Este documento describe el surgimiento del grafiti autóctono en España en los años 80 y destaca la figura de Muelle como el personaje más importante. Muelle se hizo conocido en Madrid a través de miles de pintadas con su firma desde 1984. Al principio eran meras firmas, pero luego empezó a añadir sombras de colores y profundidad. Muelle seleccionaba superficies visibles para plasmar su mensaje y consideraba el grafiti un antídoto contra la publicidad. Fue multado en 1987 por pintar su firma en la estatua del o
2. Grafiti autóctono
Surge en los años 80´s
El personaje mas destacado es Muelle.
Muelle se impuso en el Madrid de los años
ochenta sólo por su apodo convertido en rúbrica, una
firma donde no había demasiados propósitos
artísticos. La espiral terminada en punta de flecha
que hacía de vector a la lectura bajo las letras, no era
apropiadamente un dibujo, sino un recurso caligráfico
bastante elemental.
3. Muelle se hizo, literalmente, un nombre en
las calles del Madrid de la movida. A partir
de 1984 difundió su mote (que arrancaba
desde la escuela, por haberse hecho una
bicicleta con un muelle gigante de
amortiguador) por el perfil estético de la
ciudad, a través de miles de pintadas.
Primero en el barrio de Campamento, donde
vivía. Después por toda la Villa y Corte, e
incluso por toda España.
4. Al principio sus obras eran meras firmas.
Posteriormente empezó a sombrearlas
con colores o con dimensiones de
profundidad, que le aproximaban a la
estética del grafito neoyorquino. Los
años de práctica también le
proporcionaron unos sólidos principios
éticos.
5. Muelle fue seleccionando sus lienzos,
concentrándose en superficies muy
visibles, tapias de solares o vallas
publicitarias(por las que sentía
predilección, ya que consideraba su
"mensaje" como un antídoto contra el
bombardeo de imágenes que nos
invade).
6. En diciembre de 1985 Muelle registró su
logotipo en la propiedad industrial, y
nunca permitió que su nombre quedara
ligado a marca o establecimiento
alguno.
7. En 1987 fue sorprendido mientras plasmaba
su rúbrica sobre el pedestal de la estatua al
oso y el madroño, pocas horas después del
emplazamiento definitivo de ella en la
entonces recién remodelada Plaza del Sol.
8. Multado con 2500 pesetas, Muelle defendió
ardorosamente, como un moderno Veronés la
validez de su arte callejero ante los tribunales.
La repercusión de su hazaña le valió para salir
en los periódicos, en una de las pocas veces en
que relajó su reacia actitud hacia los medios de
comunicación. Un año más tarde, cuando
operarios municipales limpiaban la estatua de la
Cibeles, todas las cubiertas del andamiaje que
rodeaba la estatua aparecieron firmadas por él.