Según estudios realizados por la Asociación Psicológica Americana (APA) demostraron que las composiciones más extremas, con los riffs de guitarra más “pesados”, de ritmos complejos y tiempos fuera de lo común, con bruscos cambios a pasajes intenso y melódicos, así como cantos caracterizadas por “gritos, chillidos y gruñidos”, eran de más agrado para quienes marcaban un claro pasaje a lo que en psicología se conoce como la apertura a la experiencia. En otros términos, el gusto por estas características musicales coincidía con las actitudes más negativas y de rechazo hacia la autoridad, la baja autoestima, una mayor necesidad de singularidad y un fuerte desapego por la religiosidad. Además, tampoco sorprendió que la mayoría de los participantes bajo estos términos fueran hombres. El metal contiene una gran cantidad de subgéneros raros y desconocidos, algunos con un toque suave acompañados de música clásica como es el caso del “metal sinfónico” y otros y fuertes y aplastantes con voces sacadas de contexto e irradian agresividad, estas sirven para expresar descontento hacía la política u otros temas. También existe el denominado “White metal” que es llamado comúnmente metal cristiano y este nos aclara que no todo el metal es “satánico” y que hasta incluso se puede escuchar alabanzas a Dios.