3. • NARRADOR: Narciso, hijo del río Céfiso y la bella Liríope, era tan
hermoso que desde el momento de nacer fue amado por todas las
ninfas.
Su madre, consultó al adivino ciego Tiresias para averiguar cuál sería
el destino de su hijo:
• LIRÍOPE: ¿Vivirá hasta la ancianidad?
• TIRESIAS: Tu hijo vivirá hasta tanto no se conozca a sí mismo.
4. • NARRADOR: De modo que la madre se aseguró que Narciso,
conforme fuera creciendo, no viera nunca su imagen en algún
espejo u objeto.
• LIRÍOPE: Narciso, hijo, por lo que más quieras, no te mires en el
espejo…
5. • NARRADOR: Eco era una ninfa del monte Helicón, que amaba su
propia voz, motivo por el que nunca guardaba silencio. Fue criada
por ninfas y educada por las Musas. Con su charla incesante
entretenía a la diosa Hera esposa de Zeus. Y en esos momentos Zeus
aprovechaba para mantener sus relaciones extraconyugales
6. • ECO: Saluda a Hera y se sienta con ella a platicar.
• HERA: Saluda a Eco y acepta la plática. Después de un rato se paran
a caminar.
• NARRADOR: Hera se enteró de la infidelidad de Zeus y culpó a Eco
de entretenerla en connivencia con Zeus, ya que la entretenía con
sus charlas incesantes.
7. • ZEUS: Abraza a su amante junto a un árbol, queriéndole besar. Que
hermosa eres…
• AMANTE: Gracias, pero esto ya no debería de ser porque…
• (Entra Hera y Eco, fijándose hacia los amantes)
• HERA: (Furiosa) ¡Qué está pasando aquí!
• ECO: ¡Tranquila!
HERA: (Interrumpe) ¡No! ¡Tú fuiste la que me distrajo! Y por
hacerme esto, ¡te castigaré con repetir lo último que escuches!
• ECO: ¡Escuches! (Sale corriendo y llora)
8. • NARRADOR: Avergonzada, Eco abandonó los bosques que solía
frecuentar, escondiéndose en una cueva cercana a un riachuelo,
donde Narciso y un amigo de él iban a caminar.
• NARCISO y AMIGO: (caminan por el riachuelo y aparentan platicar)
• AMIGO: Quisiera tener la misma belleza que tú, tal vez así
conseguiría gustarle a alguien…
• NARRADOR: Narciso era demasiado guapo y despertaba amor en
todos cuantos lo conocían. Las mujeres le perseguían para amarle,
pero él las rechazaba a todas.
9. • NARRADOR: Eco se enamoró de Narciso nada más verlo pasar y le
fue siguiendo sin que él se diera cuenta. Cuando se decidió
acercarse las palabras se negaron a salir de su boca y se ocultó
detrás de un árbol seco. Mientras tanto Narciso hablaba con las
flores del bosque:
• NARCISO: Hermosa flor, flor olorosa…
• ECO: Rosa, rosa… –repitió Eco-
10. • NARRADOR: Narciso escuchó la voz de Eco y gritó:
• NARCISO: ¿Hay alguien por aquí?
• ECO: Aquí, aquí… -respondió la ninfa-
• NARRADOR: Narciso, al oír a Eco, contestó:
• NARCISO: ¿Quién se oculta cerca de ese árbol seco?
• ECO: sale de entre los árboles -¡Eco, Eco!
11. • NARRADOR: Cuando se encuentran, Eco abraza a Narciso, pero éste
la rechaza y le dice:
• NARCISO: No pensarás que yo te amo…
• ECO: ¡Te amo! ¡Te amo!
• NARCISO: grita: ¡No puedo amarte!
• NARRADOR: Narciso huye entre los árboles diciendo:
• NARCISO: ¡No me sigas! ¡Adiós!
• ECO: -responde triste- Adiós, adiós…
12. • NARRADOR: La menospreciada Eco se refugia en el espesor del
bosque. Consumida por su terrible pasión, aparece la diosa de la
venganza al escuchar su ruego.
• NÉMESIS: aparece a un lado de Eco. Ojalá que cuando él te amé
como tú lo amaste, se desespere como tú te desesperaste.
• NARRADOR: Después de esto, en un lejano y tranquilo valle había
una laguna, de aguas claras, que jamás había sido enturbiada. A esa
laguna llegó Narciso y cuando se tumbó en la hierba para beber,
Némesis le clavó por la espalda su flecha de amor.
13. • Lo primero que vio Narciso fue su propia imagen, reflejada en las
limpias aguas y se enamoró de aquél rostro hermoso, se enamoró
de sí mismo. No le importo nada más.
• Permaneció largo tiempo contemplándose en el estanque y poco a
poco fue tomando los frescos colores de esas manzanas, coloradas
por un lado, blanquecinas y doradas por otro, transformándose
lentamente en una flor hermosísima al borde del agua.
14. • En el mismo instante en que Narciso se transformó en flor, Eco se
desmoronó en la hierba, muerta de amor. El cuerpo de Eco nunca se
pudo encontrar pero en los montes y valles de cualquier parte del
mundo, aún responde a las últimas sílabas de las voces humanas.