20. “NO TODOS, PERO SÍ MUCHOS…”
¿A dónde vamos a parar?
Ya es hora no sólo de gritar: ¡basta!, sino de empezar a autocorregirnos o dejarnos
corregir porque, en la ley natural del hombre, los adultos nos hacemos débiles y los
jóvenes cada vez más fuertes; entonces, estamos obligados a educarlos en todo
aquello que nos permita hacerlos saber, experimentar y entender que su fuerza no se
siga inclinando hacia la degradación humana tras la imitación de quienes no valen la
pena ser oídos, ni vistos ni mencionados.
Hay que ponerle fin a “No todos, pero SÏ muchos” en cuanto cualquier mal que
vaya en aumento.