Texas formó parte de México hasta 1836, cuando los colonos anglo-estadounidenses se rebelaron contra el gobierno mexicano buscando la independencia. La rebelión texana comenzó en 1835 y culminó el siguiente año con la masacre en la misión de El Álamo y la derrota del ejército mexicano liderado por Santa Anna en la batalla de San Jacinto, lo que llevó a la independencia de Texas y su posterior anexión por los Estados Unidos en 1845.