2. LAS ESTRATEGIAS MILITARES SEGÚN LA
SABIDURÍA DE LA ANTIGUA CHINA.
Dejar que el espía siembre la discordia
en su propio campo.
No existen situaciones en las que los espías no puedan ser
empleados. El Arte de la Guerra (Sun Tzu). Se aconseja manipular
a los agentes enemigos para que sirvan a los objetivos propios.
Según Sun Tzu hay cinco tipos de espionaje:
Reclutar personal enemigo. Gente afín a nuestra causa, con
familiares en nuestro campo, etc.
Comprar fuentes de información. Los candidatos a la captación
suelen ser personas con algún resentimiento gente con talento que
ha sido dejada de lado, que han cometido errores y han sido
castigadas, personas ambiciosas, inmorales y con afán de
protagonismo.
Enviar a alguien de nuestro bando al campo enemigo para que
traiga información.
Infiltrar falsa información mediante espías que no son
imprescindibles.
Comprar o utilizar espías enemigos. Ya sea por persuasión dinero,
engaño, es la clave para manipular al enemigo.
3. Batalla de Zama
El general romano Escipiòn de Roma, en lugar de ordenar sus
legiones como de costumbre, colocó las compañías de preferencia
en cuadro a retaguardia de los astarios y desplegó las filas de
los triarios para darles un frente igual y separadas las líneas a tres o
cuatro pasos de distancia las unas de las otras, y el orden
de batalla se halló formado por una serie
de columnas por manipulos equidistantes; variación realizada por la
necesidad de dejar pasos rectos y capaces a los elefantes de los
cartagineses que habían de ser lanzados contra la línea.
El orden citado que adoptó en columna Escipión, no solamente era
oportuno para hacer frente a los elefantes sino también la mejor
disposición para atacar después de haber desalojado a aquellos
animales, una manera nueva de presentarse a sus enemigos, lo que
no podía dejar de sorprenderles.
4. Legión Romana
La legión romana era un cuerpo espaciado, móvil y maniobrable,
ofreciendo sus intervalos la ventaja de la continuación de los
esfuerzos por los pasos de línea y formaba en tres líneas de
hastiaros, príncipes y triarios, a treinta toesas de distancia entre sí, y
por medio de los intervalos se proporcionaban el continuo ataque y
el recíproco socorro.
La legión se dividía o descomponía bajo el aspecto táctico y
orgánico en pequeñas tropas o trozos con los nombres
de centurias, manípulos, etc.. y el mérito principal de la maniobra
legionaria era su capacidad de restablecer tres veces el combate,
viniendo los hastiaros a restablecerse a los intervalos de los
príncipes y en estos, a su vez, en los de los triarios, ó a la inversa,
avanzando y encajonándose unos en otros entre los manípulos
formando línea llena, orden flexible extenso y escalonado, que
ofrecía de suyo tres tentativas de fortuna.
5. Ciro de Persia
Ciro de Persia reputaba el buen orden de un ejército como el de una
familia y ordenaba bien las tribus de guerra. A sus órdenes de
formación cuando marchaba hacia el enemigo debió gran parte la
fortuna que le acompañó en sus expediciones, y se considera un
valioso monumento del arte militar más remoto la batalla que tuvo
contra el poderoso Creso, Timbria, la Frigia, que decidió el Imperio
de Asia.
6. El despliegue para la batalla
Antes de la batalla, los mandos dividían sus tropas en contingentes
con tareas específicas. La primera separación podía ser en
infantería, arqueros y caballería. Estos grupos podían subdividirse
en otros a los que se encomendaban misiones individuales o que
debían permanecer en la reserva.
Un comandante podía, por ejemplo, organizar varios "batallones" o
"divisiones" de caballería para que cargasen individualmente si lo
precisaba o tenerlos de reserva. Los arqueros podían desplegarse a
la cabeza del ejército con el apoyo de bloques de infantería. Una
vez organizado el ejército, las únicas decisiones importantes a
tomar eran cuándo ordenar el ataque a las distintos divisiones.
7. Comenzada la batalla, había pocas previsiones para retirarse,
reagruparse o reorganizarse. Por ejemplo, un batallón de caballeros
raramente podía usarse en más de una ocasión. Una vez utilizados
en determinado cometido, normalmente se los retiraba o se los
reforzaba. Una carga de toda la caballería pesada causaba tal
confusión, pérdida de equipamiento y de caballerías, que las tropas
se quedaba prácticamente sin fuerzas. En la batalla de Hastings, los
caballeros normandos fueron reagrupados para nuevas cargas,
pero no cargaron simultáneamente porque no fueron capaces de
romper el muro de escudos sajones.
Los mandos superiores disponían del terreno para su ventaja y
realizaban misiones de reconocimiento para evaluar los puntos
débiles y fuertes de ejército enemigo.
8.
9. Caballo de Troya
La ciudad de Troya había sido asediada durante diez largos años,
pero los atacantes griegos, encabezados por Agamenón, Ulises y
otros no habían podido aún lograr salvar los muros de la ciudad. El
mayor de los griegos, Aquiles, había caído en la batalla, muerto por
una flecha que atravesó su talón. Ulises, viendo la situación, vio que
la ciudad jamás podía ser tomada la fuerza, por lo que hacía falta
algo mejor.
Así que los griegos construyeron un enorme caballo de madera y se
alojaron en el interior con sus mejores guerreros.
Los troyanos no sabían muy bien qué hacer con el caballo. Algunos
sospechaban algo, sobre todo porque conocían perfectamente la
astucia de Ulises.
10. El caballo de Troya consistió en un artilugio en forma de enorme
caballo de madera que se menciona en la historia y que fue usado
por los griegos como una estrategia para introducirse en la ciudad
fortificada de Troya. Tomado por los troyanos como un signo de su
victoria, el caballo fue llevado dentro de las murallas, sin saber que
en su interior se ocultaban varios soldados enemigos.
Durante la noche, los guerreros salieron del caballo, mataron a los
centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para permitir la
entrada del ejército griego, lo que provocó la caída definitiva de
Troya.
11. Los 300
La historia comienza con la llegada a Esparta de un emisario del rey
Jerjes I, el cual demanda a la ciudad a rendirse simbólicamente ante
el rey persa manteniendo sus privilegios. El rey Leónidas I lo
asesina pero no logra la aprobación de las corrompidas autoridades
religiosas para ir a la guerra. Ante esto, toma a 300 espartanos y
marcha al encuentro de las tropas persas en el paso de las
Thermópilas, argumentando que le acompañan como "guardia
personal". De este modo crea una doble intención, si perece, toda
Esparta se levantará en armas y si vence se erigirá como salvador
de toda Grecia. Por el camino encontrará el apoyo
de Tespios y Tebanos hasta formar un ejército de unos 7.000
soldados.
12. Ante ellos se presenta Efialtes; guerrero deforme salvado por sus
padres del asesinato, a quien Leónidas rechaza como espartano
argumentando su incapacidad para elevar el escudo tal y como
necesita el sistema de defensa. Una vez situados en el paso de
las Termopilas, establecen una recia defensa rechazando todas las
fuerzas que envían gracias al estrecho espacio del mismo que no
permitía a los persas aprovechar su superioridad numérica; Tras las
incesantes acometidas, Efialtes le revela a Jerjes la presencia de un
paso oculto mediante el cual los persas logran rodear a los
Espartanos. Jerjes I intenta humillar a Leónidas I una vez más
forzándolo a rendirse. Éste arroja al suelo su casco y su escudo,
pero mediante un engaño logra arrojar su lanza al propio Jerjes,
quien se cree una deidad, consiguiendo desfigurar su rostro. Los
espartanos son ajusticiados inmediatamente después.