1. Lección 3
Para el 20 de octubre de 2007
La jaula del pájaro
Sábado 13 de octubre
PARA MEMORIZAR:
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” (1 Ped. 1:6).
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 14; 15:22-27; 17:1-7;
Proverbios 3; Lucas 4:1-13; 1 Pedro 1:6-9.
“EN LA PLENA LUZ DEL DÍA, y al oír la música de otras voces, el pájaro
enjaulado no cantará lo que su amo procure enseñarle. Aprende un poquito de
esto, un trino de aquello, pero nunca una melodía entera y definida. Cubre el amo
la jaula, y la pone donde el pájaro no oiga más que el canto que ha de aprender.
En la oscuridad lo ensaya y vuelve a ensayar hasta que lo sabe, y prorrumpe en
perfecta melodía. Después el pájaro es sacado de la oscuridad, y en lo sucesivo
cantará aquel mismo canto en plena luz. Así trata Dios a sus hijos. Tiene un canto
que enseñarnos, y cuando lo hayamos aprendido entre las sombras de la aflicción,
podremos cantarlo perpetuamente” (MC 374).
Nota que el que lleva el pájaro a la sombra es el amo mismo. Es fácil comprender
que Satanás cause dolor, pero ¿tomaría Dios mismo una parte activa en
conducirnos al crisol, en el que experimentamos confusión o dolor?
UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Qué ejemplos puedes recordar de la Biblia, en
los que Dios mismo condujo a su pueblo a experiencias que él sabía que
incluirían sufrimiento? ¿Cuáles crees que fueron los cantos nuevos que él
quería que cantara?
Domingo 14 de octubre
2. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras,
tengamos esperanza”.
A LA TIERRA PROMETIDA VÍA UN CALLEJÓN SIN SALIDA
“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí
que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran
manera, y clamaron a Jehová” (Éxo. 14:10).
¿Has estado alguna vez en un callejón sin salida, o en una trampa? Algunas
veces puede ser lindo, como cuando uno entra en una habitación e
inesperadamente se encuentra con un grupo de amigos que exclaman:
“¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!” En otras ocasiones puede ser un choque, hasta
uno muy desagradable. Pudieron haber sido compañeros rudos cuando estabas
en la escuela, o un colega de trabajo que inesperadamente trató de hacerte
quedar mal.
Desde el día en que los israelitas salieron de Egipto hasta que llegaron a la Tierra
Prometida, “Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para
guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a
fin de que anduviesen de día y de noche” (Éxo. 13:21). Cada parte de su viaje fue
conducido por Dios mismo. Pero considera adónde los llevó primero: ¡a un lugar
en el que el mar estaba delante de ellos, las montañas a ambos lados y el ejército
de Faraón estaba por detrás, a la vista de ellos!
Lee Éxodo 14. ¿Por qué llevó Dios a los israelitas a un lugar donde él sabía
que estarían aterrorizados?
Seguir la “columna” no nos asegura que habrá alegría todo el tiempo. También
puede haber experiencias duras, porque el adiestramiento en la justicia sucede en
lugares que prueban nuestros corazones, los que son naturalmente engañosos
(Jer. 17:9). Durante esas dificultades, la clave para saber si realmente estamos
siguiendo a Dios no es necesariamente la ausencia de pruebas o dolor sino, más
bien, estar abiertos a la instrucción de Dios, y en continua sumisión de nuestras
mentes y corazones a su conducción.
¿Qué lección aprendieron los israelitas de esta experiencia? Éxo. 14:31.
3. ¿Por qué algunas veces es tan difícil confiar en Dios, aun cuando
conocemos las muchas promesas maravillosas que nos ha dado? Repasa
algunas situaciones difíciles, en las que crees que Dios te condujo para
enseñarte a “creer” en él y a “temerle”.
Lunes 15 de octubre
AGUAS AMARGAS
“Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por
sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim;
y no había agua para que el pueblo bebiese” (Éxo. 17:1).
Ciertamente no podemos conseguir de Dios todo lo que queremos, pero ¿no
podríamos esperar recibir todo lo que necesitamos? No todo lo que nosotros
pensamos que necesitamos, ¿pero lo que realmente necesitamos?
Había una cosa que los israelitas realmente necesitaban, y eso era agua. Poco
después de que Dios condujo a los israelitas a través del Mar Rojo por medio de la
nube, ellos lo siguieron por el caluroso y árido desierto durante tres días.
Particularmente en el desierto, donde encontrar agua es tan crítico, su
desesperación es comprensible. ¿Cuándo obtendrían el agua que necesitaban?
Así que, ¿a dónde los condujo Dios? La columna va a Mara, donde, por fin, allí
había agua. El pueblo tuvo que haber estado muy entusiasmado. Pero, cuando
probaron el agua, inmediatamente la escupieron, porque era amarga. “Entonces el
pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?” (Éxo. 15:24).
Luego, unos pocos días más tarde, Dios los prueba otra vez. Sin embargo, esta
vez la columna realmente se detuvo donde no había nada de agua (Éxo. 17:1).
Lee Éxodo 15:22 al 27, y 17:1 al 7. ¿Qué reveló Dios a Israel acerca de sí
mismo en Mara y en Refidim? ¿Qué lecciones debían haber aprendido?
En Refidim, ¿qué pregunta hicieron los hijos de Israel? Éxo. 17:7. ¿Hiciste
alguna vez la misma pregunta? Si es así, ¿por qué? ¿Cómo te sentiste, y qué
lecciones aprendiste después de recibir la respuesta? ¿Cuántas veces
necesitamos que se nos la conteste antes de que no la hagamos más?
4. Martes 16 de octubre
EL GRAN CONFLICTO EN EL DESIERTO
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el
Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo” (Luc. 4:1,
2).
Lee Lucas 4:1 al 13. ¿Qué lecciones puedes aprender de este informe acerca de
cómo vencer la tentación y no ceder al pecado?
La tentación puede ser tan difícil de vencer porque apela a las cosas que
realmente deseamos, y ellas siempre parecen venir en nuestros momentos de
mayor debilidad.
Lucas 4 contiene el comienzo de la historia de las tentaciones de Jesús, y nos
presenta algunos problemas difíciles. A primera vista, parece que el Espíritu Santo
conduce a Jesús a la tentación. Sin embargo, Dios nunca nos tienta (Sant. 1:13).
Más bien, como hemos visto, Dios nos conduce a los crisoles de las pruebas. Lo
notable en Lucas es que el Espíritu Santo puede guiarnos a ocasiones de
tentaciones. En tales momentos, cuando sentimos que estas tentaciones son muy
fuertes, podemos entender mal las cosas y pensar que no hemos seguido
correctamente a Dios. Pero esto no es necesariamente cierto. “Muchas veces, al
encontrarnos en situación penosa, dudamos de que el Espíritu de Dios nos haya
estado guiando. Pero fue la dirección del Espíritu la que llevó a Jesús al desierto,
para ser tentado por Satanás. Cuando Dios nos somete a una prueba, tiene un fin
que lograr para nuestro bien. Jesús no confió presuntuosamente en las promesas
de Dios yendo a la tentación sin recibir la orden, ni se entregó a la desesperación
cuando la tentación le sobrevino. Ni debemos hacerlo nosotros” (DTG 102).
Algunas veces, cuando estamos en el crisol, recibimos quemaduras en lugar de
purificación. Por lo tanto, es muy consolador saber que cuando nos caemos ante
la tentación, podemos tener esperanza otra vez, porque Jesús se mantuvo firme.
Las buenas noticias son que Jesús es quien carga nuestros pecados, porque él
pagó la penalidad de nuestro fracaso en soportar la tentación (cualquiera que
sea), porque él pasó por un crisol peor que cualesquiera que tengamos que
soportar alguna vez nosotros; pero no somos abandonados ni olvidados por Dios.
Hay esperanza, aun para el “primero” de los pecadores (1 Tim. 1:15).
¿Qué tentaciones estás enfrentando ahora? Pasa algún tiempo en oración,
pidiendo a Dios que te enseñe cómo aplicar las lecciones del ejemplo dado
5. por Jesús en tu propia vida. Recuerda, no necesitas sucumbir ante la
tentación, ¡nunca! Recuerda, también, que tienes un Salvador si caes en la
tentación.
Miércoles 17 de octubre
UN LEGADO PERDURABLE
Lee 1 Pedro 1:6 y 7. ¿Qué está señalando Pedro aquí?
Pedro escribió a personas que estaban luchando con dificultades y que a menudo
se sentían muy solas. Estaba escribiendo a “los expatriados de la dispersión en el
Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Ped. 1:1). Esta región la conocemos
hoy como Turquía occidental. Unos pocos versículos más adelante, Pedro dice
que él sabe que ellos están “afligidos en diversas pruebas” (vers. 6).
¿Qué quiere decir cuando los llama “expatriados” y “dispersos”? ¿De qué
modo esto se añadía a sus pruebas?
Ser un cristiano durante esos tiempos era algo nuevo; los creyentes eran pocos y
se encontraban en diversos lugares. Eran una clara minoría y a menudo eran mal
comprendidos, en el mejor de los casos; o perseguidos, en el peor. Pedro les
asegura, sin embargo, que estas pruebas no son caóticas ni resultado del azar (1
Ped. 1:6, 7). La fe genuina es la meta de aquellos que perseveran “en diversas
pruebas”.
Lee 1 Pedro 1:6 al 9. ¿Qué seguridad definitiva procura dar Pedro a estas
personas en medio de sus pruebas? ¿Qué significa esa esperanza también
para nosotros?
6. Cualesquiera que hayan sido las pruebas o los sufrimientos, ¿de qué modo
pueden compararse con la eternidad que nos espera cuando Cristo regrese? Las
palabras que dirige Pedro son las palabras de Dios a nosotros, no importa lo que
tengamos que afrontar. Por difíciles o dolorosas que sean nuestras pruebas,
nunca debemos perder de vista el fin último: la vida eterna en un cielo nuevo y una
tierra nueva, sin dolor, sufrimiento o muerte. Con esta promesa delante de
nosotros, una promesa garantizada por medio de la muerte de Jesús, ¡cuán
importante es que no perdamos nuestra fe sino que, en cambio, en medio de las
pruebas pidamos a Dios que nos purifique de todo lo que estorbe para desarrollar
nuestra fe!
Jueves 18 de octubre
PRUEBA DE FUEGO
Un joven, a quien llamaremos Alex, había tenido una juventud turbulenta: drogas,
violencia, y aun algún tiempo en la cárcel. Pero luego, por la bondad de un
miembro de la iglesia local (a quien Alex le había robado antes), Alex conoció a
Dios y entregó su corazón a Jesús. Aunque él todavía tenía problemas y luchas, y
aunque los acontecimientos de su pasado todavía lo acompañaban, Alex era una
persona nueva en Jesús. Amaba a Dios y procuraba expresar ese amor
obedeciendo sus mandamientos (1 Juan 5:1, 2). En cierto momento, Alex sintió la
impresión de que debía ser un ministro. Todo señalaba hacia ello. Estaba
respondiendo al llamado de Dios, sin lugar a dudas.
En el seminario, las cosas fueron bien al comienzo. Luego las cosas le salieron
mal, y su vida se despedazaba. Su fuente de recursos comenzó a secarse; un
amigo cercano se volvió contra él, acusándolo de cosas falsas, pero que dañaron
su reputación. Luego, se enfermaba seguido; nadie sabía de qué, pero sus
estudios sufrieron hasta el punto en que temía que tendría que abandonarlos
completamente. Encima de todo, estaba luchando contra fuertes tentaciones con
las drogas, que se conseguían fácilmente en esa comunidad. En cierto momento,
cayó en esa área. Alex no podía entender por qué le ocurrían todas esas cosas,
especialmente porque estaba seguro de que Dios lo había conducido a esa
institución. ¿Estaba Alex equivocado acerca DE ESO? Si es así, ¿fue toda su
experiencia con Dios un gran error? Aun los elementos más básicos de su fe
estaban en duda.
Imagínate que, en medio de esta crisis, Alex se acercara a ti y te pidiera
consejo. ¿Qué le dirías? ¿Qué experiencia has tenido que pudiera ayudar a
alguien como él? ¿Qué textos bíblicos usarías? ¿Cuánta ayuda podrían darte
los siguientes textos en esa situación? Proverbios 3; Jeremías 29:13;
Romanos 8:28; 2 Corintios 12:9; Hebreos 13:5.
7. Casi todos los que siguen a Dios han tenido crisis durante las cuales
estuvieron tentados a dudar de la conducción de Dios. Lo importante, en
tales situaciones, es aferrarse a las promesas, repasar la conducción de
Dios en lo pasado, y orar pidiendo fe y perseverancia. Dios nunca nos
abandonará; somos nosotros los que tenemos que luchar contra la tentación
de abandonarlo.
Viernes 19 de octubre Resumen
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Patriarcas y profetas, pp. 286-309; El
Deseado de todas las gentes, pp. 89-98.
“En la antigüedad, Dios condujo a su pueblo a Refidim, y él puede elegir
conducirnos también allá, para probar nuestra lealtad. Él no siempre nos lleva a
lugares placenteros. Si lo hiciera, en nuestra autosuficiencia nos podríamos olvidar
de que él es nuestro ayudador. Él anhela manifestarse a nosotros y revelar las
abundantes reservas a nuestra disposición; y permite que las pruebas y los
chascos nos alcancen para que podamos darnos cuenta de nuestra impotencia, y
aprendamos a pedirle ayuda. Él puede hacer que fluyan aguas refrescantes de la
roca dura. Nunca sabremos, hasta que lo veamos cara a cara y hasta que lo
veamos como él nos ve, y hasta que conozcamos como somos conocidos,
cuántas cargas él llevó por nosotros y cuántas cargas habría querido llevar si, con
fe infantil, se las hubiésemos llevado a él” (R&H, “Rephidim”, 7 de abril de 1903).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. A menudo hablamos de la tentación como algo individual, y lo es, por
supuesto. Al mismo tiempo, ¿hay tentaciones corporativas, cosas acerca de
las cuales, como iglesia o como familias de la iglesia, deberíamos estar
precavidos?
2. Pide, a los que estén dispuestos a contarlo, que mencionen algunos
“lugares desagradables” a los que llegaron. ¿Por qué fueron
desagradables? Si tuvieran que volver a ellos hoy, ¿los considerarían de
otra manera?
3. Todos comprendemos el principio que está detrás de la purificación y la
refinación por las pruebas que Dios permite que pasemos. ¿De qué modo
comprendemos la situación en la que las pruebas parecen no tener valor
(por ejemplo, alguien murió instantáneamente en un accidente
automovilístico)? Como clase, procuren encontrar respuestas posibles a
esta pregunta.
8. 4. Como clase, oren juntos, los unos por los otros, a fin de que cada uno
pueda ser fortalecido para soportar las pruebas y permanecer fieles.
5. ¿Conoces a alguna persona de tu clase que al enfrentar pruebas perdió el
rumbo? Si es así, como clase, ¿qué podrían hacer en una forma tangible
para ayudar a esa persona a volver?