2. Catalogar a “Scream 4” no es posible. ¿Por qué? No porque sea excesivamente
atrayente, o no porque sea ilógica, sino porque es una de las muestras
cinematográficas más estimulantes de los últimos años. La técnica de Craven que
empezó con “Scream, vigila quien llama” se perfecciona con esta última película, en
la que prescinde de cualquier rasgo característico, contrario a “Las colinas tienen
ojos” o a “La última casa a la izquierda”, pero lleva la dirección de manera muy
similar a Alexandre Aja, fácil y aprovechable. Si el cine es así, Craven se reivindica
con este film, que cuenta con una originalidad penable, pero que es rodada con una
maestría admirable. El pulso mantiene la pantalla en el corazón del espectador hasta
apuñalarlo con esos aumentos auditivos característicos del director desde final de
siglo. La historia no cobra demasiada importancia, y se ve previsible, y es poco decir
que Cox, Arquette y Neve Campbell quedan reducidos a sub-tramas en este film, pero
elementos (atención a la iluminación) son dignos de directores de primera fila como
Scorsese o Spielberg.
El film se presenta, más que como una continuación, como un remake, pero con la
profundidad de aquella que cautivó por su originalidad en los años 90. Las
interpretaciones se mantienen en el umbral de la corrección, dando especial
importancia interpretativa a Neve, nuestra Sydney Presscot, un personaje que ya
debería estar en la historia del cine de terror. Kevin Williamson vuelve a escribir el
guión, lleno de imperfecciones, y con ninguna profundidad, pero con un talento
bastante notable, pero el hilo
argumental se presenta con
dificultad, y en algunos casos se
cierra incorrectamente. La
música, atrayente, como de
costumbre en las películas de
Wes, o en sus producciones,
como “Las colinas tienen ojos”,
con aquel tema de Web Pierce
abriéndose a paso del fuego
incandescente entre las colinas de
aquel paraje desértico. Esa
escena se traduce en “Scream 4” como el asesinato “interruptus” del sonido y la
imagen; una brutalidad visual acompañada del efecto auditivo producido por el frío
pulso del director.
Craven ha demostrado que el terror sólo debería existir si lo dirige él, aunque algunos
elementos de la película sean poco efectivos, como sería el caso de directores como
Ron Howard con su “Código DaVinci”, o David Fincher con “SEV7N”. El maestro
nos devuelve su espíritu en esta película carente de sentido, pero con un potencial
técnico magistral, donde realza lo estimulante de llevar una técnica a cabo y
perfeccionarla. Wes Craven, gran director, con películas no tan grandes, pero que
domina su arte, y así, la técnica hizo al director.
3. EL MAESTRO DEL TERROR
Wes Craven siempre ha reivindicado el género de terror, con permiso de John
Carpenter, a lo largo del siglo XX. Carpenter, siempre con sus sórdidos argumentos
llenos de humanidad en su trasfondo, deja a Craven sin mostrar ni un ápice de
profundidad en sus films. Kubrick y su peculiar “fiebre” del aislamiento en los
parajes helados y ensangrentados de “El Resplandor”, Romero con sus muertos
vivientes con tendencias “pseudo-políticas”, puede que incluso Carpenter haya tenido
su momento con las monotonías familiares de “Halloween”, de manera muy
superficial, pero, sin embargo, Craven se mantiene en el estatus de Maestro, cuyas
producciones no superan las ya mencionadas. Su particular “Pesadilla” llego a marcar
tendencia en el cine de terror, sin pertenecer al género. La comedia y el terror
formaron su técnica, que ahora se ha plagiado hasta la saciedad como “terror-
adolescente”. Si bien es verdad, Ruben Flecher y su visión de un mundo infestado de
muertos vivientes no se aleja mucho de la visión cinematográfica que tiene Craven.
Aún así, sólo dos películas de Wes Craven logran salvarse del remolino que las
envuelve por su incoherencia: “Scream” y “La última casa a la izquierda”. Notables
por su originalidad, han mostrado ser el comienzo y el nudo de una de las técnicas
cinematográficas más admirables del mundo moderno. Películas como “Las Colinas
tienen ojos” se asemejan más al estilo de la “Piraña” de Dante o de James Cameron.
La duda es: ¿merece Craven ser considerado el maestro del terror? Cabe admirar ese
esfuerzo por consagrar el terror-adolescente como pilar del cine de terror. “Scream”
es su inicio, y “Scream 4” la cumbre de su trabajo, en la que deja claro a Alexandre
Aja que superar su trabajo en “Las Colinas tienen ojos” (2006), era un probabilidad
mínima. El endeble trasfondo de las películas de Craven hace que nos preguntemos lo
evidente, pero tal vez hemos tomado estereotipos a partir de “El Resplandor” o “La
Cosa”, y esto nos hace buscarlo por excelencia. Craven no sólo maneja la dirección,
maneja un estilo cinematográfico, y que Carpenter no resalte más que por
“Halloween” y “La Cosa”, y que Kubrick no entrara más en el género, hacen de
Craven el maestro del terror.