1. ¿QUÉ ES EL COACHING? ¿QUÉ ES UN COACH?
por Esther Roche
Q
uizá en los últimos tiempos has venido oyendo hablar de una técnica llamada
“coaching” (pronunciado couching). Quizá lo has visto en la prensa, lo oyes en la
compañía donde trabajas, o lo lees en algunas noticias en internet. Sin embargo, no
estamos muy seguros de lo que es “esto del coaching”. Bien, en pocas palabras, el coaching es
esencialmente desarrollo y aprendizaje de uno mismo, realizado a través de un experto al que
llamamos Coach (couch).
No obstante, esta definición se me hace un tanto básica, por lo que me gustaría aquí
darles la mía propia: Coaching es una profundización en los conocimientos de uno mismo,
cuya función esencial es desarrollar nuestro potencial con el objeto de lograr nuestras metas
o deseos, superar obstáculos y mejorar nuestro rendimiento. Es decir, al hablar de coaching
nos referimos al proceso de aprendizaje que cubre el vacío que existe entre nuestra situación
actual y nuestras metas, un proceso que propicia y acelera el avance hacia esos objetivos.
Todos tenemos las respuestas dentro de nosotros mismos. El Coaching simplemente ayuda a
encontrarlas y ponerse en marcha, basándose siempre en la confianza, la sinceridad y el
respeto.
Pero, ¿cómo funciona? Para responder a esta pregunta, primero he de aclarar lo que
NO ES el coaching. El Coaching NO ES terapia, ni trata con elementos del pasado de la persona.
El Coaching NO ES asesoría ni consultoría, ya que no indica lo que tenemos que hacer. El
Coaching NO ES Mentoring ni entrenamiento, ya que no imparte conocimientos ni
instrucciones.
Una vez aclarado lo que NO ES, paso a explicar cómo funciona, aunque brevemente, ya
que existen numerosas escuelas de coaching así como numerosos tipos (Coaching Ejecutivo,
Personal, Empresarial…). El proceso de Coaching está compuesto por tres elementos clave, que
son el Coach (experto), el Coachee (el cliente), y el propio proceso de Coaching. La
herramienta fundamental del proceso son las preguntas, que actúan como catalizador del
cambio, y mediante ellas el Coach logrará que el Coachee encuentre sus propias respuestas. En
el Coaching se dialoga de una forma muy especial que propicia la motivación y el cambio. Se
establece una relación entre ambas personas y a partir de ahí da comienzo un proceso de
aprendizaje, así como superación de obstáculos, que empieza por la toma de conciencia o
diagnóstico de necesidades. A continuación se establecerán unos objetivos definidos en un
plan de acción que el Coachee se llevará como “tarea”. En las sesiones siguientes se revisarán
dichos objetivos, los planes de acción, cómo se ha sentido el cliente al realizar algunos
2. cambios, etc. Esto es la evaluación. También en estas sesiones se analizan los resultados, si los
puntos del plan de acción están funcionando o no, si el cliente sigue igual de motivado y
comprometido, qué acciones hay que corregir o es posible mejorar. Mediante estas
conversaciones, y gracias a la manera especial que el Coach tiene de escuchar, el Coachee
llegará a conclusiones, soluciones e ideas que por sí solo no habría alcanzado. Para el Coach,
cada Coachee es único y especial, es una gran posibilidad, un gran potencial. De este modo,
cada Coachee es, no lo que piensa de él mismo, sino la máxima expresión de lo que puede
llegar a ser. El Coach es un creador. El creador del potencial que cada Coachee lleva dentro.
Durante todas estas sesiones, se establece una intensa relación entre cliente y Coach,
que llamamos Alianza. Esta Alianza está basada en la confianza, el compromiso, el respeto y la
confidencialidad. Existe un Código Deontólogico del Coaching que guía el ejercicio de nuestra
profesión desde una perspectiva ética y al principio de la relación Coach – Coachee se le
entrega al cliente el Código Ético y Deontológico, así como un contrato y un contrato de
confidencialidad.
La duración de este proceso es variable, ya que depende mucho de las necesidades de
cada cliente y de la metodología empleada. No obstante, como guía indicativa, lo normal es
que un proceso suela durar entre 8 y 12 sesiones de hora y cuarto u hora y media cada una,
siendo éstas, también por lo general, semanales (o quincenales).
Es muy importante recalcar que es imprescindible que exista voluntad y compromiso
por parte del cliente, ya que el dueño total y absoluto del proceso, así como el responsable del
mismo, es siempre el Coachee. Esto quiere decir que la responsabilidad de generación de
opciones, aprendizaje, capacidad de cambio y finalmente, consecución de objetivos recae
única y exclusivamente en el Coachee, ya que aunque el Coach hará todo lo que esté en su
mano para que todo esto ocurra, será el Coachee el responsable de alcanzar sus objetivos y
realizar sus propios sueños. Por tanto, es fundamental que el cliente tenga voluntad y se
comprometa consigo mismo y con el proceso. Al fin y al cabo, el Coaching no hace milagros…
los haces tú!
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