Este documento presenta la liturgia de una celebración comunitaria del sacramento de la reconciliación. Incluye oraciones, lecturas bíblicas, un examen de conciencia y la confesión individual y absolución de los pecados. El objetivo es que los fieles reconozcan su naturaleza pecaminosa pero también la misericordia de Dios, y reciban el perdón para celebrar la Pascua con un corazón renovado.
1. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DEL
SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
CANTO DE ENTRADA:
Sí, me levantaré.
Volveré junto a mi Padre.
1. A ti, Señor, elevo mi alma,
Tú eres mi Dios y mi Salvador.
2. Mira mi angustia, mira mi pena,
dame la gracia de tu perdón.
3. Mi corazón busca tu rostro;
oye mi voz, Señor, ten piedad.
4. A ti, Señor, te invoco y te llamo:
Tú eres mi Roca, oye mi voz.
SALUDO DEL PRESIDENTE
+En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Hermanas y hermanos: nuestro recorrido cuaresmal, en el camino hacia la Pascua, va
cumpliéndose, o (está llegando a su término). Pero, antes de que finalice, necesitamos
reforzar nuestra experiencia de conversión celebrando el perdón que nos llega de Dios y
de los hermanos.
Hoy vamos a reconocer nuestra realidad pecadora, limitada, débil. Pero también
vamos a recordar, con fe, a Jesús en la cruz, y, vamos a pedirle la gracia de la conversión.
Sólo Él nos puede perdonar como perdona Dios. Sólo Él puede crear en nosotros un
corazón nuevo con el que celebrar la Pascua en espíritu y verdad.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que eres justo y clemente con quienes te invocan.
Tú conoces nuestros pecados y nuestras injusticias;
Tú sabes también la disposición que tenemos para cambiar,
pues conoces nuestros buenos deseos.
Escucha nuestra oración y danos la gracia de volver a Ti,
por medio de una conversión y reconciliación sinceras.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos 12,921
El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándoos a lo bueno. 10 Sed afectuosos unos con
otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros; 11 no seáis perezosos en lo que
requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, 12 gozándoos en la esperanza,
perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, 13 contribuyendo para las necesidades de los
santos, practicando la hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no
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2. maldigáis. 15 Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran. 16 Tened el mismo sentir unos
con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios
en vuestra propia opinión. 17 Nunca paguéis a nadie mal por mal. Respetad lo bueno delante de todos
los hombres. 18 Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los
hombres. 19 Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque
escrito está: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE, dice el Señor. 20 PERO SI TU ENEMIGO TIENE
HAMBRE, DALE DE COMER; Y SI TIENE SED, DALE DE BEBER, PORQUE HACIENDO ESTO,
CARBONES ENCENDIDOS AMONTONARAS SOBRE SU CABEZA. 21 No seas vencido por el mal,
sino vence con el bien el mal.
SALM O RESPONSORIAL 71 (Cantado)
Tu reino es vida, tu reino es verdad;
tu reino es justicia, tu reino es paz;
tu reino es gracia, tu reino es amor:
venga a nosotros tu reino, Señor;
venga a nosotros tu reino, Señor.
Dios mío, da tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud;
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan la paz,
que los collados traigan la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
que socorra a los hijos del pobre;
que él defienda a los humildes del pueblo
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como rocío que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Tu palabra me da vida confío en Ti Señor
Tu palabra es eterna, en ella esperaré.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas, 6, 27-28-31-38
En aquel tiempo Jesús dijo: Amad a vuestros enemigos y portaos bien con los que os
odian.
Bendecid a los que os maldicen y orad por los que os injurian. Portaos con los demás
como queréis que los demás se porten con vosotros. Porque si solamente amáis a los que
os aman, ¿cuál es vuestro mérito? ¡También los malos aman a los que les aman a ellos! Y
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3. si solamente os portáis bien con quienes se portan bien con vosotros, ¿cuál es vuestro
mérito? ¡Esto también lo hacen los malos!.
Vosotros, por el contrario, amad a vuestros enemigos, portaos siempre bien y prestad sin
esperar nada a cambio. De este modo tendréis una gran recompensa y seréis hijos del Dios
Altísimo, que es bondadoso incluso con los desagradecidos y los malos. Sed compasivos,
como también vuestro Padre es compasivo.
No juzguéis a nadie, y tampoco Dios os juzgará a vosotros. No condenéis a nadie, y
tampoco Dios os condenara a vosotros. Perdonad, y Dios os perdonara. Dad, y Dios os
dará: él llenara hasta los bordes vuestra bolsa. Os medirá con la misma medida con que
vosotros midáis a los demás.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
EXAMEN DE CONCIENCIA
[El texto que viene a continuación es puramente orientativo.]
Celebrante:
Queremos ahora revisar nuestra vida, renovar nuestra justicia y pedir perdón,
celebrando así la misericordia de Dios.
Siempre, al rezar el “YO CONFIESO” pedimos perdón diciendo: “PORQUE HE
PECADO MUCHO DE PENSAMIENTO, PALABRA, OBRA Y OMISIÓN”, pero
quizá nunca nos detenemos un poco a pensar en lo que estamos diciendo.
He pecado mucho de pensamiento
· Nuestra mente siempre está trabajando, pero depende de nosotros si tenemos
pensamientos creativos u ociosos...
· ¿Cuántas veces pensamos una cosa pero decimos o hacemos otra...?
· ¿Cuántas veces, con el pensamiento, ofendemos a Dios y al prójimo, aunque
externamente no aparentemos nada...?
· ¿Cuántas veces juzgamos mal al prójimo pobre, indigente, inmigrante, excluido?
· ¿Cuántas veces perdemos el tiempo por estar pensando en tantas cosas que no nos
llevan a nada bueno, sino que por el contrario, nos incitan al mal...?
Por eso, pensemos en silencio para sentir verdadero arrepentimiento y poder decir con
todo el corazón:
[Silencio de reflexión...]
He pecado mucho de palabra
· Pensemos en las malas palabras, dichas, sobre todo, con coraje y odio, con el fin de
insultar o herir a los demás...
· Pensemos en las críticas, las murmuraciones y el juicio destructivo que hacemos de
nuestro prójimo...
· Pensemos en las veces que nos rebelamos contra Dios y hablamos mal de Él, o
incluso llegamos a blasfemar...
· Pensemos en tantas conversaciones inútiles…
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4. · Pensemos en las mentiras y en las excusas que inventamos…
En fin, pensemos en silencio en todo lo que pecamos a través de nuestras palabras, para
sentir verdadero arrepentimiento y decir con todo el corazón:
[Silencio de reflexión...]
He pecado mucho de obra
Todas nuestras obras que van en contra del amor a Dios, y del amor y la justicia al
prójimo, son los pecados que tenemos que reconocer, para arrepentirnos.
· Las envidias y los egoísmos...
· El rencor y la venganza...
· El no cumplir con nuestras obligaciones como esposos, padres, hijos o hermanos...
· Las infidelidades a los compromisos propios del estado de vida…
· El no querer trabajar o estudiar o hacerlo a medias...
· El no cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos, no ejerciendo nuestros
derechos ni buscando verdaderamente el bien común...
· El no cumplir nuestras obligaciones como cristianos y cristianas…
· En fin, todas nuestras obras contra la justicia, contra la caridad, contra la castidad...
· Tantas y tantas cosas que hacemos y ofenden a Dios y a nuestros hermanos...
Por eso, entremos en nuestra conciencia, revisemos nuestras actitudes y nuestros hechos,
para arrepentirnos y decir con todo el corazón:
[Silencio de reflexión...]
He pecado mucho de omisión
“Yo no mato, ni robo, ni le hago mal a nadie...” solemos decir. Pero debemos también
preguntarnos: “Y el bien que pude haber hecho... ¿por qué no lo hice?”.
· Esa palabra de aliento que no dije...
· Ese consejo que no di por vergüenza o por miedo...
· Esa vez que me callé y no defendí a alguien ante una situación de injusticia...
· Esas veces que no quise comprender a los demás, ni escucharlos, ni ayudarlos...
· Esas buenas obras que dejé de hacer por comodidad...
· Ese buen ejemplo que no di...
· Todas esas veces que “pude” pero “no quise”...
Pensemos, pues, muy en serio, en todo el bien que hemos dejado de hacer, pues ese es el
grave pecado de OMISIÓN... Sintamos un verdadero arrepentimiento y digamos con todo
nuestro corazón:
[Silencio de reflexión…]
[Se invita a todos a ponerse de pie]
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5. CONFESIÓN GENERAL
Celebrante:
Antes de pedir perdón de forma individual por nuestros pecados personales, pidamos
ahora comunitariamente, como asamblea cristiana perdón a Dios
Sac: Oremos como el mismo Jesús nos ha enseñado:
Padre nuestro… (o bien YO CONFIESO)
CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN INDIVIDUAL (Música gregoriana)
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Y BENDICIÓN
El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Señor, que tu pueblo reciba los frutos
de tu generosa bendición
para que, libre de todo pecado,
logre alcanzar los bienes que desea.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
Y que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros
y os acompañe siempre.
Canto Final: Victòria tu reinaràs,..
El Señor ha perdonado vuestros pecados. Podéis ir en paz.
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