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Septiembre/octubre 2013
Año XIV
N° 150
VESTIDOS PARA MATAR
LLEVANDO LA CONTRA
TANGO PARA LOS MÁS CHICOS
DESPUÉS DEL SUBTERRÁNEO
ACERCA DE LA ARMONÍA
MILONGAS,
TANGO EN EL MUNDO,
Y MUCHO MÁS...
Dirección
Ricardo Schoua
Colaboradores:
Ángel Mario Herreros
Juan Avellaneda
Foto Tapa: Gustavo Guerrero y Maia Glikstein
Tema musical de fondo: Ahí va el dulce
Autor: Juan Canaro.
Intérpretes: Norberto “El Pulpo” Esbrez,
Salamanca y Celenza.
Para comunicarte con nosotros
contacto@intertango.com
www.tycp.com.ar
Tel: 0341 4355629
Rosario- Santa Fe - Argentina
Las notas firmadas no reflejan necesariamente
la opinión del editor
Llevando la contra
Vestidos para matar
Tiempo de Tranvías
Tango para los más chicos
Después del subterráneo
Acerca de la armonía
Videos: 	 Vladimir Estrin y Meng Wang
			 Ekaterina Koptelova y 			
			Cristian Henriquez
Libros: 	 El Club de la Guardia Nueva
	 		 Cuando 1+1=1
			 Algo más sobre tango
Discos: 	 Sinrazón
	 	 Llegaron
Tango en el Mundo
Milongas en Rosario
Sumario
Llevando la contra
El título es más un “gancho” que otra cosa, porque me voy a referir a la nota
de Ángel Mario Herreros en este mismo número. Con Mario tenemos muchas
coincidencias y algunas diferencias, y es natural que así sea.
Empecemos por aclarar que yo no me considero un milonguero ortodoxo:
tengo una visión del tango bailado más abarcativa. Creo que el estilo
milonguero nació de una limitación de espacio en los locales bailables, pero,
en su época de oro, el tango se bailaba en pistas mucho más amplias, con
menos restricciones y más libertad de movimientos. Y esto sigue siendo así
hoy en día, cuando se baila en sitios cuya amplitud lo permite.
No puedo discutir las preferencias de Mario en cuanto a su atuendo, porque
están íntimamente ligadas a su personalidad y a su trayectoria. Además
porque, depende del ámbito, del ambiente, yo también me vestiría en forma
similar a la que él propone. Pero mi perspectiva es distinta, más amplia, con
respecto a cómo se visten los demás. Sobre esto, yo también quiero exponer
mi punto de vista.
En las décadas del 30, 40 y 50 el traje era de uso riguroso: en el trabajo
de escritorio, en la escuela secundaria, en la facultad... Había que tener
por lo menos un traje y muchos tenían uno para todos los días y otro para
los domingos. Era la vestimenta más habitual entre los hombres y todos
iban de traje a bailar. Y con zapatos: las zapatillas eran “cosa de pobres”.
Las personas mayores mantienen esa costumbre. En la foto en blanco y
negro vemos un baile de alrededor de 1950 (casi todos de traje, con algún
“infiltrado” en camisa).
Pero las costumbres fueron cambiando, y mucho. Por muchas razones, entre las
que resalta la practicidad, se fue imponiendo la vestimenta informal, quizá copiando
modas de otros países, pero no olvidemos que el traje no es invento argentino. Hoy
la inmensa mayoría de los más jóvenes viste jeans, calza zapatillas y no usa zapatos
ni traje, en el caso de los varones; las
chicas, para salir, tienen vestidos o
conjuntos y zapatos a la moda, que no
suelen servir para bailar.
Para mí es una inmensa alegría
que surja “el tango en zapatillas”
que significa que estos jóvenes lo
han hecho suyo, a su manera y con
las costumbres modernas. Son un
soplo de aire fresco y un triunfo
para aquéllos que mantuvieron
vivo al tango durante los
“tiempos oscuros”.
Editorial
Siempre sostuve que el tango es un producto social, no una obra de “iluminados”.
Como tal, los que acceden a bailarlo pasan por un proceso en el que nunca se
deja de aprender, con momentos de disfrute, de encantamiento y de creatividad.
En ese proceso, cambiar las zapatillas por zapatos, cambiar la vestimenta, puede
resultar para algunos una necesidad para avanzar.
Lo principal es sentirse bien.
Hace poco fui a una milonga en el hermoso salón de la Plataforma Lavardén,
aquí en Rosario. Pleno invierno, la mayoría de las mujeres vestían pantalones.
No me pareció chocante ni las vi menos elegantes por ello. En esta ciudad no
está impuesto el cabeceo y algunas mujeres me sacaron a bailar. Se que esto
puede horrorizar a algunos milongueros ortodoxos, pero a mí me gustó.
En las fotos en colores vemos milongas en París, junto al Sena y en Buenos
Aires, durante el Festival de Tango. Los marcos son imponentes, la vestimenta
es variada y los bailarines son felices. En definitiva, lo último es lo que más
importa (en mi opinión).
Dice Miguel Angel Barcos: “Sigamos amando el tango bailado posible,
y a todos los que bailan, sigan emocionándose con esta música...
¡Tango también es la simpleza, lo posible!”
¡Muchas gracias por acompañarnos! Hasta el próximo número.
Ricardo Schoua
VESTIDOS
PARA
MATAR
(empilche milonguero)
“De la cabeza a los pies,
vestido de luto entero,
sos el símbolo canero
que va taconeando fuerte,
sos la risa, sos la muerte
vestidas de milonguero”
Apología Tanguera. (1933)
Letra: Enrique Cadícamo.
Música: RositaQuiroga
El tango es elegante...
Así lo recuerdo en esas primeras
imágenes deslumbradoras, que a
veces, nostalgioso, devuelvo a mi
mente, directamente desde mi niñez.
Finalizada la Década de Oro del Tango,
se iba haciendo evidente la paulatina
e incontenible infiltración en nuestra
sociedad de nuevas pautas culturales,
generalmente importadas. Este
cambio de paradigmas trajo consigo
nuevos ritmos. El tango entraba en
una etapa de ostracismo en el favor
popular,especialmente de la juventud,
que se extendió por más de tres décadas.
El tango es elegante...
Por esto mi corazón se impregna de
una mezcla de ternura y exaltación
al ver esas películas de los cuarenta.
Cuando en una fiesta, Alberto Castillo
le sacude a los “niños bien”:
“!Qué saben los pitucos, lamidos
y shushetas,
qué saben lo que es tango, qué saben
de compás!
Aquí está la elegancia: ¡qué pinta,
qué silueta
Qué porte, que arrogancia, qué clase
pa bailar!”
Yo digo que es mentira que el tango
se baile estrictamente por puro placer
individual, aunque de esto hay mucho.
Pero también se baila para la pareja,
y para los espectadores.
El tango es una de las danzas populares
que más recursos brinda a los bailarines
para improvisar coreografías. Y de esto
se trata, aunque nos cueste admitirlo.
Cada tango cuenta una historia, y
una íntima recreación de esa historia,
mediante nuestros cuerpos, es cada
pieza, de cada tanda, de cada milonga
a la que concurrimos.
Y como de coreografía se trata,cuentan
la técnica, el compás, la postura, la
manera de caminar y pisar, la forma de
captar el espíritu de la pieza, el previo
conocimiento de ritmo y melodía,
y entre tantos otros elementos, la
indumentaria: vestimenta y calzado.
Repito, el tango es elegante:elegancia
en el baile, elegancia en la apostura,
elegancia en el vestir. Y no vaya a creer
que esto es cosa mía... viene de lejos:
“Vestido como un dandy, peinao
a la gomina
Y dueño de una mina más linda
que una flor,
Bailás en la milonga con aires
de importancia
Luciendo tu elegancia
y haciendo exhibición”
Bailarín compadrito (1929) Letra
y música: Miguel Bucino.
Me causa mucho placer ver evolucionar
por la pista de baile a una pareja de
buenos bailarines, pero el placer es
mucho mayor si ambos están vestidos
y calzados acorde a la ocasión. Dicen
que el hábito no hace al monje, pero...
Jamás, haga la temperatura que haga,
dejo de concurrir a la milonga con
traje, camisa, corbata con pañuelo
haciendo juego, y en un bolso botinero
los zapatos de baile (también al tono),
taco militar o francés. Una alternativa
es traje, camiseta cuello redondo
y zapatos, todo de riguroso negro.
Puedo llegar a sacarme el saco en la
mesa, pero jamás dejo de colocármelo
nuevamente para ingresar a la pista.
No faltará quién me tilde de maniático,
pero siento que bailo mejor, y más a
gusto si lo hago así.
De lo expuesto surge claramente que
no es de mi agrado ver los hombres
que van a la milonga de zapatillas, o
jean, o desaliñados, o los que bailan
en mocasines, o con camisa guayabera,
o remera... Una variante que tolero
más es la clásica indumentaria
milonguera,consistente en camisa,
pantalón y zapatos negros...
Respecto del largo capítulo de las
mujeres, me encanta verlas con
sus zapatos de baile, sus vestidos
milongueros con un discreto tajo que
deja ver unas torneadas pantorrillas y
buenos tobillos. Por ello no me gusta
que la mujer vaya a la milonga de
pantalones, especialmente si de los
mismos cuelgan los insufribles celulares.
Un párrafo especial para el calzado.
En mi opinión, es indispensable para
la danza el uso de zapatos de baile.
Utilizo este calzado porque cuando
están bien diseñados y construidos,
toman mejor el pie, favorecen el
desplazamiento y el agarre, son más
livianos, fuertes y, desde el punto de
vista estético, aportan, por mucho,
mayor elegancia.
Para el hombre: taco francés o militar,
abotinados, con cordones, suela de
cuero, taco con tapita de goma. Hay
quienes prefieren suela de cromo,
yo creo que se trata de una moda,
con el agravante de que, a la hora
de proceder a la compostura del
calzado, pocos zapateros remendones
se encuentran que trabajen con ese
material. En la gama del marrón
prefiero la gamuza. En la gama del
negro utilizo unos zapatos de cuero
alto brillo con un efecto similar al
charol, pero sin sus desventajas.
No me gustan mucho los zapatos
bicolores, especialmente los blancos
y negros, que más bien parecen
destinados al juego del golf.
Para la mujer: zapatos taco alto y fino,
con pulsera (guillermina) y talonera, a
fin de mantener firme el pie. Cuando
están bien construidos aúnan fortaleza
con delicadeza en el diseño, estilizando
la pierna de su propietaria.
Personalmente, en la milonga no saco
a bailar a las mujeres que no están
calzadas con zapatos de baile, pues
me da la impresión de que “no son del
palo”, de la misma forma que, salvo
excepciones, no invito a mujeres que
usen pantalones, especialmente jeans.
Por supuesto que lo antedicho tan sólo
es regla de oro para mi, y cualquiera
puede ir como quiera a la milonga
(aunque muchas piden a los clientes
que vayan, al menos, de elegante
sport), se trata únicamente de mi
gusto y punto de vista.
Ángel Mario Herreros
Tiempo de Tranvías
Una mañana en que el calor y la humedad
caían ya temprano sobre Buenos Aires,
Evaristo Gómez saboreaba un café en el
bar de su barrio, en el cual había nacido
y crecido hasta hacerse hombre. Estaba
sentado en una mesa junto a la vidriera,
rodeado por la soledad que contagia esa
infusión cuando es acompañada por un
cigarrillo. Tenía ante sí, la visión de hechos
presentes, si bien su pensamiento era
absorbido por la evocación de un lugar y un
tiempo que ya eran recuerdo; precisamente
aquellos en los que la gente habitaba en
casas bajas, enclavadas en un paisaje con
tonos sin olvidos. Ese heterogéneo “grupo humano”, era para entonces, un punto
en la geografía ciudadana, conformado por gente de trabajo, que si bien tenía
dificultades económicas, pensaba con optimismo en el porvenir. Evaristo evocaba
así, esa época que él solía llamar “Tiempo de Tranvías”; justamente por ser
ése el vehículo que más utilizaba el pueblo para trasladarse por la ciudad.
Al poco rato llegó al bar el “ñato” Ricardo, su amigo de la infancia, con quien
Evaristo se reunía a diario para conversar. Ambos conformaban el clásico dúo de
líricos de café, siempre dispuestos a discurrir acerca de como “arreglar el mundo”.
Rápidamente Evaristo lo puso al tanto de “sus meditaciones”, luego de lo cual
el “Ñato” se prendió en el tema. “ Pensar - dijo - que aquella era una sociedad
en la que coexistían contradicciones que encerraban toda una filosofía de vida,
quizás primitiva, pero sincera. En los barrios todo era modesto. Solamente los
edificios de los bancos, el correo y alguna que otra casa particular poseían cierto
perfil importante”; a lo cual Evaristo agregó - “ En general las casas tenían
jardín al frente y un gran fondo. Las había también del tipo llamado “chorizo”,
con más habitaciones que las otras y dos patios divididos por un ambiente
que sobresalía del resto de la edificación, con un pasillo que los comunicaba. Las
veredas, cuando las había, eran – por lo general - de baldosas ocres y cerca del
cordón lucían árboles con cortezas lastimadas por esa primera cortaplumas que
nos hizo sentir hombres”. Siguiendo con sus “cosas”, Evaristo añadió: - “¿ Te
“acordás” de cuando usábamos esos árboles como arcos, en aquellos “cabezas”
con pelota de goma, en un frente a frente de purretes soñando con llegar a ser
cracks ?” y enfervorizado agregó: “ ¡Paraísos con bolitas verdes que morían
amarillentas en el otoño, desparramadas secas en el suelo! ”.
En tanto la conversación avanzaba, ambos iban volcando en cada frase la
nostalgia propia de quienes han vivido otra época. “Pensar - dijo Ricardo – que en
ese hábitat convivían el obrero con el empleado, el peón con el “nuevo rico”, el
“gallego” con el “tano”, el “ruso” con el “alemán” y el “turco” con todos”. Tiempos
de correr veredas, de saltar cordones y zanjas, de escuchar el croar de las ranas
y “un ladrido de perros a la luna”. Épocas en que era poco lo que había,
pero todo se compartía. Tardes de
seguir al hombre del barquillo para
hacer girar la ruleta de la suerte o al
manisero que cargaba, en su hombro,
el horno de zinc que tenía una pequeña
chimenea, por la cual escapaba el
humo de un carbón cansado de calentar
maníes con cáscara”. A este punto lo
interrumpió Evaristo – “Época donde
había una relación casi de familia entre
los vecinos, basada en el respeto y la
reciprocidad. Tiempos en que existía
“el almacén” y Don José era un amigo,
siempre dispuesto a “fiarle” a quien
anduviera en la mala”.
Ambos coincidían en cuanto a que
en ese entonces, la sociedad barrial o
mejor dicho “casi de cuadra”, estaba
constituida por gente que actuaba
mancomunadamente frente a la vida
y que, frente a ciertos problemas,
los mismos vecinos se ayudaban
ente sí para superarlos. Tal era el
común y normal funcionamiento de
esas cofradías y tanto la Sociedad
de Fomento, como el club de barrio,
fueron un claro ejemplo de ello. Todo
era así, hasta que factores externos
modificaron las cosas. Sucedieron
hechos que todavía están muy frescos
en la memoria de la gente y sobre los
que no se puede opinar, pues aún laten
pasiones que podrían distorsionar su
interpretación. Lo cierto es que estos
hechos trastocaron fuertemente a esa
sociedad.
En una mesa cercana a la que ocupaban
Evaristo y Ricardo, un hombre joven
tomaba una cerveza. Aprovechando una
pausa en la charla de los dos amigos,
se acercó a ellos y les dijo : “Disculpen.
Los escuché conversar y me pareció
oír a mi padre , que siempre se refería
a esas mismas cosas. Quizá sea por
eso que yo los entiendo, pero creo que
ustedes no han comprendido aún que
este universo de tierra y agua - llamado
mundo - ha cambiado.
En la actualidad es difícil encontrar
quien se ocupe de resaltar los
aspectos buenos de la vida,
precisamente aquellos que trasuntan
un funcionamiento social normal,
sin drogadictos, sin corruptos, sin
estafadores y sin otras tantas lacras
que afectan la convivencia normal de
las personas. En la actualidad, todo
lo bueno y normal parecería estar
fuera de “onda”. Solamente se le da
valor al “show” de los “cholulos” que
recorren programas de televisión para
exhibirse, a los periodistas y pseudo
comunicadores sociales que hacen
del “rating” un credo, aunque lo que
difunden resulte ser el último morboso
excremento de las miserias humanas.
Se repite continuamente: “quienes no
aparecen en televisión, no existen” y
mal que nos pese, debemos reconocer
que los que así opinan están en lo
cierto”. - “Tiene razón” - dijo Evaristo
- “En esta era de las comunicaciones
son pocos quienes se ocupan de
difundir acciones edificantes o
resaltar valores que necesariamente
deben prevalecer en una sociedad
bien constituida. Corrientemente se
dicen cosas sin sentido y parecería
que solamente las palabras huecas son
las que tienen valor. Como ya lo dijera
Discépolo, “vivimos revolcados en
un merengue”. O no?”. El joven
pensó un instante y luego respondió
: “Es cierto. Hoy parecería que de
nada sirve ser decente y llevar una
vida normal. Sin embargo no debemos
generalizar. Existe aún mucha gente
que no piensa igual. Todavía quedamos
quienes respetamos y pretendemos
preservar los valores éticos y morales
que conforman una filosofía de vida y no
una moda”. Lo dicho por Emanuel – así
se llamaba el joven – hizo florecer en
Evaristo y Ricardo la esperanza de que
aún no todo está perdido.
Se despidieron y cada uno tomó el
rumbo que sus obligaciones exigían.
Esa noche, después de cenar, Evaristo
releyó el suplemento deportivo
del diario de la mañana y escuchó
radio, en tanto reflexionaba acerca
de que alguna cosa se debía hacer
para lograr que la sociedad pudiera
mantenerse dentro de lineamientos
genuinos y nobles. Llegó entonces a la
conclusión que era necesario luchar
contra el “cholulismo” y que no era
lógico continuar siendo un testigo pasivo
de cuanto estaba sucediendo. Meditó
acerca de la necesidad de actuar y no
permanecer indiferente, pues – según
su entender - los círculos perversos
no se soslayan, directamente se
rompen. El sueño lo fue ganando,
pero antes de dormirse repasó la teoría
de la “reciprocidad” a la cual era tan
afecto. Según la misma, si bien es
importante que una persona brinde
ayuda al prójimo, es necesario que
quien la acepta, entregue algo a sus
semejantes en contrapartida. Todos
deben comprender que cuando reciben
ayuda, tienen a su vez, la obligación de
retribuir a la sociedad que lo ha ayudado
y no es preciso que lo que devuelvan sea
algo material. Muchas veces sólo basta
con saber respetar el derecho a que todos
somos merecedores.
Al día siguiente, al llegar al bar, encontró
a Ricardo en amena charla con Emanuel.
Saludó y se sentó junto a ellos. Hablaban
sobre cine y prefirió escuchar sin
pretender intervenir en la conversación,
pues continuaba obsesionado con el
tema de la víspera. Miraba la avenida,
hoy sin tranvías y sin aquellas mujeres
que pasaban con la bolsa de tela de
arpillera en la mano rumbo a la feria.
Reparó en que los carros no la recorrían
como antes. Que no había bosta en las
calles y que el clásico “musolino” ya
no existía. Evaristo Gómez repasaba su
ayer.
Poco después, los tres hombres
retomaron la conversación iniciada el día
anterior y entonces Evaristo dijo :
“ Hoy por hoy, pocos son quienes se
detienen a pensar en la diferencia que
existe entre el trabajo que antaño, a
orillas del río, realizaban las mulatas
lavanderas o bien el que luego hicieron
nuestras madres al pie de un piletón,
con el de la mujer actual, que lava la
ropa en una lavadora programada.
No muchos pueden en esta época
hablar acerca del trabajo que cuesta
cultivar una huerta, atender un gallinero
o cuidar una conejera. Se perdió
la costumbre de no tener miedo a
inclinarse para trabajar, que no es lo
mismo que agacharse para sufrir una
humillación. Sucede que hoy la mayoría
de la gente está en la fácil y practica
el principio hedonista de alcanzar el
máximo rendimiento con el mínimo
esfuerzo”.
“Además – dijo Ricardo - la diatriba está
a la orden del día.
Se calumnia, juzga y condena fuera de
toda norma jurídica y ética. Se considera
sin más que una persona es culpable,
porque así lo decide la estupidez de
un núcleo de individuos que dicen
representar al pueblo, cuando en
realidad lo que pretenden es destruir
a la sociedad. Hoy se ha hecho un
hábito buscar y mostrar la paja en el ojo
ajeno, sin querer sentir la viga en el
propio. Sucede que nos hemos olvidado
del triciclo y el monopatín. Solamente
interesa la moto importada, el auto
último modelo o el fastuoso mundo del
espectáculo”. - “Para entender estas
cosas y comprender el sinnúmero de
diferencias que existen en la actualidad
respecto a ese ayer – dijo Emanuel -
basta con hacer una simple comparación
entre el pequeño cajón Kodak que
ustedes utilizaban cuando jóvenes
para “sacar” fotografías y las soberbias
cámaras con “zoom” incorporado que
usamos hoy o bien parangonar a la
antigua radio o al primitivo televisor
en blanco y negro, con la actual “TV
color” de 29 pulgadas y control remoto,
que ha convertido al hombre en el rey
del “zapping”. También la vida cambió
en otros muchos órdenes. Hoy día
las novedades tecnológicas deben ser
entendidas y utilizadas rápidamente,
pues de lo contrario se corre el riesgo
de que los cambios nos superen, ya
que – por lo general - se convierten en
cosa antigua antes de haber sido posible
asimilarlos. Por lo tanto, debemos
entender que vivimos tiempos muy
distintos a los de antes”. – “Es cierto
lo que vos decís muchacho - respondió
Evaristo - pero ¡ojo!. Hay varias cosas
de ese ayer que aún tienen vigencia.
Todo pasa por no olvidar culturas
fundamentales como la del trabajo, la
honradez, la familia, la educación y
lo que es muy importante, no perder
el respeto por el prójimo. En todo
caso se trata de entender que si bien
la manera de vivir ha cambiado, los
principios éticos y morales deben ser
los mismos”. “Terminemos con la
farsa del modernismo para justificar
lo injustificable” agregó Evaristo y
continuó diciendo: - “El concepto de
moral - hoy como ayer - es único y
está más allá de cualquier dogma
religioso o político. Sólo los mendaces
intentan que la gente descrea de la
verdad indiscutida. Estos “señores”
cuando proceden así, buscan su propio
beneficio; a la vez que pretenden
inculcarle al pueblo sus prédicas vanas,
mediante el ardid de hacerle creer que
son verdaderos cantos al progreso.
Luchar para evitar que triunfen estas
prácticas deleznables, es el mejor
mensaje que hoy debe proponer la
sociedad a todos sus integrantes”. -
“Está en nosotros no bajar los brazos -
dijo Emanuel - y pelear para lograr que
el bien triunfe sobre el mal”.
Terminaba de decir esto, cuando al
mirar por la ventana del bar exclamó:
– “¡Oh Dios, ya nada se puede hacer!
”, al tiempo que se escuchaba un
ruido muy fuerte, parecido al de esos
truenos que retumban en el campo
y que alargan su resonancia hasta el
infinito. Dos colectivos habían chocado
y estaban volcados sobre la avenida.
Oír el ruido y salir corriendo hacia el
lugar del suceso fue un acto reflejo de
los tres. La escena era de terror. Había
cuerpos desparramados, se oían gritos y
lamentos, algo realmente escalofriante.
Colaboraron en auxiliar a los heridos,
en sacar personas atrapadas por hierros
retorcidos y en calmar a quienes eran
presa de la histeria. Tan pronto como
llegó la policía, las ambulancias y los
bomberos, estos se hicieron cargo
de la situación y alejaron del centro
del suceso a quienes habían estado
prestando ayuda hasta ese momento.
Junto con las fuerzas de auxilio, llegaron
los móviles de la televisión. Evaristo,
Ricardo y Emanuel estaban jadeantes.
Se sentaron en el cordón de una de
las esquinas, con sus ropas y manos
manchadas de sangre. Fue entonces
cuando un periodista, micrófono en
mano, se acercó al hombre más joven
y le preguntó – “¿A tu juicio, cual de
los conductores fue el responsable
del accidente?. ¿Quién no respetó la
luz roja?”. Emanuel se levantó, fijó
su mirada en el periodista y repreguntó
: “ ¿Frente a este cuadro de horror y
sangre solamente tiene importancia
para vos averiguar quién no respetó la
luz roja? ¿Sólo te interesa buscar el
culpable? ” y sin esperar la respuesta,
optó por darle la espalda y alejarse;
reprimiendo su íntimo deseo de pegarle
una bofetada.
José Pedro Aresi
Septiembre de 1998
Tango para
los más
chicos
¿Por qué transmitir el tango
desde la infancia?
Cuando cursé mi escuela primaria había
un espacio destinado a la
“música”, entonces una profesora -de
quien nunca supe el nombre-, sentada
al piano, nos hacía formar fila india
–uno tras otro- y así cantábamos el
“Carnavalito Santiagueño”. Esa práctica
se prolongó durante siete años, aún lo
recuerdo, obviamente por repetición,
pero no tiene gran significado para mí.
En otra ocasión, en la misma escuela,
la profesora de “labores” nos enseñó
a bailar el vals, ya que haríamos
trajes de época con papel crepé –esa
experiencia fue fascinante– nos sentimos
participativos y nos entusiasmamos
por integrar el cuerpo y la mente, que
necesitan estar en armonía única.
En el año 2002 realicé mi primera
experiencia con clases de tango
para niños. Fue en el Centro Cultural
Carlos Gardel, en el Abasto. Durante dos
años me enriquecí y disfruté de ellos y
con ellos, era un grupo de chicos de 4 a
9 años, fue maravilloso y esos chicos ya
no se olvidarán de lo aprendido, porque
integraron el cuerpo al aprendizaje; así
como nadie desaprende el andar en
bicicleta o el nadar, por ejemplo.
En 2006 conduje un taller de tango para
chicos de una escuela de
zona desfavorable en el Gran Buenos
Aires, donde concurren chicos
emergentes de familias de muy bajos
recursos. Como pasaban allí todo el
día, tenían talleres extra-programáticos
y la directora, una joven amante del
tango, me convocó para dar las clases.
No quiero extenderme en los detalles
y anécdotas que son muchas; fue
simplemente maravilloso, no sólo por
el aprendizaje del baile sino por la
transformación actitudinal que se iba
manifestando en esos chicos, quienes
de andar con sus cabecitas gachas y
descuidar su imagen, empezaron a
valorarse.
¿Por qué el tango?
El Tango forma parte de nuestro
patrimonio cultural y es el folclore
que nos representa en el exterior,
porque es símbolo de nuestra Identidad
Nacional.
Cuando uno visita el interior del país,
se da cuenta del fuerte arraigo
al patrimonio cultural de cada región,
no hay un niño, por humilde que
sea su condición social, que no sepa
bailar una chacarera en Santiago o
un chamamé en el litoral. ¿Por qué
entonces no inculcar en nuestros
chicos el folclore porteño?
Claro, “La Gran Aldea” sufre y goza
de diversidad, pues, como dijo
Eladia Blázquez, “te pueblan tantos
ecos y tantos sones, que cuesta
imaginarse tu voz primera…” Por
eso, porque el tango es el producto
de nuestra diversidad cultural es
necesario rescatar su poder integrador,
unívoco y polifónico a la vez; y en él
simbolizar nuestra Identidad, la que
ya reconoció el resto del mundo.
IMPORTANTE: Este curso no se propone
preparar bailarines profesionales, sino
despertar el gusto por la música y la
danza ciudadana en los chicos, además de
conectarlos con el placer de expresarse a
través del cuerpo y educarlos en la libertad
de la expresión sensible.
El tango no es “cosa de viejos” ni de oscura reputación, es parte de nuestra
identidad; es la expresión artística que nos representa y el símbolo que nos
identifica como argentinos en todo el mundo.
Violeta Viola
Docente en el área de la comunicación.
aevtango@yahoo.com.ar
http//:violetaviola.blogspot.com.
Poema
Después del subterráneo
La boca del subte,
abruptamente,
dispara oficinistas,
bancarios,
manyapapeles,
ratones de oficina de distintos pelaje,
hacia grises cuevas,
huecos sin sol,
sin verde, sin canción.
Corren
torpemente,
desarmando su empaque,
esquivando autos,
vehículos diversos
y nadie mira al cielo
ni sabe
de aquella nube blanca
que se posó en la torre,
de aquella azul paloma que picoteó una hebra
de hierba solitaria.
Se desarman
en el apuro incierto.
Se les clavan relojes
en la sienes pálidas,
amenazas de jefes, jefecitos,
reconvenciones. mufas
de otros como ellos
que por una tajada más
descargarán sus frustraciones
sobre sus jadeos y sus miedos,
hoy demorados dos o tres minutos.
Algo más tarde,
allí
en sus escritorios,
algunos de ellos,
puntualmente
ajustando el dogal de sus corbatas,
leyendo el diario,
revistas de moda, de chismes, de deportes,
los últimos “best sellers”,
sellando inútiles papeles
etcétera,
hablaran de la falta de cultura de las masas,
de los malos políticos,
de la gente que suele pensar con el estómago,
de los países bien organizados
adonde habría que irse
de una buena vez
y,
oh caramba¡
de las pretensiones cada vez más crecientes
del servicio doméstico,
No obstante en uno de esos sitios, por ejemplo,
podrán registrarse algunos hechos
ciertamente saludables.
Desde el cuarto piso para arriba,
las ventanas que dan al este,
revelan que hay un río impensadamente hermoso
y algunos se dan cuenta.
Las que dan al oeste,
desnudan techos y alturas
de una ciudad desconocida
que alguien podrá descubrir.
La dactilógrafa que ha llegado en estos días,
tiene unos ojos de imprevistas tormentas
con colores de sueño,
y nadie la ignora
A cierta hora de la tarde se posa en una ventana desolada
y distrae a algunos imperturbables técnicos.
Una empleada del piso,
exhibe solamente dos veces a la tarde.
pero todos los días,
unas piernas dignas de la mejor atención.
A la hora del almuerzo
hay quienes van a comer su “sandwichito” a la plaza,
para mirar el cielo por una rato.
Todas las semanas, hay fin de semana.
En algunos escritorios hay vasos con flores.
El ordenanza del tercer piso, se ha enamorado.
Alguien dijo no, alguien dijo basta, alguien dijo creo.
Yo acabo de escribir este poema.
La vida continúa ganando batallas importantes.
Siguen siendo nuestras,
la esperanza,
la posibilidad de ser, de crecer, de cambiar.
Estamos vivos,
pese a todo.
Héctor Negro
Ciudad de los flacos aires, Ediciones 2X4, 1981. pp-55 57
Acerca de la armonía
Tal vez sea una ocurrencia intrascendente –y no era fingida su humildad- pero no
creo en la palabra disarmonía. Dijo. Y paramos la oreja para saber si la filosofía de
café nos tiraba un salvavidas en esa tarde emplomada y sin fútbol: La armonía es
-para mí- subrayó, un concepto absoluto y tiene un absoluto opuesto en su carencia,
no concibo la supuesta distorsión de la armonía…
Justo pasaba haciendo temblar los vidrios del bar uno de esos chabones que le
metieron al coche unos parlantes tan grandes como el baúl. Uno cree que podrían
ganarse la vida haciendo propaganda callejera, pero no. Es sólo para molestar, porque
nadie me saca de la cabeza que se oye más (no mejor) afuera que dentro del auto,
por eso no nos dimos cuenta de que a Román le sonó el celular.
Román entró a una agencia de publicidad y a veces se me ocurre que se hace llamar
en cualquier momento para fanfarronear, no porque labure full time; se paró, fue a
un rincón donde la “música” del auto se amortiguaba un poco y empezó a gritar: que
esos colores son una porquería, que la quiero a Florencia y a Juan y que si no me los
conseguís mañana ni te aparezcas y olvidate del contrato: Nos vas a hacer perder un
toco, gilazo, no duermas… Siguió Román con sus artísticas directivas a voz en cuello
aunque el nabo del chimpúm estentóreo ya se había perdido.
La armonía y –del otro lado- la inarmonía, siguió Homero ¿Qué son, sino,
estas bocinas?
En efecto un colectivo trataba de correr de la esquina a un taxi del que trabajosamente
bajaba doña Elena, con sus ochenta a cuestas y su reciente operación de cadera.
Corrimos con Homero a ayudarla pero el colectivero se había puesto pesado. Menos
mal que con un par de miradas asesinas pudimos bajarle la ansiedad.
Cuando le dimos un beso a doña Elena en la puerta de la casa y volvimos a la mesa.
Román seguía aturdiendo el microfonito del celular con una clase magistral de marketing
para posicionar al candidato al que le estaban armando los spots de campaña.
Encima al gallego se le dio por hacer zapping en la tele, deprimido por la falta de fútbol.
Algo de razón le tuve que dar a Homero porque cada canal competía con promociones
a los gritos, ruidos raros pero fuertes, que tapaban incluso el barullo de los jueguitos
de los pibes de la otra mesa, aunque ellos no se enteraron de la música bochinchera,
la bocina, el celu de Román ni de la tele porque se estaban taladrando la cabeza con
sus auriculares. Con un movimiento de cabeza invité a Homero a seguirla en el parque,
pagamos, saludamos a Román que ni nos miraba y al caminar sobre las piedritas
mojadas disfrutamos, por fin, de un sonido familiar, agradable. Y suave.
-A mí nunca me gustaron los que se hacen notar de prepo- le dije a Homero.
El me guiñó un ojo y comentó, en calma: Un día todos vamos a perder la salud
si no paramos un poco.
-Ché: la armonía no figura en ninguna plataforma electoral ¿No?- pregunté (aunque
hacerme el inocente nunca me sale) mientras nos perdíamos rumbo al atardecer de
aquel diecinueve de julio con mi amigo, el de los acuerdos absolutos, el que no suele
levantar la voz ni en las más bravas, el que me enseñó algo tan obvio como que
cuando falta la armonía todo se pone feo. 
Juan Manuel Avellaneda
Vladimir Estrin y Meng Wang
Bailan su particular coreografía de la milonga “Se Dice De Mi”
en el 2° Shanghai Tango Festival en julio de 2012 en China.
https://www.youtube.com/watch?v=jwUX3CW6c4E
Ekaterina Koptelova y Cristian Henriquez
Milonga La Puñalada Moscú - Rusia
https://www.youtube.com/watch?v=9j9gcXST8rE
Videos
Algo más sobre tango
El libro es el resumen de algunos años, no muchos, de
recopilar letras de tango, poemas y poemas lunfardos.
De los tangos, acompañados también por milongas y valses,
muchos están grabados y otros aun esperando un compositor
para completarlos.
Los temas variados , sobre personajes de Buenos Aires
(el cantor de tangos, el canillita, el organillero, los chicos
de la calle), sobre la vida y los homenajes (en este caso:
Mercedes Sosa, Pugliese, Spinetta, Manzi, Zitarrosa), siempre
están en mis libros. Es que ellos son la base, el recuerdo, la
representación de los países. De su tierra.
Las tapas de mis libros, y éste no escapa a ello, tienen reproducciones de
pinturas, el 90% de artistas argentinos, con el consentimiento del autor.
Quiero compartir mi sentir, mi punto de vista con los lectores, ya que literatura es
comunicación, denuncia, sentimientos, que quedan expuestos y pueden o no coincidir
con los demás, pero eso es justamente democracia en la elección, en el opinar.
Un abrazo tanguero y sepan que tengo dos libros más para editar, nos
contactaremos a través de la palabra.
Haidé Daiban
El Club de la Guardia Nueva Vol. I
Artículos y Documentos 1954 / 1974
Compilación y notas Boris Puga
Segunda edición de la primera recopilación
del histórico club fundado en la ciudad de
Montevideo en 1954.
Comienzo del estudio sistemático y organizado
del género tango, el presente volumen contiene
los primeros trabajos de Horacio Ferrer, Boris
Puga, Juan Carlos Lamadrid, Luis A. Sierra,
Jorge Seijo, Néstor Casco, entre otros. Teoría de
la historia del Tango, El contrabajo, Semblanza
de Pedro Maffia, Piazzolla en la Guardia Nueva,
La época decareana, El tango no es ajeno a la
evolución, Joaquín Mora, Aníbal Troilo y Francisco
Fiorentino, son algunos de los temas abordados.
EDICIONES TANGUEDIA
Libros
Cuando 1 + 1 = 1: Aquella “Imposible” Conexión
Por Gabriela “la Moldava” Condrea
“El tango es una representación de cómo nos vinculamos, uno con otro ser humano.
Tiene que ver con la conexión que elaboramos con los que nos rodean, con nuestro
compañero, con nosotros mismos. Tiene que ver con la manera en la cual nos
enlazamos y nos entretejemos uno con otro.
Somos porque sentimos, porque formamos hilos invisibles y
vínculos atemporales entre nosotros. La vida se trata de
compartir energía – una mirada, un abrazo fugaz, un intercambio
fluyente de momentos irreproducibles – tan sutiles pero
tan fuertes; La Vida es Conectarse.”
(Contratapa del libro Cuando 1 + 1 = 1)
La historia del libro
https://www.youtube.com/watch?v=foBxFMCzpb0
Libros
Llegaron
El Cuarteto Coviello,
contundente grupo
de tango dirigido por
el bandoneonista y
compositor Julio Coviello,
presenta su segundo
disco titulado “Llegaron”.
Esta nueva placa ofrece
temas de sus integrantes
(Alejandro Bordas
-guitarrista-, Alejandro
Guyot -cantante-, y del
mismo Coviello, actual
miembro de la Orquesta
Típica Fernández Fierro),
obras de colegas de
la misma generación
(Agustín Guerrero y
Hernán Cabrera), y piezas
tradicionales del tango
y la milonga campera.
Un pulso enérgico y
profundo es el hilo
conductor que hilvana
con delicado equilibrio
cada interpretación. Con
“Llegaron”, el Cuarteto
Coviello reafirma su
original lectura del
tango sin encasillarse
en vanguardias ni
tradicionalismos.
Junto a Coviello, se lucen
Nicolás Di Lorenzo en
piano, Mariano Bustos
en contrabajo, Alejandro
Bordas en guitarra
eléctrica y, al estilo de
las orquestas de los años
dorados, no uno sino
dos cantores: Mariano
Mazzei y Alejandro Guyot
(también integrante de
34 Puñaladas, y coautor
de “Milonga infernal”),
cada uno con su estilo.
Son, entonces, “un
cuarteto de seis”: “El
dúo de cantores, tan
tradicional en el tango,
amplía la posibilidad de
elegir repertorio. Mariano
con su trayectoria en
teatro le pone dramatismo
a cada interpretación.
Alejandro con su
trayectoria en el tango le
pone arrabal. Entre ellos
se llevan muy bien y se
complementan”, explica
Coviello.
“Los que Llegaron son los
tangos nuestros”, dice . “Y
en este disco mostramos
que están creciendo
y los estamos criando
con cuidado. Somos un
cuarteto que le busca la
vuelta a cada música no
sólo desde la escritura.
Le damos mucho tiempo
al trabajo grupal de
los ensayos y llevamos
nuestros resultados a los
conciertos para ponerlos
a prueba.” Los nuevos
temas cruzan autorías
y aportes que recorren
una nueva generación de
creadores: el que abre
el disco, “Y la quería”,
es de Coviello y Agustín
Guerrero, otro joven
tanguero que dirige
su orquesta típica. Le
sigue “Milonga Oscura”
de Hernán Cabrera,
pianista y director de la
Orquesta Típica Ciudad
Baigón. Está también el
anónimo mapuche que
canta Guyot, “Huinca
onal” (“Blanco ladrón”),
o “Barrial”, de Bordas,
grabado por el quinteto La
Siniestra.
–Los nuevos tangos
parecen surgidos de
un proceso de creación
colectiva. ¿Esa es una
marca general del tango
actual?
–Después de tantos
años se está formando
un repertorio que pinta
lo que es la escena en
Buenos Aires hoy. Hay
muchos tangos para
escuchar y algunos para
elegir. Hay para todos
los gustos, aunque con
algunos grupos tenemos
afinidades estéticas. Por
ejemplo “Milonga oscura”,
de Hernán Cabrera, está
escrita en nuestro mismo
idioma. Pero siempre hubo
autores y compositores
con la inquietud de seguir
escribiendo tangos.
Pionero e infatigable es el
Tata Cedrón, que este año
cumplió cincuenta años
con su cuarteto. Y Eladia
Blázquez, Héctor Negro,
Alejandro Szwarcman,
Horacio Ferrer, Tape
Rubin. Es larga la lista
de Quijotes que pelearon
contra molinos de viento
desde los ’70 hasta
terminados los ’90. La
gran diferencia es que
hoy realmente somos una
pequeña multitud.
(Karina Micheletto
en Página/12).
Discos
EL FILÓN presenta su segundo CD: SINRAZÓN
Editado por EPSA MUSIC, este nuevo disco de Zulma Ontivero y Carlos Filipo,
EL FILÓN, ofrece la calidez y el clima intimista que crea el tango con guitarras a
través de un repertorio compuesto por temas de su autoría, tanto la música como
la letra, e invitándonos a un recorrido por las principales formas de este género,
tangos, valses, milongas, y otras emparentadas como el fox-trot y canción, todas
ellas con formato clásico y gran respeto por lo tradicional, aunque con elementos
nuevos heredados de las incursiones de sus integrantes por otros géneros
musicales, y que le brindan un sello muy personal a sus composiciones.
Cordobeses de nacimiento, ambos profesores de guitarra clásica, ponen al
servicio de sus canciones una depurada y estudiada técnica guitarrística,
plasmada en las excelentes versiones instrumentales que forman parte de su
repertorio, además, Zulma Ontivero, nos deleita con la calidez y claridad de su
voz y aporta una mirada aguda de la realidad cotidiana y de situaciones que
son atravesadas por el costumbrismo, evidenciadas en la lírica de sus temas,
por su parte, Carlos Filipo, guitarrista versátil y que ha sabido aunar en sus
arreglos yeites de los más disímiles estilos, se encuentra además actualmente
en el proyecto solista del cantor-compositor Alfredo Piro, desempeñando las
funciones de músico y arreglador.
Discos
Octubre/ Noviembre
Del 11 al 13 de octubre de 2013 , 4ª MMA - Milonga De Milongas De
Andalucía, en Marbella, Corazón de La Costa del Sol, provincia de
Málaga (Andalucía - España). Organiza EL TORTAZO - La Milonga de
Marbella. Próximamente
Del 17 al 20 de octubre de 2013, 5º Festival International De Tango
Argentin, en Montecarlo (Mónaco). Maestros: Nora Witanoswki y
Juan-Carlos Martinez, Gisela Passi y Rodrigo Rufino, Maria Kalogera y
Michalis Souvleris. Folklore: Alejandro Fabian Hernandez. Orquesta:
Tango Spleen. DJ´s: Annie Saint Ramond, Daniel Juda y Pierre Santi,
Eva Marie.
Del 26 de octubre al 3 de noviembre 2013, ArteTango - Festival
Internacional de Tango Argentino, en Albi (Francia). Maestros:
Fausto Carpino y Stéphanie Fesneau, Utku Kuley y Nadide Ece
Somer, Christophe Lambert y Judith Elbaz. Orquestas: Victor Villena,
Trio Batacazo, Cuarteto Silbando, Quinteto Cinco Esquinas.
DJ´s: Claudia, Fausto, Ivo, Utku.
Del 3 / 7 al 28 de noviembre 2013, El Viaje De Tango Soñado A
Buenos Aires, desde Málaga o Santa Cruz de Tenerife (España).
Crucero con milongas en el Barco, y cinco días de Tango en
Buenos Aires.
Fuente: www.rincondeltango.com
Tango en El Mundo
Milongas en Rosario
Lunes:
Rosarigasitango, Bar Olimpo, corrientes y Mendoza.
Organizan: Helena Pascuali y Hernán Arellano Zenteno
153340569 - 153317009
Martes:
El Encuentro, 21:30 hs. Bar El Cairo,
Sarmiento y Santa Fe, 153393852
Miércoles:
Contramambo, Bar Olimpo Corrientes y Mendoza
Organizan Santiago Achilli, 0341 155863930
Temprana, 20:30 hs, 1° Mayo 1159
Organiza Pablo Taglioli. 155066400
Milonga Sur, Resto Bar San Antonio. San Martin 3372 (casi Ayolas)
Organizan: Silvina Bernard y Jorge Ayllú
Lo de Juanita, Bar La Favrika, Tucuman 1816
Organizan Juan y Anita
Jueves:
La Chamuyera, Corrientes 1380.
Organizan Marcos
lachamuyera@gmail.com
Milongas de
Viernes
El Hornero,
Juan Manuel de Rosas 1147
Organiza, El Duende,
0341 156235150
El Levante, Richieri 120.
Organiza Centro Cultural
El levante
0341 153 849464 4724390
Sábado:
Chamuyera, Corrientes 1380
Domingo:
La Dominguera, Pelegrini 942,
20 hs
Organiza Roberto Carlos Brandán
0341- 155909767
Milonga Roja,
Lennon, Paraguay y Urquiza.
Organiza Patricia Mateos
0341 155832255
Todos los días 20 hs.
Barrio de Tango
Corrientes 152
Organiza Marisa Maragliano
0341 4474225
Prácticas
Jueves: El Faro, 21:30 hs. San Juan 3667
Organizan: Pata Rigatuso y Mariana Lema
Viernes: La Previa, La Casa del Tango. 20 hs.
Sábados: El Revire, Entre Ríos 1051
Domingos: Práctica
La Casa del Tango Av Illia y España
155819684.
De Lunes a Viernes: Bar Imperium,
Entre Ríos 565
Rosario
“Esquina Manoblanca”
Autor: Oscar Sar.
El Museo Manoblanca, situado en la legendaria esquina de
Centenera y Tabaré en el barrio de Pompeya, que inmortalizara
en su tango el poeta Homero Manzi, fue fundado en el año 1983
por su director D. Gregorio Plotnicki. Se trata de una institución
de carácter privado, declarada de Interés Cultural por la
Honorable Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y de Interés
Turístico por la Secretaría de Cultura de la Nación.
Es un rincón de la memoria del barrio de Pompeya
y del poeta Homero Manzi.
www.museomanoblanca.org.ar

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Tango y Cultura Popular Nº 150

  • 1. Septiembre/octubre 2013 Año XIV N° 150 VESTIDOS PARA MATAR LLEVANDO LA CONTRA TANGO PARA LOS MÁS CHICOS DESPUÉS DEL SUBTERRÁNEO ACERCA DE LA ARMONÍA MILONGAS, TANGO EN EL MUNDO, Y MUCHO MÁS...
  • 2. Dirección Ricardo Schoua Colaboradores: Ángel Mario Herreros Juan Avellaneda Foto Tapa: Gustavo Guerrero y Maia Glikstein Tema musical de fondo: Ahí va el dulce Autor: Juan Canaro. Intérpretes: Norberto “El Pulpo” Esbrez, Salamanca y Celenza. Para comunicarte con nosotros contacto@intertango.com www.tycp.com.ar Tel: 0341 4355629 Rosario- Santa Fe - Argentina Las notas firmadas no reflejan necesariamente la opinión del editor
  • 3. Llevando la contra Vestidos para matar Tiempo de Tranvías Tango para los más chicos Después del subterráneo Acerca de la armonía Videos: Vladimir Estrin y Meng Wang Ekaterina Koptelova y Cristian Henriquez Libros: El Club de la Guardia Nueva Cuando 1+1=1 Algo más sobre tango Discos: Sinrazón Llegaron Tango en el Mundo Milongas en Rosario Sumario
  • 4. Llevando la contra El título es más un “gancho” que otra cosa, porque me voy a referir a la nota de Ángel Mario Herreros en este mismo número. Con Mario tenemos muchas coincidencias y algunas diferencias, y es natural que así sea. Empecemos por aclarar que yo no me considero un milonguero ortodoxo: tengo una visión del tango bailado más abarcativa. Creo que el estilo milonguero nació de una limitación de espacio en los locales bailables, pero, en su época de oro, el tango se bailaba en pistas mucho más amplias, con menos restricciones y más libertad de movimientos. Y esto sigue siendo así hoy en día, cuando se baila en sitios cuya amplitud lo permite. No puedo discutir las preferencias de Mario en cuanto a su atuendo, porque están íntimamente ligadas a su personalidad y a su trayectoria. Además porque, depende del ámbito, del ambiente, yo también me vestiría en forma similar a la que él propone. Pero mi perspectiva es distinta, más amplia, con respecto a cómo se visten los demás. Sobre esto, yo también quiero exponer mi punto de vista. En las décadas del 30, 40 y 50 el traje era de uso riguroso: en el trabajo de escritorio, en la escuela secundaria, en la facultad... Había que tener por lo menos un traje y muchos tenían uno para todos los días y otro para los domingos. Era la vestimenta más habitual entre los hombres y todos iban de traje a bailar. Y con zapatos: las zapatillas eran “cosa de pobres”. Las personas mayores mantienen esa costumbre. En la foto en blanco y negro vemos un baile de alrededor de 1950 (casi todos de traje, con algún “infiltrado” en camisa). Pero las costumbres fueron cambiando, y mucho. Por muchas razones, entre las que resalta la practicidad, se fue imponiendo la vestimenta informal, quizá copiando modas de otros países, pero no olvidemos que el traje no es invento argentino. Hoy la inmensa mayoría de los más jóvenes viste jeans, calza zapatillas y no usa zapatos ni traje, en el caso de los varones; las chicas, para salir, tienen vestidos o conjuntos y zapatos a la moda, que no suelen servir para bailar. Para mí es una inmensa alegría que surja “el tango en zapatillas” que significa que estos jóvenes lo han hecho suyo, a su manera y con las costumbres modernas. Son un soplo de aire fresco y un triunfo para aquéllos que mantuvieron vivo al tango durante los “tiempos oscuros”. Editorial
  • 5. Siempre sostuve que el tango es un producto social, no una obra de “iluminados”. Como tal, los que acceden a bailarlo pasan por un proceso en el que nunca se deja de aprender, con momentos de disfrute, de encantamiento y de creatividad. En ese proceso, cambiar las zapatillas por zapatos, cambiar la vestimenta, puede resultar para algunos una necesidad para avanzar. Lo principal es sentirse bien. Hace poco fui a una milonga en el hermoso salón de la Plataforma Lavardén, aquí en Rosario. Pleno invierno, la mayoría de las mujeres vestían pantalones. No me pareció chocante ni las vi menos elegantes por ello. En esta ciudad no está impuesto el cabeceo y algunas mujeres me sacaron a bailar. Se que esto puede horrorizar a algunos milongueros ortodoxos, pero a mí me gustó. En las fotos en colores vemos milongas en París, junto al Sena y en Buenos Aires, durante el Festival de Tango. Los marcos son imponentes, la vestimenta es variada y los bailarines son felices. En definitiva, lo último es lo que más importa (en mi opinión). Dice Miguel Angel Barcos: “Sigamos amando el tango bailado posible, y a todos los que bailan, sigan emocionándose con esta música... ¡Tango también es la simpleza, lo posible!” ¡Muchas gracias por acompañarnos! Hasta el próximo número. Ricardo Schoua
  • 6. VESTIDOS PARA MATAR (empilche milonguero) “De la cabeza a los pies, vestido de luto entero, sos el símbolo canero que va taconeando fuerte, sos la risa, sos la muerte vestidas de milonguero” Apología Tanguera. (1933) Letra: Enrique Cadícamo. Música: RositaQuiroga El tango es elegante... Así lo recuerdo en esas primeras imágenes deslumbradoras, que a veces, nostalgioso, devuelvo a mi mente, directamente desde mi niñez. Finalizada la Década de Oro del Tango, se iba haciendo evidente la paulatina e incontenible infiltración en nuestra sociedad de nuevas pautas culturales, generalmente importadas. Este cambio de paradigmas trajo consigo nuevos ritmos. El tango entraba en una etapa de ostracismo en el favor popular,especialmente de la juventud, que se extendió por más de tres décadas. El tango es elegante... Por esto mi corazón se impregna de una mezcla de ternura y exaltación al ver esas películas de los cuarenta. Cuando en una fiesta, Alberto Castillo le sacude a los “niños bien”: “!Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas, qué saben lo que es tango, qué saben de compás! Aquí está la elegancia: ¡qué pinta, qué silueta Qué porte, que arrogancia, qué clase pa bailar!” Yo digo que es mentira que el tango se baile estrictamente por puro placer individual, aunque de esto hay mucho. Pero también se baila para la pareja, y para los espectadores. El tango es una de las danzas populares que más recursos brinda a los bailarines para improvisar coreografías. Y de esto se trata, aunque nos cueste admitirlo. Cada tango cuenta una historia, y una íntima recreación de esa historia, mediante nuestros cuerpos, es cada pieza, de cada tanda, de cada milonga a la que concurrimos. Y como de coreografía se trata,cuentan la técnica, el compás, la postura, la manera de caminar y pisar, la forma de captar el espíritu de la pieza, el previo conocimiento de ritmo y melodía, y entre tantos otros elementos, la indumentaria: vestimenta y calzado. Repito, el tango es elegante:elegancia en el baile, elegancia en la apostura, elegancia en el vestir. Y no vaya a creer que esto es cosa mía... viene de lejos: “Vestido como un dandy, peinao a la gomina Y dueño de una mina más linda que una flor, Bailás en la milonga con aires de importancia Luciendo tu elegancia y haciendo exhibición” Bailarín compadrito (1929) Letra y música: Miguel Bucino.
  • 7. Me causa mucho placer ver evolucionar por la pista de baile a una pareja de buenos bailarines, pero el placer es mucho mayor si ambos están vestidos y calzados acorde a la ocasión. Dicen que el hábito no hace al monje, pero... Jamás, haga la temperatura que haga, dejo de concurrir a la milonga con traje, camisa, corbata con pañuelo haciendo juego, y en un bolso botinero los zapatos de baile (también al tono), taco militar o francés. Una alternativa es traje, camiseta cuello redondo y zapatos, todo de riguroso negro. Puedo llegar a sacarme el saco en la mesa, pero jamás dejo de colocármelo nuevamente para ingresar a la pista. No faltará quién me tilde de maniático, pero siento que bailo mejor, y más a gusto si lo hago así. De lo expuesto surge claramente que no es de mi agrado ver los hombres que van a la milonga de zapatillas, o jean, o desaliñados, o los que bailan en mocasines, o con camisa guayabera, o remera... Una variante que tolero más es la clásica indumentaria milonguera,consistente en camisa, pantalón y zapatos negros... Respecto del largo capítulo de las mujeres, me encanta verlas con sus zapatos de baile, sus vestidos milongueros con un discreto tajo que deja ver unas torneadas pantorrillas y buenos tobillos. Por ello no me gusta que la mujer vaya a la milonga de pantalones, especialmente si de los mismos cuelgan los insufribles celulares. Un párrafo especial para el calzado. En mi opinión, es indispensable para la danza el uso de zapatos de baile. Utilizo este calzado porque cuando están bien diseñados y construidos, toman mejor el pie, favorecen el desplazamiento y el agarre, son más livianos, fuertes y, desde el punto de vista estético, aportan, por mucho, mayor elegancia. Para el hombre: taco francés o militar, abotinados, con cordones, suela de cuero, taco con tapita de goma. Hay quienes prefieren suela de cromo, yo creo que se trata de una moda, con el agravante de que, a la hora de proceder a la compostura del calzado, pocos zapateros remendones se encuentran que trabajen con ese material. En la gama del marrón prefiero la gamuza. En la gama del negro utilizo unos zapatos de cuero alto brillo con un efecto similar al charol, pero sin sus desventajas. No me gustan mucho los zapatos bicolores, especialmente los blancos y negros, que más bien parecen destinados al juego del golf. Para la mujer: zapatos taco alto y fino, con pulsera (guillermina) y talonera, a fin de mantener firme el pie. Cuando están bien construidos aúnan fortaleza con delicadeza en el diseño, estilizando la pierna de su propietaria. Personalmente, en la milonga no saco a bailar a las mujeres que no están calzadas con zapatos de baile, pues me da la impresión de que “no son del palo”, de la misma forma que, salvo excepciones, no invito a mujeres que usen pantalones, especialmente jeans. Por supuesto que lo antedicho tan sólo es regla de oro para mi, y cualquiera puede ir como quiera a la milonga (aunque muchas piden a los clientes que vayan, al menos, de elegante sport), se trata únicamente de mi gusto y punto de vista. Ángel Mario Herreros
  • 8. Tiempo de Tranvías Una mañana en que el calor y la humedad caían ya temprano sobre Buenos Aires, Evaristo Gómez saboreaba un café en el bar de su barrio, en el cual había nacido y crecido hasta hacerse hombre. Estaba sentado en una mesa junto a la vidriera, rodeado por la soledad que contagia esa infusión cuando es acompañada por un cigarrillo. Tenía ante sí, la visión de hechos presentes, si bien su pensamiento era absorbido por la evocación de un lugar y un tiempo que ya eran recuerdo; precisamente aquellos en los que la gente habitaba en casas bajas, enclavadas en un paisaje con tonos sin olvidos. Ese heterogéneo “grupo humano”, era para entonces, un punto en la geografía ciudadana, conformado por gente de trabajo, que si bien tenía dificultades económicas, pensaba con optimismo en el porvenir. Evaristo evocaba así, esa época que él solía llamar “Tiempo de Tranvías”; justamente por ser ése el vehículo que más utilizaba el pueblo para trasladarse por la ciudad. Al poco rato llegó al bar el “ñato” Ricardo, su amigo de la infancia, con quien Evaristo se reunía a diario para conversar. Ambos conformaban el clásico dúo de líricos de café, siempre dispuestos a discurrir acerca de como “arreglar el mundo”. Rápidamente Evaristo lo puso al tanto de “sus meditaciones”, luego de lo cual el “Ñato” se prendió en el tema. “ Pensar - dijo - que aquella era una sociedad en la que coexistían contradicciones que encerraban toda una filosofía de vida, quizás primitiva, pero sincera. En los barrios todo era modesto. Solamente los edificios de los bancos, el correo y alguna que otra casa particular poseían cierto perfil importante”; a lo cual Evaristo agregó - “ En general las casas tenían jardín al frente y un gran fondo. Las había también del tipo llamado “chorizo”, con más habitaciones que las otras y dos patios divididos por un ambiente que sobresalía del resto de la edificación, con un pasillo que los comunicaba. Las veredas, cuando las había, eran – por lo general - de baldosas ocres y cerca del cordón lucían árboles con cortezas lastimadas por esa primera cortaplumas que nos hizo sentir hombres”. Siguiendo con sus “cosas”, Evaristo añadió: - “¿ Te “acordás” de cuando usábamos esos árboles como arcos, en aquellos “cabezas” con pelota de goma, en un frente a frente de purretes soñando con llegar a ser cracks ?” y enfervorizado agregó: “ ¡Paraísos con bolitas verdes que morían amarillentas en el otoño, desparramadas secas en el suelo! ”. En tanto la conversación avanzaba, ambos iban volcando en cada frase la nostalgia propia de quienes han vivido otra época. “Pensar - dijo Ricardo – que en ese hábitat convivían el obrero con el empleado, el peón con el “nuevo rico”, el “gallego” con el “tano”, el “ruso” con el “alemán” y el “turco” con todos”. Tiempos de correr veredas, de saltar cordones y zanjas, de escuchar el croar de las ranas y “un ladrido de perros a la luna”. Épocas en que era poco lo que había,
  • 9. pero todo se compartía. Tardes de seguir al hombre del barquillo para hacer girar la ruleta de la suerte o al manisero que cargaba, en su hombro, el horno de zinc que tenía una pequeña chimenea, por la cual escapaba el humo de un carbón cansado de calentar maníes con cáscara”. A este punto lo interrumpió Evaristo – “Época donde había una relación casi de familia entre los vecinos, basada en el respeto y la reciprocidad. Tiempos en que existía “el almacén” y Don José era un amigo, siempre dispuesto a “fiarle” a quien anduviera en la mala”. Ambos coincidían en cuanto a que en ese entonces, la sociedad barrial o mejor dicho “casi de cuadra”, estaba constituida por gente que actuaba mancomunadamente frente a la vida y que, frente a ciertos problemas, los mismos vecinos se ayudaban ente sí para superarlos. Tal era el común y normal funcionamiento de esas cofradías y tanto la Sociedad de Fomento, como el club de barrio, fueron un claro ejemplo de ello. Todo era así, hasta que factores externos modificaron las cosas. Sucedieron hechos que todavía están muy frescos en la memoria de la gente y sobre los que no se puede opinar, pues aún laten pasiones que podrían distorsionar su interpretación. Lo cierto es que estos hechos trastocaron fuertemente a esa sociedad. En una mesa cercana a la que ocupaban Evaristo y Ricardo, un hombre joven tomaba una cerveza. Aprovechando una pausa en la charla de los dos amigos, se acercó a ellos y les dijo : “Disculpen. Los escuché conversar y me pareció oír a mi padre , que siempre se refería a esas mismas cosas. Quizá sea por eso que yo los entiendo, pero creo que ustedes no han comprendido aún que este universo de tierra y agua - llamado mundo - ha cambiado. En la actualidad es difícil encontrar quien se ocupe de resaltar los aspectos buenos de la vida, precisamente aquellos que trasuntan un funcionamiento social normal, sin drogadictos, sin corruptos, sin estafadores y sin otras tantas lacras que afectan la convivencia normal de las personas. En la actualidad, todo lo bueno y normal parecería estar fuera de “onda”. Solamente se le da valor al “show” de los “cholulos” que recorren programas de televisión para exhibirse, a los periodistas y pseudo comunicadores sociales que hacen del “rating” un credo, aunque lo que difunden resulte ser el último morboso excremento de las miserias humanas. Se repite continuamente: “quienes no aparecen en televisión, no existen” y mal que nos pese, debemos reconocer que los que así opinan están en lo cierto”. - “Tiene razón” - dijo Evaristo - “En esta era de las comunicaciones son pocos quienes se ocupan de difundir acciones edificantes o resaltar valores que necesariamente deben prevalecer en una sociedad bien constituida. Corrientemente se dicen cosas sin sentido y parecería que solamente las palabras huecas son las que tienen valor. Como ya lo dijera Discépolo, “vivimos revolcados en un merengue”. O no?”. El joven pensó un instante y luego respondió : “Es cierto. Hoy parecería que de nada sirve ser decente y llevar una vida normal. Sin embargo no debemos generalizar. Existe aún mucha gente que no piensa igual. Todavía quedamos quienes respetamos y pretendemos preservar los valores éticos y morales que conforman una filosofía de vida y no una moda”. Lo dicho por Emanuel – así se llamaba el joven – hizo florecer en Evaristo y Ricardo la esperanza de que aún no todo está perdido. Se despidieron y cada uno tomó el rumbo que sus obligaciones exigían. Esa noche, después de cenar, Evaristo
  • 10. releyó el suplemento deportivo del diario de la mañana y escuchó radio, en tanto reflexionaba acerca de que alguna cosa se debía hacer para lograr que la sociedad pudiera mantenerse dentro de lineamientos genuinos y nobles. Llegó entonces a la conclusión que era necesario luchar contra el “cholulismo” y que no era lógico continuar siendo un testigo pasivo de cuanto estaba sucediendo. Meditó acerca de la necesidad de actuar y no permanecer indiferente, pues – según su entender - los círculos perversos no se soslayan, directamente se rompen. El sueño lo fue ganando, pero antes de dormirse repasó la teoría de la “reciprocidad” a la cual era tan afecto. Según la misma, si bien es importante que una persona brinde ayuda al prójimo, es necesario que quien la acepta, entregue algo a sus semejantes en contrapartida. Todos deben comprender que cuando reciben ayuda, tienen a su vez, la obligación de retribuir a la sociedad que lo ha ayudado y no es preciso que lo que devuelvan sea algo material. Muchas veces sólo basta con saber respetar el derecho a que todos somos merecedores. Al día siguiente, al llegar al bar, encontró a Ricardo en amena charla con Emanuel. Saludó y se sentó junto a ellos. Hablaban sobre cine y prefirió escuchar sin pretender intervenir en la conversación, pues continuaba obsesionado con el tema de la víspera. Miraba la avenida, hoy sin tranvías y sin aquellas mujeres que pasaban con la bolsa de tela de arpillera en la mano rumbo a la feria. Reparó en que los carros no la recorrían como antes. Que no había bosta en las calles y que el clásico “musolino” ya no existía. Evaristo Gómez repasaba su ayer. Poco después, los tres hombres retomaron la conversación iniciada el día anterior y entonces Evaristo dijo : “ Hoy por hoy, pocos son quienes se detienen a pensar en la diferencia que existe entre el trabajo que antaño, a orillas del río, realizaban las mulatas lavanderas o bien el que luego hicieron nuestras madres al pie de un piletón, con el de la mujer actual, que lava la ropa en una lavadora programada. No muchos pueden en esta época hablar acerca del trabajo que cuesta cultivar una huerta, atender un gallinero o cuidar una conejera. Se perdió la costumbre de no tener miedo a inclinarse para trabajar, que no es lo mismo que agacharse para sufrir una humillación. Sucede que hoy la mayoría de la gente está en la fácil y practica el principio hedonista de alcanzar el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo”. “Además – dijo Ricardo - la diatriba está a la orden del día. Se calumnia, juzga y condena fuera de toda norma jurídica y ética. Se considera sin más que una persona es culpable, porque así lo decide la estupidez de un núcleo de individuos que dicen representar al pueblo, cuando en realidad lo que pretenden es destruir a la sociedad. Hoy se ha hecho un hábito buscar y mostrar la paja en el ojo ajeno, sin querer sentir la viga en el propio. Sucede que nos hemos olvidado del triciclo y el monopatín. Solamente interesa la moto importada, el auto último modelo o el fastuoso mundo del espectáculo”. - “Para entender estas cosas y comprender el sinnúmero de diferencias que existen en la actualidad respecto a ese ayer – dijo Emanuel - basta con hacer una simple comparación entre el pequeño cajón Kodak que ustedes utilizaban cuando jóvenes para “sacar” fotografías y las soberbias cámaras con “zoom” incorporado que usamos hoy o bien parangonar a la antigua radio o al primitivo televisor en blanco y negro, con la actual “TV
  • 11. color” de 29 pulgadas y control remoto, que ha convertido al hombre en el rey del “zapping”. También la vida cambió en otros muchos órdenes. Hoy día las novedades tecnológicas deben ser entendidas y utilizadas rápidamente, pues de lo contrario se corre el riesgo de que los cambios nos superen, ya que – por lo general - se convierten en cosa antigua antes de haber sido posible asimilarlos. Por lo tanto, debemos entender que vivimos tiempos muy distintos a los de antes”. – “Es cierto lo que vos decís muchacho - respondió Evaristo - pero ¡ojo!. Hay varias cosas de ese ayer que aún tienen vigencia. Todo pasa por no olvidar culturas fundamentales como la del trabajo, la honradez, la familia, la educación y lo que es muy importante, no perder el respeto por el prójimo. En todo caso se trata de entender que si bien la manera de vivir ha cambiado, los principios éticos y morales deben ser los mismos”. “Terminemos con la farsa del modernismo para justificar lo injustificable” agregó Evaristo y continuó diciendo: - “El concepto de moral - hoy como ayer - es único y está más allá de cualquier dogma religioso o político. Sólo los mendaces intentan que la gente descrea de la verdad indiscutida. Estos “señores” cuando proceden así, buscan su propio beneficio; a la vez que pretenden inculcarle al pueblo sus prédicas vanas, mediante el ardid de hacerle creer que son verdaderos cantos al progreso. Luchar para evitar que triunfen estas prácticas deleznables, es el mejor mensaje que hoy debe proponer la sociedad a todos sus integrantes”. - “Está en nosotros no bajar los brazos - dijo Emanuel - y pelear para lograr que el bien triunfe sobre el mal”. Terminaba de decir esto, cuando al mirar por la ventana del bar exclamó: – “¡Oh Dios, ya nada se puede hacer! ”, al tiempo que se escuchaba un ruido muy fuerte, parecido al de esos truenos que retumban en el campo y que alargan su resonancia hasta el infinito. Dos colectivos habían chocado y estaban volcados sobre la avenida. Oír el ruido y salir corriendo hacia el lugar del suceso fue un acto reflejo de los tres. La escena era de terror. Había cuerpos desparramados, se oían gritos y lamentos, algo realmente escalofriante. Colaboraron en auxiliar a los heridos, en sacar personas atrapadas por hierros retorcidos y en calmar a quienes eran presa de la histeria. Tan pronto como llegó la policía, las ambulancias y los bomberos, estos se hicieron cargo de la situación y alejaron del centro del suceso a quienes habían estado prestando ayuda hasta ese momento. Junto con las fuerzas de auxilio, llegaron los móviles de la televisión. Evaristo, Ricardo y Emanuel estaban jadeantes. Se sentaron en el cordón de una de las esquinas, con sus ropas y manos manchadas de sangre. Fue entonces cuando un periodista, micrófono en mano, se acercó al hombre más joven y le preguntó – “¿A tu juicio, cual de los conductores fue el responsable del accidente?. ¿Quién no respetó la luz roja?”. Emanuel se levantó, fijó su mirada en el periodista y repreguntó : “ ¿Frente a este cuadro de horror y sangre solamente tiene importancia para vos averiguar quién no respetó la luz roja? ¿Sólo te interesa buscar el culpable? ” y sin esperar la respuesta, optó por darle la espalda y alejarse; reprimiendo su íntimo deseo de pegarle una bofetada. José Pedro Aresi Septiembre de 1998
  • 12. Tango para los más chicos ¿Por qué transmitir el tango desde la infancia? Cuando cursé mi escuela primaria había un espacio destinado a la “música”, entonces una profesora -de quien nunca supe el nombre-, sentada al piano, nos hacía formar fila india –uno tras otro- y así cantábamos el “Carnavalito Santiagueño”. Esa práctica se prolongó durante siete años, aún lo recuerdo, obviamente por repetición, pero no tiene gran significado para mí. En otra ocasión, en la misma escuela, la profesora de “labores” nos enseñó a bailar el vals, ya que haríamos trajes de época con papel crepé –esa experiencia fue fascinante– nos sentimos participativos y nos entusiasmamos por integrar el cuerpo y la mente, que necesitan estar en armonía única. En el año 2002 realicé mi primera experiencia con clases de tango para niños. Fue en el Centro Cultural Carlos Gardel, en el Abasto. Durante dos años me enriquecí y disfruté de ellos y con ellos, era un grupo de chicos de 4 a 9 años, fue maravilloso y esos chicos ya no se olvidarán de lo aprendido, porque integraron el cuerpo al aprendizaje; así como nadie desaprende el andar en bicicleta o el nadar, por ejemplo. En 2006 conduje un taller de tango para chicos de una escuela de zona desfavorable en el Gran Buenos Aires, donde concurren chicos emergentes de familias de muy bajos recursos. Como pasaban allí todo el día, tenían talleres extra-programáticos y la directora, una joven amante del tango, me convocó para dar las clases. No quiero extenderme en los detalles y anécdotas que son muchas; fue simplemente maravilloso, no sólo por el aprendizaje del baile sino por la transformación actitudinal que se iba manifestando en esos chicos, quienes de andar con sus cabecitas gachas y descuidar su imagen, empezaron a valorarse. ¿Por qué el tango? El Tango forma parte de nuestro patrimonio cultural y es el folclore que nos representa en el exterior, porque es símbolo de nuestra Identidad Nacional. Cuando uno visita el interior del país, se da cuenta del fuerte arraigo al patrimonio cultural de cada región, no hay un niño, por humilde que sea su condición social, que no sepa bailar una chacarera en Santiago o un chamamé en el litoral. ¿Por qué entonces no inculcar en nuestros chicos el folclore porteño? Claro, “La Gran Aldea” sufre y goza de diversidad, pues, como dijo Eladia Blázquez, “te pueblan tantos ecos y tantos sones, que cuesta imaginarse tu voz primera…” Por eso, porque el tango es el producto de nuestra diversidad cultural es necesario rescatar su poder integrador, unívoco y polifónico a la vez; y en él simbolizar nuestra Identidad, la que ya reconoció el resto del mundo. IMPORTANTE: Este curso no se propone preparar bailarines profesionales, sino despertar el gusto por la música y la danza ciudadana en los chicos, además de conectarlos con el placer de expresarse a través del cuerpo y educarlos en la libertad de la expresión sensible.
  • 13. El tango no es “cosa de viejos” ni de oscura reputación, es parte de nuestra identidad; es la expresión artística que nos representa y el símbolo que nos identifica como argentinos en todo el mundo. Violeta Viola Docente en el área de la comunicación. aevtango@yahoo.com.ar http//:violetaviola.blogspot.com.
  • 14. Poema Después del subterráneo La boca del subte, abruptamente, dispara oficinistas, bancarios, manyapapeles, ratones de oficina de distintos pelaje, hacia grises cuevas, huecos sin sol, sin verde, sin canción. Corren torpemente, desarmando su empaque, esquivando autos, vehículos diversos y nadie mira al cielo ni sabe de aquella nube blanca que se posó en la torre, de aquella azul paloma que picoteó una hebra de hierba solitaria. Se desarman en el apuro incierto. Se les clavan relojes en la sienes pálidas, amenazas de jefes, jefecitos, reconvenciones. mufas de otros como ellos que por una tajada más descargarán sus frustraciones sobre sus jadeos y sus miedos, hoy demorados dos o tres minutos. Algo más tarde, allí en sus escritorios, algunos de ellos, puntualmente ajustando el dogal de sus corbatas, leyendo el diario, revistas de moda, de chismes, de deportes, los últimos “best sellers”, sellando inútiles papeles etcétera, hablaran de la falta de cultura de las masas, de los malos políticos, de la gente que suele pensar con el estómago, de los países bien organizados adonde habría que irse de una buena vez y, oh caramba¡ de las pretensiones cada vez más crecientes del servicio doméstico,
  • 15. No obstante en uno de esos sitios, por ejemplo, podrán registrarse algunos hechos ciertamente saludables. Desde el cuarto piso para arriba, las ventanas que dan al este, revelan que hay un río impensadamente hermoso y algunos se dan cuenta. Las que dan al oeste, desnudan techos y alturas de una ciudad desconocida que alguien podrá descubrir. La dactilógrafa que ha llegado en estos días, tiene unos ojos de imprevistas tormentas con colores de sueño, y nadie la ignora A cierta hora de la tarde se posa en una ventana desolada y distrae a algunos imperturbables técnicos. Una empleada del piso, exhibe solamente dos veces a la tarde. pero todos los días, unas piernas dignas de la mejor atención. A la hora del almuerzo hay quienes van a comer su “sandwichito” a la plaza, para mirar el cielo por una rato. Todas las semanas, hay fin de semana. En algunos escritorios hay vasos con flores. El ordenanza del tercer piso, se ha enamorado. Alguien dijo no, alguien dijo basta, alguien dijo creo. Yo acabo de escribir este poema. La vida continúa ganando batallas importantes. Siguen siendo nuestras, la esperanza, la posibilidad de ser, de crecer, de cambiar. Estamos vivos, pese a todo. Héctor Negro Ciudad de los flacos aires, Ediciones 2X4, 1981. pp-55 57
  • 16. Acerca de la armonía Tal vez sea una ocurrencia intrascendente –y no era fingida su humildad- pero no creo en la palabra disarmonía. Dijo. Y paramos la oreja para saber si la filosofía de café nos tiraba un salvavidas en esa tarde emplomada y sin fútbol: La armonía es -para mí- subrayó, un concepto absoluto y tiene un absoluto opuesto en su carencia, no concibo la supuesta distorsión de la armonía… Justo pasaba haciendo temblar los vidrios del bar uno de esos chabones que le metieron al coche unos parlantes tan grandes como el baúl. Uno cree que podrían ganarse la vida haciendo propaganda callejera, pero no. Es sólo para molestar, porque nadie me saca de la cabeza que se oye más (no mejor) afuera que dentro del auto, por eso no nos dimos cuenta de que a Román le sonó el celular. Román entró a una agencia de publicidad y a veces se me ocurre que se hace llamar en cualquier momento para fanfarronear, no porque labure full time; se paró, fue a un rincón donde la “música” del auto se amortiguaba un poco y empezó a gritar: que esos colores son una porquería, que la quiero a Florencia y a Juan y que si no me los conseguís mañana ni te aparezcas y olvidate del contrato: Nos vas a hacer perder un toco, gilazo, no duermas… Siguió Román con sus artísticas directivas a voz en cuello aunque el nabo del chimpúm estentóreo ya se había perdido. La armonía y –del otro lado- la inarmonía, siguió Homero ¿Qué son, sino, estas bocinas? En efecto un colectivo trataba de correr de la esquina a un taxi del que trabajosamente bajaba doña Elena, con sus ochenta a cuestas y su reciente operación de cadera. Corrimos con Homero a ayudarla pero el colectivero se había puesto pesado. Menos mal que con un par de miradas asesinas pudimos bajarle la ansiedad. Cuando le dimos un beso a doña Elena en la puerta de la casa y volvimos a la mesa. Román seguía aturdiendo el microfonito del celular con una clase magistral de marketing para posicionar al candidato al que le estaban armando los spots de campaña. Encima al gallego se le dio por hacer zapping en la tele, deprimido por la falta de fútbol. Algo de razón le tuve que dar a Homero porque cada canal competía con promociones a los gritos, ruidos raros pero fuertes, que tapaban incluso el barullo de los jueguitos de los pibes de la otra mesa, aunque ellos no se enteraron de la música bochinchera, la bocina, el celu de Román ni de la tele porque se estaban taladrando la cabeza con sus auriculares. Con un movimiento de cabeza invité a Homero a seguirla en el parque, pagamos, saludamos a Román que ni nos miraba y al caminar sobre las piedritas mojadas disfrutamos, por fin, de un sonido familiar, agradable. Y suave. -A mí nunca me gustaron los que se hacen notar de prepo- le dije a Homero. El me guiñó un ojo y comentó, en calma: Un día todos vamos a perder la salud si no paramos un poco. -Ché: la armonía no figura en ninguna plataforma electoral ¿No?- pregunté (aunque hacerme el inocente nunca me sale) mientras nos perdíamos rumbo al atardecer de aquel diecinueve de julio con mi amigo, el de los acuerdos absolutos, el que no suele levantar la voz ni en las más bravas, el que me enseñó algo tan obvio como que cuando falta la armonía todo se pone feo.  Juan Manuel Avellaneda
  • 17. Vladimir Estrin y Meng Wang Bailan su particular coreografía de la milonga “Se Dice De Mi” en el 2° Shanghai Tango Festival en julio de 2012 en China. https://www.youtube.com/watch?v=jwUX3CW6c4E Ekaterina Koptelova y Cristian Henriquez Milonga La Puñalada Moscú - Rusia https://www.youtube.com/watch?v=9j9gcXST8rE Videos
  • 18. Algo más sobre tango El libro es el resumen de algunos años, no muchos, de recopilar letras de tango, poemas y poemas lunfardos. De los tangos, acompañados también por milongas y valses, muchos están grabados y otros aun esperando un compositor para completarlos. Los temas variados , sobre personajes de Buenos Aires (el cantor de tangos, el canillita, el organillero, los chicos de la calle), sobre la vida y los homenajes (en este caso: Mercedes Sosa, Pugliese, Spinetta, Manzi, Zitarrosa), siempre están en mis libros. Es que ellos son la base, el recuerdo, la representación de los países. De su tierra. Las tapas de mis libros, y éste no escapa a ello, tienen reproducciones de pinturas, el 90% de artistas argentinos, con el consentimiento del autor. Quiero compartir mi sentir, mi punto de vista con los lectores, ya que literatura es comunicación, denuncia, sentimientos, que quedan expuestos y pueden o no coincidir con los demás, pero eso es justamente democracia en la elección, en el opinar. Un abrazo tanguero y sepan que tengo dos libros más para editar, nos contactaremos a través de la palabra. Haidé Daiban El Club de la Guardia Nueva Vol. I Artículos y Documentos 1954 / 1974 Compilación y notas Boris Puga Segunda edición de la primera recopilación del histórico club fundado en la ciudad de Montevideo en 1954. Comienzo del estudio sistemático y organizado del género tango, el presente volumen contiene los primeros trabajos de Horacio Ferrer, Boris Puga, Juan Carlos Lamadrid, Luis A. Sierra, Jorge Seijo, Néstor Casco, entre otros. Teoría de la historia del Tango, El contrabajo, Semblanza de Pedro Maffia, Piazzolla en la Guardia Nueva, La época decareana, El tango no es ajeno a la evolución, Joaquín Mora, Aníbal Troilo y Francisco Fiorentino, son algunos de los temas abordados. EDICIONES TANGUEDIA Libros
  • 19. Cuando 1 + 1 = 1: Aquella “Imposible” Conexión Por Gabriela “la Moldava” Condrea “El tango es una representación de cómo nos vinculamos, uno con otro ser humano. Tiene que ver con la conexión que elaboramos con los que nos rodean, con nuestro compañero, con nosotros mismos. Tiene que ver con la manera en la cual nos enlazamos y nos entretejemos uno con otro. Somos porque sentimos, porque formamos hilos invisibles y vínculos atemporales entre nosotros. La vida se trata de compartir energía – una mirada, un abrazo fugaz, un intercambio fluyente de momentos irreproducibles – tan sutiles pero tan fuertes; La Vida es Conectarse.” (Contratapa del libro Cuando 1 + 1 = 1) La historia del libro https://www.youtube.com/watch?v=foBxFMCzpb0 Libros
  • 20. Llegaron El Cuarteto Coviello, contundente grupo de tango dirigido por el bandoneonista y compositor Julio Coviello, presenta su segundo disco titulado “Llegaron”. Esta nueva placa ofrece temas de sus integrantes (Alejandro Bordas -guitarrista-, Alejandro Guyot -cantante-, y del mismo Coviello, actual miembro de la Orquesta Típica Fernández Fierro), obras de colegas de la misma generación (Agustín Guerrero y Hernán Cabrera), y piezas tradicionales del tango y la milonga campera. Un pulso enérgico y profundo es el hilo conductor que hilvana con delicado equilibrio cada interpretación. Con “Llegaron”, el Cuarteto Coviello reafirma su original lectura del tango sin encasillarse en vanguardias ni tradicionalismos. Junto a Coviello, se lucen Nicolás Di Lorenzo en piano, Mariano Bustos en contrabajo, Alejandro Bordas en guitarra eléctrica y, al estilo de las orquestas de los años dorados, no uno sino dos cantores: Mariano Mazzei y Alejandro Guyot (también integrante de 34 Puñaladas, y coautor de “Milonga infernal”), cada uno con su estilo. Son, entonces, “un cuarteto de seis”: “El dúo de cantores, tan tradicional en el tango, amplía la posibilidad de elegir repertorio. Mariano con su trayectoria en teatro le pone dramatismo a cada interpretación. Alejandro con su trayectoria en el tango le pone arrabal. Entre ellos se llevan muy bien y se complementan”, explica Coviello. “Los que Llegaron son los tangos nuestros”, dice . “Y en este disco mostramos que están creciendo y los estamos criando con cuidado. Somos un cuarteto que le busca la vuelta a cada música no sólo desde la escritura. Le damos mucho tiempo al trabajo grupal de los ensayos y llevamos nuestros resultados a los conciertos para ponerlos a prueba.” Los nuevos temas cruzan autorías y aportes que recorren una nueva generación de creadores: el que abre el disco, “Y la quería”, es de Coviello y Agustín Guerrero, otro joven tanguero que dirige su orquesta típica. Le sigue “Milonga Oscura” de Hernán Cabrera, pianista y director de la Orquesta Típica Ciudad Baigón. Está también el anónimo mapuche que canta Guyot, “Huinca onal” (“Blanco ladrón”), o “Barrial”, de Bordas, grabado por el quinteto La Siniestra. –Los nuevos tangos parecen surgidos de un proceso de creación colectiva. ¿Esa es una marca general del tango actual? –Después de tantos años se está formando un repertorio que pinta lo que es la escena en Buenos Aires hoy. Hay muchos tangos para escuchar y algunos para elegir. Hay para todos los gustos, aunque con algunos grupos tenemos afinidades estéticas. Por ejemplo “Milonga oscura”, de Hernán Cabrera, está escrita en nuestro mismo idioma. Pero siempre hubo autores y compositores con la inquietud de seguir escribiendo tangos. Pionero e infatigable es el Tata Cedrón, que este año cumplió cincuenta años con su cuarteto. Y Eladia Blázquez, Héctor Negro, Alejandro Szwarcman, Horacio Ferrer, Tape Rubin. Es larga la lista de Quijotes que pelearon contra molinos de viento desde los ’70 hasta terminados los ’90. La gran diferencia es que hoy realmente somos una pequeña multitud. (Karina Micheletto en Página/12). Discos
  • 21. EL FILÓN presenta su segundo CD: SINRAZÓN Editado por EPSA MUSIC, este nuevo disco de Zulma Ontivero y Carlos Filipo, EL FILÓN, ofrece la calidez y el clima intimista que crea el tango con guitarras a través de un repertorio compuesto por temas de su autoría, tanto la música como la letra, e invitándonos a un recorrido por las principales formas de este género, tangos, valses, milongas, y otras emparentadas como el fox-trot y canción, todas ellas con formato clásico y gran respeto por lo tradicional, aunque con elementos nuevos heredados de las incursiones de sus integrantes por otros géneros musicales, y que le brindan un sello muy personal a sus composiciones. Cordobeses de nacimiento, ambos profesores de guitarra clásica, ponen al servicio de sus canciones una depurada y estudiada técnica guitarrística, plasmada en las excelentes versiones instrumentales que forman parte de su repertorio, además, Zulma Ontivero, nos deleita con la calidez y claridad de su voz y aporta una mirada aguda de la realidad cotidiana y de situaciones que son atravesadas por el costumbrismo, evidenciadas en la lírica de sus temas, por su parte, Carlos Filipo, guitarrista versátil y que ha sabido aunar en sus arreglos yeites de los más disímiles estilos, se encuentra además actualmente en el proyecto solista del cantor-compositor Alfredo Piro, desempeñando las funciones de músico y arreglador. Discos
  • 22. Octubre/ Noviembre Del 11 al 13 de octubre de 2013 , 4ª MMA - Milonga De Milongas De Andalucía, en Marbella, Corazón de La Costa del Sol, provincia de Málaga (Andalucía - España). Organiza EL TORTAZO - La Milonga de Marbella. Próximamente Del 17 al 20 de octubre de 2013, 5º Festival International De Tango Argentin, en Montecarlo (Mónaco). Maestros: Nora Witanoswki y Juan-Carlos Martinez, Gisela Passi y Rodrigo Rufino, Maria Kalogera y Michalis Souvleris. Folklore: Alejandro Fabian Hernandez. Orquesta: Tango Spleen. DJ´s: Annie Saint Ramond, Daniel Juda y Pierre Santi, Eva Marie. Del 26 de octubre al 3 de noviembre 2013, ArteTango - Festival Internacional de Tango Argentino, en Albi (Francia). Maestros: Fausto Carpino y Stéphanie Fesneau, Utku Kuley y Nadide Ece Somer, Christophe Lambert y Judith Elbaz. Orquestas: Victor Villena, Trio Batacazo, Cuarteto Silbando, Quinteto Cinco Esquinas. DJ´s: Claudia, Fausto, Ivo, Utku. Del 3 / 7 al 28 de noviembre 2013, El Viaje De Tango Soñado A Buenos Aires, desde Málaga o Santa Cruz de Tenerife (España). Crucero con milongas en el Barco, y cinco días de Tango en Buenos Aires. Fuente: www.rincondeltango.com Tango en El Mundo
  • 23.
  • 24. Milongas en Rosario Lunes: Rosarigasitango, Bar Olimpo, corrientes y Mendoza. Organizan: Helena Pascuali y Hernán Arellano Zenteno 153340569 - 153317009 Martes: El Encuentro, 21:30 hs. Bar El Cairo, Sarmiento y Santa Fe, 153393852 Miércoles: Contramambo, Bar Olimpo Corrientes y Mendoza Organizan Santiago Achilli, 0341 155863930 Temprana, 20:30 hs, 1° Mayo 1159 Organiza Pablo Taglioli. 155066400 Milonga Sur, Resto Bar San Antonio. San Martin 3372 (casi Ayolas) Organizan: Silvina Bernard y Jorge Ayllú Lo de Juanita, Bar La Favrika, Tucuman 1816 Organizan Juan y Anita Jueves: La Chamuyera, Corrientes 1380. Organizan Marcos lachamuyera@gmail.com Milongas de
  • 25. Viernes El Hornero, Juan Manuel de Rosas 1147 Organiza, El Duende, 0341 156235150 El Levante, Richieri 120. Organiza Centro Cultural El levante 0341 153 849464 4724390 Sábado: Chamuyera, Corrientes 1380 Domingo: La Dominguera, Pelegrini 942, 20 hs Organiza Roberto Carlos Brandán 0341- 155909767 Milonga Roja, Lennon, Paraguay y Urquiza. Organiza Patricia Mateos 0341 155832255 Todos los días 20 hs. Barrio de Tango Corrientes 152 Organiza Marisa Maragliano 0341 4474225 Prácticas Jueves: El Faro, 21:30 hs. San Juan 3667 Organizan: Pata Rigatuso y Mariana Lema Viernes: La Previa, La Casa del Tango. 20 hs. Sábados: El Revire, Entre Ríos 1051 Domingos: Práctica La Casa del Tango Av Illia y España 155819684. De Lunes a Viernes: Bar Imperium, Entre Ríos 565 Rosario
  • 26. “Esquina Manoblanca” Autor: Oscar Sar. El Museo Manoblanca, situado en la legendaria esquina de Centenera y Tabaré en el barrio de Pompeya, que inmortalizara en su tango el poeta Homero Manzi, fue fundado en el año 1983 por su director D. Gregorio Plotnicki. Se trata de una institución de carácter privado, declarada de Interés Cultural por la Honorable Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y de Interés Turístico por la Secretaría de Cultura de la Nación. Es un rincón de la memoria del barrio de Pompeya y del poeta Homero Manzi. www.museomanoblanca.org.ar