2. Edad de Bronce en el Medio Oriente
A comienzos del año 2000 a.C. el Medio Oriente se pone en
movimiento, como sacudido por una oleada.
Tribus semitas suben desde el desierto de Arabia o bajan
desde las mesetas de Irán.
Babilonia: asciende una nueva dinastía real.
Asia Menor: los hititas establecen su imperio.
Los hurritas se instalan en Mesopotamia: Mittanni.
Los hicsos invaden el Delta del Nilo.
3.
4. Cambio de país, cambio de dios
Abraham se pone en marcha desde Ur, en Mesopotamia.
Lee presagios en las divinidades lunares, Sin y Ningal.
Se detiene un tiempo en Harán, donde venera a los dioses.
Parte hacia Canaán, donde se adora al dios El.
Lo adopta como dios y le ofrece un sacrificio de fecundidad
para tener hijos.
Se comporta como cualquier otro hombre de su tiempo:
cambia de dios al cambiar de país.
Pero algo ocurre…
5. El dios a quien se dirige transforma el sacrificio de
fecundidad en un sacrificio de alianza.
En el sueño de Abraham este Dios se manifiesta.
Ya no es un dios que pide sacrificios para otorgar beneficios:
es un Dios que se compromete, unilateralmente.
El hombre no tiene poder en esta alianza.
Dios le concede todo como un don, fruto de la promesa.
Este es el punto de partida de la nueva fe: Abraham
presiente el misterio de ese Dios que le interpela.
6. Abraham inicia una nueva relación entre el hombre y Dios.
Dios cambia el nombre de Abram ―> Abraham.
Pero Abraham no conoce el nombre de Dios, no puede
apoderarse de él dándole un nombre.
Será «el Dios de Abraham».
Quiere decir: un Dios conocido únicamente en el encuentro.
Que transforma a quienes lo aman.
Los descendientes de Abraham continuarán la historia de la
promesa. Pero luego viene un periodo oscuro.
7.
8. Algunos autores se basan en la arqueología para sostener la
veracidad de las historias patriarcales y situarlas a finales de
la edad de Bronce Medio (2100-1550).
W. Albright (USA): pionero de la “arqueología bíblica”.
Hallazgos en Mesopotamia (Nuzi, Mari) revelan nombres y
costumbres similares a las de los relatos patriarcales.
N. Sarna y otros: los relatos revelan historias auténticas de
la época.
Pero algunos detalles de las historias (anacronismos,
contradicciones) sugieren una redacción posterior (J. van
Seters).
9. Profesora Christine Hayes:
«La Biblia no pretende ser ni debería ser leída como
historia objetiva. [...] Los autores bíblicos no intentan
transmitir la historia tal como lo haría un historiador
moderno. Les interesa mostrarnos la mano de Dios
guiando la historia y las experiencias del pueblo de Israel.
[...] Una vez nos libremos del prejuicio de la historicidad,
seremos libres para apreciar estas narraciones por lo que
son: relatos vigorosos que deben ser leídos teniendo en
cuenta las convenciones literarias de su tiempo, y cuyas
verdades son sociales, políticas, morales y existenciales».
10. Abraham sale de su tierra por mandato divino.
Lo hace sin saber muy bien a dónde irá: esto hace de él un
paradigma del hombre de fe que se fía de Dios.
La promesa que recibe:
Bendición: siempre estaré contigo.
Descendencia: te haré padre de una gran nación.
Tierra: daré esta tierra a tus descendientes.
Pero… Abraham es un nómada, ¡y su esposa es estéril!
11.
12. Una gran tensión dramática recorre el relato.
La promesa es amenazada una y otra vez:
Sara es estéril.
En Egipto, Abraham entrega a su esposa al faraón.
Concibe un hijo de su esclava Hagar, ¿será Ismael el niño de la
promesa?
Cuando por fin Sara concibe un hijo, años después, se dispone
a sacrificarlo… ¿Qué significa esto?
El autor bíblico dosifica con habilidad esta tensión, con extrema
sobriedad, dándonos un texto abierto a mil interpretaciones…
13. La alianza es un concepto clave en la Biblia.
La primera fue con Noé, entre Dios y toda la humanidad.
Aquí tenemos la segunda: entre Dios y Abraham.
En la antigüedad se sellaban pactos sacrificando animales.
Podían ser soberanos (entre rey y vasallo) o paritarios (entre dos
iguales).
Gén. 15: aquí encontramos algo distinto, un pacto unilateral:
Dios es el único que se compromete,
Abraham es el único beneficiario.
Pero en Génesis 17 Abraham se compromete con ciertas
obligaciones (versión P del pacto, condicionada).
14. Abraham regatea con Dios para salvar las dos ciudades.
Dios deja claro que si encuentra un solo justo las salvará.
Pero no lo encuentra: salva a Lot por Abraham (justificación
del mérito de los justos).
¿Cómo explicar la compasión de Abraham por las ciudades
en contraste con su disposición a sacrificar a su hijo Isaac,
años después?
El pecado de Sodoma y Gomorra: no tanto el sexo (esto es
muy posterior en la Biblia) sino la violencia, el derrame de
sangre, la falta de hospitalidad con los forasteros.
16. Isaac, el patriarca más discreto, se casa con Rebeca, la
matriarca más enérgica y con iniciativa.
Isaac es el patriarca que encarna el derecho a la tierra:
nace, vive y muere en la tierra prometida.
¡Su esposa también es estéril! Pero finalmente concebirá
dos hijos que lucharán ya en el vientre materno.
Serán padres de dos pueblos, futuros rivales:
Esaú: los edomitas.
Jacob: los israelitas.
18. Jacob es un carácter complejo, ambiguo y apasionante.
Marc Brettler: su historia recoge fábulas moralizantes.
El tramposo engañado: roba la primogenitura a Esaú, pero
luego es enredado por su tío Labán y ha de trabajar para él
14 años a cambio de obtener a su hija, Raquel, como
esposa.
Si en el seno materno ya recibe la promesa: «el mayor
servirá al menor», ¿de qué sirven todas sus artimañas?
¿Vale cualquier medio para conseguir el fin?
19. Dios renueva su pacto con Jacob en Betel (la puerta del
cielo), donde Jacob tiene la visión de la escalera.
Pero Jacob parece poner a prueba a Dios: si me proteges,
tú serás mi Dios y te adoraré.
La prueba de Dios llegará en su momento.
Juegos de palabras:
Ya’a-kov: el que suplanta.
Akev: talón (Jacob nace agarrado al talón de su hermano)
Río Jabbok: donde Jacob cambiará su nombre…
21. Origen del relato: según M. Coogan, leyendas locales sobre
dioses guardianes de los ríos, fábula que explica el nombre
del lugar y por qué no se come el nervio ciático de los
animales. Pero aquí adquiere otro significado.
Jacob pelea con un hombre misterioso junto al río Jabbok.
El personaje se niega a darle su nombre (Gén 32, 25-32).
En cambio, cambia el de Jacob por Israel: fuerte contra Dios.
Porque «has luchado con Dios y con los hombres, y has
vencido». Cambio de nombre = cambio de persona.
Jacob sale cojeando de allí; ahora es un hombre nuevo.
23. El contenido de esta presentación está basado en:
Cuadernos bíblicos. Para leer la Biblia, de Etienne Charpentier.
Verbo Divino, Estella, 1992.
Curso de Introducción al Antiguo Testamento, impartido por la
profesora Christine Hayes en la Universidad de Yale, durante el curso
2006-2007. Ver enlace. El curso es de libre acceso por la Red y se
permite la difusión de su contenido citando la fuente.