2. Proceso de fecundación
Mi historia comienza cuando de pronto un día salí inesperadamente de aquel lugar
junto con muchos otros compañeros. Sabíamos que el primero que llegara evitaría la muerte
y en este caso, yo fui el espermatozoide ganador; De repente llegué a un lugar redondito y
calentito y sentí como mi cabeza chocaba con algo muy blandito, parecía que estuviera
saltando sobre una colchoneta. De pronto me di cuenta de que mi cabeza se fusionó con
esa parte blandita hasta que nos hicimos uno. Nos convertimos en una célula. Con el paso
del tiempo fui creciendo y creciendo, sabía que mi destino era convertirme en un nuevo ser
pero era conscientes de que primero debería realizar un largo viaje. El primer lugar que
visité se llamaba trompas de falopio, no quise detenerme mucho en ese lugar y proseguí
mi camino hasta encontrar algo más confortable. A continuación descubrí un lugar mucho
más amplio y agradable en el que me instale, este lugar se llamaba útero, en él se estaba
bastante bien; con lo cual, decidí quedarme y quedarme allí un tiempo. Un día después de
instalarme en aquel lugar extraño me di cuenta de que mi cuerpo se dividía, era algo que yo
no controlaba.
Al día siguiente ocurrió lo mismo, pero cada vez eramos más, pasamos de ser 2 a 4
células,el tercer día de ser 3 a 8 células y así hasta que el quinto día ya éramos entre 70 y
120 células . Todo cambio, nuestro aspecto, nuestro tamaño y nuestro nombre; pasamos de
llamarnos embrión a llamarnos blastocisto, en el cual diferenciábamos las dos partes de
nuestro cuerpo, la sección externa que tenía forma de anillo y el centro de nuestro cuerpo
el cual seguiría creciendo. El sexto día salimos por el cascarón de aquel lugar en el que
habíamos permanecido durante tanto tiempo, el óvulo y permanecimos en ese lugar
espacioso y mojadito que tanto nos había gustado desde el principio, el útero. Debía
permanecer en él unas 39 semanas, en las cuales crecería mucho e iría cambiando de
nombre según crecía. Cuando más pequeñito fui me llamaba blastocisto, luego a medida
que me hacía mayor me llamaba embrión, luego feto y luego bebé; cuando me convertí en
bebé ya aquel lugar que en un principio me parecía el paraíso, se me hacía incómodo y
desagradable, apenas tenía espacio para moverme hasta que día noté como empezó a
cambiar todo a mi alrededor; el ambiente se volvió seco y notaba una extraña sensación, era
3. como si algo me absorbiera desde el exterior. Yo sólo tenía la ayuda de una cuerdecilla
(cordón umbilical), la cual me ayudó en mi viaje de salida al exterior.