinquir, vulnera los Derechos de otras personas. Desde este
estudio, la prevención de la delincuencia juvenil observa la complejidad que encierra
esta paradoja a través de cuatro grandes ejes temáticos: la Protección Integral, la Justicia Restaurativa, la Inclusión y la Corresponsabilidad.
Los factores protectores y de riesgo en la comisión de delitos o en su reincidencia, hace
aún más compleja la noción de prevención que le obliga ir más allá de explicaciones
centradas solamente en factores individuales. En tanto esta población es parte consustancial de ámbitos diversos como la familia, el barrio, el colegio y su comunidad; este
estudio es abordado desde una mirada compleja y sistémica.
El análisis de la Prevención de la delincuencia en Jóvenes y Adolescentes, por tanto, requiere una construcción participativa. Es así como a este estudio se vincularon diversos
actores en distintas ciudades del país, entre quienes estuvieron Adolescentes, Jóvenes,
familias, actores institucionales del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, académicos y en general, expertos en el tema, quienes fueron vinculados al ejercicio
a través de Grupos Focales y de Entrevistas a Profundidad, así como de observaciones
y discusiones con relación a la delincuencia juvenil y su prevención en diferentes escenarios.
Queremos destacar la participación importante del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, desde la Subdirección de Responsabilidad Penal en cabeza de la doctora Alejandra Campo y de su equipo técnico de la Sede Nacional, así como de sus Equipos

5
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Técnicos Regionales sin los cuales no hubiera sido posible el trabajo con actores claves
en la prevención de la delincuencia. Igualmente fue de gran valor el trabajo que se
desarrolló conjuntamente con la Policía Nacional a través de su Observatorio del Delito,
en la construcción de datos que nutrieron sustancialmente el análisis. Agradecemos
también el acompañamiento del Departamento Nacional de Planeación desde la Dirección de Justicia, Seguridad y Gobierno, cuyo equipo técnico dirigido por el doctor
Claudio Galán dio luces sobre temáticas cruciales de la prevención de la delincuencia en
Adolescentes y Jóvenes. Es importante destacar la mirada multidimensional y compleja
que a este estudio proveyeron todas las instituciones y actores nacionales, regionales,
municipales; actores pertenecientes a grupos étnicos, madres, padres, parientes, vecinas, y todo el entramado de redes que en torno a las Niñas, los Niños, Adolescentes y
Jóvenes crean y construyen estrategias para su protección. Por tanto este estudio más
que un insumo para la Política de Prevención de la Delincuencia Juvenil, es una apuesta
a su capacidad de vivir una vida que se considere valiosa para ellas y ellos y, por tanto
para la sociedad en su conjunto.
ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ
Ministro de Justicia y del Derecho

6
Capítulo

I

REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS
“El vivir democrático es una obra de arte, no tiene que ver con eficiencia, con perfección;
tiene que ver con el deseo de una convivencia en la fraternidad…
Al igual que la democracia, los derechos humanos son una obra de arte”.
Humberto Maturana Romesín.
1.1.	 Enfoque de derechos

E

l gran acuerdo nacional de 1991 señala que Colombia es un Estado social de derecho, como fundamento de una transformación desde la libertad individual al valor
fundamental de la democracia: la dignidad humana como criterio de universalidad
de los derechos. Es por tanto, bajo este lente que la Constitución Política alude a todas
las personas reconociéndoles su carácter de “sujetos de derechos”.
Los derechos como referente para el análisis de la Prevención de la Delincuencia en
Jóvenes y Adolescentes, recoge toda su pertinencia en el primer artículo de la Convención Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros1”.

Capítulo

I

La observación y el análisis a la población de jóvenes y adolescentes desde los derechos,
requiere precisar las especificidades jurídicas y normativas que ello encierra. Una mirada al señalamiento específico hecho en acuerdos internacionales y nacionales acerca
de que el interés superior de la sociedad es la infancia, la niñez y la adolescencia, permite
comprender que su involucramiento en delitos, o su reincidencia en los mismos, lleva
implícita una paradoja: al tiempo que son el interés superior de una sociedad vulneran
los derechos de otras personas, al delinquir.
Lejos de desistir de la mirada de los derechos como un enfoque que provee una gran
cantidad de elementos a partir de los cuales se desprende un análisis de la prevención
de actos delictivos de adolescentes y jóvenes, dicha paradoja encuentra en estos –los
Derechos– un marco explicativo amplio y comprensivo.
La Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1989, marca un cambio radical
en el significado de las etapas de la vida de quienes tienen hasta 18 años. Casi se podría
decir que la infancia, la niñez y la adolescencia se constituyen en una creación reciente,
en tanto que es desde esta Convención que se visibilizan como personas “sujetos de
derechos”, ya no como “menores”. Este acuerdo internacional introduce un concepto
sobre el desarrollo en estas etapas de la vida, de una gran complejidad que además
de las transformaciones biológicas progresivas, agrega a este concepto de desarrollo
la importancia de su fortalecimiento intelectual, de tener protección y de contar con
espacios de participación donde sus fortalezas y capacidades se visibilicen. El cambio de

8

1	

Convención Universal de los Derechos Humanos, 1948.
Referentes Epistemológicos

condición de menores en la sociedad al de portadores de ciudadanía, en tanto sujetos
de derechos, modifica sustancialmente su relación con la sociedad dado que los esfuerzos e inversiones en su desarrollo revierten en un desarrollo individual pero también
colectivo que impacta a todos los integrantes de la sociedad. Esto es: la protección a
los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes es una inversión para la sociedad y no
un gasto sin retorno, e implica una forma de hacer política social a partir del desarrollo
mismo2. (Cunha, Heckman, 2006; Arango 2005; A.K. Sen. 2000).

1.2. 	 Los derechos como libertades
El desarrollo visto como “un proceso de expansión de las libertades reales de que
disfrutan los individuos3” amplía el análisis de la justicia basada en la distribución de
recursos y la igualdad en el acceso a los bienes primarios4, a la capacidad que tales
recursos proveen a los individuos para vivir la vida que consideran valiosa. Como lo
expresaría A.K. Sen: “La relación entre la libertad individual y el desarrollo social va más
allá de la conexión constitutiva, por importante que esta sea. Lo que pueden conseguir
positivamente los individuos depende de las oportunidades económicas, las libertades
políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan la salud, la educación básica, el fomento y el cultivo de las iniciativas5”.
Una concepción profunda de los derechos como libertades los expresaría en términos
del logro individual y el logro colectivo que su garantía implica, más allá de la simple
oferta institucional. En este marco, los derechos se consideran como libertades, en tanto
son fines del desarrollo mismo; la mera oferta de servicios materializada en cupos escolares, o en carnés de salud, no los garantizan por sí solos. Es necesaria la transformación
de esa oferta de servicios en capacidad humana que expanda las libertades, cuyo logro
permita una vida más libre y más digna (Sen, 1998). Es decir, las libertades se constituyen en la garantía misma de los derechos.

Capítulo

I

La expansión de capacidades se basa en el desarrollo de las libertades a través de las
cuales se hace posible alcanzar una vida que los adolescentes, jóvenes y la sociedad de
la que son parte integral, consideren valiosa. En este sentido, el éxito de una sociedad
“ha de evaluarse principalmente en función de las libertades fundamentales con las que
cuenten sus integrantes…Tener más libertad para hacer las cosas que tenemos razones
para valorar es importante 1) por derecho propio para la libertad total de la persona y 2)
	 Literatura reciente aporta de manera importante a este tópico: los trabajos de Antonio Baldasarre así como los de Amartya Sen y Rodolfo Arango sobre los Derechos Sociales, los cuales dan luces para sustentar esta mirada del impacto
de intervenciones tempranas en el desarrollo. Así mismo, desde el análisis económico social, autores como Masterov,
Cunha, Heckman y Sarmiento; encuentran altas tasas de retorno de las intervenciones tempranas, que se traducen en
mayor calidad de vida, y en impactos a futuro sobre la sostenibilidad del desarrollo.
3
	 Sen, A. K. “Desarrollo y Libertad”, 2000.
4
	 Sen en su crítica a Rawls y Dowrkin, destaca que no son los bienes primarios sino las capacidades las que constituyen
las libertades; ver Sen, en “Desarrollo y Libertad”, 2000 y Arango Rodolfo; “El Concepto de Derechos Sociales Fundamentales”; 2005.
5
	 Sen; A. K. “Desarrollo y Libertad”; 2000 pág. 21.
2

9
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

porque aumentar las oportunidades de la persona posibilita la obtención de resultados
valiosos6”.
Bajo este análisis una posible explicación de la delincuencia de adolescentes y jóvenes
se relaciona con la falta de oportunidades para potenciar muchas de sus capacidades,
ocasionada por la privación de libertades sea que se trate de libertades básicas para
sobrevivir, tener seguridad, posibilidades de desarrollo, o de la privación de libertades
políticas o de participación7. Claramente nos apartamos aquí de una visión simplista
que asocia la delincuencia con la mera falta de recursos económicos. Se trata más bien,
de un amplio y complejo espectro de situaciones y condiciones que permea a toda la
sociedad en su conjunto e impide alcanzar el logro de una vida mejor y más segura. No
basta contar con suficiente dinero, o con altas tasas de crecimiento económico, para
que la sociedad cuente con una estructura de valores que implique la protección de
todos los ciudadanos y las ciudadanas, incluyendo sus jóvenes y adolescentes.

Capítulo

I

Relacionado con lo anterior y como parte de la paradoja planteada inicialmente, es
esencial así mismo, reconocer la privación de las libertades de quienes son afectados
por actos delictivos de adolescentes y jóvenes y que en muchos casos se concreta en la
ausencia de seguridad8. Algunos análisis reconocen que si bien “la seguridad ciudadana
se ha convertido en una de las principales preocupaciones en el mundo” … “estrategias
parciales que se basan en nociones exclusivamente coercitivas o preventivas que no
consideran además la coherencia con el sistema de justicia o con la estructura de valores de civilidad, han fracasado9”.
Ciertamente, esto complejiza la noción de prevención que no puede hacerse desde una
mirada única y simple que reduzca la delincuencia de los jóvenes y adolescentes a su
falta de oportunidades o aduciendo su minoría de edad. Está la sociedad entera involucrada en tanto sistema social y es necesario mirar los impactos sobre las libertades que
esta delincuencia produce en otros grupos humanos. No solo nos interesan los jóvenes
y los adolescentes, también sus familias, comunidades y entornos hacen parte de este
complejo entramado de la prevención.
	Sen, Op. cit., 2000, pág. 35.
	 Cuenta de ello dan los aumentos en los casos de violencia intrafamiliar que involucra a personas menores de 18 años.
El mayor número de víctimas por homicidio son hombres jóvenes entre los 20 y los 24 años. (Datos Forensis: Datos
para la vida, 2012). Cerca del 7% de los niños y niñas menores de 14 años viven solos aunque tienen ambos padres y
el 19,5% de niñas adolescentes entre 15 y 19 años han estado embarazadas. (ENDS 2010). La Encuesta de Deserción
Escolar señala que cerca del 5,15% de los niños, niñas y jóvenes del país abandonan sus estudios, al tiempo que las
cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) estima que del total de la población en edad de trabajar,
el 41,6% no trabaja. Sin embargo, el 60,2% de los que tienen ocupación en ese mismo rango de edad, percibieron
ingresos que no superaron un salario mínimo legal (abril-junio 2013).
8
	 Según los datos de la Encuesta de Victimización, elaborada por el DANE y la Alta Consejería Presidencial para la
Seguridad y la Convivencia Ciudadana; en el total de las 20 ciudades geográficas focalizadas por la encuesta, 18,5%
de la población de 15 años y más, reportó haber sido victimizada. En Pasto, la tasa de victimización fue 32,0%. La
percepción de inseguridad es de 54.8%.
9
	 PNUD, “Abrir espacios a la seguridad ciudadana y al desarrollo humano”; Informe de desarrollo humano para América
Central 2009-2010.
6
7

10
Referentes Epistemológicos

1.3.	 Los derechos y la perspectiva sistémica-compleja
Como puede evidenciarse en lo planteado hasta aquí, tenemos una mirada compleja y
sistémica, que tomando distancia del simplismo unidireccional que focaliza en miradas
de una sola vía que excluyen la integralidad y la diversidad, consulta un multiverso de
análisis con relación al tema de los derechos en la población de Jóvenes y Adolescentes.
Así es: hablar del logro individual, conduce a explorar el logro colectivo e ir más allá de
la oferta institucional para adentrarse en componentes humanos y sociales, individuales
y colectivos, que trascienden los recursos materiales visualizando un entrelazamiento
complejo entre unos y otros; comprender a los individuos en un contexto organizado
entre otras cosas por oportunidades económicas, libertades políticas, fuerzas sociales,
como también posibilidades para el desarrollo de una vida digna con salud, educación y
desarrollo de iniciativas es comprenderlos de manera compleja, lo que significa ver más
allá del individuo, acercarse holísticamente a él; reconocer que en la relación del adolescente delincuente con una sociedad que lo considera interés superior nos encontramos
con una paradoja, es dar una mirada compleja que se aparta de la incauta linealidad,
optando por ver coherentemente el entramado que el fenómeno comporta.
De otra parte, asumir como columna vertebral de este trabajo los derechos humanos,
exige pensar el tema también en perspectiva de derechos, siendo necesario adoptar
adicionalmente un enfoque que facilite la visualización de los adolescentes y los jóvenes miembros de una sociedad en dicha perspectiva y ello nos obliga a mirarlos en sus
recursos, en sus potencialidades, en sus riquezas, en la enorme disposición de alternativas y posibilidades que en un ser humano en formación anidan; el Enfoque Apreciativo
resulta coherente con este discurso, en tanto promueve la inclusión y se alinea con
las teorías de los sistemas y de la complejidad, resultando pertinente para el estudio
que nos proponemos, de manera que se incorpora también; ello, porque abordar en
perspectiva de derechos un grupo poblacional tan importante como los jóvenes y los
adolescentes desde el enfoque apreciativo, es acercarse de manera coherente con su
calidad de interés superior de la sociedad, creer en ellos y apoyarse en una conceptualización que facilite su potenciación y desarrollo de capacidades. A continuación se
exponen algunas ideas respecto de dichas teorías.

Capítulo

I

1.3.1.	 Teoría de los sistemas
Acercarse a la comprensión de las relaciones sociales (grupos, individuos, organizaciones) desde la teoría de los sistemas, supone partir de postulados que indican que “el
todo es más que la suma de las partes” aludiendo a que existen propiedades emergentes de cada uno de los integrantes de un sistema, que le enriquecen, le nutren y que
dan lugar al nacimiento de una organización sobre cuyas partes retroactúan; en igual
sentido “el todo es menos que la suma de las partes”, ya que estas pueden ser inhibidas
por la organización a la que le dan vida; del mismo modo, situarse en una postura sisté-

11
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

mica reivindica que las relaciones entre los componentes de una organización son las
que le dan identidad10.
La teoría de los sistemas exige cambios en la concepción de ciencia, en tanto pasa
de concebir los fenómenos sociales como aislados a partir de verdades únicas y con
propiedades determinantes también aisladas, para concebirlos como producto de una
dinámica relacional a partir de la cual se conforma un sistema que se autoorganiza, en el
cual cada una de sus piezas conforma la armonía que crea tal sistema. En este orden de
ideas, la teoría de los sistemas postula que las verdades son recreadas por el observador
que es quien hace las distinciones atribuidas al sistema.
Comprender el mundo y sus relaciones a partir de la teoría de los sistemas significa
situarse como científico social que sabe que construye la realidad a partir de sus observaciones y que estas están atravesadas por sus historias, prejuicios, imaginarios, intereses (políticos, religiosos o personales -entre otros-), lo que en últimas es abandonar la
idea de la certidumbre y de la posibilidad de comprender y describir realidades únicas;
porque estas, lejos de ser externas y ajenas al observador, dependen de su creación, por
lo tanto no pueden ser únicas11.

Capítulo

I

La circularidad, que trasciende la idea lineal de un mundo conformado por objetos
desconectados causa-efecto, es condición de una mirada sistémica cuyo alcance señala
que el objeto de estudio se conforma de componentes conectados directa e indirectamente. En una mayor complejidad, la teoría de los sistemas invita a comprender que
los seres y sus relaciones son redes dentro de redes y las unidades son sistemas dentro
de sistemas. Es así que pasa de ver las organizaciones sociales como estructuras rígidas
estáticas, a verlas como dinámicas cambiantes, en permanente movimiento, en las que
subyacen a su vez otras dinámicas, otros procesos, otras formas rédicas de organización.
En complemento de las ideas que acaban de esbozarse, es necesario señalar que un
análisis sistémico ha de tener una mirada contextual, en tanto se considera que los seres
vivos que integran una organización son a su vez productores y producto del mundo
que habitan: social, político, económico, personal, etc. Esta concepción en armonía con
las ideas expuestas, exige discernir que ningún fenómeno ocurre aislado de su contexto, sino que este se integra sistémicamente a los seres vivos y sus organizaciones dando
lugar a la emergencia de aquel.
Finalmente, es importante señalar que desde las precisiones en mención, al hablar
de un sistema es imprescindible evocar la interrelación de componentes que actúan
como un todo en una autoorganización que remite a la comprensión de la totalidad, lo
cual para el caso del abordaje de los sistemas en los que actúan los adolescentes y los
jóvenes, implica una mirada transdisciplinaria y un diálogo integrado de saberes que
consulta y da relevancia al contexto en el que se producen los fenómenos, centrándose
en las propiedades del observador que es quien hace las distinciones. Por supuesto, esta

12

10 	
11 	

Von Foerster, Heinz: “Las semillas de la cibernética” Gedisa, Barcelona, España ISBN 84-7432-414-1991.
Édgar Morín: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, 1999.
Referentes Epistemológicos

concepción implica validar al otro en la conversación, escucharle, considerar sus puntos
de vista, opiniones, sentimientos, emociones y razones.

1.3.2.	 Teoría de la complejidad
La teoría de la complejidad, cuyo autor es el sociólogo Edgar Morín, demanda del investigador y del interventor social el asumir su responsabilidad en la influencia a la hora de
definir un problema o un dilema y en sus soluciones, en tanto su “marco de referencia
personal está siempre presente en sus actuaciones profesionales toda vez que los fenómenos abordados emergen en articulación simultánea de dominios bio-antropo-psicosocio-culturales y políticos12”.
De acuerdo con los desarrollos epistemológicos del doctor Morín, la teoría de la complejidad excluye compartimentalizar la información en pequeñas partículas que implican
separar y reducir y, contiene “reunir sin dejar de distinguir”. Esta designación incita al
científico social a comprender la realidad como un todo sin dejar de ver las particularidades de cada componente que lo integra; y más aún, a hacer distinciones en cada una
de sus observaciones, con el fin de no caer en la simplicidad que generaliza y que incluye
todo lo observado en un mismo paquete de descripciones. El reto es la construcción de
múltiples verdades que a su vez se ocupan de ver cada una de estas en sus especificidades, en aquello que hace única cada particularidad, pero que adicionalmente la conecta
con las demás. Contempla la incertidumbre en un ir y venir con certidumbres, entre lo
elemental y lo general, lo separable y lo inseparable, el orden y el desorden, la totalidad
y las partes13.

Capítulo

I

En coherencia con la teoría de los sistemas, el autor refiere que “no se sabría separar la
familia de su contexto cultural y social” con cuya afirmación da relevancia al contexto
en su capacidad de transformar el mundo que integra. Señala así mismo, que la incertidumbre da lugar a la creación de nuevos mundos, poniendo así en tela de juicio la razón
como portadora de una capacidad para describir y comprender el universo “tal cual es”.
Las proposiciones precitadas son compartidas por el biólogo Humberto Maturana,
quien al poner en entredicho la capacidad del observador para acercarse a la realidad
y comprenderla con exacta identidad, introduce el concepto de subjetividad que la
caracteriza14. Así, indica Maturana que el lenguaje crea realidades y, consecuentemente
se adentra en la idea de que el mundo se construye a partir de subjetividades, trascendiendo, con Morín la concepción del científico social puro que es capaz de comprender
y transmitir en una cuadrícula, un mundo inamovible y único que opera independientemente del observador. Consecuentemente, invita a adentrarse en un terreno en el que
las distintas realidades tienen validez en un contexto determinado, al ser legitimadas
12 	
13 	
14 	

ICBF, 2008: Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias.
Morín, Édgar: “Introducción al pensamiento complejo”. México, D.F. Editorial Gedisa, 2004.
Maturana, Romesín, Humberto: “La Democracia es una obra de arte, Cooperativa editorial Magisterio e Instituto para
el Desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán, 2004”.

13
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

por el sentido que atribuye a ellas quien hace tales descripciones; es decir, el sentido es
el que otorga el carácter de verdad a las descripciones hechas en su operar en conversaciones, por un observador cualquiera.
De gran importancia para la comprensión de cualquier dilema humano es el apartado
que acaba de enunciarse, especialmente porque exige del científico social que tenga
interés en comprender y hacer propuestas para la transformación de un dilema o un fenómeno social, una postura que incorpora certidumbres e incertidumbres desde el “no
saber” que implica disponerse a conocer escuchando la voz y el sentido que los involucrados dan a sus vivencias. Alude pues, a una postura ética que abandona la vanidad
del saber científico para dar lugar a la co-construcción de nuevos saberes que validan al
otro y, a la vez, para construir con el mismo cualquier alternativa de solución al referido
dilema, en un entrelazamiento conversacional que otorga a cada actor importancia
y validez en el proceso. En ello consiste el proceso científico sugerido por los autores
que orientan este trabajo: en incorporar que su saber es limitado, que tiene fronteras y
que solo escuchando y construyendo con los interesados en el tema que se aborda, e
involucrándolos tanto en la comprensión del fenómeno como también en las posibles
salidas a este, podrá construirse una respuesta armónica, democrática y humana, que
vaya más allá de sus propios linderos. En el sentido de lo anunciado, cobra fuerza la frase
del Korzybski “el mapa no es el territorio”.

Capítulo

I

1.3.3. 	 Enfoque apreciativo
Esta teoría, al contrario de aquella que focaliza la dirección del cambio en la búsqueda
del problema centrándose en lo que está errado o dañado (aproximación que es coherente con la actitud histórica en los negocios americanos, que perciben los sistemas
humanos como máquinas, y a las partes –personas– como intercambiables entre sí),
asume que en cada pieza de arte hay belleza. El arte es una bella idea trasladada a una
forma concreta. Para David Cooperrider, su creador, las organizaciones son expresiones
de belleza y espíritu, así que no se puede desintegrar una organización para estudiar
sus piezas.

14

El Enfoque Apreciativo, adoptado en la comprensión y en la intervención en grupos sociales (empresas, familias, equipos, otros) sugiere buscar lo que funciona en una organización. El resultado tangible del proceso de investigación, es una serie de declaraciones
que describen dónde quiere estar el grupo, con base en los mejores momentos en los
que ya ha estado. Concibe que dado que las declaraciones se encuentran asentadas en
la experiencia real y la historia de las personas, la gente sabe cómo repetir este éxito,
creando una nueva energía que es positiva y sinérgica. Agrega que trabajar sobre los
“NOS” tiene potencial para producir un ambiente más bien negativo en la medida en
que sensibiliza al sentimiento de frustración e infecta negativamente la energía, en tanto que pensar prospectiva y positivamente sensibiliza en este sentido, inspira, genera
confianza y potencializa a los participantes en tales conversaciones. El enfoque apreciativo es, pues, una manera de ubicarse en la vida para ver lo que sí funciona y hacer
Referentes Epistemológicos

innovadora y participativamente más de lo mismo, en vez de quedarse en el fracaso
quizás también haciendo más de lo mismo que no funciona.
El autor introduce unas leyes o postulados del Enfoque Apreciativo, entre los que se
destacan:
1.	 “En todo sistema, organización o grupo, hay algo que sí funciona
2.	 Aquello en lo que nos enfocamos, se convierte en realidad
3.	 La realidad es creada en el momento, y hay múltiples realidades
4.	 El acto de plantear preguntas sobre una organización o grupo lo influencia en alguna manera
5.	 Las personas sienten mayor confianza y comodidad en el camino hacia el futuro (lo
desconocido) cuando llevan con ellos apartes de su pasado (lo conocido)
6.	 Si llevamos partes del pasado hacia delante, deberían ser lo mejor del pasado
7.	 Es importante valorar las diferencias
8.	 El lenguaje que usamos crea nuestra realidad”15
Para comprender el Enfoque Apreciativo es necesario entender el rol que juegan las
suposiciones en las organizaciones: los grupos se comportan de acuerdo a las reglas
del comportamiento grupal, conjunto de creencias compartidas; las suposiciones
conducen a que el grupo piense y actúe de determinadas maneras, constituyendo narrativas poderosas que se incorporan en la cultura del sistema, organización o grupo,
cerrando aparentemente la posibilidad de introducir nuevas formas de sentir, observar
o hacer, respecto de algo en particular. Este precepto se articula con el descrito por el
Biólogo Maturana en el sentido de que el lenguaje de ser construye y preceptúa que
las construcciones sociales circulantes en los grupos cobran identidad y dan sentido,
conformando su propia realidad.

Capítulo

I

El doctor Cooperrider plantea que focalizarse en lo que no funciona es una actitud sin
sentido que desgasta los sistemas sociales al llevarlos frecuentemente a centrarse por
ejemplo en un 94% de insatisfacción en vez de referirse al 6% de miembros que están
felices, para indagar acerca de lo que les condujo a este estado; señala que esta es una
manera simplista y cínica de abordar los problemas y, propone el reto de experimentar
el Enfoque Apreciativo abandonando la obsesión de aprender de nuestros errores para
aprender de nuestros éxitos. Indica que “realizando preguntas apreciativas también obtengo la información que necesito, pero la diferencia está en que la organización tiene
el conocimiento, la confianza, la inspiración confirmada de que han hecho cosas bien y
15 	

Sue Annis Hammond. Thin Book Publishing Co. 86 SW Century Drive PMB 446 Bend, or 97702 página web: www.
thinbook.com Material multicopiado, Sistemas Humanos, Bogotá, noviembre de 1998.

15
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

de que las seguirán haciendo en la medida en que tengan una conciencia más elevada
de lo que sí funciona. Y no solo yo obtengo el don de unos nuevos ojos sino que otros
lo obtienen también”.
El Enfoque Apreciativo se erige como teoría con herramientas y metodologías que incitan y provocan el florecimiento de los sistemas humanos en procesos participativos
incluyentes orientadores del éxito buscado. Implica, conforme a los postulados arriba
descritos, reconocer que en cualquier sistema organizado por seres vivos algo funciona
y que las realidades se construyen en el lenguaje. Este es un desafío de gran envergadura para quien quiera que desee aproximarse a la delincuencia juvenil y a su prevención,
pues la cultura ha impuesto al tema una mirada deficitaria que conduce es a la exclusión; pero mirar en forma apreciativa supone incluir al otro, esculcar en su relato y en su
contexto, construir con él a partir de sus fortalezas.

Capítulo

I

16
Capítulo

II

UNA APROXIMACIÓN
A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTES
Nota: El apartado 2.3 de este capítulo, se construyó conjuntamente con el Observatorio del Delito de la
Policía Nacional, adscrito a la Dirección de Investigación Criminal en el que participaron los investigadores: Patrullero Yeizon Andrés Duarte V., analista de investigación criminológica y Marta Lucía
Jiménez Bejarano, psicóloga16.

16

Agradecemos al Mayor Giovanni Aurelio Torres Guzmán-Jefe del Observatorio del Delito, por facilitar el trabajo conjunto Ministerio de Justicia-Policía Nacional, en torno a esta temática.
2.1. 	 Acerca de la delincuencia

C
Capítulo

II

omo se ha mencionado, el fenómeno de la delincuencia reviste una enorme
complejidad explicada en buena parte por el significado que en un Estado Social
de Derecho, los niños, las niñas y los adolescentes tienen en calidad de interés
superior de la sociedad. Dicha complejidad radica en que si bien su importancia reviste
tal magnitud, el Estado, la sociedad civil y la familia, no siempre reconocen este carácter,
pues en algunos casos no logran garantizar los derechos de esta población. Ocurre, así
mismo, que en algunos casos la vulneración de derechos de otras personas proviene
de actos delictivos que estos cometen, lo que además de paradójico se constituye en
un dilema ético para la sociedad entera. Una mirada reflexiva obliga a preguntarnos
entonces sobre por qué son el interés Superior de una Sociedad que a través de la Ley
1098 de 2006 así lo consideró17 y por tanto, a evaluar la efectividad de estrategias y
acciones orientadas a hacer válido este postulado en un marco de garantía de derechos
para todas las personas, en contraposición a enfoques y miradas eminentemente pasivas acerca de los niños y los adolescentes18; así como la llamada doctrina de la “Situación
Irregular” (García Méndez, 1991).

Cuenta de lo dicho atrás dan estudios como el de John Boswell19 al describir el significado del vocablo “infancia”, el cual por un largo lapso en el curso de la historia occidental
se asumió como una condición jurídica que implicaba permanecer bajo el control de
otro: “un padre, un señor, un marido… Surge la tentación de deducir de este vínculo
lingüístico, que los Niños y Jóvenes ocuparon la posición de esclavos, pero es más probable que la conexión verbal sea ligada al hecho de considerar que los propios roles
sociales (esclavo, siervo, siervo de la gleba, etc.) eran equivalentes al rol social de los
‘niños’, en cuanto a poder y condición jurídica, cualquiera fuera la edad de la persona”20.
17 	
18 	

19 	

18

20 	

Ley 1098 de 2006; Código de Infancia y Adolescencia; artículo 8.
García Méndez, E. señala en su trabajo Emilio García Méndez. “Niño abandonado, niño delincuente” algunos enfoques
de los siglos XIX y XX los cuales se concretan en el llamado modelo “Proteccionista-Salvacionista”, uno de cuyos principales efectos ha sido la marginalidad. Así mismo establece tres categorías sociales más afectadas por el fenómeno
de la marginalidad: quienes no logran acceder o son expulsados del mercado de trabajo, las mujeres y la infancia.
De la primera categoría da cuenta un sistema mixto represivo-caritativo que se activa a través de la vieja y extendida
distinción entre pobres potencialmente aptos o no para el trabajo. Las mujeres, subsumidas como fuerza auxiliar de
reproducción del trabajo, resultan ignoradas en cuanto a política social y habrá que esperar todavía varias décadas
para que su colocación marginal sea percibida como un verdadero problema social.
Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado en García Méndez,
Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral”.
Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado por García Méndez,
Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral,
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

Un cambio radical de esta concepción plantea entonces la doctrina de la Protección
Integral a los derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, lo cual será analizado de manera más amplia posteriormente. Cabe aquí sin embargo, reconocer la delincuencia
en Jóvenes y Adolescentes como resultado de múltiples factores individuales, pero
también familiares y sociales. Como lo señala García Vásquez “las teorías del desarrollo
social sostienen que el comportamiento de los jóvenes se encuentra muy influenciado
por los vínculos que desarrollan con los grupos sociales más importantes en sus vidas:
familia, escuela, grupo de amigos y comunidad”21, a partir de los cuales construyen su
desarrollo basado en comportamientos prosociales o en su defecto, antisociales (ICBF,
2008; Vásquez González C., 2003). Las etapas tempranas de la vida son el escenario de
aprendizaje y construcción del desarrollo futuro. Diversos autores coinciden al identificar como normales, comportamientos antisociales en niños, niñas y adolescentes22 en
tanto se constituyen en parte de su proceso de formación, crecimiento y aprendizaje.
“Una minoría de esos Niños y Adolescentes, generalmente autores de delitos más graves y frecuentes, tienen más posibilidades de convertirse en delincuentes habituales,
que los que comienzan a edades más tardías”23.

2.1.1.	 Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia
Se podría pensar que es amplio el consenso en muchos estudiosos y académicos de la
Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes, al identificarlo como un fenómeno multidimensional. Vale señalar que para muchos autores este fenómeno encuentra sus explicaciones
principalmente en factores individuales o generados en ámbitos muy próximos a estos,
como la familia o la escuela. Otros autores la consideran como un fenómeno social en tanto se explica por las dinámicas propias de los sistemas económicos, políticos y sociales24
(PNUD, 1999; Emmerich Norberto, 2011; Andrei Valdenegro B., 2005), donde enfrentan
dificultades de acceso y permanencia en sus estudios25, pero no encuentran empleos
de calidad y pasan de la ocasionalidad laboral a un estado de desempleo26. Estas y otras
circunstancias hacen de los jóvenes presa fácil de la delincuencia organizada, donde
encuentran además de “opciones” económicas, aceptación, validación. Se podría decir

21 	
22 	

23 	

24 	

25 	

26 	

documento de trabajo para el Seminario La legislación de menores en América Latina: una doctrina en situación irregular.
Vásquez González, Carlos: “Predicción y Prevención de la Delincuencia según las Teorías del Desarrollo”.
Vásquez González (2003) cita los trabajos de Huizinga, Loeber, Thornberry y Cothern, 2000. Así mismo, los ensayos
de autores como Heckman, Masterov y Cunha, señalan reiteradamente estas etapas tempranas como de enorme
importancia en la construcción del desarrollo posterior.
Vásquez González alude aquí a los trabajos de Farrington, 1997; Howell, 1997; Wasserman, Miller y Cothern, 2000;
Loeber y Farrington, 2000; Burns, Howell et al., 2003.
Se destacan los trabajos de Carlos Vásquez González; Andreis Valdenegro Boris Psychosocial Factors Associated to the
Juvenile Delinquency, PSYKHE 2005, Vol.14, Nº 2, 33 - 42, Chile.
Resultados de la Encuesta de Deserción Escolar señalan entre algunos factores que afectan el acceso y la retención
entre otros, la distancia de colegios, problemas económicos y dificultades académicas, entre las causas de abandono.
MEN, Encuesta de Deserción Escolar, 2011.
Esta expresión NI-NI se acuñó por primera vez por el gobierno británico (NEET) para calificar un preocupante grupo de
población en aumento entre 14 y 26 años, que no están vinculados al sistema educativo ni vinculados a actividades
laborales o productivas. Esto como expresión de fenómenos como la deserción escolar, la baja calidad educativa y la
falta de oportunidades laborales para los jóvenes.

Capítulo

II

19
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

que son el eslabón más débil (y probablemente más visibilizado)27 de una mayor cadena
delictiva. “El crimen ofrece a estos Niños y Niñas las recompensas, el reconocimiento y el
dinero que no encuentran en la sociedad de manera legal. Además, el narcotráfico está
teniendo un impacto cultural sobre Niños y Niñas que quieren convertirse en líderes de
un grupo criminal, exaltan los actos de los narcotraficantes y quieren emularlos”… “La
pandilla local es normalmente la manera más sencilla para Niños y Niñas de entrar en
interacción sistemática con el crimen organizado”28.

Capítulo

II

El Modelo de Desarrollo Social es un instrumento analítico que permite explorar los factores y causas de la delincuencia que se hace manifiesta en Adolescentes y Jóvenes29;
sugiere que el desarrollo de comportamientos prosociales o antisociales de jóvenes y
adolescentes está afectado en parte por el grado de involucramiento y relación que
tengan con amigos, así como por el grado de prosocialidad que estos manifiesten. Están
involucrados en esta mayor o menor prosocialidad de los comportamientos en Jóvenes
y Adolescentes “la habilidad, los costos y recompensas que requiere esa interacción
(teoría del aprendizaje social), y la mayor o menor vinculación que los jóvenes adquieran con individuos prosociales o antisociales (teoría del control social)”30. La interacción
de unos y otros factores tiene la misma lógica, de suerte que frente a las implicaciones
de algunos factores de riesgo de consumo de sustancias psicoactivas o de delinquir, es
posible prevenirlos a través de la promoción de vínculos sólidos que se crean desde la
primera infancia con la familia, y con la escuela31 y construyendo habilidades sociales
en Niños y Niñas, para alcanzar relaciones prosociales. Su impacto se evidencia de una
parte en la reducción del riesgo de incurrir en delito, pero también en altas tasas de
retorno para la inversión pública social como expresión del llamado logro colectivo. James Heckman, premio Nobel de Economía 2000 señala que “Un momento crítico para
formar la productividad es desde el nacimiento hasta los 5 años, cuando el cerebro se
desarrolla rápidamente para construir el fundamento del conocimiento y habilidades
necesarias en el carácter para conseguir el éxito en la escuela, la salud, la carrera y la
vida. La educación preescolar fomenta las habilidades cognitivas, junto con la atención,
27 	

28 	

29 	

30 	
31 	

20

Algunos expertos señalan que los factores sociales explicativos del fenómeno de la delincuencia juvenil, asocian tales
hechos delictivos con acciones y organizaciones más amplias como las bandas criminales y con el crimen organizado.
No obstante, pareciera generalizada la percepción que los medios proveen acerca de una delincuencia de jóvenes y
adolescentes creciente, aislada, independiente y autónoma.
Emmerich Norberto, “Cruce de fuego: niños, niñas y adolescentes en el narcotráfico mexicano”; Documentos de
Trabajo No. 274; Universidad Facultad de Estudios para Graduados; Doctorado en Ciencia Política; Universidad de
Belgrano; Buenos Aires; noviembre 2011.
Este apartado es una descripción de los análisis que elaboró Carlos Vásquez González (2003) en su documento “Predicción y prevención de la delincuencia, al modelo de desarrollo social como herramienta eficaz para la comprensión
de este fenómeno”, que tal y como lo describe ha sido elaborado por Catalano y Hawkins (1996), a partir de una integración de la teoría de la asociación diferencial (Cressey, 1953; Matsueda, 1988), la teoría del control social (Hirschi,
1969) y la del aprendizaje social (Bandura, 1977). (Howell, 1997; Battin-Pearson et al., 1998).
Vásquez González, op. cit.
El Modelo de Comportamientos Prosociales validado por el ICBF, despliega un amplio análisis sobre la posibilidad de
prevención de comportamientos agresivos en Niños y Niñas en primera infancia, en particular, entre los 3 y los 6 años
de edad, basado en diagnósticos tempranos y trabajando con integrantes de los ámbitos donde su vida transcurre:
maestras (os), cuidadoras (es), padres y madres y otros parientes.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

la motivación, el autocontrol y la sociabilidad, las habilidades de carácter, convierten el
conocimiento en “saber cómo” y a personas en ciudadanos productivos”32.
La fortaleza de las intervenciones tempranas33 como promoción de factores protectores
a la delincuencia en la Juventud y la Adolescencia, va más allá del desarrollo de habilidades cognitivas y sociales de quienes son sus beneficiarios directos. La posibilidad de
fortalecer el desarrollo descansa en la evidencia de su impacto intergeneracional sobre
los hijos que tendrán los Niños y Niñas a quienes se hace la intervención hoy:
“… Las intervenciones tempranas que parcialmente remedian los efectos de ambientes
adversos, pueden reversar en algo el daño de la desventaja y tener una alta tasa económica de retorno. Estas no solo benefician a los mismos Niños y Niñas, sino también a sus
hijos, así como a la sociedad en general. La inversión en Niños y Niñas en situaciones adversas es una inusual política pública sin que implique una disyuntiva entre la eficiencia
y la equidad. Reduce la desigualdad ocasionada por las diferencias al nacer y al mismo
tiempo incrementa la productividad de la sociedad en su conjunto”34.
Tales análisis sustentan la importancia de la detección y prevención en etapas tempranas de la vida de comportamientos agresivos que se constituyen posteriormente
en factores de riesgo a la delincuencia. El Modelo de Comportamientos Prosociales
de Colombia reconoce a partir del modelo ecológico que comprender y percibir a las
personas participantes como sujetos sociales en interacción con una serie de recursos
y posibilidades de cambio y transformación35 son fortalezas a través de las cuales es
posible identificar los factores protectores36.

Capítulo

II

La obra del profesor Vásquez González37 provee una amplia descripción y análisis de
trabajos longitudinales que han observado a niños, niñas, jóvenes y adolescentes en sus
ámbitos cotidianos como el escolar. De particular importancia son los análisis contenidos en “The Pittsburgh Youth Study”, The Rochester Youth Development Study” y “The
32 	
33 	

34 	

35 	

36 	

37 	

Heckman, James. J., en www.heckmanequation.org.
Si bien, en este apartado nos referimos a las intervenciones tempranas como las que se desarrollan en la primera
infancia, no siempre el concepto alude a este ciclo etario, ya que las intervenciones tempranas pueden aludir en otro
contexto narrativo, a otras edades vitales.
The Productivity Argument for Investing in Young Children* James J. Heckman and Dimitriy V. Masterov. Esta conferencia fue galardonada con el “T.W. Schultz Award Lecture” en el marco de la reunión anual del “Allied Social Sciences
Association” (la traducción es nuestra). Chicago, 2007, http://jenni.uchicago.edu/Invest/.
ICBF, “Promoción de Comportamientos Prosociales con las Familias; Niños y Niñas de 4 a 6 años: Una alternativa para
la prevención de la agresión en la Primera Infancia”; Documento Conceptual; segunda edición, 2010.
Se destacan en el análisis de factores de riesgo y protectores los análisis longitudinales tales como The Denver Youth
Survey, que trabajó con 1.527 chicos y chicas procedentes de barrios de alto riesgo de Denver, quienes en 1987 tenían
7, 9, 11, 13 y 15 años, dirigido por David Huizinga en la Universidad de Colorado; The Rochester Youth Development
Study, dirigido por Terence P. Thornberry en la Universidad de Albany, y The Pittsburgh Youth Study. Estas tres encuestas longitudinales hacen parte de un estudio más amplio: The Program of Research on the Causes and Correlates
of Delinquency, iniciado en 1986 por The Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention (OJJDP).
Investigador y estudioso de la temática de delincuencia juvenil, es licenciado en Derecho y doctor de la UNAD. En su
trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil abordó un amplio espectro de trabajos, autores e
investigaciones inscritos en las teorías del desarrollo social.

21
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Denver Youth Survey”38. Según investigadores como Huizinga, Loeber y Thornberry,
quienes a través de sus estudios longitudinales examinaron ampliamente factores de
riesgo y protectores, los “mejores factores predictores para un adecuado desarrollo en
la adolescencia tienen que ver con el tener amigos con un comportamiento convencional, una familia estable y un adecuado control paterno, positivas expectativas de futuro
y no tener amigos delincuentes”39.
Por su parte, The Pittsburgh Youth Study observó a una muestra de personas en diferentes grados en colegios públicos por más de diez años, con el propósito de indagar
por qué estos se involucran en actos delictivos. Como factores individuales, el estudio
pudo identificar la impulsividad, el coeficiente intelectual y la personalidad. Dentro de
los factores de riesgo desde la familia, estos se relacionan con un cuidado y atención
deficientes, comunicación precaria y abuso verbal y físico. El estudio identifica como
factores de riesgo el estatus socioeconómico o habitar en barrios conflictivos.

Capítulo

II

The Rochester Youth Development Study que se aplicó a un grupo de estudiantes considerados en alto riesgo de delinquir y de consumo de SPA encuentra en los vínculos
afectivos y la retención escolar factores protectores potentes para la prevención de la
delincuencia en adolescentes y jóvenes. Concretamente, el estudio concluye que “los
niños que tienen un mayor grado de cariño y compromiso con sus padres tienen menos implicación en actividades delictivas; un pobre rendimiento escolar se encuentra
asociado con un incremento en implicaciones delictivas y de consumo de drogas; la
asociación con amigos delincuentes hace más fuerte y consistente la relación con la
delincuencia…”40.

2.2.	 Prevención para quién y prevención para qué
Para los fines de este estudio, la pregunta sobre a quiénes va dirigida la prevención y
con qué propósito, delinea el alcance de la Política de Prevención de la Delincuencia Juvenil, de la que esta investigación es insumo: dicho alcance se concreta en la prevención
secundaria y la prevención terciaria. Es así que la prevención tiene como interlocutores
a niños, niñas y adolescentes que se encuentran en riesgo de delinquir, a sus familias y
redes y a quienes integran los sistemas relacionados directamente con estos.
De manera coherente con los análisis y resultados de investigaciones como los mencionados en el anterior numeral, el riesgo de delinquir puede explicarse también por
factores inherentes al individuo o por factores que ganan espacio en sus ámbitos cotidianos. En este sentido, la familia como su contexto primario es potencialmente un ámbito de prevención secundaria cuando interviene tempranamente en sus niños y niñas
(primera infancia), para que desarrollen capacidades que se constituyen en el trayecto
38 	

22

39 	
40 	

Carlos Vásquez González en su trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil, op. cit., destaca los
análisis de Tremblay y Craig, 1995; Lipsey y Derzon, 1998.
Vásquez González Carlos, Op. cit.
Browning, Thornberry y Porter, 1999, citados en Vásquez González Carlos; Op. cit.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

de su niñez, adolescencia y juventud en factores que los distancian de la probabilidad
de delinquir41. No obstante, este proceso en algunas familias enfrenta condiciones de
vulnerabilidad que justificaría más claramente intervenciones tempranas como prevención secundaria de la delincuencia.
La familia en tanto se constituye en un complejo entramado de vínculos que conforman
relaciones y redes es determinante en la construcción de factores que propicien el riesgo
de delinquir o factores que protejan a los niños desde temprana edad de incurrir en actos delictivos. Cada familia se mueve en el devenir de los recursos y los acontecimientos
que le son propios y conforman su “mundo privado”. La vulnerabilidad puede provenir
de diferentes causas, de diferente forma y con diferente intensidad. Sin embargo, es
probable que niños y niñas en primera infancia cuyos padres sean adolescentes o que
sean víctimas de maltrato y violencia intrafamiliar –entre otros varios factores– puedan
moverse posteriormente hacia lo delictivo. Las intervenciones durante los primeros
años de vida, que garantizan el desarrollo de sus capacidades, los distanciarán de la
delincuencia, dado el claro impacto sobre su desarrollo. Estas intervenciones, entonces,
deben involucrar a la familia como un actor central teniendo en cuenta que es un ámbito vital de los niños y niñas en primera infancia, no solo porque es tal vez el espacio
donde transcurre la mayor parte de su vida, sino porque la posibilidad de aprehender
el mundo de afuera depende de las fortalezas que este mundo de lo privado les provea.
Intervenciones en otros ámbitos como el barrio, la escuela, la calle, donde el riesgo de
delinquir es latente, son también parte de la intervención secundaria. En este sentido,
los sistemas escolares cumplen roles centrales en esta prevención en tanto deben promover el acceso de niñas, niños, adolescentes y jóvenes al ámbito educativo, así como
definir estrategias y mecanismos que los retengan dentro del sistema escolar. Tal vez
sea esta la permanencia de los jóvenes y los adolescentes uno de los mayores desafíos
de un sistema escolar, pues se trata de una población fuertemente apuntalada desde
diferentes problemáticas económicas y sociales como el desempleo o la ausencia de
recursos, que mezcladas con las “nuevas lógicas” económicas (microtráfico, porte ilegal
de armas, distribución de sustancias psicoactivas…) la presiona al abandono escolar.

Capítulo

II

La prevención secundaria, entonces, es para que los niños, las niñas, jóvenes y adolescentes que aún no han ingresado a un sistema de responsabilidad penal no se involucren en actos delictivos, o para que se distancien de ellos.
En el caso de adolescentes y jóvenes que han pasado o se encuentran en el Sistema
de Responsabilidad Penal, la prevención se realiza de manera directa en el ámbito institucional y de manera indirecta pero con igual fuerza e interés en otros ámbitos que
en la prevención secundaria son centrales, como el familiar, el escolar o el barrial. Esto
significa que el hábitat para esta prevención terciaria no ocurre principalmente en los
41 	

La Estrategia “Cero a Siempre”, promovida desde la Presidencia de la República, se centra en la atención en aspectos
claves que son propios de la primera infancia, pero que tienen un alto impacto en el desarrollo futuro de los niños y
niñas.

23
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

que fueron sus contextos cotidianos, estos se reorganizan y recomponen en torno a un
contexto institucional donde transcurre la sanción.
La prevención terciaria tiene el propósito, por tanto, de evitar la reincidencia de adolescentes y jóvenes en el mismo delito o en delitos más graves aún. En el marco de
esta prevención, adquiere sentido el enfoque pedagógico que implica asumir la responsabilidad de un delito cometido y por tanto la finalidad de restaurar el daño. En este
marco, es parte de la prevención terciaria el seguimiento y acompañamiento a aquellas
personas jóvenes y adolescentes que egresan del Sistema de Responsabilidad Penal, o
posegreso, como una fase clave de reconstrucción de su proyecto de vida y de reinserción en su comunidad.

2.3. 	 Una mirada a las cifras disponibles
Introducción

Capítulo

II

Como se mencionó en el capítulo II, el hecho de que los adolescentes y jóvenes cometan delitos está relacionado con esa unidad compleja compuesta por factores de riesgo
y factores protectores que promueven o inhiben este fenómeno. Si bien dichos factores
son opuestos, son también interdependientes entre sí; cuanto más protección ofrezcan
para prevenir la delincuencia, más débiles son los factores de riesgo. En este sentido, se
espera de la política pública la capacidad de diseñar y promover estrategias y acciones
que fortalezcan en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus entornos estrategias de
afrontamiento que los distancien de la delincuencia.
En el caso específico de Colombia, la información para 15 ciudades sobre aprehensiones
realizadas por la Policía Nacional entre 2003 y 2013, proveniente del Sistema Estadístico
Delincuencial y Contravencional (Siedco), ofrece una aproximación sobre lo que puede
ser esa relación entre los factores protectores y los de de riesgo, expresada en la vinculación a delitos por parte de niños, niñas y adolescentes y jóvenes entre 6 y 26 años de
edad.
En este numeral entonces se analiza la información reportada sobre delitos, para dos
grupos de edad: de 14 a 18 años y de 19 a 26 años, según cuatro principales tipos: 1º.
Fabricación, porte o tráfico de estupefacientes; 2º. Hurto a personas; 3º. Fabricación,
porte o tráfico de armas; y 4º. Lesiones personales. Aunque no hace parte de los primeros delitos, se incluyó en estas observaciones el de homicidio común.

24

Desde la prevención secundaria del delito, se analizan los datos disponibles sobre la
población de 6 a 13 años que es conducida por la Policía Nacional ante las Defensorías
de Familia por hallarse en circunstancias especiales asociadas a conductas punibles.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

Acerca del delito y los hechos punibles
La riqueza de los datos disponibles permite un amplio análisis sobre los hechos punibles
y los delitos cometidos por esta población, que enfocados desde los derechos planteados por la Constitución Política como mínimos para alcanzar la condición de dignidad
humana, son probablemente un indicio de vulneración de esta condición. Se infiere,
por lo que indican los datos, que muchos niños, niñas y adolescentes una vez se han
vinculado al trabajo no valoran la educación como una opción de vida42. De otra parte, y
ligado a lo anterior, es probable que estos sean uno de los proveedores o el proveedor
principal en sus familias y que además en el momento de ser registrada esta información
hayan trabajado anteriormente. Por tanto, los derechos a la protección concretados en
el derecho a contar con una familia que dé afecto y cuidado se ven trastocados al ser
ellos los principales garantes de estos, realizando actividades económicas, propias de
adultos.
En un intento por responder a la pregunta acerca de por qué delinquen los niños, niñas
y adolescentes, un amplio abanico de explicaciones surge. A partir de la teoría de la
asociación diferencial, el delito se explica como un fenómeno que se aprende de los
entornos más cercanos, razón por la cual puede inferirse que como en todo lo que se
aprende, se pueden perfeccionar las técnicas y puede llegar a permitir una escalada
delictiva. Así mismo, cuando el delito es una condición arraigada dentro del sistema
cultural y de valores en el que crece un menor de edad, suele existir la creencia de que
no se está violando ningún código social porque esa actividad se convierte en algo cotidiano, lo cual la legitima para ellos.

Capítulo

II

Ahora bien, es necesario tener en cuenta que la comisión del delito está mediada por
diferentes factores que son determinantes. En este caso puede hablarse de la necesidad
económica, que es por lo general la principal motivación que lleva a que el individuo
delinca; de otro modo también influye la facilidad que se tiene para cometer el delito,
por ejemplo si se posee un arma, o si el sitio en el que delinque presenta condiciones
apropiadas para hacerlo, para esconderse o escapar; y finalmente, la experiencia previa
que se tiene con el delito, directa en caso de que sea de parte de un familiar o un par
cercano, o indirecta cuando surge por información de terceros. Así mismo es necesario
tener en cuenta dentro de este punto que la manera en la que opera la mayor parte de
delitos cambia dependiendo de las oportunidades que estos brindan, es decir, algunos
delitos permiten que la persona opere sola, con compañía e incluso otros requieren la
organización de grupos que llevan a cabo todo el “trabajo”. Adicionalmente, es frecuente encontrar el desconocimiento que se tiene de las implicaciones penales, familiares y
sociales que conlleva la comisión de cualquier delito.
42 	

En revisión bibliográfica y diálogos con expertos, se establece coincidencia con esta afirmación que indica que los
niños, niñas y adolescentes tienen mayor probabilidad de abandonar sus estudios cuando perciben ingresos.

25
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Niños y niñas sujetos de protección integral como interés superior de la Sociedad
sin responsabilidad penal (de 6 a 13 años de edad)
Hablar de la población entre 6 y 13 años implica partir de los acuerdos internacionales y
de la Carta Política nacional que los reconoce como interés superior de toda la sociedad,
lo que obliga a analizar el tema desde lo planteado en el artículo 142 de la Ley 1098 de
2006, que señala: “Sin perjuicio de la responsabilidad civil de los padres o representantes legales, así como la responsabilidad penal (…), las personas menores de 14 años
no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente, privadas de libertad, bajo
denuncia o sindicación de haber cometido una conducta punible. La persona de catorce (14) años deberá ser entregada inmediatamente por la Policía de Infancia y Adolescencia ante la autoridad competente para la verificación de la garantía de sus derechos
de acuerdo con lo establecido por esta ley. La Policía procederá a su identificación y a la
recolección de los datos de la conducta punible”.

Capítulo

II

26

Al no tener responsabilidad de tipo penal, entran en proceso de restablecimiento de derechos, en coherencia con el artículo 9º del mismo código, que señala: “En todo acto,
decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que deba adoptarse
con relación a niños, niñas o adolescentes, prevalecerán sus derechos”. Probablemente
es en esta cohorte de edad donde con mayor claridad se observa la importancia de la
prevención secundaria que implica para la sociedad entera proteger desde una mirada
corresponsable su interés superior (ver capítulo I de este estudio).
El fenómeno del quinto grado
El hecho de que una población en este rango sea registrada por la policía por hechos
punibles y llevada para la verificación de sus derechos ante las defensorías de familia
pone en tela de juicio la construcción de factores preventivos en las primeras etapas
de vida. Visto desde los derechos al desarrollo, estas estadísticas invitan a una reflexión
más profunda que aproxime alguna explicación sobre por qué cerca de la mitad de esta
población tiene quinto grado de escolaridad. Esta información es preocupante en sí
misma, pero lo es aún más porque es una constante en todas las cohortes de edad que se
analizan en este estudio, como se verá más adelante.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

Gráfico 1. 	 Grado de Escolaridad al momento de ser puestos a disposición de la Defensoría de Familia 		
	
(Niños, Niñas 6 a 13 años)

1.600
1.400
1.200
1.000
800
600
400
200

NOVENO

OCTAVO

SÉPTIMO

SEXTO

QUINTO

CUARTO

TERCERO

SEGUNDO

PRIMERO

ANALFABET0

-

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

Tal como se mencionó líneas arriba, el punto más alto de los hechos punibles registrados por la policía ocurre en personas cuya escolaridad está en quinto grado, justo
cuando concluye la básica primaria, que representa cerca del 50% del total de registro
en estas edades. En opinión de algunos investigadores, una posible explicación está en
el hecho de que a esta edad son presa fácil de la delincuencia, pues no son tan pequeños
que no puedan asumir estas “tareas”, pero a su vez no tan grandes como para preguntar
o cuestionar las instrucciones y la naturaleza de estas. Es evidente que por estas particularidades propias de la edad, esta población es objeto de fácil instrumentalización en
las diversas dinámicas delictivas y por ello merece un tratamiento especial que incluya
además observar la responsabilidad del entorno cercano y a adultos relacionados con
ellos43.

Capítulo

II

Alcanzar el quinto grado es considerado por diferentes análisis como un logro y ha sido
señalado como uno de los Objetivos del Milenio44; es probablemente para muchos el
nivel máximo alcanzable de escolaridad ya que el sexto grado da cuenta de una gran
deserción como lo indican los resultados de la Encuesta Nacional de Deserción Escolar45,
que revela que esta ocurre principalmente en los grados primero y sexto. Algunas po43 	

44 	
45 	

Investigadores del Observatorio del Delito de la Policía Nacional señalan que de acuerdo con su experiencia, la vinculación en actos delictivos de NNA en este rango ocurre principalmente en el límite superior de este.
La Meta del Segundo Objetivo del Milenio es alcanzar la Universalización de la Básica Primaria
Ministerio de Educación Nacional, “Encuesta de Deserción Escolar”, 2011.

27
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

sibles explicaciones del abandono del sistema educativo se relacionan con el hecho de
que no son pocos quienes en este rango de edad ya son proveedores en sus familias y
necesitan conseguir ingresos; resulta entonces interesante vincular esto con los procesos de transformación en el cuidado en las familias y de sus estructuras.

Capítulo

II

la Encuesta de Demografía y Salud de año 201046 señala para la población entre 5 y 14
años que cerca del 60% de los encuestados viven solo con la madre, aunque tienen el
padre vivo, al tiempo que menos del 9% viven solo con el padre teniendo viva la madre.
Si a esto se le agrega que el 57,5% de los niños y niñas por debajo de los seis años no
asiste a ninguna institución porque son cuidados en casa, es necesario considerar en un
análisis de prevención del delito las transformaciones en las estructuras del cuidado,
relacionadas en parte con la participación creciente de las mujeres en el mercado laboral, ocasionando a su vez enormes transformaciones en las lógicas de protección en
el interior de sus hogares y en la estructura familiar. Nuevos cuidadores y cuidadoras
surgen entonces cuando los adultos salen en busca de ingresos al mercado laboral: cerca de un 25% de las madres con niños y niñas menores de 5 años los llevan con ellas47;
el 39,7% son atendidos por sus abuelos en la zona urbana y el 35,5% en la rural; en el
10% de los casos, el cuidado es asumido por otros parientes, y en la zona urbana solo el
8,9% se quedan junto al cónyuge de la madre. Llama la atención cómo en estas nuevas
estructuras del cuidado no solo los adultos mayores son parte esencial de este, también
los niños y niñas son cuidadores de sus hermanas y hermanos pequeños, especialmente
estas: la encuesta reporta que en el área rural cerca del 7% de los niños y niñas menores
de 5 años son cuidados por la niña mayor y el 1,5% son cuidados por el niño mayor48. En
este punto vale la pena señalar el desafío que dicha situación plantea al sistema educativo en razón a la pérdida de niños y niñas en quinto de primaria; así mismo, se presenta
un desafío a las familias, para que entre los dos sectores con una acción estatal decidida
aseguren que los niños y niñas logren superar el quinto grado y llegar al bachillerato,
rompiendo así con el ciclo que los expulsa del sistema educativo.
La actividad principal
La información recopilada por la Policía Nacional responde –entre otras cosas– a la
pregunta sobre la actividad principal. Resulta sorprendente encontrar para este rango
de edad 500 casos de niños, niñas y adolescentes que se clasifican como “desempleados”, 371 son estudiantes, y 100 identifican la delincuencia como su actividad
principal. Es importante sin embargo señalar que casi la mitad de los niños y niñas
no identifican la realización de actividades específicas en su vida cotidiana, de suerte
que solo un porcentaje mínimo (4,8%) considera que sus actividades desarrolladas se
asocian al delito.
46 	
47 	

28

48 	

Profamilia et al., “Encuesta Nacional de Demografía y Salud; Bogotá, 2010.
La ENDS señala que el 65% de las mujeres encuestadas trabajan en ventas y servicios. Solo 2,5% trabajan como profesionales, técnicas o gerentes.
Profamilia et al., ENDS, Op. cit., 2010.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

No menos importante es la cifra de 500 “desempleados”, antes mencionada, en edades
donde la vinculación laboral se considera explotación laboral o, dependiendo de la actividad, en las peores formas de trabajo infantil (PFTI). La normatividad establece como
trabajo infantil “… toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios,
realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica (…) por
personas menores de 18 años de edad”49. A su vez, el artículo 3º del Convenio 182 de
1999 con la OIT determina dentro de las PFTI “La utilización, el reclutamiento o la oferta
de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico
de estupefacientes”50. De la misma manera, la Ley 1098 de 2006 señala que “la edad
mínima de admisión al trabajo es a los quince años (…) excepcionalmente los niños,
niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de la Inspección del Trabajo, o en
su defecto el ente territorial local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo artístico, cultural, recreativo y deportivo. La autorización establecerá (…) las condiciones
en que esta actividad debe llevarse a cabo. En ningún caso el permiso excederá las (14)
horas semanales”51.
Un dato interesante y que debe ser objeto de una mayor reflexión es que solo en dos
casos quienes fueron conducidos por la policía ante la autoridad competente reconocen que su principal actividad es el deporte. Sin desmedro del principio fundamental
que emana de acuerdos y convenciones internacionales que indica que “Los Niños al
Colegio, los Padres al Trabajo” y que representa la prioridad de la educación como actividad para estos años de vida, es interesante recoger del análisis cualitativo cómo en
opinión de diversos actores se reconoce claramente el uso del tiempo libre y el deporte
en particular como un factor preventivo del delito.

Capítulo

II

Los resultados descritos para una población que no tiene responsabilidad penal ponen
de manifiesto el papel central que debe cumplir la prevención secundaria orientada a
evitar no solo que aparezca, sino también evitar una escalada de factores de riesgo en
personas que desde temprana edad se han involucrado con este. Se presenta aquí un
enorme desafío para las instituciones entre cuya misión están la protección de la familia
y la garantía del derecho al desarrollo, en el sentido de asegurar que esta población
disponga de programas y oferta de servicios suficiente, para que se alcance el adecuado
desarrollo de sus capacidades y que la dote con suficientes elementos para continuar
desarrollando un proyecto de vida valioso, lo que implica entre otras cosas ir más allá
del quinto grado de primaria.
49 	

50 	

51 	

Ministerio del Trabajo et al., “Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y
Proteger al Joven Trabajador”-2008-2015. Comité Interinstitucional-Secretaría Técnica.
El Convenio 182 de 1999 de la OIT fue adoptado en Colombia mediante la Ley 704 de 2001, declarado exequible por
la Corte Constitucional en 2002 y ratificado en 2001, mediante el cual ingresó formalmente al bloque de constitucionalidad.
Artículo 35 de la Ley 1098 de 2006.

29
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Adolescentes sujetos de protección integral como interés superior de la sociedad
y con responsabilidad penal (de 14 a 18 años de edad)
De acuerdo con el número de aprehensiones, los delitos en este grupo de edad son
similares a los correspondientes al grupo de menores de 14 años. Es decir, el hurto y
la fabricación, tráfico o porte de estupefacientes están a lo largo de 10 años, muy por
encima del resto de delitos. Sin embargo, vale la pena mencionar que en esta población
que tiene responsabilidad penal, el hurto a personas desciende considerablemente a
partir del año 2006. Tal vez un poco prematuro sería explicarlo como efecto de la Ley
109852; sin embargo, en los años posteriores este delito desciende y se mantiene relativamente estable hasta el 2012 (pasando de 11.000 aprehensiones en 2006 a 6.700 en
2012), muy probablemente como resultado de la puesta en marcha del SRPA. A partir
de 2012 el hurto a personas ostenta un crecimiento que no alcanza los niveles del año
2006; comportamiento similar presenta lo relacionado con estupefacientes.
Por su parte, delitos como la fabricación, porte o tráfico ilegal de armas tienen un
comportamiento estable sin aumentos o picos pronunciados a lo largo de la década.
Lesiones personales y homicidios dan cuenta de un número de aprehensiones considerablemente menor que el de estupefacientes o hurto a personas (ver gráfica).

Capítulo

II

Gráfico 2. 	 Recomposición de los cuatro principales delitos y el Homicidio en Adolescentes
	
entre 14 y 18 años - Número de Aprehensiones. (2003-2013)

12000
10000
8000
6000
4000
2000
0

2003

2004

2005

Delitos
Hurto a personas
Homicidio

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

Fabricación, porte y tráfico de armas
Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes
Lesiones personales

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

30

52 	

La Ley 1098 fue sancionada en noviembre de 2006, y su implementación paulatina comenzó en marzo de 2007.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

Estas cifras guardan coherencia con lo planteado desde el análisis cualitativo por diversos actores, entre ellos adolescentes en riesgo o que han pasado por el SRPA, y quienes
dan cuenta del papel que juega en el delito y en la incidencia de este el narcotráfico y
su manifestación en los espacios de su vida cotidiana, a través del microtráfico y sus
dinámicas (ver numeral 4.2.3).
De otra parte, es interesante señalar que para quienes han estado vinculados más de
una vez al SRPA, hay un conocimiento adquirido sobre cómo funciona el Sistema, de
suerte que, como señalan algunos expertos53, el delito y sus procesos de penalización
pueden llegar a ser parte de su vida. Esto es una señal muy importante para la prevención terciaria, en tanto las posibilidades de separar su proyecto de vida del delito
se alejan con la reincidencia. Tales reflexiones son relevantes a esta edad porque son
muchos los casos de aprehensiones que se reportan.
El fenómeno del undécimo grado
Retomando el análisis sobre los niveles de escolaridad de quienes han sido aprehendidos
por la Policía Nacional durante el período 2003-2013, a medida que el estudio analiza
rangos de edad más altos, se observa que la mayor proporción de aprehensiones ocurre
en personas con escolaridad en los grados quinto y once, es decir, al final de los ciclos
educativos. Ya en el análisis cualitativo se sugirió que pareciera configurarse una red de
conversaciones que dictamina la finalización de estos ciclos para dar comienzo a otros
que no tienen que ver con la escolaridad y frente a los cuales ni el sistema educativo, ni
las familias, ni el Estado tienen una estrategia que logre mantener a los niños, niñas y
adolescentes en la ruta del conocimiento que privilegia sus capacidades y conlleva una
vida valiosa. Algunas posibles explicaciones a la relación entre los mayores casos de
delitos en personas con primaria o con bachillerato pueden encontrarse en la reducción
de oferta de cupos para la básica secundaria y universitarios (técnicos y tecnológicos),
así como en la falta de información que se tiene de acceso a la educación superior, en
particular en ciudades intermedias y pequeñas.

Capítulo

II

Para este grupo de edad las mayores aprehensiones continuaron registrándose en
aquellos adolescentes que han llegado a quinto de primaria y que no pasaron de este
nivel, con 44.164 casos, que son el 30,39% del total; algo parecido ocurre en undécimo
grado, al cierre de la secundaria, con 30.300 casos, que constituyen el 20,85% del total.
Que el mayor número de personas menores de 13 años conducidas por la policía ante
las defensorías de familia tengan una escolaridad hasta quito grado es preocupante;
pero el hecho de que esta situación también sea significativa para el grado undécimo
en la población de 14 a 18 años profundiza aún más esta problemática.

53 	

Policía Nacional, Observatorio del Delito.

31
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Gráfico 3. 	 Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de homicidio en Niños, Niñas
	
y Adolescentes por Grado de Escolaridad de 14 a 18 años. Número de Aprehensiones.
	(2003-2013)

Fabricación, porte y tráfico de armas

UNIVERSITARIOS

TECNÓLOGOS

Hurto a personas

Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes

TÉCNICOS

UNDÉCIMO

DÉCIMO

NOVENO

OCTAVO

SÉPTIMO

SEXTO

QUINTO

CUARTO

TERCERO

SEGUNDO

PRIMERO

ANALFABETO

20000
18000
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0

Homicidio

Lesiones personales

Capítulo

II

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

Cada delito tiene su propio comportamiento, y los marcados puntos de quiebre en
quinto y once varían según el delito del que se trate. La fabricación, tráfico o porte de
armas opera a través de redes evidentes, que definen distintas tareas dependiendo de la
edad. Los niños y niñas pequeños son actores muy pasivos, pero a medida que aumenta
la edad esta participación es más clara, consciente y activa, pues implica la obtención de
ingresos54. Es por ello que la intervención del Estado y de la familia, así como del sector
educativo, priorizando en este grupo etario, es perentoria. Para el delito en mención, la
participación de adolescentes en undécimo grado no es tan diferente de la de personas
con noveno grado.
Quienes participan en el delito de hurto a personas lo hacen independiente de otros
actores involucrados en esta misma cadena, lo que impide que tengan una visión de
conjunto de la problemática que esta encierra y la posibilidad de ser conscientes del
rol que se puede tener en esta dinámica. Cuenta de ello da que quienes son consideradas personas no delincuentes llegan a comprar en mercados ilegales diversos artículos
personales, argumentando que son más económicos, constituyéndose en beneficiarios
y partícipes indirectos de dicho delito y entorpeciendo la denuncia. En la fabricación,
porte o tráfico de estupefacientes, si bien muestra para los grados quinto y undécimo
54 	

32

Con respecto al delito de tráfico, fabricación y porte de armas, es importante hacer mención a la efectividad de políticas y acciones como las campañas de desarme, que en algunas regiones del país tuvieron resultados importantes,
como aquellas de cambiar juguetes por armas. Así mismo, cabe mencionar aquí la campaña de desarme de Bogotá,
que ha mostrado un claro impacto en su reducción.
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

incrementos importantes, no se puede ignorar la participación de adolescentes entre
estos. En el caso del delito de homicidio común, este parece tener una menor participación a medida que se cuenta con mayor escolaridad, de suerte que en undécimo grado
ya no es tan evidente el aumento.
La fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, como ya se mencionó, es un delito
que se incorpora en los espacios de la vida de los adolescentes y se adapta a sus entornos e impone sus lógicas. El mundo por fuera de su casa es vital para el adolescente; en
el desarrollo de su identidad y autonomía, el grupo de amigos constituye parte esencial
de su vida. Sin embargo, en muchos casos a este mundo conformado por el barrio, el
parque, la cuadra, llegan nuevos actores que imponen nuevas “reglas del juego” como
demarcar imaginariamente los territorios por donde se puede transitar, propiciando la
vinculación al consumo y generando una transformación de los ámbitos públicos en
ámbitos que se “privatizan” (tal como se menciona en este estudio).
La gravedad de este delito, además de lo mencionado, está en que puede ser mediador de otros delitos. Su forma de actuar, en tanto se incorpora en los ámbitos de
los adolescentes y sus familias, no necesariamente implica la desescolarización, pero
transforma los roles de los adolescentes que progresivamente se vinculan a este en su
ámbito escolar. “En la lógica del microtráfico, entre otras estrategias, el uso de jóvenes y
adolescentes es común en las distintas dinámicas y fases del proceso (fabricación, transporte, distribución, etc.) por la más fácil vinculación de los estudiantes de los niveles de
primaria y secundaria”55.
La actividad principal
Comparado con quienes están entre los 6 y los 13 años, en este rango de edad se incorporan otras ocupaciones. En el caso de quienes fueron aprehendidos en la última
década por porte ilegal de armas, el mundo del trabajo para la consecución de ingresos
tiene un enorme peso en sus vidas: los adolescentes se consideran desempleados o trabajadores independientes probablemente ligados con el mundo del “rebusque”, y solo
en tercer lugar se identifican como estudiantes. Un número no despreciable de 1.206
adolescentes considera que su actividad principal es el delito. En este rango de edad,
se evidencian formas organizadas para delinquir, en tanto en este delito se registran
36 casos de pertenencia a bandas criminales. El espectro de actividades laborales se
amplía y muestra una gran diversidad. Los datos son muy sugestivos al señalar que en
39 casos de aprehensiones, las personas consideran como su actividad principal ser ama
de casa. Esta identificación de su actividad principal como “ama de casa” se manifiesta
en mayores proporciones en otros delitos, siendo la cifra más alta la de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes. Este análisis invita a hacer reflexiones más profundas
sobre la relación existente entre fenómenos sociales como el embarazo adolescente, la
deserción escolar y cambios drásticos en la estructura familiar y del cuidado.
55 	

Álvarez C., Miguel; Duque N., Carolina, “Porros, bichas y moños: política pública, geografía del consumo y expendio
de sustancias psicoactivas en jóvenes escolares”, Procuraduría General de la Nación-Convenio Alcaldía Mayor BogotáAlcaldía de Barranquilla, 2010.

Capítulo

II

33
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Gráfico 4.	 Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte Ilegal de Armas
	
en Adolescentes de 14 a 18 años – Actividad Principal (2006-2013)
8.684
5.645

36
GRUPOS ILEGALES

NO REPORTA

11
OTROS

2

INDEPENDIENTE

30

POLICÍA

2.029
DEPORTISTA

AMA DE CASA

FUERZAS ARMADAS

DESEMPLEADO

COMERCIANTE

39

1.206
DELINCUENCIA

20
ESTUDIANTE

37

92

AGRICULTOR

3.260

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

Capítulo

II

Quienes fueron aprehendidos para el mismo período por hurto a personas se reconocen
como desempleados o trabajadores por “cuenta propia”, ambos en proporciones similares. La población que se considera estudiante, como lo muestra la siguiente gráfica, es
mayor que en el caso de la fabricación, tráfico y porte ilegal de armas, y adquieren peso
aquellos que consideran como su ocupación ser deportistas.
Gráfico 5. 	 Número de Aprehensiones en Hurto a Personas en Adolescentes de 14 a 18 años.
	
Actividad Principal (2006-2013)
17.412

17.338

16.526

34

1

POLICÍA

GRUPOS ILEGALES

39
NO REPORTA

13

OTROS

7

INDEPENDIENTE

62

EMPLEADO PÚBLICO

2.177

DEPORTISTA

FUERZAS ARMADAS

AMA DE CASA

COMERCIANTE

70

DELINCUENCIA

37
DESEMPLEADO

179

ESTUDIANTE

28
AGRICULTOR

9.631

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

En el delito de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, que desde 2009 muestra
el mayor número de aprehensiones, se destaca la participación de 13.114 estudiantes
en actividades relacionadas con este, lo que resulta coherente con lo señalado para este
delito que “opera con el uso de jóvenes y adolescentes”. Es así como 7.702 adolescentes
reportan como su principal actividad la delincuencia. El número de quienes se consideran desempleados sobrepasa en casi la mitad a quienes se consideran estudiantes,
primando, como en todos los delitos, el peso económico y el mundo de lo laboral en
una población que por definición se encuentra en edad escolar.
Gráfico 6.	 Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte de Estupefacientes
	
en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013)

23.720
20.559

13.114
10.516
7.702

NO REPORTA

40
OTROS

POLICÍA

5
EMPLEADO PÚBLICO

16
INDEPENDIENTE

113
DELINCUENCIA

FUERZAS ARMADAS

AMA DE CASA

COMERCIANTE

131

DEPORTISTA

79
DESEMPLEADO

257

ESTUDIANTE

126
AGRICULTOR

Capítulo

II

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

El homicidio común, con el menor número de casos de aprehensiones, reporta que menos del 10% de estos adolescentes tiene como actividad principal estudiar. Sigue siendo
la consecución de ingresos, en este delito como en los anteriores, el principal móvil de
la delincuencia.

35
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Gráfico 7.	 Número de Aprehensiones en Homicidio Común en Adolescentes de 14 a 18 años.
	
Actividad Principal (2006-2013)

1.597
1.006

8

1

23

POLICÍA

GRUPOS ILEGALES

NO REPORTA

OTROS

3
INDEPENDIENTE

DELINCUENCIA

FUERZAS ARMADAS

14
AMA DE CASA

COMERCIANTE

353

226

DEPORTISTA

1
DESEMPLEADO

19

ESTUDIANTE

16
AGRICULTOR

333

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

Capítulo

II

Las aprehensiones por lesiones personales, junto con el delito asociado con estupefacientes, señalan una mayor proporción de adolescentes cuya actividad principal es
ser estudiantes. Una posible explicación de esto, como se mencionó antes, puede estar
relacionada con una mayor visibilización del acoso escolar.
Gráfico 8.	 Número de Aprehensiones en Lesiones Personales en Adolescentes de 14 a 18 años.
	
Actividad Principal (2006-2013)

3.732
2.997

36

4

EMPLEADO PÚBLICO

GRUPOS ILEGALES

8

NO REPORTA

1

OTROS

5

INDEPENDIENTE

17

POLICÍA

262

DEPORTISTA

AMA DE CASA

FUERZAS ARMADAS

61

DELINCUENCIA

13

COMERCIANTE

1.946

DESEMPLEADO

63

ESTUDIANTE

11

AGRICULTOR

2.142

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).
Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes

La relación de esta población con el delito puede ocurrir, bien por vinculaciones recientes a este, o bien como resultado del fortalecimiento de factores de riesgo a lo largo
de etapas anteriores de su ciclo vital. Para este grupo, que ya no es el interés superior
de la sociedad, y que no hace parte de la población en edad escolar de secundaria56,
los factores que pueden explicar su participación en acciones delictivas tienen relación
con un escenario económico que da cuenta de una tasa de desempleo del 16,5%, y en
donde del total de jóvenes en edad de trabajar, el 41,6% correspondió a inactivos57. Esto
aunado a una cultura del dinero fácil, que ofrece dinero rápido a través del delito, da por
resultado una rentabilidad inmediata.
Quizás para ningún rango de población es tan importante tanto como para este contar
con fuentes de ingresos. De hecho, la vinculación al sistema educativo es significativamente menor en todos los delitos, a la vez que la enorme participación de la categoría
“independientes” sugiere una creatividad para la búsqueda de recursos, que puede
estar asociada con el delito como fuente de ingresos (ver gráficas).
Jóvenes Adultos con Responsabilidad Penal (De 19 a 26 años de edad)
A lo largo de los últimos diez años, se observa un comportamiento más irregular con
respecto a los rangos etarios anteriores, en el que a partir del año 2007 se notaba una
disminución del fenómeno, que es cuando entra en vigencia la Ley 1098 de 2006. Para
este caso, el comportamiento es casi inverso, en el que justo a este rango de edad que
no cobija este Código de Infancia y Adolescencia, el fenómeno se empieza a disparar,
alcanzando su punto más alto en el 2010 con la fabricación, porte y tráfico de estupefacientes con 14.308 capturas en relación con todos los delitos y todas las edades.
El siguiente gráfico ilustra una diferencia del 37% de este delito con respecto al hurto de
personas, que es el que se sitúa en segundo lugar, que a la vez se distancia de los tres
siguientes: fabricación, tráfico o porte de armas, lesiones personales y homicidio, que se
vislumbra como el de menor participación.

56 	

57 	

Según lo establecido por el Ministerio de Educación, la edad de escolaridad entre los grados 6 y 11 es entre 11 y 17
años.
DANE, Boletín estadístico mercado laboral de la juventud (14 a 28 años) trimestre abril-junio de 2013.

Capítulo

II

37
La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes

Gráfico 9.	 Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de Homicidio
	
en Jóvenes de 19 a 26 años (2003-2013)

16.000
14.000
12.000
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
2003

Capítulo

II

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

Delitos
Fabricación, porte y tráfico de armas
Hurto a personas
Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes
Homicidio
Lesiones personales

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).

Es preciso señalar que en este rango de edad los sujetos cuentan con una madurez en
la cual tienen conciencia de las acciones que cometen, así como también asumen los
riesgos a los cuales están expuestos cuando incurren en algún delito. Es también un período en el que al asumir la mayoría de edad, van adquiriendo nuevas responsabilidades
a las que muchas de ellas tienen que responder mediante aportes económicos.

38

Hay que anotar que en esta etapa es preciso seguir realizando intervenciones que les
proporcionen a las personas las oportunidades para evitar que los adultos jóvenes se involucren en dinámicas que los vayan comprometiendo en la carrera delictiva. Es notable
que a media que los NNA van creciendo, la participación en el delito toma mayor fuerza,
independientemente de la variación que haya tenido en la última década. Algo preocupante a lo largo de este análisis es lo que se observa con la fabricación, tráfico o porte de
estupefacientes, el cual probablemente estaría asociado al fenómeno del narcotráfico.
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
Prevención de la delincuencia juvenil
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Prevención de la delincuencia juvenil

  • 1. L ibertad y O rd e n Referentes Epistemológicos Capítulo I
  • 2. Juan Manuel Santos Calderón Presidente de la República de Colombia Alfonso Gómez Méndez Ministro de Justicia y del Derecho Miguel Samper Strouss Viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa Fernando Arévalo Carrascal Director de Política Criminal y Penitenciaria Blanca Leticia Arteaga Díaz Coordinadora Proyecto “Diseño y formulación de la Política preventiva del delito para Adolescentes y Jóvenes Adultos” Coordinadoras de la Investigación: Blanca Leticia Arteaga Díaz Esperanza Pérez Jiménez Equipo de trabajo: Astrid Fuya Barajas Diana Lucía Osorio Sánchez Aníbal Ruge Jaiquel Jeannette Suárez Salamanca Equipo de apoyo: Johanna Badillo de la Hoz Luz Jenny Vargas Rodríguez María Teresa Ochoa Manjarrés Liliana Marcela González Bernal Diseño portada: Jorge Linares Corrección de textos, Diagramación, Edición e Impresión Imprenta Nacional de Colombia Ministerio de Justicia y del Derecho Bogotá D. C. Carrera 9 No. 12 C -10 PBX: 4443100 www.minjusticia.gov.co Noviembre de 2013 Nota y agradecimientos: Primera edición 1000 ejemplares ISBN 978-958-57850-1-4
  • 3. CONTENIDO PRESENTACIÓN.................................................................................................................................. 5 Capítulo I REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS................................................................................................. 7 1.1. Enfoque de derechos............................................................................................................. 8 1.2. Los derechos como libertades............................................................................................ 9 1.3. Los derechos y la perspectiva sistémica-compleja..................................................... 11 1.3.1. Teoría de los sistemas............................................................................................. 11 1.3.2 Teoría de la complejidad....................................................................................... 13 1.3.3 Enfoque apreciativo ............................................................................................... 14 Capítulo II UNA APROXIMACIÓN A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTES.............. 17 2.1. Acerca de la delincuencia..................................................................................................... 18 2.1.1. Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia................. 19 2.2. Prevención para quién y prevención para qué............................................. 22 2.3 Una mirada a las cifras disponibles.................................................................... 24 Capítulo III EJES TEMÁTICOS PARA EL ABORDAJE DE LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL.................................................................................................... 45 3.1 La protección integral: Un paradigma en desarrollo.................................................. 46 3.2 Justicia restaurativa................................................................................................................ 49 3.3 Inclusión ..................................................................................................................................... 54 3.4 Corresponsabilidad................................................................................................................. 60 Capítulo IV LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL: UNA MIRADA REGIONAL................ 63 4.1. Aspectos metodológicos y técnicos del estudio.......................................................... 64 4.1.1 Criterios de focalización geográfica ................................................................. 67 4.1.2 Análisis de cifras........................................................................................................ 69 4.1.3 Análisis institucional................................................................................................ 70 3
  • 4. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Ejes temáticos para la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes................................................................................................... 71 4.2 Protección Integral.................................................................................................................. 71 4.2.1 A la vida........................................................................................................................ 71 4.2.2 Al desarrollo............................................................................................................... 77 4.2.3 A la protección.......................................................................................................... 82 4.2.4 A la participación...................................................................................................... 92 4.2.5 Económicos, sociales y culturales....................................................................... 103 4.3 Justicia Restaurativa .............................................................................................................. 105 4.3.1. ¿Qué se restaura?..................................................................................................... 107 4.3.2, ¿Cómo se restaura? ................................................................................................. 110 4.3.3. ¿A quiénes se restaura?.......................................................................................... 121 4.3.4. ¿Para qué se restaura?............................................................................................ 124 4.3.5. ¿Quién restaura?....................................................................................................... 129 4.4. Inclusión...................................................................................................................................... 133 4.5. Corresponsabilidad................................................................................................................. 156 4.6. Análisis institucional: una observación como apoyo al ejercicio cualitativo..... 183 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES................................................................................... 193 BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................................... 207 NORMATIVA ....................................................................................................................................... 217 4
  • 5. PRESENTACIÓN E El Ministerio de Justicia y del Derecho, conforme a su misión, ha venido impulsando la construcción de lineamientos de política pública, cuyo objetivo se orienta al amparo efectivo de los Derechos y al fortalecimiento de un Estado Social y Democrático. Es así como en respuesta a lo señalado en el Artículo 95 de la Ley 1453 de 2011, se presenta este estudio que contribuye a la construcción de la Política Pública de Prevención de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes. La elaboración de una política pública de prevención de la delincuencia juvenil desde un enfoque de Derechos, implica una mirada a las disposiciones contenidas en acuerdos internacionales y nacionales que consideran a los Niños, las Niñas y Adolescentes como sujetos de Derechos e interés superior de la sociedad. Por tanto su participación en delitos pone de manifiesto una paradoja expresada en el hecho de que el interés superior de la sociedad, al delinquir, vulnera los Derechos de otras personas. Desde este estudio, la prevención de la delincuencia juvenil observa la complejidad que encierra esta paradoja a través de cuatro grandes ejes temáticos: la Protección Integral, la Justicia Restaurativa, la Inclusión y la Corresponsabilidad. Los factores protectores y de riesgo en la comisión de delitos o en su reincidencia, hace aún más compleja la noción de prevención que le obliga ir más allá de explicaciones centradas solamente en factores individuales. En tanto esta población es parte consustancial de ámbitos diversos como la familia, el barrio, el colegio y su comunidad; este estudio es abordado desde una mirada compleja y sistémica. El análisis de la Prevención de la delincuencia en Jóvenes y Adolescentes, por tanto, requiere una construcción participativa. Es así como a este estudio se vincularon diversos actores en distintas ciudades del país, entre quienes estuvieron Adolescentes, Jóvenes, familias, actores institucionales del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, académicos y en general, expertos en el tema, quienes fueron vinculados al ejercicio a través de Grupos Focales y de Entrevistas a Profundidad, así como de observaciones y discusiones con relación a la delincuencia juvenil y su prevención en diferentes escenarios. Queremos destacar la participación importante del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, desde la Subdirección de Responsabilidad Penal en cabeza de la doctora Alejandra Campo y de su equipo técnico de la Sede Nacional, así como de sus Equipos 5
  • 6. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Técnicos Regionales sin los cuales no hubiera sido posible el trabajo con actores claves en la prevención de la delincuencia. Igualmente fue de gran valor el trabajo que se desarrolló conjuntamente con la Policía Nacional a través de su Observatorio del Delito, en la construcción de datos que nutrieron sustancialmente el análisis. Agradecemos también el acompañamiento del Departamento Nacional de Planeación desde la Dirección de Justicia, Seguridad y Gobierno, cuyo equipo técnico dirigido por el doctor Claudio Galán dio luces sobre temáticas cruciales de la prevención de la delincuencia en Adolescentes y Jóvenes. Es importante destacar la mirada multidimensional y compleja que a este estudio proveyeron todas las instituciones y actores nacionales, regionales, municipales; actores pertenecientes a grupos étnicos, madres, padres, parientes, vecinas, y todo el entramado de redes que en torno a las Niñas, los Niños, Adolescentes y Jóvenes crean y construyen estrategias para su protección. Por tanto este estudio más que un insumo para la Política de Prevención de la Delincuencia Juvenil, es una apuesta a su capacidad de vivir una vida que se considere valiosa para ellas y ellos y, por tanto para la sociedad en su conjunto. ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ Ministro de Justicia y del Derecho 6
  • 7. Capítulo I REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS “El vivir democrático es una obra de arte, no tiene que ver con eficiencia, con perfección; tiene que ver con el deseo de una convivencia en la fraternidad… Al igual que la democracia, los derechos humanos son una obra de arte”. Humberto Maturana Romesín.
  • 8. 1.1. Enfoque de derechos E l gran acuerdo nacional de 1991 señala que Colombia es un Estado social de derecho, como fundamento de una transformación desde la libertad individual al valor fundamental de la democracia: la dignidad humana como criterio de universalidad de los derechos. Es por tanto, bajo este lente que la Constitución Política alude a todas las personas reconociéndoles su carácter de “sujetos de derechos”. Los derechos como referente para el análisis de la Prevención de la Delincuencia en Jóvenes y Adolescentes, recoge toda su pertinencia en el primer artículo de la Convención Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros1”. Capítulo I La observación y el análisis a la población de jóvenes y adolescentes desde los derechos, requiere precisar las especificidades jurídicas y normativas que ello encierra. Una mirada al señalamiento específico hecho en acuerdos internacionales y nacionales acerca de que el interés superior de la sociedad es la infancia, la niñez y la adolescencia, permite comprender que su involucramiento en delitos, o su reincidencia en los mismos, lleva implícita una paradoja: al tiempo que son el interés superior de una sociedad vulneran los derechos de otras personas, al delinquir. Lejos de desistir de la mirada de los derechos como un enfoque que provee una gran cantidad de elementos a partir de los cuales se desprende un análisis de la prevención de actos delictivos de adolescentes y jóvenes, dicha paradoja encuentra en estos –los Derechos– un marco explicativo amplio y comprensivo. La Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1989, marca un cambio radical en el significado de las etapas de la vida de quienes tienen hasta 18 años. Casi se podría decir que la infancia, la niñez y la adolescencia se constituyen en una creación reciente, en tanto que es desde esta Convención que se visibilizan como personas “sujetos de derechos”, ya no como “menores”. Este acuerdo internacional introduce un concepto sobre el desarrollo en estas etapas de la vida, de una gran complejidad que además de las transformaciones biológicas progresivas, agrega a este concepto de desarrollo la importancia de su fortalecimiento intelectual, de tener protección y de contar con espacios de participación donde sus fortalezas y capacidades se visibilicen. El cambio de 8 1 Convención Universal de los Derechos Humanos, 1948.
  • 9. Referentes Epistemológicos condición de menores en la sociedad al de portadores de ciudadanía, en tanto sujetos de derechos, modifica sustancialmente su relación con la sociedad dado que los esfuerzos e inversiones en su desarrollo revierten en un desarrollo individual pero también colectivo que impacta a todos los integrantes de la sociedad. Esto es: la protección a los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes es una inversión para la sociedad y no un gasto sin retorno, e implica una forma de hacer política social a partir del desarrollo mismo2. (Cunha, Heckman, 2006; Arango 2005; A.K. Sen. 2000). 1.2. Los derechos como libertades El desarrollo visto como “un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos3” amplía el análisis de la justicia basada en la distribución de recursos y la igualdad en el acceso a los bienes primarios4, a la capacidad que tales recursos proveen a los individuos para vivir la vida que consideran valiosa. Como lo expresaría A.K. Sen: “La relación entre la libertad individual y el desarrollo social va más allá de la conexión constitutiva, por importante que esta sea. Lo que pueden conseguir positivamente los individuos depende de las oportunidades económicas, las libertades políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan la salud, la educación básica, el fomento y el cultivo de las iniciativas5”. Una concepción profunda de los derechos como libertades los expresaría en términos del logro individual y el logro colectivo que su garantía implica, más allá de la simple oferta institucional. En este marco, los derechos se consideran como libertades, en tanto son fines del desarrollo mismo; la mera oferta de servicios materializada en cupos escolares, o en carnés de salud, no los garantizan por sí solos. Es necesaria la transformación de esa oferta de servicios en capacidad humana que expanda las libertades, cuyo logro permita una vida más libre y más digna (Sen, 1998). Es decir, las libertades se constituyen en la garantía misma de los derechos. Capítulo I La expansión de capacidades se basa en el desarrollo de las libertades a través de las cuales se hace posible alcanzar una vida que los adolescentes, jóvenes y la sociedad de la que son parte integral, consideren valiosa. En este sentido, el éxito de una sociedad “ha de evaluarse principalmente en función de las libertades fundamentales con las que cuenten sus integrantes…Tener más libertad para hacer las cosas que tenemos razones para valorar es importante 1) por derecho propio para la libertad total de la persona y 2) Literatura reciente aporta de manera importante a este tópico: los trabajos de Antonio Baldasarre así como los de Amartya Sen y Rodolfo Arango sobre los Derechos Sociales, los cuales dan luces para sustentar esta mirada del impacto de intervenciones tempranas en el desarrollo. Así mismo, desde el análisis económico social, autores como Masterov, Cunha, Heckman y Sarmiento; encuentran altas tasas de retorno de las intervenciones tempranas, que se traducen en mayor calidad de vida, y en impactos a futuro sobre la sostenibilidad del desarrollo. 3 Sen, A. K. “Desarrollo y Libertad”, 2000. 4 Sen en su crítica a Rawls y Dowrkin, destaca que no son los bienes primarios sino las capacidades las que constituyen las libertades; ver Sen, en “Desarrollo y Libertad”, 2000 y Arango Rodolfo; “El Concepto de Derechos Sociales Fundamentales”; 2005. 5 Sen; A. K. “Desarrollo y Libertad”; 2000 pág. 21. 2 9
  • 10. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes porque aumentar las oportunidades de la persona posibilita la obtención de resultados valiosos6”. Bajo este análisis una posible explicación de la delincuencia de adolescentes y jóvenes se relaciona con la falta de oportunidades para potenciar muchas de sus capacidades, ocasionada por la privación de libertades sea que se trate de libertades básicas para sobrevivir, tener seguridad, posibilidades de desarrollo, o de la privación de libertades políticas o de participación7. Claramente nos apartamos aquí de una visión simplista que asocia la delincuencia con la mera falta de recursos económicos. Se trata más bien, de un amplio y complejo espectro de situaciones y condiciones que permea a toda la sociedad en su conjunto e impide alcanzar el logro de una vida mejor y más segura. No basta contar con suficiente dinero, o con altas tasas de crecimiento económico, para que la sociedad cuente con una estructura de valores que implique la protección de todos los ciudadanos y las ciudadanas, incluyendo sus jóvenes y adolescentes. Capítulo I Relacionado con lo anterior y como parte de la paradoja planteada inicialmente, es esencial así mismo, reconocer la privación de las libertades de quienes son afectados por actos delictivos de adolescentes y jóvenes y que en muchos casos se concreta en la ausencia de seguridad8. Algunos análisis reconocen que si bien “la seguridad ciudadana se ha convertido en una de las principales preocupaciones en el mundo” … “estrategias parciales que se basan en nociones exclusivamente coercitivas o preventivas que no consideran además la coherencia con el sistema de justicia o con la estructura de valores de civilidad, han fracasado9”. Ciertamente, esto complejiza la noción de prevención que no puede hacerse desde una mirada única y simple que reduzca la delincuencia de los jóvenes y adolescentes a su falta de oportunidades o aduciendo su minoría de edad. Está la sociedad entera involucrada en tanto sistema social y es necesario mirar los impactos sobre las libertades que esta delincuencia produce en otros grupos humanos. No solo nos interesan los jóvenes y los adolescentes, también sus familias, comunidades y entornos hacen parte de este complejo entramado de la prevención. Sen, Op. cit., 2000, pág. 35. Cuenta de ello dan los aumentos en los casos de violencia intrafamiliar que involucra a personas menores de 18 años. El mayor número de víctimas por homicidio son hombres jóvenes entre los 20 y los 24 años. (Datos Forensis: Datos para la vida, 2012). Cerca del 7% de los niños y niñas menores de 14 años viven solos aunque tienen ambos padres y el 19,5% de niñas adolescentes entre 15 y 19 años han estado embarazadas. (ENDS 2010). La Encuesta de Deserción Escolar señala que cerca del 5,15% de los niños, niñas y jóvenes del país abandonan sus estudios, al tiempo que las cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) estima que del total de la población en edad de trabajar, el 41,6% no trabaja. Sin embargo, el 60,2% de los que tienen ocupación en ese mismo rango de edad, percibieron ingresos que no superaron un salario mínimo legal (abril-junio 2013). 8 Según los datos de la Encuesta de Victimización, elaborada por el DANE y la Alta Consejería Presidencial para la Seguridad y la Convivencia Ciudadana; en el total de las 20 ciudades geográficas focalizadas por la encuesta, 18,5% de la población de 15 años y más, reportó haber sido victimizada. En Pasto, la tasa de victimización fue 32,0%. La percepción de inseguridad es de 54.8%. 9 PNUD, “Abrir espacios a la seguridad ciudadana y al desarrollo humano”; Informe de desarrollo humano para América Central 2009-2010. 6 7 10
  • 11. Referentes Epistemológicos 1.3. Los derechos y la perspectiva sistémica-compleja Como puede evidenciarse en lo planteado hasta aquí, tenemos una mirada compleja y sistémica, que tomando distancia del simplismo unidireccional que focaliza en miradas de una sola vía que excluyen la integralidad y la diversidad, consulta un multiverso de análisis con relación al tema de los derechos en la población de Jóvenes y Adolescentes. Así es: hablar del logro individual, conduce a explorar el logro colectivo e ir más allá de la oferta institucional para adentrarse en componentes humanos y sociales, individuales y colectivos, que trascienden los recursos materiales visualizando un entrelazamiento complejo entre unos y otros; comprender a los individuos en un contexto organizado entre otras cosas por oportunidades económicas, libertades políticas, fuerzas sociales, como también posibilidades para el desarrollo de una vida digna con salud, educación y desarrollo de iniciativas es comprenderlos de manera compleja, lo que significa ver más allá del individuo, acercarse holísticamente a él; reconocer que en la relación del adolescente delincuente con una sociedad que lo considera interés superior nos encontramos con una paradoja, es dar una mirada compleja que se aparta de la incauta linealidad, optando por ver coherentemente el entramado que el fenómeno comporta. De otra parte, asumir como columna vertebral de este trabajo los derechos humanos, exige pensar el tema también en perspectiva de derechos, siendo necesario adoptar adicionalmente un enfoque que facilite la visualización de los adolescentes y los jóvenes miembros de una sociedad en dicha perspectiva y ello nos obliga a mirarlos en sus recursos, en sus potencialidades, en sus riquezas, en la enorme disposición de alternativas y posibilidades que en un ser humano en formación anidan; el Enfoque Apreciativo resulta coherente con este discurso, en tanto promueve la inclusión y se alinea con las teorías de los sistemas y de la complejidad, resultando pertinente para el estudio que nos proponemos, de manera que se incorpora también; ello, porque abordar en perspectiva de derechos un grupo poblacional tan importante como los jóvenes y los adolescentes desde el enfoque apreciativo, es acercarse de manera coherente con su calidad de interés superior de la sociedad, creer en ellos y apoyarse en una conceptualización que facilite su potenciación y desarrollo de capacidades. A continuación se exponen algunas ideas respecto de dichas teorías. Capítulo I 1.3.1. Teoría de los sistemas Acercarse a la comprensión de las relaciones sociales (grupos, individuos, organizaciones) desde la teoría de los sistemas, supone partir de postulados que indican que “el todo es más que la suma de las partes” aludiendo a que existen propiedades emergentes de cada uno de los integrantes de un sistema, que le enriquecen, le nutren y que dan lugar al nacimiento de una organización sobre cuyas partes retroactúan; en igual sentido “el todo es menos que la suma de las partes”, ya que estas pueden ser inhibidas por la organización a la que le dan vida; del mismo modo, situarse en una postura sisté- 11
  • 12. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes mica reivindica que las relaciones entre los componentes de una organización son las que le dan identidad10. La teoría de los sistemas exige cambios en la concepción de ciencia, en tanto pasa de concebir los fenómenos sociales como aislados a partir de verdades únicas y con propiedades determinantes también aisladas, para concebirlos como producto de una dinámica relacional a partir de la cual se conforma un sistema que se autoorganiza, en el cual cada una de sus piezas conforma la armonía que crea tal sistema. En este orden de ideas, la teoría de los sistemas postula que las verdades son recreadas por el observador que es quien hace las distinciones atribuidas al sistema. Comprender el mundo y sus relaciones a partir de la teoría de los sistemas significa situarse como científico social que sabe que construye la realidad a partir de sus observaciones y que estas están atravesadas por sus historias, prejuicios, imaginarios, intereses (políticos, religiosos o personales -entre otros-), lo que en últimas es abandonar la idea de la certidumbre y de la posibilidad de comprender y describir realidades únicas; porque estas, lejos de ser externas y ajenas al observador, dependen de su creación, por lo tanto no pueden ser únicas11. Capítulo I La circularidad, que trasciende la idea lineal de un mundo conformado por objetos desconectados causa-efecto, es condición de una mirada sistémica cuyo alcance señala que el objeto de estudio se conforma de componentes conectados directa e indirectamente. En una mayor complejidad, la teoría de los sistemas invita a comprender que los seres y sus relaciones son redes dentro de redes y las unidades son sistemas dentro de sistemas. Es así que pasa de ver las organizaciones sociales como estructuras rígidas estáticas, a verlas como dinámicas cambiantes, en permanente movimiento, en las que subyacen a su vez otras dinámicas, otros procesos, otras formas rédicas de organización. En complemento de las ideas que acaban de esbozarse, es necesario señalar que un análisis sistémico ha de tener una mirada contextual, en tanto se considera que los seres vivos que integran una organización son a su vez productores y producto del mundo que habitan: social, político, económico, personal, etc. Esta concepción en armonía con las ideas expuestas, exige discernir que ningún fenómeno ocurre aislado de su contexto, sino que este se integra sistémicamente a los seres vivos y sus organizaciones dando lugar a la emergencia de aquel. Finalmente, es importante señalar que desde las precisiones en mención, al hablar de un sistema es imprescindible evocar la interrelación de componentes que actúan como un todo en una autoorganización que remite a la comprensión de la totalidad, lo cual para el caso del abordaje de los sistemas en los que actúan los adolescentes y los jóvenes, implica una mirada transdisciplinaria y un diálogo integrado de saberes que consulta y da relevancia al contexto en el que se producen los fenómenos, centrándose en las propiedades del observador que es quien hace las distinciones. Por supuesto, esta 12 10 11 Von Foerster, Heinz: “Las semillas de la cibernética” Gedisa, Barcelona, España ISBN 84-7432-414-1991. Édgar Morín: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, 1999.
  • 13. Referentes Epistemológicos concepción implica validar al otro en la conversación, escucharle, considerar sus puntos de vista, opiniones, sentimientos, emociones y razones. 1.3.2. Teoría de la complejidad La teoría de la complejidad, cuyo autor es el sociólogo Edgar Morín, demanda del investigador y del interventor social el asumir su responsabilidad en la influencia a la hora de definir un problema o un dilema y en sus soluciones, en tanto su “marco de referencia personal está siempre presente en sus actuaciones profesionales toda vez que los fenómenos abordados emergen en articulación simultánea de dominios bio-antropo-psicosocio-culturales y políticos12”. De acuerdo con los desarrollos epistemológicos del doctor Morín, la teoría de la complejidad excluye compartimentalizar la información en pequeñas partículas que implican separar y reducir y, contiene “reunir sin dejar de distinguir”. Esta designación incita al científico social a comprender la realidad como un todo sin dejar de ver las particularidades de cada componente que lo integra; y más aún, a hacer distinciones en cada una de sus observaciones, con el fin de no caer en la simplicidad que generaliza y que incluye todo lo observado en un mismo paquete de descripciones. El reto es la construcción de múltiples verdades que a su vez se ocupan de ver cada una de estas en sus especificidades, en aquello que hace única cada particularidad, pero que adicionalmente la conecta con las demás. Contempla la incertidumbre en un ir y venir con certidumbres, entre lo elemental y lo general, lo separable y lo inseparable, el orden y el desorden, la totalidad y las partes13. Capítulo I En coherencia con la teoría de los sistemas, el autor refiere que “no se sabría separar la familia de su contexto cultural y social” con cuya afirmación da relevancia al contexto en su capacidad de transformar el mundo que integra. Señala así mismo, que la incertidumbre da lugar a la creación de nuevos mundos, poniendo así en tela de juicio la razón como portadora de una capacidad para describir y comprender el universo “tal cual es”. Las proposiciones precitadas son compartidas por el biólogo Humberto Maturana, quien al poner en entredicho la capacidad del observador para acercarse a la realidad y comprenderla con exacta identidad, introduce el concepto de subjetividad que la caracteriza14. Así, indica Maturana que el lenguaje crea realidades y, consecuentemente se adentra en la idea de que el mundo se construye a partir de subjetividades, trascendiendo, con Morín la concepción del científico social puro que es capaz de comprender y transmitir en una cuadrícula, un mundo inamovible y único que opera independientemente del observador. Consecuentemente, invita a adentrarse en un terreno en el que las distintas realidades tienen validez en un contexto determinado, al ser legitimadas 12 13 14 ICBF, 2008: Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias. Morín, Édgar: “Introducción al pensamiento complejo”. México, D.F. Editorial Gedisa, 2004. Maturana, Romesín, Humberto: “La Democracia es una obra de arte, Cooperativa editorial Magisterio e Instituto para el Desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán, 2004”. 13
  • 14. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes por el sentido que atribuye a ellas quien hace tales descripciones; es decir, el sentido es el que otorga el carácter de verdad a las descripciones hechas en su operar en conversaciones, por un observador cualquiera. De gran importancia para la comprensión de cualquier dilema humano es el apartado que acaba de enunciarse, especialmente porque exige del científico social que tenga interés en comprender y hacer propuestas para la transformación de un dilema o un fenómeno social, una postura que incorpora certidumbres e incertidumbres desde el “no saber” que implica disponerse a conocer escuchando la voz y el sentido que los involucrados dan a sus vivencias. Alude pues, a una postura ética que abandona la vanidad del saber científico para dar lugar a la co-construcción de nuevos saberes que validan al otro y, a la vez, para construir con el mismo cualquier alternativa de solución al referido dilema, en un entrelazamiento conversacional que otorga a cada actor importancia y validez en el proceso. En ello consiste el proceso científico sugerido por los autores que orientan este trabajo: en incorporar que su saber es limitado, que tiene fronteras y que solo escuchando y construyendo con los interesados en el tema que se aborda, e involucrándolos tanto en la comprensión del fenómeno como también en las posibles salidas a este, podrá construirse una respuesta armónica, democrática y humana, que vaya más allá de sus propios linderos. En el sentido de lo anunciado, cobra fuerza la frase del Korzybski “el mapa no es el territorio”. Capítulo I 1.3.3. Enfoque apreciativo Esta teoría, al contrario de aquella que focaliza la dirección del cambio en la búsqueda del problema centrándose en lo que está errado o dañado (aproximación que es coherente con la actitud histórica en los negocios americanos, que perciben los sistemas humanos como máquinas, y a las partes –personas– como intercambiables entre sí), asume que en cada pieza de arte hay belleza. El arte es una bella idea trasladada a una forma concreta. Para David Cooperrider, su creador, las organizaciones son expresiones de belleza y espíritu, así que no se puede desintegrar una organización para estudiar sus piezas. 14 El Enfoque Apreciativo, adoptado en la comprensión y en la intervención en grupos sociales (empresas, familias, equipos, otros) sugiere buscar lo que funciona en una organización. El resultado tangible del proceso de investigación, es una serie de declaraciones que describen dónde quiere estar el grupo, con base en los mejores momentos en los que ya ha estado. Concibe que dado que las declaraciones se encuentran asentadas en la experiencia real y la historia de las personas, la gente sabe cómo repetir este éxito, creando una nueva energía que es positiva y sinérgica. Agrega que trabajar sobre los “NOS” tiene potencial para producir un ambiente más bien negativo en la medida en que sensibiliza al sentimiento de frustración e infecta negativamente la energía, en tanto que pensar prospectiva y positivamente sensibiliza en este sentido, inspira, genera confianza y potencializa a los participantes en tales conversaciones. El enfoque apreciativo es, pues, una manera de ubicarse en la vida para ver lo que sí funciona y hacer
  • 15. Referentes Epistemológicos innovadora y participativamente más de lo mismo, en vez de quedarse en el fracaso quizás también haciendo más de lo mismo que no funciona. El autor introduce unas leyes o postulados del Enfoque Apreciativo, entre los que se destacan: 1. “En todo sistema, organización o grupo, hay algo que sí funciona 2. Aquello en lo que nos enfocamos, se convierte en realidad 3. La realidad es creada en el momento, y hay múltiples realidades 4. El acto de plantear preguntas sobre una organización o grupo lo influencia en alguna manera 5. Las personas sienten mayor confianza y comodidad en el camino hacia el futuro (lo desconocido) cuando llevan con ellos apartes de su pasado (lo conocido) 6. Si llevamos partes del pasado hacia delante, deberían ser lo mejor del pasado 7. Es importante valorar las diferencias 8. El lenguaje que usamos crea nuestra realidad”15 Para comprender el Enfoque Apreciativo es necesario entender el rol que juegan las suposiciones en las organizaciones: los grupos se comportan de acuerdo a las reglas del comportamiento grupal, conjunto de creencias compartidas; las suposiciones conducen a que el grupo piense y actúe de determinadas maneras, constituyendo narrativas poderosas que se incorporan en la cultura del sistema, organización o grupo, cerrando aparentemente la posibilidad de introducir nuevas formas de sentir, observar o hacer, respecto de algo en particular. Este precepto se articula con el descrito por el Biólogo Maturana en el sentido de que el lenguaje de ser construye y preceptúa que las construcciones sociales circulantes en los grupos cobran identidad y dan sentido, conformando su propia realidad. Capítulo I El doctor Cooperrider plantea que focalizarse en lo que no funciona es una actitud sin sentido que desgasta los sistemas sociales al llevarlos frecuentemente a centrarse por ejemplo en un 94% de insatisfacción en vez de referirse al 6% de miembros que están felices, para indagar acerca de lo que les condujo a este estado; señala que esta es una manera simplista y cínica de abordar los problemas y, propone el reto de experimentar el Enfoque Apreciativo abandonando la obsesión de aprender de nuestros errores para aprender de nuestros éxitos. Indica que “realizando preguntas apreciativas también obtengo la información que necesito, pero la diferencia está en que la organización tiene el conocimiento, la confianza, la inspiración confirmada de que han hecho cosas bien y 15 Sue Annis Hammond. Thin Book Publishing Co. 86 SW Century Drive PMB 446 Bend, or 97702 página web: www. thinbook.com Material multicopiado, Sistemas Humanos, Bogotá, noviembre de 1998. 15
  • 16. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes de que las seguirán haciendo en la medida en que tengan una conciencia más elevada de lo que sí funciona. Y no solo yo obtengo el don de unos nuevos ojos sino que otros lo obtienen también”. El Enfoque Apreciativo se erige como teoría con herramientas y metodologías que incitan y provocan el florecimiento de los sistemas humanos en procesos participativos incluyentes orientadores del éxito buscado. Implica, conforme a los postulados arriba descritos, reconocer que en cualquier sistema organizado por seres vivos algo funciona y que las realidades se construyen en el lenguaje. Este es un desafío de gran envergadura para quien quiera que desee aproximarse a la delincuencia juvenil y a su prevención, pues la cultura ha impuesto al tema una mirada deficitaria que conduce es a la exclusión; pero mirar en forma apreciativa supone incluir al otro, esculcar en su relato y en su contexto, construir con él a partir de sus fortalezas. Capítulo I 16
  • 17. Capítulo II UNA APROXIMACIÓN A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTES Nota: El apartado 2.3 de este capítulo, se construyó conjuntamente con el Observatorio del Delito de la Policía Nacional, adscrito a la Dirección de Investigación Criminal en el que participaron los investigadores: Patrullero Yeizon Andrés Duarte V., analista de investigación criminológica y Marta Lucía Jiménez Bejarano, psicóloga16. 16 Agradecemos al Mayor Giovanni Aurelio Torres Guzmán-Jefe del Observatorio del Delito, por facilitar el trabajo conjunto Ministerio de Justicia-Policía Nacional, en torno a esta temática.
  • 18. 2.1. Acerca de la delincuencia C Capítulo II omo se ha mencionado, el fenómeno de la delincuencia reviste una enorme complejidad explicada en buena parte por el significado que en un Estado Social de Derecho, los niños, las niñas y los adolescentes tienen en calidad de interés superior de la sociedad. Dicha complejidad radica en que si bien su importancia reviste tal magnitud, el Estado, la sociedad civil y la familia, no siempre reconocen este carácter, pues en algunos casos no logran garantizar los derechos de esta población. Ocurre, así mismo, que en algunos casos la vulneración de derechos de otras personas proviene de actos delictivos que estos cometen, lo que además de paradójico se constituye en un dilema ético para la sociedad entera. Una mirada reflexiva obliga a preguntarnos entonces sobre por qué son el interés Superior de una Sociedad que a través de la Ley 1098 de 2006 así lo consideró17 y por tanto, a evaluar la efectividad de estrategias y acciones orientadas a hacer válido este postulado en un marco de garantía de derechos para todas las personas, en contraposición a enfoques y miradas eminentemente pasivas acerca de los niños y los adolescentes18; así como la llamada doctrina de la “Situación Irregular” (García Méndez, 1991). Cuenta de lo dicho atrás dan estudios como el de John Boswell19 al describir el significado del vocablo “infancia”, el cual por un largo lapso en el curso de la historia occidental se asumió como una condición jurídica que implicaba permanecer bajo el control de otro: “un padre, un señor, un marido… Surge la tentación de deducir de este vínculo lingüístico, que los Niños y Jóvenes ocuparon la posición de esclavos, pero es más probable que la conexión verbal sea ligada al hecho de considerar que los propios roles sociales (esclavo, siervo, siervo de la gleba, etc.) eran equivalentes al rol social de los ‘niños’, en cuanto a poder y condición jurídica, cualquiera fuera la edad de la persona”20. 17 18 19 18 20 Ley 1098 de 2006; Código de Infancia y Adolescencia; artículo 8. García Méndez, E. señala en su trabajo Emilio García Méndez. “Niño abandonado, niño delincuente” algunos enfoques de los siglos XIX y XX los cuales se concretan en el llamado modelo “Proteccionista-Salvacionista”, uno de cuyos principales efectos ha sido la marginalidad. Así mismo establece tres categorías sociales más afectadas por el fenómeno de la marginalidad: quienes no logran acceder o son expulsados del mercado de trabajo, las mujeres y la infancia. De la primera categoría da cuenta un sistema mixto represivo-caritativo que se activa a través de la vieja y extendida distinción entre pobres potencialmente aptos o no para el trabajo. Las mujeres, subsumidas como fuerza auxiliar de reproducción del trabajo, resultan ignoradas en cuanto a política social y habrá que esperar todavía varias décadas para que su colocación marginal sea percibida como un verdadero problema social. Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado en García Méndez, Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral”. Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado por García Méndez, Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral,
  • 19. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes Un cambio radical de esta concepción plantea entonces la doctrina de la Protección Integral a los derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, lo cual será analizado de manera más amplia posteriormente. Cabe aquí sin embargo, reconocer la delincuencia en Jóvenes y Adolescentes como resultado de múltiples factores individuales, pero también familiares y sociales. Como lo señala García Vásquez “las teorías del desarrollo social sostienen que el comportamiento de los jóvenes se encuentra muy influenciado por los vínculos que desarrollan con los grupos sociales más importantes en sus vidas: familia, escuela, grupo de amigos y comunidad”21, a partir de los cuales construyen su desarrollo basado en comportamientos prosociales o en su defecto, antisociales (ICBF, 2008; Vásquez González C., 2003). Las etapas tempranas de la vida son el escenario de aprendizaje y construcción del desarrollo futuro. Diversos autores coinciden al identificar como normales, comportamientos antisociales en niños, niñas y adolescentes22 en tanto se constituyen en parte de su proceso de formación, crecimiento y aprendizaje. “Una minoría de esos Niños y Adolescentes, generalmente autores de delitos más graves y frecuentes, tienen más posibilidades de convertirse en delincuentes habituales, que los que comienzan a edades más tardías”23. 2.1.1. Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia Se podría pensar que es amplio el consenso en muchos estudiosos y académicos de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes, al identificarlo como un fenómeno multidimensional. Vale señalar que para muchos autores este fenómeno encuentra sus explicaciones principalmente en factores individuales o generados en ámbitos muy próximos a estos, como la familia o la escuela. Otros autores la consideran como un fenómeno social en tanto se explica por las dinámicas propias de los sistemas económicos, políticos y sociales24 (PNUD, 1999; Emmerich Norberto, 2011; Andrei Valdenegro B., 2005), donde enfrentan dificultades de acceso y permanencia en sus estudios25, pero no encuentran empleos de calidad y pasan de la ocasionalidad laboral a un estado de desempleo26. Estas y otras circunstancias hacen de los jóvenes presa fácil de la delincuencia organizada, donde encuentran además de “opciones” económicas, aceptación, validación. Se podría decir 21 22 23 24 25 26 documento de trabajo para el Seminario La legislación de menores en América Latina: una doctrina en situación irregular. Vásquez González, Carlos: “Predicción y Prevención de la Delincuencia según las Teorías del Desarrollo”. Vásquez González (2003) cita los trabajos de Huizinga, Loeber, Thornberry y Cothern, 2000. Así mismo, los ensayos de autores como Heckman, Masterov y Cunha, señalan reiteradamente estas etapas tempranas como de enorme importancia en la construcción del desarrollo posterior. Vásquez González alude aquí a los trabajos de Farrington, 1997; Howell, 1997; Wasserman, Miller y Cothern, 2000; Loeber y Farrington, 2000; Burns, Howell et al., 2003. Se destacan los trabajos de Carlos Vásquez González; Andreis Valdenegro Boris Psychosocial Factors Associated to the Juvenile Delinquency, PSYKHE 2005, Vol.14, Nº 2, 33 - 42, Chile. Resultados de la Encuesta de Deserción Escolar señalan entre algunos factores que afectan el acceso y la retención entre otros, la distancia de colegios, problemas económicos y dificultades académicas, entre las causas de abandono. MEN, Encuesta de Deserción Escolar, 2011. Esta expresión NI-NI se acuñó por primera vez por el gobierno británico (NEET) para calificar un preocupante grupo de población en aumento entre 14 y 26 años, que no están vinculados al sistema educativo ni vinculados a actividades laborales o productivas. Esto como expresión de fenómenos como la deserción escolar, la baja calidad educativa y la falta de oportunidades laborales para los jóvenes. Capítulo II 19
  • 20. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes que son el eslabón más débil (y probablemente más visibilizado)27 de una mayor cadena delictiva. “El crimen ofrece a estos Niños y Niñas las recompensas, el reconocimiento y el dinero que no encuentran en la sociedad de manera legal. Además, el narcotráfico está teniendo un impacto cultural sobre Niños y Niñas que quieren convertirse en líderes de un grupo criminal, exaltan los actos de los narcotraficantes y quieren emularlos”… “La pandilla local es normalmente la manera más sencilla para Niños y Niñas de entrar en interacción sistemática con el crimen organizado”28. Capítulo II El Modelo de Desarrollo Social es un instrumento analítico que permite explorar los factores y causas de la delincuencia que se hace manifiesta en Adolescentes y Jóvenes29; sugiere que el desarrollo de comportamientos prosociales o antisociales de jóvenes y adolescentes está afectado en parte por el grado de involucramiento y relación que tengan con amigos, así como por el grado de prosocialidad que estos manifiesten. Están involucrados en esta mayor o menor prosocialidad de los comportamientos en Jóvenes y Adolescentes “la habilidad, los costos y recompensas que requiere esa interacción (teoría del aprendizaje social), y la mayor o menor vinculación que los jóvenes adquieran con individuos prosociales o antisociales (teoría del control social)”30. La interacción de unos y otros factores tiene la misma lógica, de suerte que frente a las implicaciones de algunos factores de riesgo de consumo de sustancias psicoactivas o de delinquir, es posible prevenirlos a través de la promoción de vínculos sólidos que se crean desde la primera infancia con la familia, y con la escuela31 y construyendo habilidades sociales en Niños y Niñas, para alcanzar relaciones prosociales. Su impacto se evidencia de una parte en la reducción del riesgo de incurrir en delito, pero también en altas tasas de retorno para la inversión pública social como expresión del llamado logro colectivo. James Heckman, premio Nobel de Economía 2000 señala que “Un momento crítico para formar la productividad es desde el nacimiento hasta los 5 años, cuando el cerebro se desarrolla rápidamente para construir el fundamento del conocimiento y habilidades necesarias en el carácter para conseguir el éxito en la escuela, la salud, la carrera y la vida. La educación preescolar fomenta las habilidades cognitivas, junto con la atención, 27 28 29 30 31 20 Algunos expertos señalan que los factores sociales explicativos del fenómeno de la delincuencia juvenil, asocian tales hechos delictivos con acciones y organizaciones más amplias como las bandas criminales y con el crimen organizado. No obstante, pareciera generalizada la percepción que los medios proveen acerca de una delincuencia de jóvenes y adolescentes creciente, aislada, independiente y autónoma. Emmerich Norberto, “Cruce de fuego: niños, niñas y adolescentes en el narcotráfico mexicano”; Documentos de Trabajo No. 274; Universidad Facultad de Estudios para Graduados; Doctorado en Ciencia Política; Universidad de Belgrano; Buenos Aires; noviembre 2011. Este apartado es una descripción de los análisis que elaboró Carlos Vásquez González (2003) en su documento “Predicción y prevención de la delincuencia, al modelo de desarrollo social como herramienta eficaz para la comprensión de este fenómeno”, que tal y como lo describe ha sido elaborado por Catalano y Hawkins (1996), a partir de una integración de la teoría de la asociación diferencial (Cressey, 1953; Matsueda, 1988), la teoría del control social (Hirschi, 1969) y la del aprendizaje social (Bandura, 1977). (Howell, 1997; Battin-Pearson et al., 1998). Vásquez González, op. cit. El Modelo de Comportamientos Prosociales validado por el ICBF, despliega un amplio análisis sobre la posibilidad de prevención de comportamientos agresivos en Niños y Niñas en primera infancia, en particular, entre los 3 y los 6 años de edad, basado en diagnósticos tempranos y trabajando con integrantes de los ámbitos donde su vida transcurre: maestras (os), cuidadoras (es), padres y madres y otros parientes.
  • 21. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes la motivación, el autocontrol y la sociabilidad, las habilidades de carácter, convierten el conocimiento en “saber cómo” y a personas en ciudadanos productivos”32. La fortaleza de las intervenciones tempranas33 como promoción de factores protectores a la delincuencia en la Juventud y la Adolescencia, va más allá del desarrollo de habilidades cognitivas y sociales de quienes son sus beneficiarios directos. La posibilidad de fortalecer el desarrollo descansa en la evidencia de su impacto intergeneracional sobre los hijos que tendrán los Niños y Niñas a quienes se hace la intervención hoy: “… Las intervenciones tempranas que parcialmente remedian los efectos de ambientes adversos, pueden reversar en algo el daño de la desventaja y tener una alta tasa económica de retorno. Estas no solo benefician a los mismos Niños y Niñas, sino también a sus hijos, así como a la sociedad en general. La inversión en Niños y Niñas en situaciones adversas es una inusual política pública sin que implique una disyuntiva entre la eficiencia y la equidad. Reduce la desigualdad ocasionada por las diferencias al nacer y al mismo tiempo incrementa la productividad de la sociedad en su conjunto”34. Tales análisis sustentan la importancia de la detección y prevención en etapas tempranas de la vida de comportamientos agresivos que se constituyen posteriormente en factores de riesgo a la delincuencia. El Modelo de Comportamientos Prosociales de Colombia reconoce a partir del modelo ecológico que comprender y percibir a las personas participantes como sujetos sociales en interacción con una serie de recursos y posibilidades de cambio y transformación35 son fortalezas a través de las cuales es posible identificar los factores protectores36. Capítulo II La obra del profesor Vásquez González37 provee una amplia descripción y análisis de trabajos longitudinales que han observado a niños, niñas, jóvenes y adolescentes en sus ámbitos cotidianos como el escolar. De particular importancia son los análisis contenidos en “The Pittsburgh Youth Study”, The Rochester Youth Development Study” y “The 32 33 34 35 36 37 Heckman, James. J., en www.heckmanequation.org. Si bien, en este apartado nos referimos a las intervenciones tempranas como las que se desarrollan en la primera infancia, no siempre el concepto alude a este ciclo etario, ya que las intervenciones tempranas pueden aludir en otro contexto narrativo, a otras edades vitales. The Productivity Argument for Investing in Young Children* James J. Heckman and Dimitriy V. Masterov. Esta conferencia fue galardonada con el “T.W. Schultz Award Lecture” en el marco de la reunión anual del “Allied Social Sciences Association” (la traducción es nuestra). Chicago, 2007, http://jenni.uchicago.edu/Invest/. ICBF, “Promoción de Comportamientos Prosociales con las Familias; Niños y Niñas de 4 a 6 años: Una alternativa para la prevención de la agresión en la Primera Infancia”; Documento Conceptual; segunda edición, 2010. Se destacan en el análisis de factores de riesgo y protectores los análisis longitudinales tales como The Denver Youth Survey, que trabajó con 1.527 chicos y chicas procedentes de barrios de alto riesgo de Denver, quienes en 1987 tenían 7, 9, 11, 13 y 15 años, dirigido por David Huizinga en la Universidad de Colorado; The Rochester Youth Development Study, dirigido por Terence P. Thornberry en la Universidad de Albany, y The Pittsburgh Youth Study. Estas tres encuestas longitudinales hacen parte de un estudio más amplio: The Program of Research on the Causes and Correlates of Delinquency, iniciado en 1986 por The Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention (OJJDP). Investigador y estudioso de la temática de delincuencia juvenil, es licenciado en Derecho y doctor de la UNAD. En su trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil abordó un amplio espectro de trabajos, autores e investigaciones inscritos en las teorías del desarrollo social. 21
  • 22. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Denver Youth Survey”38. Según investigadores como Huizinga, Loeber y Thornberry, quienes a través de sus estudios longitudinales examinaron ampliamente factores de riesgo y protectores, los “mejores factores predictores para un adecuado desarrollo en la adolescencia tienen que ver con el tener amigos con un comportamiento convencional, una familia estable y un adecuado control paterno, positivas expectativas de futuro y no tener amigos delincuentes”39. Por su parte, The Pittsburgh Youth Study observó a una muestra de personas en diferentes grados en colegios públicos por más de diez años, con el propósito de indagar por qué estos se involucran en actos delictivos. Como factores individuales, el estudio pudo identificar la impulsividad, el coeficiente intelectual y la personalidad. Dentro de los factores de riesgo desde la familia, estos se relacionan con un cuidado y atención deficientes, comunicación precaria y abuso verbal y físico. El estudio identifica como factores de riesgo el estatus socioeconómico o habitar en barrios conflictivos. Capítulo II The Rochester Youth Development Study que se aplicó a un grupo de estudiantes considerados en alto riesgo de delinquir y de consumo de SPA encuentra en los vínculos afectivos y la retención escolar factores protectores potentes para la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes. Concretamente, el estudio concluye que “los niños que tienen un mayor grado de cariño y compromiso con sus padres tienen menos implicación en actividades delictivas; un pobre rendimiento escolar se encuentra asociado con un incremento en implicaciones delictivas y de consumo de drogas; la asociación con amigos delincuentes hace más fuerte y consistente la relación con la delincuencia…”40. 2.2. Prevención para quién y prevención para qué Para los fines de este estudio, la pregunta sobre a quiénes va dirigida la prevención y con qué propósito, delinea el alcance de la Política de Prevención de la Delincuencia Juvenil, de la que esta investigación es insumo: dicho alcance se concreta en la prevención secundaria y la prevención terciaria. Es así que la prevención tiene como interlocutores a niños, niñas y adolescentes que se encuentran en riesgo de delinquir, a sus familias y redes y a quienes integran los sistemas relacionados directamente con estos. De manera coherente con los análisis y resultados de investigaciones como los mencionados en el anterior numeral, el riesgo de delinquir puede explicarse también por factores inherentes al individuo o por factores que ganan espacio en sus ámbitos cotidianos. En este sentido, la familia como su contexto primario es potencialmente un ámbito de prevención secundaria cuando interviene tempranamente en sus niños y niñas (primera infancia), para que desarrollen capacidades que se constituyen en el trayecto 38 22 39 40 Carlos Vásquez González en su trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil, op. cit., destaca los análisis de Tremblay y Craig, 1995; Lipsey y Derzon, 1998. Vásquez González Carlos, Op. cit. Browning, Thornberry y Porter, 1999, citados en Vásquez González Carlos; Op. cit.
  • 23. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes de su niñez, adolescencia y juventud en factores que los distancian de la probabilidad de delinquir41. No obstante, este proceso en algunas familias enfrenta condiciones de vulnerabilidad que justificaría más claramente intervenciones tempranas como prevención secundaria de la delincuencia. La familia en tanto se constituye en un complejo entramado de vínculos que conforman relaciones y redes es determinante en la construcción de factores que propicien el riesgo de delinquir o factores que protejan a los niños desde temprana edad de incurrir en actos delictivos. Cada familia se mueve en el devenir de los recursos y los acontecimientos que le son propios y conforman su “mundo privado”. La vulnerabilidad puede provenir de diferentes causas, de diferente forma y con diferente intensidad. Sin embargo, es probable que niños y niñas en primera infancia cuyos padres sean adolescentes o que sean víctimas de maltrato y violencia intrafamiliar –entre otros varios factores– puedan moverse posteriormente hacia lo delictivo. Las intervenciones durante los primeros años de vida, que garantizan el desarrollo de sus capacidades, los distanciarán de la delincuencia, dado el claro impacto sobre su desarrollo. Estas intervenciones, entonces, deben involucrar a la familia como un actor central teniendo en cuenta que es un ámbito vital de los niños y niñas en primera infancia, no solo porque es tal vez el espacio donde transcurre la mayor parte de su vida, sino porque la posibilidad de aprehender el mundo de afuera depende de las fortalezas que este mundo de lo privado les provea. Intervenciones en otros ámbitos como el barrio, la escuela, la calle, donde el riesgo de delinquir es latente, son también parte de la intervención secundaria. En este sentido, los sistemas escolares cumplen roles centrales en esta prevención en tanto deben promover el acceso de niñas, niños, adolescentes y jóvenes al ámbito educativo, así como definir estrategias y mecanismos que los retengan dentro del sistema escolar. Tal vez sea esta la permanencia de los jóvenes y los adolescentes uno de los mayores desafíos de un sistema escolar, pues se trata de una población fuertemente apuntalada desde diferentes problemáticas económicas y sociales como el desempleo o la ausencia de recursos, que mezcladas con las “nuevas lógicas” económicas (microtráfico, porte ilegal de armas, distribución de sustancias psicoactivas…) la presiona al abandono escolar. Capítulo II La prevención secundaria, entonces, es para que los niños, las niñas, jóvenes y adolescentes que aún no han ingresado a un sistema de responsabilidad penal no se involucren en actos delictivos, o para que se distancien de ellos. En el caso de adolescentes y jóvenes que han pasado o se encuentran en el Sistema de Responsabilidad Penal, la prevención se realiza de manera directa en el ámbito institucional y de manera indirecta pero con igual fuerza e interés en otros ámbitos que en la prevención secundaria son centrales, como el familiar, el escolar o el barrial. Esto significa que el hábitat para esta prevención terciaria no ocurre principalmente en los 41 La Estrategia “Cero a Siempre”, promovida desde la Presidencia de la República, se centra en la atención en aspectos claves que son propios de la primera infancia, pero que tienen un alto impacto en el desarrollo futuro de los niños y niñas. 23
  • 24. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes que fueron sus contextos cotidianos, estos se reorganizan y recomponen en torno a un contexto institucional donde transcurre la sanción. La prevención terciaria tiene el propósito, por tanto, de evitar la reincidencia de adolescentes y jóvenes en el mismo delito o en delitos más graves aún. En el marco de esta prevención, adquiere sentido el enfoque pedagógico que implica asumir la responsabilidad de un delito cometido y por tanto la finalidad de restaurar el daño. En este marco, es parte de la prevención terciaria el seguimiento y acompañamiento a aquellas personas jóvenes y adolescentes que egresan del Sistema de Responsabilidad Penal, o posegreso, como una fase clave de reconstrucción de su proyecto de vida y de reinserción en su comunidad. 2.3. Una mirada a las cifras disponibles Introducción Capítulo II Como se mencionó en el capítulo II, el hecho de que los adolescentes y jóvenes cometan delitos está relacionado con esa unidad compleja compuesta por factores de riesgo y factores protectores que promueven o inhiben este fenómeno. Si bien dichos factores son opuestos, son también interdependientes entre sí; cuanto más protección ofrezcan para prevenir la delincuencia, más débiles son los factores de riesgo. En este sentido, se espera de la política pública la capacidad de diseñar y promover estrategias y acciones que fortalezcan en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus entornos estrategias de afrontamiento que los distancien de la delincuencia. En el caso específico de Colombia, la información para 15 ciudades sobre aprehensiones realizadas por la Policía Nacional entre 2003 y 2013, proveniente del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco), ofrece una aproximación sobre lo que puede ser esa relación entre los factores protectores y los de de riesgo, expresada en la vinculación a delitos por parte de niños, niñas y adolescentes y jóvenes entre 6 y 26 años de edad. En este numeral entonces se analiza la información reportada sobre delitos, para dos grupos de edad: de 14 a 18 años y de 19 a 26 años, según cuatro principales tipos: 1º. Fabricación, porte o tráfico de estupefacientes; 2º. Hurto a personas; 3º. Fabricación, porte o tráfico de armas; y 4º. Lesiones personales. Aunque no hace parte de los primeros delitos, se incluyó en estas observaciones el de homicidio común. 24 Desde la prevención secundaria del delito, se analizan los datos disponibles sobre la población de 6 a 13 años que es conducida por la Policía Nacional ante las Defensorías de Familia por hallarse en circunstancias especiales asociadas a conductas punibles.
  • 25. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes Acerca del delito y los hechos punibles La riqueza de los datos disponibles permite un amplio análisis sobre los hechos punibles y los delitos cometidos por esta población, que enfocados desde los derechos planteados por la Constitución Política como mínimos para alcanzar la condición de dignidad humana, son probablemente un indicio de vulneración de esta condición. Se infiere, por lo que indican los datos, que muchos niños, niñas y adolescentes una vez se han vinculado al trabajo no valoran la educación como una opción de vida42. De otra parte, y ligado a lo anterior, es probable que estos sean uno de los proveedores o el proveedor principal en sus familias y que además en el momento de ser registrada esta información hayan trabajado anteriormente. Por tanto, los derechos a la protección concretados en el derecho a contar con una familia que dé afecto y cuidado se ven trastocados al ser ellos los principales garantes de estos, realizando actividades económicas, propias de adultos. En un intento por responder a la pregunta acerca de por qué delinquen los niños, niñas y adolescentes, un amplio abanico de explicaciones surge. A partir de la teoría de la asociación diferencial, el delito se explica como un fenómeno que se aprende de los entornos más cercanos, razón por la cual puede inferirse que como en todo lo que se aprende, se pueden perfeccionar las técnicas y puede llegar a permitir una escalada delictiva. Así mismo, cuando el delito es una condición arraigada dentro del sistema cultural y de valores en el que crece un menor de edad, suele existir la creencia de que no se está violando ningún código social porque esa actividad se convierte en algo cotidiano, lo cual la legitima para ellos. Capítulo II Ahora bien, es necesario tener en cuenta que la comisión del delito está mediada por diferentes factores que son determinantes. En este caso puede hablarse de la necesidad económica, que es por lo general la principal motivación que lleva a que el individuo delinca; de otro modo también influye la facilidad que se tiene para cometer el delito, por ejemplo si se posee un arma, o si el sitio en el que delinque presenta condiciones apropiadas para hacerlo, para esconderse o escapar; y finalmente, la experiencia previa que se tiene con el delito, directa en caso de que sea de parte de un familiar o un par cercano, o indirecta cuando surge por información de terceros. Así mismo es necesario tener en cuenta dentro de este punto que la manera en la que opera la mayor parte de delitos cambia dependiendo de las oportunidades que estos brindan, es decir, algunos delitos permiten que la persona opere sola, con compañía e incluso otros requieren la organización de grupos que llevan a cabo todo el “trabajo”. Adicionalmente, es frecuente encontrar el desconocimiento que se tiene de las implicaciones penales, familiares y sociales que conlleva la comisión de cualquier delito. 42 En revisión bibliográfica y diálogos con expertos, se establece coincidencia con esta afirmación que indica que los niños, niñas y adolescentes tienen mayor probabilidad de abandonar sus estudios cuando perciben ingresos. 25
  • 26. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Niños y niñas sujetos de protección integral como interés superior de la Sociedad sin responsabilidad penal (de 6 a 13 años de edad) Hablar de la población entre 6 y 13 años implica partir de los acuerdos internacionales y de la Carta Política nacional que los reconoce como interés superior de toda la sociedad, lo que obliga a analizar el tema desde lo planteado en el artículo 142 de la Ley 1098 de 2006, que señala: “Sin perjuicio de la responsabilidad civil de los padres o representantes legales, así como la responsabilidad penal (…), las personas menores de 14 años no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente, privadas de libertad, bajo denuncia o sindicación de haber cometido una conducta punible. La persona de catorce (14) años deberá ser entregada inmediatamente por la Policía de Infancia y Adolescencia ante la autoridad competente para la verificación de la garantía de sus derechos de acuerdo con lo establecido por esta ley. La Policía procederá a su identificación y a la recolección de los datos de la conducta punible”. Capítulo II 26 Al no tener responsabilidad de tipo penal, entran en proceso de restablecimiento de derechos, en coherencia con el artículo 9º del mismo código, que señala: “En todo acto, decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que deba adoptarse con relación a niños, niñas o adolescentes, prevalecerán sus derechos”. Probablemente es en esta cohorte de edad donde con mayor claridad se observa la importancia de la prevención secundaria que implica para la sociedad entera proteger desde una mirada corresponsable su interés superior (ver capítulo I de este estudio). El fenómeno del quinto grado El hecho de que una población en este rango sea registrada por la policía por hechos punibles y llevada para la verificación de sus derechos ante las defensorías de familia pone en tela de juicio la construcción de factores preventivos en las primeras etapas de vida. Visto desde los derechos al desarrollo, estas estadísticas invitan a una reflexión más profunda que aproxime alguna explicación sobre por qué cerca de la mitad de esta población tiene quinto grado de escolaridad. Esta información es preocupante en sí misma, pero lo es aún más porque es una constante en todas las cohortes de edad que se analizan en este estudio, como se verá más adelante.
  • 27. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes Gráfico 1. Grado de Escolaridad al momento de ser puestos a disposición de la Defensoría de Familia (Niños, Niñas 6 a 13 años) 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 NOVENO OCTAVO SÉPTIMO SEXTO QUINTO CUARTO TERCERO SEGUNDO PRIMERO ANALFABET0 - Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). Tal como se mencionó líneas arriba, el punto más alto de los hechos punibles registrados por la policía ocurre en personas cuya escolaridad está en quinto grado, justo cuando concluye la básica primaria, que representa cerca del 50% del total de registro en estas edades. En opinión de algunos investigadores, una posible explicación está en el hecho de que a esta edad son presa fácil de la delincuencia, pues no son tan pequeños que no puedan asumir estas “tareas”, pero a su vez no tan grandes como para preguntar o cuestionar las instrucciones y la naturaleza de estas. Es evidente que por estas particularidades propias de la edad, esta población es objeto de fácil instrumentalización en las diversas dinámicas delictivas y por ello merece un tratamiento especial que incluya además observar la responsabilidad del entorno cercano y a adultos relacionados con ellos43. Capítulo II Alcanzar el quinto grado es considerado por diferentes análisis como un logro y ha sido señalado como uno de los Objetivos del Milenio44; es probablemente para muchos el nivel máximo alcanzable de escolaridad ya que el sexto grado da cuenta de una gran deserción como lo indican los resultados de la Encuesta Nacional de Deserción Escolar45, que revela que esta ocurre principalmente en los grados primero y sexto. Algunas po43 44 45 Investigadores del Observatorio del Delito de la Policía Nacional señalan que de acuerdo con su experiencia, la vinculación en actos delictivos de NNA en este rango ocurre principalmente en el límite superior de este. La Meta del Segundo Objetivo del Milenio es alcanzar la Universalización de la Básica Primaria Ministerio de Educación Nacional, “Encuesta de Deserción Escolar”, 2011. 27
  • 28. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes sibles explicaciones del abandono del sistema educativo se relacionan con el hecho de que no son pocos quienes en este rango de edad ya son proveedores en sus familias y necesitan conseguir ingresos; resulta entonces interesante vincular esto con los procesos de transformación en el cuidado en las familias y de sus estructuras. Capítulo II la Encuesta de Demografía y Salud de año 201046 señala para la población entre 5 y 14 años que cerca del 60% de los encuestados viven solo con la madre, aunque tienen el padre vivo, al tiempo que menos del 9% viven solo con el padre teniendo viva la madre. Si a esto se le agrega que el 57,5% de los niños y niñas por debajo de los seis años no asiste a ninguna institución porque son cuidados en casa, es necesario considerar en un análisis de prevención del delito las transformaciones en las estructuras del cuidado, relacionadas en parte con la participación creciente de las mujeres en el mercado laboral, ocasionando a su vez enormes transformaciones en las lógicas de protección en el interior de sus hogares y en la estructura familiar. Nuevos cuidadores y cuidadoras surgen entonces cuando los adultos salen en busca de ingresos al mercado laboral: cerca de un 25% de las madres con niños y niñas menores de 5 años los llevan con ellas47; el 39,7% son atendidos por sus abuelos en la zona urbana y el 35,5% en la rural; en el 10% de los casos, el cuidado es asumido por otros parientes, y en la zona urbana solo el 8,9% se quedan junto al cónyuge de la madre. Llama la atención cómo en estas nuevas estructuras del cuidado no solo los adultos mayores son parte esencial de este, también los niños y niñas son cuidadores de sus hermanas y hermanos pequeños, especialmente estas: la encuesta reporta que en el área rural cerca del 7% de los niños y niñas menores de 5 años son cuidados por la niña mayor y el 1,5% son cuidados por el niño mayor48. En este punto vale la pena señalar el desafío que dicha situación plantea al sistema educativo en razón a la pérdida de niños y niñas en quinto de primaria; así mismo, se presenta un desafío a las familias, para que entre los dos sectores con una acción estatal decidida aseguren que los niños y niñas logren superar el quinto grado y llegar al bachillerato, rompiendo así con el ciclo que los expulsa del sistema educativo. La actividad principal La información recopilada por la Policía Nacional responde –entre otras cosas– a la pregunta sobre la actividad principal. Resulta sorprendente encontrar para este rango de edad 500 casos de niños, niñas y adolescentes que se clasifican como “desempleados”, 371 son estudiantes, y 100 identifican la delincuencia como su actividad principal. Es importante sin embargo señalar que casi la mitad de los niños y niñas no identifican la realización de actividades específicas en su vida cotidiana, de suerte que solo un porcentaje mínimo (4,8%) considera que sus actividades desarrolladas se asocian al delito. 46 47 28 48 Profamilia et al., “Encuesta Nacional de Demografía y Salud; Bogotá, 2010. La ENDS señala que el 65% de las mujeres encuestadas trabajan en ventas y servicios. Solo 2,5% trabajan como profesionales, técnicas o gerentes. Profamilia et al., ENDS, Op. cit., 2010.
  • 29. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes No menos importante es la cifra de 500 “desempleados”, antes mencionada, en edades donde la vinculación laboral se considera explotación laboral o, dependiendo de la actividad, en las peores formas de trabajo infantil (PFTI). La normatividad establece como trabajo infantil “… toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica (…) por personas menores de 18 años de edad”49. A su vez, el artículo 3º del Convenio 182 de 1999 con la OIT determina dentro de las PFTI “La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes”50. De la misma manera, la Ley 1098 de 2006 señala que “la edad mínima de admisión al trabajo es a los quince años (…) excepcionalmente los niños, niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de la Inspección del Trabajo, o en su defecto el ente territorial local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo artístico, cultural, recreativo y deportivo. La autorización establecerá (…) las condiciones en que esta actividad debe llevarse a cabo. En ningún caso el permiso excederá las (14) horas semanales”51. Un dato interesante y que debe ser objeto de una mayor reflexión es que solo en dos casos quienes fueron conducidos por la policía ante la autoridad competente reconocen que su principal actividad es el deporte. Sin desmedro del principio fundamental que emana de acuerdos y convenciones internacionales que indica que “Los Niños al Colegio, los Padres al Trabajo” y que representa la prioridad de la educación como actividad para estos años de vida, es interesante recoger del análisis cualitativo cómo en opinión de diversos actores se reconoce claramente el uso del tiempo libre y el deporte en particular como un factor preventivo del delito. Capítulo II Los resultados descritos para una población que no tiene responsabilidad penal ponen de manifiesto el papel central que debe cumplir la prevención secundaria orientada a evitar no solo que aparezca, sino también evitar una escalada de factores de riesgo en personas que desde temprana edad se han involucrado con este. Se presenta aquí un enorme desafío para las instituciones entre cuya misión están la protección de la familia y la garantía del derecho al desarrollo, en el sentido de asegurar que esta población disponga de programas y oferta de servicios suficiente, para que se alcance el adecuado desarrollo de sus capacidades y que la dote con suficientes elementos para continuar desarrollando un proyecto de vida valioso, lo que implica entre otras cosas ir más allá del quinto grado de primaria. 49 50 51 Ministerio del Trabajo et al., “Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y Proteger al Joven Trabajador”-2008-2015. Comité Interinstitucional-Secretaría Técnica. El Convenio 182 de 1999 de la OIT fue adoptado en Colombia mediante la Ley 704 de 2001, declarado exequible por la Corte Constitucional en 2002 y ratificado en 2001, mediante el cual ingresó formalmente al bloque de constitucionalidad. Artículo 35 de la Ley 1098 de 2006. 29
  • 30. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Adolescentes sujetos de protección integral como interés superior de la sociedad y con responsabilidad penal (de 14 a 18 años de edad) De acuerdo con el número de aprehensiones, los delitos en este grupo de edad son similares a los correspondientes al grupo de menores de 14 años. Es decir, el hurto y la fabricación, tráfico o porte de estupefacientes están a lo largo de 10 años, muy por encima del resto de delitos. Sin embargo, vale la pena mencionar que en esta población que tiene responsabilidad penal, el hurto a personas desciende considerablemente a partir del año 2006. Tal vez un poco prematuro sería explicarlo como efecto de la Ley 109852; sin embargo, en los años posteriores este delito desciende y se mantiene relativamente estable hasta el 2012 (pasando de 11.000 aprehensiones en 2006 a 6.700 en 2012), muy probablemente como resultado de la puesta en marcha del SRPA. A partir de 2012 el hurto a personas ostenta un crecimiento que no alcanza los niveles del año 2006; comportamiento similar presenta lo relacionado con estupefacientes. Por su parte, delitos como la fabricación, porte o tráfico ilegal de armas tienen un comportamiento estable sin aumentos o picos pronunciados a lo largo de la década. Lesiones personales y homicidios dan cuenta de un número de aprehensiones considerablemente menor que el de estupefacientes o hurto a personas (ver gráfica). Capítulo II Gráfico 2. Recomposición de los cuatro principales delitos y el Homicidio en Adolescentes entre 14 y 18 años - Número de Aprehensiones. (2003-2013) 12000 10000 8000 6000 4000 2000 0 2003 2004 2005 Delitos Hurto a personas Homicidio 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Fabricación, porte y tráfico de armas Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes Lesiones personales Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). 30 52 La Ley 1098 fue sancionada en noviembre de 2006, y su implementación paulatina comenzó en marzo de 2007.
  • 31. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes Estas cifras guardan coherencia con lo planteado desde el análisis cualitativo por diversos actores, entre ellos adolescentes en riesgo o que han pasado por el SRPA, y quienes dan cuenta del papel que juega en el delito y en la incidencia de este el narcotráfico y su manifestación en los espacios de su vida cotidiana, a través del microtráfico y sus dinámicas (ver numeral 4.2.3). De otra parte, es interesante señalar que para quienes han estado vinculados más de una vez al SRPA, hay un conocimiento adquirido sobre cómo funciona el Sistema, de suerte que, como señalan algunos expertos53, el delito y sus procesos de penalización pueden llegar a ser parte de su vida. Esto es una señal muy importante para la prevención terciaria, en tanto las posibilidades de separar su proyecto de vida del delito se alejan con la reincidencia. Tales reflexiones son relevantes a esta edad porque son muchos los casos de aprehensiones que se reportan. El fenómeno del undécimo grado Retomando el análisis sobre los niveles de escolaridad de quienes han sido aprehendidos por la Policía Nacional durante el período 2003-2013, a medida que el estudio analiza rangos de edad más altos, se observa que la mayor proporción de aprehensiones ocurre en personas con escolaridad en los grados quinto y once, es decir, al final de los ciclos educativos. Ya en el análisis cualitativo se sugirió que pareciera configurarse una red de conversaciones que dictamina la finalización de estos ciclos para dar comienzo a otros que no tienen que ver con la escolaridad y frente a los cuales ni el sistema educativo, ni las familias, ni el Estado tienen una estrategia que logre mantener a los niños, niñas y adolescentes en la ruta del conocimiento que privilegia sus capacidades y conlleva una vida valiosa. Algunas posibles explicaciones a la relación entre los mayores casos de delitos en personas con primaria o con bachillerato pueden encontrarse en la reducción de oferta de cupos para la básica secundaria y universitarios (técnicos y tecnológicos), así como en la falta de información que se tiene de acceso a la educación superior, en particular en ciudades intermedias y pequeñas. Capítulo II Para este grupo de edad las mayores aprehensiones continuaron registrándose en aquellos adolescentes que han llegado a quinto de primaria y que no pasaron de este nivel, con 44.164 casos, que son el 30,39% del total; algo parecido ocurre en undécimo grado, al cierre de la secundaria, con 30.300 casos, que constituyen el 20,85% del total. Que el mayor número de personas menores de 13 años conducidas por la policía ante las defensorías de familia tengan una escolaridad hasta quito grado es preocupante; pero el hecho de que esta situación también sea significativa para el grado undécimo en la población de 14 a 18 años profundiza aún más esta problemática. 53 Policía Nacional, Observatorio del Delito. 31
  • 32. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Gráfico 3. Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de homicidio en Niños, Niñas y Adolescentes por Grado de Escolaridad de 14 a 18 años. Número de Aprehensiones. (2003-2013) Fabricación, porte y tráfico de armas UNIVERSITARIOS TECNÓLOGOS Hurto a personas Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes TÉCNICOS UNDÉCIMO DÉCIMO NOVENO OCTAVO SÉPTIMO SEXTO QUINTO CUARTO TERCERO SEGUNDO PRIMERO ANALFABETO 20000 18000 16000 14000 12000 10000 8000 6000 4000 2000 0 Homicidio Lesiones personales Capítulo II Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). Cada delito tiene su propio comportamiento, y los marcados puntos de quiebre en quinto y once varían según el delito del que se trate. La fabricación, tráfico o porte de armas opera a través de redes evidentes, que definen distintas tareas dependiendo de la edad. Los niños y niñas pequeños son actores muy pasivos, pero a medida que aumenta la edad esta participación es más clara, consciente y activa, pues implica la obtención de ingresos54. Es por ello que la intervención del Estado y de la familia, así como del sector educativo, priorizando en este grupo etario, es perentoria. Para el delito en mención, la participación de adolescentes en undécimo grado no es tan diferente de la de personas con noveno grado. Quienes participan en el delito de hurto a personas lo hacen independiente de otros actores involucrados en esta misma cadena, lo que impide que tengan una visión de conjunto de la problemática que esta encierra y la posibilidad de ser conscientes del rol que se puede tener en esta dinámica. Cuenta de ello da que quienes son consideradas personas no delincuentes llegan a comprar en mercados ilegales diversos artículos personales, argumentando que son más económicos, constituyéndose en beneficiarios y partícipes indirectos de dicho delito y entorpeciendo la denuncia. En la fabricación, porte o tráfico de estupefacientes, si bien muestra para los grados quinto y undécimo 54 32 Con respecto al delito de tráfico, fabricación y porte de armas, es importante hacer mención a la efectividad de políticas y acciones como las campañas de desarme, que en algunas regiones del país tuvieron resultados importantes, como aquellas de cambiar juguetes por armas. Así mismo, cabe mencionar aquí la campaña de desarme de Bogotá, que ha mostrado un claro impacto en su reducción.
  • 33. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes incrementos importantes, no se puede ignorar la participación de adolescentes entre estos. En el caso del delito de homicidio común, este parece tener una menor participación a medida que se cuenta con mayor escolaridad, de suerte que en undécimo grado ya no es tan evidente el aumento. La fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, como ya se mencionó, es un delito que se incorpora en los espacios de la vida de los adolescentes y se adapta a sus entornos e impone sus lógicas. El mundo por fuera de su casa es vital para el adolescente; en el desarrollo de su identidad y autonomía, el grupo de amigos constituye parte esencial de su vida. Sin embargo, en muchos casos a este mundo conformado por el barrio, el parque, la cuadra, llegan nuevos actores que imponen nuevas “reglas del juego” como demarcar imaginariamente los territorios por donde se puede transitar, propiciando la vinculación al consumo y generando una transformación de los ámbitos públicos en ámbitos que se “privatizan” (tal como se menciona en este estudio). La gravedad de este delito, además de lo mencionado, está en que puede ser mediador de otros delitos. Su forma de actuar, en tanto se incorpora en los ámbitos de los adolescentes y sus familias, no necesariamente implica la desescolarización, pero transforma los roles de los adolescentes que progresivamente se vinculan a este en su ámbito escolar. “En la lógica del microtráfico, entre otras estrategias, el uso de jóvenes y adolescentes es común en las distintas dinámicas y fases del proceso (fabricación, transporte, distribución, etc.) por la más fácil vinculación de los estudiantes de los niveles de primaria y secundaria”55. La actividad principal Comparado con quienes están entre los 6 y los 13 años, en este rango de edad se incorporan otras ocupaciones. En el caso de quienes fueron aprehendidos en la última década por porte ilegal de armas, el mundo del trabajo para la consecución de ingresos tiene un enorme peso en sus vidas: los adolescentes se consideran desempleados o trabajadores independientes probablemente ligados con el mundo del “rebusque”, y solo en tercer lugar se identifican como estudiantes. Un número no despreciable de 1.206 adolescentes considera que su actividad principal es el delito. En este rango de edad, se evidencian formas organizadas para delinquir, en tanto en este delito se registran 36 casos de pertenencia a bandas criminales. El espectro de actividades laborales se amplía y muestra una gran diversidad. Los datos son muy sugestivos al señalar que en 39 casos de aprehensiones, las personas consideran como su actividad principal ser ama de casa. Esta identificación de su actividad principal como “ama de casa” se manifiesta en mayores proporciones en otros delitos, siendo la cifra más alta la de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes. Este análisis invita a hacer reflexiones más profundas sobre la relación existente entre fenómenos sociales como el embarazo adolescente, la deserción escolar y cambios drásticos en la estructura familiar y del cuidado. 55 Álvarez C., Miguel; Duque N., Carolina, “Porros, bichas y moños: política pública, geografía del consumo y expendio de sustancias psicoactivas en jóvenes escolares”, Procuraduría General de la Nación-Convenio Alcaldía Mayor BogotáAlcaldía de Barranquilla, 2010. Capítulo II 33
  • 34. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Gráfico 4. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte Ilegal de Armas en Adolescentes de 14 a 18 años – Actividad Principal (2006-2013) 8.684 5.645 36 GRUPOS ILEGALES NO REPORTA 11 OTROS 2 INDEPENDIENTE 30 POLICÍA 2.029 DEPORTISTA AMA DE CASA FUERZAS ARMADAS DESEMPLEADO COMERCIANTE 39 1.206 DELINCUENCIA 20 ESTUDIANTE 37 92 AGRICULTOR 3.260 Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). Capítulo II Quienes fueron aprehendidos para el mismo período por hurto a personas se reconocen como desempleados o trabajadores por “cuenta propia”, ambos en proporciones similares. La población que se considera estudiante, como lo muestra la siguiente gráfica, es mayor que en el caso de la fabricación, tráfico y porte ilegal de armas, y adquieren peso aquellos que consideran como su ocupación ser deportistas. Gráfico 5. Número de Aprehensiones en Hurto a Personas en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013) 17.412 17.338 16.526 34 1 POLICÍA GRUPOS ILEGALES 39 NO REPORTA 13 OTROS 7 INDEPENDIENTE 62 EMPLEADO PÚBLICO 2.177 DEPORTISTA FUERZAS ARMADAS AMA DE CASA COMERCIANTE 70 DELINCUENCIA 37 DESEMPLEADO 179 ESTUDIANTE 28 AGRICULTOR 9.631 Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).
  • 35. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes En el delito de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, que desde 2009 muestra el mayor número de aprehensiones, se destaca la participación de 13.114 estudiantes en actividades relacionadas con este, lo que resulta coherente con lo señalado para este delito que “opera con el uso de jóvenes y adolescentes”. Es así como 7.702 adolescentes reportan como su principal actividad la delincuencia. El número de quienes se consideran desempleados sobrepasa en casi la mitad a quienes se consideran estudiantes, primando, como en todos los delitos, el peso económico y el mundo de lo laboral en una población que por definición se encuentra en edad escolar. Gráfico 6. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte de Estupefacientes en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013) 23.720 20.559 13.114 10.516 7.702 NO REPORTA 40 OTROS POLICÍA 5 EMPLEADO PÚBLICO 16 INDEPENDIENTE 113 DELINCUENCIA FUERZAS ARMADAS AMA DE CASA COMERCIANTE 131 DEPORTISTA 79 DESEMPLEADO 257 ESTUDIANTE 126 AGRICULTOR Capítulo II Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). El homicidio común, con el menor número de casos de aprehensiones, reporta que menos del 10% de estos adolescentes tiene como actividad principal estudiar. Sigue siendo la consecución de ingresos, en este delito como en los anteriores, el principal móvil de la delincuencia. 35
  • 36. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Gráfico 7. Número de Aprehensiones en Homicidio Común en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013) 1.597 1.006 8 1 23 POLICÍA GRUPOS ILEGALES NO REPORTA OTROS 3 INDEPENDIENTE DELINCUENCIA FUERZAS ARMADAS 14 AMA DE CASA COMERCIANTE 353 226 DEPORTISTA 1 DESEMPLEADO 19 ESTUDIANTE 16 AGRICULTOR 333 Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). Capítulo II Las aprehensiones por lesiones personales, junto con el delito asociado con estupefacientes, señalan una mayor proporción de adolescentes cuya actividad principal es ser estudiantes. Una posible explicación de esto, como se mencionó antes, puede estar relacionada con una mayor visibilización del acoso escolar. Gráfico 8. Número de Aprehensiones en Lesiones Personales en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013) 3.732 2.997 36 4 EMPLEADO PÚBLICO GRUPOS ILEGALES 8 NO REPORTA 1 OTROS 5 INDEPENDIENTE 17 POLICÍA 262 DEPORTISTA AMA DE CASA FUERZAS ARMADAS 61 DELINCUENCIA 13 COMERCIANTE 1.946 DESEMPLEADO 63 ESTUDIANTE 11 AGRICULTOR 2.142 Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco).
  • 37. Una aproximación a la delincuencia en jóvenes y adolescentes La relación de esta población con el delito puede ocurrir, bien por vinculaciones recientes a este, o bien como resultado del fortalecimiento de factores de riesgo a lo largo de etapas anteriores de su ciclo vital. Para este grupo, que ya no es el interés superior de la sociedad, y que no hace parte de la población en edad escolar de secundaria56, los factores que pueden explicar su participación en acciones delictivas tienen relación con un escenario económico que da cuenta de una tasa de desempleo del 16,5%, y en donde del total de jóvenes en edad de trabajar, el 41,6% correspondió a inactivos57. Esto aunado a una cultura del dinero fácil, que ofrece dinero rápido a través del delito, da por resultado una rentabilidad inmediata. Quizás para ningún rango de población es tan importante tanto como para este contar con fuentes de ingresos. De hecho, la vinculación al sistema educativo es significativamente menor en todos los delitos, a la vez que la enorme participación de la categoría “independientes” sugiere una creatividad para la búsqueda de recursos, que puede estar asociada con el delito como fuente de ingresos (ver gráficas). Jóvenes Adultos con Responsabilidad Penal (De 19 a 26 años de edad) A lo largo de los últimos diez años, se observa un comportamiento más irregular con respecto a los rangos etarios anteriores, en el que a partir del año 2007 se notaba una disminución del fenómeno, que es cuando entra en vigencia la Ley 1098 de 2006. Para este caso, el comportamiento es casi inverso, en el que justo a este rango de edad que no cobija este Código de Infancia y Adolescencia, el fenómeno se empieza a disparar, alcanzando su punto más alto en el 2010 con la fabricación, porte y tráfico de estupefacientes con 14.308 capturas en relación con todos los delitos y todas las edades. El siguiente gráfico ilustra una diferencia del 37% de este delito con respecto al hurto de personas, que es el que se sitúa en segundo lugar, que a la vez se distancia de los tres siguientes: fabricación, tráfico o porte de armas, lesiones personales y homicidio, que se vislumbra como el de menor participación. 56 57 Según lo establecido por el Ministerio de Educación, la edad de escolaridad entre los grados 6 y 11 es entre 11 y 17 años. DANE, Boletín estadístico mercado laboral de la juventud (14 a 28 años) trimestre abril-junio de 2013. Capítulo II 37
  • 38. La prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes Gráfico 9. Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de Homicidio en Jóvenes de 19 a 26 años (2003-2013) 16.000 14.000 12.000 10.000 8.000 6.000 4.000 2.000 0 2003 Capítulo II 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Delitos Fabricación, porte y tráfico de armas Hurto a personas Fabricación, porte y tráfico de estupefacientes Homicidio Lesiones personales Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco). Es preciso señalar que en este rango de edad los sujetos cuentan con una madurez en la cual tienen conciencia de las acciones que cometen, así como también asumen los riesgos a los cuales están expuestos cuando incurren en algún delito. Es también un período en el que al asumir la mayoría de edad, van adquiriendo nuevas responsabilidades a las que muchas de ellas tienen que responder mediante aportes económicos. 38 Hay que anotar que en esta etapa es preciso seguir realizando intervenciones que les proporcionen a las personas las oportunidades para evitar que los adultos jóvenes se involucren en dinámicas que los vayan comprometiendo en la carrera delictiva. Es notable que a media que los NNA van creciendo, la participación en el delito toma mayor fuerza, independientemente de la variación que haya tenido en la última década. Algo preocupante a lo largo de este análisis es lo que se observa con la fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, el cual probablemente estaría asociado al fenómeno del narcotráfico.