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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Cátedra: CLÍNICA I
Docente titular: Prof. María Teresita Colovini
Título: LA RESISTENCIA SEGÚN FREUD Y LACAN
Lugar y Fecha de entrega: Rosario, martes 21 de junio
Alumna: Salmerón, María Teresa (S-0191/1)
Comisión 01 – Martes 10:00 hs. (aula PB 5)
AÑO 2016
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INTRODUCCIÓN
Según el diccionario, resistencia es la propiedad que tiene un cuerpo de reaccionar
contra la acción de otro cuerpo; es oposición, obstrucción. (Nuevo diccionario enciclopédico
LAROUSSE ilustrado, 1984, p 748) (1)
“El concepto de origen latino resistentia aún posee relevancia ya que su
significado es aprovechado desde diversos ámbitos. En este contexto, se
puede resaltar que la palabra resistencia posee definiciones desde la
perspectiva de la psicología, significando actitud opuesta al encuadre
terapéutico”. ( http://definicion.de/resistencia) (2)
“Durante la cura psicoanalítica, se denomina resistencia todo aquello que,
en los actos y palabras del analizado, se opone al acceso de éste a su
inconciente. Por extensión Freud habló de resistencia al psicoanálisis para
designar una actitud de oposición a sus descubrimientos, por cuanto estos
revelaban los deseos inconscientes e infligían al hombre una “vejación
psicológica””. (Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, Editorial
Labor SA., 1981a, p.384). (3)
Partiendo del título de este trabajo monográfico –La resistencia según Freud y Lacan-
intentaremos responder si la “y” del título separa como diferentes las dos concepciones que
tienen los autores, o si las une como coincidentes.
DESARROLLO
RESISTENCIA SEGÚN FREUD
Recordemos la importancia que tiene para el análisis la restitución de la historia que
es restitución del pasado, rectificación subjetiva donde el paciente se rearma y puede
reescribirse: esto es punto de partida en Freud, el norte hacia donde apunta su método, y
uno de los pilares decisivos de su teoría. Si bien trató el tema de la resistencia por primera
vez en la Interpretación de los sueños –capítulo 7- aquí nos referiremos al tratamiento que
hizo en Estudios sobre la histeria (1893-95).
“En efecto, Freud renunció a la hipnosis y a la sugestión sobre todo porque la
resistencia masiva que oponían a estas técnicas algunos pacientes le parecía por una parte,
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legítima y , por otra, imposible de vencer y de interpretar, cosa que el método psicoanalítico
hace posible en la medida en que permite evidenciar progresivamente las resistencias, que
se traducirán especialmente por las diferentes formas en que el paciente infringe la regla
fundamental; en los “Estudios sobre la histeria” se encuentra una primera enumeración de
diversos fenómenos clínicos, evidentes o discretos, de resistencia. La resistencia se
descubrió como un obstáculo al esclarecimientode los síntomas y a la progresión de la cura”
(Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, 1981b) (4). Él intenta persuadir al
paciente antes de reconocer en la resistencia un medio de acceso a lo reprimido. Y cae en
la cuenta que no surte efecto comunicar a sus pacientes cuál es el sentido de sus síntomas.
“Según Freud, la resistencia es la energía que antes de la génesis del síntoma se habrá
manifestado como repulsa, fuerza que excluye de la asociación,la representación patógena”
(Firpo, 2008, p 38) (5). La resistencia se pone de manifiesto en los elementos borrosos e
incompletos que emergen de la memoria. En cuanto al análisis, esta resistencia que aparece
en el discurso, se trata de fundirla para llegar a lo no recordado, a la verdad. Freud nos dice
que la noción de resistencia aparece en varios estratos del discurso, que se materializan en
el texto que el paciente dice. El fenómeno de la resistencia se observa alrededor del núcleo
patógeno a lo largo de lo que dice el paciente, en el intento que hace por recordar lo olvidado
y con la intervención del analista. “Cuando en la primera entrevista preguntaba a mis
pacientes si recordaban la ocasión primera de su síntoma, unos decían no saberla, y otros
aportaban alguna cosa que designaban como un recuerdo oscuro, y no podían seguirlo. Y
si yo entonces (….) insistía le aseguraba a los enfermos (…) que no obstante lo sabía, que
ya se acordarían, etc. (….) Entonces yo me volvía más insistente aún, ordenaba a los
enfermos acostarse y cerrar los ojos deliberadamente para “concentrarse”, lo cual ofrecía al
menos cierta semejanza con la hipnosis; de este modo hice la experiencia de que sin mediar
hipnosis alguna afloraban nuevos y más remotos recuerdos que con probabilidad eran
pertinentes para nuestro tema. Tales experiencias me dejaron la impresión de un mero
esforzar {Drängen} (…) podía hacer salir a la luz las series de representaciones patógenas
cuya presencia era indudable, y como ese esforzar costaba empeños y me sugería la
interpretación de tener que superar yo una resistencia, traspuse sin másese estado de cosas
a la teoría según la cual mediante mi trabajo psíquico yo tenía que superar en el paciente
una fuerza que contrariaba el devenir-conciente (recordar) de las representaciones
patógenas (…) se me ocurrió que esa podría ser la fuerza psíquica que cooperó en la génesis
del síntoma histérico (…) ¿qué clase de fuerza cabía suponer ahí eficiente, y qué motivo
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pudo llevarla a producir efectos?(...) había tomado noticia de unas representaciones
patógenas, olvidadas (…) todas ellas eran de naturaleza penosa (… ) de tal índole que a
uno le gustaría no haberlas vivenciado, preferiría olvidarlas. De ellos se desprendía, como
naturalmente, la idea de la defensa (…) Ante el yo del enfermo se había propuesto una
representación que demostró ser inconciliable,queconvocó una fuerza de repulsión del lado
del yo cuyo fin era la defensa frente a esa representación (…) la representación
correspondiente fue esforzada afuera de la conciencia y del recuerdo, y en apariencia era
ya imposible pesquisar su huella psíquica (…) que tenía que estar presente. Cuando yo me
empeñaba en dirigir la atención hacia ella, sentía como resistencia a la misma fuerza que en
la génesis de síntoma se había mostrado como repulsión (…) una fuerza psíquica, la
desinclinación del yo, había originariamente esforzado afuera de la asociación la
representación patógena y ahora contrariaba su retorno en el recuerdo (…) la tarea del
terapeuta consistía en superar esa resistencia de asociación mediante un trabajo psíquico
(…) Esa resistencia se esconde a menudotras singulares subterfugios. “Hoy estoy disperso,
me perturban el reloj o el piano que tocan en la habitación vecina”. Yo he aprendido a
responder a eso: (…) usted ahora tropieza con algo que preferiría no decir…” (Freud, 1893-
95a. p 275 y ss.). (6)
La terapia no consiste en extirpar algo sino en fundir la resistencia:
“En lo que va de mi exposición se nos ha situado en el primer plano la idea de la resistencia
(…) creciente esta última hacia el núcleo patógeno, y con ello zonas de igual alteración de
conciencia dentro de las cuales se extienden los temas circulares (…) La organización
patógena no se comporta genuinamente como un cuerpo extraño, sino, mucho más, como
una infiltración (…) la resistencia es lo que infiltra; la terapia no es extirpar algo sino en
disolver la resistencia y así facilitar a la circulación del camino por un ámbito antes
bloqueado” (Freud, 1893-95b. p 290 y ss.) (7).
RESISTENCIA SEGÚN LACAN
Si bien Lacan propone el Retorno a Freud en 1957, en el Seminario 1 (1953/54), revisa
y lee el concepto de resistencia en Freud. Se trata de que el analizante llegue a esa verdad
olvidada que en su discurso no aparece, o sólo entre penumbras. Debe reescribir su historia
para rearmarse –como dijimos más arriba-, llegar a la verdad. Aquí, en el camino hacia la
verdad del sujeto, observa el analista el fenómeno de la resistencia. En el capítulo IV del
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Seminario 1 Lacan propone indagar la naturaleza de la resistencia e intenta “promover aquí
como necesariopara la comprensiónde nuestra experiencia” el registro de la palabra. (Lacan
Seminario 1, 1953a, p29.) (8)
Dice Lacan retomando a Freud: “Estudiemos un complejo patógeno o bien aparente
como síntoma o bien imposible de aprehender, no manifiesto, desde su manifestación en lo
consciente hasta sus raíces en lo inconsciente, llegamos enseguida a una región donde la
resistencia se hace sentir en forma tan neta que la asociación que entonces surge lleva su
marca y se nos presenta como un compromiso entre las exigencias de esta resistencia y la
del trabajo de investigación”. (Lacan, 1953b, p. 68 y ss.) (9)
Donde hay resistencia surge la transferencia y se detienen las asociaciones. Si algo
aparece en la conciencia es porque antes hubo metáfora y metonimia.
En otras palabras nos dice Lacan –en cuanto a la resistencia- que se trata de la
prosecución del trabajo -no de la curación-, se trata de la interrupción de la asociación libre,
de la revelación del inconsciente. ¿De dónde viene la resistencia? No proviene del yo ni del
proceso secundario. Nos recuerda que en 1915 Freud concibe la resistencia -en La
Represión- produciéndose del lado de lo conciente pero que se regula por su distancia con
lo originariamente reprimido, con lo que se observa el vínculo de la resistencia con lo
inconsciente. En la Interpretación de los sueños, lo originariamente reprimido es el pasado
que debe ser restituido y del que podemos evocar su ambigüedad. Del mismo modo, nos
recuerda que en Estudios sobre la Histeria, Freud afirma que el ordenamiento de las escenas
del pasado es de acuerdo al grado de la resistencia, definiendo el nódulo patógeno como lo
que se busca pero que el discurso rechaza. La resistencia es el cambio de sentido que toma
el discurso cuando se aproxima al nódulo y que ordena las escenas del pasado (o
desordena). Por lo que la resistencia se resolvería profundizando en el discurso histórico.
(Lacan, 1953)(10)
“La psicología del yo hizo cada vez más hincapié en superar las resistencias del
paciente. Lacan es muy crítico de este cambiode énfasis, y sostiene que conduce fácilmente
a un estilo inquisitorial que ve las resistencias como basadas en la mala voluntad del
paciente; de tal modo se pasa por alto la naturaleza estructural de la resistencia, y se reduce
el análisis a una relación dual imaginaria. Él acepta que la cura psicoanalítica involucra el
análisis de las resistencias, saber en qué nivel hay que dar la respuesta (…) .lo crucial es
que el analista pueda distinguir entre las intervenciones primordialmente orientadas hacia
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lo imaginario, y las orientadas hacia lo simbólico (…) a juicio de Lacan, la resistencia no es
una cuestión de mala voluntad del analizante; (…) es estructural (…) se debe a una
incompatibilidad –estructural- entre el deseo y la palabra (…) hay un cierto nivel irreductible
de resistencia que nunca se puede superar; después de la reducción de las resistencias,
queda un residuo que puede ser lo esencial (…) porque precisamente el respeto a este
residuo es lo que diferencia el psicoanálisis de la sugestión. Lacan señala que si bien el
analista no puede y no debe tratar de superar todas las resistencias, puede minimizarlas(…)
reconociendo la parte que él mismo desempeña en la resistencia del analizante, que sólo
puede obstruir la cura cuando responde a una resistencia del analista o la suscita (…) el
analista debe cumplir la regla de la neutralidad y no dejarse arrastrar por los señuelos que
le tiende el paciente (…) Es el analista quien provoca la resistencia al empujar al analizante
(…) Es la manera en que, en ese momento, el sujeto interpreta el punto en que está (…)
simplemente significa que el paciente no puede moverse más rápido. La cura se basa en el
principiode que al no forzar al paciente, la resistencia se reduce al mínimoirreductible. (Dicc.
Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano, 2010, p.169 y ss.) (11)
CONCLUSIÓN
Volviendo al título de esta monografía de compilación en la que nos planteábamos si
la “y” del título une o separa las concepciones que los dos autores tienen sobre la resistencia,
podemos decir que en realidad Lacan suma una operación de lectura a la epistemología de
Freud: no hay continuidad sin más, no es prolongación. A la concepción que hace Freud de
la resistencia como todo lo que en el trabajo del analizado ejerce una fuerza que le impide
llegar a su saber inconciente y que persiste durante todo el trabajo analítico, que lo sostiene
y lo orienta, Lacan nos abona el concepto que la resistencia es del discurso, o sea, que surge
en el momento del análisis partiendo del sujeto que no puede llegar a su verdad; pero, que
también el analista es parte de esa resistencia con lo que además diferencia -en cuanto al
trabajo de éste- sus intervenciones acerca de la resistencia en el plano imaginario con las
resistencias en el plano simbólico, por eso también la resistencia es estructural. Como
decíamos que la resistencia es del discurso –y el discurso es lazo social-, se encarna en el
sistema del yo y del otro. La palabra es mediación, el discurso es lazo e implican mediación
entre el sujeto y el otro.
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BIBLIOGRAFÍA
1. Nuevo Diccionario Enciclopédico Larousse Ilustrado, 2da. edición, 1984
2. http://definicion.de/resistencia.
3. Laplanche y Pontalis. Diccionario de Psicoanálisis., Editorial Labor SA.,
Buenos Aires, 3ra edición 1981.
4. Ibídem
5. Firpo, Stella Maris. Recorrido en Freud. UNR Editora, 2da edición, 2008.
6. Freud, Sigmund. Estudios sobre la histeria. Amorrortu editores, 2da
edición, 2010.
7. Ibídem
8. Lacan, Jacques. Seminario 1. Editorial Paidós. 16ta impresión, 2009.
9. Ibídem
10.Ibídem
11.Evans, Dylan. Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano.
Paidós 1ª edición 2010