SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 232
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                    1


                            UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
                                          FACULTAD DE MEDICINA
                                                 ESCUELA DE MEDICINA



        METODOLOGÍA DEL TRABAJO INTELECTUAL




                               GUÍA DE ESTUDIO
   Recomendada para los estudiantes de las Escuelas de Medicina, Odontología y
                                 Enfermería.


                                       Autoras:
                       Mgtr. Nancy Malca Tello – Coordinadora
                              Lic. Carmen Vidaurre Nieto
                                           2º edición

                                       Chiclayo - Perú
                                             2010



              Nancy Malca Tello                                   Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                              2




                                     Reservados todos los derechos de autoría
            Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso de las autoras




              Nancy Malca Tello                             Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                             3




                                           ÍNDICE

   Prólogo                                                                                5

   I.        El estudio y los factores que favorecen o dificultan el aprendizaje.          7
             1.1.    El Quehacer Universitario                                             8
             1.2.    Los Problemas de Estudio                                             35
                       1.2.1. ¿Qué es estudiar?                                           35
                       1.2.2. Los Problemas de Estudio                                    36
                       1.2.3. Proyecto de Estudio                                         37
             1.3.    Estilos de Aprendizaje y los Procesos Metacognitivos.                37
                       1.3.1. Metacognición                                               38
                       1.3.2. Metacognición y las Estrategias de Aprendizaje              42
                       1.3.3. ¿Qué son los Estilos de Aprendizaje?                        42
                       1.3.4. Las distintas Teorías y cómo se relacionan entre sí.        48
                       1.3.5. Estilos de Aprendizaje y Estrategias.                        50
                       1.3.6. Los Estilos de Aprendizaje y la Teoría de las
                                Inteligencias Múltiples.                                  50
                       1.3.7. La Inteligencia Emocional                                   51
             1.4.    Factores que influyen en el Estudio.                                 55
             1.5.    El Estudio como Aprendizaje Significativo.                           56
             1.6.    Planificación del Estudio.                                            61

   II.       Método de Estudio por Comprensión                                         71
             2.1.  Naturaleza y características del Método de Estudio por Comprensión (Método
                   Faber).                                                             72
             2.2.  Memorización y Comprensión                                          72
             2.3.  Fases del Método de Estudio por comprensión.                        75
             2.4.  Actitudes para el desarrollo del Método de Estudio por Comprensión. 78

   III.      Técnicas de Estudio                                                           83
             3.1.   Naturaleza y Tipología de las Técnicas de Estudio.                     83
             3.2.   Naturaleza de las Técnicas                                             83
             3.3.   Clasificación y tipología de las técnicas de estudio                   85
             3.4.   La Conceptualización.                                                  87
             3.5.   El Análisis                                                            90
             3.6.   El Fichaje: Fichas de Investigación o de Trabajo.                      94
             3.7.   Normas de Referencias Bibliográficas.                                101
                    3.7.1. Referencias Bibliográficas: Estilo Vancouver.                 102
             3.8.   La Lectura.                                                          115
                       3.8.1. Clases de Lectura                                          117
                       3.8.2. Tipos de Lectura                                           119
                       3.8.3. Niveles de Lectura                                         120
                       3.8.4. El Estudiante ante la Lectura.                              121
                       3.8.5. Análisis estructural del texto                             122
                       3.8.6. Actitudes del Estudiante frente a la lectura.              127
                       3.8.7. ¿Cómo debe leerse: La Lectura Organizada?                  128
                       3.8.8. La Concentración en la lectura.                            131



               Nancy Malca Tello                                           Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                           4

                     3.8.9. La Toma de Notas a partir de la lectura.                   131
                     3.8.10. Los Textos.                                               133
                     3.8.11. Los Documentos en el Estudio.                             134
           3.9.    Subrayado, Resumen y Toma de Apuntes.                               139
                     3.9.1. El Subrayado                                               140
                     3.9.2. El Resumen                                                 143
                     3.9.3. La Toma de Apuntes.                                        147
           3.10.   Mapas Conceptuales y Mapas Mentales.                                151
                     3.10.1. Mapa Conceptual                                           152
                     3.10.2. Mapa Mental.                                               157
           3.11.   Uve Heurística, Diagramas y Esquemas                                165
                     3.11.1. La Uve Heurística                                         166
                     3.11.2. Diagramas                                                 171
                             3.11.2. 1. Diagrama del ¿por qué?                         172
                             3.11.2. 2. Diagrama del Árbol de Problemas                174
                             3.11.2. 3. Diagrama del Árbol de Conceptos.                176
                             3.11.2. 4. Diagrama de Causa – Efecto (Ishikawa).          177
                     3.11.3. Esquemas                                                  178
                             3.11.3.1. Esquema de Barras.                              179
                            3.11.3.2 Esquema Numérico.                                 180
                            3.11.3.3 Esquema de Flechas.                               181

   IV.     La Investigación Bibliográfica.                                            185
           4.1.    La Investigación Científica: Proceso y Tipos.                      186
           4.2.    Plan de Investigación de la Bibliográfica: Marco Teórico, Problema
                   Científico, Importancia y Objetivos.                               192
                     4.2.1. Marco Teórico                                             193
                             4.2.1.1 Formulación del Problema Científico.             194
                             4.2.1.2 Importancia.                                     194
                             4.2.1.3 Determinación de Objetivos.                       195
            4.3 Técnicas e Instrumentos de Registro y Análisis de Información: Fichas
                 de Investigación o de Trabajo.                                        198
            4.4. Normas para redactar el Informe de Investigación Bibliográfica:
                 La Monografía.                                                        202
                     4.4.1. Estructura de la Monografía.                               206

   V.      GLOSARIO                                                                     210

   VI.     APÉNDICE: LECTURAS RECOMENDADAS                                              214




              Nancy Malca Tello                                          Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                        5

                       UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
                                     FACULTAD DE MEDICINA
                                     ESCUELA DE MEDICINA


                                PRESENTACIÓN
   La presente Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual que se pone a
disposición de los estudiantes de la Facultad de Medicina, busca preparar al estudiante para la
vida universitaria.

   Ser estudiante universitario conlleva a una responsabilidad muy especial, y por ello es
conveniente relevar este significado, para que cada estudiante asuma el papel que le
corresponde y se forme profesionalmente en forma integral.
   Estudiar en la Universidad trae consigo nuevas y variadas situaciones. Es un sistema de vida
totalmente distinta a la que se vivió anteriormente; por tal motivo requiere de una preparación
adecuada y saber afrontar todas y cada una de las implicancias que se van a derivar de tales
experiencias.

   Fundamentalmente en la universidad, el estudiante que ingresa debe distinguir tres
funciones: a) Docencia en el más alto nivel, b) Investigación estrictamente científica y c)
Proyección social al servicio de la sociedad.
   Para poder cumplir estas tres funciones la Universidad planifica su desarrollo, pero el
estudiante tiene que saber adaptarse a tales situaciones, pues todo universitario debe aprender
no solo las funciones de su profesión, sino que, además debe dominar las técnicas de estudio,
de investigación y sobre todo poseer una cultura básica.

El trabajo universitario requiere de técnicas de estudio que nos permita desarrollar habilidades
intelectuales para hacer del estudio una verdadera fuente de producción intelectual creativa y
a la vez aplicar estrategias que harán más sistemático, fácil y eficiente nuestro trabajo en la
universidad.

   La presente Guía de Estudio además de situar al estudiante en el ambiente académico, le
proporciona los elementos teórico-prácticos para mejorar sus habilidades intelectuales,
estrategias metodológicas y técnicas de estudio.
   El presente trabajo realizado se ha elaborado partiendo de la ciencia como un modo de
conocimiento, presenta las características y condiciones del aprendizaje innovador y la



                Nancy Malca Tello                                     Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                         6

resolución de problemas como parte del trabajo intelectual que el estudiante realiza en la
universidad y que además presenta actividades en cada capítulo para que determine y aplique
su aprendizaje y preparación. Todo esto incentivará el estudiante a que desarrolle su propio
estilo de aprendizaje basado en el aprender haciendo.
   Asimismo, cabe mencionar, que para la redacción del informe de investigación – citas y
referencias bibliográficas – se utiliza el Estilo Vancouver, aplicado para la Ciencias Biomédicas;
por lo que la presente Guía, se recomienda su uso también para los estudiantes de las Escuelas
de Odontología y Enfermería.
   Con la seguridad, de que esta Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual
incentive y motive a nuestros estudiantes a un trabajo universitario creativo, reflexivo,
innovador que redundarán en su formación integral como personas y mejores profesionales.
   Finalmente, queremos terminar mencionando esta reflexión de Arturo Graf “Excelente
maestro es aquél que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de
aprender”




                                                                        Mgtr. Nancy Malca Tello
                                                                     Lic. Carmen Vidaurre Nieto
                                                                                     AUTORAS




              Nancy Malca Tello                                        Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                 7



       I. EL ESTUDIO Y LOS FACTORES QUE FAVORECEN O DIFICULTAN EL
                                APRENDIZAJE


INTRODUCCIÓN:

    Esta primera parte del desarrollo del curso está referido al Estudio y a los Factores que favorecen y
dificultan el aprendizaje en los alumnos, especialmente en la universidad, donde se involucran
aspectos concretos en su preparación académica, que es la base de lo que la universidad espera de sus
alumnos.

  Además de situar al estudiante en el ambiente académico, universitario le proporciona los
elementos teóricos- prácticos para mejorar sus habilidades intelectuales y las estrategias necesarias
para que su rendimiento en la universidad sea el más óptimo.

   Conocer cuales son los factores que impiden al estudiante desempeñarse como tal, es uno de los
mayores problemas que se presentan en su vida estudiantil, por lo que este debe tener sus objetivos
claros y una actitud muy particular frente al conocimiento y alcanzar la meta esperada de la manera
más acertada.

    Vamos a profundizar algunos factores internos y externos que condicionan al alumno a que los
resultados sean más adecuados y no genere desorientación durante el proceso de su formación; y
posteriormente le permita llegar a conclusiones personales para luego superarlas con las
orientaciones que requiera de parte de sus profesores.

    Veamos pues, el contenido de esta primera unidad como la guía de aquello que necesitamos para
desarrollar habilidades acordes al nivel superior como es la universidad, que requiere alumnos con
un desarrollo intelectual para hacer del estudio una verdadera fuente de producción creativa y de
carácter científico.



OBJETIVOS:


                 Elabora y expone las conclusiones sobre los aspectos fundamentales del quehacer
                 universitario.

                  Identifica los diferentes tipos de aprendizajes y examinar las características de la
                 metodología del estudio que se requiere en la Escuela de Medicina, basado en la
                 reflexión crítica y el aprendizaje innovador que requiere todo estudiante
                 universitario.

                 Reconoce los objetivos y los factores internos y externos que inciden en él cuando
                 estudia y esbozará un diagnóstico del empleo del tiempo de estudio personal.




               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                   8


1.1. EL QUEHACER UNIVERSITARIO:
      El quehacer universitario, como cualquier otro de los hombres, responde a un espíritu que viene
a ser su principio, lo que le confiere su carácter propio, su sustancia. Con la expresión “espíritu
universitario” se quiere tratar aquí de algo más profundo de lo que podría corresponder al estilo,
modo de hacer, práctica usual o forma de comportarse del universitario. Se pretende bosquejar el
núcleo constitutivo de la actividad universitaria y de la vocación al trabajo en una Universidad
aquellos objetivos básicos y preferentes que al ser descubiertos resultan suficientemente atractivos
para dedicar a ellos, con entusiasmo, toda una vida profesional; el talante con que se emprende y
realiza esa tarea, el modo sustantivo de entenderla; y, como consecuencia, el sello más propio que la
Universidad imprime en las personas que integran la comunidad universitaria, de tanta significación
para cada una de ellas y para la sociedad.
A continuación se da a conocer el esquema sobre el quehacer universitario planteado por Ponz, 1996:
3.1. Trascendencia personal y social de la Universidad.
3.1.1. Contribución científica y cultural.
3.1.2. Valoración de la persona y de la educación superior.
3.2. La idea de Universidad y el espíritu universitario.
3.2.1. Diversos modos de entender la Universidad.
3.2.2. Una Universidad centrada en la persona yen la sociedad.
3.2.3. Vocación universitaria.
3.3. Características del espíritu universitario.
3.3.1. Elevada estimación de la dignidad de la persona humana.
3.3.2. Búsqueda, conocimiento y participación de la verdad.
3.3.2.1. El anhelo de saber verdadero.
3.3.2.2. Hábitos intelectuales para la búsqueda y la adquisición de la verdad.
3.3.2.2.1. Esfuerzo intelectual.
3.3.2.2.2. Estudio y rigor crítico.
3.3.2.2.3. Humildad intelectual.
3.3.2.3. Amor y participación de la verdad.
3.3.2.3.1. Amor desinteresado a la verdad.
3.3.2.3.2. La difusión de la verdad mediante las publicaciones científicas.
3.3.2.3.3. Delicadeza al mostrar la verdad.
3.3.2.3.4. Respeto a la opinión ajena y al que está en el error.
3.3.2.4. Mente abierta a toda verdad.
3.3.2.4.1. Especialización profesional y educación liberal.
3.3.2.4.2. El cultivo de la mente.
3.3.2.4.3. Saber universal y síntesis de la cultura.
3.3.2.4.4. Saber universal y dimensión religiosa del hombre.
3.3.2.4.5. El universitario, hombre de criterio.




                 Nancy Malca Tello                                               Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               9

3.3.3. Fidelidad a la verdad.
3.3.3.1. Adhesión y compromiso con la verdad.
3.3.3.2. Veracidad.
3.3.3.3. Verdad y principios éticos.
3.3.4. Amor a la libertad.
3.3.4.1. El universitario redama libertad.
3.3.4.2. Respeto a la libertad de los demás.
3.3.4.3. Educar en libertad y responsabilidad.
3.3.5. Espíritu de servido.
3.3.5.1. La alegría de servir.
3.3.5.2. Servir con el propio trabajo.
3.3.5.3. Servir mediante la cooperación.
3.3.5.4. Servir a la sociedad, con sentido de la responsabilidad social.
3.3.5.4.1. El mejor servicio universitario a la sociedad.
3.3.5.4.2. Educación para la convivencia social,
3.3.5.4.3. Espíritu de solidaridad.
3.3.5.4.4. Sensibilidad social.
3.3.6. Universalidad
3.4. Adquisición y transmisión del espíritu universitario.


3.1. TRASCENDENCIA PERSONAL Y SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD
    3.1.1. Contribución científica y cultural
         En nuestros días, más quizá que en otras épocas, se percibe la grao trascendencia personal y
sedal de la Universidad. Se ve a la institución universitaria como instrumento decisivo para la
elevación cultural y espiritual de los pueblos y para el progreso científico y tecnológico, como lugar
de preparación de las personas que con su criterio bien formado y su actividad profesional
competente pueden orientar correctamente el desenvolvimiento futuro de la vida del hombre, corno
fuente para una mejor y más adecuada utilización de los recursos naturales y logro de una vida más
saludable, como elemento básico que permita alcanzar una más apropiada configuración de la
sociedad y una convivencia social más humana.


    3.1.2. Valoración de la persona y de la Educación Superior
          Se está despertando también en el mundo de hoy una mayor conciencia de la dignidad del
hombre, y del alto valor que corresponde a la educación, precisamente para que el hombre pueda
vivir verdaderamente como hombre. Esto quizás se deba a que, por contraste, la vida humana se
desarrolla con frecuencia en unas circunstancias que pueden conducir a que el hombre se conforme
con la condición de animal o de cosa, bajo una presión ambiente que tiende a minusvalorarle como
personal.
         De hecho, se codicia ahora la educación en todos sus niveles y por la práctica totalidad de
las personas. La sociedad establece el límite de la instrucción obligatoria en grados y edades cada vez
más altos y proporciona para eso los medios oportunos. La Universidad no es vista ya como un lugar



                 Nancy Malca Tello                                           Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               10

de educación superior reservado a una élite social, sino como nivel educativo al que deben poder
acudir todos cuantos lo deseen y reúnan las condiciones intelectuales apropiadas. Y de hecho están
llegando felizmente a ella personas de las más variadas procedencias, hombres y mujeres, de la
ciudad y del campo, cuyos padres son o no universitarios y se dedican a cualquier oficio o profesión
         Este proceso está conduciendo, al menos en estas últimas décadas, a una transformación
social importante, de progresiva elevación del nivel de titulación académica que poseen quienes se
ocupan de desempeñar las diversas funciones que se dan en la sociedad. Los universitarios van
siendo, en efecto, una proporción progresivamente mayor, tanto porque aparecen tareas nuevas que
requieren esa preparación intelectual, como por aumento del número de las que ya se venían
realizando con esa titulación, o por la creciente complejidad de las cuestiones; pero también por el
noble anhelo de elevación cultural que hace que sean ahora universitarios quienes se ocupen de
tareas que se venían ejerciendo sin esa cualificación.
         Todo esto pone de relieve que la Universidad tiene un alcance y repercusión creciente,
afecta a mayor proporción de personas; y que los universitarios tienen hasta numéricamente más
peso en la sociedad. La Universidad, al adquirir conciencia de esa mayor responsabilidad, se ha
planteado a sí misma en los últimos años profundos interrogantes acerca de su misión y su naturaleza,
convencida de a importancia que tenía poder resolverlos con acierto.


3.2. LA IDEA DE UNIVERSIDAD y EL ESPÍRITU UNIVERSITARIO
    3.2.1. Diversos modos de entender la Universidad
         Parece evidente que el espíritu universitario dependerá de la idea que se tenga sobre lo que
es o debe ser la institución universitaria. La “Universidad”, es un concepto abstracto que se aplica a un
gran número de “Universidades”, realidades concretas que responden a finalidades no univocas y que
están dirigidas y son realizadas por personas muy diferentes, en las que se dan de hecho distintos
modos de entender la Universidad, que incluyen algunos elementos comunes, junto a otros
claramente diferenciadores. Hoy día hay general acuerdo en que la Universidad que propiamente
quiera serio debe dar enseñanzas del nivel superior y ha de desarrollar una actividad investigadora.
Hay ya discrepancias, al menos en la práctica, sobre la importancia relativa que haya de darse a una y
otra de esas fondones, tanto en la aplicación de tiempos y recursos, como en la selección del
profesorado, temas en los que no se Va a entrar aquí.
         Existen también notables diferencias en cuanto a la diversidad de ciencias que una
Universidad debe ofrecer y cultivar y en cuanto a si las enseñanzas han de ser entendidas como medio
de acceso al saber al margen de sus aplicaciones prácticas, o como preparación inmediata al ejercicio
de una profesión. Hay así Universidades preferente o exclusivamente dedicadas a las enseñanzas
técnicas, otras que excluyen cuanto no sea ciencia positiva, otras que extreman la formación
profesional muy especializada, y las hay asimismo que atienden sólo o muy principalmente a la
formación humanística. Se ha de señalar por último que en muchas Universidades se restringe la
actividad docente a transmitir conocimientos y despertar el interés por las materias propias de la
carrera universitaria seleccionada por el estudiante, renunciando a lo que podría considerarse
«educación superior», es decir, a contribuir e impulsar el desarrollo de la personalidad del estudiante
universitario.


    3.2.2. Una Universidad centrada en la persona y en la sociedad
         No es oportuno hacer aquí una exposición y discusión de las distintas concepciones
existentes sobre lo qué debe ser una Universidad, tema que es más propio del capitulo dedicado a su
misión. Se hará solamente referencia a Un modo de entender la Universidad, que se considera
apropiado para u-atar del espíritu universitario, que centra su atención en el bien de la persona y en
el de la sociedad. Es fruto de una dilatada experiencia personal del autor de estas líneas, del
conocimiento de diversas instituciones y de la lectura y conversación con preciados y ejemplares



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                11

maestros. Desea basarse sobre todo en las abundantes enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá de
Balaguer, fundador de la Universidad de Navarra, en relación con las tareas universitarias. Quizás
pueda servir para dar más plenitud de contenido y más amplios y sugerentes horizontes a la vocación
universitaria de muchos, y para dar más hondo sentido al espíritu universitario.
          En breves palabras, la Universidad ha de considerarse como comunidad de saberes
(universitas scientiarum) y comunidad de personas (universitas magistrum et scholarium), institución
dedicada a la enseñanza en el más alto nivel, al cultivo del saber universal y a su acrecentamiento
mediante la investigación en las diversas ciencias, y a la educación superior e integral de sus
estudiantes. Pone su mayor empeño en la búsqueda y conocimiento de la verdad en los diferentes
campos del saber, sean científico-naturales, técnicos, sociales, jurídicos, humanísticos o del espirito, y
en transmitir esos conocimientos con fidelidad y en forma asequible a las nuevas generaciones.
Quiere estar en la vanguardia del avance científico, colaborar abiertamente con otras instituciones de
fines convergentes, participar en los foros internacionales para el intercambio de los hallazgos
conseguidos y para la generación y difusión de la cultura. Aspira a realizar e irradiar en servicio del
hombre una síntesis de esa cultura que proporcione una visión del mundo y del hombre conforme
con el avance de las ciencias y con la verdadera naturaleza de las cosas.
          La universidad rectamente entendida es consciente de la elevada dignidad de la persona
humana y promueve por muy diversos medios el desenvolvimiento y enriquecimiento de la
personalidad, la adquisición de los hábitos intelectuales precisos para encontrar la verdad,
profundizar en ella, participarla a los demás y contrastar pareceres en el curso del diálogo científico;
enseña a poner en juego las capacidades personales, en un trabajo ordenado e intenso; siente gran
amor a la libertad de todos y muy delicado respeto a la conciencia de cada uno; impulsa la
creatividad y el espíritu de iniciativa y trata de educar para un recto y responsable ejercicio de la
libertad; tiene en el punto de mira de todas sus actividades el servicio a las personas individualmente
consideradas y en cuanto miembros de una sociedad, y estimula el afán de servido recíproco, de
comprensión mutua, de cooperación y cordial convivencia, de solidaridad universal. Tiende así a la
preparación de graduados que sean competentes y aun prestigiosos en su especialidad y profesión,
que estén persuadidos de que para alcanzar la verdad se requiere estudio y esfuerzo, y que sean a la
vez hombres o mujeres de criterio recto y buenos ciudadanos. La Universidad está abierta a todos, sin
discriminaciones, y a todos quiere servir.
    3.2.3. Vocación universitaria
          El panorama que sumariamente acaba de ofrecerse acerca de los propósitos de una
Universidad es suficiente para darse cuenta de lo arduo, complejo y multiforme de la empresa. Desde
luego, no es tarea fácil. Reclama un gran esfuerzo personal y una muy generosa entrega, que sólo
pueden darse cuando se percibe no sólo la intima satisfacción que provoca la contemplación de la
verdad, sino también la felicidad que conlleva contribuir al bien de los demás, a su elevación
intelectual y cultural, y es posible, por tanto, una identificación personal ilusionada con aquellos
propósitos. Esa identificación genera el espíritu universitario en uno mismo, y, cuando es
suficientemente compartida, forja el espíritu que caracteriza a la institución universitaria. Sólo así se
puede hablar de amor a la Universidad y de vocación universitaria.
         Es legítimo y razonable que quien decide trabajar en una Universidad quiera encontrar en
ella un medio de vida digno. Eso es siempre necesario, aunque es sabido que los usos sociales no
suelen valorar materialmente esa actividad en forma brillante. Pero quien va a la Universidad
buscando sólo eso, sin específica vocación universitaria, sin un cierto grado de entusiasmo por cuanto
ese quehacer supone, está condenado al fracaso y no contribuirá eficazmente a la tarea colectiva, o
incluso anegará o ensombrecerá el espíritu de la institución.
         Como en toda actividad humana compleja, en la universidad resulta imprescindible la
distribución del trabajo, la asignación de cometidos específicos. Mas todos cuantos forman parte de la
comunidad universitaria, profesores, personal de administración y de servicios y estudiantes,
contribuyen de hecho, positiva o negativamente, a la acción educativa, científica y cultural de la
universidad. Quien no se siente comprometido voluntaria y responsablemente en esa comunidad de



                Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                  12

fines, quien se desentiende de los afanes comunes y entra en el juego del aislamiento moral y el
mínimo cumplimiento, no ha entendido la vocación universitaria y es sin duda un lastre
entorpecedor.


3.3. CARACTERÍSTICAS DEL ESPIRITU UNIVERSITARIO
        No deja de ser arriesgado el intento de describir las características propias de algo tan sutil y
opinable como es el espíritu universitario. No obstante, sin pretender referirlas todas, ni mucho menos
hablar de ellas como exclusivas de los universitarios, parece lícito destacar algunos rasgos que en su
conjunto pueden considerarse necesarios y definitorios de quien tiene vocación universitaria y de
quien vive o ha vivido suficiente tiempo en una Universidad rectamente entendida.
    3.3.1. Elevada estimación de la dignidad de la persona humana
         Ninguna otra institución civil parece reunir más condiciones que la Universidad para situar a
la persona, al hombre en cuanto ser personal, en el centro de su atención y de su objeto, ya que todo
en ella busca promover más intensamente y en plenitud el bien de las personas y el desarrollo de la
personalidad en todas sus dimensiones.
          Es propio de la vocación y del espíritu universitario la clara conciencia de que el hombre,
cuerpo y espíritu, es persona, un ser inteligente y libre, dueño de sus actos, llamado a ejercer un
responsable señorío sobre la naturaleza, con un desuno superior que le trasciende, sujeto de derechos
inalienables, con aspiraciones radicales a la verdad, al bien, a la belleza, a la justicia y al ejercicio de
su libertad. Eso lleva a considerar la dedicación a la educación superior como forma de potenciar
esos nobles atributos.
         Con la actividad universitaria, se pone precisan en juego la inteligencia humana, se estimula
la búsqueda de la verdad y se generan los hábitos intelectuales necesarios para alcanzada y
distinguirla del error y también para reconocer sus limitaciones. De ese modo se contribuye a
enriquecerla personalidad, se hace bien al hombre, resulta éste enaltecido.
         Al propio tiempo, el universitario sabe que ese desarrollo y cultivo de la mente no debe
suponer violentar la libertad de nadie, ha de respetar delicadamente la voluntad personal; no puede
ser objeto de imposición, sino que ha de ser ‘ibremente aceptado y querido. El universitario ve en la
libertad una cualidad radical del hombre por la que éste se eleva sobre los demás seres de este
mundo, y se hace capaz de rodar responsablemente su destino. Es por eso celoso de su propia libertad
y decidido defensor de la libertad de los demás.
        Al descubrir la verdad sobre el hombre, al valorar la dignidad de la persona humana, se
reconoce que el otro es merecedor de consideración y aprecio no menos que uno mismo, y se
descubre el gozo de procurar su bien. Esa dignidad no discrimina razas, ni procedencias sociales ni
geográficas, ni ideas políticas, ni creencias religiosas; tiene alcance universal y está por encima de
cualquier particularismo: corresponde a todo hombre,
         Mucho más alta aparece esa dignidad personal ajando se contempla al hombre a la luz del
pensamiento cristiano. Entonces se le descubre creado por Dios a su imagen y semejanza, persona
destinada por Dios a la felicidad eterna, llamada diálogo amoroso y filial con Dios y a amar a Dios en
todos los demás hombres; la libertad aparece como don divino contra el que nadie debe atentar y
como medio de que se dispone para decidirse por lo que la inteligencia muestra como verdad mejor,
por aquello que le conduce hacia su último y gozoso fin. El valor del hombre se hace máximo al
considerar que el Hijo de Dios tomó la naturaleza humana por amor al hombre y quiso dar su vida por
salvado. Bajo esta perspectiva, el universitario que es cristiano, debe tratar de amar a los demás con el
mismo amor de Cristo.
         Pero sea o no cristiano, la estimación de la dignidad del hombre como persona es
ciertamente fundamento de todo el quehacer de la Universidad y es elemento nuclear del espíritu
universitario, al que da su más profundo sentido. Quien ha pasado unos años estudiando en la
Universidad debiera haber aprendido a considerar mucho más a los demás hombres, a respetarles y


                Nancy Malca Tello                                                Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                              13

comprenderlos, a apreciar sus cualidades, a querer sinceramente su bien, porque todo esto es parte
esencial de la impronta que debe dejar la vida universitaria.
         La Universidad en que se valora a la persona no puede desentenderse de hacer cuanto esté
en su mano por favorecer el desarrolla de la personalidad de cuantos integran la comunidad
universitaria, se sabe responsable de la educación de las personas aunque sus estudiantes tengan ya 18
o más años, y afronte esa responsabilidad en la forma apropiada a esa edad.


    3.3.2. Búsqueda, conocimiento y participación de la verdad
          3.3.2.1. El anhelo de saber verdadero
                 Como observó ya Aristóteles, todos los hombres tienen naturalmente deseo de saber.
La realidad circundante, de la que el hombre tiene noticia a través de los sentidos, despierta sin cesar
el interés de conocer propio de la inteligencia humana. Se quiere saber sobre uno mismo, lo que es,
su origen y finalidad, el sentido de la propia vida, una orientación válida para su conducta; saber
también acerca de los demás hombres, lo que significan, cómo han de ser las relaciones con ellos qué
tipo de influencias pueden ejercer sobre uno y qué puede hacer uno respectos de ellos; qué son todas
y cada una de las cosas, qué valor tienen para el hombre, qué se puede hacer con ellas, cuál es su
origen y su desuno, por qué son como son y a qué se debe que cambien. Todo el universo real
bombardea con sus interrogantes al hombre, le incita a conoce.
          Obviamente el anhelo humano de saber es de saber verdadero, el hombre quiere encontrar
una respuesta a cuanto le interroga que sea conforme con la realidad, ansía conocer la realidad de las
cosas, Y por eso se enfrenta con ellas, se esfuerza por descubrir la verdad Que en cada una de ellas se
encierra, que corresponda a lo que realmente son. ‘Yerum est id quod est”, decía S. Agustín, y esa
verdad real, objetiva, es la que se quiere poseer, conocer con el propio entendimiento. Se busca
conocer de modo que se alcance la verdad, con adecuación entre la cosa y el entendimiento (Santo
Tomás de Aquino), y no una ficción, una mere posibilidad; no se quiere ser ciudadano de un mundo
ilusorio, irreal, no se desea caer en la autodecepción. Como dicen los versos de A, Machado: «Tu
verdad? No, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela».
         Si el afán de conocer la verdad es común a todo hombre, mucho más lo ha de poseer el
universitario, que se propone como actividad profesional buscar y enseñar la verdad, La vocación
universitaria y el espíritu universitario, incluyen como algo sustancial el hambre de verdad. Las
limitaciones y condiciones o circunstancias personales hacen que la mente, aunque esté abierta a
toda verdad y tenga universales horizontes, sienta de hecho particular atracción por determinados
campos del saber y dirija hacia ellos sus principies esfuerzos.
          La verdad alcanzada es luz del entendimiento que aquiete por un momento el afán de saber,
y se hace objeto de contemplación gozosa. La inteligencia queda enriquecida, y un ímpetu interior
mueve al universitario a hacer participe a otros de la verdad descubierta. Sin embargo, esa
contemplación abre nuevos interrogantes hacia un conocimiento más profundo de la realidad, el
hambre de verdad resulta insaciable, quiere ir siempre más allá, más al fondo, no se conforma nunca
con lo conseguido. Este anhelo incesante, ardiente, entusiasta y tenaz de verdad, lleva al universitario
a porfiar en el enriquecimiento de su inteligencia, a querer saber siempre más a lo largo de toda su
vida, a cooperar con otros al progreso del saber humano, a que en el curso de la historia se vayan
produciendo continuados avances científicos y tecnológicos, y todas las ciencias ofrezcan una más
profunda y extensa visión de la realidad.


          3.3.2.2. Hábitos intelectuales para la búsqueda y adquisición de la verdad
                  El quehacer universitario, por su naturaleza, promueve el desarrollo de ciertos
hábitos intelectuales imprescindibles para buscar y encontrar la verdad. Incluso aquellas verdades que
se hacen inmediatamente evidentes a todos, como primeros principios, sólo son suficientemente
entendidas cuando se ponen en juego esos hábitos.


               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                             14



                  3.3.2.2.1. Esfuerzo intelectual
                            El universitario sabe que alcanzar la verdad requiere trabajo de la
inteligencia, esfuerzo intelectual. La verdad ha de ser desentrañada, descubierta a través de tantas
envueltas que impiden contemplarla a primera vista; ha de ser observada desde diferentes
perspectivas; a veces se la entrevé un instante, para ocultarse de nuevo enseguida, como si quisiera
escapar de quien la pretende; reclama insistencia, dar vueltas a su alrededor hasta hacerse con ella en
una búsqueda laboriosa y porfiada, costosa, a veces agotadora, con el espíritu en tensión, joven,
deportivo, entusiasta, capaz de superar cansancios, dificultades y conformismos cómodos, y de
renunciar a un brillo fácil pero inseguro.
           Nada más contrario a lo universitario que pensar que la verdad se improvisa, que sea
compatible con la ligereza y el descuido, que se deja captar por una brillante intuición no
comprobada; o que da lo mismo una cosa que otra aunque se sospeche error; nada más opuesto que
la mentalidad «chapucera» que rehuye el esfuerzo, se tía de sus impresiones personales, de su «golpe
de vista», y no da importancia a lo inexacto; que piensa que no vale la pena ahondar en las cuestiones,
contrastar suficientemente con la realidad lo que uno imagina que conoce de ella. Si la verdad se
esconde al denodado, se niega del todo al perezoso.
          Resulta funesta la actitud de quien sale de la Universidad con un título bajo el brazo,
pensando que ya ha hecho suficiente esfuerzo para conseguido; o la de quien se queda como profesor
para vivir de la rente del trabajo ya realizado, sin ardiente deseo de seguir avanzando.


                  3.3.2.2.2. Estudio y rigor crítico
                          No es propio de universitarios aventurar opiniones infundadas. El
universitario necesita estudiar los asuntos, conocer los datos, antes de ofrecer parecer. Es además
consciente de que el saber humano, siendo siempre parcial, incompleto, ha alcanzado un volumen
muy considerable, ha abordado un número ingente de cuestiones. Por eso, cuando se plantea
cualquier interrogante, el universitario piensa que es sumamente probable que otros antes que él
hayan encontrado respuesta al mismo problema y por eso estudia, revisa los conocimientos ya
adquiridos, acude a la bibliografía sobre la materia. Sólo después se propondrá acaso ir más allá.
         La noble curiosidad científica, muy acusada en el universitario, mueve al estudio, tanto
cuando se trata de la preparación de ciases teóricas o prácticas, seminarios, conferencias, etc., como
al proyectar un trabajo de investigación o al considerar cualquier cuestión que surge en la vida
ordinaria.
          Cultivar una ciencia requiere muchas horas de estudio, de consideración atenta de la
información acumulada sobre ella, manejo de sus fuentes, conocimiento de los avances que se
consiguen. Las publicaciones científicas son tan numerosas que, aun dedicando largo tiempo al
estudio, difícilmente es posible mantenerse al día en lo más relevante de una determinada disciplina e
incluso en la parcela específica de saber en la que el universitario desarrolla su investigación.
          En esa tarea de estudio el universitario aplica un rigor crítico que le permite advertir qué
corresponde a datos ciertos, a verdades suficientemente comprobadas o fundamentadas, y qué son
interpretaciones posibles pero inseguras, pareceres personales, hipótesis que reclaman ulterior
verificación, y, en ocasiones, aseveraciones o conclusiones que no se ajustan a las exigencias de una
prudente lógica. Sopesa los argumentos en favor o en contra, necesita razones convincentes
         En la actividad docente, el universitario se esfuerza por hacer ase al estudiante una
determinada materia, despertando su interés. Sus ciases deben ser resultado de un estudio que
permite el dominio de lo que se explica, ofrecer une visión actualizada, seleccionar lo relevante,
mostrar lo cierto y distinguirlo de lo hipotético. Es así como uno mismo gana en rigor crítico y es
capaz de generar en los alumnos ese mismo hábito intelectual,




               Nancy Malca Tello                                             Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               15

          El estudio y el rigor crítico son también imprescindibles en la investigación científica, tarea
que contribuye en muy alto grado a configurar la mentalidad propia del universitario, El avance en
una determinada línea de investigación sólo es posible con mucho trabajo, estudio, reflexión, rigor
lógico en el análisis de los datos que se obtienen. No se pueden dar pasos adelante sin conocer bien el
punto de partida, so pena de descubrir mediterráneos, de no aportar nada original sino de recorrer un
camino que otros han abierto antes con acierto. Es necesario por eso acudir primero a las fuentes
bibliográficas y a las bases de datos hoy disponibles para seguir la evolución de los conocimientos,
como medio que asegure que lo que se desea investigar no es ya conocido. Luego procede elaborar
bien un proyecto en el que se plantee con suficiente claridad el objeto de la investigación, los
antecedentes en que se basa, el interés que mueve a ese conocimiento, las posibles hipótesis de
respuesta, los métodos que se van a aplicar en el estudio, los pasos sucesivos para su desarrollo, hasta
alcanzar la solución más acertada.
         El ánimo del universitario es abordar la investigación con el deseo de aproximarse lo más
posible a la verdad, con objetividad, con rigor, sin dejarse arrastrar por primeras impresiones, ni por
prejuicios, sin aferrarse a hipótesis que quizá se han defendido antes con ahínco. Ese rigor critico
conduce a analizar bien los datos, a examinar su grado de fiabilidad, a interpretar os hechos des
cubiertos sin ir más allá de lo que realmente dicen, con buena lógica; a elaborar conclusiones que
sean verdaderamente legitimas, que estén suficientemente fundadas en la realidad de las cosas.
          Esta «disciplina de la mente» del universitario, como la llamaba J.H. Newman, es sin duda una
característica que debería estar presente en cuantos se han formado en una Universidad, como un
rasgo distintivo del espíritu universitario, que comporta una actitud razonablemente crítica,
positivamente crítica, ante las más diversas circunstancias de la vida. Una mente así educada descubre
fácilmente que una determinada argumentación, aunque se vista con elegante ropaje y se exprese con
tonos convincentes, carece de suficiente base, no permite las conclusiones que se pretenden; sus
hábitos intelectuales la protegen de la presión del eslogan que trata de que e acepte una aseveración a
fuerza de repetir una frase afortunada, la hacen menos susceptible a la publicidad política, comercial,
social, etc.; posee mayores defensas ante cualquier tipo de propaganda porque está habituada a no
admitir una afirmación irreflexivamente, sino sólo después de la oportuna ponderación. Si el rigor
crítico advierte error o insuficiencia en algo, no se aceptará eso como verdadero por mucho que se le
reitere, ni por numerosos que sean los que no han visto inconveniente en tenerlo por válido.
        Un universitario que ha educado de ese modo su inteligencia no se deja manejar fácilmente
por otros, resulta mucho menos manipulable, no se hace juguete de nadie. Está abierto a ser
convencido, mas solo se convence cuando advierte verdad. Sigue a alguien cuando éste le lleva por
caminos de verdad, y se aparta de quien pretende el engaño o resulta iluso.
          Ciertamente, esos hábitos intelectuales del pensar reflexivo y riguroso en búsqueda de a
verdad, enriquecen al hombre, le hacen, si es lícito decir, más persona, más él mismo y más libre. Y en
consecuencia menos porción indiferenciada de una masa. En un tiempo en que se dispone de medios
cada vez más potentes para provocar estados de opinión de un determinado signo o aun reacciones
multitudinarias según un patrón preconcebido, el cultivo de la mente del auténtico universitario
constituye un elemento defensivo extraordinariamente valioso frente a cualquier intento de
manipulación. Quien está provisto de esos hábitos aprecia con seguridad que un proceder
equivocado no deja de serio por el hecho de que sean muchos o aun los más los que lo den por
legitimo; se da cuenta de que por numerosos que sean los que compartan el error, no se convierte en
verdad; advierte claramente que la verdad radica en la conformidad con a realidad de las cosas y no
puede identificarse con el simple fruto de un consenso mayoritario.
                   3.3.2.2.3. Humildad intelectual
                         El rigor crítico bien entendido no conduce a la soberbia intelectual, a la
autosuficiencia de la propia razón, a hacer de ésta la medida de toda verdad de forma que sólo se
admita aquello que es capaz de ser aprehendido y visto como verdadero con las luces personales, con
menosprecio o aun negación de saberes alejados del de uno mismo, cuya comprensión requiere una
preparación que no se tiene. El hábito de buscar la verdad con rigor, hace ver en efecto los limites en



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                16

que se mueve la inteligencia personal, la imperiosa necesidad de restringir el afán de saber a campos
específicos, las dificultades con que avanza, la necesidad de disponer de conocimientos que uno no
posee; y hace también patente la insuficiencia de la inteligencia humana en general, para alcanzar
ciertos saberes.
          Así el verdadero espíritu universitario incluye la humildad intelectual, un hábito por el que se
tiene presente la debilidad de lo que uno conoce y la inmensidad de cuanto ignora, la necesidad de
que otros le ayuden a entender; humildad que proporciona cierto grado de inseguridad en las
personales apreciaciones, el deseo de contrastar los datos y deducciones que uno ha obtenido con lo
que hayan alcanzado los demás; que mueve a sentir respeto y estima hacia las aportaciones ajenas, a
escuchadas con interés, sean del campo al que uno mismo se dedica o de otras áreas próximas o
alejadas, incluso de aquellas que por su especialización le resultan personalmente inasequibles.
         El universitario honesto que estudia las ciencias de la Naturaleza siente el afán de aventurar
teorías científicas que pretenden dar razón de algo con el apoyo de lo que hasta un momento
determinado se conoce, pero es consciente de su carácter provisional, de que son aproximaciones a
la realidad, aceptables en un momento histórico, pero destinadas a ser superadas ante nuevos
hallazgos.
          No es infrecuente encontrar a figura del que es sabio en un campo especializado y siente una
encantadora e ingenua admiración ante los avances que se alcanzan en otros que le resultan
distantes, o aun incomprensibles de hecho para él por falta de la apropiada preparación. Por eso
admite que haya realidades y verdades que no alcance él directamente, que escapan a su inteligencia,
que superan a las metodologías a tas que él está habituado, pero que son dignas de ser aceptadas por
el respeto y crédito que le merecen otras personas. A esto se suele llamar certeza de fe.
          De hecho, la inmensa mayoría de los conocimientos humanos, incluso aquellos que
corresponden a la disciplina científica que uno mismo cultiva, son a con esa certeza de fe y
presuponen humildad intelectual. Se encuentran en las numerosas publicaciones científicas
disponibles y se aceptan por su congruencia interna, por su adecuación con conocimientos previos
suficientemente probados, por las garantías de credibilidad que nos merece quien los da a conocer,
por su autoridad científica, su seriedad, su honradez intelectual. La inteligencia no encuentra en ellas
nada que obligue a rechazadas, y asiente a ellas con certeza, c observa Sto. Tomás movida por la
voluntad, ante la autoridad que aprecia en quien da de ellas testimonio. Si se observa en un autor
ligereza en la argumentación, prejuicios que distorsionan la realidad, o incluso metodología s
insuficientes o errores de interpretación, no se dará valor a su testimonio. En cambio, el creyente que
auxiliado por la gracia descubre que Dios no puede engañarse ni engañarle, cree con toda convicción
y certeza de fe sobrenatural en la Verdad revelada.


            3.3.2.3. Amor y participación de la verdad
                     3.3.2.3.1. Amor desinteresado a la verdad
                            El universitario busca con esfuerzo la verdad porque la ama y se goza al
poseerla, sabe que cualquier clase de conocimiento, si es verdadero, recompensa del trabajo
experimental, del estudio y reflexión que ha comportado. Sufre con la incertidumbre, con las tinieblas
que ocultan la verdad, y hace cuanto está en su mano para despejadas, para admirar sin tapujos su
luz; arde en deseos de conocer, para satisfacer una necesidad auténtica de su naturaleza. Y a pesar de
que la verdad alcanzada se convierte casi siempre en punto de partida para un ulterior avance, para
una mayor profundización, eso no es obstáculo para sentir la alegría de andar sobre seguro.
        Este amor a la verdad es desinteresado, se fundamenta en la posesión de ella misma, no esta
condicionado por posibles aplicaciones o por los beneficios económicos que un descubrimiento
pueda legítimamente repodar. No es un amor utilitarista, que busca un inmediato servicio en la
verdad que se persigue. La verdad tiene siempre suficiente valor en sí misma para que su
contemplación satisfaga. Como decía Cicerón, conocer por conocer pertenece a la naturaleza




                Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               17

humana, mientras que errar, ignorar, engañar es malo y desgraciado. Deseamos aprender, conocer lo
oculto, lo admirable, más si somos universitarios, como condición de felicidad.
         El amor a la verdad lleva al universitario a rechazar el error, las afirmaciones infundadas, a
intencionada ambigüedad, el sofisma. y esto no sólo en el propio campo de dedicación científica y
profesional, sino en todos los aspectos de la vida. De otra parte, cuando ha alcanzado la verdad sobre
algo con la suficiente base, cuando para admitida posee legítimos motivos de convicción, el
universitario tiende a hacer a otros partícipes de la luz que ilumina su entendimiento. La
contemplación gozosa de la verdad adquirida no queda encerrada en límites egoístas de satisfacción
personal, sino que se desborda hacia los demás, se tiene como un bien objetivo que merece ser
difundido, pasar a ser patrimonio de la humanidad.
                     3.3.2.3.2. La difusión de la verdad mediante las publicaciones científicas
                           Este ha de ser el motivo por el que el universitario da a conocer los
resultados que obtiene con su investigación científica, y no el vanidoso alargamiento de la relación de
las publicaciones personales, o las ansias de brillo en un congreso participar la verdad y contrastar las
interpretaciones y consecuencias propias con las que obtienen otros; a veces sirven también para
recibir observaciones acerca de la debilidad de un dato o de un argumento.
         Hay que cuidar que la publicación porte algo de verdadero interés, no buscar cantidad ni
extensión sino calidad y concisión, ser claros, rigurosos, hacer que se distinga bien en qué consiste lo
que es original, qué queda firmemente estableado y qué es simple hipótesis o interpretación más o
menos plausible. En lo que es fruto de la experimentación, se han de aportar todos los datos
necesarios para que los experimentos puedan ser reproducidos y contrastados por otros.
         Dar a conocer mediante una publicación la verdad alcanzada, no se opone en absoluto al
legítimo derecho de propiedad intelectual o de patente.


                     3.3.2.3.3. Delicadeza al mostrar la verdad
                            El universitario está persuadido de que la verdad que ha adquirido con su
propia inteligencia no puede ser impuesta a los demás, sabe que ha de limitarse a mostrarla, a hacerla
asequible, de modo que pueda ser aprehendida y aceptada por otros. Y para eso procura enseñar el
camino seguido para descubrirla, y gusta de hacer uso de formas delicadas, respetuosas con
posiciones discrepantes. No es amigo de la aseveración rotunda, sino que prefiere arrojar luz poco a
poco para evitar deslumbramientos cegadores. Trata más de sugerir que de afirmar, exponer
posibilidades y puntos de vista más que utilizar argumentos apodícticos. Adopta esta actitud no sólo
cuando, como ocurre tan frecuentemente, el grado de certeza hacia la verdad es limitado y no
permite mayores firmezas, sino también cuando ha alcanzado segura convicción, porque sabe que a
verdad se ha de abrir paso en la mente para ser plenamente aceptada.
         Algún papel juega sin duda en esto la humildad intelectual. Cuando se expone algo se tiene
intención de enseñar, pero se aspira también a aprender; se quieren transmitir conocimientos, pero
también mejorarlos, encuadrados bien, matizarlos. Está claro que al explicar un tema a los
estudiantes, el profesor ha de procurar decantar lo que se sabe, seleccionar lo que importa y está bien
establecido, pero a la vez ha de hacer ver algunos puntos débiles y aspectos inseguros, que sin duda
los hay. Esto no es siembra de escepticismo, ni relativismo, sino honradez intelectual, que es
compatible con el entusiasmo por a materia que se enseña.


                   3.3.2.3.4. Respeto a la opinión ajena y al que está en el error
                           El espíritu universitario, que como se ha dicho incluye una elevada
consideración hacia todas las personas y una conciencia clara de as limitaciones personales, mueve a
respetar las opiniones ajenas en tantos asuntos legítimamente discutibles, a querer conocer en qué se
fundan por si hay en ellas base suficiente que haga aconsejable o aun necesario modificar las propias.



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               18

Y, en todo caso, a respetar y defender la libertad que tienen los demás para pensar sobre un asunto de
manera distinta la de uno mismo.
         Lo universitario es intercambiar pareceres, aportar razones en pro y en contra, e los asuntos
con serenidad, con sosiego, con la mente abierta para enriquecerse con el pensamiento ajeno; es
exponer, mostrar, discutir con objetividad las diferentes posibilidades, sin caer en cerrazones
mentales, en la defensa a ultranza de posiciones preconcebidas, ni en la disputa apasionada que
impide que la luz se abra paso; consiste en no querer convencer a fuerza de contundencia en la
expresión, ni intensidad en la voz, sino presentando con sencillez y coherencia los apoyos de la
opinión personal sin más autoridad que la que ellos ofrecen.
Una actitud semejante adopta el universitario cuando advierte con seguridad que hay error en el
pensar ajeno. Aun entonces su actitud es dialogante, aunque tenga total firmeza de poseer la verdad y
en que lo otro es error. No trata de aplastar al que yerra, sino de que se abra a la verdad. y para eso
busca que el otro descubra la insuficiencia de lo que le hace pensar equivocadamente, que su
razonamiento erróneo se resquebraje y desmorone por sí mismo, que entrevea primero que las cosas
pueden ser de otra manera para que vaya admirando e identificando después personalmente la
verdad, que sea él mismo quien cambie de postura sin sentirse en ningún momento herido ni
humillado.
         La indoctrinación, el pretender que otros admitan sin la oportuna justificación las
convicciones o verdades que uno tiene firmes, no está en consonancia con el espíritu universitario. El
modo de hablar del universitario y su modo de convencer, de difundir y defender la verdad, ha de ser
delicado, respetuoso, no para imponerse autoritariamente sino para hacer pensar, para mover a la re
consideración de posturas. No quiere la victoria dialéctica, sino conducir al convencimiento, ayudar a
ver las cosas como realmente son. Puede ser que alguna vez alce la voz hasta con energía, pero lo
hace no para exigir asentimiento, sino para impulsar a una mayor reflexión, que libre del error, y si
por cualquier causa, no llega a conseguir que el otro alcance la luz de la verdad, no siente por ese otro
menosprecio, sino pena; y se esfuerza en comprenderle, respetando su libertad.
            3.3.2.4. Mente abierta a toda verdad
                  La mente humana, por naturaleza, está abierta a toda clase de verdad, aunque,
corno se ha dicho ya, la limitación de la capacidad intelectual y del tiempo disponible para conocer
imposibilitan el conocimiento de todas las verdades, impiden agotar las verdades acerca de la
realidad. Al prepararse para alcanzar el conveniente dominio en el campo propio de una actividad
profesional determinada, el universitario se ve obligado a seleccionar ciertas áreas del saber a las que
aplica ardorosamente su interés, hasta por un elemental sentido de responsabilidad ante a sociedad
que espera recibir unos servidos competentes; sin embargo, eso no significa no querer saber nada de
cualquier otra cosa, sino establecer un orden razonable en la distribución del tiempo. La mente sigue
estando abierta a los amplios y universales horizontes de verdad que se le ofrecen, continúa atraída
por muy variadas cuestiones, sobre todo por aquellas que revelan la riqueza del espíritu humano y
guardan más relación con la vida y el destino del hombre.
          En este sentido, la Universidad facilita esta universal apertura de la mente Aunque se den hoy
día Universidades dedicadas muy preferentemente a preparar en las enseñanzas técnicas, o que
ofrecen solo un número reducido de carreras dentro de un restringido sector del saber, lo que ha sido
y sigue siendo históricamente más usual es que en una Universidad se desarrollen enseñanzas muy
variadas, se cultive un amplio abanico de saberes. El ambiente característico de la vida universitaria
invita a interesarse por conocer los principales temas que ocupan a quienes cursan o enseñan
carreras diferentes a la que uno sigue. La Universidad es lugar de encuentro, de convivencia
dialogante, de intercambio de problemas y de verdades; es quizá la institución más apropiada para
cultivar la vida científica y la que más incita a la conversación interdisciplinaria.




               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                    19

                      3.3.2.4.1. Especialización profesional y educación liberal
                             Durante muchos años se ha discutido, y aún se sigue discutiendo, sobre si
la misión principal de la Universidad debe consistir en preparar buenos profesionales o más bien en
formar mentes cultivadas como propugnan los partidarios de la educación liberal. No es cuestión de
insistir aquí en ello. Por otra parte, las crecientes demandas sociales de personas en condiciones de
poder cubrir antiguas y nuevas y más especializadas ocupaciones, ha hecho que la gran mayoría de
las Universidades actualmente existentes orienten su capacidad docente a la preparación para el
ejercicio de muy diversas actividades profesionales, y la casi totalidad de los estudiantes que acuden a
ellas lo hacen con la intención de poder ejercer alguna de esas actividades con el propósito de jugar
un papel digno en el entretejido social y obtener lo necesario para un sustento decoroso.
          Esta incuestionable realidad de que hoy día, y muy seguramente siempre en adelante, la
Universidad deba formar profesionales competentes, buenos conocedores de su especialidad, no
significa sin embargo que deba renunciar a procurar que salgan de ella mentes cultivadas, hombres
que han sabido interesarse por campos ajenos al de la utilidad profesional, que han deseado adquirir
un criterio bien formado sobre las más relevantes y significativas cuestiones humanas. Las mismas
dificultades que sin duda existen para conseguido revelan el carácter perentorio de la misión
educativa de la Universidad.
          Lo propio de la Universidad es el saber universal, tanto porque ha de cultivar muy diferentes
saberes, como porque debe abrir la mente de sus estudiantes hacia la universalidad del saber, ha de
procurar que se den cuenta de que la ciencia específica que cursan es sólo una parte del saber
universal y que hay muchas otras cuestiones de este saber que les resultan atractivas o aun vitales, al
margen de cualquier utilitarismo.
         La mente humana, de modo muy particular la del universitario, se interesa por muy diversos
valores de la cultura y el espíritu, por la creación artística, la Historia, la Naturaleza, los principios del
Derecho y de la ordenación de la convivencia social, la Filosofía, la Religión y tantos otros campos. En
absoluto implica esto pretensiones de enciclopedismo, sino cultivo de la mente, aprovechar que la
Universidad es una encrucijada de ciencias muy diversas, para abrirse al saber universal y a las
cuestiones más esenciales para el hombre.
          En una época de tanta planificación y pragmatismo, la Universidad ha de mantener y
vigorizar su singular función de ser campo fértil para la investigación libre e ilimitada de la verdad por
la verdad misma, de forma radicalmente desinteresada, aunque sepa también atender al progreso
científico y tecnológico, a demandas específicas que surgen en la sociedad. Para eso reclama el
razonable grado de independencia del poder civil, político o económico.
         El cultivo de la especialización, la preparación de’ profesionales, resulta hoy de todo punto
necesario. Lo que deshumaniza es la mentalidad que conduce a desinteresarse por aquello que no
reporta utilidad inmediata en orden al ejercido de la correspondiente profesión, que busca
exclusivamente conocimientos para la profesión, que se deja aprisionar en el particularismo, que
tiene como criterio de atracción para su inteligencia el servilismo respecto a ventajas materiales,
económicas o de ambición profesional. Con esa mentalidad se ejerce la profesión y se vive como un
robot inteligente, todo lo experto que se quiera, pero tecnificado, programado, sometido a la
manipulación externa, sin darse cuente de lo que es el hombre, sin horizontes de libertad.


                      3.3.2.4.2. El cultivo de la mente
                             El auténtico universitario se siente parte de una institución
fundamentalmente educativa, que atiende al desarrollo de la personalidad en todas sus dimensiones,
aunque se ocupa preferentemente de la educación de a inteligencia, del cultivo de la mente, que es su
principal objeto. Eso es lo que la naturaleza humana y la misma sociedad reclaman de la Universidad.
          Se espera del universitario que se comporte como tina persona intelectualmente cultivada;
se confía en que haya aprendido a expresarse con propiedad y elegancia de palabra, con claridad, que



                Nancy Malca Tello                                                 Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               20

sea educado y cortés en su comportamiento social; pero con ser importantes las .maneras, éstas no
son lo esencial, sino simple consecuencia de la buena formación y cultivo de la mente,
          La formación de la mente requiere entrenar al entendimiento en el trabajo intelectual, a
percibir correctamente las cosas, a poner para ello orden, método, sistema, a distinguir entre la regla
y la excepción; a poner en juego la capacidad y las potencias personales para conocer la verdad sobre
las cosas y sobre lo que sucede, a hacer apreciaciones ponderadas, justas, sin dejarse deslumbrar por
apariencias engañosas; a reflexionar sobre lo que se capta, a ir más allá y más profundamente de lo
que los sentidos dicen.
          Educar la mente significa adquirir principios básicos para el desarrollo intelectual,
convicciones que orientan el juicio y la conducta, que permiten el acierto; tener moderación y
prudencia en el juicio, sin caer en el vicio tan frecuente de hablar con gran ignorancia e irreflexión de
los más variados asuntos y hasta de Querer darles mágicas soluciones; consiste en aprender a
escuchar las razones ajenas, a querer conocerlas, en lugar de encerrarse con obstinación en prejuicios
personales cristalizados. El cultivo de la mente da buen sentido, ecuanimidad, sabiduría, pensamiento
sobrio y sereno, autodominio, hablar sencillo, franco, razonable; se acompaña de un gran amor a la
libertad propia y ajena; confiere dignidad, firmeza sin terquedad, estabilidad y energía al exponer la
verdad.
          Todo esto se ha de conseguir en la Universidad, con independencia de la can-era académica
que siga cada uno; ese es el fruto más genuino que respecto a sus estudiantes cabe esperar de ella,
como algo que viene exigido por la naturaleza de las cosas y por el sentido más propio de la
institución universitaria en cuanto dedicada a la educación superior.

                     3.3.2.4.3. Saber universal y síntesis de la cultura
                             En las condiciones de la sociedad actual no resulta fácil satisfacer el
hambre de saber universal propio del hombre, aún más acusado en el universitario. Aunque la
Universidad ofrece también estudios no inmediatamente dirigidos a la preparación profesional, sino a
proporcionar una base de amplios horizontes culturales en extensas áreas del saber humanístico,
sociológico, biológico, histórico, físico, etc., el comprensible anhelo de encontrar una ocupación
digna en la vida explica el hecho de que los más de los alumnos cursen can-eras 1e definen con más o
menos flexibilidad determinadas actividades profesionales. A pesar de esto, como ya se ha
comentado, la Universidad debe cuidar también de formar hombres, y de favorecer y estimular el
interés del hombre por aquello que más profundamente le afecta corno individuo y corno miembro
de la humanidad.
          La Universidad, al cultivar y enseñar las diversas Ciencias, ha de tener siempre presente el
saber universal, ha de mostrar los vastos horizontes de la verdad, ha de fundamentar as ciencias en
sólidos principios, ha de buscar armonía entre todas ellas, ha de tratar de alcanzar una síntesis de la
cultura que proporcione al hombre una visión unitaria que dé sentido al mundo y a su vida. Para el
hombre, la cultura, bajo esta acepción, no es un artículo ornamental, es una vital necesidad. Ortega la
entendía como «sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad» «repertorio de convicciones» que
había de dirigir efectivamente la existencia humana; hablaba de que se debían poseer “ideas claras y
firmes sobre el universo, convicciones positivas sobre lo que son las cosas y el mundo» cuyo conjunto,
«el sistema de ellas es la cultura en el sentido verdadero de la palabra». y añadía: “cultura es o que
salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o
radical envilecimiento». Comentaba que el hombre vive desde unas ideas determinadas Que
constituyen el suelo en que se apoye su existencia, ideas vivas y efectivas convicciones sobre lo que es
el mundo y son los prójimos, sobre la jerarquía de los valores que tienen las cosas y las acciones.
        “Hombre culto» es el que ve a plena luz los caminos de la vida». Y propugnaba »crear de
nuevo en la Universidad la enseñanza de la cultura» como »tarea universitaria radical».
       Aunque no parece viable crear y mantener en la Universidad como proponía Ortega una a
modo de «Facultad de Cultura» dedicada a ofrecer de forma sintética y actualizada los grandes temas



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               21

culturales sobre la imagen física del mundo, los fundamentos de la vida orgánica, la Historia de la
humanidad, la estructura y funcionamiento de la vida social, y la consideración filosófica del hombre
y el universo, sí que ha de ser siempre cierto que la Universidad sea ante todo, como ha escrito Pedro
Rodríguez, «el ente máximo en el orden de la cultura, la institución.., en la que se posee rel9ejamente
la cultura». La Universidad es donde más reflexivamente el hombre se interroga acerca de la
naturaleza, acerca del sentido que ella tiene para el hombre, y sobre la significación y destino del
hombre mismo.
          Con ese fin, en cualquier carrera debe haber cultura, una tendencia a la síntesis de los
saberes, una invitación constante a abrirse a toda verdad, y a las verdades más profundas. Como
advertía J.J. López Ibor, « la Universidad debe luchar contra los peligros de la disgregación del hombre
que, en su ámbito, están representados por el especialismo y la entrega, sin medida, a la técnica». El
cientifismo, y la pasión por los deslumbradores avances tecnológicos, han llevado a que con gran
frecuencia el hombre moderno haya quedado desconectado de sus raíces, y así, continuaba López
lbor, «en medio de tanta grandeza mecánica, el hombre pierde cada día más su dignidad
específicamente humana: se siente solo, espantosa e inconsolablemente soto».
          Pero le cultura no se logra por aposición, generar cultura no consiste en la mera adición de
alguna asignatura «cultural» a los planes de estudios de las diversas enseñanzas. Se hace cultura
cuando en cualquier enseñanza se toca fondo, se alcanzan las cuestiones básicas que conectan con
otras enseñanzas diferentes, cuando se descubre que en todas ellas se está considerando una misma
realidad bajo perspectivas distintas y que en esa realidad palpitan unos mismos interrogantes
esenciales que reclaman válidas respuestas. Conseguir este natural entronque de los conocimientos
especializados de una disciplina con la cultura y el saber universal es sin duda tarea difícil, pero es
cualidad distintiva del buen magisterio universitario.


                     3.3.2.4.2. Saber universal y dimensión religiosa del hombre
                             La aspiración del hombre a la verdad queda insatisfecha si no se da
respuesta cierta a los interrogantes que más le importan, a los que se refieren al propio hombre, a so
origen, naturaleza, destino, a su posición en el mundo, al sentido de su vida, al significado que para él
tienen los demás hombres y cualquier otra realidad. Una cultura, un saber universal que no incluyan
tan vitales y elementales cuestiones, quedan incompletos, chatos, truncados. El hombre que no sabe a
qué atenerse sobre esos tenias trascendentes, por muy sabio y experimentado que sea en algún sector
del conocimiento, queda a oscuras, ciego a la luz de las más básicas verdades, y puede llegar a
provocar con su ignorancia daños irreparables o a sufrir degradaciones aberrantes.
         La Filosofía trata de encontrar esas respuestas, se ha planteado a lo largo de toda la historia
esas preguntas incisivas y comprometedoras sobre temas que transcienden a nuestros sentidos, a la
observación empírica; pero los filósofos han dado soluciones diferentes y aun dispares, influidos,
como hombres que son, por las más diversas circunstancias de mentalidad personal o de época. No
pocos han hecho del hombre medida de todas las cosas, algunos incluso han tenido a la inteligencia
humana como única realidad. Muchos sin embargo han sabido percibir que el mundo y el hombre
sólo pueden entenderse a la luz de la existencia de un Dios creador de toda realidad y trascendente a
ella, que ha dado al hombre ya todas las cosas su ser y su existir, su naturaleza, su significado y
destino.
         Como se decía a propósito de la dignidad de la persona humana, con la luz de la fe cristiana
el hombre alcanza respuesta verdadera, a veces no exenta de misterio, a las preguntas más
importantes que aguijonean su espíritu. Entonces la cultura queda centrada, asentada en sólidos
principios, entroncada en la verdad suprema.
        Como ha dicho Juan Pablo 11, «el punto central de toda cultura lo ocupa la actitud que el
hombre asume ante el misterio más grande: el misterio de Dios... La cultura, el saber, no son
completos sin religiosidad, sin relación al Creador. Separada de Dios, o con negación de Dios, la
cultura queda juguete del parecer humano, de sus limitaciones y veleidades, de apreciaciones



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               22

mayoritarias, de consensos frágiles en búsqueda egoísta de una coexistencia tolerable; queda sin
cimiento, sobre arena movediza, no se asienta en la verdadera naturaleza de las cosas, tal como Dios
las creó y las mantiene en su existencia.
         Para que la cultura responda a las exigencias y aspiraciones más profundas del espíritu
humano, para que pueda satisfacerlas, ha de reconocer la verdad suprema, los valores supremos de la
vida humana, el fin feliz, sobrenatural y eterno, al que Dios, en su bondad, ha destinado al hombre.
Entonces se comprende que la verdad, la verdad objetiva, la verdad en sí, en palabras de J. M.
Martínez Doral, «es una construcción de un espíritu cognoscente..., una creación del Entendimiento
originario, respecto del cual la verdad queda fundada en su incondicionalidad. Y que «más allá de
toda convención de grupo, de toda estimación mayoritaria, de todo orden socialmente reconocido de
valores, hay algo mucho más importante: ... una verdad natural (con gusto diría una verdad
verdadera), tina verdad que se hace patente a la razón, una verdad objetiva... Y se puede exclamar,
con S. Agustín, que «nosotros conocemos las cosas porque son, pero ellas son porque Tú las conoces»
         Puede haber amplias diversidades culturales en el sentido antropológico o sociológico de la
cultura, pero sólo responderán a las inextinguibles aspiraciones humanas si poseen como elemento
común, fundante, los valores humanos verdaderos. Como afirma Juan Pablo II, «el hombre se
desarrolla en esta pluralidad (de culturas), sin perder, sin embargo, el contacto esencial con la unidad
de la cultura en tanto que dimensión fundamental y esencial de su existencia y de su ser..; y también:
«Entre los criterios que determinan el valor de una cultura, están, en primer lugar, el significado de la
persona humana, su libertad, su dignidad, su sentido de responsabilidad y su apertura a la
trascendencia». De ese modo, dice en otra parte, « la cultura es aquello a través de lo cual, el hombre,
en cuanto hombre, se hace más hombre yen la que se juega el mismo destino del hombre»
         El espíritu universitario, si se quiere que responda a sus más plenas virtualidades, ha de
incorporar este afán por conocer, vivir y enseñar las verdades trascendentes acerca del mundo y del
hombre, ha de ser generador de una cultura que incluya la dimensión religiosa, ha de empapar todas
las ciencias en el sentido cristiano de la vida y de toda realidad.
         Puede aplicarse al espíritu universitario lo que ha dicho asimismo Juan Pablo II de la
Universidad, que « faltaría a su vocación si se cerrara al sentido de lo absoluto y trascendente, ya que
imitaría arbitrariamente la investigación de toda la realidad o de la verdad, y terminaría por
perjudicar al hombre mismo, cuya más alta aspiración es conocer lo verdadero, lo bueno, lo bello, y
esperar un destino que le trascienda»


                     3.3.2.4.5. El universitario, hombre de criterio
                            La búsqueda porfiada de la verdad, el hábito intelectual de reflexionar
sobre ella, el cultivo de la mente, la consideración de las cuestiones culturales más relevantes, de
mayor trascendencia para el hombre, hacen que el universitario, si realmente lo es, sea un hombre o
mujer de criterio. Tener un criterio recto significa disponer de respuestas acertadas ante situaciones y
problemas, no sólo sobre asuntos especificas y particulares relativos a conocimientos del área
científica a que uno se dedica, sino también sobre los de mayor trascendencia; supone ser capaz de
encuadrar los hechos y los argumentos dentro de las coordenadas apropiadas, juzgar de lo que
sucede, de lo que se plantea en la vida personal y social, con visión serena, ponderada, ajustada a la
realidad, gracias a unas convicciones sólidamente formadas conforme a la verdad, y al hábito
adquirido de dar a cada cosa su verdadero valor.
          El criterio queda de algún modo incorporado a la propia personalidad y es factor de
estabilidad personal y ajena. Se hace luz para sí mismo y para otros, es tabla de salvación, anda segura
que en la vorágine que zarandea el humano vivir de nuestros días permite salvarse de tanta confusión,
desconcierto Y aun engaño, es agarradero que evita ser arrastrado por la corriente. El criterio es, por
eso, imprescindible para gozar de autonomía personal, para ser y actuar con verdadera libertad. De
ahí que el universitario sea si cabe mucho más celoso de su libertad y resulte de hecho mucho más
difícilmente manejable por otros.



               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                23

            3.3.3. Fidelidad a la verdad
                   3.3.3.1. Adhesión y compromiso con la Verdad
                        El hombre conoce la verdad mediante su inteligencia y la Universidad
desarrolla su función educativa operando sobre todo intelectualmente, promoviendo el ejercicio
recto de la capacidad intelectual. De suyo la educación universitaria genera hábitos intelectuales más
que virtudes morales, favorece el conocimiento recto más que la conducta recta.
          Sin embargo, el amor a la verdad, la fuerza de atracción que posee lo verdadero, hace que la
verdad cautive el espíritu y se haga luz potente para la voluntad. El que está cierto de una verdad
queda comprometido con ella, se adhiere firmemente a ella, no puede consentir con el error. «El
hombre -,-ha dicho Juan Pablo II no puede ser constreñido a aceptar la verdad. A ella es empujado
solamente por su naturaleza, es decir, por su misma libertad, que lo mueve a buscarla sinceramente y,
cuando la encuentra, a adherirse a ella, sea con su convicción sea con su comportamiento. Esta libre
búsqueda de la verdad, particularmente necesaria respecto de las verdades trascendentes, y la
consiguiente exigencia de adhesión al encontrarla, ha sido expresada claramente en Dignitatis
humanae: «Todos los seres humanos están obligados a buscar la verdad, especialmente en orden a
Dios y a su Iglesia, y están obligados a adherirse a la verdad a medida que la van conociendo, y a
rendirle homenaje». Por razón de su dignidad, todos los seres humanos, en cuanto que son personas,
es decir, dotadas de razón y de voluntad libre y, por eso, investidos de personal responsabilidad, están
por su misma naturaleza y por deber moral obligados a buscar la verdad, en primer lugar la
concerniente a la religión. Están obligados también a adherirse a la verdad conocida y a ordenar toda
su vida según sus exigencias». «Ahora bien, la verdad debe buscarse de modo apropiado a la dignidad
de la persona humana y a su naturaleza social, es decir, en una búsqueda que sea libre, cae la ayuda
de la enseñanza o de la educación, por medio de la comunicación y del diálogo».
         La verdad reclama adhesión intelectual, lealtad en el pensamiento. y en la conducta, Una vez
adquirida con certeza, no. es pasible falseada ni por capricho. ni por debilidad a ligereza, no. se deja
negar ni distorsionar por motivos de conveniencia, por burlas ni amenazas; no, está sometida a
compraventa. El universitario adquiere un compromiso de fidelidad con la verdad adquirida. Sabe
convivi0r con quienes están en el error, sin transigir con él, sin darlo por aceptable; y se siente movido
a para que salgan de su error, sin violentarles, sin menospreciarles, poniendo a su contemplación las
razones y la belleza de la verdad.
         Las verdades más profundas, trascendentes, que se refieren al origen y fin del hombre, a los
deberes y derechos de la persona, al sentido de la vida, de la sociedad, de las realidades que nos
circundan, dan lugar a convicciones sólidas y suponen un compromiso permanente y luminoso para
la propia conducta personal y social que no. debería ser traicionada jamás. La debilidad humana
explica actuaciones ocasionales incongruentes o aun contrarias a esas convicciones, pero surge
después la rectificación.
          La fidelidad a la verdad, la conducta leal a la verdad no. pocas veces costosa, hace del
universitario faro para los demás, enseña a ir si es preciso contra la corriente del abandono y de la
pasividad de muchos. Como dejó dicho el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, « La Universidad sabe
que la necesaria objetividad científica rechaza justamente toda neutralidad ideológica, toda
ambigüedad, todo conformismo, toda cobardía: el amor a la verdad compromete la vida y el trabajo
entero del científico, y sostiene su temple de honradez ante posibles situaciones incómodas, porque a
esa rectitud comprometida no. corresponde siempre una imagen favorable en la opinión pública’>.
                     3.3.3.2. Veracidad
                          El universitario, por amor a la verdad y por la consideración que le merecen
las personas, debe ser siempre veraz, sus palabras y sus acciones exteriores deben ser conformes con
la verdad que hay en su pensamiento. El espíritu universitario es radicalmente contrario al engaño, a
la doblez, a la simulación, gusta de ventanas abiertas, de atmósfera limpia, de transparencia, forma en
la veracidad,




                Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               24

         La preparación detenida de las clases ha de hacer pasible una enseñanza actualizada y
verdadera; no. se debe tergiversar la verdad en favor de opiniones personales de ningún tipo; se ha de
reconocer con sencillez un error propio, antes que encastillarse par falso prestigio en una aseveración
desacertada; en todo el trato con los alumnos ha de resplandecer la veracidad.
         La publicación de los resultados de la investigación científica es otro campo, para ser
veraces. La honradez intelectual, la fidelidad a la verdad propias del científico serio y riguroso, no.
permiten la manipulación o distorsión de los datos en favor de una hipótesis preconcebida o
simplemente para ahorrarse más detenido estudio; ni toleran atribuirse la originalidad de un hallazgo
o la propiedad de una idea ocultando referencias a autores precedentes; ni dar por confirmado y
seguro lo que es una especulación.
         La veracidad ha de ser rasgo característico de todo universitario y de quien ha adquirido en
la universidad los hábitos intelectuales que conducen a la verdad. Ha de estar presente en toda clase
de relaciones entre los hombres.
                     3.3.3.3. Verdad y principios éticos
                          La verdad, como se ha dicho, redama adhesión de la inteligencia y lealtad
en la conducta. Las enseñanzas, al mostrar la verdad, deben dar luz sobre las consecuencias para el
comportamiento, no deben ser asépticas en el sentido de la postura relativista que ofrece unas junto a
otras «posibles verdades» sobre lo mismo sin que sobre ninguna haya certeza, sin que ninguna por lo
tanto comprometa. Cuando hay razones para la convicción firme, deducida de la verdadera
naturaleza de las cosas, la verdad se ha de hacer norma de comportamiento, no cabe la neutralidad,
exige coherencia entre inteligencia y voluntad, « la unidad de vida» de que tanto ha hablado el Beato
Josemaría Escrivá.
         «El buen profesor - ha dicho Mary Warnock - debe estar bien preparado para enseñar un etos
específico, una forma preferente de comportamiento». Ha de explicar «sus principios morales, y hablar
explícitamente en favor de la rectitud, generosidad, honestidad, industriosidad, caridad». «Los
profesores no pueden, y no deberían, aparecer neutros entre los diferentes puntos de vista. Pues en
muchos casos, neutralidad puede ser interpretada como indiferencia”. No hay buena enseñanza en el
vacío moral».
         El universitario ha de ser un hombre que se siente atraído por ideales nobles y elevados,
conformes con una visión cierta del mundo y del hombre. Y de habituarse a perseguir la realización
de esos ideales, a proponerlos con su ejemplo y con su palabra a los estudiantes, a dar a su vida un
contenido moral. Hacer avanzar y enseñar las Ciencias y la Tecnología sin acompañarlas de los
principios éticos fundamentales puede conducir, y de hecho conduce, a las más aberrantes
consecuencias para el hombre y para la sociedad. La existencia de verdades objetivas que no deben
ignorarse supone la necesidad de normas éticas deducidas de ellas, que han de ser conocidas y
seguidas.
              3.3.4. Amor a la libertad
                     3.3.4.1. El universitario reclama libertad
                           Es muy propio del espíritu universitario el amor apasionado a la libertad.
Surge de la profunda convicción de la elevada dignidad de la persona humana en uno mismo y en los
demás, y se demanda como condición imprescindible para alcanzar la verdad mediante el estudio, la
reflexión y la investigación científica, para enseñar con coherencia, para participar a otros las propias
certezas y perplejidades. Se pide libertad para la institución universitaria, un amplio margen de
independencia de los poderes civiles, políticos y económicos, para buscar y difundir la verdad sin
presiones de parte. Se quiere autonomía en el gobierno, en la selección de las personas, en los planes
de estudio, en la investigación, en la administración. Se comprende la necesidad de un mínimo de
ordenamientos básicos comunes para los distintos niveles educativos y para determinadas
titulaciones, y que la administración pública provea al establecimiento de centros de enseñanza y de
investigación científica, pero se rechaza todo uniformismo y exclusivismo, se entiende la educación
como una actividad en la que es bueno que entre en juego la libre iniciativa social.


               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                               25

          El amor a la libertad, junto al rigor critico, hace al universitario muy poco sensible a las
coacciones de cualquier tipo, se mantiene firme en lo que considera verdadero y justo, no se deja
llevar por las modas y los convencionalismos sociales si descubre incongruencias o falsedades; no
tolera el autoritarismo, la imposición Para cambiar en sus apreciaciones necesita ver razones
suficientes, recaba que se le haga ver por qué. No se deja aprisionar en una escuela de pensamiento
rígida, quiere poder discrepar, salir de ella cuando surgen cuestiones que no le convencen. Sabe que
en múltiples cuestiones puede encontrarse equivocado y está abierto a que se lo hagan ver, a que le
muestren las causas de su posición errónea; pero no se somete sin más, debe ser él quien se convenza
de su error. Comprende la necesidad de que haya normas, pero quiere conocer su justificación y sus
ventajas.
                     3.3.4.2. Respeto a la libertad de los demás
                          Al propio tiempo que es celoso de su personal libertad, el universitario siente
un delicado respeto por la libertad de los demás, y se hace defensor de ella, se opone a cualquier
atropello. La exposición de pareceres diferentes no conduce a una batalla dialéctica con vencedores y
vencidos, sino que es un modo de acercarse entre todos a la verdad, con mutuo enriquecimiento, sin
menoscabo de la dignidad personal de nadie. Y cuando se dan discrepancias respecto a cuestiones
fundamentales, aun cuando se esté seguro de las propias convicciones y del error del otro, el noble
deseo de dar luz, de sacar del error, ha de acompañarse de la profunda consideración a la persona, de
un esmerado aprecio a su libertad.


                     3.3.4.3. Educar en libertad y responsabilidad
                           El amor a la libertad propia y ajena es solidario con la conciencia de la
consiguiente responsabilidad. Cada persona es libre y por eso es responsable, cada persona ha de
aprender a hacer un uso responsable de su libertad. El verdadero espíritu universitario es un espíritu
de libertad y responsabilidad, redama con todo derecho libertad y asume sin miedo la responsabilidad
consiguiente.
          Las enseñanzas del Fundador de la Universidad de Navarra, el Beato Josemaría, son
ciertamente luminosas. Ve la libertad en su más plena radicalidad, como «don de Dios», que «al
creamos, ha querido correr el riesgo y la aventura de nuestra libertad, ha, querido una historia que sea
una historia verdadera, hecha de auténticas decisiones, y no una ficción ni un juego». Y quería para la
Universidad «educación en la libertad personal yen la responsabilidad también personal», que hubiera
«espíritu de convivencia» porque «es en la convivencia donde se forma la persona; allí aprende cada
uno que, para poder exigir que respeten su libertad, debe saber respetar la libertad de los otros». Decía
de la libertad: «cada día la amo más, la amo sobre todas las cosas terrenas; es un tesoro que no
apreciaremos nunca bastante».
          Educar en la libertad y responsabilidad es mostrar los ideales que mueven al uso responsable
de la libertad en un determinado sentido, que hacen que valga la pena entregarse a ellos renunciando
a otras posibilidades; es confiar en las personas, fiarse del testimonio ajeno, dejar amplio margen a la
iniciativa, no constreñir con exceso de normas y reglamentos, distribuir tareas con indicación de
objetivos más que de modos detallistas de actuar; es no extremar controles y vigilancias, estimular la
sinceridad y la nobleza cuando se ha producido un hecho no correcto. Consiste en promover el amor
al trabajo, el compañerismo, la convivencia con todos; en corregir con comprensión, en hacer ver al
que no actúa bien las razones por las que aquello puede resultar dañoso, para él mismo y para los
demás, Se logra cuando se reconoce en a práctica, en toda clase de relaciones, la elevada
consideración y dignidad Que merecen todas las personas con independencia de su nivel cultural, de
su posición social, de la clase de actividad que desarrollan; cuando se interviene en defensa de la
libertad de otros, se evita el atropello, la intimidación, la burla, se elimina cualquier género de
violencia. Se forma en libertad cuando se dialoga con respeto, cuando se razona con serenidad,
cuando se comprenden gustos diferentes, aficiones, valoraciones distintas de las de uno mismo,
puntos de vista divergentes o aun opuestos a los propios. Se educa en libertad y responsabilidad al
hacer personalmente uso ejemplar y responsable de la libertad, con pleno respeto a la ajena.


               Nancy Malca Tello                                              Carmen Vidaurre Nieto
Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual                                                 26

               3.3.5. Espíritu de servicio
                     3.3.5.1. La alegría de servir
                          En la esencia de la vocación universitaria, como en cualquiera otra
educativa, está el afán sincero de contribuir a la elevación de los demás. Se quiere ayudar al
desarrollo de la personalidad, al cultivo de la mente y del espíritu, a poner a otros en condiciones de
desplegar en la sociedad con la mayor competencia una actividad profesional; se busca hacer todo lo
posible para que haya en la sociedad hombres y mujeres con un sentido recto de la vida, capaces de
hacer uso de su libertad, responsables, conocedores de en dónde se encuentra y cómo se alcanza la
verdadera felicidad. El universitario contempla con gozo los resultados de ese querer bien a sus
alumnos; entiende que al hacerles crecer como personas, al contribuir a que encuentren un norte en
su vida, a que puedan desenvolverse en ella dignamente, presta a los demás su mejor servicio y siente
en lo más hondo de su ser la alegría de servir; encuentra en ese servido a la persona una justificación
a su propia vida, un modo noble y elevado de realizarse así mismo.
           El Fundador de la Universidad de Navarra se refería a esta alegría de servir al dirigirse a unos
distinguidos universitarios; Sois unos preclaros cultivadores del Saber, enamorados de la Verdad, que
buscáis con afán para sentir luego la desinteresada felicidad de contemplarla. Sois, en verdad,
servidores nobilísimos de la Ciencia, porque dedicáis vuestras vidas a la prodigiosa aventura de
desentrañar sus riquezas, pero además la tradición cultural del cristianismo, que transmite a v tareas
plenitud humana, os empuja a comunicar después esas riquezas a los estudiantes, con abierta
generosidad, en la alegre labor de magisterio, que es forja de hombres, mediante la elevación de su
espíritu”.
          La alegría que el universitario siente al servir arranca del alto valor y dignidad que sabe
apreciar en la persona. Por eso se entrega con generosidad a su función educativa, sirve con total
libertad. Su trabajo no es servil, no es forzado; ni siquiera tiene un .a cambio’ no lo hace por lo que
cobra ni por complacerse con el aplauso de las gentes; sirve con señorío, mira al bien que
proporciona a otros; se enorgullece de que otros comiencen donde él termina, de verse superado por
sus discípulos; piensa siempre en que de algún modo contribuye a forjar un futuro mejor.
        El universitario se mueve en su oficio y siembra al voleo con su ejemplo lo que el Beato
Josemaría Escrivá llamaba “mentalidad de servido», descubre y enseña a descubrir esa enaltecedora
dimensión de la personalidad humana que es servir, prestar un servicio que es ya noble cuando se
queda en el plano humano y que adquiere su más pleno valor cuando es también cristiano


                     3.3.5.2. Servir con el propio trabajo
                         A veces se piensa en ayudar y servir a otros en actividades ocasionales,
marginales, sin duda laudables. Pero hay una forma básica de servir a los demás que consiste en
esmerarse en realizar bien el propio trabajo profesional, con la calidad que se tiene derecho a esperar,
poniendo esfuerzo, honradez y afán de superación, con un trato atento, considerado, amable, con el
fiel cumplimiento de as obligaciones contraídas. La profesión tiene un indudable valor social en el
entretejido de las ocupaciones humanas y ejercerla bien es un excelente servicio.
          El universitario sirve con su propio trabajo en cada uno de sus variados aspectos. En la
investigación científica, al contribuir al avance de los saberes y al progreso de los pueblos, al difundir
los hallazgos conseguidos; y tanto más, cuanto el nivel de ese quehacer sea más alto, cuanto más se
eleve sobre la mediocridad. Sirve con su actividad docente al cuidar la calidad y actualización de lo
que enseña, al buscar las técnicas didácticas más apropiadas, al despertar el interés por las cuestiones,
cuando es claro y trata de facilitar el aprendizaje y no el lucimiento personal. Sirve al alumno cuando
le invita a contemplar insospechados horizontes que le elevan sobre el plano del acontecer diario, de
los intereses cortos, y le incitan al trabajo, al esfuerzo, a formarse lo mejor posible.
         Muy preciado servicio es todo cuanto hace el profesor universitario por lograr lo que el
Beato Josemaria Escrivá llamaba formación enteriza de las personalidades jóvenes», a la vez que se



                Nancy Malca Tello                                               Carmen Vidaurre Nieto
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI
GUIA DE MTI

Más contenido relacionado

Similar a GUIA DE MTI

Edutec 2012 diseño mixto
Edutec 2012 diseño mixtoEdutec 2012 diseño mixto
Edutec 2012 diseño mixtoSusana ARCHONDO
 
Diseño e investigación en el aula universitaria
Diseño e investigación en el aula universitariaDiseño e investigación en el aula universitaria
Diseño e investigación en el aula universitariaSusana Archondo Ormachea
 
Silabo Metodologia De La Investigacion
Silabo Metodologia De La InvestigacionSilabo Metodologia De La Investigacion
Silabo Metodologia De La InvestigacionBeatriz Lopez
 
Gestion analisis informacion_ni_2013_i
Gestion analisis informacion_ni_2013_iGestion analisis informacion_ni_2013_i
Gestion analisis informacion_ni_2013_ijorgejemc
 
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006Ruben Arias
 
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)Javier Danilo
 
Programa del curso
Programa del cursoPrograma del curso
Programa del cursojoel
 
Diseño instruccional
Diseño instruccionalDiseño instruccional
Diseño instruccionalArelys0608
 
Los Contenidos
Los ContenidosLos Contenidos
Los ContenidosUNAH
 
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdf
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdfGuía Didáctica Neurodidáctica1.pdf
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdfPatriciaOrtegaGuzman
 
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnos
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnosPresentacion clases tecnicas de estudio alumnos
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnosCatalina Moreno
 

Similar a GUIA DE MTI (20)

Edutec 2012 diseño mixto
Edutec 2012 diseño mixtoEdutec 2012 diseño mixto
Edutec 2012 diseño mixto
 
Silabo mi 2009
Silabo mi 2009Silabo mi 2009
Silabo mi 2009
 
Diseño e investigación en el aula universitaria
Diseño e investigación en el aula universitariaDiseño e investigación en el aula universitaria
Diseño e investigación en el aula universitaria
 
Silabo Metodologia De La Investigacion
Silabo Metodologia De La InvestigacionSilabo Metodologia De La Investigacion
Silabo Metodologia De La Investigacion
 
Gestion analisis informacion_ni_2013_i
Gestion analisis informacion_ni_2013_iGestion analisis informacion_ni_2013_i
Gestion analisis informacion_ni_2013_i
 
Enfoques proyecto
Enfoques proyectoEnfoques proyecto
Enfoques proyecto
 
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006
Aravena et-al-investigacion-educativa-i-2006
 
Investigacion educativa
Investigacion educativaInvestigacion educativa
Investigacion educativa
 
Investigacion educativa
Investigacion educativaInvestigacion educativa
Investigacion educativa
 
Investigacion educativa
Investigacion educativaInvestigacion educativa
Investigacion educativa
 
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)
Teoria y metodologia de la investigacion (CARLOS ANDRÉS BOTERO)
 
01 Presentacion
01   Presentacion01   Presentacion
01 Presentacion
 
El Metodo
El MetodoEl Metodo
El Metodo
 
Programa del curso
Programa del cursoPrograma del curso
Programa del curso
 
Diseño instruccional
Diseño instruccionalDiseño instruccional
Diseño instruccional
 
POE 2
POE 2POE 2
POE 2
 
Evaluación
EvaluaciónEvaluación
Evaluación
 
Los Contenidos
Los ContenidosLos Contenidos
Los Contenidos
 
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdf
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdfGuía Didáctica Neurodidáctica1.pdf
Guía Didáctica Neurodidáctica1.pdf
 
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnos
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnosPresentacion clases tecnicas de estudio alumnos
Presentacion clases tecnicas de estudio alumnos
 

Más de Pia Hurtado Burgos (20)

Triptico spi
Triptico spiTriptico spi
Triptico spi
 
Soluciones
SolucionesSoluciones
Soluciones
 
Ph
PhPh
Ph
 
Agua
AguaAgua
Agua
 
Tabla periodica
Tabla periodicaTabla periodica
Tabla periodica
 
Proteinas
ProteinasProteinas
Proteinas
 
Lipidos
LipidosLipidos
Lipidos
 
Carbohidratos
CarbohidratosCarbohidratos
Carbohidratos
 
Compuestos nitrogenados
Compuestos nitrogenadosCompuestos nitrogenados
Compuestos nitrogenados
 
Compuestos oxigenados
Compuestos oxigenadosCompuestos oxigenados
Compuestos oxigenados
 
Hidrocarburos
HidrocarburosHidrocarburos
Hidrocarburos
 
Muerte celular apoptosis y necrosis
Muerte celular apoptosis y necrosisMuerte celular apoptosis y necrosis
Muerte celular apoptosis y necrosis
 
Nucleo celular
Nucleo celularNucleo celular
Nucleo celular
 
Ciclo celular
Ciclo celularCiclo celular
Ciclo celular
 
Ciclo celular
Ciclo celularCiclo celular
Ciclo celular
 
Endomembranas
EndomembranasEndomembranas
Endomembranas
 
Uniones celulares
Uniones celularesUniones celulares
Uniones celulares
 
Teoria y arquitectura celular
Teoria y arquitectura celularTeoria y arquitectura celular
Teoria y arquitectura celular
 
Citoesqueleto
CitoesqueletoCitoesqueleto
Citoesqueleto
 
1º practica medidas de frecuencia y tendencia central
1º practica medidas de frecuencia y tendencia central1º practica medidas de frecuencia y tendencia central
1º practica medidas de frecuencia y tendencia central
 

Último

SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024gharce
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsConsueloSantana3
 
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docx
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docxSecuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docx
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docxNataliaGonzalez619348
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdfOswaldoGonzalezCruz
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOweislaco
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfvictorbeltuce
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadJonathanCovena1
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdf
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdfFichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdf
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdfssuser50d1252
 
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfssuser50d1252
 
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdfssuser50d1252
 
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxSIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxLudy Ventocilla Napanga
 
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialDía de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialpatriciaines1993
 
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO YESSENIA 933623393 NUEV...
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO  YESSENIA 933623393 NUEV...IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO  YESSENIA 933623393 NUEV...
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO YESSENIA 933623393 NUEV...YobanaZevallosSantil1
 

Último (20)

SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressions
 
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docx
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docxSecuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docx
Secuencia didáctica.DOÑA CLEMENTINA.2024.docx
 
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
 
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión  La luz brilla en la oscuridad.pdfSesión  La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
 
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptxPPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
 
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdfTema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
 
Earth Day Everyday 2024 54th anniversary
Earth Day Everyday 2024 54th anniversaryEarth Day Everyday 2024 54th anniversary
Earth Day Everyday 2024 54th anniversary
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdf
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdfFichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdf
Fichas de MatemáticA QUINTO DE SECUNDARIA).pdf
 
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de matemática DE PRIMERO DE SECUNDARIA.pdf
 
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdfFichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdf
Fichas de Matemática TERCERO DE SECUNDARIA.pdf
 
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docxSIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
SIMULACROS Y SIMULACIONES DE SISMO 2024.docx
 
Aedes aegypti + Intro to Coquies EE.pptx
Aedes aegypti + Intro to Coquies EE.pptxAedes aegypti + Intro to Coquies EE.pptx
Aedes aegypti + Intro to Coquies EE.pptx
 
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialDía de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
 
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO YESSENIA 933623393 NUEV...
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO  YESSENIA 933623393 NUEV...IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO  YESSENIA 933623393 NUEV...
IV SES LUN 15 TUTO CUIDO MI MENTE CUIDANDO MI CUERPO YESSENIA 933623393 NUEV...
 

GUIA DE MTI

  • 1. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 1 UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO FACULTAD DE MEDICINA ESCUELA DE MEDICINA METODOLOGÍA DEL TRABAJO INTELECTUAL GUÍA DE ESTUDIO Recomendada para los estudiantes de las Escuelas de Medicina, Odontología y Enfermería. Autoras: Mgtr. Nancy Malca Tello – Coordinadora Lic. Carmen Vidaurre Nieto 2º edición Chiclayo - Perú 2010 Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 2. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 2 Reservados todos los derechos de autoría Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso de las autoras Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 3. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 3 ÍNDICE Prólogo 5 I. El estudio y los factores que favorecen o dificultan el aprendizaje. 7 1.1. El Quehacer Universitario 8 1.2. Los Problemas de Estudio 35 1.2.1. ¿Qué es estudiar? 35 1.2.2. Los Problemas de Estudio 36 1.2.3. Proyecto de Estudio 37 1.3. Estilos de Aprendizaje y los Procesos Metacognitivos. 37 1.3.1. Metacognición 38 1.3.2. Metacognición y las Estrategias de Aprendizaje 42 1.3.3. ¿Qué son los Estilos de Aprendizaje? 42 1.3.4. Las distintas Teorías y cómo se relacionan entre sí. 48 1.3.5. Estilos de Aprendizaje y Estrategias. 50 1.3.6. Los Estilos de Aprendizaje y la Teoría de las Inteligencias Múltiples. 50 1.3.7. La Inteligencia Emocional 51 1.4. Factores que influyen en el Estudio. 55 1.5. El Estudio como Aprendizaje Significativo. 56 1.6. Planificación del Estudio. 61 II. Método de Estudio por Comprensión 71 2.1. Naturaleza y características del Método de Estudio por Comprensión (Método Faber). 72 2.2. Memorización y Comprensión 72 2.3. Fases del Método de Estudio por comprensión. 75 2.4. Actitudes para el desarrollo del Método de Estudio por Comprensión. 78 III. Técnicas de Estudio 83 3.1. Naturaleza y Tipología de las Técnicas de Estudio. 83 3.2. Naturaleza de las Técnicas 83 3.3. Clasificación y tipología de las técnicas de estudio 85 3.4. La Conceptualización. 87 3.5. El Análisis 90 3.6. El Fichaje: Fichas de Investigación o de Trabajo. 94 3.7. Normas de Referencias Bibliográficas. 101 3.7.1. Referencias Bibliográficas: Estilo Vancouver. 102 3.8. La Lectura. 115 3.8.1. Clases de Lectura 117 3.8.2. Tipos de Lectura 119 3.8.3. Niveles de Lectura 120 3.8.4. El Estudiante ante la Lectura. 121 3.8.5. Análisis estructural del texto 122 3.8.6. Actitudes del Estudiante frente a la lectura. 127 3.8.7. ¿Cómo debe leerse: La Lectura Organizada? 128 3.8.8. La Concentración en la lectura. 131 Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 4. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 4 3.8.9. La Toma de Notas a partir de la lectura. 131 3.8.10. Los Textos. 133 3.8.11. Los Documentos en el Estudio. 134 3.9. Subrayado, Resumen y Toma de Apuntes. 139 3.9.1. El Subrayado 140 3.9.2. El Resumen 143 3.9.3. La Toma de Apuntes. 147 3.10. Mapas Conceptuales y Mapas Mentales. 151 3.10.1. Mapa Conceptual 152 3.10.2. Mapa Mental. 157 3.11. Uve Heurística, Diagramas y Esquemas 165 3.11.1. La Uve Heurística 166 3.11.2. Diagramas 171 3.11.2. 1. Diagrama del ¿por qué? 172 3.11.2. 2. Diagrama del Árbol de Problemas 174 3.11.2. 3. Diagrama del Árbol de Conceptos. 176 3.11.2. 4. Diagrama de Causa – Efecto (Ishikawa). 177 3.11.3. Esquemas 178 3.11.3.1. Esquema de Barras. 179 3.11.3.2 Esquema Numérico. 180 3.11.3.3 Esquema de Flechas. 181 IV. La Investigación Bibliográfica. 185 4.1. La Investigación Científica: Proceso y Tipos. 186 4.2. Plan de Investigación de la Bibliográfica: Marco Teórico, Problema Científico, Importancia y Objetivos. 192 4.2.1. Marco Teórico 193 4.2.1.1 Formulación del Problema Científico. 194 4.2.1.2 Importancia. 194 4.2.1.3 Determinación de Objetivos. 195 4.3 Técnicas e Instrumentos de Registro y Análisis de Información: Fichas de Investigación o de Trabajo. 198 4.4. Normas para redactar el Informe de Investigación Bibliográfica: La Monografía. 202 4.4.1. Estructura de la Monografía. 206 V. GLOSARIO 210 VI. APÉNDICE: LECTURAS RECOMENDADAS 214 Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 5. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 5 UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO FACULTAD DE MEDICINA ESCUELA DE MEDICINA PRESENTACIÓN La presente Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual que se pone a disposición de los estudiantes de la Facultad de Medicina, busca preparar al estudiante para la vida universitaria. Ser estudiante universitario conlleva a una responsabilidad muy especial, y por ello es conveniente relevar este significado, para que cada estudiante asuma el papel que le corresponde y se forme profesionalmente en forma integral. Estudiar en la Universidad trae consigo nuevas y variadas situaciones. Es un sistema de vida totalmente distinta a la que se vivió anteriormente; por tal motivo requiere de una preparación adecuada y saber afrontar todas y cada una de las implicancias que se van a derivar de tales experiencias. Fundamentalmente en la universidad, el estudiante que ingresa debe distinguir tres funciones: a) Docencia en el más alto nivel, b) Investigación estrictamente científica y c) Proyección social al servicio de la sociedad. Para poder cumplir estas tres funciones la Universidad planifica su desarrollo, pero el estudiante tiene que saber adaptarse a tales situaciones, pues todo universitario debe aprender no solo las funciones de su profesión, sino que, además debe dominar las técnicas de estudio, de investigación y sobre todo poseer una cultura básica. El trabajo universitario requiere de técnicas de estudio que nos permita desarrollar habilidades intelectuales para hacer del estudio una verdadera fuente de producción intelectual creativa y a la vez aplicar estrategias que harán más sistemático, fácil y eficiente nuestro trabajo en la universidad. La presente Guía de Estudio además de situar al estudiante en el ambiente académico, le proporciona los elementos teórico-prácticos para mejorar sus habilidades intelectuales, estrategias metodológicas y técnicas de estudio. El presente trabajo realizado se ha elaborado partiendo de la ciencia como un modo de conocimiento, presenta las características y condiciones del aprendizaje innovador y la Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 6. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 6 resolución de problemas como parte del trabajo intelectual que el estudiante realiza en la universidad y que además presenta actividades en cada capítulo para que determine y aplique su aprendizaje y preparación. Todo esto incentivará el estudiante a que desarrolle su propio estilo de aprendizaje basado en el aprender haciendo. Asimismo, cabe mencionar, que para la redacción del informe de investigación – citas y referencias bibliográficas – se utiliza el Estilo Vancouver, aplicado para la Ciencias Biomédicas; por lo que la presente Guía, se recomienda su uso también para los estudiantes de las Escuelas de Odontología y Enfermería. Con la seguridad, de que esta Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual incentive y motive a nuestros estudiantes a un trabajo universitario creativo, reflexivo, innovador que redundarán en su formación integral como personas y mejores profesionales. Finalmente, queremos terminar mencionando esta reflexión de Arturo Graf “Excelente maestro es aquél que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender” Mgtr. Nancy Malca Tello Lic. Carmen Vidaurre Nieto AUTORAS Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 7. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 7 I. EL ESTUDIO Y LOS FACTORES QUE FAVORECEN O DIFICULTAN EL APRENDIZAJE INTRODUCCIÓN: Esta primera parte del desarrollo del curso está referido al Estudio y a los Factores que favorecen y dificultan el aprendizaje en los alumnos, especialmente en la universidad, donde se involucran aspectos concretos en su preparación académica, que es la base de lo que la universidad espera de sus alumnos. Además de situar al estudiante en el ambiente académico, universitario le proporciona los elementos teóricos- prácticos para mejorar sus habilidades intelectuales y las estrategias necesarias para que su rendimiento en la universidad sea el más óptimo. Conocer cuales son los factores que impiden al estudiante desempeñarse como tal, es uno de los mayores problemas que se presentan en su vida estudiantil, por lo que este debe tener sus objetivos claros y una actitud muy particular frente al conocimiento y alcanzar la meta esperada de la manera más acertada. Vamos a profundizar algunos factores internos y externos que condicionan al alumno a que los resultados sean más adecuados y no genere desorientación durante el proceso de su formación; y posteriormente le permita llegar a conclusiones personales para luego superarlas con las orientaciones que requiera de parte de sus profesores. Veamos pues, el contenido de esta primera unidad como la guía de aquello que necesitamos para desarrollar habilidades acordes al nivel superior como es la universidad, que requiere alumnos con un desarrollo intelectual para hacer del estudio una verdadera fuente de producción creativa y de carácter científico. OBJETIVOS: Elabora y expone las conclusiones sobre los aspectos fundamentales del quehacer universitario. Identifica los diferentes tipos de aprendizajes y examinar las características de la metodología del estudio que se requiere en la Escuela de Medicina, basado en la reflexión crítica y el aprendizaje innovador que requiere todo estudiante universitario. Reconoce los objetivos y los factores internos y externos que inciden en él cuando estudia y esbozará un diagnóstico del empleo del tiempo de estudio personal. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 8. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 8 1.1. EL QUEHACER UNIVERSITARIO: El quehacer universitario, como cualquier otro de los hombres, responde a un espíritu que viene a ser su principio, lo que le confiere su carácter propio, su sustancia. Con la expresión “espíritu universitario” se quiere tratar aquí de algo más profundo de lo que podría corresponder al estilo, modo de hacer, práctica usual o forma de comportarse del universitario. Se pretende bosquejar el núcleo constitutivo de la actividad universitaria y de la vocación al trabajo en una Universidad aquellos objetivos básicos y preferentes que al ser descubiertos resultan suficientemente atractivos para dedicar a ellos, con entusiasmo, toda una vida profesional; el talante con que se emprende y realiza esa tarea, el modo sustantivo de entenderla; y, como consecuencia, el sello más propio que la Universidad imprime en las personas que integran la comunidad universitaria, de tanta significación para cada una de ellas y para la sociedad. A continuación se da a conocer el esquema sobre el quehacer universitario planteado por Ponz, 1996: 3.1. Trascendencia personal y social de la Universidad. 3.1.1. Contribución científica y cultural. 3.1.2. Valoración de la persona y de la educación superior. 3.2. La idea de Universidad y el espíritu universitario. 3.2.1. Diversos modos de entender la Universidad. 3.2.2. Una Universidad centrada en la persona yen la sociedad. 3.2.3. Vocación universitaria. 3.3. Características del espíritu universitario. 3.3.1. Elevada estimación de la dignidad de la persona humana. 3.3.2. Búsqueda, conocimiento y participación de la verdad. 3.3.2.1. El anhelo de saber verdadero. 3.3.2.2. Hábitos intelectuales para la búsqueda y la adquisición de la verdad. 3.3.2.2.1. Esfuerzo intelectual. 3.3.2.2.2. Estudio y rigor crítico. 3.3.2.2.3. Humildad intelectual. 3.3.2.3. Amor y participación de la verdad. 3.3.2.3.1. Amor desinteresado a la verdad. 3.3.2.3.2. La difusión de la verdad mediante las publicaciones científicas. 3.3.2.3.3. Delicadeza al mostrar la verdad. 3.3.2.3.4. Respeto a la opinión ajena y al que está en el error. 3.3.2.4. Mente abierta a toda verdad. 3.3.2.4.1. Especialización profesional y educación liberal. 3.3.2.4.2. El cultivo de la mente. 3.3.2.4.3. Saber universal y síntesis de la cultura. 3.3.2.4.4. Saber universal y dimensión religiosa del hombre. 3.3.2.4.5. El universitario, hombre de criterio. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 9. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 9 3.3.3. Fidelidad a la verdad. 3.3.3.1. Adhesión y compromiso con la verdad. 3.3.3.2. Veracidad. 3.3.3.3. Verdad y principios éticos. 3.3.4. Amor a la libertad. 3.3.4.1. El universitario redama libertad. 3.3.4.2. Respeto a la libertad de los demás. 3.3.4.3. Educar en libertad y responsabilidad. 3.3.5. Espíritu de servido. 3.3.5.1. La alegría de servir. 3.3.5.2. Servir con el propio trabajo. 3.3.5.3. Servir mediante la cooperación. 3.3.5.4. Servir a la sociedad, con sentido de la responsabilidad social. 3.3.5.4.1. El mejor servicio universitario a la sociedad. 3.3.5.4.2. Educación para la convivencia social, 3.3.5.4.3. Espíritu de solidaridad. 3.3.5.4.4. Sensibilidad social. 3.3.6. Universalidad 3.4. Adquisición y transmisión del espíritu universitario. 3.1. TRASCENDENCIA PERSONAL Y SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD 3.1.1. Contribución científica y cultural En nuestros días, más quizá que en otras épocas, se percibe la grao trascendencia personal y sedal de la Universidad. Se ve a la institución universitaria como instrumento decisivo para la elevación cultural y espiritual de los pueblos y para el progreso científico y tecnológico, como lugar de preparación de las personas que con su criterio bien formado y su actividad profesional competente pueden orientar correctamente el desenvolvimiento futuro de la vida del hombre, corno fuente para una mejor y más adecuada utilización de los recursos naturales y logro de una vida más saludable, como elemento básico que permita alcanzar una más apropiada configuración de la sociedad y una convivencia social más humana. 3.1.2. Valoración de la persona y de la Educación Superior Se está despertando también en el mundo de hoy una mayor conciencia de la dignidad del hombre, y del alto valor que corresponde a la educación, precisamente para que el hombre pueda vivir verdaderamente como hombre. Esto quizás se deba a que, por contraste, la vida humana se desarrolla con frecuencia en unas circunstancias que pueden conducir a que el hombre se conforme con la condición de animal o de cosa, bajo una presión ambiente que tiende a minusvalorarle como personal. De hecho, se codicia ahora la educación en todos sus niveles y por la práctica totalidad de las personas. La sociedad establece el límite de la instrucción obligatoria en grados y edades cada vez más altos y proporciona para eso los medios oportunos. La Universidad no es vista ya como un lugar Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 10. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 10 de educación superior reservado a una élite social, sino como nivel educativo al que deben poder acudir todos cuantos lo deseen y reúnan las condiciones intelectuales apropiadas. Y de hecho están llegando felizmente a ella personas de las más variadas procedencias, hombres y mujeres, de la ciudad y del campo, cuyos padres son o no universitarios y se dedican a cualquier oficio o profesión Este proceso está conduciendo, al menos en estas últimas décadas, a una transformación social importante, de progresiva elevación del nivel de titulación académica que poseen quienes se ocupan de desempeñar las diversas funciones que se dan en la sociedad. Los universitarios van siendo, en efecto, una proporción progresivamente mayor, tanto porque aparecen tareas nuevas que requieren esa preparación intelectual, como por aumento del número de las que ya se venían realizando con esa titulación, o por la creciente complejidad de las cuestiones; pero también por el noble anhelo de elevación cultural que hace que sean ahora universitarios quienes se ocupen de tareas que se venían ejerciendo sin esa cualificación. Todo esto pone de relieve que la Universidad tiene un alcance y repercusión creciente, afecta a mayor proporción de personas; y que los universitarios tienen hasta numéricamente más peso en la sociedad. La Universidad, al adquirir conciencia de esa mayor responsabilidad, se ha planteado a sí misma en los últimos años profundos interrogantes acerca de su misión y su naturaleza, convencida de a importancia que tenía poder resolverlos con acierto. 3.2. LA IDEA DE UNIVERSIDAD y EL ESPÍRITU UNIVERSITARIO 3.2.1. Diversos modos de entender la Universidad Parece evidente que el espíritu universitario dependerá de la idea que se tenga sobre lo que es o debe ser la institución universitaria. La “Universidad”, es un concepto abstracto que se aplica a un gran número de “Universidades”, realidades concretas que responden a finalidades no univocas y que están dirigidas y son realizadas por personas muy diferentes, en las que se dan de hecho distintos modos de entender la Universidad, que incluyen algunos elementos comunes, junto a otros claramente diferenciadores. Hoy día hay general acuerdo en que la Universidad que propiamente quiera serio debe dar enseñanzas del nivel superior y ha de desarrollar una actividad investigadora. Hay ya discrepancias, al menos en la práctica, sobre la importancia relativa que haya de darse a una y otra de esas fondones, tanto en la aplicación de tiempos y recursos, como en la selección del profesorado, temas en los que no se Va a entrar aquí. Existen también notables diferencias en cuanto a la diversidad de ciencias que una Universidad debe ofrecer y cultivar y en cuanto a si las enseñanzas han de ser entendidas como medio de acceso al saber al margen de sus aplicaciones prácticas, o como preparación inmediata al ejercicio de una profesión. Hay así Universidades preferente o exclusivamente dedicadas a las enseñanzas técnicas, otras que excluyen cuanto no sea ciencia positiva, otras que extreman la formación profesional muy especializada, y las hay asimismo que atienden sólo o muy principalmente a la formación humanística. Se ha de señalar por último que en muchas Universidades se restringe la actividad docente a transmitir conocimientos y despertar el interés por las materias propias de la carrera universitaria seleccionada por el estudiante, renunciando a lo que podría considerarse «educación superior», es decir, a contribuir e impulsar el desarrollo de la personalidad del estudiante universitario. 3.2.2. Una Universidad centrada en la persona y en la sociedad No es oportuno hacer aquí una exposición y discusión de las distintas concepciones existentes sobre lo qué debe ser una Universidad, tema que es más propio del capitulo dedicado a su misión. Se hará solamente referencia a Un modo de entender la Universidad, que se considera apropiado para u-atar del espíritu universitario, que centra su atención en el bien de la persona y en el de la sociedad. Es fruto de una dilatada experiencia personal del autor de estas líneas, del conocimiento de diversas instituciones y de la lectura y conversación con preciados y ejemplares Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 11. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 11 maestros. Desea basarse sobre todo en las abundantes enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Universidad de Navarra, en relación con las tareas universitarias. Quizás pueda servir para dar más plenitud de contenido y más amplios y sugerentes horizontes a la vocación universitaria de muchos, y para dar más hondo sentido al espíritu universitario. En breves palabras, la Universidad ha de considerarse como comunidad de saberes (universitas scientiarum) y comunidad de personas (universitas magistrum et scholarium), institución dedicada a la enseñanza en el más alto nivel, al cultivo del saber universal y a su acrecentamiento mediante la investigación en las diversas ciencias, y a la educación superior e integral de sus estudiantes. Pone su mayor empeño en la búsqueda y conocimiento de la verdad en los diferentes campos del saber, sean científico-naturales, técnicos, sociales, jurídicos, humanísticos o del espirito, y en transmitir esos conocimientos con fidelidad y en forma asequible a las nuevas generaciones. Quiere estar en la vanguardia del avance científico, colaborar abiertamente con otras instituciones de fines convergentes, participar en los foros internacionales para el intercambio de los hallazgos conseguidos y para la generación y difusión de la cultura. Aspira a realizar e irradiar en servicio del hombre una síntesis de esa cultura que proporcione una visión del mundo y del hombre conforme con el avance de las ciencias y con la verdadera naturaleza de las cosas. La universidad rectamente entendida es consciente de la elevada dignidad de la persona humana y promueve por muy diversos medios el desenvolvimiento y enriquecimiento de la personalidad, la adquisición de los hábitos intelectuales precisos para encontrar la verdad, profundizar en ella, participarla a los demás y contrastar pareceres en el curso del diálogo científico; enseña a poner en juego las capacidades personales, en un trabajo ordenado e intenso; siente gran amor a la libertad de todos y muy delicado respeto a la conciencia de cada uno; impulsa la creatividad y el espíritu de iniciativa y trata de educar para un recto y responsable ejercicio de la libertad; tiene en el punto de mira de todas sus actividades el servicio a las personas individualmente consideradas y en cuanto miembros de una sociedad, y estimula el afán de servido recíproco, de comprensión mutua, de cooperación y cordial convivencia, de solidaridad universal. Tiende así a la preparación de graduados que sean competentes y aun prestigiosos en su especialidad y profesión, que estén persuadidos de que para alcanzar la verdad se requiere estudio y esfuerzo, y que sean a la vez hombres o mujeres de criterio recto y buenos ciudadanos. La Universidad está abierta a todos, sin discriminaciones, y a todos quiere servir. 3.2.3. Vocación universitaria El panorama que sumariamente acaba de ofrecerse acerca de los propósitos de una Universidad es suficiente para darse cuenta de lo arduo, complejo y multiforme de la empresa. Desde luego, no es tarea fácil. Reclama un gran esfuerzo personal y una muy generosa entrega, que sólo pueden darse cuando se percibe no sólo la intima satisfacción que provoca la contemplación de la verdad, sino también la felicidad que conlleva contribuir al bien de los demás, a su elevación intelectual y cultural, y es posible, por tanto, una identificación personal ilusionada con aquellos propósitos. Esa identificación genera el espíritu universitario en uno mismo, y, cuando es suficientemente compartida, forja el espíritu que caracteriza a la institución universitaria. Sólo así se puede hablar de amor a la Universidad y de vocación universitaria. Es legítimo y razonable que quien decide trabajar en una Universidad quiera encontrar en ella un medio de vida digno. Eso es siempre necesario, aunque es sabido que los usos sociales no suelen valorar materialmente esa actividad en forma brillante. Pero quien va a la Universidad buscando sólo eso, sin específica vocación universitaria, sin un cierto grado de entusiasmo por cuanto ese quehacer supone, está condenado al fracaso y no contribuirá eficazmente a la tarea colectiva, o incluso anegará o ensombrecerá el espíritu de la institución. Como en toda actividad humana compleja, en la universidad resulta imprescindible la distribución del trabajo, la asignación de cometidos específicos. Mas todos cuantos forman parte de la comunidad universitaria, profesores, personal de administración y de servicios y estudiantes, contribuyen de hecho, positiva o negativamente, a la acción educativa, científica y cultural de la universidad. Quien no se siente comprometido voluntaria y responsablemente en esa comunidad de Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 12. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 12 fines, quien se desentiende de los afanes comunes y entra en el juego del aislamiento moral y el mínimo cumplimiento, no ha entendido la vocación universitaria y es sin duda un lastre entorpecedor. 3.3. CARACTERÍSTICAS DEL ESPIRITU UNIVERSITARIO No deja de ser arriesgado el intento de describir las características propias de algo tan sutil y opinable como es el espíritu universitario. No obstante, sin pretender referirlas todas, ni mucho menos hablar de ellas como exclusivas de los universitarios, parece lícito destacar algunos rasgos que en su conjunto pueden considerarse necesarios y definitorios de quien tiene vocación universitaria y de quien vive o ha vivido suficiente tiempo en una Universidad rectamente entendida. 3.3.1. Elevada estimación de la dignidad de la persona humana Ninguna otra institución civil parece reunir más condiciones que la Universidad para situar a la persona, al hombre en cuanto ser personal, en el centro de su atención y de su objeto, ya que todo en ella busca promover más intensamente y en plenitud el bien de las personas y el desarrollo de la personalidad en todas sus dimensiones. Es propio de la vocación y del espíritu universitario la clara conciencia de que el hombre, cuerpo y espíritu, es persona, un ser inteligente y libre, dueño de sus actos, llamado a ejercer un responsable señorío sobre la naturaleza, con un desuno superior que le trasciende, sujeto de derechos inalienables, con aspiraciones radicales a la verdad, al bien, a la belleza, a la justicia y al ejercicio de su libertad. Eso lleva a considerar la dedicación a la educación superior como forma de potenciar esos nobles atributos. Con la actividad universitaria, se pone precisan en juego la inteligencia humana, se estimula la búsqueda de la verdad y se generan los hábitos intelectuales necesarios para alcanzada y distinguirla del error y también para reconocer sus limitaciones. De ese modo se contribuye a enriquecerla personalidad, se hace bien al hombre, resulta éste enaltecido. Al propio tiempo, el universitario sabe que ese desarrollo y cultivo de la mente no debe suponer violentar la libertad de nadie, ha de respetar delicadamente la voluntad personal; no puede ser objeto de imposición, sino que ha de ser ‘ibremente aceptado y querido. El universitario ve en la libertad una cualidad radical del hombre por la que éste se eleva sobre los demás seres de este mundo, y se hace capaz de rodar responsablemente su destino. Es por eso celoso de su propia libertad y decidido defensor de la libertad de los demás. Al descubrir la verdad sobre el hombre, al valorar la dignidad de la persona humana, se reconoce que el otro es merecedor de consideración y aprecio no menos que uno mismo, y se descubre el gozo de procurar su bien. Esa dignidad no discrimina razas, ni procedencias sociales ni geográficas, ni ideas políticas, ni creencias religiosas; tiene alcance universal y está por encima de cualquier particularismo: corresponde a todo hombre, Mucho más alta aparece esa dignidad personal ajando se contempla al hombre a la luz del pensamiento cristiano. Entonces se le descubre creado por Dios a su imagen y semejanza, persona destinada por Dios a la felicidad eterna, llamada diálogo amoroso y filial con Dios y a amar a Dios en todos los demás hombres; la libertad aparece como don divino contra el que nadie debe atentar y como medio de que se dispone para decidirse por lo que la inteligencia muestra como verdad mejor, por aquello que le conduce hacia su último y gozoso fin. El valor del hombre se hace máximo al considerar que el Hijo de Dios tomó la naturaleza humana por amor al hombre y quiso dar su vida por salvado. Bajo esta perspectiva, el universitario que es cristiano, debe tratar de amar a los demás con el mismo amor de Cristo. Pero sea o no cristiano, la estimación de la dignidad del hombre como persona es ciertamente fundamento de todo el quehacer de la Universidad y es elemento nuclear del espíritu universitario, al que da su más profundo sentido. Quien ha pasado unos años estudiando en la Universidad debiera haber aprendido a considerar mucho más a los demás hombres, a respetarles y Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 13. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 13 comprenderlos, a apreciar sus cualidades, a querer sinceramente su bien, porque todo esto es parte esencial de la impronta que debe dejar la vida universitaria. La Universidad en que se valora a la persona no puede desentenderse de hacer cuanto esté en su mano por favorecer el desarrolla de la personalidad de cuantos integran la comunidad universitaria, se sabe responsable de la educación de las personas aunque sus estudiantes tengan ya 18 o más años, y afronte esa responsabilidad en la forma apropiada a esa edad. 3.3.2. Búsqueda, conocimiento y participación de la verdad 3.3.2.1. El anhelo de saber verdadero Como observó ya Aristóteles, todos los hombres tienen naturalmente deseo de saber. La realidad circundante, de la que el hombre tiene noticia a través de los sentidos, despierta sin cesar el interés de conocer propio de la inteligencia humana. Se quiere saber sobre uno mismo, lo que es, su origen y finalidad, el sentido de la propia vida, una orientación válida para su conducta; saber también acerca de los demás hombres, lo que significan, cómo han de ser las relaciones con ellos qué tipo de influencias pueden ejercer sobre uno y qué puede hacer uno respectos de ellos; qué son todas y cada una de las cosas, qué valor tienen para el hombre, qué se puede hacer con ellas, cuál es su origen y su desuno, por qué son como son y a qué se debe que cambien. Todo el universo real bombardea con sus interrogantes al hombre, le incita a conoce. Obviamente el anhelo humano de saber es de saber verdadero, el hombre quiere encontrar una respuesta a cuanto le interroga que sea conforme con la realidad, ansía conocer la realidad de las cosas, Y por eso se enfrenta con ellas, se esfuerza por descubrir la verdad Que en cada una de ellas se encierra, que corresponda a lo que realmente son. ‘Yerum est id quod est”, decía S. Agustín, y esa verdad real, objetiva, es la que se quiere poseer, conocer con el propio entendimiento. Se busca conocer de modo que se alcance la verdad, con adecuación entre la cosa y el entendimiento (Santo Tomás de Aquino), y no una ficción, una mere posibilidad; no se quiere ser ciudadano de un mundo ilusorio, irreal, no se desea caer en la autodecepción. Como dicen los versos de A, Machado: «Tu verdad? No, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela». Si el afán de conocer la verdad es común a todo hombre, mucho más lo ha de poseer el universitario, que se propone como actividad profesional buscar y enseñar la verdad, La vocación universitaria y el espíritu universitario, incluyen como algo sustancial el hambre de verdad. Las limitaciones y condiciones o circunstancias personales hacen que la mente, aunque esté abierta a toda verdad y tenga universales horizontes, sienta de hecho particular atracción por determinados campos del saber y dirija hacia ellos sus principies esfuerzos. La verdad alcanzada es luz del entendimiento que aquiete por un momento el afán de saber, y se hace objeto de contemplación gozosa. La inteligencia queda enriquecida, y un ímpetu interior mueve al universitario a hacer participe a otros de la verdad descubierta. Sin embargo, esa contemplación abre nuevos interrogantes hacia un conocimiento más profundo de la realidad, el hambre de verdad resulta insaciable, quiere ir siempre más allá, más al fondo, no se conforma nunca con lo conseguido. Este anhelo incesante, ardiente, entusiasta y tenaz de verdad, lleva al universitario a porfiar en el enriquecimiento de su inteligencia, a querer saber siempre más a lo largo de toda su vida, a cooperar con otros al progreso del saber humano, a que en el curso de la historia se vayan produciendo continuados avances científicos y tecnológicos, y todas las ciencias ofrezcan una más profunda y extensa visión de la realidad. 3.3.2.2. Hábitos intelectuales para la búsqueda y adquisición de la verdad El quehacer universitario, por su naturaleza, promueve el desarrollo de ciertos hábitos intelectuales imprescindibles para buscar y encontrar la verdad. Incluso aquellas verdades que se hacen inmediatamente evidentes a todos, como primeros principios, sólo son suficientemente entendidas cuando se ponen en juego esos hábitos. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 14. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 14 3.3.2.2.1. Esfuerzo intelectual El universitario sabe que alcanzar la verdad requiere trabajo de la inteligencia, esfuerzo intelectual. La verdad ha de ser desentrañada, descubierta a través de tantas envueltas que impiden contemplarla a primera vista; ha de ser observada desde diferentes perspectivas; a veces se la entrevé un instante, para ocultarse de nuevo enseguida, como si quisiera escapar de quien la pretende; reclama insistencia, dar vueltas a su alrededor hasta hacerse con ella en una búsqueda laboriosa y porfiada, costosa, a veces agotadora, con el espíritu en tensión, joven, deportivo, entusiasta, capaz de superar cansancios, dificultades y conformismos cómodos, y de renunciar a un brillo fácil pero inseguro. Nada más contrario a lo universitario que pensar que la verdad se improvisa, que sea compatible con la ligereza y el descuido, que se deja captar por una brillante intuición no comprobada; o que da lo mismo una cosa que otra aunque se sospeche error; nada más opuesto que la mentalidad «chapucera» que rehuye el esfuerzo, se tía de sus impresiones personales, de su «golpe de vista», y no da importancia a lo inexacto; que piensa que no vale la pena ahondar en las cuestiones, contrastar suficientemente con la realidad lo que uno imagina que conoce de ella. Si la verdad se esconde al denodado, se niega del todo al perezoso. Resulta funesta la actitud de quien sale de la Universidad con un título bajo el brazo, pensando que ya ha hecho suficiente esfuerzo para conseguido; o la de quien se queda como profesor para vivir de la rente del trabajo ya realizado, sin ardiente deseo de seguir avanzando. 3.3.2.2.2. Estudio y rigor crítico No es propio de universitarios aventurar opiniones infundadas. El universitario necesita estudiar los asuntos, conocer los datos, antes de ofrecer parecer. Es además consciente de que el saber humano, siendo siempre parcial, incompleto, ha alcanzado un volumen muy considerable, ha abordado un número ingente de cuestiones. Por eso, cuando se plantea cualquier interrogante, el universitario piensa que es sumamente probable que otros antes que él hayan encontrado respuesta al mismo problema y por eso estudia, revisa los conocimientos ya adquiridos, acude a la bibliografía sobre la materia. Sólo después se propondrá acaso ir más allá. La noble curiosidad científica, muy acusada en el universitario, mueve al estudio, tanto cuando se trata de la preparación de ciases teóricas o prácticas, seminarios, conferencias, etc., como al proyectar un trabajo de investigación o al considerar cualquier cuestión que surge en la vida ordinaria. Cultivar una ciencia requiere muchas horas de estudio, de consideración atenta de la información acumulada sobre ella, manejo de sus fuentes, conocimiento de los avances que se consiguen. Las publicaciones científicas son tan numerosas que, aun dedicando largo tiempo al estudio, difícilmente es posible mantenerse al día en lo más relevante de una determinada disciplina e incluso en la parcela específica de saber en la que el universitario desarrolla su investigación. En esa tarea de estudio el universitario aplica un rigor crítico que le permite advertir qué corresponde a datos ciertos, a verdades suficientemente comprobadas o fundamentadas, y qué son interpretaciones posibles pero inseguras, pareceres personales, hipótesis que reclaman ulterior verificación, y, en ocasiones, aseveraciones o conclusiones que no se ajustan a las exigencias de una prudente lógica. Sopesa los argumentos en favor o en contra, necesita razones convincentes En la actividad docente, el universitario se esfuerza por hacer ase al estudiante una determinada materia, despertando su interés. Sus ciases deben ser resultado de un estudio que permite el dominio de lo que se explica, ofrecer une visión actualizada, seleccionar lo relevante, mostrar lo cierto y distinguirlo de lo hipotético. Es así como uno mismo gana en rigor crítico y es capaz de generar en los alumnos ese mismo hábito intelectual, Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 15. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 15 El estudio y el rigor crítico son también imprescindibles en la investigación científica, tarea que contribuye en muy alto grado a configurar la mentalidad propia del universitario, El avance en una determinada línea de investigación sólo es posible con mucho trabajo, estudio, reflexión, rigor lógico en el análisis de los datos que se obtienen. No se pueden dar pasos adelante sin conocer bien el punto de partida, so pena de descubrir mediterráneos, de no aportar nada original sino de recorrer un camino que otros han abierto antes con acierto. Es necesario por eso acudir primero a las fuentes bibliográficas y a las bases de datos hoy disponibles para seguir la evolución de los conocimientos, como medio que asegure que lo que se desea investigar no es ya conocido. Luego procede elaborar bien un proyecto en el que se plantee con suficiente claridad el objeto de la investigación, los antecedentes en que se basa, el interés que mueve a ese conocimiento, las posibles hipótesis de respuesta, los métodos que se van a aplicar en el estudio, los pasos sucesivos para su desarrollo, hasta alcanzar la solución más acertada. El ánimo del universitario es abordar la investigación con el deseo de aproximarse lo más posible a la verdad, con objetividad, con rigor, sin dejarse arrastrar por primeras impresiones, ni por prejuicios, sin aferrarse a hipótesis que quizá se han defendido antes con ahínco. Ese rigor critico conduce a analizar bien los datos, a examinar su grado de fiabilidad, a interpretar os hechos des cubiertos sin ir más allá de lo que realmente dicen, con buena lógica; a elaborar conclusiones que sean verdaderamente legitimas, que estén suficientemente fundadas en la realidad de las cosas. Esta «disciplina de la mente» del universitario, como la llamaba J.H. Newman, es sin duda una característica que debería estar presente en cuantos se han formado en una Universidad, como un rasgo distintivo del espíritu universitario, que comporta una actitud razonablemente crítica, positivamente crítica, ante las más diversas circunstancias de la vida. Una mente así educada descubre fácilmente que una determinada argumentación, aunque se vista con elegante ropaje y se exprese con tonos convincentes, carece de suficiente base, no permite las conclusiones que se pretenden; sus hábitos intelectuales la protegen de la presión del eslogan que trata de que e acepte una aseveración a fuerza de repetir una frase afortunada, la hacen menos susceptible a la publicidad política, comercial, social, etc.; posee mayores defensas ante cualquier tipo de propaganda porque está habituada a no admitir una afirmación irreflexivamente, sino sólo después de la oportuna ponderación. Si el rigor crítico advierte error o insuficiencia en algo, no se aceptará eso como verdadero por mucho que se le reitere, ni por numerosos que sean los que no han visto inconveniente en tenerlo por válido. Un universitario que ha educado de ese modo su inteligencia no se deja manejar fácilmente por otros, resulta mucho menos manipulable, no se hace juguete de nadie. Está abierto a ser convencido, mas solo se convence cuando advierte verdad. Sigue a alguien cuando éste le lleva por caminos de verdad, y se aparta de quien pretende el engaño o resulta iluso. Ciertamente, esos hábitos intelectuales del pensar reflexivo y riguroso en búsqueda de a verdad, enriquecen al hombre, le hacen, si es lícito decir, más persona, más él mismo y más libre. Y en consecuencia menos porción indiferenciada de una masa. En un tiempo en que se dispone de medios cada vez más potentes para provocar estados de opinión de un determinado signo o aun reacciones multitudinarias según un patrón preconcebido, el cultivo de la mente del auténtico universitario constituye un elemento defensivo extraordinariamente valioso frente a cualquier intento de manipulación. Quien está provisto de esos hábitos aprecia con seguridad que un proceder equivocado no deja de serio por el hecho de que sean muchos o aun los más los que lo den por legitimo; se da cuenta de que por numerosos que sean los que compartan el error, no se convierte en verdad; advierte claramente que la verdad radica en la conformidad con a realidad de las cosas y no puede identificarse con el simple fruto de un consenso mayoritario. 3.3.2.2.3. Humildad intelectual El rigor crítico bien entendido no conduce a la soberbia intelectual, a la autosuficiencia de la propia razón, a hacer de ésta la medida de toda verdad de forma que sólo se admita aquello que es capaz de ser aprehendido y visto como verdadero con las luces personales, con menosprecio o aun negación de saberes alejados del de uno mismo, cuya comprensión requiere una preparación que no se tiene. El hábito de buscar la verdad con rigor, hace ver en efecto los limites en Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 16. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 16 que se mueve la inteligencia personal, la imperiosa necesidad de restringir el afán de saber a campos específicos, las dificultades con que avanza, la necesidad de disponer de conocimientos que uno no posee; y hace también patente la insuficiencia de la inteligencia humana en general, para alcanzar ciertos saberes. Así el verdadero espíritu universitario incluye la humildad intelectual, un hábito por el que se tiene presente la debilidad de lo que uno conoce y la inmensidad de cuanto ignora, la necesidad de que otros le ayuden a entender; humildad que proporciona cierto grado de inseguridad en las personales apreciaciones, el deseo de contrastar los datos y deducciones que uno ha obtenido con lo que hayan alcanzado los demás; que mueve a sentir respeto y estima hacia las aportaciones ajenas, a escuchadas con interés, sean del campo al que uno mismo se dedica o de otras áreas próximas o alejadas, incluso de aquellas que por su especialización le resultan personalmente inasequibles. El universitario honesto que estudia las ciencias de la Naturaleza siente el afán de aventurar teorías científicas que pretenden dar razón de algo con el apoyo de lo que hasta un momento determinado se conoce, pero es consciente de su carácter provisional, de que son aproximaciones a la realidad, aceptables en un momento histórico, pero destinadas a ser superadas ante nuevos hallazgos. No es infrecuente encontrar a figura del que es sabio en un campo especializado y siente una encantadora e ingenua admiración ante los avances que se alcanzan en otros que le resultan distantes, o aun incomprensibles de hecho para él por falta de la apropiada preparación. Por eso admite que haya realidades y verdades que no alcance él directamente, que escapan a su inteligencia, que superan a las metodologías a tas que él está habituado, pero que son dignas de ser aceptadas por el respeto y crédito que le merecen otras personas. A esto se suele llamar certeza de fe. De hecho, la inmensa mayoría de los conocimientos humanos, incluso aquellos que corresponden a la disciplina científica que uno mismo cultiva, son a con esa certeza de fe y presuponen humildad intelectual. Se encuentran en las numerosas publicaciones científicas disponibles y se aceptan por su congruencia interna, por su adecuación con conocimientos previos suficientemente probados, por las garantías de credibilidad que nos merece quien los da a conocer, por su autoridad científica, su seriedad, su honradez intelectual. La inteligencia no encuentra en ellas nada que obligue a rechazadas, y asiente a ellas con certeza, c observa Sto. Tomás movida por la voluntad, ante la autoridad que aprecia en quien da de ellas testimonio. Si se observa en un autor ligereza en la argumentación, prejuicios que distorsionan la realidad, o incluso metodología s insuficientes o errores de interpretación, no se dará valor a su testimonio. En cambio, el creyente que auxiliado por la gracia descubre que Dios no puede engañarse ni engañarle, cree con toda convicción y certeza de fe sobrenatural en la Verdad revelada. 3.3.2.3. Amor y participación de la verdad 3.3.2.3.1. Amor desinteresado a la verdad El universitario busca con esfuerzo la verdad porque la ama y se goza al poseerla, sabe que cualquier clase de conocimiento, si es verdadero, recompensa del trabajo experimental, del estudio y reflexión que ha comportado. Sufre con la incertidumbre, con las tinieblas que ocultan la verdad, y hace cuanto está en su mano para despejadas, para admirar sin tapujos su luz; arde en deseos de conocer, para satisfacer una necesidad auténtica de su naturaleza. Y a pesar de que la verdad alcanzada se convierte casi siempre en punto de partida para un ulterior avance, para una mayor profundización, eso no es obstáculo para sentir la alegría de andar sobre seguro. Este amor a la verdad es desinteresado, se fundamenta en la posesión de ella misma, no esta condicionado por posibles aplicaciones o por los beneficios económicos que un descubrimiento pueda legítimamente repodar. No es un amor utilitarista, que busca un inmediato servicio en la verdad que se persigue. La verdad tiene siempre suficiente valor en sí misma para que su contemplación satisfaga. Como decía Cicerón, conocer por conocer pertenece a la naturaleza Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 17. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 17 humana, mientras que errar, ignorar, engañar es malo y desgraciado. Deseamos aprender, conocer lo oculto, lo admirable, más si somos universitarios, como condición de felicidad. El amor a la verdad lleva al universitario a rechazar el error, las afirmaciones infundadas, a intencionada ambigüedad, el sofisma. y esto no sólo en el propio campo de dedicación científica y profesional, sino en todos los aspectos de la vida. De otra parte, cuando ha alcanzado la verdad sobre algo con la suficiente base, cuando para admitida posee legítimos motivos de convicción, el universitario tiende a hacer a otros partícipes de la luz que ilumina su entendimiento. La contemplación gozosa de la verdad adquirida no queda encerrada en límites egoístas de satisfacción personal, sino que se desborda hacia los demás, se tiene como un bien objetivo que merece ser difundido, pasar a ser patrimonio de la humanidad. 3.3.2.3.2. La difusión de la verdad mediante las publicaciones científicas Este ha de ser el motivo por el que el universitario da a conocer los resultados que obtiene con su investigación científica, y no el vanidoso alargamiento de la relación de las publicaciones personales, o las ansias de brillo en un congreso participar la verdad y contrastar las interpretaciones y consecuencias propias con las que obtienen otros; a veces sirven también para recibir observaciones acerca de la debilidad de un dato o de un argumento. Hay que cuidar que la publicación porte algo de verdadero interés, no buscar cantidad ni extensión sino calidad y concisión, ser claros, rigurosos, hacer que se distinga bien en qué consiste lo que es original, qué queda firmemente estableado y qué es simple hipótesis o interpretación más o menos plausible. En lo que es fruto de la experimentación, se han de aportar todos los datos necesarios para que los experimentos puedan ser reproducidos y contrastados por otros. Dar a conocer mediante una publicación la verdad alcanzada, no se opone en absoluto al legítimo derecho de propiedad intelectual o de patente. 3.3.2.3.3. Delicadeza al mostrar la verdad El universitario está persuadido de que la verdad que ha adquirido con su propia inteligencia no puede ser impuesta a los demás, sabe que ha de limitarse a mostrarla, a hacerla asequible, de modo que pueda ser aprehendida y aceptada por otros. Y para eso procura enseñar el camino seguido para descubrirla, y gusta de hacer uso de formas delicadas, respetuosas con posiciones discrepantes. No es amigo de la aseveración rotunda, sino que prefiere arrojar luz poco a poco para evitar deslumbramientos cegadores. Trata más de sugerir que de afirmar, exponer posibilidades y puntos de vista más que utilizar argumentos apodícticos. Adopta esta actitud no sólo cuando, como ocurre tan frecuentemente, el grado de certeza hacia la verdad es limitado y no permite mayores firmezas, sino también cuando ha alcanzado segura convicción, porque sabe que a verdad se ha de abrir paso en la mente para ser plenamente aceptada. Algún papel juega sin duda en esto la humildad intelectual. Cuando se expone algo se tiene intención de enseñar, pero se aspira también a aprender; se quieren transmitir conocimientos, pero también mejorarlos, encuadrados bien, matizarlos. Está claro que al explicar un tema a los estudiantes, el profesor ha de procurar decantar lo que se sabe, seleccionar lo que importa y está bien establecido, pero a la vez ha de hacer ver algunos puntos débiles y aspectos inseguros, que sin duda los hay. Esto no es siembra de escepticismo, ni relativismo, sino honradez intelectual, que es compatible con el entusiasmo por a materia que se enseña. 3.3.2.3.4. Respeto a la opinión ajena y al que está en el error El espíritu universitario, que como se ha dicho incluye una elevada consideración hacia todas las personas y una conciencia clara de as limitaciones personales, mueve a respetar las opiniones ajenas en tantos asuntos legítimamente discutibles, a querer conocer en qué se fundan por si hay en ellas base suficiente que haga aconsejable o aun necesario modificar las propias. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 18. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 18 Y, en todo caso, a respetar y defender la libertad que tienen los demás para pensar sobre un asunto de manera distinta la de uno mismo. Lo universitario es intercambiar pareceres, aportar razones en pro y en contra, e los asuntos con serenidad, con sosiego, con la mente abierta para enriquecerse con el pensamiento ajeno; es exponer, mostrar, discutir con objetividad las diferentes posibilidades, sin caer en cerrazones mentales, en la defensa a ultranza de posiciones preconcebidas, ni en la disputa apasionada que impide que la luz se abra paso; consiste en no querer convencer a fuerza de contundencia en la expresión, ni intensidad en la voz, sino presentando con sencillez y coherencia los apoyos de la opinión personal sin más autoridad que la que ellos ofrecen. Una actitud semejante adopta el universitario cuando advierte con seguridad que hay error en el pensar ajeno. Aun entonces su actitud es dialogante, aunque tenga total firmeza de poseer la verdad y en que lo otro es error. No trata de aplastar al que yerra, sino de que se abra a la verdad. y para eso busca que el otro descubra la insuficiencia de lo que le hace pensar equivocadamente, que su razonamiento erróneo se resquebraje y desmorone por sí mismo, que entrevea primero que las cosas pueden ser de otra manera para que vaya admirando e identificando después personalmente la verdad, que sea él mismo quien cambie de postura sin sentirse en ningún momento herido ni humillado. La indoctrinación, el pretender que otros admitan sin la oportuna justificación las convicciones o verdades que uno tiene firmes, no está en consonancia con el espíritu universitario. El modo de hablar del universitario y su modo de convencer, de difundir y defender la verdad, ha de ser delicado, respetuoso, no para imponerse autoritariamente sino para hacer pensar, para mover a la re consideración de posturas. No quiere la victoria dialéctica, sino conducir al convencimiento, ayudar a ver las cosas como realmente son. Puede ser que alguna vez alce la voz hasta con energía, pero lo hace no para exigir asentimiento, sino para impulsar a una mayor reflexión, que libre del error, y si por cualquier causa, no llega a conseguir que el otro alcance la luz de la verdad, no siente por ese otro menosprecio, sino pena; y se esfuerza en comprenderle, respetando su libertad. 3.3.2.4. Mente abierta a toda verdad La mente humana, por naturaleza, está abierta a toda clase de verdad, aunque, corno se ha dicho ya, la limitación de la capacidad intelectual y del tiempo disponible para conocer imposibilitan el conocimiento de todas las verdades, impiden agotar las verdades acerca de la realidad. Al prepararse para alcanzar el conveniente dominio en el campo propio de una actividad profesional determinada, el universitario se ve obligado a seleccionar ciertas áreas del saber a las que aplica ardorosamente su interés, hasta por un elemental sentido de responsabilidad ante a sociedad que espera recibir unos servidos competentes; sin embargo, eso no significa no querer saber nada de cualquier otra cosa, sino establecer un orden razonable en la distribución del tiempo. La mente sigue estando abierta a los amplios y universales horizontes de verdad que se le ofrecen, continúa atraída por muy variadas cuestiones, sobre todo por aquellas que revelan la riqueza del espíritu humano y guardan más relación con la vida y el destino del hombre. En este sentido, la Universidad facilita esta universal apertura de la mente Aunque se den hoy día Universidades dedicadas muy preferentemente a preparar en las enseñanzas técnicas, o que ofrecen solo un número reducido de carreras dentro de un restringido sector del saber, lo que ha sido y sigue siendo históricamente más usual es que en una Universidad se desarrollen enseñanzas muy variadas, se cultive un amplio abanico de saberes. El ambiente característico de la vida universitaria invita a interesarse por conocer los principales temas que ocupan a quienes cursan o enseñan carreras diferentes a la que uno sigue. La Universidad es lugar de encuentro, de convivencia dialogante, de intercambio de problemas y de verdades; es quizá la institución más apropiada para cultivar la vida científica y la que más incita a la conversación interdisciplinaria. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 19. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 19 3.3.2.4.1. Especialización profesional y educación liberal Durante muchos años se ha discutido, y aún se sigue discutiendo, sobre si la misión principal de la Universidad debe consistir en preparar buenos profesionales o más bien en formar mentes cultivadas como propugnan los partidarios de la educación liberal. No es cuestión de insistir aquí en ello. Por otra parte, las crecientes demandas sociales de personas en condiciones de poder cubrir antiguas y nuevas y más especializadas ocupaciones, ha hecho que la gran mayoría de las Universidades actualmente existentes orienten su capacidad docente a la preparación para el ejercicio de muy diversas actividades profesionales, y la casi totalidad de los estudiantes que acuden a ellas lo hacen con la intención de poder ejercer alguna de esas actividades con el propósito de jugar un papel digno en el entretejido social y obtener lo necesario para un sustento decoroso. Esta incuestionable realidad de que hoy día, y muy seguramente siempre en adelante, la Universidad deba formar profesionales competentes, buenos conocedores de su especialidad, no significa sin embargo que deba renunciar a procurar que salgan de ella mentes cultivadas, hombres que han sabido interesarse por campos ajenos al de la utilidad profesional, que han deseado adquirir un criterio bien formado sobre las más relevantes y significativas cuestiones humanas. Las mismas dificultades que sin duda existen para conseguido revelan el carácter perentorio de la misión educativa de la Universidad. Lo propio de la Universidad es el saber universal, tanto porque ha de cultivar muy diferentes saberes, como porque debe abrir la mente de sus estudiantes hacia la universalidad del saber, ha de procurar que se den cuenta de que la ciencia específica que cursan es sólo una parte del saber universal y que hay muchas otras cuestiones de este saber que les resultan atractivas o aun vitales, al margen de cualquier utilitarismo. La mente humana, de modo muy particular la del universitario, se interesa por muy diversos valores de la cultura y el espíritu, por la creación artística, la Historia, la Naturaleza, los principios del Derecho y de la ordenación de la convivencia social, la Filosofía, la Religión y tantos otros campos. En absoluto implica esto pretensiones de enciclopedismo, sino cultivo de la mente, aprovechar que la Universidad es una encrucijada de ciencias muy diversas, para abrirse al saber universal y a las cuestiones más esenciales para el hombre. En una época de tanta planificación y pragmatismo, la Universidad ha de mantener y vigorizar su singular función de ser campo fértil para la investigación libre e ilimitada de la verdad por la verdad misma, de forma radicalmente desinteresada, aunque sepa también atender al progreso científico y tecnológico, a demandas específicas que surgen en la sociedad. Para eso reclama el razonable grado de independencia del poder civil, político o económico. El cultivo de la especialización, la preparación de’ profesionales, resulta hoy de todo punto necesario. Lo que deshumaniza es la mentalidad que conduce a desinteresarse por aquello que no reporta utilidad inmediata en orden al ejercido de la correspondiente profesión, que busca exclusivamente conocimientos para la profesión, que se deja aprisionar en el particularismo, que tiene como criterio de atracción para su inteligencia el servilismo respecto a ventajas materiales, económicas o de ambición profesional. Con esa mentalidad se ejerce la profesión y se vive como un robot inteligente, todo lo experto que se quiera, pero tecnificado, programado, sometido a la manipulación externa, sin darse cuente de lo que es el hombre, sin horizontes de libertad. 3.3.2.4.2. El cultivo de la mente El auténtico universitario se siente parte de una institución fundamentalmente educativa, que atiende al desarrollo de la personalidad en todas sus dimensiones, aunque se ocupa preferentemente de la educación de a inteligencia, del cultivo de la mente, que es su principal objeto. Eso es lo que la naturaleza humana y la misma sociedad reclaman de la Universidad. Se espera del universitario que se comporte como tina persona intelectualmente cultivada; se confía en que haya aprendido a expresarse con propiedad y elegancia de palabra, con claridad, que Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 20. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 20 sea educado y cortés en su comportamiento social; pero con ser importantes las .maneras, éstas no son lo esencial, sino simple consecuencia de la buena formación y cultivo de la mente, La formación de la mente requiere entrenar al entendimiento en el trabajo intelectual, a percibir correctamente las cosas, a poner para ello orden, método, sistema, a distinguir entre la regla y la excepción; a poner en juego la capacidad y las potencias personales para conocer la verdad sobre las cosas y sobre lo que sucede, a hacer apreciaciones ponderadas, justas, sin dejarse deslumbrar por apariencias engañosas; a reflexionar sobre lo que se capta, a ir más allá y más profundamente de lo que los sentidos dicen. Educar la mente significa adquirir principios básicos para el desarrollo intelectual, convicciones que orientan el juicio y la conducta, que permiten el acierto; tener moderación y prudencia en el juicio, sin caer en el vicio tan frecuente de hablar con gran ignorancia e irreflexión de los más variados asuntos y hasta de Querer darles mágicas soluciones; consiste en aprender a escuchar las razones ajenas, a querer conocerlas, en lugar de encerrarse con obstinación en prejuicios personales cristalizados. El cultivo de la mente da buen sentido, ecuanimidad, sabiduría, pensamiento sobrio y sereno, autodominio, hablar sencillo, franco, razonable; se acompaña de un gran amor a la libertad propia y ajena; confiere dignidad, firmeza sin terquedad, estabilidad y energía al exponer la verdad. Todo esto se ha de conseguir en la Universidad, con independencia de la can-era académica que siga cada uno; ese es el fruto más genuino que respecto a sus estudiantes cabe esperar de ella, como algo que viene exigido por la naturaleza de las cosas y por el sentido más propio de la institución universitaria en cuanto dedicada a la educación superior. 3.3.2.4.3. Saber universal y síntesis de la cultura En las condiciones de la sociedad actual no resulta fácil satisfacer el hambre de saber universal propio del hombre, aún más acusado en el universitario. Aunque la Universidad ofrece también estudios no inmediatamente dirigidos a la preparación profesional, sino a proporcionar una base de amplios horizontes culturales en extensas áreas del saber humanístico, sociológico, biológico, histórico, físico, etc., el comprensible anhelo de encontrar una ocupación digna en la vida explica el hecho de que los más de los alumnos cursen can-eras 1e definen con más o menos flexibilidad determinadas actividades profesionales. A pesar de esto, como ya se ha comentado, la Universidad debe cuidar también de formar hombres, y de favorecer y estimular el interés del hombre por aquello que más profundamente le afecta corno individuo y corno miembro de la humanidad. La Universidad, al cultivar y enseñar las diversas Ciencias, ha de tener siempre presente el saber universal, ha de mostrar los vastos horizontes de la verdad, ha de fundamentar as ciencias en sólidos principios, ha de buscar armonía entre todas ellas, ha de tratar de alcanzar una síntesis de la cultura que proporcione al hombre una visión unitaria que dé sentido al mundo y a su vida. Para el hombre, la cultura, bajo esta acepción, no es un artículo ornamental, es una vital necesidad. Ortega la entendía como «sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad» «repertorio de convicciones» que había de dirigir efectivamente la existencia humana; hablaba de que se debían poseer “ideas claras y firmes sobre el universo, convicciones positivas sobre lo que son las cosas y el mundo» cuyo conjunto, «el sistema de ellas es la cultura en el sentido verdadero de la palabra». y añadía: “cultura es o que salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento». Comentaba que el hombre vive desde unas ideas determinadas Que constituyen el suelo en que se apoye su existencia, ideas vivas y efectivas convicciones sobre lo que es el mundo y son los prójimos, sobre la jerarquía de los valores que tienen las cosas y las acciones. “Hombre culto» es el que ve a plena luz los caminos de la vida». Y propugnaba »crear de nuevo en la Universidad la enseñanza de la cultura» como »tarea universitaria radical». Aunque no parece viable crear y mantener en la Universidad como proponía Ortega una a modo de «Facultad de Cultura» dedicada a ofrecer de forma sintética y actualizada los grandes temas Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 21. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 21 culturales sobre la imagen física del mundo, los fundamentos de la vida orgánica, la Historia de la humanidad, la estructura y funcionamiento de la vida social, y la consideración filosófica del hombre y el universo, sí que ha de ser siempre cierto que la Universidad sea ante todo, como ha escrito Pedro Rodríguez, «el ente máximo en el orden de la cultura, la institución.., en la que se posee rel9ejamente la cultura». La Universidad es donde más reflexivamente el hombre se interroga acerca de la naturaleza, acerca del sentido que ella tiene para el hombre, y sobre la significación y destino del hombre mismo. Con ese fin, en cualquier carrera debe haber cultura, una tendencia a la síntesis de los saberes, una invitación constante a abrirse a toda verdad, y a las verdades más profundas. Como advertía J.J. López Ibor, « la Universidad debe luchar contra los peligros de la disgregación del hombre que, en su ámbito, están representados por el especialismo y la entrega, sin medida, a la técnica». El cientifismo, y la pasión por los deslumbradores avances tecnológicos, han llevado a que con gran frecuencia el hombre moderno haya quedado desconectado de sus raíces, y así, continuaba López lbor, «en medio de tanta grandeza mecánica, el hombre pierde cada día más su dignidad específicamente humana: se siente solo, espantosa e inconsolablemente soto». Pero le cultura no se logra por aposición, generar cultura no consiste en la mera adición de alguna asignatura «cultural» a los planes de estudios de las diversas enseñanzas. Se hace cultura cuando en cualquier enseñanza se toca fondo, se alcanzan las cuestiones básicas que conectan con otras enseñanzas diferentes, cuando se descubre que en todas ellas se está considerando una misma realidad bajo perspectivas distintas y que en esa realidad palpitan unos mismos interrogantes esenciales que reclaman válidas respuestas. Conseguir este natural entronque de los conocimientos especializados de una disciplina con la cultura y el saber universal es sin duda tarea difícil, pero es cualidad distintiva del buen magisterio universitario. 3.3.2.4.2. Saber universal y dimensión religiosa del hombre La aspiración del hombre a la verdad queda insatisfecha si no se da respuesta cierta a los interrogantes que más le importan, a los que se refieren al propio hombre, a so origen, naturaleza, destino, a su posición en el mundo, al sentido de su vida, al significado que para él tienen los demás hombres y cualquier otra realidad. Una cultura, un saber universal que no incluyan tan vitales y elementales cuestiones, quedan incompletos, chatos, truncados. El hombre que no sabe a qué atenerse sobre esos tenias trascendentes, por muy sabio y experimentado que sea en algún sector del conocimiento, queda a oscuras, ciego a la luz de las más básicas verdades, y puede llegar a provocar con su ignorancia daños irreparables o a sufrir degradaciones aberrantes. La Filosofía trata de encontrar esas respuestas, se ha planteado a lo largo de toda la historia esas preguntas incisivas y comprometedoras sobre temas que transcienden a nuestros sentidos, a la observación empírica; pero los filósofos han dado soluciones diferentes y aun dispares, influidos, como hombres que son, por las más diversas circunstancias de mentalidad personal o de época. No pocos han hecho del hombre medida de todas las cosas, algunos incluso han tenido a la inteligencia humana como única realidad. Muchos sin embargo han sabido percibir que el mundo y el hombre sólo pueden entenderse a la luz de la existencia de un Dios creador de toda realidad y trascendente a ella, que ha dado al hombre ya todas las cosas su ser y su existir, su naturaleza, su significado y destino. Como se decía a propósito de la dignidad de la persona humana, con la luz de la fe cristiana el hombre alcanza respuesta verdadera, a veces no exenta de misterio, a las preguntas más importantes que aguijonean su espíritu. Entonces la cultura queda centrada, asentada en sólidos principios, entroncada en la verdad suprema. Como ha dicho Juan Pablo 11, «el punto central de toda cultura lo ocupa la actitud que el hombre asume ante el misterio más grande: el misterio de Dios... La cultura, el saber, no son completos sin religiosidad, sin relación al Creador. Separada de Dios, o con negación de Dios, la cultura queda juguete del parecer humano, de sus limitaciones y veleidades, de apreciaciones Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 22. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 22 mayoritarias, de consensos frágiles en búsqueda egoísta de una coexistencia tolerable; queda sin cimiento, sobre arena movediza, no se asienta en la verdadera naturaleza de las cosas, tal como Dios las creó y las mantiene en su existencia. Para que la cultura responda a las exigencias y aspiraciones más profundas del espíritu humano, para que pueda satisfacerlas, ha de reconocer la verdad suprema, los valores supremos de la vida humana, el fin feliz, sobrenatural y eterno, al que Dios, en su bondad, ha destinado al hombre. Entonces se comprende que la verdad, la verdad objetiva, la verdad en sí, en palabras de J. M. Martínez Doral, «es una construcción de un espíritu cognoscente..., una creación del Entendimiento originario, respecto del cual la verdad queda fundada en su incondicionalidad. Y que «más allá de toda convención de grupo, de toda estimación mayoritaria, de todo orden socialmente reconocido de valores, hay algo mucho más importante: ... una verdad natural (con gusto diría una verdad verdadera), tina verdad que se hace patente a la razón, una verdad objetiva... Y se puede exclamar, con S. Agustín, que «nosotros conocemos las cosas porque son, pero ellas son porque Tú las conoces» Puede haber amplias diversidades culturales en el sentido antropológico o sociológico de la cultura, pero sólo responderán a las inextinguibles aspiraciones humanas si poseen como elemento común, fundante, los valores humanos verdaderos. Como afirma Juan Pablo II, «el hombre se desarrolla en esta pluralidad (de culturas), sin perder, sin embargo, el contacto esencial con la unidad de la cultura en tanto que dimensión fundamental y esencial de su existencia y de su ser..; y también: «Entre los criterios que determinan el valor de una cultura, están, en primer lugar, el significado de la persona humana, su libertad, su dignidad, su sentido de responsabilidad y su apertura a la trascendencia». De ese modo, dice en otra parte, « la cultura es aquello a través de lo cual, el hombre, en cuanto hombre, se hace más hombre yen la que se juega el mismo destino del hombre» El espíritu universitario, si se quiere que responda a sus más plenas virtualidades, ha de incorporar este afán por conocer, vivir y enseñar las verdades trascendentes acerca del mundo y del hombre, ha de ser generador de una cultura que incluya la dimensión religiosa, ha de empapar todas las ciencias en el sentido cristiano de la vida y de toda realidad. Puede aplicarse al espíritu universitario lo que ha dicho asimismo Juan Pablo II de la Universidad, que « faltaría a su vocación si se cerrara al sentido de lo absoluto y trascendente, ya que imitaría arbitrariamente la investigación de toda la realidad o de la verdad, y terminaría por perjudicar al hombre mismo, cuya más alta aspiración es conocer lo verdadero, lo bueno, lo bello, y esperar un destino que le trascienda» 3.3.2.4.5. El universitario, hombre de criterio La búsqueda porfiada de la verdad, el hábito intelectual de reflexionar sobre ella, el cultivo de la mente, la consideración de las cuestiones culturales más relevantes, de mayor trascendencia para el hombre, hacen que el universitario, si realmente lo es, sea un hombre o mujer de criterio. Tener un criterio recto significa disponer de respuestas acertadas ante situaciones y problemas, no sólo sobre asuntos especificas y particulares relativos a conocimientos del área científica a que uno se dedica, sino también sobre los de mayor trascendencia; supone ser capaz de encuadrar los hechos y los argumentos dentro de las coordenadas apropiadas, juzgar de lo que sucede, de lo que se plantea en la vida personal y social, con visión serena, ponderada, ajustada a la realidad, gracias a unas convicciones sólidamente formadas conforme a la verdad, y al hábito adquirido de dar a cada cosa su verdadero valor. El criterio queda de algún modo incorporado a la propia personalidad y es factor de estabilidad personal y ajena. Se hace luz para sí mismo y para otros, es tabla de salvación, anda segura que en la vorágine que zarandea el humano vivir de nuestros días permite salvarse de tanta confusión, desconcierto Y aun engaño, es agarradero que evita ser arrastrado por la corriente. El criterio es, por eso, imprescindible para gozar de autonomía personal, para ser y actuar con verdadera libertad. De ahí que el universitario sea si cabe mucho más celoso de su libertad y resulte de hecho mucho más difícilmente manejable por otros. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 23. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 23 3.3.3. Fidelidad a la verdad 3.3.3.1. Adhesión y compromiso con la Verdad El hombre conoce la verdad mediante su inteligencia y la Universidad desarrolla su función educativa operando sobre todo intelectualmente, promoviendo el ejercicio recto de la capacidad intelectual. De suyo la educación universitaria genera hábitos intelectuales más que virtudes morales, favorece el conocimiento recto más que la conducta recta. Sin embargo, el amor a la verdad, la fuerza de atracción que posee lo verdadero, hace que la verdad cautive el espíritu y se haga luz potente para la voluntad. El que está cierto de una verdad queda comprometido con ella, se adhiere firmemente a ella, no puede consentir con el error. «El hombre -,-ha dicho Juan Pablo II no puede ser constreñido a aceptar la verdad. A ella es empujado solamente por su naturaleza, es decir, por su misma libertad, que lo mueve a buscarla sinceramente y, cuando la encuentra, a adherirse a ella, sea con su convicción sea con su comportamiento. Esta libre búsqueda de la verdad, particularmente necesaria respecto de las verdades trascendentes, y la consiguiente exigencia de adhesión al encontrarla, ha sido expresada claramente en Dignitatis humanae: «Todos los seres humanos están obligados a buscar la verdad, especialmente en orden a Dios y a su Iglesia, y están obligados a adherirse a la verdad a medida que la van conociendo, y a rendirle homenaje». Por razón de su dignidad, todos los seres humanos, en cuanto que son personas, es decir, dotadas de razón y de voluntad libre y, por eso, investidos de personal responsabilidad, están por su misma naturaleza y por deber moral obligados a buscar la verdad, en primer lugar la concerniente a la religión. Están obligados también a adherirse a la verdad conocida y a ordenar toda su vida según sus exigencias». «Ahora bien, la verdad debe buscarse de modo apropiado a la dignidad de la persona humana y a su naturaleza social, es decir, en una búsqueda que sea libre, cae la ayuda de la enseñanza o de la educación, por medio de la comunicación y del diálogo». La verdad reclama adhesión intelectual, lealtad en el pensamiento. y en la conducta, Una vez adquirida con certeza, no. es pasible falseada ni por capricho. ni por debilidad a ligereza, no. se deja negar ni distorsionar por motivos de conveniencia, por burlas ni amenazas; no, está sometida a compraventa. El universitario adquiere un compromiso de fidelidad con la verdad adquirida. Sabe convivi0r con quienes están en el error, sin transigir con él, sin darlo por aceptable; y se siente movido a para que salgan de su error, sin violentarles, sin menospreciarles, poniendo a su contemplación las razones y la belleza de la verdad. Las verdades más profundas, trascendentes, que se refieren al origen y fin del hombre, a los deberes y derechos de la persona, al sentido de la vida, de la sociedad, de las realidades que nos circundan, dan lugar a convicciones sólidas y suponen un compromiso permanente y luminoso para la propia conducta personal y social que no. debería ser traicionada jamás. La debilidad humana explica actuaciones ocasionales incongruentes o aun contrarias a esas convicciones, pero surge después la rectificación. La fidelidad a la verdad, la conducta leal a la verdad no. pocas veces costosa, hace del universitario faro para los demás, enseña a ir si es preciso contra la corriente del abandono y de la pasividad de muchos. Como dejó dicho el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, « La Universidad sabe que la necesaria objetividad científica rechaza justamente toda neutralidad ideológica, toda ambigüedad, todo conformismo, toda cobardía: el amor a la verdad compromete la vida y el trabajo entero del científico, y sostiene su temple de honradez ante posibles situaciones incómodas, porque a esa rectitud comprometida no. corresponde siempre una imagen favorable en la opinión pública’>. 3.3.3.2. Veracidad El universitario, por amor a la verdad y por la consideración que le merecen las personas, debe ser siempre veraz, sus palabras y sus acciones exteriores deben ser conformes con la verdad que hay en su pensamiento. El espíritu universitario es radicalmente contrario al engaño, a la doblez, a la simulación, gusta de ventanas abiertas, de atmósfera limpia, de transparencia, forma en la veracidad, Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 24. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 24 La preparación detenida de las clases ha de hacer pasible una enseñanza actualizada y verdadera; no. se debe tergiversar la verdad en favor de opiniones personales de ningún tipo; se ha de reconocer con sencillez un error propio, antes que encastillarse par falso prestigio en una aseveración desacertada; en todo el trato con los alumnos ha de resplandecer la veracidad. La publicación de los resultados de la investigación científica es otro campo, para ser veraces. La honradez intelectual, la fidelidad a la verdad propias del científico serio y riguroso, no. permiten la manipulación o distorsión de los datos en favor de una hipótesis preconcebida o simplemente para ahorrarse más detenido estudio; ni toleran atribuirse la originalidad de un hallazgo o la propiedad de una idea ocultando referencias a autores precedentes; ni dar por confirmado y seguro lo que es una especulación. La veracidad ha de ser rasgo característico de todo universitario y de quien ha adquirido en la universidad los hábitos intelectuales que conducen a la verdad. Ha de estar presente en toda clase de relaciones entre los hombres. 3.3.3.3. Verdad y principios éticos La verdad, como se ha dicho, redama adhesión de la inteligencia y lealtad en la conducta. Las enseñanzas, al mostrar la verdad, deben dar luz sobre las consecuencias para el comportamiento, no deben ser asépticas en el sentido de la postura relativista que ofrece unas junto a otras «posibles verdades» sobre lo mismo sin que sobre ninguna haya certeza, sin que ninguna por lo tanto comprometa. Cuando hay razones para la convicción firme, deducida de la verdadera naturaleza de las cosas, la verdad se ha de hacer norma de comportamiento, no cabe la neutralidad, exige coherencia entre inteligencia y voluntad, « la unidad de vida» de que tanto ha hablado el Beato Josemaría Escrivá. «El buen profesor - ha dicho Mary Warnock - debe estar bien preparado para enseñar un etos específico, una forma preferente de comportamiento». Ha de explicar «sus principios morales, y hablar explícitamente en favor de la rectitud, generosidad, honestidad, industriosidad, caridad». «Los profesores no pueden, y no deberían, aparecer neutros entre los diferentes puntos de vista. Pues en muchos casos, neutralidad puede ser interpretada como indiferencia”. No hay buena enseñanza en el vacío moral». El universitario ha de ser un hombre que se siente atraído por ideales nobles y elevados, conformes con una visión cierta del mundo y del hombre. Y de habituarse a perseguir la realización de esos ideales, a proponerlos con su ejemplo y con su palabra a los estudiantes, a dar a su vida un contenido moral. Hacer avanzar y enseñar las Ciencias y la Tecnología sin acompañarlas de los principios éticos fundamentales puede conducir, y de hecho conduce, a las más aberrantes consecuencias para el hombre y para la sociedad. La existencia de verdades objetivas que no deben ignorarse supone la necesidad de normas éticas deducidas de ellas, que han de ser conocidas y seguidas. 3.3.4. Amor a la libertad 3.3.4.1. El universitario reclama libertad Es muy propio del espíritu universitario el amor apasionado a la libertad. Surge de la profunda convicción de la elevada dignidad de la persona humana en uno mismo y en los demás, y se demanda como condición imprescindible para alcanzar la verdad mediante el estudio, la reflexión y la investigación científica, para enseñar con coherencia, para participar a otros las propias certezas y perplejidades. Se pide libertad para la institución universitaria, un amplio margen de independencia de los poderes civiles, políticos y económicos, para buscar y difundir la verdad sin presiones de parte. Se quiere autonomía en el gobierno, en la selección de las personas, en los planes de estudio, en la investigación, en la administración. Se comprende la necesidad de un mínimo de ordenamientos básicos comunes para los distintos niveles educativos y para determinadas titulaciones, y que la administración pública provea al establecimiento de centros de enseñanza y de investigación científica, pero se rechaza todo uniformismo y exclusivismo, se entiende la educación como una actividad en la que es bueno que entre en juego la libre iniciativa social. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 25. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 25 El amor a la libertad, junto al rigor critico, hace al universitario muy poco sensible a las coacciones de cualquier tipo, se mantiene firme en lo que considera verdadero y justo, no se deja llevar por las modas y los convencionalismos sociales si descubre incongruencias o falsedades; no tolera el autoritarismo, la imposición Para cambiar en sus apreciaciones necesita ver razones suficientes, recaba que se le haga ver por qué. No se deja aprisionar en una escuela de pensamiento rígida, quiere poder discrepar, salir de ella cuando surgen cuestiones que no le convencen. Sabe que en múltiples cuestiones puede encontrarse equivocado y está abierto a que se lo hagan ver, a que le muestren las causas de su posición errónea; pero no se somete sin más, debe ser él quien se convenza de su error. Comprende la necesidad de que haya normas, pero quiere conocer su justificación y sus ventajas. 3.3.4.2. Respeto a la libertad de los demás Al propio tiempo que es celoso de su personal libertad, el universitario siente un delicado respeto por la libertad de los demás, y se hace defensor de ella, se opone a cualquier atropello. La exposición de pareceres diferentes no conduce a una batalla dialéctica con vencedores y vencidos, sino que es un modo de acercarse entre todos a la verdad, con mutuo enriquecimiento, sin menoscabo de la dignidad personal de nadie. Y cuando se dan discrepancias respecto a cuestiones fundamentales, aun cuando se esté seguro de las propias convicciones y del error del otro, el noble deseo de dar luz, de sacar del error, ha de acompañarse de la profunda consideración a la persona, de un esmerado aprecio a su libertad. 3.3.4.3. Educar en libertad y responsabilidad El amor a la libertad propia y ajena es solidario con la conciencia de la consiguiente responsabilidad. Cada persona es libre y por eso es responsable, cada persona ha de aprender a hacer un uso responsable de su libertad. El verdadero espíritu universitario es un espíritu de libertad y responsabilidad, redama con todo derecho libertad y asume sin miedo la responsabilidad consiguiente. Las enseñanzas del Fundador de la Universidad de Navarra, el Beato Josemaría, son ciertamente luminosas. Ve la libertad en su más plena radicalidad, como «don de Dios», que «al creamos, ha querido correr el riesgo y la aventura de nuestra libertad, ha, querido una historia que sea una historia verdadera, hecha de auténticas decisiones, y no una ficción ni un juego». Y quería para la Universidad «educación en la libertad personal yen la responsabilidad también personal», que hubiera «espíritu de convivencia» porque «es en la convivencia donde se forma la persona; allí aprende cada uno que, para poder exigir que respeten su libertad, debe saber respetar la libertad de los otros». Decía de la libertad: «cada día la amo más, la amo sobre todas las cosas terrenas; es un tesoro que no apreciaremos nunca bastante». Educar en la libertad y responsabilidad es mostrar los ideales que mueven al uso responsable de la libertad en un determinado sentido, que hacen que valga la pena entregarse a ellos renunciando a otras posibilidades; es confiar en las personas, fiarse del testimonio ajeno, dejar amplio margen a la iniciativa, no constreñir con exceso de normas y reglamentos, distribuir tareas con indicación de objetivos más que de modos detallistas de actuar; es no extremar controles y vigilancias, estimular la sinceridad y la nobleza cuando se ha producido un hecho no correcto. Consiste en promover el amor al trabajo, el compañerismo, la convivencia con todos; en corregir con comprensión, en hacer ver al que no actúa bien las razones por las que aquello puede resultar dañoso, para él mismo y para los demás, Se logra cuando se reconoce en a práctica, en toda clase de relaciones, la elevada consideración y dignidad Que merecen todas las personas con independencia de su nivel cultural, de su posición social, de la clase de actividad que desarrollan; cuando se interviene en defensa de la libertad de otros, se evita el atropello, la intimidación, la burla, se elimina cualquier género de violencia. Se forma en libertad cuando se dialoga con respeto, cuando se razona con serenidad, cuando se comprenden gustos diferentes, aficiones, valoraciones distintas de las de uno mismo, puntos de vista divergentes o aun opuestos a los propios. Se educa en libertad y responsabilidad al hacer personalmente uso ejemplar y responsable de la libertad, con pleno respeto a la ajena. Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto
  • 26. Guía de Estudio de Metodología del Trabajo Intelectual 26 3.3.5. Espíritu de servicio 3.3.5.1. La alegría de servir En la esencia de la vocación universitaria, como en cualquiera otra educativa, está el afán sincero de contribuir a la elevación de los demás. Se quiere ayudar al desarrollo de la personalidad, al cultivo de la mente y del espíritu, a poner a otros en condiciones de desplegar en la sociedad con la mayor competencia una actividad profesional; se busca hacer todo lo posible para que haya en la sociedad hombres y mujeres con un sentido recto de la vida, capaces de hacer uso de su libertad, responsables, conocedores de en dónde se encuentra y cómo se alcanza la verdadera felicidad. El universitario contempla con gozo los resultados de ese querer bien a sus alumnos; entiende que al hacerles crecer como personas, al contribuir a que encuentren un norte en su vida, a que puedan desenvolverse en ella dignamente, presta a los demás su mejor servicio y siente en lo más hondo de su ser la alegría de servir; encuentra en ese servido a la persona una justificación a su propia vida, un modo noble y elevado de realizarse así mismo. El Fundador de la Universidad de Navarra se refería a esta alegría de servir al dirigirse a unos distinguidos universitarios; Sois unos preclaros cultivadores del Saber, enamorados de la Verdad, que buscáis con afán para sentir luego la desinteresada felicidad de contemplarla. Sois, en verdad, servidores nobilísimos de la Ciencia, porque dedicáis vuestras vidas a la prodigiosa aventura de desentrañar sus riquezas, pero además la tradición cultural del cristianismo, que transmite a v tareas plenitud humana, os empuja a comunicar después esas riquezas a los estudiantes, con abierta generosidad, en la alegre labor de magisterio, que es forja de hombres, mediante la elevación de su espíritu”. La alegría que el universitario siente al servir arranca del alto valor y dignidad que sabe apreciar en la persona. Por eso se entrega con generosidad a su función educativa, sirve con total libertad. Su trabajo no es servil, no es forzado; ni siquiera tiene un .a cambio’ no lo hace por lo que cobra ni por complacerse con el aplauso de las gentes; sirve con señorío, mira al bien que proporciona a otros; se enorgullece de que otros comiencen donde él termina, de verse superado por sus discípulos; piensa siempre en que de algún modo contribuye a forjar un futuro mejor. El universitario se mueve en su oficio y siembra al voleo con su ejemplo lo que el Beato Josemaría Escrivá llamaba “mentalidad de servido», descubre y enseña a descubrir esa enaltecedora dimensión de la personalidad humana que es servir, prestar un servicio que es ya noble cuando se queda en el plano humano y que adquiere su más pleno valor cuando es también cristiano 3.3.5.2. Servir con el propio trabajo A veces se piensa en ayudar y servir a otros en actividades ocasionales, marginales, sin duda laudables. Pero hay una forma básica de servir a los demás que consiste en esmerarse en realizar bien el propio trabajo profesional, con la calidad que se tiene derecho a esperar, poniendo esfuerzo, honradez y afán de superación, con un trato atento, considerado, amable, con el fiel cumplimiento de as obligaciones contraídas. La profesión tiene un indudable valor social en el entretejido de las ocupaciones humanas y ejercerla bien es un excelente servicio. El universitario sirve con su propio trabajo en cada uno de sus variados aspectos. En la investigación científica, al contribuir al avance de los saberes y al progreso de los pueblos, al difundir los hallazgos conseguidos; y tanto más, cuanto el nivel de ese quehacer sea más alto, cuanto más se eleve sobre la mediocridad. Sirve con su actividad docente al cuidar la calidad y actualización de lo que enseña, al buscar las técnicas didácticas más apropiadas, al despertar el interés por las cuestiones, cuando es claro y trata de facilitar el aprendizaje y no el lucimiento personal. Sirve al alumno cuando le invita a contemplar insospechados horizontes que le elevan sobre el plano del acontecer diario, de los intereses cortos, y le incitan al trabajo, al esfuerzo, a formarse lo mejor posible. Muy preciado servicio es todo cuanto hace el profesor universitario por lograr lo que el Beato Josemaria Escrivá llamaba formación enteriza de las personalidades jóvenes», a la vez que se Nancy Malca Tello Carmen Vidaurre Nieto