Jaime era un niño aventurero al que le gustaba escaparse de casa, pero su madre no lo dejaba salir por sus malas notas. Un día Jaime se escapó y decidió ir a la casa de Pepa la Rinconera, la mujer más temida del pueblo. Al llegar, Jaime se metió en su sala de experimentos y tiró uno de sus experimentos por accidente. Pepa la Rinconera intentó atraparlo pero Jaime logró escapar echándole una poción que la derritió. Jaime aprendió la lección y prometió a su madre