Cuaresma Ciclo B 2012

CUARESMA
2012

EN CAMINO
HACIA LA VIDA

SERVICIO DE CATEQUESIS
CENTRO SAN JUAN DE DIOS
CIEMPOZUELOS

CUARESMA
EN CAMINO HACIA LA VIDA
2012

CUARESMA 2012
CICLO B

1. INTRODUCCIÓN

2. LA CUARESMA, TIEMPO DE ORACIÓN

3. HISTORIA DE LA CUARESMA

4. EL SENTIDO DE LA CUARESMA

5. LA CUARESMA CELEBRA EL MISTERIO DE CRISTO EN LA VIDA
DE LA IGLESIA

6. DOS PRÁCTICAS QUE NOS AYUDAN

6.1. UN AYUNO ACTUAL

6.2. LA LIMOSNA

7. UNA CUARESMA VIVIDA CON CALIDAD

8. LAS LECTURAS DE LA CUARESMA

8.1. LECCIONARIO FERIAL

8.2. LECCIONARIO DOMINICAL

9. EL MIÉRCOLES DE CENIZA

10. SEMANA I: LA CONVERSIÓN

10.1. EL DESIERTO: UN ESPACIO PARA LA CONVERSIÓN

10.2. JESÚS ES LLEVADO AL DESIERTO

10.3. EN EL DESIERTO SE ENCUENTRA EL ROSTRO DE DIOS
CENTRO SAN JUAN DE DIOS CIEMPOZUELOS 1
Norka C. Risso Espinoza

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10.4. PARA LA ORACIÓN PERSONAL

10.5. PARA LA REFLEXIÓN EN GRUPO

11. SEMANA II: LA TRANSFIGURACIÓN

11.1. LA TRANSFIGURACIÓN: EXPERIENCIA DE DIOS

11.2. VIVIENDO JUNTO AL SEÑOR

11.3. DIOS ME AMA



12. SEMANA III Y IV: EL PERDÓN

12.1. VIVIR EN RELACIÓN

12.2. LA MONEDA DEL PERDÓN

12.3. CON ENTRAÑAS DE MISERICORDIA

12.4. EL SILENCIO DE JESÚS



13. SEMANA V: DAR FRUTO EN ABUNDANCIA

13.1. SIN PONER NORMAS

13.2. DÉJATE INTERROGAR POR DIOS

13.3. DIOS COMUNICACIÓN



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CUARESMA 2012
CICLO B
1. INTRODUCCIÓN

Tenemos noventa días de «tiempo fuerte». Primavera espiritual de la
Iglesia y de cada cristiano, que se renueva en su vida de gracia, en su
«historia de la salvación», en su incorporación al Cristo que muere y
resucita.

Desde el Servicio de Catequesis, nuestra invitación para todo este
tiempo es una llamada a «crecer». Crecer en los noventa días, primero
preparándonos en Cuaresma, y después celebrando el tiempo pascual.
Un crecimiento que se expresa en cambios, vueltas y giros que
deberíamos hacer en la vida, oraciones, limosnas, ayunos, para dar al
prójimo.

Tenemos que ir haciéndonos más maduros en Cristo. Y la Cuaresma,
con la Pascua, es nuestra primavera en Cristo: «Mirad que realizo algo
nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?» Nuestra vida habrá sido una
gran Cuaresma para una gran Pascua. Celebrando con sinceridad el
misterio, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba. El tiempo
fuerte Cuaresma-Pascua es una llamada a que todos entremos con
decisión en la dinámica propia de la Pascua: el paso a la Nueva Vida.

La Cuaresma no es fin en sí misma, sino que culmina y se perfecciona
en la Pascua. El proceso pascual decisivo para cada uno de nosotros se
realiza en tres tiempos:

Morir al pecado y al mundo
Celebrar con Cristo el nacimiento a la nueva vida
Vivir con nueva energía y entusiasmo: como niños recién nacidos.

2. LA CUARESMA, TIEMPO DE ORACIÓN

Leonard Cohen, escritor, compositor y cantante, nacido en Montreal
(Canadá), afirma:

«Si me siento fláccido, hago ejercicio»
«Si me siento perezoso mentalmente, procuro meditar»
«Si me siento perdido, rezo»

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Sentirme perdido, angustiado y rezar a Dios es:

• Disipar dudas
• Calmar temores
• Acertar el camino

Sentirse abatido, triste y orar a Dios es hallar:

- Consuelo para nuestras tristezas
- Apoyo a nuestras debilidades
- El remedio para una buena salud espiritual

Sentirse fracasado, hundido y dirigirse a Dios por Jesucristo es:

Reflotar la propia existencia
Reponer fuerzas para seguir
Experimentar la cercanía de Dios
Hallar la paz para nuestra alma

El Pastor de Hermas, siglo II, decía: «Pídele sin titubear y conocerás que
su gran misericordia no te abandona, sino que dará cumplimiento a la
petición de tu alma».

3. HISTORIA DE LA CUARESMA

La evolución de la Cuaresma es larga y compleja. Sus orígenes los
podemos situar desde finales del siglo II, cuando existía en la Iglesia un
período de preparación a la Pascua al hacerse unos días de ayuno. Este
ayuno inicial presenta una primera estructura de una semana de
preparación, sobre todo en Roma, convertida después en tres semanas
en las cuales se leía el evangelio de Juan y, finalmente, en cuarenta
días de ayuno, inspirados en los cuarenta días pasados por Jesús en el
desierto. Tenemos que tener en cuenta que el domingo no contaba como
día de ayuno.

Ya en el siglo IV encontramos testimonios, en concreto los descritos por
la peregrina Egeria, de una organización del período cuaresmal que
compromete a la Iglesia entera y a algunos de sus miembros con gran
riqueza de motivaciones y de contenidos.

Desde el siglo IV hasta el VII-VIII, tenemos el período de oro de la
Cuaresma cristiana, con fuerte carácter bautismal, expresada también
con los ritos del catecumenado y las lecturas feriales y dominicales de
la liturgia romana. Poco a poco, esta perspectiva disminuye con la
decadencia de un verdadero catecumenado en la Iglesia, hasta la
recuperación actual, realizada por el Vaticano II.

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Entonces se puede decir que para establecer la cronología y el contenido
de la Cuaresma, ha tenido una gran importancia el recuerdo de los
cuarenta días de ayuno del Señor en el desierto, incluso también se
hace referencia a los cuarenta días del diluvio, los cuarenta años del
pueblo elegido en el desierto, y los cuarenta días en que Jonás predicó
la penitencia en Nínive. Este itinerario cuaresmal se convierte en un
signo sagrado, un sacramento del tiempo, como se expresa todavía hoy
en la colecta del primer domingo de Cuaresma.

La comunidad cristiana, toda la Iglesia, está llamada a este ejercicio de
preparación que tiene en primer lugar un carácter de renovación
espiritual en el que es necesario insistir en el clásico trinomio: oración,
limosna y ayuno.

Además del ayuno y los bautismos, que hemos citado ya, a partir del
siglo IV se recuerda que esos cuarenta días tienen un carácter
penitencial para aquellos que deben ser reconciliados con la Iglesia, los
penitentes.

El inicio de la Cuaresma queda fijado en
un principio en el domingo primero,
llamado in capite Quadragesimae;
después se anticipa al Miércoles de
Ceniza: en estos días los pecadores
públicos eran alejados de la asamblea y
obligados a la penitencia pública.

Desaparecida la penitencia pública con su
contenido realista, en el año 1001, el papa
Urbano II, en el Sínodo de Benavente,
extiende la costumbre de la imposición de la ceniza a todos los fieles de
la Iglesia, incluidos los clérigos. La tradición romana se impone con
gran fuerza psicológica entre los fieles, dado el carácter universal del
simbolismo de la ceniza, signo de luto y de muerte, en diversas
religiones. Desde entonces Cuaresma comienza para todos con este
austero gesto que nos invita a la conversión y prevalece la motivación
penitencial con el ayuno y la abstinencia, expresiones de la penitencia
cuaresmal.

Prácticamente desaparece poco a poco también el sentido bautismal de
la Cuaresma al cesar el catecumenado, al manipular los textos de la
liturgia bautismal y catecumenal que se habían creado ejemplarmente
en Jerusalén, Antioquia y Roma, y al acentuar el sentido penitencial. El
primitivo sentido bautismal ha sido recuperado ahora con la reforma
del vaticano II.


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4. EL SENTIDO DE LA CUARESMA

El sentido de la Cuaresma cristiana se puede resumir así: la Cuaresma
nos introduce en la celebración, cada año más intensa del Misterio
Pascual de Cristo.

El itinerario cuaresmal se convierte en un signo sagrado, un
sacramento del tiempo, que tiene como pautas de actuación el ayuno, la
penitencia, la preparación de los bautismos y la oración.

El Vaticano II ha querido volver a dar impulso y
vitalidad a este período, que durante siglos fue
desvirtuándose de su idea primigenia. En la
Constitución litúrgica nº 109 se recuerda el doble
carácter bautismal y penitencial de este tiempo,
pero se insiste también en una doble línea de la
escucha de la palabra y de la dedicación a la
oración. Para la primera dimensión se recomienda
la recuperación de los elementos bautismales; para
la segunda se insiste en el sentido personal y social
del pecado. En el nº 110 se habla del ayuno
penitencial externo e interno, individual y social. Se recomienda de
manera especial el ayuno pascual el viernes y sábado antes de la
Pascua. Es la recuperación del ayuno antiguo en su más genuino
sentido de espera del encuentro con el Resucitado.

5. LA CUARESMA CELEBRA EL MISTERIO DE CRISTO EN LA VIDA
DE LA IGLESIA

Podemos decir que la Cuaresma, a través de la pedagogía de la Iglesia,
hace una primera referencia a Cristo que se encamina hacia Jerusalén,
hacia la Pascua.

Los evangelios de los domingos de Cuaresma, en los tres ciclos, pero
sobre todo en el primero (A), que es el modelo para la Iglesia, nos
presentan a Cristo como protagonista. Él es dueño de la historia y
avanza hacia el misterio pascual
sembrando la salvación a todos los que
encuentra a su paso.

Por eso, el tiempo de Cuaresma y su
duración simbólica de cuarenta días
tienen su modelo en Cristo que se retira
al desierto para orar y ayunar. Es
emblemático que el evangelio del primer
domingo de Cuaresma en los tres ciclos

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ponga de relieve esta ejemplaridad.

En las lecturas del evangelio de este tiempo se ve el deseo de toda la
Iglesia de orientar a toda la comunidad hacia la escucha de Cristo en
las exigencias de su seguimiento y del discipulado. De este modo Jesús
es a la vez maestro, modelo y protagonista.

6. DOS PRÁCTICAS QUE NOS AYUDAN

En el evangelio se señala la limosna y el ayuno como actuaciones
concretas que se desprenden de la Palabra y la oración. Es interesante
valorar estas prácticas. No debe ser algo que se hace porque toca o para
quedar tranquilo, sino que tiene que salir de dentro, tiene que ser la
expresión del deseo de renovar la fe y la vida cristiana.

6.1. UN AYUNO ACTUAL

La Cuaresma estimula en nosotros un trabajo personal y colectivo de
ayuno. Éste no debe ser reducido a la abstinencia de alimentos, sino
que tiene que ser llevado a un contexto más general y radical. Es el
ayuno del hombre viejo. El ayuno del pecado. La renuncia a los propios
caminos para abrazar los de Cristo. Este es el ayuno principal.

Si uno se priva de un plato de carne, pero no de su rencor y su deseo de
venganza, se ha quedado en la superficie del ayuno.

La renovación interior va acompañada y favorecida por una austeridad
exterior que en la práctica puede adoptar muchas modalidades. Son
muchas las apetencias, no necesarias a nuestra salud, que podemos
negarnos en la Cuaresma. La «muerte al pecado» se puede avivar
pedagógicamente con esos sacrificios que a la vez dan una agilidad
mayor para correr por los caminos del espíritu.

El que no quiere renunciar a nada, el
que se concede a sí mismo todo en la
comida, en la diversión, en el placer, es
señal de que no se ha puesto en clima
de conversión pascual. El privarse de
algo es signo de nuestra vuelta a lo
esencial en la vida: Dios y sus caminos.
El ayuno subraya el rendir homenaje a
Dios.

Tal vez hoy día lo que más nos estorba
a un sano recogimiento y a una agilidad
espiritual no son tanto los alimentos, cuanto las imágenes y la
palabrería. Una discreta renuncia a espectáculos, a lecturas, a tantas

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cosas que nos ofrecen, puede ser todavía más útil que los sacrificios en
la comida o en los dulces.

«Foméntese la práctica penitencial de acuerdo con las posibilidades de
nuestro tiempo y de los diversos países y condiciones de los fieles» (SC
110). Se puede, pues, adaptar el «ayuno», pero valorando siempre más
esta base radical de renuncia a lo que no es Cristo en nosotros para
convertirnos a Dios.

6.2. LA LIMOSNA

La limosna es dar dinero a los que pasan necesidad. Lo cual sigue
teniendo actualmente todo su valor. Si bien la mendicidad de la calle
provoca normalmente desconfianza, en cambio sí que hay que
plantearse seriamente nuestra propia aportación a las acciones de
servicio a los necesitados, a través de las distintas entidades que
trabajan con ellos. Y sin engañarnos con el argumento de que nosotros
también tenemos muchos gastos.

La limosna tiene otro nivel, además: la limosna del tiempo. Es decir, el
dar una parte del propio tiempo como servicio para alguien que lo
necesite: sea ayudando a una persona que vive sola o visitando a un
enfermo o a través de alguna institución o ayudando en campañas de
sensibilización.

Otro nivel de la limosna
es el que se refiere a las
causas de la pobreza y de
la desigualdad social.
Limosna será trabajar
para que esta sociedad
cambie. Así pues, todo el
tema de valores,
informaciones, charlas o actuación en voluntariados son una manera de
hacer limosna en el hoy actual.

7. UNA CUARESMA VIVIDA CON CALIDAD

Además de todo lo que se nos ocurra para preparar el ambiente, no
pueden faltar los elementos propios que nos ayudan a vivir la Cuaresma
de modo especial. Son los ritos, los símbolos que nos hablan de este
tiempo.

El rito de la ceniza, realizado el miércoles, para que todos puedan
recordar la caducidad y estímulo a convertirse a la vida nueva de la
Pascua. En el rito ambrosiano, el rito de la ceniza se pone el lunes


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después del primer domingo de Cuaresma. ¡Que nadie quede sin ser
signado!

No se permite adornar con flores el altar, y se pueden usar los
instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como se
corresponde al carácter penitencial de este tiempo. Se exceptúan, sin
embargo, el domingo «Laetare» (IV de Cuaresma) y las solemnidades y
fiestas.

El color de las vestiduras sagradas en el tiempo de Cuaresma es el
morado. El rosa puede emplearse el IV domingo de Cuaresma.

Desde el comienzo de la Cuaresma hasta la Vigilia pascual no se dice
Aleluya en ninguna celebración, incluidas las solemnidades y las
fiestas.

Color morado de los ornamentos litúrgicos, la ausencia de flores, la
austeridad en el acompañamiento musical y el silencio del aleluya,
nos recuerdan el carácter de preparación y seria conversión de estas
semanas.

El ayuno, personal y comunitario, es otra característica de este tiempo,
junto con la mayor dedicación a la oración y a la caridad fraterna.
Quizá se podría concluir el fruto de estas semanas en el ofertorio del
Jueves Santo con una ayuda concreta a los más necesitados.

La cruz de Cristo en el centro de la Cuaresma con una veneración
especial, veneración que se hará más intensa el Viernes y el Sábado
Santos. Podría situarse en un lugar destacado del presbiterio. Una cruz,
sin flores, pero sí con algún paño de color granate o una palma.

El ejercicio del Vía Crucis, acompañando a
Cristo en su camino. Se realiza con cantos,
textos bíblicos, escenas evangélicas, etc. el
sentido es pensar y estar con el Señor
durante el camino doloroso.

Recuerdo de la Virgen, la Madre que nos
dio ejemplo de fidelidad hasta el final. La
nueva edición del misal invita, por ejemplo, a que se tenga un recuerdo
especial de ella añadiendo el canto del Stabat Mater a los otros cantos
más cristocéntricos, durante la adoración de la Cruz el Viernes Santo.

Celebración del Sacramento de la Reconciliación durante estos días.

Los óleos y el crisma, bendecidos y consagrados en la Misa Crismal,
que serán materia de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la


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Unción de enfermos y la Ordenación ministerial. Elementos
tremendamente cuaresmales-pascuales.

8. LAS LECTURAS DE LA CUARESMA

La cuidadosa selección de la palabra de Dios en Cuaresma ofrece con
claridad la pedagogía de la Iglesia en este tiempo

8.1. LECCIONARIO FERIAL

Desde el Miércoles de Ceniza hasta el sábado del tercer domingo de
Cuaresma, las perícopas evangélicas proponen el camino del cristiano.
Prevalecen los temas:

De la oración
Del combate espiritual
De la caridad fraterna
Del itinerario del seguimiento
Del anuncio de la pasión

Desde el lunes de la cuarta semana hasta el sábado de la quinta, se
propone el camino de Cristo hacia la Pascua a través del evangelio de
Juan.

8.2. LECCIONARIO DOMINICAL

El ciclo dominical A, el tema es «El camino bautismal de la Iglesia». El
ciclo dominical B, el tema es «La glorificación de Cristo». El ciclo
dominical C, el tema es «La llamada a la conversión y el perdón».

Primeras lecturas

Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a la historia de la
salvación, que es uno de los temas propios de la catequesis cuaresmal.
Cada año hay una serie de textos que presentan los principales
momentos de la esta historia, desde el principio hasta la promesa de la
nueva alianza.

Segundas lecturas

Las lecturas del apóstol se han escogido de manera que tengan relación
con las lecturas del evangelio y del Antiguo Testamento y haya, en lo
posible, una adecuada conexión entre las mismas.

El evangelio


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Las lecturas del evangelio están distribuidas de la siguiente manera: en
los domingos primero y segundo, se conservan las narraciones de las
tentaciones y de la transfiguración del Señor, aunque leídas según los
tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). En los tres domingos
siguientes, se han recuperado, para el año A, los evangelios de la
samaritana, del ciego de nacimiento y de la resurrección de Lázaro;
estos evangelios, por ser de gran importancia en relación con la
iniciación cristiana, pueden leerse también en los años B y C, sobre
todo cuando hay catecúmenos. Sin embargo, en los años B y C hay
también otros textos, a saber: en el año B, unos de san Juan sobre la
futura glorificación de Cristo por su cruz y resurrección; en el año C,
unos de san Lucas sobre la conversión.

9. EL MIÉRCOLES DE CENIZA

LA PALABRA DEL MIÉRCOLES DE CENIZA (22-02-12):

Joel 2,12-18: Rasgad los corazones, no las vestiduras.
Salmo: Misericordia, Señor: hemos pecado.
2Corintios 5,20-6,2: Dejarse reconciliar con Dios; ahora es el
tiempo de la gracia.
Mateo 6,1-6.16-18: Tu Padre, que ve lo escondido, te
recompensará.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidad de no practicar vuestra justicia
delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis
recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas
tocando la trompeta delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles
con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo
pagará. Cuando recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en
las sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido
su paga. Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre,
que está en lo escondido, y tu padre, que ven en lo escondido, te lo pagará. Cuando
ayunéis no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver
a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga, Tú, en cambio, cuando
ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que ayuno lo note, no la gente, sino tu
Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Palabra del Señor


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No nos gusta mucho la ceniza. Su símbolo no nos suele apetecer, hasta
nos parece impertinente y anticuado. Nos recuerda los restos de
catástrofes o incendios. Sin embargo, entre los signos y los gestos con
que expresamos el camino de la Cuaresma hacia la Pascua está este de
imponerse la ceniza en la cabeza.

El sentido que tiene la ceniza es que nos recuerda nuestra condición
débil. Somos personas imperfectas, con defectos. Ya en la Biblia
tenemos que el hombre está formado con el polvo de la tierra. El polvo
de la tierra es el origen y el destino de las personas.

El hombre lo es todo: su grandeza es innegable. Pero a la vez, no es
nada. Es débil, tendrá que terminar un día. Esto nos trae pensamientos
de humildad, y de no creernos los mejores. Nuestra vida, a veces, de
catástrofes, le da la razón a esta ceniza.

El que la ceniza que se nos
impone se obtenga al quemar
las palmas usadas en la
celebración del Domingo de
Ramos del año anterior quiere
ser un recordatorio: lo que fue
signo de victoria y de vida,
ramas de laurel, se ha
convertido pronto en ceniza.

Otro sentido de la ceniza es la
conversión, la tristeza por el mal que hay en nosotros y del que
queremos liberarnos en nuestro camino a la Pascua: el pedir la
salvación a Dios, son otros de los sentidos de la ceniza. Cuando
nosotros caminamos hacia la Pascua, pensamos vernos libres del mal.

Pero no sólo la ceniza es un gesto que nos recuerda la muerte o lo malo.
Es un gesto de que comenzamos algo, y por lo tanto tiene un fin. Somos
llamados a la vida. Somos invitados a la resurrección. Son cenizas de
resurrección las de este comienzo de Cuaresma. Nos recuerdan que la
vida es cruz, pero nos aseguran que estos días terminarán con la vida
nueva.

La Cuaresma empieza con el gesto de la ceniza, pero acaba con el agua
y el fuego de la noche del Sábado Santo. La ceniza ensucia, el agua
limpia, la ceniza habla de destrucción, el agua es la fuente de la vida.

Recordad que vivir en este mundo y ser cristiano es algo serio y que
supone una lucha contra el mal que hay en nosotros y alrededor de
nosotros. Es un rito antiguo, la ceniza, pero no anticuado.


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10. SEMANA I: LA CONVERSIÓN

LA PALABRA DEL DOMINGO I CUARESMA (26-02-12):

Génesis 9,8-15: El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio.
Salmo: Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que
guardan tu alianza.
1Pedro: Atualmente os salva el bautismo.
Marcos 1,12-15: Se dejabá tentar por Satanás, y los ángeles le
servían.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta
días, dejándose tentar por Satanás, vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando
arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creer en el Evangelio.
Palabra del Señor

10.1. EL DESIERTO: UN ESPACIO PARA LA CONVERSIÓN

Jesús ha venido a cumplir una misión, como tú y como yo; pero, como
nosotros, es un hombre libre para responder afirmativa o
negativamente. En un momento concreto de su vida ha de tomar una
opción seria. Debe tomar conciencia de la responsabilidad que ha caído
sobre Él. Por eso no duda en abandonarse en las manos del Padre para
decirle: «Aquí estoy; quiero que todo sea como Tú lo has planteado».

La respuesta está dada. Nada ni nadie lo detendrá. Llegará hasta el
final con todas sus consecuencias; pero, en este camino emprendido,
tiene una cita ineludible.

Su destino: el desierto, lugar de encuentro consigo mismo y con
Dios.
Su compañía: las fieras del entorno.
Su realidad: la soledad y la precariedad.

Y, todo esto, en el pórtico de la Cuaresma, tiempo fuerte de encuentro,
conversión y renovación.

Convertirse es comprometerse con el Señor a seguir mostrando su
Reino a los hermanos. Pero Jesús no quiere conversiones por
imposición, sino por invitación; por eso, Él siempre nos invita a todos a
cambiar de vida. Por eso este es un momento importante para


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preguntarnos personalmente: ¿Soy capaz de morir un poco a mí mismo
e ir resucitando para los demás?

Con esta actitud de conversión, acerquémonos al salmista para decirle
al Señor, con la mayor sinceridad: «Me sedujiste, Señor, y me dejé
seducir. Has vencido las resistencias de mi corazón, como la luz vence
la oscuridad de la noche. Me sedujiste, Señor,
quiero que sea tuya mi vida».

Cada uno de nosotros se encuentra en un
momento concreto de la vida y, desde él, tiene
que tomar una opción seria delante del Señor.
También a ti y a mí nos ha llegado la hora.
Pero la respuesta es algo personal que nadie
puede dar por nosotros. Hay momentos en los
que Dios y la persona se encuentran cara a
cara, sin intermediarios. Hay momentos en
los que están, frente a frente, la misericordia de Dios y nuestra
limitación humana… y uno de esos momentos está en el tiempo de
Cuaresma.

No lo pienses, aprovéchalo. Échate en los brazos del Padre y dile: He
decidido cambiar, he decidido vivir el plan de vida que Tú trazaste para
mí desde la eternidad.

10.2. JESÚS ES LLEVADO AL DESIERTO

Nos dice el evangelio que Jesús, en este momento concreto de su vida,
«es empujado al desierto por el Espíritu; allí se dejó tentar por Satanás,
viviendo entre alimañas; pero los ángeles le servían».

Uno de los planteamientos de esta Cuaresma debería ser este: ¿Creo
que puedo seguir a Jesús por caminos distintos a los suyos? Sin
embargo, parece una osadía hablar al mundo de hoy de soledad y
tentaciones.

El hombre de hoy no quiere desierto, quiere ruido, marcha, confort,
primeras marcas, ser servido, adorado… El hombre de hoy huye de las
tentaciones. No quiere ser probado, no quiere sufrir… y no se da cuenta
de que la tentación por la que más sufre es:

• Por vivir en la opulencia
• Por su comodidad
• Por su falta de exigencia
• Por querer dominarlo todo desde su «trono»


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Quiere asegurarse la abundancia de bienes, el poder comprado a
cualquier precio, un estatus que lo ponga por encima de los demás sin
cuestionarse la forma para llegar a ello.

«Ese es tu problema», oímos decir a gritos sin el menor reparo. Y se lo
oímos decir a dos esposos que se han prometido fidelidad. Lo dicen
unos padres a sus hijos, a los que un día regalaron su vida; unos hijos
a sus padres que lo dieron todo por ellos; unos amigos, que en un
momento de su vida creyeron en la amistad. Lo dicen los miembros de
un grupo de iglesia que fueron buscando la forma de seguir a Jesús…
Pero, en el momento que nos ha tocado vivir, esto queda bien. Nosotros
vivimos en un mundo civilizado, no en medio de un desierto entre
alimañas, como Jesús, durante cuarenta días.

Nosotros hemos crecido en el progreso. Esos que encontramos caídos,
ahogados, sin comida, sin hogar… esos son los que no han sabido
progresar, no han sabido «buscarse la vida», no han sabido mezclarse
con la «gente bien» para triunfar. Allá ellos, nosotros bastante tenemos
con lo nuestro.

¿Todavía sigues creyendo que no necesitas pasar por el desierto?
¿Todavía crees que las tentaciones son algo pasado de moda?
¿Todavía sigues pensando que esto no es para ti?

Entra en tu interior, en tu desierto, donde se callan los ruidos, el
egoísmo, la prepotencia. Allí donde todo es soledad; allí donde la
carencia de cosas atractivas te invita a reflexionar en serio.

Reconoce con sencillez tus fallos, tu deficiencia. Trata de cuestionarte,
sal de la comodidad y entra en la exigencia. Esa exigencia que está muy
lejos de aplastar al ser humano. Esa exigencia que regenera, que
construye, que ayuda a caminar.

Déjate, también, cuestionar por los demás. Ya sé que duele, que es
difícil… Pero todo lo que merece la pena cuesta esfuerzo. Cuando digan
de ti cosas negativas, cuando te exijan lo que a veces crees que no
puedes dar… humíllate, pide fuerzas y da gracias porque eso es
inmensamente rico para ti. Ten la seguridad de que ese momento es
especial: el Señor te llevará en sus brazos para que no desfallezcas. Y,
como a Jesús en el desierto, el Padre te mandará a sus ángeles para
ayudarte a crecer y a madurar en medio de lo que a ti te parecía
negativo.

10.3. EN EL DESIERTO SE ENCUENTRA EL ROSTRO DE DIOS
ENCUENTRA

En el desierto Dios habla al corazón. En el desierto se realizan el
encuentro, la llamada y la alianza. En el desierto te encuentras al
mismo Jesús hambriento de comida y de amor.

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Tiene que ser duro ver pasar hambre al autor de todo lo creado. Ver
hambriento al que alimenta, día a día, a cada persona, a cada animal, a
cada planta… con la abundancia de su creación. Debe de ser duro ver a
Jesús pasar hambre en un mundo donde algunos tiran los excedentes
de alimento a l basura para cuadrar su balanza de pagos.

Y, en aquellas noches e meditación y silencio, Jesús entra en todos los
sufrimientos que las tentaciones dan a cada ser humano. Así nos lo
muestra la misma palabra de Dios. El pueblo de Israel, cuando se
instala en el descontrol y la adoración a dioses extraños, experimenta
una ansiedad de lo auténtico que lo empuja hasta el desierto para
encontrarse con el Dios absoluto. Su precariedad la ha hecho ver que,
ya en el origen, está el sueño amoroso de Dios: el amor, la vida y la
salvación para todos los hombres.

También cada uno de nosotros tenemos que caer en la cuenta de ello.
No nos importe viajar a nuestro desierto. Dejémonos, en esta
Cuaresma, penetrar por el amor de Dios, por su luz, por su bondad, por
su delicadeza. Dejémonos que nos diga a cada uno personalmente
quién soy yo y quién es Él.

Vamos a dejar de fabricarnos, cada uno, un Dios que nos resulte de
utilidad en casos difíciles, para adorar al auténtico, al único Señor. Y,
sobre todo, vamos a ser conscientes de que nuestro puesto está en el
corazón de Cristo que nos llama, para ser fieles al proyecto de vida que
el Padre tiene dispuesto para cada uno de nosotros.


En mis momentos de intimidad con el Señor y en el silencio de la
oración, empezaré respondiendo, con sinceridad, a esas preguntas que
me surgen una y otra vez sin tratar de eludirlas:

¿En qué momentos de mi vida soy desierto para los demás?
¿Qué debo de hacer hoy, para convertirme en oasis para los
otros?
¿Qué medios me ayudarían a hacer esto realidad?
¿Quién es Dios para mí?
¿Qué lugar ocupa en mi vida?
¿Cómo alimento mi fe?
¿Tengo hambre de ser auténtico?
¿Renuevo la ilusión en los momentos de desánimo?
¿Cómo practico el amor y la misericordia?
Y, sobre todo, me preguntaré: ¿Me pongo desinteresadamente en
sus manos para que regenere mi corazón, cure mis heridas y
sacie mi sed con el agua viva, que brota de sus entrañas?


CUARESMA
2012


¿En qué momentos somos para los demás oasis:

- Con nuestra acogida
- Con nuestra aceptación
- Con nuestra tolerancia
- Con nuestro perdón

¿Seguiríamos haciendo lo mismo si fuera Jesús el que viniese a
compartir con nosotros?

11. SEMANA II: LA TRANSFIGURACIÓN

LA PALABRA DEL II DOMINGO CUARESMA (04-03-12):

Génesis 22,1-2.9-13.15-18: El sacrificio de nuestro padre y
patriarca Abrahán.
Salmo: Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Romanos 8,31b-34: Dios no perdonó a su propio Hijo.
Marcos 9,2-10: Este es mi Hijo muy amado.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una
montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco
deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les apreció
Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a
Jesús: Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías. Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube
que los cubrió y salió una voz de la nube: Este es mi Hijo amado; escuchadlo. De
pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando
bajaban de la montaña, Jesús los mandó: No contéis a nadie lo que habéis visto hasta
que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y
discutían que querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor

Paso a paso nos vamos adentrando en la realidad cuaresmal que nos va
mostrando nuestra verdad. Esa verdad que tanto nos desborda y que
intentaremos ignorar, porque nos da miedo que nos enfrente a la
persona que llevamos dentro. Esto nos hace quedarnos insatisfechos,
pero solamente desde esa realidad última, que camuflamos y
escondemos, es desde donde podemos llegar a la felicidad.


CUARESMA
2012

Por eso os invito a subir juntos al monte para ver a Cristo
transfigurado, porque cuando veamos a Cristo en el esplendor de su
gloria, nos daremos cuenta de que la Pasión es el camino de la
Resurrección.

Al situarnos en la liturgia de este tiempo, sorprende observar cómo, año
tras año, al comienzo de la Cuaresma y junto al hombre débil, lleno de
tentaciones, las lecturas nos muestran la grandeza de Dios. Me imagino
que en el Tabor todos estarían transfigurados, ya que los que
acompañaban a Jesús están radiantes con los destellos de la luz que
salen de Él. Y es que la cercanía de Dios, transfigura a la persona.

No dejes de contemplarlo. Adopta una actitud orante y sumérgete en la
escena. No te quedes como un mero espectador. Sube al monte, únete
al grupo, siente que eres llamado por Jesús para acompañarlo y,
luego… quédate absorto en los sentimientos que te produce tan
sorprendente suceso.

11.1. LA TRANSFIGURACIÓN: EXPERIENCIA DE DIOS
La transfiguración fue una experiencia de amor. El amor siempre
cambia a la persona-. La ayuda a vivir, a esforzarse, a valorarse… y el
aspecto de la persona que ama se vuelve más radiante. Pero para amar
de verdad, también hay que ir muriendo un por cada día. Esta es la
exigencia del verdadero amor: vaciarse uno de sí mismo, salir del propio
yo, estar dispuesto hasta a dar la vida, como lo hizo Jesús.

Es significativo que tanto el amor como la
muerte transfiguren de manera especial a
la persona. De ahí la importancia de la
transfiguración para ayudarnos a
encontrar la relación tan grande que
existe entre el Tabor y la gloria de Dios en
la Cruz. Esta enseñanza nos confirma que
todo sufrimiento asumido con amor
transforma, ablanda, moldea,
transfigura… graba, en el interior de la
persona, la imagen de Cristo.

En el Tabor se debió de hablar, también,
del calvario; pero era preciso esperar a la Pascua para entender el
misterio, ya que solamente después de la resurrección queda todo
transformado en dicha y en gozo. Y, cuando esto suceda, si eres capaz
de albergar tanta grandeza en tu corazón, tendrás que hacerlo saber a
todos los que te rodean y correrás a contarlo a cuantos te encuentres
por el camino.


CUARESMA
2012

11.2. VIVIENDO JUNTO AL SEÑOR
Si, de verdad, he vivido esta experiencia junto al Señor, ya no podré
escapar de la mirada de Dios. Mi súplica será: «¡Mírame, oh Dios, para
que pueda verte y pueda amarte!», pues bajo su mirada seré capaz de
expresar de verdad mi amor. Y todos nos uniremos a san Pablo para
decir con él: «Estamos asentados en el amor de Dios del Dios de la paz,
de la esperanza y del amor». Entonces brotará en nosotros esa criatura
nueva con nuevo corazón.

Así me pondré cada día junto al Señor, en este tiempo de gracia que se
me brinda, para revivir mi propia historia dándome cuenta de que tiene
un punto de partida; el punto de partida del cristiano es la revelación
del amor que Dios hace a cada uno personalmente.

Me pondré en camino de acuerdo con la medida con que Él se me revela
y me empuja, dejándole tomar la iniciativa en esta revelación de amor.

Veré que el amor es mi raíz y mi fundamento. Sentiré, de manera
especial, su acogida de Padre y observaré el amor que recibo y el amor
que doy para ir renovando esas zonas de mi interior que han ido
cayendo en la rutina para no comprometerme ni exigirme. Sé muy bien
que el amor que recibo es el detonante del amor que doy; de tal manera
que cuanto más amado me sienta por Dios, mucha más capacidad
tendré de amar a los hermanos.

11.3. DIOS ME AMA
DIOS

¿Y por qué vivir esta Cuaresma bajo la mirada de Dios? Pues porque el
que Dios te mire significa que te ama. San Juan de la Cruz lo dice
espléndidamente: «El que Dios me mire significa que me ama y cuando
me ama me mira».

Dios se ha fijado en mí porque me ama, y me ha llamado a subir con Él
al Tabor a presenciar su gloria, ya que nadie que perciba la gloria de
Dios seguirá siendo el mismo. Su gloria te hace criatura nueva, con un
nuevo corazón capaz de regalar amor a tu paso por el mundo.

Por eso sabemos, con certeza, que, en último término, lo que hace al
hombre ser criatura nueva es la revelación del amor, y queremos andar
este camino junto al Señor para poder resucitar con Él, sin quitarnos de
encima el pasar por el desierto, la conversión y la cruz.

Un día leía que Dios estaba enamorado de nosotros. Bien lo sabía yo,
pero verlo plasmado da una sensación de fuerza. Y en esa lectura se
añadía: «Yo noto a Dios. Lo veo, lo oigo. Noto, en su voz, el cariño que
me tiene y me siento profundamente querido por él. Me acaricia, al


CUARESMA
2012

atardecer, mandándome la brisa suave y fresca y en la bondad y
simpatía de la gente noto el cariño que me tiene».

Y e que Dios esta, realmente, enamorado de nosotros; por eso nos envía
tantos obsequios: cada palabra, cada gesto, cada flor… son un detalle y
una confirmación de su amor para con cada uno de sus hijos.

Jesús me llama hoy a subir con Él al monte de la Transfiguración ¿Qué
significado tiene esto para mi vida?

Jesús quiere mostrarme su gloria: ¿Lo percibo como una muestra de su
amor, o creo que me lo merezco más que otros? ¿De qué cosas me libera
subir al monte con Jesús?

Cuando se vive junto a Cristo, sin casi darnos cuenta, nos vamos
transfigurando: ¿Es este mi caso? Si lo es, ¿soy capaz de mirar con ojos
nuevos? ¿He mejorado a la hora de acoger, valorar y acercarme a los
hermanos?

Después de haberme examinado junto al Señor, vamos a seguir
silenciando nuestro interior, vamos a mirar la hermosura de Jesús
transfigurado y vamos a pedirle que sea él mismo el que nos diga qué
gestos de amor quiere que regalemos a los demás cuando hayamos
bajado del monte.

Cuando se vive mucho tiempo juntos, se sufre la falta de entendimiento,
el desgaste del encuentro, la falta de generosidad del que más lo
esperábamos…

Por eso, todos en grupo, vamos a cercarnos a Jesús, vamos a pedirle
que nos ayude a subir al monte, vamos a decirle que queremos dejarnos
inundar por su luz. Poco a poco, nos iremos dando cuenta de que nadie
puede ser feliz a solas, ni amar a solas, ni comunicarse a solas. Estas
experiencias nos harán apreciar más lo que es vivir unidos, en
comunidad, en grupo…

Y después de haber compartido y orado esta reflexión, nos pondremos
ante el Señor para pedirle perseverancia y fuerza para poder
desarrollar, como a Él le gusta, esta misión en la que nos hemos
comprometido.


CUARESMA
2012

12. SEMANA III Y IV: EL PERDÓN

LA PALABRA DEL III DOMINGO CUARESMA (11-03-12):

Éxodo 20,1-17: La ley fue dada por Moisés.
Salmo: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
1Corintios 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado, escándalo
para los judíos, pero para los llamados, sabiduría de Dios.
Juan 2,13-25: Este es mi Hijo muy amado.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a
los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un
azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les
esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: Quitad
esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se
acordaron de lo que está escrito: "el celo de tu casa me devora". Entonces intervinieron
los judíos y le preguntaron: ¿Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó:
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: Cuarenta y seis
años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Pero él
hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos
se acordaron de lo que había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había
dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en
su nombre, viendo los signos que hacía, pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los
conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él
sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Palabra del Señor

LA PALABRA DEL IV DOMINGO CUARESMA (18-03-12):

2Crónicas 36,14-16.19-23: La ira y la misericordia del Señor se
manifestaron por el exilio y la liberación del pueblo.
Salmo: Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de
ti.
Efesios 2,4-10: Muertos por los pecados, por pura gracia estáis
salvados.
Juan 3,14-21: Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve
por El.


CUARESMA
2012

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el
desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él
tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no
perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no
mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por
Él. El que cree en él no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no
ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz
vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran
malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para
no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Palabra del Señor

En este tiempo de conversión llega el momento de la Reconciliación.
Este tema es tan importante que perfectamente puede ocupar dos
semanas de Cuaresma, se trataría de la Reconciliación con:

Nosotros mismo
Con los hermanos
Y con Dios

En toda reconciliación, el que toma siempre la iniciativa es Cristo. Él es
el gran protagonista y no nosotros.

Así, cuando nos encontramos de nuevo ante su gran misericordia, llega
a nuestra mente la actitud de Jesús que, sin negar la gravedad del
pecado, se acerca al pecador para regalarle la confianza.

El pasado ya no cuenta, lo que cuenta es el «renacer», lo que cuenta es
el: «de ahora en adelante…».

De ahí que haya nacido en nosotros la sed de Dios y nos hayamos
refugiado en la oración que nos hace saborear esa intimidad que nos
asombra y hace que nazcan, en cada uno de nosotros, una multitud de
sentimientos que han brotado de nuestro corazón sin proponérnoslo y
que, al fin, hemos caído en la cuenta de que tienen un nombre muy
definido: Perdón.

12.1. VIVIR EN RELACIÓN
Vivir la vida en solitario es muy difícil. Tú no puedes prescindir de
nadie, como nadie puede prescindir de ti. Una acción tuya buena o mal,
por insignificante que sea, repercute en toda la creación. Piensa en qué


CUARESMA
2012

serías tú si nadie te hiciera el bien, y en lo que serían los demás si tú no
lo haces.

Dios, que lo sabía muy bien, quiso venir a vivir en relación para
enseñarnos la importancia de la familia, los amigos, la comunidad…

Pero vivir en relación no es fácil: unas veces sin darnos cuenta y otras
queriéndolo hacer bien, nos faltamos al respecto, nos dañamos, nos
herimos… y, aunque a veces procuramos sanar esas heridas, la
mayoría de las veces las guardamos, las acumulamos y, en algunos
casos, llegan a hacer nuestra convivencia imposible. Es aquí donde
tiene que aparecer la gracia del perdón.

Y, así es. Un día en el que notas dentro de ti algo que no puedes
explicar con palabras, o te encuentras en el camino con alguien que te
habla de manera distinta a la de costumbre, o ves un testimonio que se
escapa de tu rutina…, tomas la decisión de sanar esas críticas, esos
reproches, esos rechazos…, y quieres entrar en el camino de la
salvación, empezando a reconocer que has dañado y decidiendo
arrodillarte para pedir perdón.

A tu corazón ha llegado la gracia del perdón, una gracia que no seremos
nunca capaces de agradecer debidamente, porque pedir perdón es
reconocer los propios fallos, sabiendo que el amor de los demás está por
encima de ellos.

12.2. LA MONEDA DEL PERDÓN
La moneda del perdón tiene dos caras: perdonar y pedir perdón. Sin
embargo, ¡qué difícil resulta ponerlo en práctica! Es verdad que cuesta,
pero merece la pena intentarlo. Por eso os invitamos a que seáis
valientes y lo intentéis. Ama más allá de la herida que te hayan hecho.
Decide amar por encima del dolor recibido. Te sorprenderá el sosiego y
la paz que empiezan a inundar tu corazón.

Vivir el perdón está por encima de dar y recibir. Está por encima de la
simple disculpa, del «lo siento». Es un largo proceso necesario para que
la herida cicatrice. Es un don recibido del Señor que tiene una doble
finalidad: curarme yo y curar a los demás.

Para poder curar las heridas de los demás:

Tendré que reconocer en primer lugar que los he herido
Tendré que escuchar sus sufrimientos
Tendré que arrodillarme a pedirles perdón
Y, sobre todo, tendré que abrirme a su confianza y su acogida.


CUARESMA
2012

Solamente seré capaz de sanar a los demás cuando haya sido capaz de
curarme a mí mismo; y, para ello, tendré que dejarme sanar mi herida,
acogiendo el perdón que se me ofrece y abriéndome a la confianza de los
que me rodean.

Puede llegar, también, ese momento en el que crea que alguien debe
pedirme perdón y no lo ha hecho; sin caer en la cuenta de que la
persona humana es muy limitada y yo nunca podré entrar en la
intimidad del otro para ver cuál es el motivo que lo lleva a este
comportamiento.

Sin embargo, a veces, noto que todo esto queda lejano para mí. Me
parece bonito el planteamiento, pero:

¿Soy capaz de pedir perdón por esa herida que hice?
¿Por qué me cuesta tanto pedir perdón y perdonar?
¿Tengo heridas cerradas en falso?
¿Qué veo en los otros que me ayuda a pedir perdón?
¿Qué ven ellos en mí, cuando no son capaces de pedírmelo?

Con estas y otras preguntas que te surjan ponte en oración delante del
Señor. Silénciate. Recuerda esa ocasión en que fuiste capaz de pedir
perdón a esa persona concreta. Recuerda ese momento en que pediste
perdón a Dios, acercándote al sacramento de la reconciliación. Observa
si alguna vez has sido capaz de sanarte esa herida. Entra dentro de ti y
mira si todavía hay heridas sin sanar. Ahora déjate inundar por la
gracia y comprobarás que, si tu perdón adquiere esta dimensión, el
perdón de Dios es infinito.

12.3. CON ENTRAÑAS DE MISERICORDIA
No podrás acercarte al Señor sin que su misericordia te traspase más
allá de lo que podías esperar.

Jesús no niega la gravedad del pecado, pero no cesa de acercarse al
pecador para regalarle su confianza, su acogida, su perdón. El pasado
no cuenta, lo que cuenta es el renacer, el «de ahora en adelante».

Y es curioso que, enseñándonos Jesús ese camino nuevo, esa nueva
ruta que lleva a la misericordia, todavía sigamos nosotros siendo como
los acusadores de la mujer adúltera, lanzadores de piedras.

Entrar en el perdón que Cristo te ofrece supone siempre dejar algo de lo
que estás impregnado. Quizás haya que dejar el creernos justos, la
arrogancia, la presunción; dejar de ser meros cumplidores, creyéndonos
mejores que los demás.


CUARESMA
2012

Porque solamente es posible acercarse a la novedad del perdón cuando
tus manos están vacías, pobres, disponibles… mas si, por el contrario,
están llenas de piedras, esas mismas piedras oscurecerán todas las
posibilidades de ver las actitudes de los demás con nitidez. Porque para
perdonar hay que vivir en la luz, hay que ver con claridad; ya que uno
está limpio no cuando denuncia una culpa, sino cuando consigue mirar
al culpable con respeto y caridad.

Lo que mancha es el desprecio, la acusación, el comprometer al que se
equivocó… esto sí que es lo opuesto al perdón que Jesús vino a
enseñarnos; pues Jesús nos enseñó lo que era el perdón saliendo a
buscar y a sanar a todos los que se habían desviado.

12.4. EL SILENCIO DE JESÚS
Jesús, cuando perdona, tiene dos actitudes: primero el silencio, Él
calla. «No he venido a juzgar al mundo…», nos dirá en el evangelio; por
eso huye de ese debate que tanto nos gusta a los que queremos
justificarnos.

Jesús calla porque, con su silencio, quiere gritarnos que sus leyes son
distintas a las nuestras, ya que su ley se basa solamente en la
misericordia. Y sigue callado hasta conseguir que su misericordia se
grabe en ese corazón de carne que cada uno de nosotros llevamos
dentro. Él sabe muy bien que la misericordia es fecunda, crea, hace
vivir…

Y, después del silencio, una mirada de bondad. Una mirada nueva,
distinta a la nuestra; una mirada capaz de ver todo lo que se esconde
bajo la costra de cada persona; una mirada para observar sus errores,
sus defectos, sus infamias… Pero Jesús, con esa mirada, quiere llegar
hasta el santuario de cada persona, donde anida el deseo de abrirse a la
gracia para encontrarse con Dios.

Y ahora sí, llegan las palabras esperadas, las palabras que inundan el
corazón, las palabras que te devuelven a la vida: ¿Nadie te ha
condenado? Pues yo tampoco. ¡Estás perdonado!, vete y no peque más.

Me pongo delante del Señor. Tomo conciencia de que, en mi corazón,
todavía hay zonas oscuras, sin sanar, y con humildad reconoceré ante
Él que no todo lo he hecho bien.

Caeré en la cuenta de que:

A veces he herido a los demás


CUARESMA
2012

Escuchar los sufrimientos del otro me comprometía, por lo que he
preferido dejarlos pasar
He callado cuando, a mi alrededor, se trivializaban el sacramento
del perdón.

Así, viendo que tengo mucho que sanar, le pediré al Señor su luz para
que me siga mostrando en qué he fallado.

En silencio dejaré que lleguen a mi mente no sólo los actos que he
hecho mal, sino las actitudes que tenía al realizarlos.

Ello me llevará a recibir el sacramento de la Penitencia: me confesaré,
me reconciliaré con Dios y con mis hermanos.

Y tomaré la decisión de volver al Padre para decirle como el hijo pródigo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de que me
llames hijo».

Después me quedaré en silencio, me echaré en sus brazos y saborearé
su abrazo de amor.

Es muy importante experimentar juntos la gracia que Dios nos brinda
de pedir perdón y perdonar.

En un grupo, normalmente, se da esta dualidad: unas veces ofendo yo
y, otras, me ofenden a mí.

Si estas heridas no se sanan, no se curan, tarde o temprano aparecerán
esas cicatrices, gritando que allí hay algo que no va bien. Nos
encontraremos con problema añadido, pues todos esos daños, aún sin
pretenderlo, afectan a todo el grupo.

Es, por tanto, un momento de gracia que se nos brinda para hacer una
reconciliación de grupo. Sería bueno que lo hiciésemos en clima de
oración, porque esto evitaría alguna voz y cierta subida de tono.

Empezamos mirando entre todos si, en el grupo, hay heridas sin sanar.
Observamos si alguna se ha cerrado en falso.

Sería bueno compartir qué veo en los demás que me ayuda a pedir
perdón y perdonar. Y qué ven ellos en mí que les ayude a tener la
misma actitud.

Después de orar el tema con tranquilidad, se puede terminar con una
acción de gracias, espontánea, por el inmenso regalo que nos brinda el
Señor, dándonos el don de: pedir perdón y perdonar.

CUARESMA
2012

13. SEMANA V: DAR FRUTO EN ABUNDANCIA

LA PALABRA DEL V DOMINGO CUARESMA (25-03-12):

Jeremías 31,31-34 36,14-16.19-23: Haré una alianza nueva y no
recordaré sus pecados.
Salmo: Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Hebreos 5,7-9: Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de
salvación eterna
Juan 12,20-33: Si el grano de trigo que cae en tierra muere, dará
mucho fruto.

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles;
éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: Señor, quisiéramos ver
a Jesús. Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os
aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si
muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí
mismo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde
esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva el Padre le premiará. Ahora mi
alma está agitada y, ¿qué diré? : Padre líbrame e esta hora. Pero si por esto he venido,
para esta hora. Padre glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he
glorificado y volveré a glorificarlo. La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido
un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo:
Esta voz no he venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo;
ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre
la tierra atraeré a todos hacia mí. Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a
morir.
Palabra del Señor

«Cuentan que un hombre que acababa de conocer a Jesús de Nazaret
quedó tan fascinado de su presencia que decidió buscar, por todos los
caminos, a otros hombres que les hubiera pasado lo mismo que a él,
para, junto a ellos, seguirle.
Al ver a un anciano sentado al borde del camino le preguntó:
-¿Has visto pasar por aquí a algún cristiano?
El anciano, encogiéndose de hombros le contestó:
-Depende del tipo de cristianos que busque.
-¡Perdone! –le dijo contrariado el joven-, es que soy nuevo en esto y no
conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús.


CUARESMA
2012

-Pues mire, amigo, los hay para todos los gustos: Hay cristianos de
cumplo-miento, cristianos por tradición, por conveniencia, por
comodidad… y hay otros que son cristianos auténticos.
-¡Los auténticos! Esos son los que yo busco. ¡Los de verdad!
-¡Vaya! –dijo el anciano, subiendo la voz-, esos son los más difíciles de
encontrar.
El joven con impaciencia, de dijo:
-¿Y cómo podré reconocerlos?
El anciano, pausadamente, le contestó:
No se preocupe, amigo. No tendrá dificultad para reconocerlos. Un
cristiano de verdad no puede pasar desapercibido. Lo conocerá por sus
obras, pues allí donde va, siempre deja huella».

13.1. SOMOS CRISTIANOS
Vivimos en un mundo presidido por el estrés. Enseguida tenemos una
salida de tono, levantamos la voz, queremos imponer nuestro criterio y
no nos importa conseguirlo a cualquier precio.

Incluso somos capaces de escuchar la palabra de Dios sin inquietarnos
lo más mínimo. «El Señor es lento a la cólera, rico en piedad, es bueno
con todos», pero eso no va con nosotros. Nosotros somos humanos y
tenemos que mantener nuestro sitio. No podemos permitir que
descubran por dónde pueden atacarnos.

Esto no quita que sepamos guardar
la compostura, aunque salvemos las
distancias. Podemos ser buenos y
cariñosos mientras saquemos de
ello algún provecho o tengamos que
quedar bien con alguien; pero, si no
hay nada en juego, seguiremos el
camino fácil y buscaremos una
disculpa que nos justifique.

Pero, queremos invitaros hay a caer
en la cuenta de que nosotros somos
distintos. Somos cristianos, somos
bautizados, estamos integrados en
la comunidad de creyentes, y esto
significa que hemos optado por vivir
la vida de Jesús, haciendo protagonista de nuestra existencia al
Espíritu Santo.

A ti y a mí nos toca dar forma a esa vida. A ti y a mí nos toca tomar las
decisiones en cada acontecimiento para hacer presente a Dios en el
mundo.


CUARESMA
2012

Más esto no es fácil. Exige una serie de actitudes. No basta con tener
unas ideas más o menos claras; son necesarias unas actitudes,
tomadas con seriedad, donde intervengan la cabeza y el corazón.

Porque cada ser humano se hace persona a base de ir optando, desde la
libertad y la responsabilidad, por la historia de salvación que Dios le ha
asignado.

13.2. SIN PONER NORMAS
Cada uno tiene que acoger al Señor desde su realidad concreta. No vale
acogerlo con los labios si nuestras acciones no se corresponden con
nuestras palabras. No sirve el que pongamos normas en el seguimiento
de Jesús.

Todo hombre es un ser en camino, y ese camino nos va presentando
una serie de alternativas, de las que cada uno, desde su libertad, va
eligiendo unas y dejando otras. Así, cuando todo lo hacemos
reconociéndonos criaturas de Dios, nos vamos insertando en la vida de
creyentes y, sin pretenderlo, nuestras hazañas hablan de la grandeza
del Señor.

No podemos basar nuestra vida en actos, sino en actitudes. No vale
conformarnos con oír hablar de Dios, sino con mirar dónde tenemos
puesto el corazón. No vale el «cumplo-miento» de actos religiosos, sino
llegar a la grandeza, de buscar en ellos a Dios.

La vida está repleta de hazañas. ¿Quién no ha pasado por un
despliegue de acontecimientos que lo han superado para bien o para
mal? ¡Cuántas veces nos quejamos de nuestro destino, de no entender
nada, de no encontrar sentido a lo que vivimos!

Nuestros ojos parecen cerrarse poco a poco, se cansan de mirar siempre
a la misma bombilla semiapagada; sin embargo, les asusta encontrarse
con la luz. Nos sentimos incapaces de abrir de par en par las ventanas,
porque estando cerradas se oculta mejor esa suciedad acumulada
durante tantos años.

Por eso, en esta oración, vamos a pedirle al Señor que siga gobernando
nuestra vida, que nos envíe su luz, que nos ayude a mostrar su
grandeza por medio de nuestras obras. Queremos empezar con ánimo
renovado. Queremos intentarlo de nuevo, en este tiempo de gracia que
se nos brinda. Queremos dejar esa vida amorfa, sin sentido, sin ilusión,
sin meta…, que va calando en nuestro interior desde el ambiente en que
nos movemos. Queremos que nos dé claridad para que, cuando en una
situación concreta no sepamos a qué atenernos, huyamos del
desánimo, suframos el desconcierto de la duda y, con toda humildad,
seamos pacientes para que se cumpla en nosotros la voluntad de Dios.

CUARESMA
2012

13.3. DÉJATE INTERROGAR POR DIOS

Admira el mensaje tan sorprendente que llega hasta nosotros desde la
palabra de Dios. ¡Cuántos intentan esquivarla para que no los
interrogue! Pero se equivocan: podrán huir de todos los hombres para
que los cuestionen sobre Dios, pero nunca podrán huir de ellos mismos.
Y solamente tendrán que parase un momento para encontrarse cara a
cara con Él. Pues el Señor está siempre en cada uno de nosotros,
amándonos intensamente, aunque no lo queramos.

¡Con qué fuerza nos llega hoy este mensaje desde la «zarza ardiendo»
que contempla Moisés! Sin pretenderlo, se va dejando «domesticar» por
el Señor y, como leemos en El Principito sobre la amistad, esto lo va
llevando a ser amigo íntimo de Dios.

Moisés se va acercando tanto a Dios, se va haciendo tan íntimo con Él,
va descendiendo de tal manera hasta su fondo…, que Dios le da a
conocer su nombre. Moisés queda tan impactado que no se conforma
con eso: quiere tener un mayor conocimiento de Dios. Y decide buscar
al Dios del Diálogo.

13.4. DIOS COMUNICACIÓN
Ese Dios que hace poco tiempo veíamos en Belén hecho Palabra para
comunicarse con los hombres. Ese Dios se había hecho ya
comunicación, en tiempos muy lejanos, con los grandes orantes de la
Biblia.

Moisés, hombre inquieto, quiere conocer a ese Dios extraño, cercano y
nuevo a la vez. Y para ello hará lo mismo que Jesús: Se instala en el
desierto. Porque Él ha intuido que siempre hay un «más allá», siempre
se puede llegar un poco más lejos, siempre hay algo nuevo que hacer,
siempre se puede cambiar en algo…; cada momento, es tiempo de
conversión

Y, ante los ojos expectantes de Moisés, aparece ese extraño espectáculo:
«Una zarza que arde sin consumirse». Moisés tiene que tomar una
opción si quiere acercarse a mirar: Despojarse, dejar todo lo que lleva
pegado a sus pies. Y «Moisés se descalza, se quita las sandalias».

Ha comprendido que Dios está siempre más allá de nuestras ideas y
nuestras posturas absurdas. Aquel fuego le hace caer en la cuenta de
que Dios no es un problema que tenga que resolver, sino un misterio
que ha de aceptar. Dios siempre toma la iniciativa, siempre da el primer
paso, siempre llama a la persona por su nombre.


CUARESMA
2012

Moisés es tocado por el Señor y su respuesta no se hace esperar: ¡Heme
aquí! Porque, cuando se topa de frente con el Señor, sólo le es posible
hacer un acto de humildad, disponibilidad, pobreza y consentimiento.

A tu mente llega la claridad de ver que a Dios no se le puede tratar
como a un objeto que se coge y se deja, ni se le puede manipular a
nuestro antojo, ni se puede estar a bien con él por si llegan las
dificultades.

Cuando llegas a Dios, sólo puedes bajar las manos y descalzarte;
porque Dios es el fuego que ilumina y transforma todo lo que toca.

Enseguida se darán cuenta los que están a nuestro lado de esa forma
de actuar. No podemos vivir insertados en Dios y dejar de dar frutos.

La señal de que has conocido a Dios la dará tu manera de orar, la
constancia en la oración y tu comportamiento de vida; pues cuanto más
conoces a Dios, más deseo tienes de agradarle y más se parecen tus
actitudes a las suyas.

La gloria del Señor inundará nuestro corazón y, sintiendo su fortaleza,
nos daremos cuenta de cómo nuestra nada empieza a entrar en
contacto con el todo de Dios.

No dejes nunca, Señor de recordarnos tu amistad; no dejes nunca de
regalarnos tu abrazo y tu perdón; no dejes nunca de renovarnos con tu
amor, porque ante tanta gracia llegaremos a Ti para decirte con el
corazón:

Gracias, Señor, por el hombre nuevo que haces amanecer en
nosotros.
Gracias por tu paciencia y comprensión para esperarnos sin
reproches cuando estamos áridos y secos.
Gracias por la nueva oportunidad que nos ofreces para que
dejemos regenerar.
Gracias por habernos regalado: tu fortaleza, que nos robustece; tu
ejemplo, que nos anima; tu forma de vivir, que nos enseña cómo
ha de ser la nuestra; y tu amor, que vela por nosotros en cada
instante de la vida.
Gracias, por tanta gracia, Señor.

En este silencio en el que, entre Dios y yo hay una sintonía especial, no
me queda más remedio que responder si, libremente, estoy dispuesto/a
a vivir mi cristianismo como a Él le gusta que lo viva.


CUARESMA
2012

Para ello tendré que asumir que, si la respuesta es afirmativa, ha de ir
seguida de frutos que la respalden.

Por eso será bueno que me pregunte, reiteradamente, durante este
tiempo de Cuaresma:

¿Qué frutos quiero dar?
¿Son, de verdad, los que doy?
Si no es así, ¿soy capaz de cambiar mi corazón con todo lo que
eso conlleva?
¿He hecho protagonista de mi vida al Espíritu Santo?
¿Se nota en mis actitudes cotidianas, allí donde se desarrolla mi
vida?:

En mi familia
En mi comunidad
En mi trabajo
En mi tiempo de ocio
En las catequesis
En mis actividades religiosas
En el tiempo que dedico a la Eucaristía, a la oración…

No basta con oír hablar de Dios, sino que hemos de pararnos a ver
dónde tenemos puesto el corazón.

Desde esta reflexión podemos ver si todo lo que hacemos en el grupo va
dando frutos, y si esos frutos llegan a los demás.

Para ello vamos a reflexionar sobre estas preguntas:

¿Estamos dispuestos a vivir, la realidad del grupo con ánimos
renovados?
¿Somos un grupo ilusionado, con ganas de trabajar, o hemos
caído en la rutina?
Si juzgasen el grupo desde fuera: ¿Qué opinión les merecería?

Sólo nos queda acercarnos a Dios y, como hemos dicho en la reflexión
del tema, bajar las manos y descalzarnos, con la seguridad de que Él es
el fuego que nos fortifica y la luz que nos ilumina y transforma.


Cuaresma Ciclo B 2012

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