1. Teatro de sombras
Juan Sin Miedo
Escena 1
JUAN: ¡Escuchadme todos! Me llaman Juan Sin Miedo porque no
temo ni a dioses ni a diablos, ni a fantasmas: ¡sólo son invenciones
de la fantasía de los hombres! (Aparece el posadero). ¡Hola,
posadero! ¿Tienes una habitación para mí?
EL POSADERO: Lo siento, pero no tengo nada disponible, mi señor.
Pero si el señor no tiene miedo de nada, el señor puede ir a pasar
la noche en aquella villa que se divisa sobre la colina.
JUAN: ¿Y de qué habría yo de tener miedo?
EL POSADERO: De la muerte, mi señor. Nadie ha vuelto vivo de allí. Todos han muerto... de miedo. Esa es la
verdad: ¡de miedo!
JUAN: No me creo una palabra. Y te lo voy a demostrar. Véndeme un farol, algo de embutido y una botella
de Chianti, ¡porque voy a cenar y a pasar la noche en esa mansión!
Escena 2
JUAN: Pronto será medianoche... La verdad es que me ha impresionado ese posadero con sus horribles
historias... No me fío de que mi imaginación no vaya a jugarme una mala pasada...
(Suenan las doce campanadas).
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(Cae una pierna por la chimenea. Juan bebe un trago de vino).
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(Cae la segunda pierna. Juan vuelve a beber).
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(Cae un brazo. Juan bebe).
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(Caída del segundo brazo. Juan se sirve un vaso entero y se lo bebe).
Hmm... ¡Delicioso, el vino éste!
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(El tronco aterriza en medio de los cuatro miembros y, de este montón, surge el cuerpo sin cabeza).
¡Hmm...! ¿No habré bebido demasiado?
LA VOZ: ¿Suelto?
JUAN: ¡Suelta!
(La cabeza va a colocarse en su lugar).
¡A tu salud, gigante!
¿Quieres beber conmigo?
EL GIGANTE: Coge tu farol y pasa delante.
JUAN: ¡No!
EL GIGANTE: La costumbre es hacerlo así.
JUAN: Pues no me convence esa costumbre. Ni sé dónde hay que ir ni quiero que me ataques por la
espalda. Y si no me vas a atacar, ¿qué más da que estés delante o detrás?
(El gigante precede a Juan y ambos salen).
2. Escena 3
(La cripta está vacía).
VOZ DEL GIGANTE: ¡Baja esa escalera!
VOZ DE JUAN: ¡No! La buena educación exige que tú pases
delante.
(Entran en escena).
EL GIGANTE: ¡Levanta esa losa!
JUAN: ¡No! Serás tú quien la levante, pues yo estoy llevando el
farol.
EL GIGANTE (quien finalmente ha levantado la lápida): ¿Ves esos tres calderos llenos de oro?
(Juan lanza un silbido de admiración).
¡Llévalos a la gran sala!
JUAN: ¡Ni hablar! Aquí el único que es un gigante y que está bien robusto, eres tú, ¡así es que a ti te
corresponde llevarlos!
Escena 4
EL GIGANTE: Eres un cabezota y un obstinado. Los que te pusieron el sobrenombre de «Sin Miedo» hicieron
bien: no te has muerto de terror, como todos los demás. No te has desmayado, ni has huido, pues no has
creído que existo realmente. Ya sólo me queda desaparecer... Y para siempre, pues se ha roto el
encantamiento. (Una pierna se separa del cuerpo y
desaparece).
Desde ahora esta casa te pertenece, así como todas sus
riquezas. Pero antes de que me vaya, te diré lo que debes hacer
con ellas (Se le separa un brazo, que desaparece), como si fuera
yo la voz de tu conciencia... Como la caridad bien entendida
empieza por uno mismo, te quedarás con uno de los calderos
(Se va el segundo brazo). Entregarás otro a los frailes de la
Misericordia; no protestes, debes ser tolerante: esos religiosos
tienen gran mérito en aliviar las penas de este mundo al prójimo y ese oro les ayudará a poder hacerlo
mejor (Se va la segunda pierna). En cuanto al tercer caldero, se lo ofrecerás al primer pobre que se cruce en
tu camino (Desaparece el tronco). ¡Y no le pidas a cambio ninguna promesa ni juramento! Por lo que
respecta a esta mansión, puedes tomar posesión de ella ahora mismo, pues ve cómo el fantasma de su
propietario acaba de dejar de existir (La cabeza desaparece también).
Escena 5
JUAN (que da la espalda a su sombra) ¡Escuchadme todos! Se
cuenta de mí, Juan Sin Miedo, que me morí de miedo al ver mi
sombra en una ocasión. (Se da la vuelta.) ¡Aaaaaahhh! (Se cae de
espaldas; su sombra desaparece. Luego se levanta y su. sombra
vuelve a aparecer). ¡Pero no! Ese final no me gusta en absoluto.
Así es que dejo a vuestra elección el poder inventar para mí un
final distinto.
FIN