Una chica necesitaba dinero para salir de fiesta con sus amigas, por lo que aceptó hacer de canguro para el hijo de su vecina enfermera. Al principio el niño era desordenado y difícil de controlar, pero la chica logró calmarlo coloreando con él. Pasaron el resto de la tarde jugando, viendo una película y leyendo juntos. Los padres quedaron complacidos con la niñera y le ofrecieron más trabajo futuro. A pesar de estar cansada, la chica se sintió recompensada por haber entre
23. Había una vez, una chica que había planeado salir de fiesta con sus
amigas, pero como no tenía suficiente dinero para poder salir le pidió a
su madre.
De repente, alguien llamó a la puerta. Era su vecina que necesitaba
urgentemente que alguien le hiciera de canguro a su hijo porque la
habían llamado del hospital para hacer una suplencia. La madre le dijo
que su hija le haría de canguro sin problemas.
De ese modo, la chica tendría el suficiente dinero para salir de
fiesta, pero aun quedaba mucho día por delante.
Su madre le comentó que la vecina era enfermera y que su marido era
taxista. Ambos trabajaban mucho y, por esa razón, no podían
dedicarle todo el tiempo posible a su hijo. Por ello, el pequeño era un
chico muy movido y para nada obediente. Cuando hacía una trastería
24. Al llegar a la casa del pequeño la chica estaba asustada. Al
principio, el caos imperaba en la casa. El pequeño jugaba con la
pelota dentro de casa como si fuera lo habitual, sacaba la bici y
recorría el pasillo una y otra vez de arriba abajo. Le encantaba
el desorden.
Desesperada se puso a colorear un librito del niño para
tranquilizarse.
El pequeño al verla interrumpió su juego y se puso a observarla.
Cuando la chica notó que la observaba le invitó a pintar con ella.
Pintaron varias horas, luego ella le propuso ver alguna película y
el pequeño escogió su favorita.
Al llegar la noche, la chica dio la cena al pequeño. Después, le
25. El pequeño solo necesitaba que le prestaran atención, que
pasaran tiempo y jugaran con el.
Cuando llegaron los padres poco después la chica les dijo que
habían pasado una buena tarde, que habían jugado, habían
pintado, habían visto una película y habían leído un cuento.
Los padres quedaron muy contentos con su nueva niñera y le
dijeron que cuando la necesitaran la llamarían. Ella aceptó
encantada y les dijo que aprovecharan y disfrutaran de la
infancia de su hijo, que era un encanto.
Al final del día, la chica estaba tan cansada que decidió no
salir con sus amigas de fiesta. Sin embargo, la experiencia de
haber hecho feliz a un niño que necesitaba cariño y atención le