Miguel dudaba de la existencia de Santa Claus, pero el Coach lo acompaña a explorar sus dudas. Aunque Miguel argumenta que Santa no puede fabricar ni entregar regalos a millones de niños en una noche, el Coach plantea que empresas pueden fabricar y distribuir productos a través de otros. Luego, Miguel reconoce que si Santa fuera un espíritu podría hacerlo todo, incluso producir una especie de hechizo para que la gente cercana a los niños consiguiera y financiara los regalos. Al final, Miguel conclu
1. El Coach de Santa
-Así es Miguel, cuando una persona duda de la existencia de Santa Claus, él me contrata
para que la acompañe a explorar su duda y que no deje creer.
-¿Dejar de creer? Pero si no existe Santa Claus. -dijo Miguel con vehemencia.
-¿Qué evidencias tienes de eso?- pregunté.
Los ojos de Miguel se abrieron cuanto pudieron y mirándome con sorpresa respondió:
-¡Es un cuento de niños! No me digas que pretendes convencerme de que existe Santa
Claus y de que entrega regalos a millones de niños en una noche.
-Dime Miguel: ¿cientos de millones de niños reciben un regalo en Navidad?
-Sí –respondió.
-Entonces existe Santa Claus -sentencié.
-No, porque él no los entrega.
-Bueno, aceptando por un momento que Santa Claus no entregue los regalos, ¿eso
bastaría para probar que no existe?
Luego de pensarlo un segundo, Miguel respondió: -Bueno, eso más el hecho de que
tampoco es cierto que los fabrique.
-Miguel, olvídate de Santa Claus por ahora y dime, ¿es posible que, por ejemplo, una
empresa fabrique y distribuya sus productos a través de otras empresas?
-Sí, respondió Miguel, y agregó, -el papá de mi mejor amigo vende una marca de dulces
muy famosa en todo el país, pero no tiene fábrica ni camiones para repartirlos.
-¿De qué te das cuenta con eso?
-¿De que el papá de mi amigo es Santa Claus? Respondió Miguel sarcásticamente.
-¿Qué otro argumento tienes para negar a Santa?
-El papa de mi amigo compra los dulces a fabricantes y paga a quien se los distribuye.
Santa Claus no le compra juguetes a nadie, ni paga por distribuirlos.
- Miguel, -pregunté, ¿sabes desde hace cuánto tiempo existe o se habla de Santa Claus?
- No sé, pero no menos de 100 años -respondió.
- Y más allá de sí produce y entrega, ¿qué te dice el que siga vigente, que sea el mismo
después de tantos años?
- Bueno, que es un espíritu, no una persona.
- Y si es un espíritu, ¿qué puede hacer?
- Ah bueno, como espíritu lo puede todo, -contestó.
- Y entonces, si tú fueras el espíritu de Santa Claus, ¿cómo harías para hacerle llegar un
regalo a cada niño del mundo? -pregunté
Miguel elaboró varias opciones que no lo convencían, hasta que de pronto dijo:
-¡Ya sé! Lo haría a través de gente cercana a ellos. Lo que tendría que hacer es producir
una especie de hechizo sobre ellos para que consiguieran y financiaran los regalos y así
se resuelve el problema de la producción y tiempos de entrega.
-Dime Miguel, ¿crees en Santa Claus?
Miguel miró al cielo cómo buscando a Santa detrás de una nube y con determinación
respondió: -¡nunca he dejado de hacerlo!
Jaime Villagómez
jaime@idheacoaching.com - @jaimev55