Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
La guanga boletin cultural de samaniego
1. “Rana, símbolo de la fertilidad.
Dicen las abuelas: “si escuchas el croar
La Guanga
de una rana es porque pronto lloverá” .
Boletín Cultural
Junio, 2011. N0 2.
La proyección social de la Facultad de educación de la Universidad de Nariño busca visua-
lizar la producción investigadora de sus estudiantes y egresados; con este propósito valora
las experiencias sociales y académicas de los profesionales de la educación y promociona la
publicación de propuestas con carácter literario.
En la segunda entrega del boletín la Guanga, se reafirma la idea de dar a conocer las diversas
manifestaciones culturales que expresan los imaginarios colectivos de nuestra comunidad.
Escribanos a: bolaguanga@gmail.com
2. Poesía
EL TRAPICHE
La aurora con sus tintes opalinos
levanta tras la sierra su pestaña,
en tanto que los rudos campesinos
en el trapiche muelen verde caña.
La caña se deshebra, el dulce jugo Historias de vida
burbujeando se lanza en el sendero;
y a los bueyes sujetos en el yugo MANUEL JESUS OBANDO
el lomo le sacude el indio arriero. ENTRE EL FUEGO Y LA NOCHE.
El campesino canta en la labranza Nació el 06 de Enero de 1948 en Samaniego,
y el curillo en el fondo del paisaje, Nariño. Es el cuarto de seis hermanos quie-
en su arpegio preludia una esperanza. nes crecieron juntos.
Sus estudios los realizó en la Escuela San
Y en la rural faena, con gemidos Luis Gonzaga. Por los escasos recursos
hilvana en el trapiche su engranaje, económicos de su familia sólo estudió has-
un mundo de recuerdos, siempre idos... ta segundo de primaria. Recuerda que sus
profesores eran demasiado estrictos y que
Luis Eraso Otero los fuetiaban frecuentemente. Dice “que por
esto aprendieron bastante en poco tiempo”.
SÍMIL En su niñez le gustaba practicar el fútbol. Te-
nía trece años cuando dejó sus estudios para
empezar a trabajar. Nos cuenta don Manuel
Cuando se es rastrero, “que cuando era niño le gustaba ir a los tra-
la nobleza no se alcanza piches a mirar los diferentes trabajos” así fue
bañándose en loción, como él aprendió el oficio que hoy desempeña.
los perfumes, jamás
convierten en luz Antonio Obando, su padre, era jornalero y su
madre Victoria Melo, se dedicaba al cuidado
la noche eterna del alma de sus hijos y a los oficios de su casa. No te-
nían vivienda propia por lo cual vivieron en
Euler Pabón muchos lugares. Vivieron en el sector urbano,
de allí pasaron a la vereda La Floresta, luego
a la vereda el Guadual y por último a la vere-
Poesía
da San Juan donde actualmente viven.
3. Manuel Jesús Obando Melo, en su juventud
vivió en la vereda Guadual. En ese entonces
Historias
Por su trabajo a conseguido muchas amis-
tades. Comenta que sus patrones siempre lo
su hermano mayor ya se había ido de la casa han tratado bien por su manera de ser, pero
y de él nunca más supieron nada. Recuerda con algunos de sus compañeros si ha tenido
que, en aquel tiempo, Samaniego era mucho algunos disgustos los cuales no han pasado a
menos poblado que en la actualidad, sólo mayores problemas.
existían las vías principales y casi no había
carros por lo cual todos se desplazaban a pie Don Manuel nos cuenta que el día domingo
o a caballo. en horas de la tarde debe presentarse en el
sitio de trabajo, por que debe limpiar las pai-
Manuel Obando está pendiente del horno del las y el horno para luego iniciar su labor.
trapiche, ya que con bagazo seco debe man-
tener llama permanente pues debe alcanzar En su lugar de trabajo, en las pocas horas de
aproximadamente mil grados de temperatura. descanso duerme en el bagazo soportando la
compañía de toda clase de bichos que allí ha-
Cuando inició a trabajar en los trapiches, a bitan, y duerme al aire libre utilizando solo
la edad de quince años, ganaba Mil Quinien- una delgada cobija para protegerse del frio.
tos Pesos a la semana, con esto ayudaba a su
madre para el sustento diario y para algu- Don Manuel Obando comenta que nunca ha
nos gastos personales puesto que su padre recibido beneficio alguno por parte de los
había fallecido. movimientos políticos a pesar de que siem-
pre participa del proceso electoral.
Cuenta que en esa época usaban ruana, som-
brero y alpargatas de cabuya y las fiestas Actualmente vive en la vereda San Juan, tiene
eran amenizadas con música de cuerda. vivienda propia, dice que está tranquilo, sin
problemas y da gracias a Dios por que hasta
Cuando empezó a trabajar no había luz el momento no ha tenido problemas de salud.
eléctrica, condición que lo obligaba a uti- Piensa seguir en su difícil trabajo mientras lo
lizar mecheros de petróleo. Su horario de pueda desempeñar.
trabajo siempre ha sido en la noche, los cin-
co días de la semana. Don Manuel ha traba- La mayor parte de su vida la ha pasado entre
jado en todos los trapiches de Samaniego y el fuego y la noche.…
nunca ha sufrido accidentes a pesar de que
su trabajo presenta peligro constante. Ac- Sandra Milena Vállejos y compañeros de Bachillerato
tualmente gana ciento treinta mil pesos a
la semana con lo que le alcanza para gastos
varios y alimentación. DON LUIS
Su madre falleció en el año dos mil, desde
entonces vive solo. En sus tiempos libres se
Cuando era niño Luis Andrade vivía con
reúne con sus amigos y se van de paseo. Le sus abuelos. Con apenas diez años inicia
gusta jugar sapo y tomar cerveza, también le el recorrido por varios lugares de nues-
gusta escuchar música popular y vallenato. tro país, entre ellos: San Juan de Uraba,
Neiva, Cali y Buga.
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4. En su trabajo de compra y venta de chata-
rra se encuentra desde una lata de atún hasta
fundiciones. Tiene clasificados precios y gru-
pos de chatarra, así: Chatarra común $100 el
kilo; fundición $200 el kilo; acero y aluminio
$1000 por kilo; lata de cerveza $2000 el kilo;
bronce $4000 y cobre $6500 el kilo.
Pero como todo negocio tiene sus altibajos,
dice que en ocasiones ha visto como se pier-
de su inversión y el tiempo dedicado.
Al entrar en su lugar de trabajo se encuentra
variedad de chatarra. Nos cuenta que todo
lo que allí tiene lo compra en las veredas de
En estos lugares realizó varios oficios como nuestro municipio y en municipios vecinos
cosechar café, cortar y empacar banano. El a Samaniego.
Putumayo fue el último lugar en su reco-
rrido antes de regresar a su pueblo natal Ya para terminar, dice don Luis que tiene que
Samaniego. conformarse con lo que haya porque es muy
difícil encontrar trabajo a sus sesenta y cuatro
Don Luis nos contó que a sus veinticinco años años y que sus obligaciones no dan espera.
se casó con la señora Dora Elvira Benavides.
De esa relación nacen sus ocho hijos: Omaira, Nilbia Chamorro y compañeros de Bachillerato
Cleotilde, Oswaldo, Vicente, Edison, Alexan-
der, Ernesto y Luis Andrade Benavides.
Lugares
Después de organizarse y vivir tranquilo con
su familia en la Dorada Putumayo, soporta
en carne propia la violencia que en aquellos LOS POZOS DE SAL
días asolaba a ese departamento, es entonces
cuando regresa a Samaniego en condición La vereda El Salado, está ubicada a 6 kilóme-
de desplazado con la esperanza de encontrar tros del sector Urbano de Samaniego por la
un poco de bienestar para él y su familia, de vía que conduce a la población de Ancuya.
allí en adelante se dedica a la recolección de
chatarra. Ya son nueve años que lleva tra- Los primeros habitantes de esta vereda con-
bajando o negociando, como él dice. sumían el agua de yacimientos y quebradas
que la llevaban hasta sus casas en puros y
Don Luis nos cuenta que en los primeros galones de plástico, recipientes que eran tras-
años el negocio era bueno puesto que había portados en igras o canastos sobre la espalda
poca competencia pero que con el paso del o a la cabeza. El tiempo que tardaban desde
Lugares
tiempo aparecieron empresas y nuevas leyes sus casas era aproximadamente de veinte a
que perjudicaron su negocio. treinta minutos y como si esto fuera poco, la
5. Narracionesrias
ropa la llevaban a lavar en la quebrada. Fue
por estos motivos que el señor Gustavo Bas-
tidas, siendo integrante de la junta de acción
comunal, propuso a los demás compañeros
que gestionaran el proyecto del acueducto
con la Gobernación, obra que se logró con la
ayuda y la unión de toda la comunidad.
Algunas personas que han vivido bastan-
te tiempo en El Salado, nos contaron que la
gente visitaba frecuentemente los pozos de
sal, los cuales se encuentran hasta hoy en la
vereda, porque creían que el agua contenía
propiedades medicinales. Otros menos crédu-
los y más prácticos llevaban el agua a coci-
nar, hacían que ésta se consumiera y de esa Narraciones
forma sacaban la sal para el consumo diario.
También venían con sus animales para darles
a beber de estas aguas. LA MUJER ENCANTADA
El primer dueño del terreno en donde exis- Cuentan que pasada la media noche, en el
ten los pozos de sal fue el señor Justo Rosero punto llamado Alto del Trapiche, aparecía
Delgado y por herencia le dejó a su hijo Ju- una esbelta mujer vestida de negro, con una
vencio Rosero. capa resplandeciente y una cabellera que le
llegaba a la cintura.
Los mayores dicen que a quien pasaba cerca
Un habitante del sector, Don Víctor, espo-
a los pozos de sal se le aparecía un fantasma
so de Mireya, bajó al pueblo a realizar sus
muy parecido a una sombra de gran tama-
actividades pendientes, y se demoró hasta la
ño y también, que por esos lados rondaba el
noche. A las 11 y 30 pm, salió de Samanie-
duende, que siempre perseguía a las mujeres
go en su bicicleta. El recorrido era tranquilo
bonitas. El fantasma de color negro, se les aunque la noche estaba misteriosa y las es-
presentaba a los hombres en forma de una trellas eran fulgurantes.
mujer muy hermosa y los llevaba por las pe-
ñas y cuevas. Después de un rato se daban Tranquilamente pasó por el Barrio la Coli-
cuenta que estaban entundados. na, luego por la vereda Santa Catalina, pero
cuando estuvo cerca al lugar donde empie-
¿Y los difuntos?. A estos se los trasladaba za el camino sintió un frio espeluznante, un
hasta la población de Samaniego en cha- aire pesado.
canas de palo amarrada con guascas, de la
misma manera en que se transportaba a los El miedo y la desconfianza se apoderaron de
enfermos. su ser. Llegó al punto indicado, sintió que una
mirada penetrante lo abordaba y él por atrac-
Ester Cecilia Rodríguez y compañeros de Bachillerato ción devolvió la mirada y observó a la men-
5
6. cionada “Mujer encantada”, que lo miraba con azotaban fuertes ráfagas de viento. Nos de-
ojos de seducción. Se incorporó y ella caminó tuvimos unos minutos para admirar, desde
hacia él. Mientras se le acercaba, miró que te- la altura, el espectacular paisaje. Continua-
nía su cara esquelética, unos dientes grandes, mos nuestro recorrido por el lado opuesto de
largos y su cabellera no era más que una lar- la cordillera.
ga y espesa estopa blanca, tétrica, semejante a
una medusa. Lo quiso tocar y a pesar del mie- Descendiendo por un camino de charcos y
do que sentía, empezó a balbucear una corta barro nos adentramos en la zona montañosa.
oración de protección que le enseñó su padre. Percibíamos su frescura y humedad y sen-
Como pudo oró y sin pensar más que en huir, tíamos las pequeñas gotas de agua que nos
pedaleó su bicicleta con todo su ímpetu, ella caían desde las hojas altas de los árboles.
lo dejó partir y soltó una carcajada ensorde- Encontramos tucanes y pájaros carpinte-
cedora. ros que eran las aves que identificábamos, y
pajaritos pequeños de varios colores de los
Llegó Don Víctor a su casa, asustado y tem- que no conocíamos sus nombres. También
bloroso y se tendió en su cama. No podía ha- encontramos árboles de incienso, motilón,
bar, su mujer mirando su estado le roció agua caucho, helecho grande y el colorido mayo.
bendita y lo sahumó con palo santo, así poco a Después de caminar aproximadamente 20
poco le fue pasando el susto. Su compañera le minutos, llegamos a la cabecera de un potre-
preguntó y él narró el suceso. Al día siguiente ro, al que se lo conocía como el potrero del
contaron aquella experiencia a sus vecinos y medio. Lo miramos en toda su extensión y
estos con temor escuchaban y a veces con in- en un pequeño plan divisamos vacas, bueyes,
credulidad a pesar de que Don Víctor se hacia caballos, yeguas y potros. Era la finca Santa
las cruces por tan escalofriante experiencia. bárbara.
“Pero ya saben que ella espera la media no- La razón de nuestro viaje era dar sal al ga-
che. En noches tranquilas ó turbulentas, es- nado. Para llevar la sal se utilizaban hojas
panta a cualquier transeúnte despistado que de calabaza. Se cogía un puñado de sal y se
aparezca en la vía.” lo colocaba en las hojas, estas se envolvían
formando bolas medianas y se amarraban
Angela Cajiao Meneses. Fuente oral: Marleny Ibarra con cintas angostas de látigo, que es la en-
voltura del tallo del plátano. Una bola era
un bocado para cada animal y la sal, era su
EL DUENDE DE LAS TRENZAS comida favorita.
Como era la costumbre, en el campo, sali- Llegamos al lugar de reunión y descanso
mos de nuestra casa a las seis de la mañana. de los animales pero ya estaban solamente
Cada uno llevábamos nuestro avío. Ascendi- las vacas, los bueyes y toros. Estos guarda-
mos por un camino angosto que en lo alto ban cierta distancia con nosotros pues eran
de la loma no se lo miraba por estar entre animales ariscos. Debíamos colocar las bolas
matorrales y árboles. El ascenso era difícil. de sal sobre el pasto y alejarnos para que las
Narraciones
Caminamos unos 50 minutos y llegamos coman. A veces había ataques entre ellos por
a la cima de la cordillera. Hacía frío y nos apropiarse de una bola más. Los bueyes eran
7. más agresivos tal vez por su condición de ma-
chos dominantes. Nosotros debíamos estar
Pintura
VIENE DEL SUR
alerta y a prudente distancia Cada mañana desde hace algunos días, hoy es
el noveno; una mujer de los andes nariñenses
Los caballos, yeguas y potros, se mostra- corre tras la ventolera que viene desde el sur
ban nerviosos y con sus colas levantadas, para atrapar el viento con las manos. Cuando
en manada, corrían en diversas direcciones. por fin lo logra, guarda un poco en su puro y
Su comportamiento era como si estuvieran lo lleva a su casa. Allí, sentada junto a la cama,
en un estado casi salvaje. Si alguien llega- lo agita primero, retira lentamente el tapón;
ba al potrero se alejaban lo que más podían toma una indefinible cantidad en su boca y lo
pues mirar a una persona era como mirar deposita en los labios de su niña.
al mismo diablo. Su dueño no se interesaba
por capturar y domar siquiera a un potro Geovanny Melo
ya que ésta labor implicaba tiempo y el tra-
bajo de varias personas. Ante ese estado de
abandono, algunos animales estaban flacos y Pintura
con una crin muy larga. Lo insólito era que
a varios caballos y yeguas les habían hecho EL VIEJITO RECICLADOR
trenzas en la nuca y en la cola. ¿Quién logra-
ba la proeza de cogerlos sólo para hacerles
trenzas?. Quién iba hasta ese lugar aislado e
inhabitado a realizar esta difícil tarea?. Era
un hecho muy raro e inexplicable.
Es posible que para las bestias los seres hu-
manos tuvieran algún parecido con el ser
inmaterial que les hacía las trenzas, por eso
mirar a un ser humano era como mirar al
mismo diablo.
Cumplida la misión, regresamos. Llegamos
a casa cuando la cordillera ya ocultaba al sol
en el occidente y explicamos lo sucedido. Un
campesino que había terminado su jornada,
mientras descansaba, con tono pausado dijo:
-El duende es el que hace eso-
Cardemio Ramón Alvarez Alvarez
Ricardo A. Sánchez Pabón
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