Introducción a la vida de Safo de Mitilene para preparar el trabajo de recitación de poemas con mis alumnos de 3 º Diver de cara al acto de lectura de clásicos grecolatinos que se celebrará el 12 del 12 del 2012 a las 12:00.
2. Soy Safo, Safo de Mitilene,
la que en buena hora ciñó
su lira para unirla a los
versos que me fueron
inspirados por las Musas y
así poder traspasar el
tiempo con el fin de
conseguir llegar hasta
vosotros, alumnos de 3 º
Diver .
3. Nací en pleno Mar Egeo, en una isla griega llamada Lesbos, situada a
muy poca distancia de la costa turca, allá por el año 650 a de C. Sé que
vosotros compartís conmigo otro mar histórico: el Mediterráneo, por el
que también mis versos han navegado en imaginarias trirremes hasta
llegar a Llano de Brujas, localidad no muy alejada de Cartagonova, según
me ha dicho Hermes, el de alados pies.
4. Aunque mi nacimiento no fue tan poético como el de mi adorada Venus-
Afrodita, la surgida de entre la espuma, tuve la fortuna de nacer en el seno de
una familia de la aristocracia de la isla y mi linaje por tanto era elevado. Si
bien, a causa de luchas de poder internas, tuve que partir al exilio y
refugiarme en la soleada isla de Sicilia. Cuando por fin pude regresar a
Lesbos, me asenté en su capital, Mitilene.
5. Aquí fundé La Casa de las Servidoras de las Musas, a donde acudían las
hijas de la mejor sociedad de la isla con el fin de ser preparadas para el
matrimonio. Entre otras cosas, venían a aprender a recitar poesía,
confeccionar hermosas guirnaldas de flores , pero sobre todo, deseaban
aprender a disfrutar de la vida.
6. Y la vida sin amor no se disfruta. Es por ello que muchos de mis poemas
cantarán este tema y que mi devoción a los dioses se centrará en adorar a
Venus-Afrodita , porque estoy segura de que vosotros, aun mirándome
desde un siglo tan lejano para mí, sentís o habéis sentido al que afloja los
miembros, quien nos hace temblar y desfallecer.
“De nuevo Eros, que los miembros afloja, me sacude,
una fiera dulciamarga, imbatible”.
7. “Me parece igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo, los
oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte me
siento, infeliz”.
8. Y el tiempo pasó, huyó como escapaba
la arena de las playas de Lesbos por
entre mis dedos. El inframundo, el
reino de Hades, el Érebo se iba a
convertir en mi morada para
siempre jamás.
Dicen algunas lenguas ligeras que al
final de mis días, enamorada de un tal
Faón, hombre que no me correspondía
en asuntos de amores, decidí poner fin
a mi vida arrojándome al mar por un
acantilado que había en el cabo de
Leúcade, cercano a un templo
consagrado a Apolo.
9. Pero los últimos días de mi
existencia fueron menos
legendarios y más familiares. Mi
queridísima hija Cleis, la de
cabellos dorados como el sol, me
acompañaba apenada en mi
lecho de muerte. Le pedí en
forma de poema que no se
pusiera triste por mi
enfermedad, porque en esa casa,
la suya, no debían escucharse
lamentos. Estaba consagrada a
las Musas.
10. Gracias a Arístides Mínguez por el texto que publicó en La Columnata-El
antro de la Arpía: Safo de Lesbos: el gorrión entre las rosas.
Las imágenes están extraídas de WikiPaintings, Wikimedia Commons y
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La finalidad de esta presentación es exclusivamente educativa, sin ningún fin
comercial.
PPT elaborado por Pepa Botella Pérez