El Real Jardín Botánico de Madrid fue creado en 1755 por Fernando VI y trasladado en 1774 por orden de Carlos III a unas huertas más amplias en el Prado de San Jerónimo. Diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva entre 1774 y 1781, el jardín ocupa 14 hectáreas y cuenta con invernaderos, estufas, un herbario y una biblioteca. En la actualidad alberga más de 5.000 especies vegetales y es un importante centro de investigación botánica.
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Madrid - Jardín Botánico
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2. El Real Jardín Botánico de Madrid fue creado en el año 1755 por el rey Fernando VI en la Huerta de Migas Calientes, en las inmediaciones de lo que hoy se denomina Puerta de Hierro, a orillas del río Manzanares. En 1774, Carlos III dio instrucciones para su traslado a las huertas que había en el Prado de San Jerónimo, pues eran más amplias y espaciosas para los cuidados que requerían la flora y las semillas que iban llegando de casi todas los continentes, especialmente a través de las expediciones marítimas, oceanográficas y botánicas. El Conde de Floridablanca, primer ministro de la monarquía, puso especial interés en las obras que habrían de crear el nuevo Jardín Botánico, sobre todo, porque serviría para engalanar el nuevo paseo del Prado, que todavía andaba en obras, y, también, porque serviría como un símbolo del mecenazgo de la Corona para con las ciencias y las artes. El nuevo jardín, obra del arquitecto Juan de Villanueva se construyó entre 1774 y 1781, ocupando una superficie de 14 hectáreas distribuidas en tres niveles aterrazados que se adaptaban a la orografía del terreno, y en los que se disponían los jardines en forma de cuarteles cuadrados, siguiendo un trazado ortogonal y rematados en las esquinas con fuentes circulares. El recinto estaba cerrado por una elegante verja de hierro asentada sobre piedra y contaba con dos puertas de acceso, una principal en el paseo del Prado, de corte clásico con columnas dóricas y frontón, y otra entrada secundaría que daba al Museo del Prado y que es por donde actualmente se accede al recinto. También contaba con estufas, semilleros, un invernadero de trazas clásicas, una biblioteca, aulas necesarias para las cátedras de botánica y agricultura, así como otras dependencias para los enseres de mantenimiento y labor. «Inauguración del Jardín Botánico por Carlos III» de Luis Paret. Museo Lázaro Galdiano, Madrid. Es una hermosa estampa de la época, en la que la vistosidad cortesana se une a la preocupación ilustrada por las ciencias y la naturaleza.
3. En 1939, el Real Jardín Botánico pasa a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; tres años después es declarado Jardín Artístico y, en 1974, tras décadas de penuria y abandono, fue cerrado al público para abordar profundas obras de restauración, que acabaron devolviéndole su estilo original. En 1981, coincidiendo con el bicentenario de su traslado, fueron inauguradas las reformas por SS. MM. los Reyes de España que, en 1993, inauguraron el moderno invernadero de exhibición. El Jardín se convirtió en el receptor de los envíos de las expediciones científicas que auspició la Corona en este período. Entre el siglo XVIII y XIX participó en el desarrollo de al menos cinco expediciones científicas, El Jardín recibió durante esta época dibujos, semillas, frutos, maderas, plantas vivas y principalmente pliegos de herbario, que contribuyeron a acrecentar sus colecciones científicas y biblioteca. Pero además de su uso científico, el jardín solía ser frecuentado durante la primavera y el verano por la alta sociedad y proporcionaba gratuitamente plantas medicinales a los necesitados. La corbeta Atrevida de la expedición Malaspina navegando entre bancos de hielo. entre ellas destacan la expedición Botánica a Nueva Granada (actual Colombia), la Expedición Botánica al Virreinato del Perú, la Expedición Botánica a Nueva España (actual México), la Expedición alrededor del Mundo de Alejandro Malaspina y la Comisión Científica del Pacífico, ya en el siglo XIX. Oncidium Globuriferum (una orquídea). Expedición a Nueva Granada
7. Carlos III con traje de cazador. Francisco de Goya (1786-1788) Llegó al trono de España y las Indias de rebote, después de haber reinado felizmente un cuarto de siglo en Nápoles. La muerte de su hermano Fernando VI, aquejado de los mismos raptos de locura y depresión que su padre Felipe V, le hizo temer siempre por su salud mental. A eso se debió su cautela en la lectura y su afición por la caza, a la que dedicó todas las tardes de sus casi tres décadas como soberano español. Nunca hemos tenido un rey tan puntual ni tan reglamentado (era tan cuidadoso de la puntualidad, que si llegaba pronto a una audiencia aguardaba con la mano en la puerta a que fuera la hora exacta para entrar) . Tiene ojos de pájaro en los maravillosos retratos de Goya, pero la verdad es que fue casado y viudo célibe, caso lindante con lo milagroso tratándose de Rey y de Borbón. Iba a misa todos los días, rezaba al levantarse y al acostarse, pero eso no le impidió expulsar a los jesuitas de España y de las Indias. Dentro del periodo de monarquías absolutistas, el reinado de Carlos III es plenamente reformista desde el punto de vista socio-político y económico llegando incluso a provocar su enfrentamiento con la aristocracia y el clero. Entroncado este reinado en pleno desarrollo de la Ilustración es uno de los más típicos exponentes de esta corriente ideológica. Sus reformas fueron dirigidas hacia el reparto de tierras comunales, división de latifundios, recortes de privilegios de la Mesta, protección de la industria privada, liberación del comercio y de las aduanas etc. Interesado en promover la prosperidad del país, su programa de reformas e iniciativas alcanzó a las obras públicas. En el ámbito cultural, Carlos III entendía que la prosperidad nacional pasaba por el desarrollo cultural y educativo. En este sentido, impulsó la investigación científica, reformó la docencia y favoreció la difusión de los conocimientos. En cuanto a la política exterior, intentó mantener el prestigio español y su presencia colonial, amenazada por el expansionismo de Gran Bretaña y Francia, principalmente. Para ello, reformó el ejército e incrementó el poder naval español, hasta el punto de que pudo ser considerada en su época como la más poderosa después de la británica. Además, las Ordenanzas Reales que se dictaron sobre el ejército demostraron su eficacia, hasta el punto de que en parte aun se mantienen en vigor. Nadie hizo tanto como él para que Madrid pareciese una capital: un ambicioso plan de ensanche con grandes avenidas, monumentos como la Cibeles, Neptuno, la puerta de Alcalá, el Jardín Botánico, la estatua de la Alcachofa …, el hospital de San Carlos (hoy Museo Reina Sofía), el edificio del museo del Prado (como museo de Historia Natural), el Observatorio Astronómico … CARLOS III: La discreción hecha rey
8. En 1794, se ultimaría la construcción del “Pabellón Villanueva” , inicialmente destinado a la impartición de la docencia y como contenedor de los herbarios y la biblioteca del Real Jardín. Hoy en día se utiliza para exposiciones temporales. Pabellón Villanueva
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10. En el centro del estanque se eleva el busto de Carlos Linneo
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35. El Real Jardín Botánico cuenta con dos invernaderos divididos en cuatro estancias. El más moderno, el de Exhibición, tiene tres compartimentos de exigencias climáticas bien diferenciadas: tropical, templado y desértico. Este invernadero emplea energías totalmente limpias y se maneja con un sistema informático. Los distintos sensores envían la información a un ordenador y éste da las instrucciones para que todo funcione de modo automático. El Invernadero de Graells es una estructura del siglo XIX, donde se exhiben actualmente plantas tropicales y acuáticas.
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45. Soleado en invierno y sombrío en verano, el Jardín Botánico de Madrid reúne en sus ocho hectáreas más de 5.000 especies vegetales, toda una oportunidad para conocerlas, aprender a diferenciarlas y pasar un día agradable indagando en el mundo de las plantas. Es preciso destacar que el Jardín Botánico es algo más que un recinto dedicado al recreo, goce y ocio de los visitantes. Se trata de un relevante núcleo a favor de la ciencia, galardonado en 2001 con la mención de "Gran Instalación Científica Europea" y que tiene en su haber la mejor biblioteca botánica del país, la cual está siendo digitalizada para que sus obras sean accesibles, vía Internet, a todo aquel que se interese por ellas. Es muy destacable la colección de dibujos y estampas, unos 16.000, principalmente botánicos. Posee además un extenso banco de semillas que sus propios científicos se encargan de recolectar a lo largo de sus viajes y un herbario con una recopilación de pliegos que alcanza el millón. Un gran número de investigadores procedentes de toda Europa se dan cita en esta joya botánica con el fin de participar en los inventarios que se llevan a cabo y entre los que predominan los de flora ibérica y tropical. El proyecto protagonista actualmente es el que están realizando acerca de la clasificación de todas las variedades de hongos existentes en España.