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CIUDAD DE CRISTAL (Malec)
El salón de los Acuerdos
“El rostro de Alec se ilumino.
-Allí esta Magnus -Dijo él, y se fue sin mirar atrás, abriéndose camino
entre la multitud hacia el lugar donde estaba el alto brujo.
La sorpresa de Magnus mientras Alec se aproximaba a él era visible
incluso desde la distancia.”
Ciudad de Cristal, Cassandra Clare
Libro tres de la saga Instrumentos Mortales.

Magnus no podía dejar de mirar a los hermosos ojos azules del Cazador
de Sombras. Había demasiadas personas a su alrededor, nunca se
imagino que se le acercaría en este lugar.
Alec le sonrió, estaba completamente uniformado, con un cinturón del
que pendían múltiples armas. Llevaba un arco sujeto a la espalda, como
era casi siempre, sin embargo, se miraba diferente noto Magnus.
-Hola. –Dijo el chico cuando estaba frente al brujo.
-Alexander, ¿Todo está bien? ¿Necesitas algo? –Magnus le pregunto
sinceramente, si Alec necesitara algo haría lo que fuera para dárselo.
Alec abrió la boca para comenzar a hablar con el brujo pero fue
interrumpido por hadas, Cazadores y hombres lobos pasando entre
ellos. El chico frunció el ceño y miro a su alrededor, con determinación
tomo a Magnus del brazo y lo arrastro con él fuera de la multitud. Se
detuvo cuando considero que estaban suficientemente apartados para
hablar más tranquilos.
-¿Por qué me secuestras Lightwood? –Pregunto divertido el brujo.
-¿Quiero preguntarte si te gustaría ser mi compañero en la batalla?
Magnus parpadeo, esto era diferente, muy nuevo para no asombrarse.
Su mirada cambio de divertida a llena de ternura.
-Te lo dije Alec, estoy aquí solo por una persona, y no veo una mejor
forma de protegerlo que siendo tu compañero.
-Uhm esa persona… quiero decir, ¿Estás hablando de mí?
Magnus no pudo evitar sonreír, sabía que cuando Alec hacia este tipo
de preguntas lo hacía en serio, siempre actuaba como si él nunca fuera
a ser la prioridad de nadie.
-Estúpido Nephilim.
Alec rodo los ojos. Magnus se miraba irritadamente divertido.
–Si eso ya me lo dijiste. –Dijo bruscamente. –Y también dijiste que me
amabas…
Alec se congelo al escucharse, nuevamente su boca lo traicionaba, soy
muy bueno para ponerme en ridículo pensó Alec, miro a Magnus y no
podía negar que el brujo se miraba incluso más sorprendido.
-Lo dije. –Confirmo. Sus ojos de gato miraban fijamente al azul de los
del Cazador. –Porque es la verdad.
Alec respiro profundo, no se había dado cuenta que se le había ido el
aliento. Bajo la mirada y alcanzo su estela de su cinturón, tomo el brazo
del brujo de manera muy natural, Magnus llevaba un largo abrigo
abotonado hasta el cuello, y su cabello que normalmente estaba en
punta ahora estaba peinado hacia atrás, todo en Magnus le era muy
familiar y se sintió oscuramente orgulloso de ello. Comenzó a trazar la
runa en la mano del brujo, su cabello caía hacia enfrente tapando sus
ojos.
Al terminar guardo su estela y sin soltar su mano paso sus dedos por la
runa recién creada.
-¿Te dolió? –Pregunto Alec mirando al brujo.
-No realmente. –Magnus cada vez estaba más y más extrañado del
comportamiento de Alec, había demasiada gente alrededor de ambos
como para que tomara de esta manera su mano.
Pero las sorpresas estaban lejos de acabar. El Cazador de Sombras soltó
la mano de Magnus solo para colocar sus brazos alrededor del brujo y
levantar la cabeza lo suficiente para alcanzar sus labios. Alec lo estaba
besando, besándolo frente a Cazadores y submundos los cuales
miraron asombrados el espectáculo y los murmullos no se hicieron
desear. Magnus estaba en estado de shock y parado ahí con los suaves
labios de Alec sobre los suyos, miro hacia el otro lado de la habitación
donde sabia se encontraban los padres del chico.
Maryse y Robert Lightwood los miraban fijamente. Magnus miro
claramente como la madre de Alec se llevaba una mano a la boca.
Después de un momento y de un beso que pensó Magnus pudo ver sido
increíble si no hubiera estado tan preocupado por buscar personas en
la habitación, Alec separo sus labios pero no sus brazos los cuales
seguían alrededor de Magnus.
Alec miro al brujo.
-¿Estás bien?
-No soy yo el que me preocupa. –Dijo. -¿Qué haces Alexander?
-Nada malo pienso. –Dijo el Cazador acercándose nuevamente a los
labios de Magnus. –Solo estoy besando a mi novio.
En esta ocasión El Gran Brujo de Brooklyn correspondió al abrazo y
correspondió al beso. Ahí frente a todo el mundo, uno de los más
anhelantes deseos de Magnus se estaba cumpliendo. Se había
terminado el andar por ahí a escondidas, y se sintió muy arrepentido de
haber pensado que Alec nunca tendría el valor de reconocer su relación.
Pero ahí estaba haciendo a un lado sus miedos y aceptando con
valentía lo que seguramente sería una vida conflictuada, debido a la
manera en que los Cazadores de Sombras eran tan cerrados con este
tipo de cosas. Pero en este momento lo único que le importaba era el
disfrutar de Alec, disfrutarlo de la manera que siempre quiso hacerlo,
sin más mentiras ni escondites. Mi novio, recordó Magnus y sujeto a
Alec con mucha más fuerza.
Ciertamente ninguno de los dos tenía la intención de soltar al otro,
podrían estar rodeados por una multitud pero no importaba en
absoluto, se encontraban perdidos en los labios del otro. Después de un
buen rato sus labios por fin se separaron lo suficiente para mirarse a
los ojos, ambos se encontraban respirando con cierta dificultad. Tanto
Magnus como Alec rieron abiertamente, y se soltaron, al parecer se
dieron cuenta de que este no era precisamente el mejor lugar ni el mejor
momento para hacer ese tipo de demostraciones de afecto.
-Bien. –Dijo Magnus aclarando su garganta. –Debemos ir a la plaza,
tengo que hacer un portal.
La determinación en los ojos de Alec se acentuó, caminaron hacia la
plaza con una muchedumbre de Cazadores y Subterráneos.
Llanura de Brocelind
Al llegar a la plaza Alec noto que se habían formado pequeños grupos de
combate, los cuales intentaban organizarse, muchos cazadores de
Sombras daban a conocer algunos consejos y diversos conocimientos a
los subterráneos para optimizar su seguridad.
Alec y Magnus se unieron al grupo en donde se encontraban los
Lightwood también Luke, Jocelyn y los Penhallow. Todos con sus
respectivas parejas de combate. Se hallaban cerca del centro de la plaza
y escuchaban atentamente las instrucciones que el padre de Alec les
daba.
Magnus se inclino hacia Alec.
-Iré al final de la plaza para hacer el portal.
Alec miro hacia Magnus y se levanto un poco sobre sus pies para
alcanzar sus labios, fue un beso muy corto pero hizo que el corazón de
Magnus diera un brinco en su pecho.
-Te veré ahí. –Le dijo a Magnus y miro como se alejaba, perdiéndose
entre la multitud.
Cuando perdió de vista al brujo miro nuevamente al grupo y se dio
cuenta que su madre lo miraba, Alec no le sostuvo la mirada lo
suficiente como para darse cuenta si estaba, enojada, furiosa o ambas.
Sintió como el rubor tomaba no solo sus mejillas si no su rostro por
completo.
-Intentaremos mantener nuestra formación a cada momento. –Decía su
padre en voz alta para ser escuchado. –Cuidar nuestras espaldas será
la clave de la victoria, no sabemos el número al que nos enfrentamos.
Comentarios de aceptación se hicieron escuchar entre el grupo. Al
parecer todo estaba listo, solo bastaba esperar la media noche para que
Valentine liberara a su ejército demoniaco. Maryse se acerco a su hijo.
-¿Y bien?
-¿Qué? –Pregunto automáticamente Alec.
-Sabes muy bien Que Alexander. –Su padre se les unió.
-Les debo una explicación y se las daré, pero…
-¿Donde está Magnus? –Pregunto casualmente Luke al joven Cazador
de Sombras.
¡Por el Ángel Luke! Muchas gracias, pensó Alec. Y miro hacia el final de
la plaza indicándole a Luke hacia dónde mirar. Se visualizaba
claramente el brillo vibrante del portal.
-Bien entonces hay que acercarnos. –Dijo Luke a todos en el pequeño
grupo.
Alec miro hacia sus padres los cuales empezaron a caminar hacia el
portal, al parecer habían renunciado a la idea de la explicación
inmediata de su hijo. Alec se mantuvo detrás del grupo, sabía que
tendría que enfrentar a sus padres tarde o temprano pero necesitaba
tiempo para pensar en lo que les iba a decir, no era que eso realmente
fuera a mejorar las cosas pero tal vez podría no empeorarlas.
El portal era considerablemente más grande de lo que Alec estaba
acostumbrado a ver, miro con atención a través de él y pudo distinguir
un llano con hierba crecida, una gran colina con elevaciones en ella y
piedras negras de distintos tamaños, algunas bastante imponentes,
estaba exhorto en el paisaje que no noto que su novio se le acercaba.
-¿Impresionado? –Dijo Magnus con una sonrisa traviesa.
-Debí imaginar que intentabas lucirte. –Alec sonrió, últimamente lo
hacía con mucha más frecuencia.
-Depende. ¿Funciono?
-Claro. –Alec miro nuevamente hacia el portal. –Es muy impresionante,
y ¿Cómo está tu energía?
-No debes preocuparte por eso. –Magnus levanto sus manos y dejo salir
múltiples rayos de luz azul ha manera de demostración, los cuales
giraron alrededor de Alec, le hicieron sentir un leve cosquilleo. –Soy el
Gran Brujo de Brooklyn y este tipo de tareas son muy fáciles para mi
magnifica persona.
Y nuevamente Alec sonrió.
-Por cierto. –Comenzó Magnus, su voz un poco más seria. –Isabelle me
solicito un rastreo hacia Jace y un portal, dijo que tú querías que lo
hiciera.
Alec lo miro asombrado y abrió la boca para desmentir a su hermana
pero no tuvo oportunidad, Una voz se elevo en el ambiente.
-¡Miren! ¡Han llegado! ¡Los demonios de Valentine han llegado!
Magnus y Alec miraron hacia el portal y lograron vislumbrar que
efectivamente un sin número de creaturas se apoderaban de la llanura.
Cazadores y Submundos comenzaron a cruzar el portal, Magnus
escuchaba de entre la multitud comentarios como Aun no es media
noche, No cumplió su palabra, Que podríamos esperar de Valentine.
La adrenalina se apodero del brujo e inconscientemente sus manos se
rodearon de un aura azul, miro como el grupo conformado por los
padres de Alec y los demás se colocaban frente a ellos.
-Alexander. –Llamo Robert a su hijo. –Detrás mío.
Alec asintió. Magnus miro con fascinación como los ojos de Alec se
oscurecían y noto una leve curva en las comisuras de su boca, Alec no
era del tipo temerario como lo era Jace pero aun así era un Cazador de
Sombras y la droga de la batalla lo llamaba como a todos los suyos.
El brujo noto los ojos azules de su novio puestos sobre él. Alec coloco
sus manos a cada lado del rostro de Magnus y lo acerco a él para
besarlo en los labios por un muy breve momento.
-No te alejes. –Le dijo el Cazador de Sombras.
Ambos corrieron hacia el portal.
Magnus noto que la formación de su improvisado grupo era clara; La
pareja que formaban Luke y Jocelyn, y la de Robert y el Hombre Lobo se
encontraban al frente, en la siguiente línea El matrimonio Penhallow
con sus respectivas parejas, un hada y un brujo, a ambos lados de él y
Alec, y Maryse Lightwood con la hada que la acompañaba justo detrás
de ellos. Ciertamente pensó Magnus la posición que tenían él y Alec era
la más favorable, al parecer intentaban proteger al joven Cazador de
Sombras, no era exactamente que lo necesitara pero dedujo que los
Nephilim tenían sus prioridades hacia los más jóvenes en medio de las
batallas, Magnus no podía negar que esto le causaba cierto placer,
cualquier cosa que ayudara a mantener a Alec a salvo era bienvenido.
Magnus y Alec estaban espalda con espalda, Alec blandía su espada
seráfica con destreza imponente mientras que él arrojaba rayos de luz
azul certeros a cada criatura que miraba, debía admitir que podía sentir
sus movimientos más controlados y diestros, al parecer la runa que
hacia compartir las habilidades de Cazador de Sombras estaba
haciendo efecto.
La batalla era brutal, no era mucho lo que Magnus podía ver a lo lejos,
solo se podían distinguir espadas brillantes, ruidos agudos, sangre, icor
y cuerpos caídos, hasta ahora no había manera de saber quien saldría
victorioso. Miro a su alrededor y se percato que su grupo estaba intacto,
al parecer los demonios estaban cediendo ya que se miro sin a quien
enfrentar, lo que le dio tiempo de mirar hacia Alec que estaba
terminando de despachar a dos demonios de aspecto repulsivo, una vez
hubo terminado noto que Alec miro hacia el cielo, siguió su mirada y se
percato de lo que su novio miraba, Demonios se desplazaban con total
libertad a través del cielo causando daño a los Cazadores y submundos
en tierra sin poder contratacar.
Alec abandono su espada y tomo su arco, comenzó a lanzar flechas al
aire haciendo caer a las criaturas y poniéndolas al alcance de guerreros
en tierra para su salida de esta dimensión. Estaba completamente
concentrado en cada uno de sus blancos que no noto al demonio que
logro penetrar la formación y se dirigía directamente hacia él.
Magnus no dudo y corrió hacia Alec con la intención de interceptar al
agresor, se asombro el mismo de su velocidad. Velocidad de Cazador
pensó ya que en un segundo estaba detrás de Alec esperando al
demonio, tomo una daga del cinturón del chico y la lanzo hacia la
creatura, la daga serafina hizo lo suyo y del demonio solo quedaban
cenizas esparcidas en el aire.
Alec miro a Magnus.
-Gracias. –Dijo a su novio. Y regreso a enfocarse en el cielo.
Los demonios inteligentemente se había alejado del Nephilim pero esto
no detuvo a Alec, sin parar a pensarlo corrió fuera de la formación.
-¡Alexander! –Grito su padre pero el joven Cazador hizo caso omiso.
Subió a un montículo formado por rocas enormes y logro tener una
mejor percepción de sus blancos.
Magnus corrió tras él. Al pie de las rocas sobre las que se encontraba
Alec aun había un número considerable de demonios, Magnus se puso
en acción para despachar los mas posibles y observo dos cosas, una:
que otros Cazadores al ver la acción de Alec la cual resulto ser muy
efectiva, subieron de igual manera a terrenos altos para exterminar a
los demonios volantes. Y la segunda cosa que noto es que la nueva
ubicación de su novio no era la más apropiada para su seguridad.
-Estas algo expuesto ahí, ¿No crees Alexander?
Alec no quito la mirada del cielo, seguía lanzando flechas con
maquinada destreza, cada una de ellas dando en el blanco
derrumbando una creatura, Alec respondió al brujo de manera
distraída. –Para eso te tengo a ti mi amor.
Para ese entonces su grupo original los había alcanzado, Magnus miro a
Luke que se miraba eufórico y cansado al mismo tiempo.
-¿Escuchaste? –Pregunto al Hombre lobo con una radiante sonrisa. –
Soy su amor.
Luke no pudo evitar sonreír al brujo al ver su entusiasmo.
-¡Alexander, detrás de ti! –Robert advirtió a su hijo o eso intento.
Magnus miro hacia Alec y se percato de que por su espalda se acercaba
un demonio. El chico giro ágilmente para estar de frente a su atacante,
ya que no iba a tener tiempo de lanzar una flecha decidió descartar su
arco e intentar tomar alguna otra arma de su cinturón. Pero no tuvo
tiempo de hacerlo, sus manos a medio camino quedaron expuestas ante
el demonio. Pero no hubo daño, el demonio volador choco
estruendosamente contra una pared de energía de color azul
proveniente de las manos de Alec, esto hizo que el demonio
desapareciera frente al chico convirtiéndose en cenizas. Frente al
asombro de todos quienes observaban, Alec miro sus manos incrédulo y
luego a Magnus.
-¡¿Viste eso?!
Magnus sintió que la respiración volvía a él.
-Por el ángel, eso estuvo cerca. –Dijo Maryse Lightwood a nadie en
particular.
-¿Puedes por favor bajar de ahí ya? –Dijo Magnus intentando sonar
calmado.
El pequeño equipo se reagrupo ya que al parecer la batalla había
terminado, los demonios habían sido exterminados casi en su totalidad
y los que huyeron serian perseguidos. No hubo gritos de victoria, había
demasiadas bajas como para dar paso a ese tipo de goce.
Los Cazadores empezaron a trazar Iratzes sobre sus heridas y a
organizarse para recuperar los cuerpos de sus hermanos caídos.
Magnus miro a su alrededor pero no podía encontrar a Alec por ningún
lado, solo lo había perdido de vista por un momento. Luke miro la
angustia en su rostro.
-Detrás de las rocas. –Dijo el padrastro de Clary al brujo. –Lo mire bajar
por ese lado.
Magnus se apresuro a rodear el montículo de piedras y encontró a Alec
sobre la hierba, sus manos cubriendo su rostro y se encontraba
respirando agitadamente. Magnus corrió hacia él.
-¿Qué es? ¿Qué pasa? –Pregunto desesperadamente a su novio. -¿Estas
herido?
-Jace. –Dijo Alec con tristeza en su voz. –Se ha roto, el lazo que nos
une, está roto.
-Tu runa Alec. Muéstrame tu runa parabatai.
-No por favor. –Suplico Alec. –Aun no, no quiero verla.
Magnus sintió que el corazón se le estremecía, no quería volver a ver a
Alec destrozado, ahora por la pérdida de su parabatai.
-Entonces no la miraremos. –Dijo Magnus comprensivamente. –Ven,
hay que regresar, buscaremos a Jace.
Alec se puso de pie pero no camino, en su lugar se aferro al pecho de
Magnus.
-Todo estará bien. –Dijo al chico en sus brazos.
Alec se soltó de Magnus y lo miro. –Hay que darnos prisa. –Su voz era
desganada.
Magnus miraba a Alec pero se dio cuenta de que algo en él estaba
cambiado, ¿Seria así? Si Jace realmente habría muerto, ¿Alec nunca
más volvería a ser el mismo? Magnus había pensado en varias
ocasiones y mas desde que se dio cuenta de lo mucho que le importaba
Alec, acerca del fuerte lazo que tenia con Jace, no fue la mejor noticia
saber que Jace era el parabatai de Alec, debía admitir, ya que Jace era
imprudente hacia su persona, temerario y extrañamente enamorado de
la idea de morir. Mientras que Alec era un chico más sensato y
consciente. Sabía que al ser lastimado era lo mismo que lastimar a sus
hermanos y padres, intentaba mantenerse a salvo no por bien propio si
no por el de quienes le querían. Era una de las muchas formas que Alec
tenía de proteger a sus seres queridos.
Al regresar al salón de los acuerdos en donde se había improvisado un
centro médico para atender a los heridos Aline se apresuro hacia Alec y
Magnus.
-Por fin te encuentro. –Dijo dirigiéndose a Alec. –Isabelle me pidió que te
dijera que Jace está en el hospital. Esta estable pero inconsciente.
Isabelle quiere que te encuentres con ellos ahí.
Alec no dijo palabra, miro a Magnus el cual entrelazo su mano con la de
él. Aline miro el gesto y recordó mirándolos besándose en el salón de los
acuerdos, pensó que Alec era muy valiente. ¿Podría yo llegar a ser igual
de valiente? Pensó Aline.
-Hay que ir entonces. –Dijo Magnus dulcemente a su novio.
Alec asintió. Esta vivo pensó y coloco su mano cerca de su clavícula
donde se encontraba su runa parabatai, aun no quería verla necesitaba
primero mirar a Jace y asegurarse de que había sido un error. Ambos
se dirigieron al hospital.

Fuegos Artificiales
Alec no había mirado mucho a Magnus en estos días, Estaba muy
solicitado para componer las cosas en el salón de los acuerdos y la
plaza del ángel y también con Jace en el hospital asegurándose de que
todo anduviera bien con él, aunque esto último pensó probablemente lo
hacía más por él que por Jace.
Tampoco había hablado con sus padres de su relación con Magnus, al
parecer se habían resignado o simplemente no querían hablar de ello y
Alec decidió que no sería él el que sacaría el tema.
Miraba por la ventana de su habitación hacia la plaza del Ángel se
estaban realizando los preparativos para festejar la victoria de hace
unos días y la unión de Cazadores y Submundos, pudo notar que los
adornos así como sillas y mesas aparecían de repente. Magnus pensó el
muchacho y se sintió algo horrorizado al darse cuenta de lo que el solo
pensamiento del brujo provocaba en él.
Tenía sentimientos fuertemente encontrados, era inevitable pensar en
su pequeño hermano, el cual no volvería a ver y en Hodge su mentor de
toda la vida, ambos muertos a manos de la misma persona. Sabía que
los echaría de menos toda su vida y que nada podría llenar el hueco que
habían dejado, y pensó en Jace que en este momento probablemente
estaba en el funeral de su padre. Su corazón empezó a cubrirse de una
niebla negra de tristeza y melancolía, pero frente a él algo en la plaza
sucedía, de la nada apareció un bosque de arboles enormes que se
levantaban justo en el centro, la imagen rosaba en lo insólito incluso
para él que era un Cazador se Sombras y difícilmente se impresionaba.
Alec miro con atención el rastro de Magia azul que se desvanecía
lentamente, cuando sorpresivamente una hoja de papel apareció frente
a él y aterrizo en su mano. Alec leyó su contenido.
¿Impresionado?
No pudo contener su sonrisa y su emoción. Su corazón se acelero y
miro de nuevo hacia el enorme bosque a la distancia. Extrañamente se
dio cuenta de que a pesar de la perdida tan grande que llevaría durante
toda su vida. Era feliz.

Magnus se encontraba en el mini bosque justo en el centro de la plaza.
El cielo ya estaba oscurecido pero todo estaba iluminado con múltiples
colores, el ambiente ya era de fiesta para Cazadores y Submundos.
-Gracias por decirme esto Magnus. –Dijo su amiga Tessa con sus
característicos ojos serios. –No sabes lo que significa para mí.
-Creí importante que supieras que la línea de descendencia de Will y
tuya no había terminado con Stephen.
-No sabes lo feliz que estoy. –Su sonrisa era llena de melancolía pensó
Magnus. –Se lo contare a Jem, se pondrá feliz también.
-En lo que cabe supongo. No me imagino a un Hermano Silencioso
brincar de felicidad.
-Magnus. –llamo Tessa a modo de reproche. –No es gracioso y además
¿Por qué estas tan inquieto? ¿A quién buscas?
El rostro de Magnus se ilumino al mirar hacia la plaza.
-A él. –Dijo a Tessa señalando con un gesto hacia la dirección de donde
se acercaba Alec y sus amigos.
Tessa sonrió. –Te dejo entonces, Cuídate Magnus.
-Adiós Tessa. –Dijo el brujo amablemente y camino hacia su novio y los
otros.
Magnus miro la sonrisa encantadora de Alec, y se sintió como un
adolescente mirando a su primer gran amor.
-Bonito chaleco –Dijo Alec aun con su sonrisa.
-¿Te gustaría uno igual a este? En el color que tu prefieras, desde luego.
-En realidad no me interesa la ropa –Declaro Alec.
-Y eso me encanta de ti. Aunque también me encantarías si tuvieras, un
traje de diseño. ¿Qué me dices?
Alec resoplo y Magnus se inclino hacia Clary para indicarle en donde
encontraría a Jace.
Magnus regreso hacia Alec y lo rodeo con sus brazos, el chico agradeció
el gesto había deseado abrazar a Magnus todo el día. El brujo hablo
cerca de su oído.
-Te extrañe Lightwood.
Alec respiro hondo, su rostro en el cuello de Magnus, el aroma a
sándalo presente y dejo que su olor inundara sus pulmones.
El resto de los chicos comenzaron a caminar adentrándose en la plaza
entre mesas y bancos. Alec y Magnus los siguieron caminando muy
juntos el uno del otro, llegaron al centro de la plaza muy cerca del
bosque imponente con sus árboles casi de la misma altura que las
Torres Demonio, adornados con múltiples luces de colores, Alec miro
los arboles y recordó la hoja que Magnus le había hecho llegar.
-¿Cómo supiste que estaba mirando?
-No lo sabía –Admitió el brujo –Pero intente hacerlos suficientemente
grandes como para asegurar que los vieras desde donde estuvieras.
-Pues lo lograste. Estoy impresionado.
Magnus tomo al Cazador de Sombras de nuevo entre sus brazos.
-No digas a nadie –Dijo a su novio –Pero los hice para ti.
-No lo hare –Hablo Alec en los labios del brujo.
Después de caminar un rato consiguieron una mesa cerca de la esquina
de la plaza. Magnus y Alec hablaban muy cerca.
-¡Estas aquí!
Ambos giraron sus miradas hacia Isabelle la cual corrió hacia Clary y
Jace que se acercaban, al parecer les estaba ofreciendo una bebida que
ninguno de los dos tenía intención de aceptar.
-¿Marrón? –Isabelle hizo una mueca.
-El marrón es un color varonil –Dijo Jace y miro hacia su parabatai –
Alec lo lleva.
Alec bajo la mirada a su suéter.
-Era negro –Dijo –pero luego se destiño.
-Podrías arreglarlo con una cinta de lentejuelas –Sugirió Magnus,
ofreciéndole una bebida azul y centellante. –Es solo una idea.
Resiste el impulso, Alec –Dijo Simón –Te parecería a Olivia Newton en
“Xanadu”.
-Hay cosas peores –Observo Magnus.
Alec lucia bastante confundido, Magnus se acerco a él.
-En realidad me gusta tu manera de vestir. Eres realmente adorable.
-No considero que tenga una manera de vestir. –Dijo Alec a su novio.
Magnus sonrió y puso su mano sobre la de él.
Alec miro mas allá de Magnus y distinguió entre la multitud a sus
padres. Se levanto aun con la mano del brujo sobre la suya y miro
fijamente a sus ojos de gato que lo miraban con duda.
-¿Caminas conmigo?
-Claro –Contesto complacido Magnus -¿De nuevo me secuestras? No es
que me queje, la última vez me fue muy bien.
Alec sonrió, Magnus tenía una gran habilidad para hacerlo reír.
Caminaron por la plaza, Magnus sintió la tención en Alec.
-¿Me dirás lo que pasa?
-Hicimos un trato, ¿Recuerdas?
Magnus miro hacia el pasado y recordó ese día, en esta misma plaza
cuando le confesó en su muy particular forma que lo amaba. Se detuvo
y miro de frente al chico.
-Muchas emociones en estos pocos días –Dijo a Alec y puso su mano
sobre su mejilla. –No me importaría si dejaras eso para después.
-No Bane –Dijo Alec sonaba incluso divertido. –Ni lo intentes, no te
zafaras de esto.
-No planeaba hacerlo.
Alec miro hacia donde se encontraban sus padres, seguían en el mismo
lugar.
-Vamos –Dijo al brujo y comenzó a caminar hacia ellos. La
determinación presente en su rostro.
Conforme se acercaban a sus padres comenzó a considerar si realmente
sería capaz de hacer esto, empezó a imaginar los peores escenarios y
ciertamente eso no ayudaba en absoluto, no había pensado siquiera en
que iba a decirles o como lo haría. Su corazón se empezó a acelerar y
cuando sintió que sus piernas se detendrían antes de acercarse más a
sus padres. Magnus Bane tomo su mano y la presiono con fuerza,
mucha fuerza pensó Alec y de inmediato como si Magnus hubiera
activado un interruptor, las dudas y el miedo desaparecieron, miro al
brujo ¿Cómo era posible que una persona pudiera lograr estos efectos
en él? Porque es Magnus se contesto así mismo.
Alec sonrió abiertamente al brujo y el rostro de Magnus se relajo.
Al mirar al frente se encontró con las miradas de Maryse y Robert
Lightwood.
-Padre, Madre –Comenzó Alec –Quiero presentarles oficialmente a
Magnus Bane, mi novio.
Magnus puso una mano sobre su espalda y la otra la estiro hacia sus
ahora suegros, era todo un modelo de decoro, primero estrecho la mano
de Maryse y después la de Robert Lightwood.
-Es un placer al fin conocerlos formalmente. –Magnus puso la mejor de
sus sonrisas.
-Espero que sus intenciones hacia nuestro hijo –Dijo Robert Lightwood
con voz severa y abruptamente. –No sean del tipo… recreativo, Señor
Bane.
-Padre –Advirtió con cautela Alec.
-Le aseguro Señor Lightwood –Magnus intento sonar lo más sincero
posible. –Que mis intenciones hacia su hijo son en absoluto serias. Y
pretendo demostrarlo.
-Ho bueno confiaremos en ti entonces. Y esto es en realidad una
sorpresa. –Confeso Maryse mientras colocaba su mano a través de los
hombros de Alec. –Pero me da gusto ver que quieren hacer las cosas
como se debe.
Robert miro la desilusión en el rostro de su hijo e intento redimirse.
-Me disculpo por mi comentario Magnus, pero espero y puedas entender
que esta es una situación complicada. Sin embargo no hay mejor juicio
para mí que el de mi hijo, y sé que si está contigo es porque eres una
buena persona.
-Lo es –Confirmo Alec. Y se coloco al lado de Magnus. El cual agradeció
silenciosamente el gesto.
-Entonces no hay por qué preocuparnos. –Dijo Maryse e incluso sonrió.
-Vamos –Dijo Alec a su novio y asintió hacia sus padres. –Nos vemos
luego.
-Con permiso. –Magnus sonrió y deliberadamente tomo la mano de Alec.
Se encaminaron de regreso hacia donde se encontraban sus amigos.
Magnus podría jurar que si volteaba hacia los Lightwood lo estarían
fulminando con la mirada, algo que desde luego no le quitaría el sueño,
hacía tiempo que había dejado de importarle lo que los demás pensaban
de él, sin embargo no pudo evitar el pensar en Alec y que si a él le
importara de alguna manera el tipo de relación que Magnus podría
tener con sus padres, probablemente se desviviría para ser santo de su
devoción, lo que más le importaba en el mundo era el hacer feliz a Alec.
-Eso no salió tan mal. ¿O sí? –Dijo el Nephilim.
-Para nada, creo que de hecho salió bastante bien.
Ambos se miraron y rieron abiertamente como si hubieran realizado
una travesura en complicidad. Aunque probablemente era más bien un
deshago de nervios para ambos.
Visualizaron a sus amigos a la distancia, estaban sentados en grupo a
lo largo de un muro, evidentemente esperando el espectáculo de fuegos
artificiales, habían sido unas semanas muy intensas, pensó Magnus,
pero ahora todo parecía estar tranquilo, su corazón se lleno de
esperanza al pensar en estas palabras, ahora todo es perfecto y todo
estará bien.
-Estoy pensando muy seriamente en unas vacaciones. –dijo casual
Magnus.
-Las mereces –Dijo Alec sin mirar al brujo, pensar en una despedida le
dolía. –Te voy a extrañar.
Magnus jalo no con delicadeza a Alec de la mano de la que lo sujetaba y
lo puso frente a él, sus brazos lo rodearon, solo tenía que inclinar un
poco la cabeza hacia abajo para ver a los impresionantes ojos azules de
el Cazador de Sombras.
-¿De verdad crees que me iría sin ti?
-Bueno, es que… -Alec de verdad no esperaba esta reacción.
-¿Qué? ¿Los Cazadores de Sombras no tienen vacaciones? –Dijo
suspicaz Magnus -¿Hay algo que te impida viajar conmigo?
Alec lo considero, al parecer esto se había convertido en una invitación
seria.
–No en realidad. –Dijo a su novio. Y sonrió -¿Cuándo nos vamos?
-Así se habla.
Un estruendo los hizo voltear al cielo, los fuegos artificiales habían
comenzado, eran bastante asombrosos pensó Alec. Magnus miro al
Nephilim y noto que su mirada y su rostro eran más bien tristes, sabía
en lo que estaba pensando: Max.
-¿Estás bien?
-Es solo que… -Dijo Alec aun mirando al cielo. –Le hubieran encantado.
Magnus beso su frente, no había nada que pudiera decirle que calmara
su dolor pero Alec se había convertido en su mundo y no se quedaría
quieto mirándolo sufrir, había decidido que haría lo que fuera para
hacerlo sentir mejor.
Los labios de Magnus dejaron su frente y se posaron en uno de sus
pómulos, sus dulces, cortos y lentos besos continuaron hacia la nariz,
en donde Alec soltó una leve risa nerviosa, beso su mejilla, la comisura
de sus labios y la parte baja de su mandíbula, la mano del brujo estaba
bajo la barbilla del Cazador se separo un poco para mirar su rostro, el
rostro de un ángel, uno muy hermoso, pensó, Alec tenía sus ojos
cerrados pero al no volver a sentir los labios del brujo los abrió. Magnus
perdió el aliento al ver al azul brillante en el iris del muchacho, eran
claros como el cielo en las mañanas y se miro a él mismo reflejado en
ellos, deseo tatuar esa imagen para siempre en su mente, deseo verse
reflejado en esos hermosos ojos para siempre.
Alec miraba extrañado el rostro de su novio. Esa mirada de nuevo,
pensó y también creía que tal vez debía decirle algo lindo o romántico,
tal vez era uno de esos momentos que ambos recordarían para siempre
pero él era Alec y se resigno a simplemente no poder decir palabra como
casi siempre, pero no contaba con su boca, la cual parecía tener en
muchas ocasiones vida propia y la que siempre iba enfrente de él.
-Te amo –Le dijo al brujo para asombro de ambos.
Magnus acerco al Cazador de Sombras colocando su mano tras su
cabeza, y sus labios se fusionaron, Alec se aferro a él y de nuevo eran
ellos dos, solos en el mundo. Magnus no pudo evitar pensar en el
pasado, un pasado largo y tortuoso que lo perseguiría hacia sus días
futuros. Futuro, pensó y su corazón se lleno de ilusión ya que en su
porvenir solo podría ver felicidad, felicidad real y desmedida gracias a
Alec.
Alec estaba perdido en los labios del brujo, se sentía libre y feliz en
brazos de su novio y la única preocupación era el mantener a Magnus
así de cerca el mayor tiempo posible. Se sentía extraño, hacía tiempo
que había pensado que el amor, simplemente no era para él. No era algo
que realmente estuviera buscando ya que sabía que con el amor vendría
probablemente la desilusión de sus padres. Y se encontró pensando en
que sería de él sin Magnus, en este momento su vida sin el brujo era
inconcebible, este tipo de pensamientos y sentimientos eran
completamente nuevos para él. Nunca se había enamorado y ahora lo
sabía, porque eso era lo que pasaba con él, estaba completa y
absolutamente enamorado de Magnus Bane.
Los fuegos artificiales terminaron seguido de aplausos y jubilo de la
multitud a su alrededor, pero ninguno de los dos intento deshacer su
abrazo, siguieron disfrutando de los labios del otro, sin pensar en nada
más que en el amor que se tenían el uno hacia el otro.
Un amor verdadero que perduraría por la eternidad.

MayGraciela ♥

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  • 1. CIUDAD DE CRISTAL (Malec) El salón de los Acuerdos “El rostro de Alec se ilumino. -Allí esta Magnus -Dijo él, y se fue sin mirar atrás, abriéndose camino entre la multitud hacia el lugar donde estaba el alto brujo. La sorpresa de Magnus mientras Alec se aproximaba a él era visible incluso desde la distancia.” Ciudad de Cristal, Cassandra Clare Libro tres de la saga Instrumentos Mortales. Magnus no podía dejar de mirar a los hermosos ojos azules del Cazador de Sombras. Había demasiadas personas a su alrededor, nunca se imagino que se le acercaría en este lugar. Alec le sonrió, estaba completamente uniformado, con un cinturón del que pendían múltiples armas. Llevaba un arco sujeto a la espalda, como era casi siempre, sin embargo, se miraba diferente noto Magnus. -Hola. –Dijo el chico cuando estaba frente al brujo. -Alexander, ¿Todo está bien? ¿Necesitas algo? –Magnus le pregunto sinceramente, si Alec necesitara algo haría lo que fuera para dárselo. Alec abrió la boca para comenzar a hablar con el brujo pero fue interrumpido por hadas, Cazadores y hombres lobos pasando entre ellos. El chico frunció el ceño y miro a su alrededor, con determinación tomo a Magnus del brazo y lo arrastro con él fuera de la multitud. Se detuvo cuando considero que estaban suficientemente apartados para hablar más tranquilos. -¿Por qué me secuestras Lightwood? –Pregunto divertido el brujo. -¿Quiero preguntarte si te gustaría ser mi compañero en la batalla? Magnus parpadeo, esto era diferente, muy nuevo para no asombrarse. Su mirada cambio de divertida a llena de ternura. -Te lo dije Alec, estoy aquí solo por una persona, y no veo una mejor forma de protegerlo que siendo tu compañero. -Uhm esa persona… quiero decir, ¿Estás hablando de mí?
  • 2. Magnus no pudo evitar sonreír, sabía que cuando Alec hacia este tipo de preguntas lo hacía en serio, siempre actuaba como si él nunca fuera a ser la prioridad de nadie. -Estúpido Nephilim. Alec rodo los ojos. Magnus se miraba irritadamente divertido. –Si eso ya me lo dijiste. –Dijo bruscamente. –Y también dijiste que me amabas… Alec se congelo al escucharse, nuevamente su boca lo traicionaba, soy muy bueno para ponerme en ridículo pensó Alec, miro a Magnus y no podía negar que el brujo se miraba incluso más sorprendido. -Lo dije. –Confirmo. Sus ojos de gato miraban fijamente al azul de los del Cazador. –Porque es la verdad. Alec respiro profundo, no se había dado cuenta que se le había ido el aliento. Bajo la mirada y alcanzo su estela de su cinturón, tomo el brazo del brujo de manera muy natural, Magnus llevaba un largo abrigo abotonado hasta el cuello, y su cabello que normalmente estaba en punta ahora estaba peinado hacia atrás, todo en Magnus le era muy familiar y se sintió oscuramente orgulloso de ello. Comenzó a trazar la runa en la mano del brujo, su cabello caía hacia enfrente tapando sus ojos. Al terminar guardo su estela y sin soltar su mano paso sus dedos por la runa recién creada. -¿Te dolió? –Pregunto Alec mirando al brujo. -No realmente. –Magnus cada vez estaba más y más extrañado del comportamiento de Alec, había demasiada gente alrededor de ambos como para que tomara de esta manera su mano. Pero las sorpresas estaban lejos de acabar. El Cazador de Sombras soltó la mano de Magnus solo para colocar sus brazos alrededor del brujo y levantar la cabeza lo suficiente para alcanzar sus labios. Alec lo estaba besando, besándolo frente a Cazadores y submundos los cuales miraron asombrados el espectáculo y los murmullos no se hicieron desear. Magnus estaba en estado de shock y parado ahí con los suaves labios de Alec sobre los suyos, miro hacia el otro lado de la habitación donde sabia se encontraban los padres del chico. Maryse y Robert Lightwood los miraban fijamente. Magnus miro claramente como la madre de Alec se llevaba una mano a la boca.
  • 3. Después de un momento y de un beso que pensó Magnus pudo ver sido increíble si no hubiera estado tan preocupado por buscar personas en la habitación, Alec separo sus labios pero no sus brazos los cuales seguían alrededor de Magnus. Alec miro al brujo. -¿Estás bien? -No soy yo el que me preocupa. –Dijo. -¿Qué haces Alexander? -Nada malo pienso. –Dijo el Cazador acercándose nuevamente a los labios de Magnus. –Solo estoy besando a mi novio. En esta ocasión El Gran Brujo de Brooklyn correspondió al abrazo y correspondió al beso. Ahí frente a todo el mundo, uno de los más anhelantes deseos de Magnus se estaba cumpliendo. Se había terminado el andar por ahí a escondidas, y se sintió muy arrepentido de haber pensado que Alec nunca tendría el valor de reconocer su relación. Pero ahí estaba haciendo a un lado sus miedos y aceptando con valentía lo que seguramente sería una vida conflictuada, debido a la manera en que los Cazadores de Sombras eran tan cerrados con este tipo de cosas. Pero en este momento lo único que le importaba era el disfrutar de Alec, disfrutarlo de la manera que siempre quiso hacerlo, sin más mentiras ni escondites. Mi novio, recordó Magnus y sujeto a Alec con mucha más fuerza. Ciertamente ninguno de los dos tenía la intención de soltar al otro, podrían estar rodeados por una multitud pero no importaba en absoluto, se encontraban perdidos en los labios del otro. Después de un buen rato sus labios por fin se separaron lo suficiente para mirarse a los ojos, ambos se encontraban respirando con cierta dificultad. Tanto Magnus como Alec rieron abiertamente, y se soltaron, al parecer se dieron cuenta de que este no era precisamente el mejor lugar ni el mejor momento para hacer ese tipo de demostraciones de afecto. -Bien. –Dijo Magnus aclarando su garganta. –Debemos ir a la plaza, tengo que hacer un portal. La determinación en los ojos de Alec se acentuó, caminaron hacia la plaza con una muchedumbre de Cazadores y Subterráneos.
  • 4. Llanura de Brocelind Al llegar a la plaza Alec noto que se habían formado pequeños grupos de combate, los cuales intentaban organizarse, muchos cazadores de Sombras daban a conocer algunos consejos y diversos conocimientos a los subterráneos para optimizar su seguridad. Alec y Magnus se unieron al grupo en donde se encontraban los Lightwood también Luke, Jocelyn y los Penhallow. Todos con sus respectivas parejas de combate. Se hallaban cerca del centro de la plaza y escuchaban atentamente las instrucciones que el padre de Alec les daba. Magnus se inclino hacia Alec. -Iré al final de la plaza para hacer el portal. Alec miro hacia Magnus y se levanto un poco sobre sus pies para alcanzar sus labios, fue un beso muy corto pero hizo que el corazón de Magnus diera un brinco en su pecho. -Te veré ahí. –Le dijo a Magnus y miro como se alejaba, perdiéndose entre la multitud. Cuando perdió de vista al brujo miro nuevamente al grupo y se dio cuenta que su madre lo miraba, Alec no le sostuvo la mirada lo suficiente como para darse cuenta si estaba, enojada, furiosa o ambas. Sintió como el rubor tomaba no solo sus mejillas si no su rostro por completo. -Intentaremos mantener nuestra formación a cada momento. –Decía su padre en voz alta para ser escuchado. –Cuidar nuestras espaldas será la clave de la victoria, no sabemos el número al que nos enfrentamos. Comentarios de aceptación se hicieron escuchar entre el grupo. Al parecer todo estaba listo, solo bastaba esperar la media noche para que Valentine liberara a su ejército demoniaco. Maryse se acerco a su hijo. -¿Y bien? -¿Qué? –Pregunto automáticamente Alec. -Sabes muy bien Que Alexander. –Su padre se les unió. -Les debo una explicación y se las daré, pero… -¿Donde está Magnus? –Pregunto casualmente Luke al joven Cazador de Sombras.
  • 5. ¡Por el Ángel Luke! Muchas gracias, pensó Alec. Y miro hacia el final de la plaza indicándole a Luke hacia dónde mirar. Se visualizaba claramente el brillo vibrante del portal. -Bien entonces hay que acercarnos. –Dijo Luke a todos en el pequeño grupo. Alec miro hacia sus padres los cuales empezaron a caminar hacia el portal, al parecer habían renunciado a la idea de la explicación inmediata de su hijo. Alec se mantuvo detrás del grupo, sabía que tendría que enfrentar a sus padres tarde o temprano pero necesitaba tiempo para pensar en lo que les iba a decir, no era que eso realmente fuera a mejorar las cosas pero tal vez podría no empeorarlas. El portal era considerablemente más grande de lo que Alec estaba acostumbrado a ver, miro con atención a través de él y pudo distinguir un llano con hierba crecida, una gran colina con elevaciones en ella y piedras negras de distintos tamaños, algunas bastante imponentes, estaba exhorto en el paisaje que no noto que su novio se le acercaba. -¿Impresionado? –Dijo Magnus con una sonrisa traviesa. -Debí imaginar que intentabas lucirte. –Alec sonrió, últimamente lo hacía con mucha más frecuencia. -Depende. ¿Funciono? -Claro. –Alec miro nuevamente hacia el portal. –Es muy impresionante, y ¿Cómo está tu energía? -No debes preocuparte por eso. –Magnus levanto sus manos y dejo salir múltiples rayos de luz azul ha manera de demostración, los cuales giraron alrededor de Alec, le hicieron sentir un leve cosquilleo. –Soy el Gran Brujo de Brooklyn y este tipo de tareas son muy fáciles para mi magnifica persona. Y nuevamente Alec sonrió. -Por cierto. –Comenzó Magnus, su voz un poco más seria. –Isabelle me solicito un rastreo hacia Jace y un portal, dijo que tú querías que lo hiciera. Alec lo miro asombrado y abrió la boca para desmentir a su hermana pero no tuvo oportunidad, Una voz se elevo en el ambiente. -¡Miren! ¡Han llegado! ¡Los demonios de Valentine han llegado!
  • 6. Magnus y Alec miraron hacia el portal y lograron vislumbrar que efectivamente un sin número de creaturas se apoderaban de la llanura. Cazadores y Submundos comenzaron a cruzar el portal, Magnus escuchaba de entre la multitud comentarios como Aun no es media noche, No cumplió su palabra, Que podríamos esperar de Valentine. La adrenalina se apodero del brujo e inconscientemente sus manos se rodearon de un aura azul, miro como el grupo conformado por los padres de Alec y los demás se colocaban frente a ellos. -Alexander. –Llamo Robert a su hijo. –Detrás mío. Alec asintió. Magnus miro con fascinación como los ojos de Alec se oscurecían y noto una leve curva en las comisuras de su boca, Alec no era del tipo temerario como lo era Jace pero aun así era un Cazador de Sombras y la droga de la batalla lo llamaba como a todos los suyos. El brujo noto los ojos azules de su novio puestos sobre él. Alec coloco sus manos a cada lado del rostro de Magnus y lo acerco a él para besarlo en los labios por un muy breve momento. -No te alejes. –Le dijo el Cazador de Sombras. Ambos corrieron hacia el portal. Magnus noto que la formación de su improvisado grupo era clara; La pareja que formaban Luke y Jocelyn, y la de Robert y el Hombre Lobo se encontraban al frente, en la siguiente línea El matrimonio Penhallow con sus respectivas parejas, un hada y un brujo, a ambos lados de él y Alec, y Maryse Lightwood con la hada que la acompañaba justo detrás de ellos. Ciertamente pensó Magnus la posición que tenían él y Alec era la más favorable, al parecer intentaban proteger al joven Cazador de Sombras, no era exactamente que lo necesitara pero dedujo que los Nephilim tenían sus prioridades hacia los más jóvenes en medio de las batallas, Magnus no podía negar que esto le causaba cierto placer, cualquier cosa que ayudara a mantener a Alec a salvo era bienvenido. Magnus y Alec estaban espalda con espalda, Alec blandía su espada seráfica con destreza imponente mientras que él arrojaba rayos de luz azul certeros a cada criatura que miraba, debía admitir que podía sentir sus movimientos más controlados y diestros, al parecer la runa que hacia compartir las habilidades de Cazador de Sombras estaba haciendo efecto. La batalla era brutal, no era mucho lo que Magnus podía ver a lo lejos, solo se podían distinguir espadas brillantes, ruidos agudos, sangre, icor
  • 7. y cuerpos caídos, hasta ahora no había manera de saber quien saldría victorioso. Miro a su alrededor y se percato que su grupo estaba intacto, al parecer los demonios estaban cediendo ya que se miro sin a quien enfrentar, lo que le dio tiempo de mirar hacia Alec que estaba terminando de despachar a dos demonios de aspecto repulsivo, una vez hubo terminado noto que Alec miro hacia el cielo, siguió su mirada y se percato de lo que su novio miraba, Demonios se desplazaban con total libertad a través del cielo causando daño a los Cazadores y submundos en tierra sin poder contratacar. Alec abandono su espada y tomo su arco, comenzó a lanzar flechas al aire haciendo caer a las criaturas y poniéndolas al alcance de guerreros en tierra para su salida de esta dimensión. Estaba completamente concentrado en cada uno de sus blancos que no noto al demonio que logro penetrar la formación y se dirigía directamente hacia él. Magnus no dudo y corrió hacia Alec con la intención de interceptar al agresor, se asombro el mismo de su velocidad. Velocidad de Cazador pensó ya que en un segundo estaba detrás de Alec esperando al demonio, tomo una daga del cinturón del chico y la lanzo hacia la creatura, la daga serafina hizo lo suyo y del demonio solo quedaban cenizas esparcidas en el aire. Alec miro a Magnus. -Gracias. –Dijo a su novio. Y regreso a enfocarse en el cielo. Los demonios inteligentemente se había alejado del Nephilim pero esto no detuvo a Alec, sin parar a pensarlo corrió fuera de la formación. -¡Alexander! –Grito su padre pero el joven Cazador hizo caso omiso. Subió a un montículo formado por rocas enormes y logro tener una mejor percepción de sus blancos. Magnus corrió tras él. Al pie de las rocas sobre las que se encontraba Alec aun había un número considerable de demonios, Magnus se puso en acción para despachar los mas posibles y observo dos cosas, una: que otros Cazadores al ver la acción de Alec la cual resulto ser muy efectiva, subieron de igual manera a terrenos altos para exterminar a los demonios volantes. Y la segunda cosa que noto es que la nueva ubicación de su novio no era la más apropiada para su seguridad. -Estas algo expuesto ahí, ¿No crees Alexander? Alec no quito la mirada del cielo, seguía lanzando flechas con maquinada destreza, cada una de ellas dando en el blanco
  • 8. derrumbando una creatura, Alec respondió al brujo de manera distraída. –Para eso te tengo a ti mi amor. Para ese entonces su grupo original los había alcanzado, Magnus miro a Luke que se miraba eufórico y cansado al mismo tiempo. -¿Escuchaste? –Pregunto al Hombre lobo con una radiante sonrisa. – Soy su amor. Luke no pudo evitar sonreír al brujo al ver su entusiasmo. -¡Alexander, detrás de ti! –Robert advirtió a su hijo o eso intento. Magnus miro hacia Alec y se percato de que por su espalda se acercaba un demonio. El chico giro ágilmente para estar de frente a su atacante, ya que no iba a tener tiempo de lanzar una flecha decidió descartar su arco e intentar tomar alguna otra arma de su cinturón. Pero no tuvo tiempo de hacerlo, sus manos a medio camino quedaron expuestas ante el demonio. Pero no hubo daño, el demonio volador choco estruendosamente contra una pared de energía de color azul proveniente de las manos de Alec, esto hizo que el demonio desapareciera frente al chico convirtiéndose en cenizas. Frente al asombro de todos quienes observaban, Alec miro sus manos incrédulo y luego a Magnus. -¡¿Viste eso?! Magnus sintió que la respiración volvía a él. -Por el ángel, eso estuvo cerca. –Dijo Maryse Lightwood a nadie en particular. -¿Puedes por favor bajar de ahí ya? –Dijo Magnus intentando sonar calmado. El pequeño equipo se reagrupo ya que al parecer la batalla había terminado, los demonios habían sido exterminados casi en su totalidad y los que huyeron serian perseguidos. No hubo gritos de victoria, había demasiadas bajas como para dar paso a ese tipo de goce. Los Cazadores empezaron a trazar Iratzes sobre sus heridas y a organizarse para recuperar los cuerpos de sus hermanos caídos. Magnus miro a su alrededor pero no podía encontrar a Alec por ningún lado, solo lo había perdido de vista por un momento. Luke miro la angustia en su rostro.
  • 9. -Detrás de las rocas. –Dijo el padrastro de Clary al brujo. –Lo mire bajar por ese lado. Magnus se apresuro a rodear el montículo de piedras y encontró a Alec sobre la hierba, sus manos cubriendo su rostro y se encontraba respirando agitadamente. Magnus corrió hacia él. -¿Qué es? ¿Qué pasa? –Pregunto desesperadamente a su novio. -¿Estas herido? -Jace. –Dijo Alec con tristeza en su voz. –Se ha roto, el lazo que nos une, está roto. -Tu runa Alec. Muéstrame tu runa parabatai. -No por favor. –Suplico Alec. –Aun no, no quiero verla. Magnus sintió que el corazón se le estremecía, no quería volver a ver a Alec destrozado, ahora por la pérdida de su parabatai. -Entonces no la miraremos. –Dijo Magnus comprensivamente. –Ven, hay que regresar, buscaremos a Jace. Alec se puso de pie pero no camino, en su lugar se aferro al pecho de Magnus. -Todo estará bien. –Dijo al chico en sus brazos. Alec se soltó de Magnus y lo miro. –Hay que darnos prisa. –Su voz era desganada. Magnus miraba a Alec pero se dio cuenta de que algo en él estaba cambiado, ¿Seria así? Si Jace realmente habría muerto, ¿Alec nunca más volvería a ser el mismo? Magnus había pensado en varias ocasiones y mas desde que se dio cuenta de lo mucho que le importaba Alec, acerca del fuerte lazo que tenia con Jace, no fue la mejor noticia saber que Jace era el parabatai de Alec, debía admitir, ya que Jace era imprudente hacia su persona, temerario y extrañamente enamorado de la idea de morir. Mientras que Alec era un chico más sensato y consciente. Sabía que al ser lastimado era lo mismo que lastimar a sus hermanos y padres, intentaba mantenerse a salvo no por bien propio si no por el de quienes le querían. Era una de las muchas formas que Alec tenía de proteger a sus seres queridos. Al regresar al salón de los acuerdos en donde se había improvisado un centro médico para atender a los heridos Aline se apresuro hacia Alec y Magnus.
  • 10. -Por fin te encuentro. –Dijo dirigiéndose a Alec. –Isabelle me pidió que te dijera que Jace está en el hospital. Esta estable pero inconsciente. Isabelle quiere que te encuentres con ellos ahí. Alec no dijo palabra, miro a Magnus el cual entrelazo su mano con la de él. Aline miro el gesto y recordó mirándolos besándose en el salón de los acuerdos, pensó que Alec era muy valiente. ¿Podría yo llegar a ser igual de valiente? Pensó Aline. -Hay que ir entonces. –Dijo Magnus dulcemente a su novio. Alec asintió. Esta vivo pensó y coloco su mano cerca de su clavícula donde se encontraba su runa parabatai, aun no quería verla necesitaba primero mirar a Jace y asegurarse de que había sido un error. Ambos se dirigieron al hospital. Fuegos Artificiales Alec no había mirado mucho a Magnus en estos días, Estaba muy solicitado para componer las cosas en el salón de los acuerdos y la plaza del ángel y también con Jace en el hospital asegurándose de que todo anduviera bien con él, aunque esto último pensó probablemente lo hacía más por él que por Jace. Tampoco había hablado con sus padres de su relación con Magnus, al parecer se habían resignado o simplemente no querían hablar de ello y Alec decidió que no sería él el que sacaría el tema. Miraba por la ventana de su habitación hacia la plaza del Ángel se estaban realizando los preparativos para festejar la victoria de hace unos días y la unión de Cazadores y Submundos, pudo notar que los adornos así como sillas y mesas aparecían de repente. Magnus pensó el muchacho y se sintió algo horrorizado al darse cuenta de lo que el solo pensamiento del brujo provocaba en él. Tenía sentimientos fuertemente encontrados, era inevitable pensar en su pequeño hermano, el cual no volvería a ver y en Hodge su mentor de toda la vida, ambos muertos a manos de la misma persona. Sabía que los echaría de menos toda su vida y que nada podría llenar el hueco que habían dejado, y pensó en Jace que en este momento probablemente estaba en el funeral de su padre. Su corazón empezó a cubrirse de una niebla negra de tristeza y melancolía, pero frente a él algo en la plaza sucedía, de la nada apareció un bosque de arboles enormes que se levantaban justo en el centro, la imagen rosaba en lo insólito incluso
  • 11. para él que era un Cazador se Sombras y difícilmente se impresionaba. Alec miro con atención el rastro de Magia azul que se desvanecía lentamente, cuando sorpresivamente una hoja de papel apareció frente a él y aterrizo en su mano. Alec leyó su contenido. ¿Impresionado? No pudo contener su sonrisa y su emoción. Su corazón se acelero y miro de nuevo hacia el enorme bosque a la distancia. Extrañamente se dio cuenta de que a pesar de la perdida tan grande que llevaría durante toda su vida. Era feliz. Magnus se encontraba en el mini bosque justo en el centro de la plaza. El cielo ya estaba oscurecido pero todo estaba iluminado con múltiples colores, el ambiente ya era de fiesta para Cazadores y Submundos. -Gracias por decirme esto Magnus. –Dijo su amiga Tessa con sus característicos ojos serios. –No sabes lo que significa para mí. -Creí importante que supieras que la línea de descendencia de Will y tuya no había terminado con Stephen. -No sabes lo feliz que estoy. –Su sonrisa era llena de melancolía pensó Magnus. –Se lo contare a Jem, se pondrá feliz también. -En lo que cabe supongo. No me imagino a un Hermano Silencioso brincar de felicidad. -Magnus. –llamo Tessa a modo de reproche. –No es gracioso y además ¿Por qué estas tan inquieto? ¿A quién buscas? El rostro de Magnus se ilumino al mirar hacia la plaza. -A él. –Dijo a Tessa señalando con un gesto hacia la dirección de donde se acercaba Alec y sus amigos. Tessa sonrió. –Te dejo entonces, Cuídate Magnus. -Adiós Tessa. –Dijo el brujo amablemente y camino hacia su novio y los otros. Magnus miro la sonrisa encantadora de Alec, y se sintió como un adolescente mirando a su primer gran amor. -Bonito chaleco –Dijo Alec aun con su sonrisa. -¿Te gustaría uno igual a este? En el color que tu prefieras, desde luego.
  • 12. -En realidad no me interesa la ropa –Declaro Alec. -Y eso me encanta de ti. Aunque también me encantarías si tuvieras, un traje de diseño. ¿Qué me dices? Alec resoplo y Magnus se inclino hacia Clary para indicarle en donde encontraría a Jace. Magnus regreso hacia Alec y lo rodeo con sus brazos, el chico agradeció el gesto había deseado abrazar a Magnus todo el día. El brujo hablo cerca de su oído. -Te extrañe Lightwood. Alec respiro hondo, su rostro en el cuello de Magnus, el aroma a sándalo presente y dejo que su olor inundara sus pulmones. El resto de los chicos comenzaron a caminar adentrándose en la plaza entre mesas y bancos. Alec y Magnus los siguieron caminando muy juntos el uno del otro, llegaron al centro de la plaza muy cerca del bosque imponente con sus árboles casi de la misma altura que las Torres Demonio, adornados con múltiples luces de colores, Alec miro los arboles y recordó la hoja que Magnus le había hecho llegar. -¿Cómo supiste que estaba mirando? -No lo sabía –Admitió el brujo –Pero intente hacerlos suficientemente grandes como para asegurar que los vieras desde donde estuvieras. -Pues lo lograste. Estoy impresionado. Magnus tomo al Cazador de Sombras de nuevo entre sus brazos. -No digas a nadie –Dijo a su novio –Pero los hice para ti. -No lo hare –Hablo Alec en los labios del brujo. Después de caminar un rato consiguieron una mesa cerca de la esquina de la plaza. Magnus y Alec hablaban muy cerca. -¡Estas aquí! Ambos giraron sus miradas hacia Isabelle la cual corrió hacia Clary y Jace que se acercaban, al parecer les estaba ofreciendo una bebida que ninguno de los dos tenía intención de aceptar. -¿Marrón? –Isabelle hizo una mueca.
  • 13. -El marrón es un color varonil –Dijo Jace y miro hacia su parabatai – Alec lo lleva. Alec bajo la mirada a su suéter. -Era negro –Dijo –pero luego se destiño. -Podrías arreglarlo con una cinta de lentejuelas –Sugirió Magnus, ofreciéndole una bebida azul y centellante. –Es solo una idea. Resiste el impulso, Alec –Dijo Simón –Te parecería a Olivia Newton en “Xanadu”. -Hay cosas peores –Observo Magnus. Alec lucia bastante confundido, Magnus se acerco a él. -En realidad me gusta tu manera de vestir. Eres realmente adorable. -No considero que tenga una manera de vestir. –Dijo Alec a su novio. Magnus sonrió y puso su mano sobre la de él. Alec miro mas allá de Magnus y distinguió entre la multitud a sus padres. Se levanto aun con la mano del brujo sobre la suya y miro fijamente a sus ojos de gato que lo miraban con duda. -¿Caminas conmigo? -Claro –Contesto complacido Magnus -¿De nuevo me secuestras? No es que me queje, la última vez me fue muy bien. Alec sonrió, Magnus tenía una gran habilidad para hacerlo reír. Caminaron por la plaza, Magnus sintió la tención en Alec. -¿Me dirás lo que pasa? -Hicimos un trato, ¿Recuerdas? Magnus miro hacia el pasado y recordó ese día, en esta misma plaza cuando le confesó en su muy particular forma que lo amaba. Se detuvo y miro de frente al chico. -Muchas emociones en estos pocos días –Dijo a Alec y puso su mano sobre su mejilla. –No me importaría si dejaras eso para después. -No Bane –Dijo Alec sonaba incluso divertido. –Ni lo intentes, no te zafaras de esto. -No planeaba hacerlo.
  • 14. Alec miro hacia donde se encontraban sus padres, seguían en el mismo lugar. -Vamos –Dijo al brujo y comenzó a caminar hacia ellos. La determinación presente en su rostro. Conforme se acercaban a sus padres comenzó a considerar si realmente sería capaz de hacer esto, empezó a imaginar los peores escenarios y ciertamente eso no ayudaba en absoluto, no había pensado siquiera en que iba a decirles o como lo haría. Su corazón se empezó a acelerar y cuando sintió que sus piernas se detendrían antes de acercarse más a sus padres. Magnus Bane tomo su mano y la presiono con fuerza, mucha fuerza pensó Alec y de inmediato como si Magnus hubiera activado un interruptor, las dudas y el miedo desaparecieron, miro al brujo ¿Cómo era posible que una persona pudiera lograr estos efectos en él? Porque es Magnus se contesto así mismo. Alec sonrió abiertamente al brujo y el rostro de Magnus se relajo. Al mirar al frente se encontró con las miradas de Maryse y Robert Lightwood. -Padre, Madre –Comenzó Alec –Quiero presentarles oficialmente a Magnus Bane, mi novio. Magnus puso una mano sobre su espalda y la otra la estiro hacia sus ahora suegros, era todo un modelo de decoro, primero estrecho la mano de Maryse y después la de Robert Lightwood. -Es un placer al fin conocerlos formalmente. –Magnus puso la mejor de sus sonrisas. -Espero que sus intenciones hacia nuestro hijo –Dijo Robert Lightwood con voz severa y abruptamente. –No sean del tipo… recreativo, Señor Bane. -Padre –Advirtió con cautela Alec. -Le aseguro Señor Lightwood –Magnus intento sonar lo más sincero posible. –Que mis intenciones hacia su hijo son en absoluto serias. Y pretendo demostrarlo. -Ho bueno confiaremos en ti entonces. Y esto es en realidad una sorpresa. –Confeso Maryse mientras colocaba su mano a través de los hombros de Alec. –Pero me da gusto ver que quieren hacer las cosas como se debe.
  • 15. Robert miro la desilusión en el rostro de su hijo e intento redimirse. -Me disculpo por mi comentario Magnus, pero espero y puedas entender que esta es una situación complicada. Sin embargo no hay mejor juicio para mí que el de mi hijo, y sé que si está contigo es porque eres una buena persona. -Lo es –Confirmo Alec. Y se coloco al lado de Magnus. El cual agradeció silenciosamente el gesto. -Entonces no hay por qué preocuparnos. –Dijo Maryse e incluso sonrió. -Vamos –Dijo Alec a su novio y asintió hacia sus padres. –Nos vemos luego. -Con permiso. –Magnus sonrió y deliberadamente tomo la mano de Alec. Se encaminaron de regreso hacia donde se encontraban sus amigos. Magnus podría jurar que si volteaba hacia los Lightwood lo estarían fulminando con la mirada, algo que desde luego no le quitaría el sueño, hacía tiempo que había dejado de importarle lo que los demás pensaban de él, sin embargo no pudo evitar el pensar en Alec y que si a él le importara de alguna manera el tipo de relación que Magnus podría tener con sus padres, probablemente se desviviría para ser santo de su devoción, lo que más le importaba en el mundo era el hacer feliz a Alec. -Eso no salió tan mal. ¿O sí? –Dijo el Nephilim. -Para nada, creo que de hecho salió bastante bien. Ambos se miraron y rieron abiertamente como si hubieran realizado una travesura en complicidad. Aunque probablemente era más bien un deshago de nervios para ambos. Visualizaron a sus amigos a la distancia, estaban sentados en grupo a lo largo de un muro, evidentemente esperando el espectáculo de fuegos artificiales, habían sido unas semanas muy intensas, pensó Magnus, pero ahora todo parecía estar tranquilo, su corazón se lleno de esperanza al pensar en estas palabras, ahora todo es perfecto y todo estará bien. -Estoy pensando muy seriamente en unas vacaciones. –dijo casual Magnus. -Las mereces –Dijo Alec sin mirar al brujo, pensar en una despedida le dolía. –Te voy a extrañar.
  • 16. Magnus jalo no con delicadeza a Alec de la mano de la que lo sujetaba y lo puso frente a él, sus brazos lo rodearon, solo tenía que inclinar un poco la cabeza hacia abajo para ver a los impresionantes ojos azules de el Cazador de Sombras. -¿De verdad crees que me iría sin ti? -Bueno, es que… -Alec de verdad no esperaba esta reacción. -¿Qué? ¿Los Cazadores de Sombras no tienen vacaciones? –Dijo suspicaz Magnus -¿Hay algo que te impida viajar conmigo? Alec lo considero, al parecer esto se había convertido en una invitación seria. –No en realidad. –Dijo a su novio. Y sonrió -¿Cuándo nos vamos? -Así se habla. Un estruendo los hizo voltear al cielo, los fuegos artificiales habían comenzado, eran bastante asombrosos pensó Alec. Magnus miro al Nephilim y noto que su mirada y su rostro eran más bien tristes, sabía en lo que estaba pensando: Max. -¿Estás bien? -Es solo que… -Dijo Alec aun mirando al cielo. –Le hubieran encantado. Magnus beso su frente, no había nada que pudiera decirle que calmara su dolor pero Alec se había convertido en su mundo y no se quedaría quieto mirándolo sufrir, había decidido que haría lo que fuera para hacerlo sentir mejor. Los labios de Magnus dejaron su frente y se posaron en uno de sus pómulos, sus dulces, cortos y lentos besos continuaron hacia la nariz, en donde Alec soltó una leve risa nerviosa, beso su mejilla, la comisura de sus labios y la parte baja de su mandíbula, la mano del brujo estaba bajo la barbilla del Cazador se separo un poco para mirar su rostro, el rostro de un ángel, uno muy hermoso, pensó, Alec tenía sus ojos cerrados pero al no volver a sentir los labios del brujo los abrió. Magnus perdió el aliento al ver al azul brillante en el iris del muchacho, eran claros como el cielo en las mañanas y se miro a él mismo reflejado en ellos, deseo tatuar esa imagen para siempre en su mente, deseo verse reflejado en esos hermosos ojos para siempre. Alec miraba extrañado el rostro de su novio. Esa mirada de nuevo, pensó y también creía que tal vez debía decirle algo lindo o romántico,
  • 17. tal vez era uno de esos momentos que ambos recordarían para siempre pero él era Alec y se resigno a simplemente no poder decir palabra como casi siempre, pero no contaba con su boca, la cual parecía tener en muchas ocasiones vida propia y la que siempre iba enfrente de él. -Te amo –Le dijo al brujo para asombro de ambos. Magnus acerco al Cazador de Sombras colocando su mano tras su cabeza, y sus labios se fusionaron, Alec se aferro a él y de nuevo eran ellos dos, solos en el mundo. Magnus no pudo evitar pensar en el pasado, un pasado largo y tortuoso que lo perseguiría hacia sus días futuros. Futuro, pensó y su corazón se lleno de ilusión ya que en su porvenir solo podría ver felicidad, felicidad real y desmedida gracias a Alec. Alec estaba perdido en los labios del brujo, se sentía libre y feliz en brazos de su novio y la única preocupación era el mantener a Magnus así de cerca el mayor tiempo posible. Se sentía extraño, hacía tiempo que había pensado que el amor, simplemente no era para él. No era algo que realmente estuviera buscando ya que sabía que con el amor vendría probablemente la desilusión de sus padres. Y se encontró pensando en que sería de él sin Magnus, en este momento su vida sin el brujo era inconcebible, este tipo de pensamientos y sentimientos eran completamente nuevos para él. Nunca se había enamorado y ahora lo sabía, porque eso era lo que pasaba con él, estaba completa y absolutamente enamorado de Magnus Bane. Los fuegos artificiales terminaron seguido de aplausos y jubilo de la multitud a su alrededor, pero ninguno de los dos intento deshacer su abrazo, siguieron disfrutando de los labios del otro, sin pensar en nada más que en el amor que se tenían el uno hacia el otro. Un amor verdadero que perduraría por la eternidad. MayGraciela ♥