Hablar de transformación digital no es suficiente (i ortega) 18 diciembre (14460€)
1. Hablar de transformación
digital no es suficiente
P
ocos quedan que se resistan a asumir que
el hasta ahora mundo estático de la eco-
nomía y la empresa está moviéndose y
cada vez más rápido. Pero que la trasfor-
mación digital se haya convertido en la muletilla
oficial de las conversaciones corporativas no im-
pide que muchos directivos sigan actuando como
si nada hubiese cambiado.
La aparición de tres fenómenos inéditos que
además se retroalimentan entre sí permite enten-
der por qué la trasformación digital en las empre-
sas no es un eslogan sino el cambio más profundo
en el mundo empresarial desde la primera revolu-
ción industrial.
En primer lugar, la mayoría de las industrias
de nuestra economía están reventándose por su
base. No hay sector que quede libre de la desapa-
rición de las barreras de entrada, nuevas empresas
de jóvenes innovadores están cambiando los mo-
delos de negocio de todos los verticales: el turismo,
el transporte o las telecomunicaciones son solo
ejemplos de lo que está por llegar con las fintech
o la industria 4.0. Las startups buscando mejores
productos y servicios compiten sin complejos con
las grandes corporaciones.
En segundo lugar, la democratización en el ac-
ceso a la tecnología y la madurez de muchas disci-
plinas técnicas están reinventado todos los em-
pleos. En pocos años, como ha alertado el presi-
dente Obama, la mitad de los empleos de los ame-
ricanos serán sustituidos por máquinas. Ya suce-
de en la venta minorista, donde el comercio elec-
trónico en pocos años ha explotado; o en las finanzas,
por ejemplo en Bankia ya solo el 8% de sus opera-
ciones son en oficinas; o en el mundo jurídico con
plataformas e-litigation como la de Ebay que re-
suelve millones de disputas legales sin abogados.
Para reinventarnos como profesionales solo nos
quedará la hibridación. Mezclar habilidades tec-
nológicas con conocimientos de tu sector es ya la
clave en especialidades como la enseñanza univer-
sitaria donde los moocs campan por sus respetos
o el marketing con el big data, sin olvidarnos de
la Policía y la ciberseguridad.
Nada de lo anterior tendría sentido sin la terce-
ra variable a tener en cuenta. La crisis llegó en 2007
para no abandonarnos. De hecho desde entonces
se ha reivindicado una nueva sociedad con ciuda-
danos empoderados usando las nuevas formas de
comunicarse para convertirse en micropoderes.
Como nos recuerda Moisés Naim, el poder ya no es
lo que era y la energía iconoclasta de esos micro-
poderes no perdona la mentira, puede derrocar a
políticos corruptos, acabar con los monopolios,
apostar por lo políticamente incorrecto y abrir nue-
vas e increíbles oportunidades.
En un reciente estudio académico que he teni-
do el honor de coordinar hemos entrevistado so-
bre este nuevo momento a cuarenta empresas con
sede en España que representan la mayor parte del
PIB. Todas ellas coinciden en que han de cambiar
sus culturas organizacionales para incluir la men-
talidad transgesora de los emprendedores. De he-
cho no hay ni una de esas grandes corporaciones
que no haya puesto en marcha programas para
atraer ideas de startups porque son conscientes
de que ya no surgen los mejores proyectos de sus
laboratorios. El 91% de estas empresas coinciden
en que su actividad de búsqueda de intraempren-
dedores, empleados que crean empresas, se va a
disparar en los próximos tres años. Ya se habla sin
complejos de tener que promover en los comités
de dirección la figura del Chief Corporate Entre-
preneur, un director general para promover el em-
prendimiento corporativo.
Lewis Carrol inventó en su célebre «Las aven-
turas de Alicia», el país de la Reina Roja. Alicia lo
visita y la Reina le agarra de la mano y se ponen a
correr a toda velocidad, la sorpresa de la niña es
que a pesar de su esfuerzo no se mueven de su si-
tio. La Reina le explica que en su país no basta con
correr para avanzar porque como su tierra se mue-
ve hay que hacerlo pero mucho más rápido para no
quedarse atrás o en el mismo sitio. Hoy negar el
cambio del paradigma de la economía es estar abo-
cado al fracaso más rotundo. Asumir que la disrup-
ción tecnológica ha llegado pero no trasladarla al
corazón de las corporaciones y simplemente con-
vertirlo en algo estético o reputacional es como en
Alicia en el país de las maravillas, quedarse en el
mismo sitio.
IÑAKI ORTEGA DOCTOR EN ECONOMÍA Y DIRECTOR DE DEUSTO BUSINESS SCHOOL EN MADRID
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18 Diciembre, 2016