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EL JARDIN   Página 1
EL JARDIN




EL JARDIN               Página 2
ESCRITO
                  POR


               STAROSTA
            (RAFAEL BEJARANO)




EL JARDIN                       Página 3
NOTA DEL AUTOR:


Si usted desea leer este libro con la firme intención de
encontrar en estas paginas historias prolijas que tengan un
inicio, un desarrollo y un desenlace, o quiere leer estas
letras esperando encontrar un estilo purista y depurado que
enaltezca   el   proceso    evolutivo    de    la   literatura
iberoamericana, o que siga fielmente las consignas y los
trabajos realizados por autores de alta envergadura y
reconocimiento tanto del nuevo, como del viejo continente,
o con la idea de que este libro le va a transmitir algún tipo
de conocimiento o esparcimiento que de alguna manera le
de una sensación de seguridad, apoyo o compañía, o si
desea cobijarse en cualesquiera que sea, indiferentemente,
estados en los que pueda llegar a identificarse con algún
tipo de bienestar, yo lo invito a que se abstenga de
inmediato de hacerlo y arroje estas hojas al recipiente de la
basura. De cualquier forma, allí terminaran.


                                                STAROSTA


EL JARDIN                                                Página 4
ESFINGE


Mi lado malo ha salido de mi cuerpo esta noche. Ha salido
a deambular. Se fue solo. Mi lado malo no grita. No siente
pena por nada ni por nadie. Se mira en el espejo y se
descubre por primera vez. Se queda observando sus
cuencas vacías. Ha vivido más de mil años deambulando
entre cuerpos. Mi lado malo piensa que tal vez mañana me
dejara. Así yo podría dormir. Pero no se aleja. No quiero
perder mi alma en la lucha por separarlo de mí. Es que se
ha encarnado con todo mí ser. No estoy seguro de cuando
se poso adentro mío. Pero desde hace mucho lo escucho.
Me hace ser dualidad. Me vuelve unidad. Me dice cosas
extrañas y yo no puedo decirle que no. Mi lado malo es
además      enfermo.   Tiene   sífilis   mental.   Tuberculosis
sentimental. Lepra racional. Es como una estirpe corroída
por el paso del tiempo. Así se aleje ya nunca podré ser
alguien puro de nuevo. El es la esfinge. El es la estatua. Y yo
estoy viviendo dentro de el…




EL JARDIN                                                  Página 5
EL MAR


La brisa del mar me esta dejando ciego. Tú estuviste mucho
tiempo esperándome en la orilla y ahora yo estoy
enterrando tus restos en lo más profundo de la arena. Te
estoy enterrando junto a mis esperanzas. El agua me esta
tocando los pies, sucios de andar descalzo. Te cansaste de
estar sentada frente al mar, cargando la culpa de haber
creído en mí. Pero no se decir: ¡Basta! Y por lo visto tu
tampoco.


La brisa del mar me esta dejando ciego…




EL JARDIN                                             Página 6
EL JARDIN


Para pisar un jardín hermoso y entenderlo, es necesario
estar puro en el alma. Para saber por que las flores
despliegan sus colores en el césped verde esmeralda, hay
que tener la mente clara. Para mirar sin prisa los tallos de
las margaritas y sentir como va corriendo la savia, hay que
tener corazón y nobleza. Yo no podría entrar a ese jardín.
No vería césped, sino tierra seca. Tierra muerta. No vería
tallos ni corolas, solo muñones sangrantes que brotan desde
abajo y espantan mis ojos. No vería ningún color en ese
jardín. Todo estaría desteñido y la lluvia caería y pudriría
todos esos pétalos destruidos esparcidos por el suelo como
ropas que nadie nunca recogió.


No. Yo no puedo ir nunca a ese jardín. Por ningún motivo.




EL JARDIN                                               Página 7
INDIOS BOLIVIANOS


En el encallado tren y sus vías, viven esos vagos atrapados
en ese mar de sal y piedras. Se oxidan y van chorreando
grasa lumínica como en un marco de un lienzo de espejos.
Algo pasa por sus cabezas y los va cortando adentro. Se le
ven en sus rostros el surco que dejo el exilio de la mente
que no aguanto mas tiempo. Caminan y no dejan rastro. Ya
son un alma, pero un alma errante, perdida. ¿Para ser un
alma por que hay que llegar tan lejos? Indios bolivianos
interpretando los sonidos de la montaña en el medio de
altos edificios por unas cuantas monedas. ¿Por que todos
están tan lejos de casa? Ya no lo intenten más, caminando
sobre el mar no quedan huellas. Ni siquiera las podemos
dejar aquí…y ni con eso ganamos algo. El vino encuentra
en su trayecto a mi garganta, el paso tibio por donde
resbalarse. Yo aquí, sentado en este gran sillón, que escucha
mis quejidos, cómplicemente. Destapo una carta que me
llego de Panamá, y que habia dejado olvidada entre un
libro, muchos años. Las mismas letras que siempre
reclaman algo. La misma ternura que no sirve ya de nada.
Queme entonces yo todas las paginas y celebre solitario, mi


EL JARDIN                                                Página 8
regreso triunfal a la desolación de mi espíritu, que es la
luna mas roja del invierno. Volví mi rostro al pasar por el
espejo y emprendí ese mismo viaje que realice hace muchos
años. Desencaje mi idea mas preciosa, y así, salí en busca
del sentimiento aquel, que ya ha crecido y ahora es adulto y
sabio, como el añejo sueño de convertirme en un licor
bueno. Pase por avenidas cortas, que ahora permanecen
cubiertas por la lluvia. Como siempre.




EL JARDIN                                               Página 9
MIEDO


Los pájaros de lodo se sacudieron y ahora están volando.
No se si hubo algo que los haya hecho despertar, ahora
todo es realidad. Yo siento el miedo, porque sus ojos de
rapiña no me dejan seguir. Estoy arrinconado y llevo cien
años llorando en esta quietud inquieta de si misma. Las
plumas me contaron un secreto de condenación y mis
cuencas quedaron putamente vacías. Ruedan las nubes
negras sobre el suelo del cielo y están huecas, como mí
adentro. Ese es el miedo. Lo que aprieta el nudo que no se
suelta. Ahora todo es realidad.




EL JARDIN                                            Página 10
TU HABITACION


Estoy acostado en tu cama. Estoy en tu habitación. Tu closet
lleno de secretos, lo custodio yo. Estoy mirando pasar las
horas, escondido en tu habitación. Yo cambio de orden tus
cosas. Yo reescribo a diario tu diario. Yo hago ruidos
extraños en tu habitación. Yo te llamo en tus sueños,
susurrándote al oído. Yo lavo tu peine cada mañana y uso
tus   frazadas,   para   darme   calor.   Yo   escucho     tus
pensamientos. Te observo desnuda. Escondo tus zapatos
bajo la cama y arrugo tus camisas limpias. Me gusta verte
acostada, abrazando las almohadas y pensando en mí. Me
gusta ver como sueñas con los ojos abiertos, imaginando un
futuro conmigo. Tú sueñas así, en tu habitación. Pero tú no
sabes que yo no existo. Yo no soy real. Solo soy un producto
de tu imaginación y estaré por siempre viviendo entre las
luces, que alumbran tu habitación…




EL JARDIN                                                Página 11
NOCHE ASIAGA


Me olvide de cerrar la puerta del sótano esta noche.
Escucho esos aullidos lejanos de mis tres hermanas. Ya
estoy en cama y las cobijas me han empezado a calentar. Va
a empezar a llover. No quiero volver a levantarme, y buscar
a tientas con la punta de los dedos de mis pies, las
zapatillas con el piso tan frío como esta, luego colocármelas,
luego la levantadora, bajar la escaleras….No. La puerta del
sótano se quedara abierta. Punto. Esta noche esta muy fría y
ya estoy tranquilo y confortable en mi cama. Quiero dormir
y soñar profundamente. Quiero un sueño reparador. Estoy
a punto de conseguirlo, cuando de repente escucho un
tenue crujir lastimero y constante. Me quedo analizando
por un momento ese ruido y deduzco que es como si algo
se   moviera.   Es   una   de   mis hermanas      que   llego
arrastrándose y esta en la entrada de mi casa. Esta gritando
como loca, irrespetuosa de mí sueño. Hundo mi rostro en la
almohada, pero es imposible dejar de escucharla. ¿Por qué
diablos no se calla? Entonces suena un trueno en esta noche
aciaga y arranca un vendaval que no amaina. Tal vez la


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lluvia me arrulle y por fin pueda dormir. Pero entonces
siento como si alguien estuviera saltando en medio de la
tormenta. Suena como algo que brinca y se revuelca en el
lodo. Es mi otra hermana que ya esta en el patio trasero. La
acabe de ver, pues me asome un instante a la ventana. Tiene
un espejo en la mano y esta bailando. Baila inmunda y
descarada como un jabalí. Esta destrozando mi huerta con
sus pezuñas sucias y malditas. Esta noche va a ser larga y
tal vez debería bajar y asegurar la puerta del sótano con
pasador. Pero es que ya es muy tarde. Maldita sea, si tan
solo no lo hubiera olvidado, ya podría estar dormido.
Entonces ocurre lo que temí desde un principio. El chirrido
de la puerta del sótano. Alguien o algo la esta abriendo.
¿Ahora que hago? ¡¿Por qué no baje y cerré la maldita
puerta como debí hacerlo?! Me escondo rápidamente bajo
las cobijas y me quedo en silencio. Petrificado. Aterrado. La
puerta de mi cuarto se abre. Alguien ha entrado llorando.
Ya se quien es. Es mi tercera hermana. La mayor. Se mete
en la cama conmigo y no para de llorar. Esta empapada por
la lluvia. Yo he cerrado los ojos porque no quiero ver nada.
Pero entonces pasa algo muy curioso, y es que a pesar de
que ella esta llorando adolorida y sin descanso, ha venido a



EL JARDIN                                               Página 13
consolarme y en sus brazos, por fin, me he quedado
dormido…




EL JARDIN                                     Página 14
CANDILEJA


Candileja. Dulce almíbar de la naturaleza que se desliza
lumínica y vibratoria, sobre nosotros, esta despejada noche
de campo y estrellas. Candileja persistente al frio y a las
marionetas que dibujan las manos de mi abuela, en un
intento tranquilo por espantarla. Candileja que lleva al
unísono todos los ojos, que se reunieron en la mesa pobre
de madera, para compartir una deliciosa cena de febrero.
Candileja preciosa, que juguetea con mi cabello, enredado
porque todo el día use el sombrero de mi padre, que me
quedaba grande. Candileja conductora de sorpresas, pues
quedamos boquiabiertos al ver que detrás de esta, venían
sus compañeras, en graciosa coreografía de luz extasiante.
Candileja que se poso sobre la piel de mi abuelo, quien la
cobijo sabiamente, bajo el abrigo inexpugnable de su ruana.
Candileja que se aleja y nos deja un gran momento, en
medio de la oscuridad del paisaje, antes de irnos a dormir.
Candileja que enseñaste la ruta a seguir por donde
encontrarse libre, seguros y unidos, a pesar de la



EL JARDIN                                             Página 15
tempestad. La de siempre, la del día a día: la vida misma.
La que aprendí en casa, por suerte y bendición. Amen.




EL JARDIN                                               Página 16
PARIS


Luces europeas que arremeten con fuerza sobre las calles de
Paris.      Mujeres   bebiendo   fino   y   comiendo   Light.
Vestimentas de verano, prensados en la lujuria de las
marcas. Torres de marfil, solitarias bajo el cielo carmesí que
nos recordó que no valíamos nada. Te espere ansioso por
las calles, pero tu espejada nunca asomo hasta mi piel. Una
semana desperdiciada, con tiquetes en la mano y las valijas
en el pasillo. La elegancia de tus cortinas, que fue lo único
que pude ver a través de tu ventana. Todo el bien que pudo
existir entre nosotros quedo resumido en un tiquete de
cancelación de la cuenta del hotel, cuando te fuiste sin mi, y
otra vez, me dejaste solo…




EL JARDIN                                                Página 17
DESCENSO


Un espectro pasó entonces al averno con una pequeña
almita que lo acompañaba. Iban en silencio uno detrás del
otro y no miraban a ninguna parte. El piso se calentaba
cada vez más a medida que se adentraban en aquellas
oscuras regiones. La pequeña almita asomaba sonrisas a sus
labios, mientras que el espectro no dejaba vislumbrar
emoción alguna. Quejidos horribles se escuchaban y ruidos
de tambores retumbaban sordamente. De pronto las
paredes se iluminaron y se vio el espectáculo tal cual era:
seres espantados, mutilados, torturados. Una mano sale en
el medio del camino jala las vestiduras del espectro y le
grita:


- ¡Por favor ayúdenme! ¡Quiero descansar en paz!


- Lo siento – Contesta el espectro – Yo no se lo que es eso.
No te puedo ayudar. Y continúan su marcha.




EL JARDIN                                              Página 18
Siguen avanzando hasta llegar a un pantano de agua sucia
color sangre. Sin reparo alguno los dos se adentran en el y
el agua los cubre hasta la cintura. Iban justo en la mitad del
pantano cuando salen a la superficie miles de cabezas
magulladas que gritaban al unísono:


- Ayúdennos…vivimos ahogándonos todo el tiempo y no
podemos seguir así.


- Lo siento – grita el espectro. Yo no puedo ayudarlos. Y
continúan hasta llegar a la otra orilla. Y así pasan por miles
de parajes donde siempre aparecían formas pidiendo lo
mismo y ante esta situación, la misma respuesta del
espectro:


- Lo siento.


Finalmente llegan a una gruta. Esta vacía y oscura. Muy
oscura. Entran hasta que encuentran un lecho. El espectro
se recuesta y se queda en silencio. La pequeña almita sonríe
y posa sus manitas en sus ojos y en un instante, se los
arranca de sus cuencas. El espectro sonríe satisfecho y dice:



EL JARDIN                                                Página 19
- Gracias. Ahora si podré descansar en paz, pues por fin, ya
no veré nada del mundo que me rodea.


La almita sonríe satisfecha y se queda sentada en silencio,
hasta que el espectro se queda profundamente dormido.
Entonces desparece para siempre.




EL JARDIN                                              Página 20
LA HERRAMIENTA


Deje de lado al cansancio, y empecé con energía a usar mi
herramienta. Tú no existes, y yo te estoy construyendo.
Asustado    del   resultado,   pero   encantado    con   la
funcionalidad. Porrazos postergados de furia, con la que
estoy manipulando los destellos de mi herramienta.
Conocedora invaluable del insaciable amor, esa es mi
salvaje herramienta. Rompiendo las paredes hasta dejar a
punto el nuevo invento. Tu. Slide vibratorio, para el
suspenso de la primavera que celebra a carcajadas la labor
de mi herramienta. Evaporado al contacto volátil de la luz
fluorescente que emanas al nacer por fin, por primera y
única vez, doblegada por el placer que escupe niños. Mi
herramienta. Forma dulce, que simplemente pasa y te
traspasa, siempre a tiempo. Puente que va de redención en
redención, escondido tras la luz de su propio brillo. Vagón
con alas que se embala lubricado en el túnel ferroviario de
tu entraña, que recibe placenteramente el calculo exacto de
lo que llega hasta el limite del punto ese, llamado el G,
Donde tropieza sin culpa, pero con intención portuaria, mi


EL JARDIN                                             Página 21
amada y solicita herramienta. La que tú ya conoces. La de
siempre. La del pulsar sonoro. La herramienta.




EL JARDIN                                           Página 22
JACKELINE


Recuerdo haber visto alguna vez una noche llena de
estrellas. Pero no recuerdo como alumbraban. Recuerdo
haber visto una vez mil rostros que me llamaban. Pero no
recuerdo como eran. Recuerdo haber estado una vez en un
hermoso grupo de amigos. Pero no recuerdo cuantos
éramos. Recuerdo haberme perdido alguna vez. Pero no
recuerdo donde. Recuerdo que una vez me llamaste. Pero
no recuerdo para que. Recuerdo haber sido alguna vez
alguien. Pero no recuerdo quien. Recuerdo haber bebido de
ti. Pero no recuerdo tu sabor. Recuerdo este rostro en el
espejo… ¿o no?




EL JARDIN                                           Página 23
SLEEP


El frio y la lluvia corrieron los árboles de sitio. Tú estabas
dormida y yo salí por no quedarme más, ahí dentro. Las
hojas se desperdigaron y yo escribí tu nombre en el barro
que en el agua se diluyo. Ahora estoy dando vueltas
intentando encontrar las letras para ponerlas en su lugar.
Pero la muerte del paisaje me obliga a volver adentro y
esperar la madrugada. Sin embargo en lo profundo de este
valle algo me sigue llamando, y entonces caí en cuenta que
tú dormías afuera. Salí entonces delatoramente de mi
resguardo y quede vulnerable en la tormenta. Vino un
diluvio repartido en capaz de viento y soledad. Volví yo
entonces convertido en un señuelo, pero el aire sospecho. Y
te llevo lejos de aquí, para siempre.




EL JARDIN                                                Página 24
PUERTO


Bebí cincuenta y dos cervezas, sentado en una silla en el bar
del puerto. Hable con los marinos de todo. Hable de ti. De
tus ojos caoba fina y tu olor de ámbar, que no se por que me
cautivo. Tu cabello lizo, cortado en capas, que se revolvía
alegre en la playa de alguna vez. Recordé tus bromas
inocentes y las palabras dulces que me brindaste en la
ciudad, en primavera. Me acorde de tu voz, firme y
decidida, en especial cuando gemías atiborrada de mi amor.
Recordé la vieja cabaña, la de los fines de semana, cuando
te ibas descalza por trozos de leña y yo me reía de las
ardillas grises que te perseguían hasta la entrada. Las
navidades en casa de tu madre y los regalos inservibles que
yo agradecía decentemente, mientras tú me mirabas de
reojo y me hacías sonrojar. El puerto sigue estando solo en
mi memoria. Llegaron barcos cargados de todo, menos de
ti. Nunca prometimos nada y tú no esperabas menos. Fuiste
libre y olvidadiza, hasta de mi recuerdo. Pero tú estarás
atada a mi memoria siempre. En todas partes. Por siempre.



EL JARDIN                                               Página 25
EXPLOSIVOS


Escape de allí solo por segundos. La explosión me hirió. La
explosión me atrajo a sus abismos. Pequeñas cosas se
clavaron en mi piel. Tus cosas. Tu sobredosis me voló.
Miles de pedazos. Perdí mis manos y ya no puedo
escribirte. Perdí el papel. Perdí tu lengua nómada. Escape
de la verdad suicida al caer la tarde. Deje de ver tu
hipnosis. Deje escondida tu sensación. Deje el desastre en el
otro bolsillo de mi pantalón. Ya sabes como soy yo. Pero ya
no sabes como encontrarme. Ya no sabes nada de mí. Tú
sabes, que no sabes nada…




EL JARDIN                                               Página 26
LUZ


Todo era tinieblas. Martina gritaba desesperada. Quería
rasgar la infinita oscuridad con su desespero. Los dolores
de parto habían comenzado y ha tientas las sirvientas
llamaron a la partera desde el corredor. En su afán, esta
tropezó con una pequeña mesa y se golpeo una rodilla. El
esposo subió la escalera, agarrado fuertemente del
barandal. Desde allí, gritaba frases de aliento a su esposa.
Como pudo, una de las sirvientas llego hasta la cocina y
alisto una vasija con agua. Cuando subió de nuevo al
cuarto, escucho que ya todos estaban allí. Martina gritaba y
pujaba y se asía con fuerza a lo que podía agarrar con sus
manos. Nunca ha sabido con certeza que es lo que sujeta.
De algún modo la partera tomo las piernas de Martina y
supo exactamente por donde hacer su trabajo. El esposo
derramo casi toda el agua, en un intento de colocar un paño
húmedo en la cabeza de su esposa. De repente un haz
lumínico inundo la habitación. A partir de ese momento las
vidas de todos los presentes habían cambiado para siempre.
Martina había dado a luz.


EL JARDIN                                              Página 27
LA SOBREVIVIENTE


Una medalla guardada en un cajón, que se llamo olvido,
porque así convino ser. Una fotografía, llena de sed, porque
el tiempo acelero, y la soledad se posesiono de ella,
lentamente. Un recuerdo, lleno de marcas, al que todas las
noches ella se encomienda, para tratar de sentir ese algo
que nunca más sintió, después del amor. Un castillo de
arena, derretido en el mismo charco de lagrimas que se le
vinieron en cascada, cuando se acordó sin querer, que ella
efectivamente habia amado, sin culpa. Sufrió y entrego su
rostro al dolor. Lamentó y cedió su risa al invierno. Devoro
pacientemente otros cuerpos, tratando de calmar las ansias.
Acompaño al insomnio, noches enteras, muchas décadas.
Pero no pudo morir de amor.




EL JARDIN                                              Página 28
ENVEJECER


La mañana ya llego y viene de nuevo con su amigo el sol.
Los árboles se mueven con algo de susto de caerse. La gente
va corriendo como siempre a su trabajo y los chicos a la
escuela. Y tu tan sola…Veo que hay seres que me fastidian
y no los quiero oír, prefiero escuchar el asfalto crepitar
enaltecido de mimetizarse con la ciudad taciturna de
grandes lozas frías como el hielo. No quiero ver seres
vacíos, clausurados del entendimiento. Escucho viejas
canciones en la radio. Mientras oigo pienso que ya no hay
nada que se pueda hacer. Pero al ver por la ventana el día y
los autos y la gente y el pasar del tiempo, comprendo bien
que me estoy volviendo viejo…




EL JARDIN                                              Página 29
SIAMESES


Yo voy para un lado y el para el otro y no nos movemos.
Nuestros pies se enredan. Y siempre entre los dos es lo
mismo. No puedo escapar de el ni el de mi. Somos
siameses. Y nunca nos movemos. Nuestro cuarto tiene una
luz verde enrarecida y allí dormimos muchas horas al día.
Pero si el se mueve me despierta y si yo me muevo el no me
hace caso. El es tranquilo y pasivo y yo agitado y
perturbado. El mete las manos en mis bolsillos y me roba
todo el tiempo. El no tiene bolsillos y yo lloro como un
tonto. Y no nos movemos. El quiere morir y no muere. Yo
quiero vivir, pero lejos de el. Y no vivo. El nunca me habla,
ni me abraza ni me sonríe ni hace nada. Solo siento su
presencia, como si vivera dentro mío. Ya va a amanecer y
tengo en mi mano un cuchillo. El esta roncando como
siempre, como un cerdo. Y ya no quiero que esto sea
siempre así…




EL JARDIN                                               Página 30
LA ESPERA INFINITA


Deje de lado la pena y no sentí mas pena. Deje de lado la
duda y ya no dude. Deje de lado las horas y ahora me sobra
el tiempo. Ahora me senté en el andén y espero. Espero que
llegue el sol. Espero que se vaya. Espero que vuelva esa
luna. Pero hoy esta nublado. Va a llover. Yo lo veo. Estoy
sentado en este andén y ya llevo tiempo. Soy un árbol
amarrado en la vera del camino. Te veo pasar. Pero yo no
puedo hablar. Y ese es mi destino…Por eso espero.




EL JARDIN                                            Página 31
TEMBLOR


Tembló la tierra y desborono las ideas y los montes en esa
isla. La gente murió, o lo perdió todo, que es tambien morir
un poco. Todo se movió hasta el infinito, y el sol del nuevo
día, reflejo todo el daño que la naturaleza inyecto, hasta
mas no poder. Las sirenas delatan cosas malas que están
ocurriendo. Los helicópteros sobrevuelan el desastre, como
un mal augurio. No se escuchan niños retozando en el
parque. La vida como se conocía, ya no existe allí…




EL JARDIN                                              Página 32
EL FESTIVAL DEL RETORNO


El anciano llego un poco después de la madrugada. Venia
cansado de caminar por tierras lejanas, muchos años, pero
ya volvió. La gente del pueblo salio a recibirlo. Llevaron
comida, ungüentos para sus pies, esencias de oriente para
ensalzar su cuerpo. El rey mando sacar las telas más finas
que hubiera en el castillo para que le confeccionaran al
anciano la túnica más esplendorosa del reino. Pero el
anciano no habla. El anciano solo llora. Lo llevaron después
al castillo del rey y ante la vista eufórica de los vasallos,
soldados y la corte real, le han servido los manjares más
exquisitos para que comiera. Se levantaron las copas,
repletas de vino, para celebrar la vuelta del anciano y
durante tres días y tres noches, una fiesta impresionante se
desarrollo en señal de júbilo general. Pero el anciano no
habla. El anciano solo llora. Terminado el festín, la
comunidad entera, ebria de vino y ansiedad, se han llevado
al anciano por las calles del pueblo entre vítores de emoción
y aceptación popular. Las ventanas de las casas han sido
adornadas con gladiolos y rosas traídas de los montes
cercanos. Se ha quemado incienso en cada hogar para que


EL JARDIN                                               Página 33
al momento de pasar el anciano, sienta el olor purificado
del recinto. Finalmente ya hacia el ocaso, es conducido al
centro de la plaza principal. Con todo respeto y amor
sincero tres soldados del reino lo han atado a un poste,
apretando con toda la fuerza posible sus muñecas y sus pies
hasta cortar la circulación, para que el anciano sintiera la
profunda admiración que en ellos generaba. Es entonces
cuando la población frenética empezó a gritar, a chillar de
excitación y morbo. Algunos no soportando tal adrenalina,
cayeron desmayados en mitad de la calle. Los hombres
eyaculaban en sus pantalones sin poderse contener y las
mujeres sufrían de orgasmos múltiples, llegando al punto
de arrastrarse por el suelo gimiendo y aullando como
hienas. Sonó entonces una trompeta real. Y todo el mundo
enmudeció quedándose estáticos en sus puestos y con la
mirada fija en el anciano. Es entonces cuando el rey hace
una seña y el anciano es rodeado por todas partes con leña
seca, que iba depositando cada uno de los presentes.
Terminado este ritual, el rey se acerca al anciano con una
antorcha en su mano y una sonrisa libidinosa en sus labios.
Luego suelta la antorcha en la leña seca y una orgía como
nunca antes vista sobre la tierra se desata. El anciano es
quemado vivo y el pueblo no podría estar más feliz. Pero el

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anciano no se quejo. El anciano no hablo. El anciano solo
lloraba…




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TE QUIERO


Te quiero. El por que, no lo tengo. Y si, te quiero. No se
cuando paso, pero te quiero. No se hasta donde, pero te
quiero. A través del tiempo, llegue a un te quiero,
desprendido de tus labios y yo tambien conteste: te quiero.
Pero yo te quiero con el sentimiento de poder decir sincero:
te quiero. Así es como te quiero. Perdido y encontrado entre
la ruta de un te quiero. Te quiero. Dentro de ti percibiste
inocente lo que ya sabias de siempre. Te quiero. Solo se que
yo te quiero. Entregadamente a un amor inolvidable,
contestando inquebrantable a toda duda, solamente puedo
decirte: te quiero.


PD: Te quiero.




EL JARDIN                                              Página 36
LA LUNA Y EL LAGO


La luna ha llegado de nuevo al borde del lago. “Dicen que
se ira para siempre” Comenta la hierba. “Dicen que esta
será la ultima vez que venga” Comentan los sapos. “Ya no
habrá quien ilumine las noches” Argumentan los viejos
árboles. Y es que la luna ha venido todas las noches desde
hace muchos siglos, esperando la respuesta del vanidoso
lago que osa reflejarla sin permiso. Pero el lago nunca ha
dado respuesta y ella ya no sabe por que espera. Solo el
lago sabe poderosamente que sin el, ella no se hubiera dado
por enterada que existía, y es que ¿como saber que estamos
si no nos hemos visto nunca?




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EL CHASQUEADO


“Y como todo se empieza a caer, mejor me bajo de la
cornisa y toco tierras mas firmes con los dedos de mis
manos. Vi pasar mil elefantes sangrantes y me dije: es
imposible…Vi pasar dos mil parvadas dejando una estela
de plumas malolientes, mortecinas, y me dije: es imposible,
de nuevo…Vi pasar una cortina descorrida en mi ventana y
se me fue la luz…así nada mas., pero bueno…es mediodía.
El doctor llego temprano y me tomo el pulso. Pulso cero.
Nada. Mercurio cromo. Sigue subiendo. Me levante
enfadado y no hable hasta que salio de casa. Luces del
norte. Me desmaye….me desperté en posición no fetal….
¡que risa! Me senté a escribir algunas líneas y se me rayo la
hoja…no se escribir y dejarla intacta….que calor y que
cansancio….nauseas nocturnas y ya viene el retorno del
sonido. Bestias. No saben ni escuchar…”


Dejo de escribir y se levanto por un vaso de agua. Su
garganta reseca y su mirada borrosa le hicieron pensar
fugazmente en el final, pero de inmediato se sumió en sus
ideas. Llego de nuevo a la mesa y se sentó con diligencia.


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Entonces de repente sufrió de una fuerte hemorragia nasal
y todas las hojas se mancharon con su sangre. Cayo al suelo
y una de las hojas lo acompaño en su caída. Al verla así,
desecha y roja, murmuro:
-   Ni      siquiera   para   morir…..podemos   hacerlo    con
altura…..que decepción…


Y expiro.




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CABRA


La cabra esta silbando dulcemente sobre el risco, cuando
llega el atardecer. Sus cuernos apuntan hacia el anaranjado
final del día, y la cabra silba dulcemente. Un piano suena en
collage de loops sin sentido y la cabra solamente esta sobre
el   peligroso   abismo,   pero   no   le   importa.   Sonríe
encandelillada por el viento septembrino, sobre el cual
volverá a la ladera, montada en un tapete de hilos y
bejucos, mientras va silbando dulcemente en su retorno,
cada día.




EL JARDIN                                               Página 40
ESCRITOR


Soy un escritor. Vivo en un cuarto sucio y maloliente.
Escribo bajo la luz de la luna, o junto a una vela, o con la
persiana abierta. Escribo borracho. Escribo drogado.
Escribo con hambre. Casi siempre escribo con hambre.
Estoy solo. Nadie me quiere. Esta bien. Veo los días pasar
por mi ventana y trabajo en cualquier cosa por ratos, para
pagar la renta. Fumo de día. Fumo de madrugada. Fumo
seguido. Largas bocanadas, son un renglón. Escribo lo que
no se del amor. Escribo lo que no he visto en la luz. Escribo
lo que no entiendo de las canciones. Quisiera que las cosas
que escribo me pasaran. Quisiera ser feliz. Pero no lo soy.
Escribo líneas de tu rostro. Escribo el sabor de tu cuello.
Escribo el olor de tu perfume. Escribo como una bestia.
Escribo como un bruto. Me estrello con mis pensamientos y
mi mano escribe lo que le da la gana. Esta noche estoy
asomado en la ventana. Esta lloviznando. Hace frío. Hay
dos gitanas bailando en mitad de la calle. Son hermosas.
Son descaradas. Me miran y se ríen, pero no cesan de bailar.
Me están llamando con sus cuentas. Me están hipnotizando
con sus labios. Corro presuroso escaleras abajo. Ellas


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empiezan a correr tambien y no las alcanzo. Las llamo a
gritos, pero ellas no se detienen. Entonces entran a un
caserón gigante y abandonado. Yo me detengo dudoso.
¿Qué estoy haciendo? Un viento frió mece los árboles y me
hace sentir miedo. Pasa un minuto. Una hora. Un milenio.
Entonces decido entrar. Esta muy oscuro. Una rata pasa
encima de mi bota. Que asco. El suelo cruje maldiciente a
cada paso. Escucho risas al fondo. Me aventuro indeciso.
Entonces entro. Lo que veo me deja pasmado. Maravillado.
Horrorizado. Mujeres desnudas bailan al ritmo de músicas
extrañas que jamás había escuchado. Hombres sentados
beben vino y fuman sin descanso. Sobre las mesas hay
comidas de toda clase: carnes, quesos, frutas, en fin, creo
que nunca había visto tanta comida en mi vida. En un
rincón hay una estatua de oro. Un viejo carnero, que se
creía destruido por piedras con escritos grabados. Lo estoy
viendo. La gente de este lugar lo veneran, completamente
ebrios. Extasiados de tener sexo. Ahítos de comida.
Entonces lo entiendo todo. Estoy en el infierno. Pero
después de quedarme un tiempo, corrijo. Estoy en casa.




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SOMBRA


Ven y te contare una historia del subsuelo. Ven y te
mostrare la piel que hay bajo mi piel. Ven y te diré lo que
estoy sintiendo. Ven y conóceme. Como soy en realidad.
Ven y sentémonos en silencio, y veamos pasar el tiempo.
Ven y te mostrare lo que estoy escribiendo. Bebamos un
poco de vino. Hagamos el amor. Ven y lloremos juntos.
Cuéntame tu vida, hasta que llegue la madrugada. Ven y
caminemos juntos, bajo una noche estrellada. Ríete
conmigo. Sufre por mí. Ven y dame lo que quiero. Háblame
de tus amores pasados. Háblame de tus adicciones. De tus
temores. Ven y tócame. Siente mi calor. Date cuenta que soy
bueno. Aunque no me lleves a la luz. No me podrías ver.
Ven y date cuenta. Soy solo una sombra. La tuya.




EL JARDIN                                             Página 43
TERRUÑO


Recordar esos hermosos campos teñidos de aquel verde
claro de mi terruño es solo un ejercicio de convalecencia
espiritual. No se si me lloró al partir, no se si lo llorare al
desaparecer, pero se que allí florece mi ayer, aun cuando
ahora sea contrario al deseo de recordar, se que allí esta.
Con toda esa magia escondida en pequeñas piedras en las
que tal vez, algún día, vuelva para que lloremos juntos por
sus penas y por las mías. Tal vez ese día pueda ajustar las
cuentas con mi pasado de una vez por todas. Tal vez nunca
florezcamos juntos, porque ya estamos marchitos. Terruño.
Nadie es profeta en su tierra. El altar esta vaciado de dioses.
La casa esta abandonada. Sola. Como yo.




EL JARDIN                                                Página 44
PEQUEÑO


Y si volviera a ser alguien tan pequeño ¿Tú me cuidaras? Y
si no me pudieras volver a ver ¿Tú me sentirías? Y si yo
fuera ese cuadro ¿Tú me colgarías? Si entre los destellos de
luz que te parpadean, yo estuviera ¿tú me encontrarías? No
contestes. Solo déjame quedarme aquí contigo en este
mediodía y que el lugar prosiga…pero solo quisiera saber si
finalmente existe diferencia entre el ser invisible y el
desaparecer… ¿Tu que opinas?




EL JARDIN                                              Página 45
BINOCULAR


Los lentes ópticos me reflejaron en la banda sonora de mi
vida. Saque un conejo del sombrero y nadie me creyó. Y tú
observándome desde el otro edificio con tus binoculares…


Las viejas sombras de mi habitación me corretearon un rato
por la casa. Perdí un sentido y ahora aquel reloj es mi
bastón. Tres ratones ciegos cuidan de mi alma y guardan mi
quietud. Y tú observándome desde el otro edificio con tus
binoculares…


Una mujer pasa gritando a la madrugada y araña mis
persianas. Intenta persuadirme para que me vaya. Y me
llora diciendo que va a seguir haciéndolo. Pero sus labios
se rompieron y escaparon sus secretos. Tal parece que el
huracán de siempre ahora sopla a mi favor. Y tú
observándome desde el otro edificio con tus binoculares…


Y tu tan ciega como siempre.


Y tú tan perversa como siempre.


EL JARDIN                                            Página 46
PECES DE VIDRIO


Las mil luces del mar al anochecer me guiaron sin rumbo.
Babor de silencios. Estribor a tu espera. Un corcel marino
atropello mi barca. Ahora vienen tempestades y no se
remar. Las olas suben llenas de corales y bajan solo con sal.
No veo más que la inmensidad del agua que cubre mis
sueños. No se nadar. ¿Donde esta tu faro luminoso? ¿Por
qué los peces son de vidrio? No quiero hablar. No quiero
gastar mi voz, porque lo que dije ya se lo llevo el viento.
¿Por qué mejor tú no hablas? Yo siguiere corriendo
alrededor de la culpa, por mi abandono. ¿Por qué ya no me
hablas? No quiero volver a amanecer atardecido de mi
mismo…




EL JARDIN                                               Página 47
MAJADERO


Tal vez sea un ser sin cuerpo, ya mi estado no es el de los
hombres. Me perdí en el dial de un radio mentiroso que me
hizo tanto bien. Es muy probable que ya no tenga voz. Se
me enredo con la frecuencia salpicante de esta tonta antena.
El amor nunca lo perderé. Las cicatrices no se borran,
entiéndase bien. La noche es mi ruta para rodar en el adiós.
Siempre el adiós. Puertas cerradas tras de mi. No aseguro
yo ya nada pues la intención se perdió con mi destino y
además de majadero soy tan temeroso que el tiempo ya se
dio cuenta y adelanto su marcha. La música que suena a
esta hora es inmunda, moderna, desolada. No me lleva a
ninguna mierda de lugar. Pero tú apareces entre sonidos y
ruidos de interferencias, en esta noche sonora.




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DEVOCIONES


Las mujeres con el rostro cubierto llegaron después del
mediodía. El calor derretía las calles polvorientas y
quebraba el asfalto como una galleta bajo un camión. Todas
cubiertas con   velos negros. Todas llorando.        Todas
sufriendo. Caminan descalzas y algunas se arrastran de
rodillas levantando sus brazos al cielo, preguntando por la
tierra prometida. Están sangrando ya sus dedos, de tanto
estar entrelazados orando. Llevan rosarios de cuentas
desteñidas y pasan por nuestro lado y la gente se asusta y
les arroja piedras y maldiciones. Las mujeres con el rostro
cubierto no tienen edad, no podemos saberlo. Yo solo les
veo sus ojos bajo este calor demencial. Yo solo veo sus
cuerpos marchitos de tanto estar envueltos en esos ropajes
negros. Están llegando al templo y la gente se amontona
para verlas. Están orando en otras lenguas. Las mujeres
están hablando en lengua desconocida. Es como una
caravana del dolor. Es como una caravana morbosa. Nadie
sabe quienes son ni de donde vienen. Se comenta que llevan
años de peregrinación, pero ya han llegado hasta aquí. Los
hombres más fuertes de la región se han apostado en la


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entrada del templo e intentan retenerlas en su deseo de
ingresar. Pero las mujeres empiezan a encender sahumerios
y arrojan su propia orina a los hombres. Otras toman sus
curtidos pies, que llevan descalzos mucho tiempo, y se
levantan las llagas para que brote sangre y pus, y empiezan
a untar las caras de los hombres, los cuales, asqueados y
espantados, se retiran en un afán por contener su repulsión
y su temor. Las mujeres entonces empiezan un cántico
interminable y van ingresando de a una, por fin, en el
templo. Ya no hay nada que podamos hacer. Mañana
debemos irnos.




EL JARDIN                                             Página 50
LA PRISION MÁS BLANCA


Cárcel de mujeres, donde todas contra todas entre sus
piernas. Ella encerrada estará por siempre, como una
película vieja que te deja un sabor a mierda en la boca. Pero
entre las mujeres ahí tanta pureza que por más roto que
tenga su culo, siempre quedara limpia su celda, como la
prisión más blanca. ¿Hasta cuando tanta manipulación? Un
seno llorando cambia al mundo, es una puta mentira, pero
el mundo dice que cuando cesa su llanto, el sol alumbra.
Que risa tan putamente amarga. Cabrones.




EL JARDIN                                               Página 51
MI UNIVERSO


Ya estoy a punto de despegar. Salí del show buscando
venganzas en la oscuridad. Estoy subido en el cohete de
nuestros errores. Es la saliva la que nos condena. Estoy
enterrado bajo la arena lunar. Estoy muerto como el final
del día. Salí despedido por una furia asesina. Estratosfera.
Turbulencia. Paseo amargo por mi pasado. Recuerdos
nebulosos. Sin calma. Te invito a visitar mi universo. Te
invito a irte lejos de mí. Estrellas de luz rancia nos
alumbraran. Cometas venenosos circundando en lo alto.
Meteoros de palabras afiladas. Dolor. Soledad. Sufrimiento.
Ira. Bienvenidos a mi universo. Bienvenidos a la galaxia del
llanto…




EL JARDIN                                              Página 52
PRESENCIA


La nada es solo un lugar. Allí una rosa espera marchita ser
un resplandor. El sonido del filo de una navaja abre con
cuidado una naranja vacía. Y bajo la piel, la misma de
siempre, espera el adiós de mi alma perdonada. Estoy vivo,
en algún lugar de mi mente. Y digo no. No hay nada dentro
de mí. La esencia esta donde mis ojos atracaron en la playa
que se extiende bajo el mar. Me siento bien, aquí tirado…




EL JARDIN                                              Página 53
INCREDULIDAD


Y pobre de mí. Pobre de mi vida encerrada en un lamento.
Pobre de ti. Pobre de tus anhelos sin solución. Pobre de
Jesús. Otros dos mil años en la cruz. Pobre el silencio.
Ahora todo hará ruido. Pobre del amor. No existe. Pobre de
la justicia. No existe. Pobre de la verdad. No existe. Pobre
los ancianos. Se van a morir pronto. Pobre el planeta. Por
tenernos. Pobres los pobres. No tendrán dinero. Pobres los
ricos. No tendrán paz. Pobres los soñadores. Ya no
duermen. Pobres los alegres. No podrán reírse. Pobres los
niños. Esto les hemos heredado. . .


Yo no creo en mí. Yo no creo en ti. Yo no creo en Jesús. Yo
no creo en el silencio. Yo no creo en el amor. Yo no creo en
la justicia. Yo no creo en la verdad. Yo no creo en los
ancianos. Yo no creo en el planeta. Yo no creo en los pobres.
Yo no creo en los ricos. Yo no creo en los soñadores. Yo no
creo en la alegría…


Pero en la sonrisa de un niño…en eso si creo. Ciegamente.


EL JARDIN                                               Página 54
EL GUARDIAN


Ya no se si estoy vivo o muerto. Solo conozco esa histeria, la
misma de siempre, la compañera. Ya no se si mis ojos son
blancos o negros. Detrás de tu espalda se esconde esa
sombra, que es hembra, que siempre esta sangrando. Mis
manos ya no tienen líneas y hace muchos años deje de
verme al espejo. No como. No duermo. Y nadie me ama.
Vivo en el cementerio, pero solo piso el suelo muerto. El
cementerio esta en mi alma, atada por mi susurro infantil e
inocente. El que no se quiso ir, porque habia dejado huella
para siempre. Y allí, no escucho almas. No miro cuerpos.
Abro todos los cajones, en las noches. Es solo un juego.
Viene mucha gente trayendo flores y lagrimas. Viene
mucha gente trayendo pestes y odios reprimidos. Se siente
como si te robaran algo. La paz. Por eso me hago detrás de
ellos y soplo levemente sus cuellos. Por eso cuando vas a un
cementerio volteas incomodo, como si alguien te estuviera
observando. Ese soy yo, que te esta pidiendo que te retires.
Yo cultivo las rosas que nacen salvajes en los senderos y
adorno con hojas secas las lapidas. Antes yo no era así,


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cuando nací. Ahora lo escucho todo. Yo pinto de un color
amarillento el mármol, pues se ve mejor. Llevo aquí mil
años. O dos mil. No se. Aquí nada es hermoso, ni lo será
jamás. Tal ves solo me gustan los días de lluvia, cuando las
gotas se estrellan furiosas sobre la tierra. Cuando no hay
luna. Cuando no hay estrellas y por eso nadie se asoma por
aquí. Yo soy el guardián de los muertos. Y solo descansare
cuando tu cuerpo llegue aquí.




EL JARDIN                                              Página 56
NO ME VERAS


Me desprendí de la parte física de mi cuerpo y ahora vago
feliz por los rincones de tu alma, pero tu no me veras. Te
encuentro desnuda en tu mente y casi sientes el dolor de
cabeza que te angustia, pero tu no me veras. Se lo que
piensas y tu miras hacia atrás, como si alguien te siguiera, y
te da miedo y te asusta, pero tu no me veras. Me encanta
verte masturbándote con toda clase de juguetes luminosos,
mientras miras con ojos entrecerrados azorada, pero tu no
me veras. Pasare mi lengua por tu carne y tu te erizaras
inexplicablemente, mientras pasas la mano por tu vagina,
pero no, tu no me veras. Pero sabes que estoy allí. Porque
mi presencia es un camino que tu recorres de día, todos los
días, sin querer, pero queriendo, hasta tu recuerdo.
Recuerdo de olvido y abandono. Y aun así, tu no me veras.




EL JARDIN                                                Página 57
MI HABITACION


Estoy encerrado en el cuarto azul oscuro. Las paredes me
sonríen y se estrechan poco a poco. Escucho esos ruidos en
el techo y se que no es la lluvia. Son ruidos de muerte que
me acecha deseosa de mí. Obscena de mí. Las arañas están
tejiéndome un vestido de frac para ir a un funeral. El mío.
Estoy atado en mi cama y me estoy haciendo viejo de tanto
estar inmóvil. Viejo por dentro. Viejo de alma. Viejo del
sueño. Una mujer extraña entra en mi cuarto y empieza a
lamerme la cara. Siento su pútrido aliento y me da asco,
pero no quiero que se vaya. Se esta desnudando con prisa y
me esta dando un momento de placer. Es la lujuria que ha
venido a darme la despedida. Todo se esta quebrando en
mi habitación. Todo lo que veo se cae a pedazos, y aquí ya
viene el orgasmo….




EL JARDIN                                             Página 58
EXHALANDO


Uno de estos días, cuando todo pase y mi cuerpo este
marchitando, enterrado, sabré que estuvo bien y que estuvo
mal. Y pasaran muchos siglos, largos todos, y mis restos se
desperecerán y ya nadie sabrá por fin, quien soy, y me
llevare mi secreto tan bien cuidado conmigo. Y solo quiero
dejar una pequeña huella. Uno de estos días, cuando
nuestros cuerpos se separen y ni las distancias nos puedan
encontrar, me reconoceré a mi mismo, y dejare de vibrar en
el universo y exhalando un ultimo suspiro me difuminare
entre el viento oscuro que soplara entre los álamos mas
grandes de mi vida….




EL JARDIN                                             Página 59
DESPERDIGADO




8 de Septiembre del 200…algo.


“…Mis piernas largaron a correr y me dejaron acá sentado,
escuchando viejas canciones tristes. Es de madrugada y yo
deje flores muertas en tu puerta. Los soldados pasaron y se
quedaron mirándome, pero siguieron. Intente dormir en la
vieja banca del parque, pero ya no me pude acomodar.
Entonces me senté y mis piernas largaron a correr. Me
queda un cigarrillo. Lo cambie por una amistad sincera. Esa
es mi soberbia. Así soy. No quiero ir a casa. Años después
sabré que hubiese sido buena idea. Mapas mentales.
Dibujos de niños. Dibuje un ojo con acuarelas a los siete
años. Dibuje esferas con sombras a los quince. Perdí diez
años en mis fantasías. Perdí amores. Perdí dolores. Y el
fin…”


“Allá vienen mis piernas de nuevo…”


PD: Adiós.


EL JARDIN                                             Página 60
EL VALLE


Salto y salto. El cielo esta muy azul. Corro y corro. El valle
esta encendido. Fue muy difícil llegar hasta aquí. Pero aquí
estoy. La música suena y yo bailo. Todo es perfecto.
Perfecto. Nunca me dejes ir de aquí. Déjame aquí. Salta y
salta. Ven a buscarme a mi cielo. Corre y corre. Alcánzame.
¿Por qué vas tan despacio? Tu no entiendes las razones que
yo tengo para ser feliz. Pero mi momento es perfecto.
Perfecto. Tal vez nunca puedas comprender que se esconde
en este valle. Palabras. Sonidos. La luz. El viento. Silencio.
Tu alma, la cual atrape en primavera y nunca más dejare
que salga de mi valle. Jamás. Nunca. Jamás.




EL JARDIN                                                Página 61
VIDRIOS ROTOS Y QUEMADOS


Vengan todos a ver, ha llegado el fin. Vengan todos
corriendo o no lo van ver. Estoy parado en lo alto de la
colina y todo esta cayendo a mí alrededor. No me importan
esos vidrios rotos y quemados. Ya no veo nada por esas
ventanas. No me importan esas ropas gastadas, igual desde
hace años estoy desnudo ante el mundo. Nadie me cree que
es hora del final. Esta noche vendrá. Y que mas da si esos
edificios se vienen abajo, hace mucho que no vivo en
ningún lado. Solo la melodía retumba en los oídos, pero por
estar gritando, no la oyen ya. La bestia se irguió completa
de amor por la destrucción y el cansancio del poder, se
convirtió en onda sonora destructiva, que va derrumbando
toda cosa conocida, que fue alimentada por nosotros, claro,
como siempre fue. Una queja esta demás en la redundancia
devota del ser impostor. Ya no hay regla. Todo arde y se
termina. Esto es, si señores, el fin del mundo. La fragua dejo
todo colmado de ese olor oxidado en nuestros labios,
espantados de dudas y dulzor. Vidrios rotos y quemados,
ya sin tiempo en el reflejo incalculable de la regla esparcida


EL JARDIN                                                Página 62
en la catacumba original de lo que se llamo alguna vez:
ansias. Las mismas que por ti, yo ya he perdido entre las
hojas quebradizas de otoño. El más largo de mi vida. El del
olvido.




EL JARDIN                                             Página 63
DON’T BACK


Nunca tuve quince años, tal vez no tuve dieciséis. Hace
tiempo que no tengo edades. Solo se que un día me fui de
casa, y conocí la vida ufana de todo lo nocturno. Busque el
otro perfume y me despertó asfixiado. Odiándome. Me
burle de todo el barrio y di vueltas persiguiendo mi cola
como un perro viciado de si mismo. Volver después de
todo ¿Y para que? no creo que algo haya cambiando
algo….Los amigos son un favor muy prestado que tarde o
temprano es cobrado. De nuevo solo, llegando ahora al más
allá, me doy cuenta con estúpida sorpresa de que no voy a
volver jamás…Y que de cosas, me siento bien por eso.




EL JARDIN                                              Página 64
SEÑALES


Voy a ver si este vendaval ya amaina. Saldré a ver si hay
sol, o si ahora existen ansias. Veo destellos lindos en tus
labios y mis venas estallan. Te invitare a salir de tus
entrañas y ver que hermosa es esta calma. Y no te voy a
explicar nada de lo que pasa. Ya no hablaremos más ese
lenguaje frio de las palabras. Vengo a ofrecerte el idioma de
todos, de las plantas y de los animales que no conocemos,
de las pieles curtidas y de las blancas, de la tierra amarilla y
la fresca. Ven que quiero mecerte en el parque de los niños.
Quiero verte sentada en el sube y baja. Quiero verte saltar.
Quero verte sonreír. Quiero verte. Así sea solo por eso
mismo. Solo que no puedo abrir mis ojos…




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EL HOMBRE DEL OLVIDO


No me toques más las manos. Mañana me voy y no hay
mas vuelta. Ese viejo buque zarpara a tierras olvidadas. No
hay más ansias. Soy chico de campo, pero ya olvide arar.
Olvide como es una noche allá, bajo estrellas de musgo y
abono. Soy el hombre del olvido. Soy el hombre de los cien
años vividos. Sin lugar y sin retorno. Este buque ya se va. El
atardecer se aleja lentamente sobre vientos de seda y pesca
con su red nocturna, a los que se quedaron. Yo estoy muy
despierto. Soy el hombre del olvido. Soy el futuro envuelto
entre tinieblas. Como la luna que ahora nos da vueltas,
buscando a puk y las hadas. Un largo viaje de penumbras
que no se dejan alumbrar. Lago inquieto de formas
múltiples que se recalcan en el reflejo inundante de un
corsario pertrechado y hundido en su propio almizcle de
tallos y raíces muertas. Sueños con insomnio que se pasean
nerviosos y descontrolados por nuestras sienes, noches
enteras. Soy el hombre del olvido. El mismo que tu, ya
olvidaste.



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CORCEL


El corcel hecho espuma y se quedo solo en la estepa.
Cabalgo ruidoso de cascos rotos en el polvo, pero no llego a
ningún lado. Sus crines se destiñeron bajo el inclemente sol
de la desgracia, pero nunca recibió cuidado alguno. Retozo
infeliz entre malezas, hasta que vislumbro en su galope el
infinito. Migro encantado y desapareció entre gritos de
amor y necesidad. La querida necesidad del amor. La
necesidad del tarado.




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MADRUGADA NARANJA


Voy buscando como un ciego a tientas esa esquina. No
puedo mantenerme en la línea. No puedo controlar mi
mente. Tu partida se convirtió en una broma macabra en el
recodo del olvido. Nunca entendí por que la madrugada era
naranja y los pájaros volaban. Todos los días de la infancia,
el lamento de los ancianos, todo lo que perdemos en la
vida, las últimas palabras de la despedida. Ya no puedo
alumbrar a los que no quieren luz. No puedo ver esa señal
tuya a través de las montañas buscando mi nombre. No
puedo tenerme…No entiendo esa mente juvenil, ni la caída
del agua al vacio, ni los disparos de la guerra, tampoco el
alcohol ni la vehemencia. Solo quisiera preguntar antes de
que te vayas: ¿Alguna vez me entendiste? ¿Que es el amor,
que es el retorno, que es la otra vez? ¿Por que no puedo
volver a ti, ni tú a mí? Estas estrellas se están
desprendiendo de la cúpula del mundo, y yo sin saber si
leíste alguna vez mi mente…Quisiera por fin redondear esa
idea que es mi vida y soltarla cuesta abajo, en un viaje sin



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regreso. Pero el soldado no escapa del dolor ni del fuego.
Debe prestar su servicio obligatorio. Como mi vida.




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HUIR


¿Por que no se hizo todo de otra forma? Se sabia que la
hondonada venia y nos fuimos de bruces en ella. Hasta dios
cerró los ojos y prefirió no ver lo que pasaba. Eso es el
amor…siempre así el amor. De tanto hablar de lo que no
pasaba perdí la voz y ahora soy inepto para expresarme con
mis manos. Quien se preocupara ahora por tratar de ser
feliz si hasta los pensamientos se están destiñendo en la
pequeña bola ahogada en lagrimas. Como pesa el aliento
del día, el que arrastra las cadenas de esa cruel condena ¿Y
si nos volvemos a ver se repetirá ese dolor? Cual es el poder
de amar si yo te espero y ya no llega ni el polvo del camino
hasta las huellas de mis pasos. Huellas descalzas que se
repiten tan tontas, tan iguales y que me persiguen así yo
siga por siempre huyendo…




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LAMENTO


Tal vez las viejas heridas que llevamos dentro deban
sanarse. Tal vez debamos solo correr y sentir el bienestar de
estar bien y pensar que nada de esto es en vano. No
hacernos tantas preguntas y solo encontrar la paz cada
mañana. Esto es un lamento que viene desde el fondo de mi
alma. Un lamento por todo lo que nunca hice. Un lamento
de la piel y de todo lo que alguna vez di. Un lamento de
fuego que no se consume. Todas esas voces que se oyen a lo
lejos parecen decirlo una y otra vez. Son como el aire del
mar o como su sal. Es un lamento de las olas del sol que se
atropellan furiosas en el arrecife del universo. Donde todos
los que habitan ahora tiene más y más frio. Viene de las
tinieblas donde ya no asoma la claridad. Donde sus ojos y
sus bocas fueron sellados como lo dice el Apocalipsis.
Donde los que mueren no se queman en el fuego eterno
porque ya están muertos y su alma inmortal no los dejara ir
de allí. Nunca.




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REVOLVER


Aun tengo marcada tu alma en mi pecho, y duele. Mátame
o libérame. Dejaste un espectro infeliz en los rincones de mi
hogar y no me deja en paz. Son las cuatro de la madrugada
y yo aun estoy en pie, desesperado. No puedo comer
cuando estoy tembloroso. Y siempre tiemblo. El dolor no
desaparece y es peligroso. Es como un revolver cargado
debajo de mis cobijas. Y siento mucha pena. Me enveneno
de tristeza los domingos. Estoy cansado de terminar sin
terminar del todo…




EL JARDIN                                               Página 72
ZONA


Ese sitio es único. Es mi zona de entrega de mi alma lo que
te ofrezco. Es algo que amuralla mi corazón.          Con mi
esencia juntamos todos los mares y navegamos solos en una
pequeña balsa quebradiza que de seguro zozobrara, porque
navega hacia mí. Tu espíritu esta limpio. Eso lo ven mis
ojos. Un mensaje de tornando envolvió nuestras palabras y
un quejido se deshizo en la noctámbula perturbación de la
nada. Todos aquí estamos en calma, chocándonos con
nuestras voces malabaristas. Han pasado muchos siglos y
todo esto titila como una luciérnaga herida. Pero hay seres,
si, hay seres escondidos en cada pliegue de aire que nos
hablan en su lenguaje cósmico, nos aman a su manera,
Todo nos ama: el universo, las estrellas, el aire, el agua, las
sombras, los árboles, la tierra. La misma tierra que nos
cobijara algún día, al fallecer. Esta es mi zona de entrega de
mi alma, lo que te ofrezco.




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PRISMATICO


Cuando estoy mal, vencido y caído, nadie me quiere. Nadie
viene a consolarme. Cuando estoy arrinconado, llorando en
silencio por la pena, nadie viene a darme aliento. Cuando
estoy cansado, sediento y sangrando, nadie me reconforta.
Cuando estoy bien, triunfante y de pie, todos me apoyan.
Todos me aman. Cuando estoy pleno, sonriendo ruidoso
por la alegría, todos repiten mi nombre. Cuando estoy
relajado, radiante y fuerte, todos quieren seguirme. Tu me
dices que me amas, pero solo estas conmigo para que te de
amor. La mañana dice otras cosas en mi espalda, pero
cuando yo estoy bien conmigo mismo, me doy ánimo.
Cuando yo estoy derrotado, me dejo solo, me abandono.
Solo estoy conmigo para que me den amor. Pero en el
fondo, me doy pena.




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ABANDONADO


No quiero hablar de ese tema. Ella ya se fue y es todo. Ella
puso en mi alma un candado y huyo para siempre. Ella.
Siempre tan recta. Siempre tan de nadie y tan mía. No. No
puedo recordarla. No puedo perdonarla. Jamás. Fue tal vez
mi pasión por ella lo que la cubrió de temores adornados de
diamantes y prefirió pasar su vida a otro plano. Esta casa
maldita tan sola y yo aquí encerrado como un viejo soldado
atrincherado en una guerra terminada hace muchos años.
Estoy atravesado por esa lanza que me hizo morder la
lengua, intoxicándome con el veneno de mis palabras. Y tú
ahora dices: Jamás. Y ahora tú me dices: Olvido.




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LA ESCUELA DE LATA


Los niños corrían descalzos para entrar en la infernal
escuela de lata. Se entretenían cortándose las ampollas con
los alerones filosos de su casa educativa. La vida los golpeo
una tarde clandestina en la que el sol peleaba con el suelo y
su combustión espontánea deshizo sueños y alaridos
maternos que se estallaron en una avenida llena de grasa,
mugre, putas, perros y malditas vecinas hijas de puta que se
dedicaron a rezar rosarios sin sentido, como si de algo
sirviera. Un ovillo de pelo y uñas se incrusto en la pared de
una de esas fulanas y la muy zorra se indigno y pido al
estado recomponerle la puta pared. Y se la dejaron limpia.
Los niños, sin embargo, están en una fosa. No hubo dinero
para el cajón. Hijos de puta todos.




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NUBES GRISES


¿Quien cree en la fe que no puede hablar para defender su
extraña procedencia? Los vidrios reflejan más bien otro
lado en donde buscar alivio. Esto no es el cielo y arriba
tampoco esta. A que lado lo encuentro…En la armonía no,
pues pronto pasó y de nuevo se es un maniquí en el medio
del caos. Un niño no es, porque también crece y se convierte
en parte de este juego. Las ventanas muestran en los
edificios ese gris de nubes que traen tormenta y recuerdos.
No se a que lado ir a buscar lo que se tuvo poco tiempo en
esta tierra, esa inocencia que como la brisa pasajera poco
dura y nunca volverá. Cualquier momento es bueno para
irse. Ya no sueño con tocar el cielo con las manos. Prefiero
tocar el suelo con mis pies. Ahora todo lo que creía se
volvió ceniza. Siempre.




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OJO


Algún día. En algún momento, el ojo blindado vera por
primera vez, lo que hay. Allá en el campo, cobijado bajo
montañas nubladas y olor a Yerbabuena. Reconoce este ojo,
el mío, por fin, el sintetizador de magma azul que se
desprende sentido y energetizante, aunque un poco
sorprendido, lo que debió ver antes. Todo lo que digo no
tiene sentido, pero lo digo para que tu me entiendas….Por
eso lo hago. Para alcanzarte.




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PERRO RABIOSO


Y por el mundo yo correría en busca de tus ojos. Hasta
África o Europa o en los polos habría de buscar. No se
cuales ojos busco pero los saldré a buscar. No siento nada
por nadie pero quiero esos ojos ya. Salgo como un perro
rabioso enjaulado y con hambre de matar. Enredado en mis
obscenos deseos estoy gateando sigiloso. Los grilletes se
zafaron, y de nada sirvió, pues la libertad de mi alma estaba
muerta, tirada a mi lado. Yo la levante y la enterré en un
hueco muy profundo, bajo la tierra, para que nunca nadie la
pudiera encontrar. Y como el perro rabioso que era yo ya
entonces, salí corriendo con mis cuatro patas de ira y ladre
con señales de fuego sobre toda la fiebre que habitaba en tu
sexo elástico y deje una cicatriz permanente en tu cuerpo
intimo, mientras yo volvía saturado de mi, a desenterrar lo
que deje guardado por tanto tiempo.




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BOSQUE EXTRAÑO (MI ADENTRO)


Me perdí en este bosque extraño. Me llegan susurros a los
oídos y de repente ese espectro me habla y me aclara que
ahora seré una sombra más de este encanto psicodélico. El
espectro rasgo mi piel y me dejo sin alma. Ahora soy otro
de los susurros de este lugar diabólico al que caí por
imprudencia. Si tan solo pudiera decir basta… Pero ya mi
boca no existe. Ahora soy un gemido del tiempo frio que
abarca toda esta escena. Veo caer los troncos quemados en
la lava hirviente y el espectro me empuja para que ocupe mi
lugar. Un espacio encajado en un milímetro indescifrable.
No hay horizontes. No hay encuentros. Este es el bosque
doloroso que se cae recién nacido, para salvarse así, de mí.




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INFELIZ CUMPLEAÑOS


Infeliz     cumpleaños   te   deseamos   a   ti.   Venimos   a
acompañarte envueltos en ausencia. Fuiste un mal ser
humano y desde aquí te lo cantamos. No soples mas velas.
Todas están apagadas, adivinando espacios donde nada
cruza, indeciso en la caravana del olvido. Vete y déjanos
dormir. Lanza ya ese regalo por la ventana y vete. Cierra los
ojos y pide un deseo vengativo, como siempre. Desde aquí
te deseamos un infeliz cumpleaños. Miserable ser humano.
Escóndete y no te vuelvas a encontrar. Piérdete al salir de
esa jaula, siempre abierta. Ya nos olvidamos de ti y no nos
importa. No digas no. Mejor di nunca. Bebe y esfúmate en
las viejas sombras de la carretera, pero ya no mires atrás.
No vuelvas más…El fin del mundo será tu punto de
partida. Maldito.




EL JARDIN                                                Página 81
GRIETA


No se ha donde fue mi conciencia gris marchita después de
eso. Solo entiendo que la maldad no existe en esta cruz que
estoy llevando a cuestas. La canción del día me dejo sin
fuerza y aunque ya se termino, nunca me librare de su
melodía. Ya no veo el respirar de este sentido. Solo se que
me extiendo hasta el propio horizonte en la esperanza de
que vuelvas y me saques de aquí a través de la misma
grieta que dejaste al partir, dejándome escondido como un
viejo caballero sin armadura sobre un corcel de madera,
que no se por que ya no camina. Tal vez me sientas a lo
largo de la distancia infinita que nos separa. Yo seré las
aguas que mojan la tierra en esa lluvia donde vayas. Tal vez
seré ese perro que te ladra al pasar por esa casa vieja.
Llévame. O mejor déjame ¿No vez que ya estoy muerto
después de ti? Y para que explicarlo…si el abismo ya me
tiene cubierto con sus manos. Ya no las puedes ver. Me
cegué en tu incandescencia y casi me muero de hambre e el
ayuno de tu amor. Quede yo como un cristal violento que
se rompió en múltiples fragmentos de odio y resurrección.
Cristal que va rodando intransigente y en su periplo animal


EL JARDIN                                              Página 82
va cortando y destrozando toda huella. Ahora la mancha de
sangre se hizo un rio lleno de secretos y de piedras atadas al
caudal bizarro y frio. Esta es mi grieta que se asoma
impertinente en el sueño de dios, para despertarlo,
insanamente.




EL JARDIN                                                Página 83
DEJAME SOLO


Un buen momento para cambiar, puede ser cualquier
momento. Todo depende del lugar. Todo influye según la
forma visceral. Puedo ser un buen hombre, tal vez. Eso
depende de la distancia que me separa de los objetos. Pero
te lo pido por favor, déjame solo, por esta vez. Aun puedes
irte a través de las colinas. Quiero que este día sea tan largo
como una eternidad. Déjame una huella de tus blindados
labios en mi cuello. Por favor no me desees en tu vida, por
esta vez vete y déjame solo. Deambula indiferente entre la
condición espacio-tiempo. No me des amor, solo por esta
mañana que se aleja y déjame, si déjame, déjame solo…sin
embargo.




EL JARDIN                                                 Página 84
EL ALMA VARADA


Esa palabra que no se que significa. Esa playa que no se ni
donde la he visto. Ese siglo de desfase en el que vamos
nadando. Todas las ramas podridas del muelle en el que
encalle por error. Toda esa ruta que se deshizo tras mis
pasos dejándome sin retorno. Todas esas fieras hembra, en
las que me perdí por casualidad, alguna vez. Todo ese
encierro que no termina. Alma varada que ya lo sabe bien,
enterrada ya sin medicina, en la cautiva arena de tus
sueños. No hay despertares. Solo mi alma, varada alfil por
el ciclón creado por ella misma. Faro sin bombilla que
espera ansioso, el choque de los barcos en la madrugada. La
misma que ya no se dejo amanecer, por ser tan ligera. Como
mi alma varada.




EL JARDIN                                             Página 85
NAVIDAD


Me he sentenciado por amor. Ya perdí mi nombre y estoy
desvanecido ¿Por que nadie entiende ese dolor? Necesito
actuar e irme, pues ese ha sido mi acto desde hace tiempo.
La mascarada esta desgastada, de tanto ser usada y el
numero es un deja vú. Me he sentenciado por amor. O por
lo menos, eso parece por encima de la cáscara. Estoy vivo,
pero eso es todo. He sido condenado por amar. O por lo
menos esa es la versión oficial. Desde el día que odie, deje
de amar. No se engañen. Una cosa no puede vivir con la
otra. Y la navidad no es tan linda como parece. He sido
condenado por amar…




EL JARDIN                                              Página 86
SUSURROS


No escuche entre tus susurros lo que necesitabas y me
dormí en la noche mas tranquila de este tiempo. El mundo
se meció y yo sin saber que llorabas. “Tócame” ”No me
dejes” decías, y el amor se escapo por la ventana que deje
esa noche abierta. Sentí el frio pero me cobije en tu mirada y
corte ese lazo que nos unía como el aire y sus moléculas.
Viene ahora la parte difícil y ya no estoy preparado para
nada. Solo el azul de mi piel me recuerda que aun tengo
algo de cordura en este mundo enfermo. Ahora yo te digo:
Tócame, no me dejes, encontrare los pedazos de tu alma
rotos en aquel cuarto que el silencio borro…Quisiera volver
a esa noche en mi habitación. Deseo cantar de nuevo tu
nombre. Pero el secreto ya se revelo en el encierro. Y ya
todo desapareció.




EL JARDIN                                                Página 87
SIN FRENO


Vengo cansado de caminar a través del valle. No hay ya
lugares que encontrar. La vieja herida sigue goteando sin
freno. Algún lugar habrá de haber donde pueda encontrar
cura. Ya no hay sitio donde ir y la lluvia me esta rompiendo
los zapatos. Ya todo se desvaneció ante mis pobres ojos los
cuales se estropearon en la partida. Ese ángel que me
acompaña ya empeño sus alas para pagarme la fianza.
Ahora ya no puede alcanzarme en mi ruta y solo me grita
mientras me alejo: “Deja de sentir tu vida así” Como hacer
para retroceder el tiempo y dejarlo todo en su lugar, dejarlo
todo como estaba. No hay donde llegar pues con el paso de
los años es seguro que nadie me espera…Todo se destruyo,
aquí, en mi cerebro.




EL JARDIN                                               Página 88
PAYASO


Ya no como, porque ya no se por que vivir. No duermo
porque ya no encuentro a nadie a quien soñar. Existe un
registro de mi otra vida, pero esta encerrado en un avión
que va volando ahora hacia Dios. Al payaso triste se le
corrió el maquillaje y ahora da pavor ¿Y como acariciarte,
si la luna no se junta con el sol?….Vago en la noche de la
ciudad y soy sentimental y todo solo porque ya no estas…A
ese cantinero yo le dije: “Pon otra canción…y bebí vodka
revuelto con limón y me sentí tan banalmente hermoso…Y
si, me quiero morir, pero hoy tal vez no…Solo por capricho
de ver la luz del nuevo día. ¿Dónde vas?




EL JARDIN                                            Página 89
BAR


Chicas rubias en el bar. Todos han subido desde el sur para
ver la luz. El alcohol embriaga a las viudas del amor, pero
no es un cabaret. Yo también vengo del sur y no estoy aquí
por amor. Tal vez por desprecio a mi mismo…Todo pasa en
este lugar pero no busques venir a hablar. Déjate llevar por
esas plumas de colores baratos y apaguen ahora la luz.
Todo ocurrió allí debajo de la ciudad pero el hambre nos
hermana. Todo pasa arriba de la ciudad pero el frio nos
enfada. La risa es amarillenta y el rouge es de poca monta,
pero da igual, estamos en la ciudad dibujada en una
acuarela arruinada por el ojo sagrado que dijo ante la
escena: No. Yo lo prohíbo.




EL JARDIN                                              Página 90
SINFIN


No te alejes dejándome sin poder ver el reloj, que quiero
saber cuantas horas faltan para volverte a ver. Ya no me
quiero esconder, solo esperarte encerrado en mi casa en
absoluto secreto. No me mientas sobre el papel, porque ya
no tengo ojos para leer. Yo se que duele no encontrar
estrellas, pero de todas formas puedes correr como el
cosmos y ver la luna escarlata…Y si bien yo no tengo
sentido en tu vida, y si no tengo remedio, ya no importa.
Te estoy pidiendo asilo en tu pecho ahora, y es algo que
será sinfín. En el amanecer, atardecer o despunte de la
noche, yo siempre sentado en esta vieja silla, tan ciego e
inmóvil te estaré esperando… ¿Por que siempre me
encuentras recostado en esta sucia pared? ¿Por que siempre
estoy por aquí buscando luz? ¿Por que me tomas y siento tu
cuerpo tan hermoso sin haberlo visto nunca? ¿Por que
siento que estoy buscando el cielo y siempre siento que
estoy allí cuando estamos juntos? ¿Por qué tu sangre es tan
peligrosa?


EL JARDIN                                             Página 91
ENAMORADO


Y no te vistas que tu alma es divina y yo la quiero ver. Y no
te rías que la piel de tu mirada es tan lisa que no la quiero
olvidar, por favor. Yo se encontrar las dalias en el pequeño
verde de tu piernas que es el valle donde nunca he ido. Yo
se beber de ese fruto inmenso que no despierta en el día de
la espera, y todo el lugar se ilumina, como mis ojos que ya
no saben…




EL JARDIN                                               Página 92
SOLES


Ayer visite la tierra de los que oran para que llueva. Los vi
arrodillados en el suelo árido y sin vida. Se escuchaban a
los lejos los gemidos espantosos de los que tienen sed.
Camine entre sus cuerpos secos de dolor. Labios partidos,
desolación. Ya ni las lágrimas rodaban por sus rostros. Y la
oración se alzaba al unísono. Cuerpos tirados como tumbas
abiertas vi en la tierra de los que oran para que llueva. Ojos
vidriosos que ya no ven por la sequía eterna. ¿Dónde esta
Dios? me pregunte aguantando el aliento. No se ve en este
sitio ni una prueba de su amor. Solo ese aire caliente y
sofocante... ¿Y donde esta la piedad? Tierra de hombres
cansados, ni un niño en el horizonte pude ver. Los soles de
este sitio calientan despiadados. ¿Y si oran tanto, por que
no llega la lluvia?




EL JARDIN                                                Página 93
ARENA NEGRA


Recuerdo el tiempo en que todo ocurrió. Recuerdo las vías
y las calles abiertas. Ya no existen más. Todo se lo llevo el
paso del tiempo. Recuerdo las risas y los subterráneos. Y el
sol redondo y la media luna. Alguien cambio las reglas del
mundo y ya no queda nada. Ah si, fueron los hombres. Que
cercano es el vacio ahora. La arena negra ya de estar, cubrió
todas las manos. Y el futuro ya no existe, porque ya no hay
esperanza. Y el presente ya no existe, porque nadie lo
quiere vivir. Y el pasado ya no existe, porque no hay quien
lo recuerde. Y yo ya no existo, porque ya no se quien soy.
Réquiem cansado. Dibujo borrado. Marioneta cómica y
marchita de un viejo titiritero de si mismo, al que se le
acabaron los hilos. Encerrado. Siervo con tierra, por encima
de su cuerpo.




EL JARDIN                                               Página 94
EL NIÑO


El niño esta sentado con el arma al lado. Juega con ella entre
sus pequeñas manos. Ese niño era yo y esa arma era mi
infancia. ¿Por qué ya nadie cree en mí? Tal vez yo debería
creer en algo. El niño aun esta con el arma al lado. A quien
le pido que la aleje de mis ojos. Ahora estoy solo esta vez. Si
ya no crees en mi nada tiene sentido. Todo viene y va como
olas en tempestad cerrada. Y los cantos de los fieles me
aburren en verdad. Excepción divagatoria de emprender el
deseo febril de encontrar por fin, el fin de este viaje…




EL JARDIN                                                  Página 95
EL OTRO JARDIN


Mi vida. Dime que te ocurre y deja que mis brazos te
cuiden. Ya puedes salir al jardín a jugar. Al jardín de la vida
en primavera. Ahora este es tu lugar. Solo déjame ayudarte
y busca tu alma adentro tuyo. Yo te buscare en donde estés
y desde esta distancia me acurrucare a tu lado. Pero si vas
al mar tal vez ya no te vea. Ya se, no estas aquí, pero
regresas siempre. Y esta bien…Toca ya mis manos y
siénteme donde vayas. Estrella delatora de secretos
envainados en cáscaras de maíz, cultivado por el viejo de
barba blanca, que retoza en los mares de la antartida. Mapa
de paisajes esculpidos en plastilina verdadera, que
sorprende por su surrealismo estelar. Solo encuentra en este
mundo la piedad y veras que la luna ya no quema tanto la
piel. Lleva con gracia tu alma. Alma sin fin, en equilibrio de
vida y muerte. Este es el otro jardín. Una parte de mí.




EL JARDIN                                                 Página 96
NI HABLAR


Quien se da cuenta de quien tiene al lado. Aquí nadie sabe
como amar. Quien pregunta por ese vacio interior. Aquí
nadie tiene nada adentro. Todo esta hueco. El día, el
mundo, la sombra pegada al cuerpo. Es medianoche y
todos están despiertos. Sin sacrificio no hay ritual, y aquí ya
se quemaron las naves hace tiempo…es la medianoche y
aquí no hay ley. Tampoco hay crimen, y sin culpa, no hay
castigo. Aquí todo esta acabado desde hace tiempo. Ni
siquiera hay palabras para hablarle a la nada. Y mejor no
hablemos de amores…Por favor.




EL JARDIN                                                 Página 97
LA OTRA ABUELA


Llore como un niño tonto, pero tu no querías oírme. Mi otra
abuela, la que no me conoció. Ella siempre tejía con dos
agujas y sus obras hermosas rodeaban su casa, pero nunca
quiso que yo la rodeara a ella. Siempre me culpo por su
exilio, pero yo solo fui un niño que salió a la calle a jugar.
Mi otra abuela. La que nunca quiso saber quien era yo por
dentro. Yo cante una canción por ella, pero ella no me
escucho. Un cuadro enorme de un pielroja siempre en la
esquina de su sala, me señalaba con su mano la salida, por
donde un día, finalmente me fui. Su hija murió muy joven y
ella veía en mis ojos los suyos, pero los míos nunca los
acepto. Por eso ahora esta lloviendo en mi ventana. Lo
siento. Nunca me tocaste con sincero afecto y yo se bien que
tu no me quisiste. Mis manos son las tuyas porque yo las
herede. Espero pueda hacer algo como lo hacías tu. Pero…
¿Sabes? En el fondo sabemos que yo soy mejor que casi
todos a los que quisiste, tal vez por eso, yo sea algún día
alguien como tu...Estas letras no son por mi pena, son en tu


EL JARDIN                                                Página 98
honor. No fui a tu funeral, pero a pesar de todo tu
desprecio, yo si te quise mucho y te llevo en mí, para que
limpies mis lágrimas secas, las que nunca derrame por ti…




EL JARDIN                                            Página 99
MUNDO QUIETO


Una gota de papel cayo en mi taza de agua y me fui
corriendo a protegerme del vendaval de palabras que se me
venia encima. Millones de reproches de todo el universo se
juntaron para hacerme ver que era yo un mal tipo. Pero mi
mundo esta quieto. Nada cambia mi mundo. Yo ya soy así.
Me hice solo, imaginándome. Nadie puede cambiarme. Yo
me invente así. Tú ya no me puedes tener. Tal vez logres
todo lo que quieras y el éxito que cobije milagrosamente.
Pero nunca serás exitosa. Porque tú ya no me podrás tener.
Mi mundo esta muy quieto, yo soy así…




EL JARDIN                                           Página 100
CAMIONETA


Manejaba mi camioneta y me estrelle aparatosamente
contra tu muro. Hecha latas retorcidas, quedo mi camioneta
y tu ni siquiera asomaste a la puerta para ver que habia
pasado. Las llantas se quemaron y el caucho encendido,
recubrió de humo negro tu casa, pero tú dijiste: No te amo.
Vete a la mierda. Y yo fui. Te juro que fui. Y creí en ti, hasta
que presentí, hoy, que creo, que no vas a volver…Pero en
este lugar yo estaré, junto a la chatarra de mi camioneta,
esperándote. Y si yo no estuviese aquí, es porque te estoy
buscando como un ciego sordomudo e invalido, en otro
lado. A ti no te cuesta un carajo, ser mi dueña y
abandonarme, para jugar con mis sentimientos, ¿Y sabes
por que? Yo te diré: ¡Porque eres una perra hija de puta!
Llenaste de horror mi pecho y ahora te entretienes
viéndome arrastrar, mientras la gente me ve y no
comprende y me dicen: eso no esta bien, pero yo como un
imbecil vuelvo por otra dosis de desprecio tuyo, porque si,
soy adicto a ti. Eres una puta, yo lo se. Te acuestas con
todos, porque te entretiene ser así. Eres una ninfomanía


EL JARDIN                                                Página 101
enferma y eso me parece tan encantador, que respiro a
través de tus bragas indecentes, solo por voyerismo
magnificado. Eso que tienes tan lindo, es a la vez, lo más
horrible de ti. Y yo así, con la camioneta hecha trizas en la
entrada de tu casa, que es un lupanar de perros. Cada
noche que pasa, me siento mas mal, y me recuesto en el
piso frio, porque me da mareo. Me alegra saber que por el
contrario, tu estas bien, y eso es suficiente para mi. Soy un
maricon por entretenerme destruyéndome por tu culpa,
pero me gusta tanto sentir esa erección en mis pantalones
cuando me muestras tu senos y tu ropa interior por la
ventana…Se lo que eres, y no me importa. Nadie me va a
convencer de lo contrario y me trago mis lágrimas con
sapiencia, cuando llevas a otros tipos a tu habitación.
Contengo la respiración, pero descanso cuando se van. Yo
te hice así. Aprendiste del mejor. De mí. Te amo, por favor
ni te vayas. Déjame aquí tirado, pero contigo. Te suplico
que me dejes amarte y verte. Golpéame como un boxeador.
Cogeme como a una perra. Pero nunca me digas adiós…




EL JARDIN                                              Página 102
FIN




EL JARDIN         Página 103

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EL JARDIN - RAFAEL BEJARANO

  • 1. EL JARDIN Página 1
  • 3. ESCRITO POR STAROSTA (RAFAEL BEJARANO) EL JARDIN Página 3
  • 4. NOTA DEL AUTOR: Si usted desea leer este libro con la firme intención de encontrar en estas paginas historias prolijas que tengan un inicio, un desarrollo y un desenlace, o quiere leer estas letras esperando encontrar un estilo purista y depurado que enaltezca el proceso evolutivo de la literatura iberoamericana, o que siga fielmente las consignas y los trabajos realizados por autores de alta envergadura y reconocimiento tanto del nuevo, como del viejo continente, o con la idea de que este libro le va a transmitir algún tipo de conocimiento o esparcimiento que de alguna manera le de una sensación de seguridad, apoyo o compañía, o si desea cobijarse en cualesquiera que sea, indiferentemente, estados en los que pueda llegar a identificarse con algún tipo de bienestar, yo lo invito a que se abstenga de inmediato de hacerlo y arroje estas hojas al recipiente de la basura. De cualquier forma, allí terminaran. STAROSTA EL JARDIN Página 4
  • 5. ESFINGE Mi lado malo ha salido de mi cuerpo esta noche. Ha salido a deambular. Se fue solo. Mi lado malo no grita. No siente pena por nada ni por nadie. Se mira en el espejo y se descubre por primera vez. Se queda observando sus cuencas vacías. Ha vivido más de mil años deambulando entre cuerpos. Mi lado malo piensa que tal vez mañana me dejara. Así yo podría dormir. Pero no se aleja. No quiero perder mi alma en la lucha por separarlo de mí. Es que se ha encarnado con todo mí ser. No estoy seguro de cuando se poso adentro mío. Pero desde hace mucho lo escucho. Me hace ser dualidad. Me vuelve unidad. Me dice cosas extrañas y yo no puedo decirle que no. Mi lado malo es además enfermo. Tiene sífilis mental. Tuberculosis sentimental. Lepra racional. Es como una estirpe corroída por el paso del tiempo. Así se aleje ya nunca podré ser alguien puro de nuevo. El es la esfinge. El es la estatua. Y yo estoy viviendo dentro de el… EL JARDIN Página 5
  • 6. EL MAR La brisa del mar me esta dejando ciego. Tú estuviste mucho tiempo esperándome en la orilla y ahora yo estoy enterrando tus restos en lo más profundo de la arena. Te estoy enterrando junto a mis esperanzas. El agua me esta tocando los pies, sucios de andar descalzo. Te cansaste de estar sentada frente al mar, cargando la culpa de haber creído en mí. Pero no se decir: ¡Basta! Y por lo visto tu tampoco. La brisa del mar me esta dejando ciego… EL JARDIN Página 6
  • 7. EL JARDIN Para pisar un jardín hermoso y entenderlo, es necesario estar puro en el alma. Para saber por que las flores despliegan sus colores en el césped verde esmeralda, hay que tener la mente clara. Para mirar sin prisa los tallos de las margaritas y sentir como va corriendo la savia, hay que tener corazón y nobleza. Yo no podría entrar a ese jardín. No vería césped, sino tierra seca. Tierra muerta. No vería tallos ni corolas, solo muñones sangrantes que brotan desde abajo y espantan mis ojos. No vería ningún color en ese jardín. Todo estaría desteñido y la lluvia caería y pudriría todos esos pétalos destruidos esparcidos por el suelo como ropas que nadie nunca recogió. No. Yo no puedo ir nunca a ese jardín. Por ningún motivo. EL JARDIN Página 7
  • 8. INDIOS BOLIVIANOS En el encallado tren y sus vías, viven esos vagos atrapados en ese mar de sal y piedras. Se oxidan y van chorreando grasa lumínica como en un marco de un lienzo de espejos. Algo pasa por sus cabezas y los va cortando adentro. Se le ven en sus rostros el surco que dejo el exilio de la mente que no aguanto mas tiempo. Caminan y no dejan rastro. Ya son un alma, pero un alma errante, perdida. ¿Para ser un alma por que hay que llegar tan lejos? Indios bolivianos interpretando los sonidos de la montaña en el medio de altos edificios por unas cuantas monedas. ¿Por que todos están tan lejos de casa? Ya no lo intenten más, caminando sobre el mar no quedan huellas. Ni siquiera las podemos dejar aquí…y ni con eso ganamos algo. El vino encuentra en su trayecto a mi garganta, el paso tibio por donde resbalarse. Yo aquí, sentado en este gran sillón, que escucha mis quejidos, cómplicemente. Destapo una carta que me llego de Panamá, y que habia dejado olvidada entre un libro, muchos años. Las mismas letras que siempre reclaman algo. La misma ternura que no sirve ya de nada. Queme entonces yo todas las paginas y celebre solitario, mi EL JARDIN Página 8
  • 9. regreso triunfal a la desolación de mi espíritu, que es la luna mas roja del invierno. Volví mi rostro al pasar por el espejo y emprendí ese mismo viaje que realice hace muchos años. Desencaje mi idea mas preciosa, y así, salí en busca del sentimiento aquel, que ya ha crecido y ahora es adulto y sabio, como el añejo sueño de convertirme en un licor bueno. Pase por avenidas cortas, que ahora permanecen cubiertas por la lluvia. Como siempre. EL JARDIN Página 9
  • 10. MIEDO Los pájaros de lodo se sacudieron y ahora están volando. No se si hubo algo que los haya hecho despertar, ahora todo es realidad. Yo siento el miedo, porque sus ojos de rapiña no me dejan seguir. Estoy arrinconado y llevo cien años llorando en esta quietud inquieta de si misma. Las plumas me contaron un secreto de condenación y mis cuencas quedaron putamente vacías. Ruedan las nubes negras sobre el suelo del cielo y están huecas, como mí adentro. Ese es el miedo. Lo que aprieta el nudo que no se suelta. Ahora todo es realidad. EL JARDIN Página 10
  • 11. TU HABITACION Estoy acostado en tu cama. Estoy en tu habitación. Tu closet lleno de secretos, lo custodio yo. Estoy mirando pasar las horas, escondido en tu habitación. Yo cambio de orden tus cosas. Yo reescribo a diario tu diario. Yo hago ruidos extraños en tu habitación. Yo te llamo en tus sueños, susurrándote al oído. Yo lavo tu peine cada mañana y uso tus frazadas, para darme calor. Yo escucho tus pensamientos. Te observo desnuda. Escondo tus zapatos bajo la cama y arrugo tus camisas limpias. Me gusta verte acostada, abrazando las almohadas y pensando en mí. Me gusta ver como sueñas con los ojos abiertos, imaginando un futuro conmigo. Tú sueñas así, en tu habitación. Pero tú no sabes que yo no existo. Yo no soy real. Solo soy un producto de tu imaginación y estaré por siempre viviendo entre las luces, que alumbran tu habitación… EL JARDIN Página 11
  • 12. NOCHE ASIAGA Me olvide de cerrar la puerta del sótano esta noche. Escucho esos aullidos lejanos de mis tres hermanas. Ya estoy en cama y las cobijas me han empezado a calentar. Va a empezar a llover. No quiero volver a levantarme, y buscar a tientas con la punta de los dedos de mis pies, las zapatillas con el piso tan frío como esta, luego colocármelas, luego la levantadora, bajar la escaleras….No. La puerta del sótano se quedara abierta. Punto. Esta noche esta muy fría y ya estoy tranquilo y confortable en mi cama. Quiero dormir y soñar profundamente. Quiero un sueño reparador. Estoy a punto de conseguirlo, cuando de repente escucho un tenue crujir lastimero y constante. Me quedo analizando por un momento ese ruido y deduzco que es como si algo se moviera. Es una de mis hermanas que llego arrastrándose y esta en la entrada de mi casa. Esta gritando como loca, irrespetuosa de mí sueño. Hundo mi rostro en la almohada, pero es imposible dejar de escucharla. ¿Por qué diablos no se calla? Entonces suena un trueno en esta noche aciaga y arranca un vendaval que no amaina. Tal vez la EL JARDIN Página 12
  • 13. lluvia me arrulle y por fin pueda dormir. Pero entonces siento como si alguien estuviera saltando en medio de la tormenta. Suena como algo que brinca y se revuelca en el lodo. Es mi otra hermana que ya esta en el patio trasero. La acabe de ver, pues me asome un instante a la ventana. Tiene un espejo en la mano y esta bailando. Baila inmunda y descarada como un jabalí. Esta destrozando mi huerta con sus pezuñas sucias y malditas. Esta noche va a ser larga y tal vez debería bajar y asegurar la puerta del sótano con pasador. Pero es que ya es muy tarde. Maldita sea, si tan solo no lo hubiera olvidado, ya podría estar dormido. Entonces ocurre lo que temí desde un principio. El chirrido de la puerta del sótano. Alguien o algo la esta abriendo. ¿Ahora que hago? ¡¿Por qué no baje y cerré la maldita puerta como debí hacerlo?! Me escondo rápidamente bajo las cobijas y me quedo en silencio. Petrificado. Aterrado. La puerta de mi cuarto se abre. Alguien ha entrado llorando. Ya se quien es. Es mi tercera hermana. La mayor. Se mete en la cama conmigo y no para de llorar. Esta empapada por la lluvia. Yo he cerrado los ojos porque no quiero ver nada. Pero entonces pasa algo muy curioso, y es que a pesar de que ella esta llorando adolorida y sin descanso, ha venido a EL JARDIN Página 13
  • 14. consolarme y en sus brazos, por fin, me he quedado dormido… EL JARDIN Página 14
  • 15. CANDILEJA Candileja. Dulce almíbar de la naturaleza que se desliza lumínica y vibratoria, sobre nosotros, esta despejada noche de campo y estrellas. Candileja persistente al frio y a las marionetas que dibujan las manos de mi abuela, en un intento tranquilo por espantarla. Candileja que lleva al unísono todos los ojos, que se reunieron en la mesa pobre de madera, para compartir una deliciosa cena de febrero. Candileja preciosa, que juguetea con mi cabello, enredado porque todo el día use el sombrero de mi padre, que me quedaba grande. Candileja conductora de sorpresas, pues quedamos boquiabiertos al ver que detrás de esta, venían sus compañeras, en graciosa coreografía de luz extasiante. Candileja que se poso sobre la piel de mi abuelo, quien la cobijo sabiamente, bajo el abrigo inexpugnable de su ruana. Candileja que se aleja y nos deja un gran momento, en medio de la oscuridad del paisaje, antes de irnos a dormir. Candileja que enseñaste la ruta a seguir por donde encontrarse libre, seguros y unidos, a pesar de la EL JARDIN Página 15
  • 16. tempestad. La de siempre, la del día a día: la vida misma. La que aprendí en casa, por suerte y bendición. Amen. EL JARDIN Página 16
  • 17. PARIS Luces europeas que arremeten con fuerza sobre las calles de Paris. Mujeres bebiendo fino y comiendo Light. Vestimentas de verano, prensados en la lujuria de las marcas. Torres de marfil, solitarias bajo el cielo carmesí que nos recordó que no valíamos nada. Te espere ansioso por las calles, pero tu espejada nunca asomo hasta mi piel. Una semana desperdiciada, con tiquetes en la mano y las valijas en el pasillo. La elegancia de tus cortinas, que fue lo único que pude ver a través de tu ventana. Todo el bien que pudo existir entre nosotros quedo resumido en un tiquete de cancelación de la cuenta del hotel, cuando te fuiste sin mi, y otra vez, me dejaste solo… EL JARDIN Página 17
  • 18. DESCENSO Un espectro pasó entonces al averno con una pequeña almita que lo acompañaba. Iban en silencio uno detrás del otro y no miraban a ninguna parte. El piso se calentaba cada vez más a medida que se adentraban en aquellas oscuras regiones. La pequeña almita asomaba sonrisas a sus labios, mientras que el espectro no dejaba vislumbrar emoción alguna. Quejidos horribles se escuchaban y ruidos de tambores retumbaban sordamente. De pronto las paredes se iluminaron y se vio el espectáculo tal cual era: seres espantados, mutilados, torturados. Una mano sale en el medio del camino jala las vestiduras del espectro y le grita: - ¡Por favor ayúdenme! ¡Quiero descansar en paz! - Lo siento – Contesta el espectro – Yo no se lo que es eso. No te puedo ayudar. Y continúan su marcha. EL JARDIN Página 18
  • 19. Siguen avanzando hasta llegar a un pantano de agua sucia color sangre. Sin reparo alguno los dos se adentran en el y el agua los cubre hasta la cintura. Iban justo en la mitad del pantano cuando salen a la superficie miles de cabezas magulladas que gritaban al unísono: - Ayúdennos…vivimos ahogándonos todo el tiempo y no podemos seguir así. - Lo siento – grita el espectro. Yo no puedo ayudarlos. Y continúan hasta llegar a la otra orilla. Y así pasan por miles de parajes donde siempre aparecían formas pidiendo lo mismo y ante esta situación, la misma respuesta del espectro: - Lo siento. Finalmente llegan a una gruta. Esta vacía y oscura. Muy oscura. Entran hasta que encuentran un lecho. El espectro se recuesta y se queda en silencio. La pequeña almita sonríe y posa sus manitas en sus ojos y en un instante, se los arranca de sus cuencas. El espectro sonríe satisfecho y dice: EL JARDIN Página 19
  • 20. - Gracias. Ahora si podré descansar en paz, pues por fin, ya no veré nada del mundo que me rodea. La almita sonríe satisfecha y se queda sentada en silencio, hasta que el espectro se queda profundamente dormido. Entonces desparece para siempre. EL JARDIN Página 20
  • 21. LA HERRAMIENTA Deje de lado al cansancio, y empecé con energía a usar mi herramienta. Tú no existes, y yo te estoy construyendo. Asustado del resultado, pero encantado con la funcionalidad. Porrazos postergados de furia, con la que estoy manipulando los destellos de mi herramienta. Conocedora invaluable del insaciable amor, esa es mi salvaje herramienta. Rompiendo las paredes hasta dejar a punto el nuevo invento. Tu. Slide vibratorio, para el suspenso de la primavera que celebra a carcajadas la labor de mi herramienta. Evaporado al contacto volátil de la luz fluorescente que emanas al nacer por fin, por primera y única vez, doblegada por el placer que escupe niños. Mi herramienta. Forma dulce, que simplemente pasa y te traspasa, siempre a tiempo. Puente que va de redención en redención, escondido tras la luz de su propio brillo. Vagón con alas que se embala lubricado en el túnel ferroviario de tu entraña, que recibe placenteramente el calculo exacto de lo que llega hasta el limite del punto ese, llamado el G, Donde tropieza sin culpa, pero con intención portuaria, mi EL JARDIN Página 21
  • 22. amada y solicita herramienta. La que tú ya conoces. La de siempre. La del pulsar sonoro. La herramienta. EL JARDIN Página 22
  • 23. JACKELINE Recuerdo haber visto alguna vez una noche llena de estrellas. Pero no recuerdo como alumbraban. Recuerdo haber visto una vez mil rostros que me llamaban. Pero no recuerdo como eran. Recuerdo haber estado una vez en un hermoso grupo de amigos. Pero no recuerdo cuantos éramos. Recuerdo haberme perdido alguna vez. Pero no recuerdo donde. Recuerdo que una vez me llamaste. Pero no recuerdo para que. Recuerdo haber sido alguna vez alguien. Pero no recuerdo quien. Recuerdo haber bebido de ti. Pero no recuerdo tu sabor. Recuerdo este rostro en el espejo… ¿o no? EL JARDIN Página 23
  • 24. SLEEP El frio y la lluvia corrieron los árboles de sitio. Tú estabas dormida y yo salí por no quedarme más, ahí dentro. Las hojas se desperdigaron y yo escribí tu nombre en el barro que en el agua se diluyo. Ahora estoy dando vueltas intentando encontrar las letras para ponerlas en su lugar. Pero la muerte del paisaje me obliga a volver adentro y esperar la madrugada. Sin embargo en lo profundo de este valle algo me sigue llamando, y entonces caí en cuenta que tú dormías afuera. Salí entonces delatoramente de mi resguardo y quede vulnerable en la tormenta. Vino un diluvio repartido en capaz de viento y soledad. Volví yo entonces convertido en un señuelo, pero el aire sospecho. Y te llevo lejos de aquí, para siempre. EL JARDIN Página 24
  • 25. PUERTO Bebí cincuenta y dos cervezas, sentado en una silla en el bar del puerto. Hable con los marinos de todo. Hable de ti. De tus ojos caoba fina y tu olor de ámbar, que no se por que me cautivo. Tu cabello lizo, cortado en capas, que se revolvía alegre en la playa de alguna vez. Recordé tus bromas inocentes y las palabras dulces que me brindaste en la ciudad, en primavera. Me acorde de tu voz, firme y decidida, en especial cuando gemías atiborrada de mi amor. Recordé la vieja cabaña, la de los fines de semana, cuando te ibas descalza por trozos de leña y yo me reía de las ardillas grises que te perseguían hasta la entrada. Las navidades en casa de tu madre y los regalos inservibles que yo agradecía decentemente, mientras tú me mirabas de reojo y me hacías sonrojar. El puerto sigue estando solo en mi memoria. Llegaron barcos cargados de todo, menos de ti. Nunca prometimos nada y tú no esperabas menos. Fuiste libre y olvidadiza, hasta de mi recuerdo. Pero tú estarás atada a mi memoria siempre. En todas partes. Por siempre. EL JARDIN Página 25
  • 26. EXPLOSIVOS Escape de allí solo por segundos. La explosión me hirió. La explosión me atrajo a sus abismos. Pequeñas cosas se clavaron en mi piel. Tus cosas. Tu sobredosis me voló. Miles de pedazos. Perdí mis manos y ya no puedo escribirte. Perdí el papel. Perdí tu lengua nómada. Escape de la verdad suicida al caer la tarde. Deje de ver tu hipnosis. Deje escondida tu sensación. Deje el desastre en el otro bolsillo de mi pantalón. Ya sabes como soy yo. Pero ya no sabes como encontrarme. Ya no sabes nada de mí. Tú sabes, que no sabes nada… EL JARDIN Página 26
  • 27. LUZ Todo era tinieblas. Martina gritaba desesperada. Quería rasgar la infinita oscuridad con su desespero. Los dolores de parto habían comenzado y ha tientas las sirvientas llamaron a la partera desde el corredor. En su afán, esta tropezó con una pequeña mesa y se golpeo una rodilla. El esposo subió la escalera, agarrado fuertemente del barandal. Desde allí, gritaba frases de aliento a su esposa. Como pudo, una de las sirvientas llego hasta la cocina y alisto una vasija con agua. Cuando subió de nuevo al cuarto, escucho que ya todos estaban allí. Martina gritaba y pujaba y se asía con fuerza a lo que podía agarrar con sus manos. Nunca ha sabido con certeza que es lo que sujeta. De algún modo la partera tomo las piernas de Martina y supo exactamente por donde hacer su trabajo. El esposo derramo casi toda el agua, en un intento de colocar un paño húmedo en la cabeza de su esposa. De repente un haz lumínico inundo la habitación. A partir de ese momento las vidas de todos los presentes habían cambiado para siempre. Martina había dado a luz. EL JARDIN Página 27
  • 28. LA SOBREVIVIENTE Una medalla guardada en un cajón, que se llamo olvido, porque así convino ser. Una fotografía, llena de sed, porque el tiempo acelero, y la soledad se posesiono de ella, lentamente. Un recuerdo, lleno de marcas, al que todas las noches ella se encomienda, para tratar de sentir ese algo que nunca más sintió, después del amor. Un castillo de arena, derretido en el mismo charco de lagrimas que se le vinieron en cascada, cuando se acordó sin querer, que ella efectivamente habia amado, sin culpa. Sufrió y entrego su rostro al dolor. Lamentó y cedió su risa al invierno. Devoro pacientemente otros cuerpos, tratando de calmar las ansias. Acompaño al insomnio, noches enteras, muchas décadas. Pero no pudo morir de amor. EL JARDIN Página 28
  • 29. ENVEJECER La mañana ya llego y viene de nuevo con su amigo el sol. Los árboles se mueven con algo de susto de caerse. La gente va corriendo como siempre a su trabajo y los chicos a la escuela. Y tu tan sola…Veo que hay seres que me fastidian y no los quiero oír, prefiero escuchar el asfalto crepitar enaltecido de mimetizarse con la ciudad taciturna de grandes lozas frías como el hielo. No quiero ver seres vacíos, clausurados del entendimiento. Escucho viejas canciones en la radio. Mientras oigo pienso que ya no hay nada que se pueda hacer. Pero al ver por la ventana el día y los autos y la gente y el pasar del tiempo, comprendo bien que me estoy volviendo viejo… EL JARDIN Página 29
  • 30. SIAMESES Yo voy para un lado y el para el otro y no nos movemos. Nuestros pies se enredan. Y siempre entre los dos es lo mismo. No puedo escapar de el ni el de mi. Somos siameses. Y nunca nos movemos. Nuestro cuarto tiene una luz verde enrarecida y allí dormimos muchas horas al día. Pero si el se mueve me despierta y si yo me muevo el no me hace caso. El es tranquilo y pasivo y yo agitado y perturbado. El mete las manos en mis bolsillos y me roba todo el tiempo. El no tiene bolsillos y yo lloro como un tonto. Y no nos movemos. El quiere morir y no muere. Yo quiero vivir, pero lejos de el. Y no vivo. El nunca me habla, ni me abraza ni me sonríe ni hace nada. Solo siento su presencia, como si vivera dentro mío. Ya va a amanecer y tengo en mi mano un cuchillo. El esta roncando como siempre, como un cerdo. Y ya no quiero que esto sea siempre así… EL JARDIN Página 30
  • 31. LA ESPERA INFINITA Deje de lado la pena y no sentí mas pena. Deje de lado la duda y ya no dude. Deje de lado las horas y ahora me sobra el tiempo. Ahora me senté en el andén y espero. Espero que llegue el sol. Espero que se vaya. Espero que vuelva esa luna. Pero hoy esta nublado. Va a llover. Yo lo veo. Estoy sentado en este andén y ya llevo tiempo. Soy un árbol amarrado en la vera del camino. Te veo pasar. Pero yo no puedo hablar. Y ese es mi destino…Por eso espero. EL JARDIN Página 31
  • 32. TEMBLOR Tembló la tierra y desborono las ideas y los montes en esa isla. La gente murió, o lo perdió todo, que es tambien morir un poco. Todo se movió hasta el infinito, y el sol del nuevo día, reflejo todo el daño que la naturaleza inyecto, hasta mas no poder. Las sirenas delatan cosas malas que están ocurriendo. Los helicópteros sobrevuelan el desastre, como un mal augurio. No se escuchan niños retozando en el parque. La vida como se conocía, ya no existe allí… EL JARDIN Página 32
  • 33. EL FESTIVAL DEL RETORNO El anciano llego un poco después de la madrugada. Venia cansado de caminar por tierras lejanas, muchos años, pero ya volvió. La gente del pueblo salio a recibirlo. Llevaron comida, ungüentos para sus pies, esencias de oriente para ensalzar su cuerpo. El rey mando sacar las telas más finas que hubiera en el castillo para que le confeccionaran al anciano la túnica más esplendorosa del reino. Pero el anciano no habla. El anciano solo llora. Lo llevaron después al castillo del rey y ante la vista eufórica de los vasallos, soldados y la corte real, le han servido los manjares más exquisitos para que comiera. Se levantaron las copas, repletas de vino, para celebrar la vuelta del anciano y durante tres días y tres noches, una fiesta impresionante se desarrollo en señal de júbilo general. Pero el anciano no habla. El anciano solo llora. Terminado el festín, la comunidad entera, ebria de vino y ansiedad, se han llevado al anciano por las calles del pueblo entre vítores de emoción y aceptación popular. Las ventanas de las casas han sido adornadas con gladiolos y rosas traídas de los montes cercanos. Se ha quemado incienso en cada hogar para que EL JARDIN Página 33
  • 34. al momento de pasar el anciano, sienta el olor purificado del recinto. Finalmente ya hacia el ocaso, es conducido al centro de la plaza principal. Con todo respeto y amor sincero tres soldados del reino lo han atado a un poste, apretando con toda la fuerza posible sus muñecas y sus pies hasta cortar la circulación, para que el anciano sintiera la profunda admiración que en ellos generaba. Es entonces cuando la población frenética empezó a gritar, a chillar de excitación y morbo. Algunos no soportando tal adrenalina, cayeron desmayados en mitad de la calle. Los hombres eyaculaban en sus pantalones sin poderse contener y las mujeres sufrían de orgasmos múltiples, llegando al punto de arrastrarse por el suelo gimiendo y aullando como hienas. Sonó entonces una trompeta real. Y todo el mundo enmudeció quedándose estáticos en sus puestos y con la mirada fija en el anciano. Es entonces cuando el rey hace una seña y el anciano es rodeado por todas partes con leña seca, que iba depositando cada uno de los presentes. Terminado este ritual, el rey se acerca al anciano con una antorcha en su mano y una sonrisa libidinosa en sus labios. Luego suelta la antorcha en la leña seca y una orgía como nunca antes vista sobre la tierra se desata. El anciano es quemado vivo y el pueblo no podría estar más feliz. Pero el EL JARDIN Página 34
  • 35. anciano no se quejo. El anciano no hablo. El anciano solo lloraba… EL JARDIN Página 35
  • 36. TE QUIERO Te quiero. El por que, no lo tengo. Y si, te quiero. No se cuando paso, pero te quiero. No se hasta donde, pero te quiero. A través del tiempo, llegue a un te quiero, desprendido de tus labios y yo tambien conteste: te quiero. Pero yo te quiero con el sentimiento de poder decir sincero: te quiero. Así es como te quiero. Perdido y encontrado entre la ruta de un te quiero. Te quiero. Dentro de ti percibiste inocente lo que ya sabias de siempre. Te quiero. Solo se que yo te quiero. Entregadamente a un amor inolvidable, contestando inquebrantable a toda duda, solamente puedo decirte: te quiero. PD: Te quiero. EL JARDIN Página 36
  • 37. LA LUNA Y EL LAGO La luna ha llegado de nuevo al borde del lago. “Dicen que se ira para siempre” Comenta la hierba. “Dicen que esta será la ultima vez que venga” Comentan los sapos. “Ya no habrá quien ilumine las noches” Argumentan los viejos árboles. Y es que la luna ha venido todas las noches desde hace muchos siglos, esperando la respuesta del vanidoso lago que osa reflejarla sin permiso. Pero el lago nunca ha dado respuesta y ella ya no sabe por que espera. Solo el lago sabe poderosamente que sin el, ella no se hubiera dado por enterada que existía, y es que ¿como saber que estamos si no nos hemos visto nunca? EL JARDIN Página 37
  • 38. EL CHASQUEADO “Y como todo se empieza a caer, mejor me bajo de la cornisa y toco tierras mas firmes con los dedos de mis manos. Vi pasar mil elefantes sangrantes y me dije: es imposible…Vi pasar dos mil parvadas dejando una estela de plumas malolientes, mortecinas, y me dije: es imposible, de nuevo…Vi pasar una cortina descorrida en mi ventana y se me fue la luz…así nada mas., pero bueno…es mediodía. El doctor llego temprano y me tomo el pulso. Pulso cero. Nada. Mercurio cromo. Sigue subiendo. Me levante enfadado y no hable hasta que salio de casa. Luces del norte. Me desmaye….me desperté en posición no fetal…. ¡que risa! Me senté a escribir algunas líneas y se me rayo la hoja…no se escribir y dejarla intacta….que calor y que cansancio….nauseas nocturnas y ya viene el retorno del sonido. Bestias. No saben ni escuchar…” Dejo de escribir y se levanto por un vaso de agua. Su garganta reseca y su mirada borrosa le hicieron pensar fugazmente en el final, pero de inmediato se sumió en sus ideas. Llego de nuevo a la mesa y se sentó con diligencia. EL JARDIN Página 38
  • 39. Entonces de repente sufrió de una fuerte hemorragia nasal y todas las hojas se mancharon con su sangre. Cayo al suelo y una de las hojas lo acompaño en su caída. Al verla así, desecha y roja, murmuro: - Ni siquiera para morir…..podemos hacerlo con altura…..que decepción… Y expiro. EL JARDIN Página 39
  • 40. CABRA La cabra esta silbando dulcemente sobre el risco, cuando llega el atardecer. Sus cuernos apuntan hacia el anaranjado final del día, y la cabra silba dulcemente. Un piano suena en collage de loops sin sentido y la cabra solamente esta sobre el peligroso abismo, pero no le importa. Sonríe encandelillada por el viento septembrino, sobre el cual volverá a la ladera, montada en un tapete de hilos y bejucos, mientras va silbando dulcemente en su retorno, cada día. EL JARDIN Página 40
  • 41. ESCRITOR Soy un escritor. Vivo en un cuarto sucio y maloliente. Escribo bajo la luz de la luna, o junto a una vela, o con la persiana abierta. Escribo borracho. Escribo drogado. Escribo con hambre. Casi siempre escribo con hambre. Estoy solo. Nadie me quiere. Esta bien. Veo los días pasar por mi ventana y trabajo en cualquier cosa por ratos, para pagar la renta. Fumo de día. Fumo de madrugada. Fumo seguido. Largas bocanadas, son un renglón. Escribo lo que no se del amor. Escribo lo que no he visto en la luz. Escribo lo que no entiendo de las canciones. Quisiera que las cosas que escribo me pasaran. Quisiera ser feliz. Pero no lo soy. Escribo líneas de tu rostro. Escribo el sabor de tu cuello. Escribo el olor de tu perfume. Escribo como una bestia. Escribo como un bruto. Me estrello con mis pensamientos y mi mano escribe lo que le da la gana. Esta noche estoy asomado en la ventana. Esta lloviznando. Hace frío. Hay dos gitanas bailando en mitad de la calle. Son hermosas. Son descaradas. Me miran y se ríen, pero no cesan de bailar. Me están llamando con sus cuentas. Me están hipnotizando con sus labios. Corro presuroso escaleras abajo. Ellas EL JARDIN Página 41
  • 42. empiezan a correr tambien y no las alcanzo. Las llamo a gritos, pero ellas no se detienen. Entonces entran a un caserón gigante y abandonado. Yo me detengo dudoso. ¿Qué estoy haciendo? Un viento frió mece los árboles y me hace sentir miedo. Pasa un minuto. Una hora. Un milenio. Entonces decido entrar. Esta muy oscuro. Una rata pasa encima de mi bota. Que asco. El suelo cruje maldiciente a cada paso. Escucho risas al fondo. Me aventuro indeciso. Entonces entro. Lo que veo me deja pasmado. Maravillado. Horrorizado. Mujeres desnudas bailan al ritmo de músicas extrañas que jamás había escuchado. Hombres sentados beben vino y fuman sin descanso. Sobre las mesas hay comidas de toda clase: carnes, quesos, frutas, en fin, creo que nunca había visto tanta comida en mi vida. En un rincón hay una estatua de oro. Un viejo carnero, que se creía destruido por piedras con escritos grabados. Lo estoy viendo. La gente de este lugar lo veneran, completamente ebrios. Extasiados de tener sexo. Ahítos de comida. Entonces lo entiendo todo. Estoy en el infierno. Pero después de quedarme un tiempo, corrijo. Estoy en casa. EL JARDIN Página 42
  • 43. SOMBRA Ven y te contare una historia del subsuelo. Ven y te mostrare la piel que hay bajo mi piel. Ven y te diré lo que estoy sintiendo. Ven y conóceme. Como soy en realidad. Ven y sentémonos en silencio, y veamos pasar el tiempo. Ven y te mostrare lo que estoy escribiendo. Bebamos un poco de vino. Hagamos el amor. Ven y lloremos juntos. Cuéntame tu vida, hasta que llegue la madrugada. Ven y caminemos juntos, bajo una noche estrellada. Ríete conmigo. Sufre por mí. Ven y dame lo que quiero. Háblame de tus amores pasados. Háblame de tus adicciones. De tus temores. Ven y tócame. Siente mi calor. Date cuenta que soy bueno. Aunque no me lleves a la luz. No me podrías ver. Ven y date cuenta. Soy solo una sombra. La tuya. EL JARDIN Página 43
  • 44. TERRUÑO Recordar esos hermosos campos teñidos de aquel verde claro de mi terruño es solo un ejercicio de convalecencia espiritual. No se si me lloró al partir, no se si lo llorare al desaparecer, pero se que allí florece mi ayer, aun cuando ahora sea contrario al deseo de recordar, se que allí esta. Con toda esa magia escondida en pequeñas piedras en las que tal vez, algún día, vuelva para que lloremos juntos por sus penas y por las mías. Tal vez ese día pueda ajustar las cuentas con mi pasado de una vez por todas. Tal vez nunca florezcamos juntos, porque ya estamos marchitos. Terruño. Nadie es profeta en su tierra. El altar esta vaciado de dioses. La casa esta abandonada. Sola. Como yo. EL JARDIN Página 44
  • 45. PEQUEÑO Y si volviera a ser alguien tan pequeño ¿Tú me cuidaras? Y si no me pudieras volver a ver ¿Tú me sentirías? Y si yo fuera ese cuadro ¿Tú me colgarías? Si entre los destellos de luz que te parpadean, yo estuviera ¿tú me encontrarías? No contestes. Solo déjame quedarme aquí contigo en este mediodía y que el lugar prosiga…pero solo quisiera saber si finalmente existe diferencia entre el ser invisible y el desaparecer… ¿Tu que opinas? EL JARDIN Página 45
  • 46. BINOCULAR Los lentes ópticos me reflejaron en la banda sonora de mi vida. Saque un conejo del sombrero y nadie me creyó. Y tú observándome desde el otro edificio con tus binoculares… Las viejas sombras de mi habitación me corretearon un rato por la casa. Perdí un sentido y ahora aquel reloj es mi bastón. Tres ratones ciegos cuidan de mi alma y guardan mi quietud. Y tú observándome desde el otro edificio con tus binoculares… Una mujer pasa gritando a la madrugada y araña mis persianas. Intenta persuadirme para que me vaya. Y me llora diciendo que va a seguir haciéndolo. Pero sus labios se rompieron y escaparon sus secretos. Tal parece que el huracán de siempre ahora sopla a mi favor. Y tú observándome desde el otro edificio con tus binoculares… Y tu tan ciega como siempre. Y tú tan perversa como siempre. EL JARDIN Página 46
  • 47. PECES DE VIDRIO Las mil luces del mar al anochecer me guiaron sin rumbo. Babor de silencios. Estribor a tu espera. Un corcel marino atropello mi barca. Ahora vienen tempestades y no se remar. Las olas suben llenas de corales y bajan solo con sal. No veo más que la inmensidad del agua que cubre mis sueños. No se nadar. ¿Donde esta tu faro luminoso? ¿Por qué los peces son de vidrio? No quiero hablar. No quiero gastar mi voz, porque lo que dije ya se lo llevo el viento. ¿Por qué mejor tú no hablas? Yo siguiere corriendo alrededor de la culpa, por mi abandono. ¿Por qué ya no me hablas? No quiero volver a amanecer atardecido de mi mismo… EL JARDIN Página 47
  • 48. MAJADERO Tal vez sea un ser sin cuerpo, ya mi estado no es el de los hombres. Me perdí en el dial de un radio mentiroso que me hizo tanto bien. Es muy probable que ya no tenga voz. Se me enredo con la frecuencia salpicante de esta tonta antena. El amor nunca lo perderé. Las cicatrices no se borran, entiéndase bien. La noche es mi ruta para rodar en el adiós. Siempre el adiós. Puertas cerradas tras de mi. No aseguro yo ya nada pues la intención se perdió con mi destino y además de majadero soy tan temeroso que el tiempo ya se dio cuenta y adelanto su marcha. La música que suena a esta hora es inmunda, moderna, desolada. No me lleva a ninguna mierda de lugar. Pero tú apareces entre sonidos y ruidos de interferencias, en esta noche sonora. EL JARDIN Página 48
  • 49. DEVOCIONES Las mujeres con el rostro cubierto llegaron después del mediodía. El calor derretía las calles polvorientas y quebraba el asfalto como una galleta bajo un camión. Todas cubiertas con velos negros. Todas llorando. Todas sufriendo. Caminan descalzas y algunas se arrastran de rodillas levantando sus brazos al cielo, preguntando por la tierra prometida. Están sangrando ya sus dedos, de tanto estar entrelazados orando. Llevan rosarios de cuentas desteñidas y pasan por nuestro lado y la gente se asusta y les arroja piedras y maldiciones. Las mujeres con el rostro cubierto no tienen edad, no podemos saberlo. Yo solo les veo sus ojos bajo este calor demencial. Yo solo veo sus cuerpos marchitos de tanto estar envueltos en esos ropajes negros. Están llegando al templo y la gente se amontona para verlas. Están orando en otras lenguas. Las mujeres están hablando en lengua desconocida. Es como una caravana del dolor. Es como una caravana morbosa. Nadie sabe quienes son ni de donde vienen. Se comenta que llevan años de peregrinación, pero ya han llegado hasta aquí. Los hombres más fuertes de la región se han apostado en la EL JARDIN Página 49
  • 50. entrada del templo e intentan retenerlas en su deseo de ingresar. Pero las mujeres empiezan a encender sahumerios y arrojan su propia orina a los hombres. Otras toman sus curtidos pies, que llevan descalzos mucho tiempo, y se levantan las llagas para que brote sangre y pus, y empiezan a untar las caras de los hombres, los cuales, asqueados y espantados, se retiran en un afán por contener su repulsión y su temor. Las mujeres entonces empiezan un cántico interminable y van ingresando de a una, por fin, en el templo. Ya no hay nada que podamos hacer. Mañana debemos irnos. EL JARDIN Página 50
  • 51. LA PRISION MÁS BLANCA Cárcel de mujeres, donde todas contra todas entre sus piernas. Ella encerrada estará por siempre, como una película vieja que te deja un sabor a mierda en la boca. Pero entre las mujeres ahí tanta pureza que por más roto que tenga su culo, siempre quedara limpia su celda, como la prisión más blanca. ¿Hasta cuando tanta manipulación? Un seno llorando cambia al mundo, es una puta mentira, pero el mundo dice que cuando cesa su llanto, el sol alumbra. Que risa tan putamente amarga. Cabrones. EL JARDIN Página 51
  • 52. MI UNIVERSO Ya estoy a punto de despegar. Salí del show buscando venganzas en la oscuridad. Estoy subido en el cohete de nuestros errores. Es la saliva la que nos condena. Estoy enterrado bajo la arena lunar. Estoy muerto como el final del día. Salí despedido por una furia asesina. Estratosfera. Turbulencia. Paseo amargo por mi pasado. Recuerdos nebulosos. Sin calma. Te invito a visitar mi universo. Te invito a irte lejos de mí. Estrellas de luz rancia nos alumbraran. Cometas venenosos circundando en lo alto. Meteoros de palabras afiladas. Dolor. Soledad. Sufrimiento. Ira. Bienvenidos a mi universo. Bienvenidos a la galaxia del llanto… EL JARDIN Página 52
  • 53. PRESENCIA La nada es solo un lugar. Allí una rosa espera marchita ser un resplandor. El sonido del filo de una navaja abre con cuidado una naranja vacía. Y bajo la piel, la misma de siempre, espera el adiós de mi alma perdonada. Estoy vivo, en algún lugar de mi mente. Y digo no. No hay nada dentro de mí. La esencia esta donde mis ojos atracaron en la playa que se extiende bajo el mar. Me siento bien, aquí tirado… EL JARDIN Página 53
  • 54. INCREDULIDAD Y pobre de mí. Pobre de mi vida encerrada en un lamento. Pobre de ti. Pobre de tus anhelos sin solución. Pobre de Jesús. Otros dos mil años en la cruz. Pobre el silencio. Ahora todo hará ruido. Pobre del amor. No existe. Pobre de la justicia. No existe. Pobre de la verdad. No existe. Pobre los ancianos. Se van a morir pronto. Pobre el planeta. Por tenernos. Pobres los pobres. No tendrán dinero. Pobres los ricos. No tendrán paz. Pobres los soñadores. Ya no duermen. Pobres los alegres. No podrán reírse. Pobres los niños. Esto les hemos heredado. . . Yo no creo en mí. Yo no creo en ti. Yo no creo en Jesús. Yo no creo en el silencio. Yo no creo en el amor. Yo no creo en la justicia. Yo no creo en la verdad. Yo no creo en los ancianos. Yo no creo en el planeta. Yo no creo en los pobres. Yo no creo en los ricos. Yo no creo en los soñadores. Yo no creo en la alegría… Pero en la sonrisa de un niño…en eso si creo. Ciegamente. EL JARDIN Página 54
  • 55. EL GUARDIAN Ya no se si estoy vivo o muerto. Solo conozco esa histeria, la misma de siempre, la compañera. Ya no se si mis ojos son blancos o negros. Detrás de tu espalda se esconde esa sombra, que es hembra, que siempre esta sangrando. Mis manos ya no tienen líneas y hace muchos años deje de verme al espejo. No como. No duermo. Y nadie me ama. Vivo en el cementerio, pero solo piso el suelo muerto. El cementerio esta en mi alma, atada por mi susurro infantil e inocente. El que no se quiso ir, porque habia dejado huella para siempre. Y allí, no escucho almas. No miro cuerpos. Abro todos los cajones, en las noches. Es solo un juego. Viene mucha gente trayendo flores y lagrimas. Viene mucha gente trayendo pestes y odios reprimidos. Se siente como si te robaran algo. La paz. Por eso me hago detrás de ellos y soplo levemente sus cuellos. Por eso cuando vas a un cementerio volteas incomodo, como si alguien te estuviera observando. Ese soy yo, que te esta pidiendo que te retires. Yo cultivo las rosas que nacen salvajes en los senderos y adorno con hojas secas las lapidas. Antes yo no era así, EL JARDIN Página 55
  • 56. cuando nací. Ahora lo escucho todo. Yo pinto de un color amarillento el mármol, pues se ve mejor. Llevo aquí mil años. O dos mil. No se. Aquí nada es hermoso, ni lo será jamás. Tal ves solo me gustan los días de lluvia, cuando las gotas se estrellan furiosas sobre la tierra. Cuando no hay luna. Cuando no hay estrellas y por eso nadie se asoma por aquí. Yo soy el guardián de los muertos. Y solo descansare cuando tu cuerpo llegue aquí. EL JARDIN Página 56
  • 57. NO ME VERAS Me desprendí de la parte física de mi cuerpo y ahora vago feliz por los rincones de tu alma, pero tu no me veras. Te encuentro desnuda en tu mente y casi sientes el dolor de cabeza que te angustia, pero tu no me veras. Se lo que piensas y tu miras hacia atrás, como si alguien te siguiera, y te da miedo y te asusta, pero tu no me veras. Me encanta verte masturbándote con toda clase de juguetes luminosos, mientras miras con ojos entrecerrados azorada, pero tu no me veras. Pasare mi lengua por tu carne y tu te erizaras inexplicablemente, mientras pasas la mano por tu vagina, pero no, tu no me veras. Pero sabes que estoy allí. Porque mi presencia es un camino que tu recorres de día, todos los días, sin querer, pero queriendo, hasta tu recuerdo. Recuerdo de olvido y abandono. Y aun así, tu no me veras. EL JARDIN Página 57
  • 58. MI HABITACION Estoy encerrado en el cuarto azul oscuro. Las paredes me sonríen y se estrechan poco a poco. Escucho esos ruidos en el techo y se que no es la lluvia. Son ruidos de muerte que me acecha deseosa de mí. Obscena de mí. Las arañas están tejiéndome un vestido de frac para ir a un funeral. El mío. Estoy atado en mi cama y me estoy haciendo viejo de tanto estar inmóvil. Viejo por dentro. Viejo de alma. Viejo del sueño. Una mujer extraña entra en mi cuarto y empieza a lamerme la cara. Siento su pútrido aliento y me da asco, pero no quiero que se vaya. Se esta desnudando con prisa y me esta dando un momento de placer. Es la lujuria que ha venido a darme la despedida. Todo se esta quebrando en mi habitación. Todo lo que veo se cae a pedazos, y aquí ya viene el orgasmo…. EL JARDIN Página 58
  • 59. EXHALANDO Uno de estos días, cuando todo pase y mi cuerpo este marchitando, enterrado, sabré que estuvo bien y que estuvo mal. Y pasaran muchos siglos, largos todos, y mis restos se desperecerán y ya nadie sabrá por fin, quien soy, y me llevare mi secreto tan bien cuidado conmigo. Y solo quiero dejar una pequeña huella. Uno de estos días, cuando nuestros cuerpos se separen y ni las distancias nos puedan encontrar, me reconoceré a mi mismo, y dejare de vibrar en el universo y exhalando un ultimo suspiro me difuminare entre el viento oscuro que soplara entre los álamos mas grandes de mi vida…. EL JARDIN Página 59
  • 60. DESPERDIGADO 8 de Septiembre del 200…algo. “…Mis piernas largaron a correr y me dejaron acá sentado, escuchando viejas canciones tristes. Es de madrugada y yo deje flores muertas en tu puerta. Los soldados pasaron y se quedaron mirándome, pero siguieron. Intente dormir en la vieja banca del parque, pero ya no me pude acomodar. Entonces me senté y mis piernas largaron a correr. Me queda un cigarrillo. Lo cambie por una amistad sincera. Esa es mi soberbia. Así soy. No quiero ir a casa. Años después sabré que hubiese sido buena idea. Mapas mentales. Dibujos de niños. Dibuje un ojo con acuarelas a los siete años. Dibuje esferas con sombras a los quince. Perdí diez años en mis fantasías. Perdí amores. Perdí dolores. Y el fin…” “Allá vienen mis piernas de nuevo…” PD: Adiós. EL JARDIN Página 60
  • 61. EL VALLE Salto y salto. El cielo esta muy azul. Corro y corro. El valle esta encendido. Fue muy difícil llegar hasta aquí. Pero aquí estoy. La música suena y yo bailo. Todo es perfecto. Perfecto. Nunca me dejes ir de aquí. Déjame aquí. Salta y salta. Ven a buscarme a mi cielo. Corre y corre. Alcánzame. ¿Por qué vas tan despacio? Tu no entiendes las razones que yo tengo para ser feliz. Pero mi momento es perfecto. Perfecto. Tal vez nunca puedas comprender que se esconde en este valle. Palabras. Sonidos. La luz. El viento. Silencio. Tu alma, la cual atrape en primavera y nunca más dejare que salga de mi valle. Jamás. Nunca. Jamás. EL JARDIN Página 61
  • 62. VIDRIOS ROTOS Y QUEMADOS Vengan todos a ver, ha llegado el fin. Vengan todos corriendo o no lo van ver. Estoy parado en lo alto de la colina y todo esta cayendo a mí alrededor. No me importan esos vidrios rotos y quemados. Ya no veo nada por esas ventanas. No me importan esas ropas gastadas, igual desde hace años estoy desnudo ante el mundo. Nadie me cree que es hora del final. Esta noche vendrá. Y que mas da si esos edificios se vienen abajo, hace mucho que no vivo en ningún lado. Solo la melodía retumba en los oídos, pero por estar gritando, no la oyen ya. La bestia se irguió completa de amor por la destrucción y el cansancio del poder, se convirtió en onda sonora destructiva, que va derrumbando toda cosa conocida, que fue alimentada por nosotros, claro, como siempre fue. Una queja esta demás en la redundancia devota del ser impostor. Ya no hay regla. Todo arde y se termina. Esto es, si señores, el fin del mundo. La fragua dejo todo colmado de ese olor oxidado en nuestros labios, espantados de dudas y dulzor. Vidrios rotos y quemados, ya sin tiempo en el reflejo incalculable de la regla esparcida EL JARDIN Página 62
  • 63. en la catacumba original de lo que se llamo alguna vez: ansias. Las mismas que por ti, yo ya he perdido entre las hojas quebradizas de otoño. El más largo de mi vida. El del olvido. EL JARDIN Página 63
  • 64. DON’T BACK Nunca tuve quince años, tal vez no tuve dieciséis. Hace tiempo que no tengo edades. Solo se que un día me fui de casa, y conocí la vida ufana de todo lo nocturno. Busque el otro perfume y me despertó asfixiado. Odiándome. Me burle de todo el barrio y di vueltas persiguiendo mi cola como un perro viciado de si mismo. Volver después de todo ¿Y para que? no creo que algo haya cambiando algo….Los amigos son un favor muy prestado que tarde o temprano es cobrado. De nuevo solo, llegando ahora al más allá, me doy cuenta con estúpida sorpresa de que no voy a volver jamás…Y que de cosas, me siento bien por eso. EL JARDIN Página 64
  • 65. SEÑALES Voy a ver si este vendaval ya amaina. Saldré a ver si hay sol, o si ahora existen ansias. Veo destellos lindos en tus labios y mis venas estallan. Te invitare a salir de tus entrañas y ver que hermosa es esta calma. Y no te voy a explicar nada de lo que pasa. Ya no hablaremos más ese lenguaje frio de las palabras. Vengo a ofrecerte el idioma de todos, de las plantas y de los animales que no conocemos, de las pieles curtidas y de las blancas, de la tierra amarilla y la fresca. Ven que quiero mecerte en el parque de los niños. Quiero verte sentada en el sube y baja. Quiero verte saltar. Quero verte sonreír. Quiero verte. Así sea solo por eso mismo. Solo que no puedo abrir mis ojos… EL JARDIN Página 65
  • 66. EL HOMBRE DEL OLVIDO No me toques más las manos. Mañana me voy y no hay mas vuelta. Ese viejo buque zarpara a tierras olvidadas. No hay más ansias. Soy chico de campo, pero ya olvide arar. Olvide como es una noche allá, bajo estrellas de musgo y abono. Soy el hombre del olvido. Soy el hombre de los cien años vividos. Sin lugar y sin retorno. Este buque ya se va. El atardecer se aleja lentamente sobre vientos de seda y pesca con su red nocturna, a los que se quedaron. Yo estoy muy despierto. Soy el hombre del olvido. Soy el futuro envuelto entre tinieblas. Como la luna que ahora nos da vueltas, buscando a puk y las hadas. Un largo viaje de penumbras que no se dejan alumbrar. Lago inquieto de formas múltiples que se recalcan en el reflejo inundante de un corsario pertrechado y hundido en su propio almizcle de tallos y raíces muertas. Sueños con insomnio que se pasean nerviosos y descontrolados por nuestras sienes, noches enteras. Soy el hombre del olvido. El mismo que tu, ya olvidaste. EL JARDIN Página 66
  • 67. CORCEL El corcel hecho espuma y se quedo solo en la estepa. Cabalgo ruidoso de cascos rotos en el polvo, pero no llego a ningún lado. Sus crines se destiñeron bajo el inclemente sol de la desgracia, pero nunca recibió cuidado alguno. Retozo infeliz entre malezas, hasta que vislumbro en su galope el infinito. Migro encantado y desapareció entre gritos de amor y necesidad. La querida necesidad del amor. La necesidad del tarado. EL JARDIN Página 67
  • 68. MADRUGADA NARANJA Voy buscando como un ciego a tientas esa esquina. No puedo mantenerme en la línea. No puedo controlar mi mente. Tu partida se convirtió en una broma macabra en el recodo del olvido. Nunca entendí por que la madrugada era naranja y los pájaros volaban. Todos los días de la infancia, el lamento de los ancianos, todo lo que perdemos en la vida, las últimas palabras de la despedida. Ya no puedo alumbrar a los que no quieren luz. No puedo ver esa señal tuya a través de las montañas buscando mi nombre. No puedo tenerme…No entiendo esa mente juvenil, ni la caída del agua al vacio, ni los disparos de la guerra, tampoco el alcohol ni la vehemencia. Solo quisiera preguntar antes de que te vayas: ¿Alguna vez me entendiste? ¿Que es el amor, que es el retorno, que es la otra vez? ¿Por que no puedo volver a ti, ni tú a mí? Estas estrellas se están desprendiendo de la cúpula del mundo, y yo sin saber si leíste alguna vez mi mente…Quisiera por fin redondear esa idea que es mi vida y soltarla cuesta abajo, en un viaje sin EL JARDIN Página 68
  • 69. regreso. Pero el soldado no escapa del dolor ni del fuego. Debe prestar su servicio obligatorio. Como mi vida. EL JARDIN Página 69
  • 70. HUIR ¿Por que no se hizo todo de otra forma? Se sabia que la hondonada venia y nos fuimos de bruces en ella. Hasta dios cerró los ojos y prefirió no ver lo que pasaba. Eso es el amor…siempre así el amor. De tanto hablar de lo que no pasaba perdí la voz y ahora soy inepto para expresarme con mis manos. Quien se preocupara ahora por tratar de ser feliz si hasta los pensamientos se están destiñendo en la pequeña bola ahogada en lagrimas. Como pesa el aliento del día, el que arrastra las cadenas de esa cruel condena ¿Y si nos volvemos a ver se repetirá ese dolor? Cual es el poder de amar si yo te espero y ya no llega ni el polvo del camino hasta las huellas de mis pasos. Huellas descalzas que se repiten tan tontas, tan iguales y que me persiguen así yo siga por siempre huyendo… EL JARDIN Página 70
  • 71. LAMENTO Tal vez las viejas heridas que llevamos dentro deban sanarse. Tal vez debamos solo correr y sentir el bienestar de estar bien y pensar que nada de esto es en vano. No hacernos tantas preguntas y solo encontrar la paz cada mañana. Esto es un lamento que viene desde el fondo de mi alma. Un lamento por todo lo que nunca hice. Un lamento de la piel y de todo lo que alguna vez di. Un lamento de fuego que no se consume. Todas esas voces que se oyen a lo lejos parecen decirlo una y otra vez. Son como el aire del mar o como su sal. Es un lamento de las olas del sol que se atropellan furiosas en el arrecife del universo. Donde todos los que habitan ahora tiene más y más frio. Viene de las tinieblas donde ya no asoma la claridad. Donde sus ojos y sus bocas fueron sellados como lo dice el Apocalipsis. Donde los que mueren no se queman en el fuego eterno porque ya están muertos y su alma inmortal no los dejara ir de allí. Nunca. EL JARDIN Página 71
  • 72. REVOLVER Aun tengo marcada tu alma en mi pecho, y duele. Mátame o libérame. Dejaste un espectro infeliz en los rincones de mi hogar y no me deja en paz. Son las cuatro de la madrugada y yo aun estoy en pie, desesperado. No puedo comer cuando estoy tembloroso. Y siempre tiemblo. El dolor no desaparece y es peligroso. Es como un revolver cargado debajo de mis cobijas. Y siento mucha pena. Me enveneno de tristeza los domingos. Estoy cansado de terminar sin terminar del todo… EL JARDIN Página 72
  • 73. ZONA Ese sitio es único. Es mi zona de entrega de mi alma lo que te ofrezco. Es algo que amuralla mi corazón. Con mi esencia juntamos todos los mares y navegamos solos en una pequeña balsa quebradiza que de seguro zozobrara, porque navega hacia mí. Tu espíritu esta limpio. Eso lo ven mis ojos. Un mensaje de tornando envolvió nuestras palabras y un quejido se deshizo en la noctámbula perturbación de la nada. Todos aquí estamos en calma, chocándonos con nuestras voces malabaristas. Han pasado muchos siglos y todo esto titila como una luciérnaga herida. Pero hay seres, si, hay seres escondidos en cada pliegue de aire que nos hablan en su lenguaje cósmico, nos aman a su manera, Todo nos ama: el universo, las estrellas, el aire, el agua, las sombras, los árboles, la tierra. La misma tierra que nos cobijara algún día, al fallecer. Esta es mi zona de entrega de mi alma, lo que te ofrezco. EL JARDIN Página 73
  • 74. PRISMATICO Cuando estoy mal, vencido y caído, nadie me quiere. Nadie viene a consolarme. Cuando estoy arrinconado, llorando en silencio por la pena, nadie viene a darme aliento. Cuando estoy cansado, sediento y sangrando, nadie me reconforta. Cuando estoy bien, triunfante y de pie, todos me apoyan. Todos me aman. Cuando estoy pleno, sonriendo ruidoso por la alegría, todos repiten mi nombre. Cuando estoy relajado, radiante y fuerte, todos quieren seguirme. Tu me dices que me amas, pero solo estas conmigo para que te de amor. La mañana dice otras cosas en mi espalda, pero cuando yo estoy bien conmigo mismo, me doy ánimo. Cuando yo estoy derrotado, me dejo solo, me abandono. Solo estoy conmigo para que me den amor. Pero en el fondo, me doy pena. EL JARDIN Página 74
  • 75. ABANDONADO No quiero hablar de ese tema. Ella ya se fue y es todo. Ella puso en mi alma un candado y huyo para siempre. Ella. Siempre tan recta. Siempre tan de nadie y tan mía. No. No puedo recordarla. No puedo perdonarla. Jamás. Fue tal vez mi pasión por ella lo que la cubrió de temores adornados de diamantes y prefirió pasar su vida a otro plano. Esta casa maldita tan sola y yo aquí encerrado como un viejo soldado atrincherado en una guerra terminada hace muchos años. Estoy atravesado por esa lanza que me hizo morder la lengua, intoxicándome con el veneno de mis palabras. Y tú ahora dices: Jamás. Y ahora tú me dices: Olvido. EL JARDIN Página 75
  • 76. LA ESCUELA DE LATA Los niños corrían descalzos para entrar en la infernal escuela de lata. Se entretenían cortándose las ampollas con los alerones filosos de su casa educativa. La vida los golpeo una tarde clandestina en la que el sol peleaba con el suelo y su combustión espontánea deshizo sueños y alaridos maternos que se estallaron en una avenida llena de grasa, mugre, putas, perros y malditas vecinas hijas de puta que se dedicaron a rezar rosarios sin sentido, como si de algo sirviera. Un ovillo de pelo y uñas se incrusto en la pared de una de esas fulanas y la muy zorra se indigno y pido al estado recomponerle la puta pared. Y se la dejaron limpia. Los niños, sin embargo, están en una fosa. No hubo dinero para el cajón. Hijos de puta todos. EL JARDIN Página 76
  • 77. NUBES GRISES ¿Quien cree en la fe que no puede hablar para defender su extraña procedencia? Los vidrios reflejan más bien otro lado en donde buscar alivio. Esto no es el cielo y arriba tampoco esta. A que lado lo encuentro…En la armonía no, pues pronto pasó y de nuevo se es un maniquí en el medio del caos. Un niño no es, porque también crece y se convierte en parte de este juego. Las ventanas muestran en los edificios ese gris de nubes que traen tormenta y recuerdos. No se a que lado ir a buscar lo que se tuvo poco tiempo en esta tierra, esa inocencia que como la brisa pasajera poco dura y nunca volverá. Cualquier momento es bueno para irse. Ya no sueño con tocar el cielo con las manos. Prefiero tocar el suelo con mis pies. Ahora todo lo que creía se volvió ceniza. Siempre. EL JARDIN Página 77
  • 78. OJO Algún día. En algún momento, el ojo blindado vera por primera vez, lo que hay. Allá en el campo, cobijado bajo montañas nubladas y olor a Yerbabuena. Reconoce este ojo, el mío, por fin, el sintetizador de magma azul que se desprende sentido y energetizante, aunque un poco sorprendido, lo que debió ver antes. Todo lo que digo no tiene sentido, pero lo digo para que tu me entiendas….Por eso lo hago. Para alcanzarte. EL JARDIN Página 78
  • 79. PERRO RABIOSO Y por el mundo yo correría en busca de tus ojos. Hasta África o Europa o en los polos habría de buscar. No se cuales ojos busco pero los saldré a buscar. No siento nada por nadie pero quiero esos ojos ya. Salgo como un perro rabioso enjaulado y con hambre de matar. Enredado en mis obscenos deseos estoy gateando sigiloso. Los grilletes se zafaron, y de nada sirvió, pues la libertad de mi alma estaba muerta, tirada a mi lado. Yo la levante y la enterré en un hueco muy profundo, bajo la tierra, para que nunca nadie la pudiera encontrar. Y como el perro rabioso que era yo ya entonces, salí corriendo con mis cuatro patas de ira y ladre con señales de fuego sobre toda la fiebre que habitaba en tu sexo elástico y deje una cicatriz permanente en tu cuerpo intimo, mientras yo volvía saturado de mi, a desenterrar lo que deje guardado por tanto tiempo. EL JARDIN Página 79
  • 80. BOSQUE EXTRAÑO (MI ADENTRO) Me perdí en este bosque extraño. Me llegan susurros a los oídos y de repente ese espectro me habla y me aclara que ahora seré una sombra más de este encanto psicodélico. El espectro rasgo mi piel y me dejo sin alma. Ahora soy otro de los susurros de este lugar diabólico al que caí por imprudencia. Si tan solo pudiera decir basta… Pero ya mi boca no existe. Ahora soy un gemido del tiempo frio que abarca toda esta escena. Veo caer los troncos quemados en la lava hirviente y el espectro me empuja para que ocupe mi lugar. Un espacio encajado en un milímetro indescifrable. No hay horizontes. No hay encuentros. Este es el bosque doloroso que se cae recién nacido, para salvarse así, de mí. EL JARDIN Página 80
  • 81. INFELIZ CUMPLEAÑOS Infeliz cumpleaños te deseamos a ti. Venimos a acompañarte envueltos en ausencia. Fuiste un mal ser humano y desde aquí te lo cantamos. No soples mas velas. Todas están apagadas, adivinando espacios donde nada cruza, indeciso en la caravana del olvido. Vete y déjanos dormir. Lanza ya ese regalo por la ventana y vete. Cierra los ojos y pide un deseo vengativo, como siempre. Desde aquí te deseamos un infeliz cumpleaños. Miserable ser humano. Escóndete y no te vuelvas a encontrar. Piérdete al salir de esa jaula, siempre abierta. Ya nos olvidamos de ti y no nos importa. No digas no. Mejor di nunca. Bebe y esfúmate en las viejas sombras de la carretera, pero ya no mires atrás. No vuelvas más…El fin del mundo será tu punto de partida. Maldito. EL JARDIN Página 81
  • 82. GRIETA No se ha donde fue mi conciencia gris marchita después de eso. Solo entiendo que la maldad no existe en esta cruz que estoy llevando a cuestas. La canción del día me dejo sin fuerza y aunque ya se termino, nunca me librare de su melodía. Ya no veo el respirar de este sentido. Solo se que me extiendo hasta el propio horizonte en la esperanza de que vuelvas y me saques de aquí a través de la misma grieta que dejaste al partir, dejándome escondido como un viejo caballero sin armadura sobre un corcel de madera, que no se por que ya no camina. Tal vez me sientas a lo largo de la distancia infinita que nos separa. Yo seré las aguas que mojan la tierra en esa lluvia donde vayas. Tal vez seré ese perro que te ladra al pasar por esa casa vieja. Llévame. O mejor déjame ¿No vez que ya estoy muerto después de ti? Y para que explicarlo…si el abismo ya me tiene cubierto con sus manos. Ya no las puedes ver. Me cegué en tu incandescencia y casi me muero de hambre e el ayuno de tu amor. Quede yo como un cristal violento que se rompió en múltiples fragmentos de odio y resurrección. Cristal que va rodando intransigente y en su periplo animal EL JARDIN Página 82
  • 83. va cortando y destrozando toda huella. Ahora la mancha de sangre se hizo un rio lleno de secretos y de piedras atadas al caudal bizarro y frio. Esta es mi grieta que se asoma impertinente en el sueño de dios, para despertarlo, insanamente. EL JARDIN Página 83
  • 84. DEJAME SOLO Un buen momento para cambiar, puede ser cualquier momento. Todo depende del lugar. Todo influye según la forma visceral. Puedo ser un buen hombre, tal vez. Eso depende de la distancia que me separa de los objetos. Pero te lo pido por favor, déjame solo, por esta vez. Aun puedes irte a través de las colinas. Quiero que este día sea tan largo como una eternidad. Déjame una huella de tus blindados labios en mi cuello. Por favor no me desees en tu vida, por esta vez vete y déjame solo. Deambula indiferente entre la condición espacio-tiempo. No me des amor, solo por esta mañana que se aleja y déjame, si déjame, déjame solo…sin embargo. EL JARDIN Página 84
  • 85. EL ALMA VARADA Esa palabra que no se que significa. Esa playa que no se ni donde la he visto. Ese siglo de desfase en el que vamos nadando. Todas las ramas podridas del muelle en el que encalle por error. Toda esa ruta que se deshizo tras mis pasos dejándome sin retorno. Todas esas fieras hembra, en las que me perdí por casualidad, alguna vez. Todo ese encierro que no termina. Alma varada que ya lo sabe bien, enterrada ya sin medicina, en la cautiva arena de tus sueños. No hay despertares. Solo mi alma, varada alfil por el ciclón creado por ella misma. Faro sin bombilla que espera ansioso, el choque de los barcos en la madrugada. La misma que ya no se dejo amanecer, por ser tan ligera. Como mi alma varada. EL JARDIN Página 85
  • 86. NAVIDAD Me he sentenciado por amor. Ya perdí mi nombre y estoy desvanecido ¿Por que nadie entiende ese dolor? Necesito actuar e irme, pues ese ha sido mi acto desde hace tiempo. La mascarada esta desgastada, de tanto ser usada y el numero es un deja vú. Me he sentenciado por amor. O por lo menos, eso parece por encima de la cáscara. Estoy vivo, pero eso es todo. He sido condenado por amar. O por lo menos esa es la versión oficial. Desde el día que odie, deje de amar. No se engañen. Una cosa no puede vivir con la otra. Y la navidad no es tan linda como parece. He sido condenado por amar… EL JARDIN Página 86
  • 87. SUSURROS No escuche entre tus susurros lo que necesitabas y me dormí en la noche mas tranquila de este tiempo. El mundo se meció y yo sin saber que llorabas. “Tócame” ”No me dejes” decías, y el amor se escapo por la ventana que deje esa noche abierta. Sentí el frio pero me cobije en tu mirada y corte ese lazo que nos unía como el aire y sus moléculas. Viene ahora la parte difícil y ya no estoy preparado para nada. Solo el azul de mi piel me recuerda que aun tengo algo de cordura en este mundo enfermo. Ahora yo te digo: Tócame, no me dejes, encontrare los pedazos de tu alma rotos en aquel cuarto que el silencio borro…Quisiera volver a esa noche en mi habitación. Deseo cantar de nuevo tu nombre. Pero el secreto ya se revelo en el encierro. Y ya todo desapareció. EL JARDIN Página 87
  • 88. SIN FRENO Vengo cansado de caminar a través del valle. No hay ya lugares que encontrar. La vieja herida sigue goteando sin freno. Algún lugar habrá de haber donde pueda encontrar cura. Ya no hay sitio donde ir y la lluvia me esta rompiendo los zapatos. Ya todo se desvaneció ante mis pobres ojos los cuales se estropearon en la partida. Ese ángel que me acompaña ya empeño sus alas para pagarme la fianza. Ahora ya no puede alcanzarme en mi ruta y solo me grita mientras me alejo: “Deja de sentir tu vida así” Como hacer para retroceder el tiempo y dejarlo todo en su lugar, dejarlo todo como estaba. No hay donde llegar pues con el paso de los años es seguro que nadie me espera…Todo se destruyo, aquí, en mi cerebro. EL JARDIN Página 88
  • 89. PAYASO Ya no como, porque ya no se por que vivir. No duermo porque ya no encuentro a nadie a quien soñar. Existe un registro de mi otra vida, pero esta encerrado en un avión que va volando ahora hacia Dios. Al payaso triste se le corrió el maquillaje y ahora da pavor ¿Y como acariciarte, si la luna no se junta con el sol?….Vago en la noche de la ciudad y soy sentimental y todo solo porque ya no estas…A ese cantinero yo le dije: “Pon otra canción…y bebí vodka revuelto con limón y me sentí tan banalmente hermoso…Y si, me quiero morir, pero hoy tal vez no…Solo por capricho de ver la luz del nuevo día. ¿Dónde vas? EL JARDIN Página 89
  • 90. BAR Chicas rubias en el bar. Todos han subido desde el sur para ver la luz. El alcohol embriaga a las viudas del amor, pero no es un cabaret. Yo también vengo del sur y no estoy aquí por amor. Tal vez por desprecio a mi mismo…Todo pasa en este lugar pero no busques venir a hablar. Déjate llevar por esas plumas de colores baratos y apaguen ahora la luz. Todo ocurrió allí debajo de la ciudad pero el hambre nos hermana. Todo pasa arriba de la ciudad pero el frio nos enfada. La risa es amarillenta y el rouge es de poca monta, pero da igual, estamos en la ciudad dibujada en una acuarela arruinada por el ojo sagrado que dijo ante la escena: No. Yo lo prohíbo. EL JARDIN Página 90
  • 91. SINFIN No te alejes dejándome sin poder ver el reloj, que quiero saber cuantas horas faltan para volverte a ver. Ya no me quiero esconder, solo esperarte encerrado en mi casa en absoluto secreto. No me mientas sobre el papel, porque ya no tengo ojos para leer. Yo se que duele no encontrar estrellas, pero de todas formas puedes correr como el cosmos y ver la luna escarlata…Y si bien yo no tengo sentido en tu vida, y si no tengo remedio, ya no importa. Te estoy pidiendo asilo en tu pecho ahora, y es algo que será sinfín. En el amanecer, atardecer o despunte de la noche, yo siempre sentado en esta vieja silla, tan ciego e inmóvil te estaré esperando… ¿Por que siempre me encuentras recostado en esta sucia pared? ¿Por que siempre estoy por aquí buscando luz? ¿Por que me tomas y siento tu cuerpo tan hermoso sin haberlo visto nunca? ¿Por que siento que estoy buscando el cielo y siempre siento que estoy allí cuando estamos juntos? ¿Por qué tu sangre es tan peligrosa? EL JARDIN Página 91
  • 92. ENAMORADO Y no te vistas que tu alma es divina y yo la quiero ver. Y no te rías que la piel de tu mirada es tan lisa que no la quiero olvidar, por favor. Yo se encontrar las dalias en el pequeño verde de tu piernas que es el valle donde nunca he ido. Yo se beber de ese fruto inmenso que no despierta en el día de la espera, y todo el lugar se ilumina, como mis ojos que ya no saben… EL JARDIN Página 92
  • 93. SOLES Ayer visite la tierra de los que oran para que llueva. Los vi arrodillados en el suelo árido y sin vida. Se escuchaban a los lejos los gemidos espantosos de los que tienen sed. Camine entre sus cuerpos secos de dolor. Labios partidos, desolación. Ya ni las lágrimas rodaban por sus rostros. Y la oración se alzaba al unísono. Cuerpos tirados como tumbas abiertas vi en la tierra de los que oran para que llueva. Ojos vidriosos que ya no ven por la sequía eterna. ¿Dónde esta Dios? me pregunte aguantando el aliento. No se ve en este sitio ni una prueba de su amor. Solo ese aire caliente y sofocante... ¿Y donde esta la piedad? Tierra de hombres cansados, ni un niño en el horizonte pude ver. Los soles de este sitio calientan despiadados. ¿Y si oran tanto, por que no llega la lluvia? EL JARDIN Página 93
  • 94. ARENA NEGRA Recuerdo el tiempo en que todo ocurrió. Recuerdo las vías y las calles abiertas. Ya no existen más. Todo se lo llevo el paso del tiempo. Recuerdo las risas y los subterráneos. Y el sol redondo y la media luna. Alguien cambio las reglas del mundo y ya no queda nada. Ah si, fueron los hombres. Que cercano es el vacio ahora. La arena negra ya de estar, cubrió todas las manos. Y el futuro ya no existe, porque ya no hay esperanza. Y el presente ya no existe, porque nadie lo quiere vivir. Y el pasado ya no existe, porque no hay quien lo recuerde. Y yo ya no existo, porque ya no se quien soy. Réquiem cansado. Dibujo borrado. Marioneta cómica y marchita de un viejo titiritero de si mismo, al que se le acabaron los hilos. Encerrado. Siervo con tierra, por encima de su cuerpo. EL JARDIN Página 94
  • 95. EL NIÑO El niño esta sentado con el arma al lado. Juega con ella entre sus pequeñas manos. Ese niño era yo y esa arma era mi infancia. ¿Por qué ya nadie cree en mí? Tal vez yo debería creer en algo. El niño aun esta con el arma al lado. A quien le pido que la aleje de mis ojos. Ahora estoy solo esta vez. Si ya no crees en mi nada tiene sentido. Todo viene y va como olas en tempestad cerrada. Y los cantos de los fieles me aburren en verdad. Excepción divagatoria de emprender el deseo febril de encontrar por fin, el fin de este viaje… EL JARDIN Página 95
  • 96. EL OTRO JARDIN Mi vida. Dime que te ocurre y deja que mis brazos te cuiden. Ya puedes salir al jardín a jugar. Al jardín de la vida en primavera. Ahora este es tu lugar. Solo déjame ayudarte y busca tu alma adentro tuyo. Yo te buscare en donde estés y desde esta distancia me acurrucare a tu lado. Pero si vas al mar tal vez ya no te vea. Ya se, no estas aquí, pero regresas siempre. Y esta bien…Toca ya mis manos y siénteme donde vayas. Estrella delatora de secretos envainados en cáscaras de maíz, cultivado por el viejo de barba blanca, que retoza en los mares de la antartida. Mapa de paisajes esculpidos en plastilina verdadera, que sorprende por su surrealismo estelar. Solo encuentra en este mundo la piedad y veras que la luna ya no quema tanto la piel. Lleva con gracia tu alma. Alma sin fin, en equilibrio de vida y muerte. Este es el otro jardín. Una parte de mí. EL JARDIN Página 96
  • 97. NI HABLAR Quien se da cuenta de quien tiene al lado. Aquí nadie sabe como amar. Quien pregunta por ese vacio interior. Aquí nadie tiene nada adentro. Todo esta hueco. El día, el mundo, la sombra pegada al cuerpo. Es medianoche y todos están despiertos. Sin sacrificio no hay ritual, y aquí ya se quemaron las naves hace tiempo…es la medianoche y aquí no hay ley. Tampoco hay crimen, y sin culpa, no hay castigo. Aquí todo esta acabado desde hace tiempo. Ni siquiera hay palabras para hablarle a la nada. Y mejor no hablemos de amores…Por favor. EL JARDIN Página 97
  • 98. LA OTRA ABUELA Llore como un niño tonto, pero tu no querías oírme. Mi otra abuela, la que no me conoció. Ella siempre tejía con dos agujas y sus obras hermosas rodeaban su casa, pero nunca quiso que yo la rodeara a ella. Siempre me culpo por su exilio, pero yo solo fui un niño que salió a la calle a jugar. Mi otra abuela. La que nunca quiso saber quien era yo por dentro. Yo cante una canción por ella, pero ella no me escucho. Un cuadro enorme de un pielroja siempre en la esquina de su sala, me señalaba con su mano la salida, por donde un día, finalmente me fui. Su hija murió muy joven y ella veía en mis ojos los suyos, pero los míos nunca los acepto. Por eso ahora esta lloviendo en mi ventana. Lo siento. Nunca me tocaste con sincero afecto y yo se bien que tu no me quisiste. Mis manos son las tuyas porque yo las herede. Espero pueda hacer algo como lo hacías tu. Pero… ¿Sabes? En el fondo sabemos que yo soy mejor que casi todos a los que quisiste, tal vez por eso, yo sea algún día alguien como tu...Estas letras no son por mi pena, son en tu EL JARDIN Página 98
  • 99. honor. No fui a tu funeral, pero a pesar de todo tu desprecio, yo si te quise mucho y te llevo en mí, para que limpies mis lágrimas secas, las que nunca derrame por ti… EL JARDIN Página 99
  • 100. MUNDO QUIETO Una gota de papel cayo en mi taza de agua y me fui corriendo a protegerme del vendaval de palabras que se me venia encima. Millones de reproches de todo el universo se juntaron para hacerme ver que era yo un mal tipo. Pero mi mundo esta quieto. Nada cambia mi mundo. Yo ya soy así. Me hice solo, imaginándome. Nadie puede cambiarme. Yo me invente así. Tú ya no me puedes tener. Tal vez logres todo lo que quieras y el éxito que cobije milagrosamente. Pero nunca serás exitosa. Porque tú ya no me podrás tener. Mi mundo esta muy quieto, yo soy así… EL JARDIN Página 100
  • 101. CAMIONETA Manejaba mi camioneta y me estrelle aparatosamente contra tu muro. Hecha latas retorcidas, quedo mi camioneta y tu ni siquiera asomaste a la puerta para ver que habia pasado. Las llantas se quemaron y el caucho encendido, recubrió de humo negro tu casa, pero tú dijiste: No te amo. Vete a la mierda. Y yo fui. Te juro que fui. Y creí en ti, hasta que presentí, hoy, que creo, que no vas a volver…Pero en este lugar yo estaré, junto a la chatarra de mi camioneta, esperándote. Y si yo no estuviese aquí, es porque te estoy buscando como un ciego sordomudo e invalido, en otro lado. A ti no te cuesta un carajo, ser mi dueña y abandonarme, para jugar con mis sentimientos, ¿Y sabes por que? Yo te diré: ¡Porque eres una perra hija de puta! Llenaste de horror mi pecho y ahora te entretienes viéndome arrastrar, mientras la gente me ve y no comprende y me dicen: eso no esta bien, pero yo como un imbecil vuelvo por otra dosis de desprecio tuyo, porque si, soy adicto a ti. Eres una puta, yo lo se. Te acuestas con todos, porque te entretiene ser así. Eres una ninfomanía EL JARDIN Página 101
  • 102. enferma y eso me parece tan encantador, que respiro a través de tus bragas indecentes, solo por voyerismo magnificado. Eso que tienes tan lindo, es a la vez, lo más horrible de ti. Y yo así, con la camioneta hecha trizas en la entrada de tu casa, que es un lupanar de perros. Cada noche que pasa, me siento mas mal, y me recuesto en el piso frio, porque me da mareo. Me alegra saber que por el contrario, tu estas bien, y eso es suficiente para mi. Soy un maricon por entretenerme destruyéndome por tu culpa, pero me gusta tanto sentir esa erección en mis pantalones cuando me muestras tu senos y tu ropa interior por la ventana…Se lo que eres, y no me importa. Nadie me va a convencer de lo contrario y me trago mis lágrimas con sapiencia, cuando llevas a otros tipos a tu habitación. Contengo la respiración, pero descanso cuando se van. Yo te hice así. Aprendiste del mejor. De mí. Te amo, por favor ni te vayas. Déjame aquí tirado, pero contigo. Te suplico que me dejes amarte y verte. Golpéame como un boxeador. Cogeme como a una perra. Pero nunca me digas adiós… EL JARDIN Página 102
  • 103. FIN EL JARDIN Página 103