Quiero empezar esta presentación con una historia,
la historia de una niña a la que leencantabanloslibros, incluso cuando no sabíaleer. Esta niñafrecuentementemirabavarioslibros de la biblioteca de su papá, pero había uno que lellamaba especialmente laatención...
Le encantaba ver, en un libro que se llamaba El Islam, una fotoespecífica. A pesar de que el libro estaba lleno de imágenes de diferentes obras de arte islámicas, a ella sólo le interesaba la imagen de una estructura muy particular...
Ella no sabía por qué esta imagen le gustaba tanto, pero lo cierto es que parecía tener un cierto poder hipnótico. Con bastante frecuencia, se subía por la biblioteca para alcanzar el estante conellibro de laimagenmisteriosa. Era el Minarete de Samarra en Irak, pero claro, ella no lo sabía porque no podía leer la referencia del libro. Lo cierto es que las otras fotos no tenían ninguna importancia al lado de esta imagen...
Años después, esta niña recibió un regalo que le encantó. Se trataba de un juguete con el que se podían dibujar círculos perfectos. Ya con unos 10 años, este juguete no sólo era su favorito, sino que pasaba todo el tiempo libre disponible dibujando estos círculos de perfecta simetría. Se convirtió casi en una obsesión, en los recreos en el colegio, al llegar a casa y en cualquier momento libre.
Hacía círculos en cada cuaderno,
Y en cada espacio en blanco disponible.
Ella los dibujaba y luego pacientemente los coloreaba...
Y los decoraba. Uma tarea perfecta para um introvertido...
Es como si sintiera la necesidad de hacerlo, y lo hizo por años. Hasta que un día simplemente dejó de sentir esa necesidad y fue abandonando, poco a poco su paciente tarea...
Esaniña, como muchos de ustedesyahabrán notado, era yo.
Y años después, ya en la universidad tuve el primer contacto con Jung y su teoría...
Y entonces entendí que el Minarete de Samarra, como estructura en espiral ascendente, es un símbolo del proceso de desarrollo psicológico y de la búsqueda de un centro integrador, y que cada uno de los círculos, como figuras simétricas a un centro, no son otra cosa que mandalas, símbolos de la psique y de la tendencia a la integración en el Self, que aparecen a lo largo de la historia de la humanidad como manifestaciones arquetípicas en diferentes culturas en diversos momentos y lugares.
He querido empezar este homenaje a Jung desde mi historia personal, que tiene que ver conlocolectivo, como todas nuestras historias, porque Jung nos dejóun legado que se relaciona con todos nosotros por elhecho de ser humanos. Esta no es uma presentaciónacadémicani teórica. He decidido no entrar em términos técnicos y nombrarsóloalgunos conceptos fundamentales. Este essólounpequeñohomenajepersonalal legado junguiano que quiero compartir com ustedes.Um homenaje a um hombre, que a partir de su sistemático autoanálisis y de laexperiencia com sus pacientes, nos dejó uma obra prolífica y grandes claridades sobre elfuncionmiento de nuestra psique. Um hombre que entendió que...
no tenemos ojos sino proyectores. Aunque esta parece ser una premisa demasiado difícil de entender para nuestras mentes occidentales y nos empeñamos en ver el afuera como una realidad independiente de nuestro mundo interior, Jung nos habla de una mirada simbólica de esa realidad, que está en íntima comunicación con nuestro interior.
Los alquimistas lo llamaron UnusMundus, es decir, como afuera es adentro, como adentro es afuera.
Desconocer esto nos hace espectadores pasivos de una película con la cual no tenemos nada que ver, desconociendo ese correlato interno. También en este sentido, Jung planteó que normalmente vemos en los otros lo que no somos capaces de ver en nosotros mismosy propuso el concepto de…
Sombra, para referirse a todos esos aspectos ocultos o inconscientes que no reconocemos como propios, aquello de lo que no nos sentimos orgullosos y que preferimos proyectar en otros para no confrontarlo.
Lo cierto es que esa sombra tiene mil caras, no siempre negativas, pero siempre incompatibles con nuestra imagen de nosotros mismos y por eso inconscientes.
A veces esa sombra aparece de maneras creativas, yendo en contra de lo establecido, superando limitaciones impuestas y sin sentido.Pero sean cuales sean nuestros contenidos sombríos, lo importante es reconocerlos para poder integrarlos.Jung dice claramente que lo que evitamos confrontar repetidamente, la vida se encarga de ponérnoslo al frente.
Pero además nos habló de la importancia de reconocernos como parte de una colectividad y que más allá de los referentes puramente personales tenemos referentes colectivos, comunes a todos por el hecho de ser humanos.Jung desarrolló su teoría de un inconsciente mucho más profundo que el inconsciente personal al que llamó (next)
Ese Inc. Colectivo sería una capa estructural de la psique humana que contiene toda la herencia espiritual de la evolución de la humanidad.Para Jung, no heredamos ideas específicas sino la potencialidad de desarrollarlas. Y en ese inconsciente colectivo se encuentran esas potencialidades de comportamiento a las que llamó…
arquetipos, que son los elementos estructurales y primordiales de la psique humana.
De esa forma, nuestra psique está expuesta a innumerables estímulos, imágenes y representaciones. Pero si miramos con atención, detrás de todos esos contenidos de la psique, individuales y culturales,
existe un arquetipo que le da forma (next)
Como ejemplo traigo al viejo sabio para mostrar sólo uno de los muchos arquetipos que conforman el inconsciente colectivo.
Pero entonces de qué se trata todo esto? Quiénes sómos realmente si estamos expuestos a influencias que van mucho más allá de la historia individual y los componentes culturales?Esta frase resume bien cómo veía Jung el problema de la colectividad, (next)
... Es decir, nos perdemos en lo colectivo y no llegamos a descubrir nuestra propia individualidad.
Quiero aquí recurrir a una cebolla para intentar verlo de una manera más simple.
Si nos comparamos con una cebolla vemos que en los anillos exteriores tenemos una influencia colectiva, inconsciente y siempre presente a través de los arquetipos. Pero si entramos un poco más, nos encontramos influencias culturales, un poco más próximas, algunas de ellas conscientes y, en todo caso inevitables, aunque con esto no quiero decir que sean necesariamente negativas. Lo cierto es que más allá de lo cultural está lo familiar, nuestro contexto más inmediato y que determina en gran parte nuestro desarrollo psicológico. Sólo llegando al centro encontramos lo realmente individual, quiénes sómos como seres únicos, más allá de todas las influencias externas. A ese camino de desarrollo psicológico jung lo llamó...
Precisamente por ser el proceso mediante el que buscamos ser individuos. No se trata de ser perfectos, ni de iluminarnos, sino de llegar a tenerun alto nivel de familiaridadconlos diferentes elementos de nuestrapropia psique, de manera que podamos usarlos como “aliados” enlas diferentes situaciones de la vida. Unnivel de autoconocimiento que, según Jung, esunproceso que llevala vida entera y que no tieneun final definitivo, ya que la psique esinabarcable y siempretendremos elementos por integrar.
Como lo dijo el próprio Jung: Individuação significa convertirse en un ser único,
em la medida en que por ' individualidad'
entendemos nuestrasingularidad más
íntima, última e incomparable.
La meta de este proceso de individuación es la síntesis en el Sí Mismo o el Self, el arquetipo central, el organizador de la psique, hacia donde tiende la integración. (next)
Y es que de eso se trata toda la propuesta junguiana, que se resume en la integración de los opuestos: consciente e inconsciente, masculino y femenino, entre muchos otros.
Siendo fundamental la idea de que existe una constante dinámica de la psique que tiende al equilibrio
y a la integración.Ésta, por supuesto, es sólo una mirada muy rápida y superficial del modelo de psique que Jung nos dejó. Un modelo en el que encuentro enorme sentido, no sólo teórico sino práctico, porque es coherente con mi manera de ver el mundo.
Todo junguiano tiene una historia personal que explica cómo o por qué llegó a Jung, esta presentación muestra parte de la mía, y es mi homenaje personal a Jung, en los 50 años de su muerte. Un agradecimiento por un legado que no se queda solamente en la teoría o en la práctica de la psicología clínica, un legado que tiene que ver con todos, una mirada simbólica de lo que llamamos “realidad”, un legado para todos los días.Por eso no quiero terminar sin dos reflexiones que quiero compartir con ustedes:
Personalmente creo firmemente en que el enfoque clínico de un terapeuta no puede ser impuesto y debe surgir de una coherencia con su propia historia y su manera de ver el mundo.
Creo firmemente en la necesidad de que los analistas, sea cual sea su enfoque, sean coherentes con la línea que practican. Porque finalmente eso es lo que va a permitir tener un vínculo genuino con los pacientes para acompañarlos en su proceso. En esa coherencia está la posibilidad de un verdadero diálogo e intercambio entre paciente y analista y la posibilidad de cura.
Por otra parte, y trayendo todo esto a nuestra realidad, me parece que en un país tan polarizadocomo Colombia, donde los buenos son buenos porque odian a determinados personajes, grupos o tendencias políticas, es decir, donde entramos en esa extraña lógica en la que odiar nos hace ser de “los buenos”,
me parece urgente la necesidad de la búsqueda de un equilibrio. Desde la perspectiva del UnusMundus, el cambio no se da afuera si no hay una transformación interna y mientras no generemos esta transformación interna, a nivel individual en primer lugar, no habrá un cambio colectivo. Hay que empezar por cada uno de nosotros, la verdad no veo otra salida.