Este documento discute la educación motriz y afectiva de niños con discapacidades. Propone que satisfacer las necesidades de movimiento, juego e imitación de los niños a través del estímulo y el afecto es más efectivo que los tratamientos físicos. También sugiere que la educación afectiva de niños con discapacidades intelectuales debería enfocarse en formar hábitos para mejorar su calidad de vida y la de sus cuidadores.