El documento describe el movimiento artístico del informalismo en Europa y España en las décadas de 1940 y 1950. Rechazaba los medios tradicionales de la pintura y utilizaba materiales no convencionales como yeso, cola y sacos. En España, el informalismo tomó dos vertientes, uno expresionista en Madrid con artistas como Saura y Millares, y uno matérico en Cataluña con Tàpies y otros que enfatizaban texturas y relieves.