Durante la segunda guerra mundial, la Argentina fue uno de los principales proveedores del Reino Unido, al que en adelante, y por tradición, llamaremos Inglaterra. En ese período Inglaterra en forma unilateral decidió retener -congelar- las libras que debió haber pagado a nuestro país. Ese proceder determinó que, al finalizar la contienda, el monto acumulado ascendiera a unos 150 millones de libras esterlinas equivalentes a más de dos mil millones de pesos de entonces. Las negociaciones para cobrar ese monto constituyeron un tramo pleno de significación de nuestra historia económica. El modo más razonable para cancelar el saldo en Londres era compensarlo con propiedades inglesas en el país y de esas propiedades ninguna tan representativa del sometimiento colonial como los ferrocarriles.