VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
El romanticismo peruano
1. Lic. Mario Poma Curi
I.E.T. Carlos A. Velásquez
Ilo – Moquegua – Perú
2011
2. EL ROMANTICISMO
1. El Romanticismo en el Mundo: Romanticismo, movimiento literario que dominó la literatura
europea desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Se caracteriza por su entrega a la
imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la
naturaleza. El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el
significado original de 'semejante al romance', con el fin de denigrar los elementos fantásticos de
la novela de caballerías muy en boga en la época.
2. Orígenes e inspiración: Hacia finales del siglo XVIII los gustos literarios en Alemania y
Francia se alejan progresivamente de las tendencias clásicas y neoclásicas. Los autores
románticos encuentran su primera fuente de inspiración en la obra de dos grandes pensadores
europeos: el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el escritor alemán Johann Wolfgang von
Goethe.
3. El Romanticismo en España: El romanticismo llega a España con retraso con respecto al
resto de los países europeos, y no es particularmente fecundo. Su desarrollo está condicionado
por la situación política marcada por el absolutismo de Fernando VII. El erudito José Joaquín de
Mora, exiliado en Francia, envió a los Bochl de Faber (Fernán Caballero), entonces en Cádiz los
primeros romances protorrománticos, y más tarde, durante su exilio en Londres (1823), junto
con Alcalá Galiano y Blanco White, fue uno de los impulsores del romanticismo español. Tras la
muerte del monarca y el regreso de los exiliados se señala el año de 1834 como fecha del
triunfo del romanticismo en España. Se estrenan entonces La conjuración de Venecia, de
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3. Martínez de la Rosa, Macías de Larra y se publican las Poesías de Salas y Quiroga. Algunos
críticos señalan el fin del auge romántico en las letras españolas hacia 1844, año del estreno del
Don Juan Tenorio de Zorrilla. El principal exponente del romanticismo en España, que supo
sintetizar en su vida y su obra el espíritu romántico, fue José de Espronceda, considerado por
algunos el primer gran poeta español moderno. Entre sus principales obras cabe mencionar
Poesías (1840), donde reúne las composiciones realizadas hasta ese momento, y El diablo
mundo (1840).
4. El Romanticismo en Hispanoamérica: Anunciado o presentido por José María Heredia,
Jose Joaquín Olmedo y Andrés Bello, el romanticismo llega realmente con el argentino Esteban
Echeverría, quien había estado en contacto con ese movimiento durante sus años en Francia y
fue miembro destacado de una notable generación argentina “los proscritos”, que fundaron las
bases del país y lucharon contra el dictador Rosas.
El poema La cautiva y el relato El matadero, de Echeverría, son considerados las primeras
expresiones románticas importantes en el continente. Las notas esenciales del movimiento
originario —la libertad, el gusto por el pasado, lo legendario y lo exótico, la exaltación del yo y la
sentimentalidad— se registran también en su versión hispanoamericana, pero ésta acentúa las
notas del patriotismo, la tendencia historicista y las actitudes humanitaristas del romanticismo
social. La poesía, el teatro, la novela, el ensayo, el artículo de costumbres y la leyenda son las
formas literarias más abundantes del romanticismo y bien puede decirse que el movimiento es
responsable del auge que goza la novela y de su afianzamiento como género tras los primeros
intentos de Olavide y Fernández de Lizardi en la época anterior. La novela más representativa
—aunque algo tardía— del periodo es, sin duda, María (1897) de Jorge Isaacs.
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4. 5. El Romanticismo en el Perú: Casi todos los escritores tratados con anterioridad a este tema,
de una u otra forma, pusieron algunas bases de la corriente romántica, como la exaltación de lo
popular como la manifestación del alma colectiva y la exaltación de un fuerte nacionalismo, que
es el que los lleva a una crítica de la sociedad, porque responde a los valores que ellos esperan.
El literato Augusto Tamayo consigna como anunciadores del romanticismo a Mariano Melgar,
Manuel Atanasio Fuentes y José Antonio Lavalle, aunque el caso de Melgar resulta demasiado
prematuro (1814).
Cronológicamente, se mueve entre 1840 y 1900, forzando los límites temporales ya que la
generación más comúnmente conocida como romántica tiene su mayor presencia entre 1840 y
1870, a lo sumo, como son los casos de Enrique Alvarado, Ricardo Palma (en su primera
etapa), Carlos Augusto Salaverry, Manuel Nicolás Corpancho, Arnaldo Márquez, Clemente
Althaus, Luis Benjamín Cisneros.
Es en la época de Castilla, donde el auge y establecimiento en la economía hacen del Perú un
país de “orden, paz y garantía” que va a permitir el desarrollo del romanticismo peruano y es en
la casa de Miguel del Carpio donde se reunirán un grupo de jóvenes intelectuales aficionados a
la poesía, allí se leía a Zorrilla, Espronceda, Bécquer, Byron, Víctor Hugo, Lamartine, es decir se
leía a los románticos europeos; estos jóvenes estaban unidos por una gran amistad y por una
misma actitud frente a la vida; allí tuvieron un lenguaje y estilos propios. Se ha señalado que
fueron dos los caudillos que condujeron a estos jóvenes románticos, uno fue Enrique Alvarado,
conductor ideológico, muerto prematuramente; y el otro fue Ricardo Palma, conductor
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5. propiamente literario que escribiera las impresiones de esta generación de románticos en su
obra “La Bohemia de mi Tiempo”.
6. Características generales del Romanticismo: El romanticismo presentó las siguientes
características generales:
- Énfasis en la emoción y en los sentimientos íntimos del artista, sobre
todo el amor. Predomina más el sentimiento que la razón.
- Búsqueda de la libertad de expresión, que permitió la invención d4e
nuevas formas métricas en la poesía y la irrupción de nuevos géneros
nuevos, inéditos hasta entonces como la “Tradición”.
- Cierto desapego por lo español, ahora se leía a escritores franceses,
ingleses, etc.
- Afirmación por la vida y costumbres nacionales: el color de sus paisajes, la
personalidad de sus gentes, la forma de hablar propia de cada país, un
ejemplo de ello son las “Tradiciones “ de Ricardo Palma, donde utiliza el
habla de propio de los peruanos.
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6. 7. Representante del Romanticismo Peruano.
MANUEL NICOLÁS CORPANCHO:
Nació en Arequipa el 5 de diciembre de 1830. Fue uno de los románticos de más corta vida.
Murió ahogado al regresar de México al incendiarse el buque en que venía, entre Yucatán y
Cuba en 1863. Estudió en el Colegio de la Independencia y siguió cursos de medicina. A los 17
años escribe poemas en el periódico El ateneo americano, de Nicolás Fernández de Piérola y
Rivero, en 1851 incursiona en el drama, con El poeta cruzado, obra que alcanzó gran éxito.
Otros dramas fueron: El templario (1855), El barquero y el virrey, las dos últimas publicaciones
después de su muerte. Tuvo, además, una colección de poemas: Brisas del mar y, en 1853, el
poema épico Magallanes. Escribió estudios de crítica literaria peruana sobre Melgar y Olmedo y
trató de alentar a nuevos talentos. Otras obras suyas fueron: Flores del nuevo mundo y Tesoro
del parnaso americano. Defendió la idea de capacidad literaria latinoamericana contra el ataque
del argentino Mármol. Señaló que nuestra literatura se caracteriza por la originalidad de temas y
estilo y por la lucha en poso de la libertad. Fue secretario del presidente Castilla y consiguió
viajar a Europa, donde conoció a algunos literatos del tiempo como Zorrilla. El 21 de noviembre
de 1861, fue encargado de negocios y cónsul general de México, en circunstancias en que
gobernaba el liberal Benito Juárez y estaba en lucha con la invasión francesa de Maximiliano,
quien trató de imponer una monarquía francesa en México. Corpancho hizo un llamado de unión
continental y se adhirió a la causa de Juárez, por lo cual fue expulsado por Maximiliano y poco
después halló su trágica muerte.
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7. CLEMENTE ALTHAUS.
Nació el 04 de octubre de 1835 en Lima, sus padres fueron el barón Clemente Enrique Altahus,
militar alemán que residió en el Perú desde el inicio de la República y vino en la expedición
libertadora con San Martín y doña Manuela Pascuala Flores del Carpio y Tristán. Desde la
infancia tuvo una vida muy triste, las circunstancias desgraciadas al venir a este mundo, van a
aflorar más adelante en sus versos, donde la tristeza y el dolor, unido a lo patológico rayan en
enfermedad nerviosa.
De familia adinerada, con sobrados engreimientos, quisieron enviarlos al niño a estudiar a
Santiago de Chile en 1846. Allí alejado de los suyos yace un poco resentido y exiliado. Esta
sensación de hipersensibilidad va a ir creciendo con el correr de su destino. Aunque se puede
considerar a Althaus un misógino de su medio. Y el poeta lucha para curarse, no escatima
gastos, viajes y esfuerzo, pero lamentablemente la enfermedad lo persigue en todo instante.
Fue autor de Poesías patrióticas y religiosas (1862) o Poesías varias (1862), Obras Poéticas
(1872); que es un volumen de 600 páginas, además Sonetos italianos (1857). Clemente Althaus
fue un poeta cultivado que tuvo la dote de ser versificador depurado, elocuente, clásico de
formación; pero, tanto ideológico como sentimental, fue uno de nuestros mejores románticos. Su
verso es también elegante y diáfano por refinado. Tradujo con soltura a los poetas clásicos
italianos. Althaus por encima de todo, es un romántico en transición. Murió en 1881.
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8. JOSÉ ARNALDO MÁRQUEZ.
Nació en Lima en 1830. al igual que muchos jóvenes de su generación pasó por las filas
militares y estuvo al servicio de un caudillo. Fue secretario del presidente Echenique. Luego
viajó a Estados Unidos y Sudamérica como cónsul y dictó cursos de Chile y Argentina. Dedicada
a las letras, sin embargo incursionó en la técnica e inventó un linotipo, pero dicha patente le fue
robada. Su vida tiene mucho de dramatismo, pues pierde la vista y cae en la pobreza.
Su obra comprende prosa, drama y poesía: En prosa escribe Recuerdos sobre Estados Unidos
(1862), El Perú y la España moderna (1866), Críticas a la política financiera (guano y salitre) con
manifestaciones de radicalismo y anticivilismo. En drama escribe Pablo o la familia del mendigo
(1849) y traduce comedias de Shakespeare. En poesía tiene obras como La humanidad (1856),
Mi poesía (1853), La Flor de Abel, La Ramoniada (1855), Manco Cápac, etc. Cultiva más la
espontaneidad de la creación que el tecnicismo y tiende a darle trascendencia y cierto fondo
filosófico, se presenta como el poeta “de la solidaridad social en el Perú romántico”. Mantiene
ideas de un discutible cristianismo, en el que prima la presencia de la naturaleza. Hay búsqueda
de un orden universal, de una libertad pacífica basada en el amor. Murió en 1903.
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9. LUIS BENJAMÍN CISNEROS.
Nace en Lima en 1837. Estudió en san Carlos, Luego viajó a Francia y estudió en La Sorbona.
Fue funcionario diplomático y hombre de negocios. Enfermó de parálisis, pero en 1897 fue
premiado con el primer laurel público ofrecido a poetas peruanos, el cual recibió de manos de
José Santos Chocano y Juan francisco Pazos Varela.
Tuvo una producción diversa. En drama publicó: El pabellón peruano y Alfredo el sevillano, lo
mejor de nuestro teatro; escribió novelas: Julia y Edgardo o un joven de mi generación (1860);
además, tentó el canto patriótico y el ensayo ideológico, así como la poesía en Aurora amor, De
libres alas, etc. Gustó de la poesía épica y tuvo proyección hacia el progreso, al creer en el
triunfo de la ciencia. Se orientó hacia el humanismo, pero con fuerte base positivista.
Luis Benjamín Cisneros es la figura más importante de la novela romántica en el Perú. Retrata
los ambientes y la inicial clase media y burguesa del siglo XIX. Cisneros opacó la imagen del
poeta por la del novelista, su narrativa resultó superior a sus versos.
La aparición de su primera novela en 1860, en París, Julia o Escenas de la vida de Lima atrajo
la atención de los intelectuales y la crítica especializada. Esta novela cuestiona las costumbres
sociales y arquetípicas de mitad del siglo XIX.
Su novela Edgardo o Un joven de mi Generación proclama el prototipo idealista, ambicioso,
desmedido y heroico en Edgardo. Así mismo, en esa búsqueda de ideales amorosos está la
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10. presencia del comportamiento de los jóvenes; entre el 52 y 55. “Edgardo tiene la sustancia de
los apasionados héroes de la novela del siglo diecinueve, pero también posee los atributos
humanos y reales de un peruano de su tiempo”. Sin embargo, las novelas de Cisneros
estuvieron teñidas de fantasía, imaginación, tipos ideales, desenfreno pasional, exceso de color,
emoción y sorpresa.
PEDRO PAZ SOLDÁN Y UNANUE.
Juan de Arona es seudónimo real de Pedro Paz Soldán y Unanue. Nació en Cañete en 1839.
realizó estudios en el Convictorio de San Carlos. Viajó por distintos países, como Chile, parte de
Europa y el cercano Oriente entre 1859 y 1863. A su retorno a Lima ocupa la cartera del
Ministerio de Relaciones Exteriores. Entre 1891-1893 publica El Chispazo, donde asoma la vena
satírica de su fina pluma criticando a los literatos en la sección “Garrotazo y Tentetieso”
Juan de Arona se distingue entre los poetas románticos peruanos por su gracia creadora que
mira con su sesgo humorístico. Su vena amarga y peruanista está descrita en la vida de los
costeños. Fue autor de un notable libro de Diccionario de Peruanismos. Su pluma significativa
pintó, además, escenas de los países exóticos con descripciones y frescos de la vida
costumbrista, cimientos de varios idiomas, tanto que tradujo Las Geórgicas (1867) y algunos
otros poetas latinos. Como poeta y creador escribió libros de poesía tales como: Ruinas (1863),
Cuadros y episodios peruanos (1867); La España tetuánica; la Pinzonada (1867); La matrona de
Efeso (1873), Los rotonautas (1880); Los médanos (1883); Sonetos y chispazos (1885), Canto a
Lesseps (1886), La venganza de la muerte (1886); El Brasil Republicano. Sátira política (1890).
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11. Como dramaturgo fue ágil y risueño, sobre todo en El intrigante castigado (1867), Mas, menos,
y ni más ni menos (1870), y Pasada pesada en posada (1883).
La poesía jocosa y aperuanada de Juan de Arona es muy rica en sugerencias y matices
humorísticos. Nadie le regatea ese mérito personal. Arona, tal vez fue el crítico del
romanticismo, el crítico que fustigó en forma poética a su tiempo y a su gente. Murió en 1895.
CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
Nominado por los críticos como el mayor y más importante exponente lírico de la generación
romántica del siglo XIX. Carlos Augusto Salaverry Ramírez, nació en Piura, el 04 de diciembre
de 1830.
Hijo de Felipe Santiago Salaverry y de doña Vicenta Ramírez. Carlos Augusto Salaverry, pasó
sus primeros años de infante bajo las polvorientas y calurosas calles de Piura. Años después y
cuando todavía era muy pequeño, llegó a Lima en compañía de su padre, educándose bajo los
cuidados y tutoría de doña Juana Pérez de Infantas.
Muy joven aún, Salaverry Ramírez, sufre una irreparable pérdida, cuando su padre, Presidente
de la República en aquel entonces y principal adversario de Santa Cruz, muere fusilado.
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12. Fue entonces, que desterrado juntamente con su madrastra y hermanastro, viajan a Chile,
donde permanece por tres años.
A su retorno a Chile, Salaverry se alista en el batallón Yungay, cuando
apenas tenía quince años de edad.
Durante su vida militar, la rígida disciplina a la que estaba expuesto, no
fue impedimento para exponer su temperamento liberal y el gusto por las
letras y la lectura.
Luego de mantener un fugaz romance, contrae matrimonio con
Mercedes Felices, la cual fue su centro de inspiración en varias de sus
obras.
Sus primeros versos aparecieron publicadas en “Heraldo”, gracias a la ayuda y apoyo del poeta
Trinidad Fernández.
En calidad de secretario, Carlos Augusto Salaverry, tomó parte en la revolución del coronel
Mariano Ignacio Prado, protagonizado en Arequipa, actuando poco después en el combate 02
de mayo, dentro de las filas comandadas por el coronel Francisco Balta.
Su valentía le sirvió para ser nombrado diplomático en Estados Unidos, Inglaterra, Francia e
Italia. Sin embargo, es cesado de su cargo años después, al cambiar el régimen político en
nuestro país, volviendo a la tierra que lo vio nacer en 1878.
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13. Durante su retorno, comparte nuevas aventuras en la política, al lado de su amigo Francisco
García Calderón. Estas experiencias, lo ayudaron a encumbrarse como poeta, realizando
diversas obras líricas.
Tras un breve lapso, viaja a Europa, donde al poco tiempo es atacado por una parálisis, dejando
de existir en París 07 abril de 1891. Sus restos fueron exhumados y sepultados en Piura en
1964.
OBRAS:
Dramas: Fue autor de varias piezas teatrales de las que sólo se conservan los títulos:
- Atahualpa o la conquista del Perú
- Abel o el pescador americano
- El bello ideal
- El amor y el oro
- El pueblo y el tirano
- Arturo
Poéticas:
- Albores y destellos (1871)
- Misterios de la tumba (1883)
- Cartas a un Ángel (1890)
- Diamantes y Perlas (1899)
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14. LA POESÍA DE SALAVERRY.
La poesía de Salaverry comprende tres etapas marcadas. Por un
lado, la poesía filosófica –con tendencia a temas patrióticos- que
se incluyen en Albores y destellos y Misterios de una tumba.
Asimismo posee una poesía epigramática en Diamantes y perlas, y
la última, de corte amoroso o erótico en Cartas a un ángel. Así, de
ese modo, se caracteriza en la obra poética de Salaverry su
predominancia a la melancolía y la tristeza que de soslayo corre
paralelamente por el canto o la ausencia de la amada.
El poema que ha hecho célebre a Salaverry, y donde lo sentimos
en su verdadera salsa de voz melancólica, desamorada, imbuida
del recuerdo fecundo, eterno e imborrable, nostálgico quizá, pero
invadida de completa orfandad, resulta ser, su poema “Acuérdate
de Mí” que integra su colección Cartas a un ángel. Recordemos
que este poema se presiente cierto acento de Bécquer o Leopardi,
Heine o espronceda. Aquí el Poema:
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15. ACUERDATE DE MI
¡Oh! Cuánto tiempo silenciosa el alma Vacío, abandonado, pavoroso,
Mira en redor su soledad que aumenta, Sin luz y sin rumor;
Como un péndulo inmóvil, ya no cuenta
Las horas que se van! Embalsamadas ondas de armonía
Elevábanse un tiempo en sus altares
Ni siento los minutos cadenciosos Y vibraban melódicos cantares
Al golpe igual del corazón que adora, Los ecos de tu amor.
Aspirando la magia embriagadora,
De tu amoroso afán! Parece ayer!... De nuestros labios mudos
El suspiro de “¡Adiós!” volaba al cielo,
Ya no late, ni siente, ni aún respira y escondías la faz en tu pañuelo
Petrificada el alma allá en lo interno: Para mejor llorar!
Tu cifra en mármol con buril eterno
Queda grabada en mí! Hoy!... nos apartan los profundos senos
De dos inmensidades que has querido,
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto: Y es más triste y más hondo el de tu olvido
Muerto para el amor y la ventura, Que el abismo del mar!
Está en tu corazón mi sepultura
Y el cadáver aquí! Pero ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio?
¿Qué la distancia, ni los altos montes?
En este corazón ya enmudecido ¿Ni qué son esos turbios horizontes?
Cual la ruina de un templo silencioso, Que miro desde aquí;
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16. Si a través del espacio y de las cumbres, Y brilla siempre en tus azules ojos,
De ese ancho mar y de ese firmamento Mi sol, mi porvenir!
Vuela por el azul mi pensamiento.
Y vive junto a ti? Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
Sí: yo tus alas invisibles veo, Y ocultas a través de tu sonrisa
Te llevo dentro del alma, estás conmigo, Lágrimas de dolor;
Tu sombra soy, y a donde vas te sigo
De tus huellas en pos! Pues mi recuerdo tu memoria asalta,
Y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
Y en vano intentan que mi nombre olvides; Y hasta el ambiente mismo que respiras
Nacieron nuestras almas enlazadas, Te repite mi ¡amor!
Y en el mismo crisol purificadas
Por la mano de Dios! Oh! cuando vea en la desierta playa,
Con mi tristeza y mi dolor a solas,
Tú eres la misma aún; cual otros días El vaivén incesante de las olas
Suspéndense tus brazos de mi cuello: Me acordaré de ti.
Veo tu rostro apasionado y bello
Mirarme y sonreír; Cuando veas que una ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo
Aspiro de tus labios el aliento Buscando un nido entre el mar y el cielo
Como el perfume de claveles rojos, ¡Acuérdate de mí¡
Carlos Augusto Salaverry
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17. El poema quiere traducir un pedido aunque engañoso en el transcurso cronológico y el recuerdo
que evoca de su propia vida. El amor perdido brota en reminiscencia e inicia su honda soledad
que ahora se detiene porque el “péndulo” dan las múltiples horas que se han ido. Salaverry
evoca de manera enfática ese amor ido por circunstancias adversas de un desamor profundo.
Ahí está el poeta postrado sin vida interna que ya “no late”, “ni siente”, y no da signos de seguir
viviendo. Sólo la magia embriagadora del recuerdo los transporta al presente, porque ese
corazón que amó, todavía necesita vivir (aunque sea en el recuerdo). Las lágrimas se han
secado y la queja es un monólogo sin ruido, porque la llama del amor y la pérdida de la amada
está “muerto para el amor y la ventura”, y el que queda es casi un cadáver, alguien que
desfallece minuto a minuto. Así el tiempo en su vida está enmudecido, y tiene pavor de esa
soledad, a la que acompaña el corazón como “ruina de un templo silencioso”.
No existe esperanza de amar, y la luz votiva del amor se ha apagado, sólo huellas indelebles
quedan “sin luz y sin rumor”. El corazón del poeta es así mismo un templo sin feligreses ni
compañía. Mudo, debilitado y soledoso sólo escucha el “eco de tu amor”, porque el eco de la
amada se hace presente en el recuerdo, que aún “parece ayer”. De pronto, Salaverry pasa a la
presencia visual. Caracteriza los momentos vividos y ese “adiós” que aún doloroso resuena en
la mente, infatigable y sonoro, porque la despedida de un amor a todo dar, es siempre triste.
Y claro el poeta dice verdades como “es más triste y más hondo el de tu olvido/ que el abismo
del mar”. Pero tampoco aquí el olvido pretende ser un olvido eterno en el poeta, y aún el mar, el
espacio, la distancia, las cumbres, el firmamento, todo lo cerca, porque el recuerdo se hace
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18. presencia en cada uno de los lugares citados; se puede observar o presentir, “desde aquí”,
Salaverry se personifica en este poema, cuando a pesar de lo invisible que resulta la sombra de
la amada, la ve, está con él, observa sus huellas, y a donde la amada se haya retirado, aún
lejos, siempre “estás conmigo”, como a manera de diálogo que trata de recordar a los oídos de
su amada.
“Tú eres la misma aún”, dice musitando el poeta; la ve visiblemente de manera física,
afianzando a sus brazos, bajo la sonrisa de ambos, de esos labios sensuales y rojos de esos
“azules ojos”, la cual dos fúlgidas miradas.
“Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido” es el verso clave de todo el poema y el eje principal
del tema: el recuerdo. Ese recuerdo en él es fuerte y no lo deja vivir, por el contrario lo agota y
aniquila. En la amada a la inversa: se ha olvidado por completo, eternamente. El poeta no podrá
olvidarla jamás. Todo lo que le rodea, ve a ella en todas las cosas, y, sea en la brisa, en la
atmósfera o en el ocultamiento, lo recuerda con amargo dolor y pena. El poeta soporta una
carga emotiva pesarosa, pero insiste en recordarla. Insiste en pronunciar ese nombre bendito
por los enamorados fecundos: “mi amor”.
En las últimas estrofas del poema es estremecedor y refinado. Nos traslada como un cine móvil
hacia el mar. Estamos allí conmovidos por la tristeza y el dolor del poeta. A esa amada viajera
que por sortilegio de la vida se ha alejado. El poeta se individualiza para observar en esa
“desierta playa” y el “vaivén incesante de las olas” solo en estos casos, entre las olas que
golpean los peñascos o los arrecifes de la playa, él se acordará, eternamente. Y más aún, los
versos finales son dramáticos y tiernos, cuando nos dice que cada vez que “veas que un ave
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19. solitaria” cruza ese espacio, en donde media cielo y el mar, aún desfalleciente, herida y teñida
de una soledad cada vez que veas una sola ave marina en estos casos, le pide que se acuerde
de él:
Cuando veas que una ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo
Buscando un nido entre el mar y el cielo
¡Acuérdate de mí¡
Le solicita que por piedad amorosa, se acuerde aún en esos momentos de estrecha y solitaria
soledad marina. Poema brillante el suyo. Salaverry con “Acuérdate de mí”, ha edificado uno de
los poemas más bellos de toda la poesía peruana a lo largo de su historia literaria.
MANUEL RICARDO PALMA SORIANO.
Don Ricardo Palma es sin duda una de las figuras más representativas de la
literatura americana, caracterizándose por tener una personalidad
espontánea y elocuente. Nació en Lima el 7 de febrero de 1833. Fueron sus
padres, Don Pedro Palma y Doña Guillermina Soriano Carrillo, ellos le
inculcaron desde muy pequeño la lectura y las costumbres coloniales que
predominaban en aquella época.
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20. Criado en el barrio del cercado vivió impresionado por los diversos acontecimientos que en él
ocurrían.
A la edad de 17 años, Ricardo Palma, ingresó a la facultad de Humanidades de la Universidad
Mayor de San Marcos, la cual abandonó poco después. Paulatinamente tuvo diversos idilios
amorosos que influyeron para que Palma, dejara los estudios por completo.
Luego de abandonar sus estudios y de no formalizar ninguno de sus romances, fue nombrado
oficial del cuerpo político, embarcándose como contador en la Armada.
Se dice que allí nació en él su gusto por la literatura. En esos avatares de su vida fue cuando
inició su vida de escritor, componiendo poemas y realizando diversos cuentos que luego
recopilaría en sus famosas “Tradiciones Peruanas”.
En 1860 es desterrado hacia Chile por haber participado en un asalto político a la casa de
Castilla, influido por José Gálvez.
Sin embargo, poco después es nombrado cónsul en Brasil y de ahí pasó a Europa y Estados
Unidos.
A su retorno, de Europa participó en la revolución contra Pezet, pero sin duda alguna una de sus
principales participaciones se llevó a cabo en el combate “Dos de Mayo” contra los españoles y
si no voló en pedazos en la torre de mando, fue porque minutos antes su amigo y jefe de
tripulación, José Gálvez, lo envió de comisión al telégrafo.
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21. Ricardo Palma, vivía en Miraflores cuando estalló la guerra con Chile. Participó en la batalla de
Miraflores, en un batallón integrado por intelectuales.
Terminado el conflicto con Chile, fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional, el cual antes
de su llegada, había sido saqueada e incendiada por los Chilenos. Con esfuerzo la remodeló y
logró que el presidente Santa María, de Chile, devolviera algunas de nuestras obras, siendo
nominado por tal acción como “Bibliotecario Mendigo”.
Fue uno de los primeros miembros correspondientes de la Academia de la Historia y de la Real
Academia Española, cuya sección peruana integró. Planteó la necesidad de incorporar al
diccionario de la Real Academia un amplio elenco de voces americanas, labor a la que se aplicó
con entusiasmo durante su estancia en Madrid, entre 1892 y 1893, invitado a España por los
organizadores del IV Centenario del descubrimiento. En su enfrentamiento con los académicos
españoles sólo consiguió que le aprobaran una docena de voces.
En 1912 renuncia al cargo de Director de la Biblioteca Nacional por diversos entredichos e
imposiciones deshonrosas con el presidente Leguía.
Los últimos años de vida de Ricardo palma, transcurrieron en su vivienda de Miraflores, rodeado
de la admiración de sus familiares y conocidos. Dejó de existir en 1919 a la edad de 86 años
siendo su muerte muy sentida en todo el Perú y en gran parte del mundo.
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22. OBRAS:
Poesía:
- Juvenilia (1860)
- Cantarcillos (1860-1866)
- Armonías (1865)
- Pasionarias (1865-1870)
- Verbos y gerundios (1877)
- Nieblas (1877)
- Traducciones (1888)
- Filigranas (1892)
Teatro:
- La muerte o la libertad (1851)
- La hermana del verdugo (1851)
- Ródil (1852)
Obras Históricas:
- Anales de la Inquisición de Lima (1863)
Obras de Crítica Literaria:
- La Bohemia de mi Tiempo
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23. Obras Filológicas:
- Neologismo y Americanismos (1896)
- Papeletas Lexicográficas (1903)
Obras Narrativas:
- Tradiciones Peruanas (1872-1910)
Lectura:
HISTORIA DE UN CAÑONCITO
Don Ramón Castilla fue un hombre que hasta a la Academia de la Lengua le dio lección al pelo,
y compruébelo con afirmar que desde más de veinte años antes de que esa ilustrada
corporación pensase en reformar la ortografía, decretando que las palabras finalizadas en ón
llevasen la ó acentuada, el general Castilla ponía una vigilia tamaña sobre su Ramón. Aquí
están infinitos autógrafos suyos corroborando lo que digo.
Si ha habido peruano que conociera bien su tierra y a los hombres de su tierra, ése,
indudablemente, fue don Ramón. Para él la empleomanía era la tentación irresistible y el móvil
de todas las acciones en nosotros, los hijos de la patria nueva.
Estaba don Ramón en su primera época de gobierno, y era el día de su cumpleaños (31 de
agosto de l849). En palacio había lo que en tiempo de los virreyes se llamó besamano, y que en
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24. los días de la República, y para diferenciar, se llama lo mismo. Corporaciones y particulares
acudieron al gran salón a felicitar al supremo mandatario.
Acercose un joven a su Excelencia y le obsequió, en prenda de afecto, un dije para el reloj. Era
un microscópico cañoncito de oro montado sobre una cureñita de filigrana de plata; un trabajo
primoroso, en fin, una obra de hadas.
- ¡Eh! Gracias..., mil gracias por el cariño- contestó el presidente, cortando la frase de la manera
peculiar suya y sólo suya.
- Que le pongan sobre la consola de mi gabinete –añadió, volviéndose a uno de sus edecanes.
El artífice se empeñaba en que su Excelencia tomase en sus manos el dije para que examinara
la delicadeza y gracia del trabajo, pero don Ramón se excusó diciendo:
- ¡Eh! No..., no..., está cargado..., no juguemos con armas peligrosas...
Y corrían los días, y el cañoncito permanecía sobre la consola, siendo objeto de conversación y
de curiosidad para los amigos del presidente, quien no se cansaba de repetir:
Eh! Caballeros..., hacerse a un lado..., no hay que tocarlo..., el cañoncito..., no sé si la puntería
es alta o baja..., está cargado..., un día de éstos hará fuego..., no hay que arriesgarse...,
retírense..., no respondo de averías...
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25. Y tales eran los aspavientos de don Ramón, que los palaciegos llegaron a persuadirse de que el
cañoncito sería algo más peligroso que una bomba Orsini o un torpedo Withead.
Al cabo de un mes el cañoncito desapareció de la consola, para ocupar sitio entre los dijes que
adornaba la cadena del reloj de su Excelencia.
Por la noche dijo el presidente a sus tertulios:
- ¡Eh! Señores..., ya hizo fuego el cañoncito..., puntería baja..., poca pólvora..., proyectil
diminuto..., ya no hay peligro..., examínenlo.
¿Qué había pasado? Que el artífice aspiraba a una
modesta plaza de inspector en el resguardo de la aduana
del Callao, y don Ramón acababa de acordarle el empleo.
Moraleja: Los regalos que los chicos hacen a los grandes
son, casi siempre, como el cañoncito de don Ramón. Traen
entripado y puntería fija. Días menos, días más, ¡pum!,
Lanzan el proyectil.
De las Tradiciones Peruanas Por Ricardo Palma
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26. Leyenda “Un tesoro y una superstición”
Cura de Locumba, a principios del siglo actual, era el venerable doctor Galdo, quien fue llamado un
día para confesar a un moribundo. Era éste un indio cargado de años, más que centenario, y
conocido con el nombre de Mariano Choquemamani.
Después de recibir los últimos sacramentos, le dijo al cura:
—Taita, voy a confiarte un secreto, ya que no tengo hijo a quien transmitirlo. Yo desciendo de Titu-
Atauchi, cacique de Moquegua en los tiempos de Atahualpa. Cuando los españoles se apoderaron
del Inca, éste envió un emisario a Titu-Atauchi con la orden de que juntase oro para pagar su
rescate. El noble cacique reunió gran cantidad de tejos de oro, y en los momentos en que se alistaba
para conducir este tesoro a Cajamarca recibió la noticia del suplicio de Atahualpa. Titu-Atauchi
escondió el oro en la gruta que existía en lo alto de Locumba, acostóse sobre el codiciado metal y se
suicidó. Su sepulcro está cubierto de arena fina hasta cierta altura: encima hay una palizada de
pacays, y sobre éstos gran cantidad de esteras de caña, piedras, tierra y cascajo. Entre las cañas se
encontrará una canasta de mimbre y el esqueleto de un loro. Este secreto me fue transmitido por mi
padre, quien lo había recibido de mi abuelo. Yo, taita cura, te lo confío para que, si llegase a
destruirse la iglesia de Locumba, saques el oro y lo gastes en edificar un nuevo templo.
Corriendo los años, Galdo comunicó el secreto a su sucesor.
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27. El 18 de septiembre de 1833 un terremoto echó por tierra la iglesia de Locumba. El cura Cueto, que
era el nuevo cura, creyó llegada la oportunidad de extraer el tesoro; pero tuvo que luchar con la
resistencia de los indios, que veían en tal acto una odiosa profanación. No obstante, asociáronse
algunos vecinos notables y acometieron la empresa, logrando descubrir los palos de pacays, esteras
de cañas y el loro.
Al encontrarse con el esqueleto de esta ave los indios se amotinaron, protestando que asesinarían a
los blancos que tuviesen la audacia de continuar profanando la tumba del cacique. No hubo forma
de apaciguarlos, y los vecinos tuvieron que desistir del empeño.
En 1868 era ya una nueva generación la que había en Locumba; mas no por eso se había
extinguido la superstición entre los indios.
El coronel don Mariano Pío Cornejo, que después de haber sido en Lima ministro de Guerra y
Marina, se acababa de establecer en una de sus haciendas del valle de Locumba, encabezó nueva
sociedad para desenterrar el tesoro. Trabajóse con tesón, sacáronse piedras, palos, esteras, y por
fin llegó a descubrirse la canasta de mimbre. Dos o tres días más de trabajo, y todos creían seguro
encontrar, junto con el cadáver del cacique, el ambicionado tesoro.
Extraída la canasta, vióse que contenía el cadáver de una vicuña.
Los indios lanzaron un espantoso grito, arrojaron hachas, picos y azadones y echaron a correr
aterrorizados.
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28. Existía entre ellos la tradición de que no quedaría piedra sobre piedra en sus hogares si con mano
sacrílega tocaba algún mortal el cadáver del cacique.
Los ruegos, las amenazas y las dádivas fueron durante muchos días impotentes para vencer la
resistencia de los indios.
Al cabo ocurrióle a uno de los socios emplear un recurso al que con dificultad resisten los indios: el
aguardiente. Sólo emborrachándolos pudo conseguirse que tomaran las herramientas.
Removidos los últimos obstáculos apareció el cadáver del cacique de Locumba.
¡Victoria!, exclamaron los interesados. Quizá no había más que profundizar la excavación algunas
pulgadas más para verse dueños de los anhelados tejos de oro.
Un mayordomo se lanzó sobre el esqueleto y quiso separarlo.
En ese mismo momento un siniestro ruido subterráneo obligó a todos a huir despavoridos. Se
desplomaron las casas de Locumba, se abrieron grietas en la superficie de la tierra, brotando de ella
borbollones de agua fétida; los hombres no podían sostenerse de pie, los animales corrían
espantados y se desbarrancaban, y un derrumbamiento volvía a cubrir la tumba del cacique.
Se había realizado el supersticioso augurio de los indios: al tocar el cadáver, sobrevino la ruina y el
espanto.
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29. Por Ricardo Palma
LAS TRADICIONES DE PALMA
La obra de madurez y que representa a Palma, por entre todos los géneros que practicó, son las
Tradiciones. Desde que aparecieron fueron motivo de diferentes y controvertidas críticas. Según
el Dr. Estuardo Núñez, antes de nombrarlas como “tradiciones” las llamó: “cuento nacional”,
“romance histórico”, “romance nacional”, “cuento de viejas”, “cuadro nacional”, “cuento
disparatado”, “cuento de abuela”, etc.; pero sólo a fines de la década de 1850 empezará a
escribirlas, alcanzando la fórmula genial con “Don Dimas de la Tijereta”, que trata de cómo un
escribano le gana el pleito al diablo, que dicho sea de paso, será este personaje uno de los más
característicos en las tradiciones.
Pero ¿qué son las tradiciones? El mismo Palma, en diferentes cartas y escritos afirma: “Creo
que la tradición ante todo estriba en la forma. Deben narrase como se narran los cuentos. La
pluma debe correr ligera y ser sobria en detalles. Las apreciaciones deben ser rápidas. La
filosofía del cuento o conseja ha de desprenderse por si sola, sin que el autor lo diga” (1875). En
el prólogo a las Tradiciones Cuzqueñas de su discípula Clorinda Matto de Turner, escribe: “En el
fondo, la tradición no es sino una de las formas que puede revestir la historia, pero sin los
escollos de ésta... a ella, sobre una pequeña base de verdad, le es lícito edificar un castillo. El
tradicionista tiene que ser poeta y soñador”. En otra carta encontramos que dice: “La tradición es
la forma más agradable que puede tener la Historia: gusta a todos los paladares, como el buen
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30. café. La tradición no se lee nunca con el ceño fruncido, sino sonriendo. La historia es una dama
aristocrática, y la tradición es una muchacha alegre” (1890). Mas tarde dirá: “la tradición no es
precisamente historia, sino relato popular; y ya se sabe que para mentiroso el pueblo. Las mías
han caído en gracia, no porque encarnen mucha verdad; sino porque revelan el espíritu y la
expresión de las multitudes” (1907).
Las Tradiciones Peruanas evocan el perfume de antigüedad donde la historia del Perú en todas
sus etapas a uno le encantan leerlas. Se eleva para cuestionar en sus páginas el espíritu de
Virreyes, Oidores, Caballeros y Obispos. Palma nace desde el apunte feliz, pule o conserva la
vida dramática de personajes que se inyectan de sabia y chispa. Los acontecimientos se
manifiestan allí donde la historia termina para darse en la tradición. Aquella no solamente
reproduce sucesos del pasado, sino que aviva al sahumerio limeño, a ratos fabulista o creyente,
costumbrista y conservador, colonial y narrador, Palma da vida a los relatos sencillos y con ello
adula la tradición nacional. Por eso es que la tradición revive las hazañas legendarias de los
pueblos. Palma es un escritor meridional y eximio conservador de la tradición. Prosador castizo,
mágico evocador del pasado, hará que diga en 1872: “Prefiero vivir en los siglos que fueron. En
el ayer hay poesía, y el hoy es prosaico... Dejemos el presente para los que vengan después”.
Palma es idealista con el pasado y pone en boca de sus personajes la evocación y la
sensibilidad popular de las épocas, convirtiendo –en efecto- a la historia en un coloquio literario
de timbre ameno. Ese tono risueño de elaborar historias fabulosas, de aventuras inverosímiles y
macabras; aprovecha para darse en cada página escrita la tilde acertada de la tradición- esa
visión del pasado peruano, captado con habilidad, donde el humor ya no solo disimula las
costumbres tradicionales, provoca frescos reveladores; de una personalidad impar, donde quien
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31. sabe subyace la chispa popular de su pluma.. el tono burlón, el eje crítico, la creadora
evocación, el perfil definido, nos entregará a un Ricardo Palma, el primero en concebir sin
disputa la tradición en el Perú. Su logro define el rol literario hasta entregarnos a un género en
perfección. Palma se inscribe en un primer momento en el romanticismo para luego ser el
artífice de la literatura satírica siendo la expresión más alta del siglo XIX.
El historiador Raúl Porras Barrenechea escribió en muchas oportunidades sobre Tradiciones,
que en realidad lo define: “La tradición creada por Palma es un género propio e inconfundible
que no se amolda ni cabe en los géneros conocidos. Es un producto genuino, limeño y criollo.
No es historia, novela, ni cuento, ni leyenda romántica. De la historia recoge sus argumentos y el
ambiente, pero le falta la exactitud y el cuidado documental. Palma no concibe la historia sin un
algo de poesía y de ficción. Incapaz de ceñirse a un texto frío, él adereza la historia, la anima y
la retoca, y cuando el manuscrito tiene claros, él lo llena con las telarañas de su ingenio. Pero la
tradición no es tampoco, como las novelas y los cuentos, pura obra imaginativa”.
Las Tradiciones son la literatura del Perú. Y siempre nos recuerdan que fue lectura de los
padres y de los abuelos que quienes hoy conversan con nosotros. ¿Por qué han podido contra
el tiempo estos relatos?. ¿Cómo es que no se han desgastado, como tanta otra obra antigua
que se cae de las manos el lector? ¿Qué es lo que salva a Palma del olvido? La técnica a que
ha recorrido el autor. Técnica realista y espíritu satírico; y una cierta conciencia escenográfica
registrada en algunos de sus primeras obras teatrales, de las que más tarde se arrepintió. El
etilo de Palma es, así, inconfundible, el Lenguaje de Palma tienen el secreto de su éxito.
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32. Madre prolífica pensó siempre Palma que era el lenguaje. Era un convencido de esta verdad: si
no hay palabras para inventar lo que se siente, pues hay que inventarlas “sin escrúpulos de
monja boba”. Había que enriquecer al idioma español. Esa fue su consigna. Había que vitalizarlo
y para ello la misma lengua tenía sus secretos procedimientos; la cosa era arriesgarse, ser
osado, no vacilar, no temer, no ser ‘monja boba’. Palma propone que la democracia tiene que
alcanzar a la lengua, y si ésta es del pueblo, pues el pueblo es el legislador que ha de imponer,
crear, modificar. Sobre la lengua ha de imperar la soberanía popular. Y eso fue lo que
celebraron en Palma los escritores de todos los tiempos, empezando por los españoles
contemporáneos. Llevó a la lengua literaria muchas voces de la lengua oral, incorporó al mundo
de la literatura, para sorpresa de algunos y escándalos de otros, voces empleadas por negros y
cholos y zambos y picaroneras y anticucheras, las voces de la calle comienzan así a competir
con las voces de la iglesia y con las de los señorones.
Las Tradiciones Peruanas constan de 464 tradiciones y aparecieron de este modo:
- Primera serie (1872)
- Segunda serie (1874)
- Tercera serie (1875)
- Cuarta serie (1877)
- Quinta y sexta serie (1883)
- Sétima serie o Ropa vieja (1899)
- Octava serie o Ropa apolillada (1891)
- Mis últimas Tradiciones Peruanas (1911)
- Tradiciones en Salsa Verde, escritos en 1904 y publicados recién en 1973
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33. Y en este periodo del Romanticismo en el departamento de Moquegua vivía la primera poetisa
conocida de ese fecundo valle sureño, ella era Rosalía Zapata Barrios nacida en 1846 y prima
de nuestra primera novelista Mercedes Cabello de Carbonera. Era ella una mujer culta y de gran
solvencia económica. Su vida transcurrió entre las haciendas de Santa Rosa, La chimba y Omo.
Su casa estaba ubicada en el Jirón Junín, poseía un rancho en la provincia de Ilo.
En sus poemas expresa temas como la soledad, la mujer, el tiempo, las flores, el amor, así
como temas a los mártires de la guerra con Chile, así como sus parientes, etc. No cosechará
lauros como su prima Mercedes, sin embargo sus poemas son de notable calidad. Nadie
conocerá a Rosalía incluso en estos tiempos modernos, pues su obra es inédita, solo espera
que alguien le de la importancia debida. Muere Rosalía Zapata Barrios en el pueblo de
Moquegua, de donde nunca salió, en 1906. Un ejemplo de su poesía es el siguiente:
El ramillete de azahares Sobre mi pecho tu viste
Que noche blanca me diste Que mi mano lo estrechó;
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34. Mas no viste de mis ojos Cuando a solas, delirante
Caer la lágrima quemante, Mi labio un beso le dio.
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