Este documento describe tres tipos de actitudes que pueden adoptar los deportistas: actitudes desleales, negativas y positivas. Las actitudes desleales incluyen comportamientos intimidantes y ofensivos hacia los oponentes, mientras que las actitudes negativas se centran en las debilidades ajenas. Finalmente, las actitudes positivas demuestran seguridad, respeto y reconocimiento de las capacidades propias y de los rivales.
1. Actitudes Deportivas
El deportista suele enfrentar diferentes emociones en el campo deportivo, en especial
en las competencias, el manejo de las emociones se puede observar en las actitudes de
los deportistas que pueden ser el resultado de experiencias anteriores, sugerencias,
imitaciones, improvisaciones o cualquier forma de actuar que resultó adecuada en
una situación similar y se relacionó como beneficiosa para el mejor rendimiento
deportivo, estas actitudes son tan diversas como la cantidad de deportistas pero que
aquí las clasificamos para su análisis en tres, actitudes desleales o sucias, negativas y
positivas,
Así tenemos las actitudes desleales o sucias, donde sucede que el tener al o a los
adversarios se generan una serie de comportamientos intimidantes, ofensivos en
contra de los deportistas percibidos como “amenaza” al objetivo planteado para la
competencia, más aún cuando se conoce a los deportistas por las varias veces en las
que se han enfrentado, si se sabe que determinada actitud amedrenta, la utilizará
buscando atemorizar al adversario e incrementar con ello sus posibilidades de un
mejor resultado. Destaquemos el hecho de si en algún momento el atleta mostró una
actitud desafiante y esta sirvió para asustar a un lo más probable es que siga
utilizando la misma actitud en otras competencias sino existe una orientación
adecuada.
En este aspecto el rol del entrenador, compañeros y padres de familia juegan también
un rol muy importante pues sin la atención necesaria estas actitudes se reforzaran e
influenciaran en la escala de valores del deportista. Estas formas de actuar fueron
explicadas por Thorndike mediante la llamada ley del efecto, si una respuesta es
positiva se sigue repitiendo.
Algunas conductas desleales que se suelen presentar en los campos de competencia
son:
Agredir verbalmente, humillar, difamar u otras formas de expresión con la
intensión de ofender al adversario.
Empujar, golpear, pisar, obstaculizar deliberadamente a un oponente con el
interés de ofuscar al contendiente de disminuir su capacidad de rendimiento.
Es probable que algunas personas consideren que estas actitudes sean “comunes”
sobretodo en los deportes de combate u oposición y de hecho en estas disciplinas hay
mas posibilidad de observar estas actitudes, pero la realidad es que estas actitudes
son propias de deportistas nóveles o carentes de valores éticos. Las artes marciales
poseen un componente de fortaleza mental y espiritual basados en una filosofía de
ética y honor en su practica.
Una actitud negativa es diferente de una desleal, una actitud negativa se caracteriza
por centrarse en las debilidades, desventajas o defectos ya sean estos físicos, técnicos,
tácticos, etc. En este caso algunos deportistas buscan serenidad o motivación al
señalar falencias en sus contendores y es posible que encuentren lo que buscan, pero
el beneficio conseguido es efímero y dependiente de esas falencias notadas en el
contendor, es decir si observo que está mal física o técnicamente estaré tranquilo y si
esta bien… ¿renacerá la inseguridad?, habrá que cambiar de estrategia.
2. En la actitud negativa se acumulan también aspectos como la protesta, la
inconformidad manifiesta, la crítica sobre determinados elementos de la pista,
entrenador, dirigentes o campo de juego, entre otros, que son usadas como excusas
para cubrir un posible mal resultado, actitud que muestra falta de control del estado
emocional, las actitudes pesimistas fruto de experiencias anteriores (malos resultados)
no superados, también son negativos ya que generan apreciaciones limitantes como
por ejemplo, “en los climas húmedos a mi me va mal”, “a mi los jueces siempre me
perjudican”, “con este equipo no me alcanza para competir bien”, verbalizar estos
comentarios son una muestra clara de experiencias dificultosas que no han sido
procesadas saludablemente.
La actitud positiva de un deportista es una actitud auténtica de optimismo que
determina seguridad en si mismo, ante el rival, competencia, clima o cualquier
adversidad en la vida, la actitud positiva se traduce en respeto a la capacidad
deportiva propia y ajena, incluso puedes reconocer las cualidades del contendor para
generar un contexto de competencia digna al enfrentar a grandes rivales, sin llegar a
la adulación (actitud que cae en el aspecto negativo), los éxitos obtenidos en buena lid,
con esfuerzo son los que más conceden seguridad, valor.
En los deportes de combate la actitud positiva frente al oponente no es la de
amedrentar o mostrarse simpático, la actitud positiva es la de autoridad, convicción,
controlado, actitudes que reflejan la personalidad de un gran atleta, es probable que
estas expresiones se puedan confundir con la arrogancia pero la objetividad podrá
distinguir la madurez emocional de estas actitudes. Los pensamientos de un
deportista con actitud positiva impulsan al bien hacer, al bien ser, que no te libera de
emociones como el enojo o desagrado, pero las procesa más fácilmente, puede no
evitar una derrota pero garantiza mantener la dignidad, el respeto conservará la fe en
si mismo.
Las actitudes que escojas como deportista finalmente son tuyas y las utilizaras según
el beneficio que te reporten como deportista, sin embargo sobre tu decisión ahora
complementa el hecho de que una actitud antideportiva, podría dar resultado pero
aquellas actitudes que son reconocidas como inmorales, peor aun que tu mismo como
deportista las reconozcas como inmorales tarde o temprano se verán reflejadas en un
concepto negativo de si mismo.
Tú pones las reglas del juego, a travesar los límites de la ética trae consecuencias de
las que se es responsable inevitablemente, recuerda que el juego limpio (fair play) es
un una actitud leal en el deporte, es una forma de ser, basada en el respeto hacia
todos los involucrados en la practica del deporte, positiva te da la oportunidad de
fortalecer tu integridad. ”El juego limpio es, en resumen, la clara conciencia de que el
adversario es, ante todo, un compañero deportivo; es el respeto al adversario que salga victorioso
o vencido; el respeto al árbitro; la ausencia de ostentación gestual, la modestia en la victoria, la
serenidad en la derrota; la generosidad frente al adversario” (De Antón, 1990: 11).
Franklin Ramón
Psicólogo Deportivo