Los escritos administrativos, técnicos y comerciales
II PARTE: GUERRA CON CHILE
1. INSTITUCIÓN EDUCATIVA PRIVADA “VIRGEN MARÍA DE GUADALUPE”
“AÑO DE LA INTEGRACION NACIONAL Y EL RECONOCIMIENTO DE NUESTRA DIVERSIDAD”
OBJETIVO: Analizar los acontecimientos y hechos históricos de
nuestro país que marcaron nuestra historia .
CREDITO:
Licenciada en Ciencias de la Educación
Especialidad: Historia y Geografía.
Rosa Gisella Muñante Vargas
2. I. PARTE
1. PRELIMINARES
2. CAUSAS:
a. Las riquezas guaneras y salitreras:
b. El afán expansionista chileno:
c. El Tratado de Alianza Defensivo
3. BOLIVIA Y CHILE EN 1879
4. LA ACTUTUD PERUANA: LA MISIÓN LAVALLE
5. ETAPAS DE LA GUERRA:
1. CAMPAÑA MARITIMA
a. Combate de Iquique
b. Combate de Angamos.
II. PARTE
2. CAMPAÑA TERRESTRE
a. Campaña de Tarapacá
Batalla de Pisagua
Batalla de San Francisco
Batalla de Tarapacá
b. Campaña de Tacna y Arica
Batalla del Alto de la Alianza.
Batalla de Arica.
3. CAMPAÑA DE LIMA
a. Primeras Negociaciones De Paz.
b. Líneas Defensivas de Lima.
c. Batalla de San Juan de Chorrillos.
d. Batalla de Miraflores
e. Ocupación de Lima.
4. LA RESISTENCIA EN LA SIERRA.
a. Cambios Políticos
b. Ingerencia de las Potencias.
c. Campaña de la Breña.
d. Batalla de Huamachuco: Leoncio Prado
6. TRATADO DE ANCÓN
7. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.
3. II PARTE
CAMPAÑA TERRESTRE
Al terminar la campaña naval con el triunfo de Chile, este país de inmediato se aprestó a
iniciar la campaña terrestre que lo llevaría a apoderarse de la provincia litoral de
Tarapacá y a ocupar gran parte de nuestro territorio.
La cual comprende:
a. CAMPAÑA DE TARAPACÁ
En la región e Tarapacá, el ejercito aliado de 6000 peruanos y 4000 bolivianos, teniendo
como al mando el general Juan Buendía. Los chilenos, por su parte, habían concentrado
en Atacama cerca de 16000 hombres que tenían por misión desembarcar en la retaguardia
peruana para, enseguida, encerrar a los defensores de Tarapacá. Por ese motivo la
campaña de Tarapacá comprende a su vez, los siguientes hechos de armas:
BATALLA DE PISAGUA
El 2 de noviembre de 1879. El día 29 de
octubre zarparon del puerto de Antofagasta
10000 soldados chilenos al mando del general
Erasmo Escalada y al amanecer del 2 de
noviembre, desembarcaron frente al puerto
de Pisagua.
En este lugar existía una guarnición aliada de
1 000 hombres a cargo del coronel peruano
Isaac Recavarren, que opuso tenas
resistencia, llegando a rechazar a los chilenos
hasta dos veces consecutivas, y solo la
presencia de una división enemiga, que había
logrado desembarcar en una caleta vecina,
pudo doblegar a la pequeña guarnición.
4. BATALLA DE SAN FRANCISCO
19 de noviembre de 1879. Con la toma de Pisagua,
el ejército acantonado en Tarapacá quedaba
encerrado y sus comunicaciones se veían
contadas. Pero, igualmente, los chilenos se habían
situado entre los ejércitos de Tarapacá y Arica;
esto fue observado por el comando aliado que
planteo un ataque
combinado y
simultaneo a fin de
derrotar al invasor.
Con este objeto, en
Pozo Almonte se
concentro el
general Juan Buendía, cuya tropa estaba lista para
iniciar su marcha hacia Pisagua; a su vez, desde la
guarnición de Arica deberían salir tres mil bolivianos al
mando de Hilarión Daza. Desgraciadamente,
esta fuerza solo pudo llegar hasta la región de
Camarones desde donde, debido a la insubordinación
de sus jefes y tropa, tuvo que volver al punto de partida
en Arica. Buendía, entre tanto, avanzaba hacia
Pisagua, los chilenos se habían atrincherado en el
cerro de San Francisco.
El 19 tuvo conocimiento Buendía de la defección de las
tropas bolivianas y como tenia la necesidad de procurarse provisiones y agua, resolvió atacar
al enemigo muy superior en número, puesto que sumaban diez mil hombres. Los peruanos
avanzamos contra esta formidable hueste, formando en tres columnas y en perfecto orden
militar, los rayos solares eran abrasadores. La infantería chilena se precipito sobre los
batallones Cusco y Arequipa, quienes, por largo tiempo, ofrecieron dura resistencia. El terreno
se defendía palmo a palmo; se intento capturar a la artillería chilena sin conseguirlo. Al término
de tres horas de lucha intensa, los nuestros tuvieron que retroceder, ya que también las fuerzas
bolivianas habían abandonado el combate
BATALLA DE TARAPACÁ
27 de noviembre de 1879. Las pocas tropas que
pudieron salvarse, luego de la batalla se San
Francisco, se plegaron hacia Tarapacá, con el objeto
de que una vez repuestas pudieran continuar su
marcha hacia Arica, estableciendo, así contacto con el
resto de las fuerzas nacionales.
Sin embargo al tener noticias de que nuestros
defensores se habían hecho alto y se encontraban
descansando, resolvieron atacarlos por sorpresa. Al
efecto, al despuntar el alaba del 27 de noviembre,
hicieron su aparición en los altos de la hondonada que
da siento a Tarapacá. El jefe de la plaza, coronel
Belisario Suárez, dicto lo conveniente para la batalla, y
así, se lanzaron resueltamente al ataque, destacando la
Segunda Decisión, comandada por el coronel don
Andrés Avelino Cáceres, quien con sus tropas escalo
5. los casi inaccesibles cerro trabándose de varias piezas de artillería que los chilenos abandonaron en su
precipitada y pavorosa fuga. A las 4.30 de la tarde, el triunfo
peruano estaba consumado; el invasor dejaba en el campo de
batalla más de mil hombres entre muertos y heridos.
Este triunfo de Tarapacá en anda venia a solucionar la
situación de las tropas que continuaban encerradas en el
desierto y sin posibilidad de auxilio de la base de
aprovisionamiento que, ahora, se encontraba en Tacna. Por
ello hubieron de proseguir su marcha hacia el norte en medio
de un sol abrasador, la inclemencia del desierto, la escasez de
agua y de precisiones y las deserciones de las fuerzas
bolivianas. Todo esto diezmaba por completo a nuestro ejército.
La provincia litoral de Tarapacá se había perdido Nuestra
fuerza, luego de penosa marcha, al fin arribaron a Arica y
Tacna. El enemigo se preparaba ya para su próxima campaña
en al región.
a. CAMPAÑA TACNA Y ARICA.
Perdida la región e Tarapacá, la situación solicita en los dos países
aliados en grava crisis.
En Lima, se tachaba la ineficiencia del anciano vicepresidente, el
general La Puerta, que no ponía mayor empeño en formar tropas que
habían auxiliar a las fuerzas del sur. Considerando, de este modo,
imprescindible su presencia en la capital, el presidente Prado regresó a
comienzos del mes de diciembre y, poco después, emprendió viaje a
Europa, según manifestó desde Guayaquil, para naves que dieran a los
aliados la supremacía en el Pacifico.
Nuevamente quedo al frente del gobierno el general de La Puerta, que ,
al no ser bien visto por la voluntad popular, tuvo que afrontar el
pronunciamiento de la guarnición de Lima a favor del caudillo civil
Nicolás de Piérola, quien asumió la Suprema Magistratura de la Nación
el 21 de diciembre de 1879.
Por aquellos mismos días, análogos acontecimientos se suscitaban en
Bolivia, donde un comicio popular depuso a Daza, implantando una junta
de gobierno, que solo duró hasta el 14 de enero de 1880, cuando un motín en la Paz llevó a la
presidencia de esa república al general Narciso Campero.
A los tres meses de la ocupación de Tarapacá, los chilenos iniciaron las acciones destinadas a
apoderarse de la región Tacna y Arica. En esta zona los aliados contaban con 6000 peruanos a órdenes
del almirante Eleodoro Camacho.
Además, en Arica existía una guarnición comandada por el anciano coronel Francisco Bolognesi.
En este sentido, pues, la campaña de Tacana y Arica comprende:
BATALLA DEL ALTO DEL ALIANZA.
26 de mayo de 1880. El plan del invasor chileno
consistía en desembarcar tropas más al norte de la
región Tacana y, luego, cortar todo elemento de
abastecimiento y encerrar en sus posiciones a las
fuerzas aliadas. En cumplimiento a esto, a mediados
de febrero se hicieron a la mar, en el capturado
puerto de de Pisagua, 15,000 chilenos en 165
transportes y buques de guerra; estaban
comandados por el general Manuel Baquedano.
Este contingente desembarcó, entre fines del ese
mes y comienzos de marzo, en el área comprendida
6. entre Ilo y Pacocha, iniciando enseguida su marcha hacia el sur.
Ante la imposibilidad de plantear un ataque ofensivo, el general
Campero, que había sumido el mando de las fuerzas aliadas,
tomó posiciones para esperar al enemigo en la meseta de
Intiorco, que en adelante se llamó Alto de la Alianza y que está
situada a seis millas al norte de la ciudad de Tacna. En la
mañana del 26 de mayo de 1880, el invasor atacó con todos los
efectivos; la resistencia aliada fue heroica y, en algún instante,
se presagio la victoria. Ante esto, los chilenos debieron emplear
hasta a sus cuadros de reserva para poder conseguir el triunfo
luego de cuatro horas de sangrienta lucha. A partir de ese
momento, las tropas bolivianas se retiraron en dirección a la
Paz, no apareciendo más en escenario de las operaciones.
MONUMENTO Y MUSEO DEL SITIO
DE ALTO DE LA ALIANZA
BATALLA DE ARICA.
7 de junio de 1880. Luego de su triunfo en el Alto
del la Alianza, los chilenos ocuparon Tacna y,
utilizando el ferrocarril de Arica, se prepararon
para la captura de la guarnición defendida por 1
800 hombres al mando del coronel Francisco
Bolognesi.
Hacia el sur de la población se encuentra el morro
legendario, cuyo perfil es cortado casi
perpendicularmente por acantilados que caen
directamente al mar. Las defensas peruanas se
habían instalado a sui alrededor y en la cima
misma, estaba constituidas por minas y pequeños
cañones y paraperos: abajo, las tranquilas aguas
del mar expectante dibujaban la frágil silueta de
nuestro barco. “Manco Cápac” como único
defensor en una rara inmensidad.
El 5 de junio, Baquedano ordeno el fuego de su
poderosa artillería sobre la guarnición, castigándola
sin piedad. Acto seguido envió como
parlamentario, a solicitar la rendición de esa plaza,
al mayor Juan de la Cruz Salvo.
Bolognesi, luego de consultar a su Estado Mayor
dio su épica respuesta “Tengo deberes sagrados
y los cumpliré peleando hasta quemar el ultimo
cartucho”. El día 6 se hizo sentir, el fuego de la
artillería enemiga sobre los heroicos defensores
que se aprestaban para la resistencia.
Por la noche del mismo día 6, los chilenos
cambiaron de posición, engañando, con esto, a los
a los defensores de Arica. Al amanecer del 7, bajo
la conducción de del coronel Pedro Lagos, 4000
chilenos se lanzaron al asalto del morro,
abrumadora superioridad numérica equiparada, únicamente, con el valor y el sacrificio de quienes allí se
inmolaron. La lucha fue sangrienta; con el derramar de su sangre o con el morir en sus puestos, poco a
poco iban cayendo las posiciones peruanas. Así se llegó a la lucha en la cumbre del morro, con decisión
suprema, con valentía sin límites. Casi todos nuestros oficiales cayeron en la acción: José Inclán,
Justo Arias Aragüés, Juan Moore y el mismo Francisco Bolognesi, que murió atravesado por una
7. bala de rifle y después le destrozaron el cráneo. As u vez el joven
Alfonzo Ugarte, en brioso corcel, se lazó al mar con la vadera
peruana, impidiendo que cayera en manos enemigas. La matanza
ejecutada por los chilenos fue tremenda: “hoy no hay prisioneros” fue
la consigna, pocos fueron los que se salvaron ya que el enemigo poso
en práctica el bárbaro y salvaje sistema del “repase”
“Concluido el combate y consumado el degüello de los prisioneros, los
vencedores descendieron del Morro, y unidos con el resto del ejército,
que ya se encontraba en la población, emprendieron la obra
devastadora, empezaron por las bodegas y tiendas de licores,
víveres y embriagados con el alcohol mezclado con la sangre,
continuaron el saqueo de casas en donde no se espeto el pudor ni de
las ancianas…. Cuanto hombre encontraban, fuera o no soldado, caía
bajo el filo del alevoso corvo” (Felipe Paz Soldán T II Pág. 196).
Entretanto, el “Manco Cápac” abría sus válvulas para hundirse en el
océano. Los chilenos victoriosos ocupaban ya todo el sur del Perú. “Con las escenas de Tacna y Arica
termina la primera parte del cruento drama que Chile representaba en el Perú”. El Perú se encontraba
solo y desamparado, sin esperanza del apoyo de sus naciones hermanas, completamente solo!
CAMPAÑA SOBRE LIMA.
PRIMERAS NEGOCIACIONES DE PAZ.
Después de las épicas jornadas del sur, donde nuestras armas se cubrieron de gloria, no obstante la
derrota ante la superioridad bélica y numérica del enemigo, muchos países extranjeros iniciaron un
movimiento con tendencia a poner fin a esta guerra, cuyos actos de invasión y de barbarie cometidos
por los chilenos estaba fuera de las reglas de la civilización contemporánea. Estados Unidos ofreció su
mediación, la que fue aceptada, iniciándose las negociaciones el 22 de octubre de 1880 en el barco de
esa nacionalidad, el “ Lackwana”, que se encontraba anclado en el puerto de Arica. Mas, debido a la
intransigencia del invasor, que exigía una indemnización de guerra de 20 millones de pesos, más la
entrega de Tarapacá y la rendición de Arica, Tacna y Moquegua, las negociaciones fracasaron. La
guerra prosiguió.
LA EXPEDICIÓN LYNCH.
Un mes antes de realizarse estas primeras negociaciones, el 4 de setiembre
de 1880, los chilenos enviaron a nuestra costa norte la tristemente celebre
expedición comandada por el capitán Patricio Lynch, quien saqueo
ciudades, puertos y caletas, impuso cupos y se apodero de la propiedad
privada de los comerciantes. A su paso fueron arrasados los puertos de
Huacho, Supe, Samanco, Chimbote, (donde incendió la hacienda
cañavelera de don Dionisio Derteano), Salaverruy, Pacasmayo, Etren y
Paita.
Así, inicuamente procedía el invasor y se justificaba estos vandálicos
actos aun en el senado chileno, cuando al afirmase que la guerra se esta
llevando fuera de los limites de la civilización y la humanidad, se sostenía
allí que “para que la guerra sea humana, es necesario que sea tremenda y
terrible; la guerra humanitaria no hace mas que embarazar las
operaciones y hace perder el tiempo…. La expedición Lynch ha sido pues
una operación bien llevada, que nos ha enseñado como debemos hacer la
guerra” Vanas palabras de un senado por Coquimbo – Chile
ensoberbecido por la victoria, hubieran sido las circunstancias.
LÍNEAS DEFENSIVAS DE LIMA.
Luego de la ocupación de Tacna y Arica, los chilenos se aprestaron a iniciar la campaña sobre la capital
peruana, presionados más que nada por la soberanía de su pueblo que gritaba: “ A Lima, a Lima! ……..
para firmar en el palacio de los virreyes el tratado de paz que nos dé, como reparación e indemnización
8. de guerra, la costa del Pacifico hasta el grado 19; a
Lima, en fin para satisfacer el anhelo vehemente
de nuestros soldados”
Al efecto concentraron un ejercito de más de 25
000 hombres en dos divisiones al mando del
general Manuel Baquedano. El 19 de noviembre,
la primera división de los invasores desembarco
en Pisco y, poco después, ocupaba los valles de
Ica y Chincha. El 21 del mismo mes y, luego,
acampó en el valle la Lurín en espera del anterior
para, en forma conjunta planear la ocupación de
Lima.
Mientras esto sucedía, el dictador Piérola procedió
a instalar las defensas de nuestras tres veces
coronada Ciudad de los Reyes, que, por primera
vez en su historia republicana, iba a ser hollada por
huestes enemigas tras el sacrificio heroico de sus hijos. Se tendieron dos líneas defensivas.
a. PRIMERA LÍNEA DEFENSIVA: Estaba situada a lo largo del Morro Solar, en Chorrillos, pasaba
por la hacienda Villa, luego por los llanos de San Juan y llegaba hasta Monte Rico Chico, en una
longitud de seis millas. Allí estaban defendiéndola el general Miguel Iglesias, en Villa. Andrés A.
Cáceres, en San Juan, al centro y el comandante Pastor Dávila, en los cerros de Pamplona, a la
izquierda.
b. SEGUNDA LÍNEA DEFENSIVA: Partía de la quebrada de Armendáriz, pasaba por las afueras de
la Villa de Miraflores y terminaba en Monte Rico Grande, actual Hacienda Vásquez, kilometro 5,5
de la carretera Central.
Con estas dos líneas se pensó detener el avance chileno; pero, cabe añadir, si bien es cierto que se
contaba con un ejercito de 20 000 hombres, éstos, en su mayor parte, estaban mas preparados y
pero equipados, con armamento antiguo y deteriorado y los más apenas sabían manjar un fusil.
Era, pues, el sentimiento de la patria que afloraba en momentos en que el alma máter corría peligro
y, por ello, para su defensa se dieron cita el obrero, campesino, estudiante empleado, el rico y el
pobre; todos acudieron para cumplir, en la medida de su esfuerzo y de sus posibilidades, con el
hermoso y sagrado deber de luchar por la patria invadida.
BATALLA DE SAN JUAN DE CHORRILLOS.
13 de enero de 1881. Baquedano también había
dispuesto tres divisiones para el ataque. El capitán
Patricio Lynch, por el lado de la playa, el coronel
Sotomayor, por el centro, y el coronel Pedro Lagos,
por la derecha, pegado a los cerros. Apenas
despuntada el alba el 13 de enero, los chilenos se
lanzaron al ataque concentrándolo con mayor
intensidad sobre el centro, que era defendido por
Cáceres, y, la izquierda de los defensores, que
opusieron tenaz resistencia, obligando al jefe
chileno, Baquedano, a usar sus reservas para poder
doblegarlas. A las dos de la tarde sólo quedaba
combatiendo la división de Iglesias en el Morro Solar
hasta que. Finalmente, fue rodeado y vencido.
Los chilenos entraron en la Villa de Chorrillos, donde
se dedicaron, como la habían venido haciendo en
ciudades capturadas del sur, al saqueo, asesinato inmisericorde y, sobre todo, a la embriaguez.
BATALLA DE MIRAFLORES.
9. 15 de enero de 1881. Sobrepasaba la
primera línea defensiva, la esperanza se
cifraba, ahora, en la línea de Miraflores,
donde se encontraban grupos de
estudiantes de Guadalupe, San Carlos y los
batallones de universitarios que, en la flor de
la edad juvenil, también acudían a la
defensa del honor nacional.
El día 14, los chilenos, como tenían a su
gente embriagada, a al vez que cansada,
fingieron entrar en negociaciones, cuando en
realidad lo hacían para ganar tiempo y
reponerse. El 15, al mediodía, en forma
casual, se iniciaron los disparos. Entonces
los chilenos, apoyados por los poderosos
cañones de su escuadra, que bloqueaba el puesto del Callao y toda la bahía, emprendieron su
avance, siendo contenidos en todas las líneas por los bravos defensores, que estuvieron a `punto de
producir el desbande del invasor a eso de las cuatro de la tarde; pero la oportuna llegada de
refuerzos para el enemigo evitó que ello se produjera. Pasadas la cinco, las defensas peruanas caían
una tras otra en sus llamados “reductos”, con todos sus defensores muertos o mal heridos en la
acción; el terreno fue conquistado palmo a palmo, hasta que se tendieron las sombras de la noche, y
junto con ellas, el amargo sabor de una nueva derrota escrita con al sangre de 10 000 defensores
que quedaron aureolados de gloria.
OCUPACIÓN DE LIMA.
El 17 de enero, tras arreglos previos, el ejercito
invasor ocupó nuestra capital, instalándose en al
Biblioteca Nacional, la Universidad de San Marcos,
la Universidad de Ingeniería y el Palacio de la
Exposición. Piérola se había retirado hacia la
sierra central para desde allí continuar con la
resistencia, habiendo quedado como alcalde de la
ciudad, el coronel don Rifino Torrico, quien fue el
que la entregó a los invasores chilenos, los que, a
su vez, nombraron como gobernador de la misma
al bárbaro y salvaje Patricio Lynch.
Toca anotar, también, la decidida intervención del
almirante francés Abel Bergasse du Petiti Thuars,
quien advirtió a los chilenos que los cañones de
los barcos extranjeros surtos en el Callao,
dispararían y hundirían a la escuadra invasora, en caso de que Lima fuera saqueada o incendiada,
contraviniendo las normas de la guerra. Ello evitó penosas consecuencias para nuestra capital.
10. IV PARTE
RESISTENCIA DE LA SIERRA
CAMBIOS POLÍTICOS.
Después de la ocupación de Lima, Piérola se establecía en Ayacucho,
desde donde quiso entrar en negociaciones con los chilenos; pero
éstos se negaron. Ante esta circunstancia convoco a una asamblea
ante la que se despojo del mandato supremo y, luego, se ausento del
país. Es así que debido a la necesidad de la existencia de un gobierno
nacional, que llevase adelante las gestiones de paz, fue nombrado el
22 de enero de 1881, don Francisco García Calderón como presidente
de la nación. Este jurisconsulto llevó a cabo diversas gestiones con la
condición de que la paz se establecería sin desmembración territorial
para nuestro país. Este aspecto no lo consideraron positivos los
chilenos y decidieron eliminarlo, apresándolo el 6 d en noviembre y
abracándolo rumbo a Chile, donde fue objeto de numerosas vejaciones
y actos de hostilidad cometidos contra su persona.
INGERENCIA DE LAS POTENCIAS.
Las intenciones de paz por parte del Perú se dio en todo momento, comprometiéndose a pagar
la reparación que fuera necesaria, pro Chile pretendía que se le cediera los territorios de Tarapacá,
Arica y Tacna; cabe destacar la participación de de las potencias extranjeras como mediadoras; ellas
fueron observadora es imparciales de los terribles sucesos de la guerra; es particularmente
importante la labor de los representantes de Estados Unidos en pro de la paz, como la del Embajador
en Bolivia Newton Petit, gestión que fue continuada en Lima y que recibió total rechazo en Chile.
Similar actitud asumieron aunque en menor grado los representantes de Francia, Alemania y
Argentina y otros.
Actitud contraria tuvo el capitalismo ingles, al apoyar abiertamente a Chile, no solo proporcionándole
préstamos, armamento y orientación técnica y táctica, sino interviniendo en otros países para apoyar
la labor de los representantes chilenos que hacían lo imposible para que el Perú no lograra apoyo
económico o en armamento, tanto en Europa como en los Estados Unidos.
Es de resaltar también, el hecho de que mientras Estados Unidos, después de la campaña terrestre
del sur, apoyaba la paz, previa indemnización de guerra a favor de Chile, pero sin despojo territorial;
el capitalismo inglés se apropiaba de una parte de las minas de l plata descubiertas en Caracoles,
que habían pertenecido a Bolivia y en el Perú permitían que Chile se apropiara de la Caja Fiscal y
embargara sus fondos en el Banco de Londres.
CAMPAÑA DE LA BREÑA.
La resistencia peruana en al sierra central es
conocida, también, como campaña de Breña.
Si bien es cierto que los chilenos habían
ocupado ya toda la costa sur y arrasado con las
haciendas cañaveleras del norte, no habían
podido, sin embargo, hacer lo mismo con la
sierra central donde actuaba el general Andrés
Avelino Cáceres, en un área comprendida entre
Ayacucho y Cerro de Pasco.
Cáceres, al contar con la ayuda de los pueblos y
personas acaudaladas de esa zona, había
logrado equipar un ejército con el que enarbolo
la bandera de la resistencia por espacio de más
de dos años. el invasor envió contra el a
numerosas expediciones que no pudieron
vencerlo. Antes bien, en el año 1882, Cáceres
11. logro derrotar las fuerzas chilenas en la batalla de Pucará, Marcavalle y Concepción, el 5 y 9 de julio,
haciendo desistir al enemigo en su propósito de batirlo.
También en al sierra norte, el general Miguel Iglesias, el
13 de julio de ese mismo año, había obtenido la
importante victoria de San Pablo que le permitió
apoderarse de la ciudad de Cajamarca; pero poco
después, una poderosa ofensiva chilena lo obligó a
retirarse hacia el interior de los Andes.
Mas tarde, Iglesias, desde la localidad de Montan lanzó
un manifiesto a la nación en el cual convocaba a una
asamblea legislativa, la misma que al realizarse lo
nombro como presidente regenerador del Perú, el 25 de
diciembre de 1882. Mientras los chilenos reconocieron al
gobierno de Iglesias, los caudillos de la resistencia,
principalmente Cáceres, no estuvieron de acuerdo y
continuaron la lucha.
BATALLA DE HUAMACHUCO: LEONCIO PRADO.
Era vidente que el espíritu y la moral del pueblo peruano se veía levantada
con las victorias ¡que obtenía el general Cáceres en la sierra central. Por
ello, y para continuar adelante con las negociaciones, los chilenos
decidieron eliminarlo, lanzando una ofensiva que obligó al caudillo a
abandonar Tarma y dirigirse al Callejo de Huaylas, para unir fuerzas con
todas las que allí operaban y que encontraban al mando del coronel Isaac
Recabarren. Fatalmente al llegar a la zona se vio rodeado por las fuerzas
enemigas procedentes del norte y, al tratar de burlarlas atravesando los
Andes liberteños, tuvo que enfrentarse en la batalla de Huamachuco el 10
de julio de 1883.
En esta batalla, en un principio,
las acciones y el éxito estuvieron
a punto de favorecer a Cáceres
con una nueva victoria; sin
embargo, está no llegó a
concretarse por la falta de municiones, armamentos y
demás pertrechos, factores que ayudaron a los chilenos
para hacerse del triunfo.
Cayó herido en esta acción de armas el joven oficial
Leoncio Prado, hijo del ex presidente Ignacio Prado. Al
saber que seria fusilado pidió se le concediese a él mismo
dar la voz de mando. Así lo hizo dando de esta manera un
ejemplo de valor sin límites; corría el 13 de julio del año
1883.
12. V PARTE
TRATADO DE ANCÓN.
Es indudable que la política
peruana, en aquellos días aciagos,
buscaba la estabilidad entre uno y
otro caudillo del momento, esto es,
Cáceres e Iglesias, de tal modo que
la derrota de Huamachuco afianzó al
gobierno de Iglesias y aumento su
labor en procura de lograr la paz.
Los chilenos desocuparon el norte y
este mandatario se traslado a Trujillo
y, luego a Lima en el mes de octubre.
El 20 de octubre de 1883, los
plenipotenciarios peruanos Antonio
de Lavalle y Mariano Castro Zaldívar,
juntamente con el chileno Jovino
Novoa, firmaron el Tratado de Paz de
Ancón, redactado en el balneario de
este nombre, y mediante el cual
pusieron fin a las hostilidades. El
cual establecía:
En el artículo segundo
de este documento se hace cesión al
invasor de todo el territorio de la
Provincia Litoral de Tarapacá, desde
la quebrada de río Camarones hasta
el río Loa.
En el artículo tercero, se estipula que Chile continuará en al posesión de Tacna y Arica hasta
el ría Sama, por el término de diez años, a partir de la ratificación del tratado y a cuya
expiración, un plebiscito decidirá la nación a la que habrían de incorporarse definitivamente,
debido, a su vez, la parte favorecida indemniza a la otra la cantidad de diez millones de pesos
chilenos.
Otros acuerdos, sobre la venta del guano de islas y el salitre peruano a favor de Chile, para evitar la
competencia. Este tratado es aprobado por el
Presidente Miguel Iglesias, el 22 de octubre de 1883;
después de la firma del tratado, el general Lynch y
sus 4 000 hombres se instalaron en Chorrillo,
llevándose consigo todo cuanto estuvo a su alcance.
Se necesitaron más de 3 000 carretas para
transportar todo el botín; no quedó nada en la casa
de gobierno ni en ninguno de los otros edificios
públicos, excepto las habitaciones con sus cuatro
paredes. El primero de marzo de 1884, inicia sus
reuniones la Asamblea Constituyente, ratificándolo
el día 8 y promulgado como Ley el 11 de marzo; el
28 es canjeado por ambos países, a partir de
entonces los chilenos empezaron a desocupar
nuestro territorio después de cuatro años de
permanencia, que culmina en agosto 1884
13. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.
Calcular las consecuencias de esta guerra infausta es casi imposible. Nunca ningún pueblo
civilizado sufrió y pagó tanto por la codicia sin límites del invasor; pero, tampoco, nunca ningún
pueblo civilizado se elevó hasta el infinito con el sacrificio y heroísmo de sus hijos en defensa del
interés nacional.
Principales consecuencias.
1. Perdida de la Provincia Litoral de Tarapacá con todas sus obras públicas y el salitre que pasó
a poder de Chile.
2. Se inicio el cautiverio de Tacna y Arica casi por 40 años y la pérdida, definitiva después, de la
Provincia de Arica.
3. Pérdida del resultado de la venta del guano, ya que el gobierno chileno se beneficio mientras
duró su ocupación en nuestro territorio.
4. Pérdida de miles de vidas humanas, quedando la Nación moralmente adolorida y deprimida
por malos tratos, la humillación y el desaliento por la destrucción.
5. Pérdida total de la riqueza del guano y el salitre
6. Pérdida de inmuebles y objetos de arte de propiedad pública y privada.
7. Descenso general de la producción y el comercio exterior que quedo paralizado y en la ruina.
8. Destrucción de las haciendas costeñas y de los ingenios azucareros.
9. Destrucción de muchas obras públicas y de instalaciones portuarias.
10. Ruina de nuestro crédito en el exterior. Ningún país se prestaba a concedernos fianza.
11. Depreciación del billete fiscal y desaparición de la moneda metálica.
12. Ruina y desaparición casi total de nuestra escuadra.
13. Aparición de límites con el invasor por el lado sur.
14. Desaparición de muchos jóvenes caudillos militares e intelectuales que constituían la
esperanza de la nación.
15. Chile aplico en Tacna una férrea y hasta
sangrienta política de chilenización; primero
con atenciones y halagos, con obras públicas y
el apoyo de la “democracia cultural”. Pero al
darse cuenta del patriotismo inquebrantable de
tacneños y arequipeños opta por la violencia y
el terror, empieza a clausurar escuelas
peruanas y obligar a los niños a asistir a las
suyas, expulsa a personad de destacado
patriotismo entre profesores y sacerdotes,
aumentó su ejército y funcionarios civiles,
prohibió a los peruanos el derecho de reunión y
el izar su bandera, expulsó a los trabajadores
peruano y boicoteó sus negocios e industrias,
llegando al atentado personal y el asesinato.
El problema de límites con Chile se va a solucionar definitivamente el 3 de
junio de 1929 con la firma del “Tratado Rada Gamio – Figueroa Larrain”, por
insistencia de EE. UU. Y por trato directo entre sus representantes, que pone
fin a la controversia de la soberanía de las provincias de Tacna y Arica. Según
el tratado, la Provincia de Tacna se reincorporaba al Perú. Acto realizado el
28 de agosto de 1929.
CIUDAD DE TACNA
16. BIBLIOGRAFIA.
Historia del Perú y del Mundo – 4º año de secundaria.
Autor. Juan Castillo Morales.
Historia, Geografía y Economía 4º año de secundaria
Autor.
Prof. Percy Vilca Iquiapaza.
Prof. Carmelo Tejada Rosas.
www.welcomechile.com/concepcion/monitor-huascar.html - Chile - Imágenes del Huáscar en la
actualidad.
http://www.resumendehistoria.com/2008/11/desembarco-en-pisagua.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Lima
http://es.wikipedia.org/wiki/Reincorporaci%C3%B3n_de_Tacna_al_Per%C3%BA
http://amaruperu.blogspot.com/2008/09/expedicin-lynch-46-das-de-destruccin-y.html