Esta obra de óleo sobre tela fue creada en 1968 por el artista Luis Caballero después de ganar un premio en Medellín, lo que lo llevó a regresar a París para mejorar su técnica en anatomía y perspectiva usando modelos masculinos. Caballero criticó la vanguardia en el arte por hacerlo menos intuitivo y directo, prefiriendo que la pintura se vea en lugar de leerse.