En 1987, una supernova en la Nube Mayor de Magallanes aceleró la apertura de América Latina a Internet. En México, los astrónomos necesitaban conectarse a la red NSFnet, por lo que se establecieron nodos en la UNAM y el ITESM para conectarse a Boulder, Colorado. Hacia mediados de 1989 se estableció el primer enlace entre México y Boulder, y en 1991 se conectó el OAN al satélite con fibra óptica para conectar tres telescopios.